Esta reflexión la hace un sacerdote colombiano comprometido con la Iglesia de los pobres en un suburbio de Medellín y ayuda a entender y profundizar en el sentido de la carta: ¿vamos al abismo o caímos en el abismo ya en el año 280?
A todos nosotros nos gustaría que la Iglesia fuese joven, fuerte, vigorosa, audaz, imaginativa, primaveral, atractiva… pero la encontramos cansada, agobiada, silenciosa, como temerosa, casi muda.
Nos parece vieja, anciana, a veces casi tememos que tenga Alzeheimer: recuerda el pasado, lo repite, pero parece que el presente se le […]
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