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El apartheid en Palestina

Antes de leer este último post publicado en mi blog, tal vez convendría leer el excelente texto del periodista catalán Joan Cañete Bayle, que suscribo plenamente, titulado Dejar en paz la paz. En ATRIO se insiste en que el viaje que realizará el papa Francisco a Palestina e Israel será una prueba para ver si es auténtico y libre en su denuncia de las injusticias, aunque no coincida con la estrategia de EEUU, que busca una paz injusta. Por eso conviene seguir este crudo y certero análisis del peligro que se cierne sobre la causa palestina si Kerry e Israel consiguen que los dirigentes palestinos firmen un “acuerdo transitorio”.

Sobre negociaciones y alta traición: la ‘paz’ entre Israel y Palestina

por Susan Abulhawa*.Traducción: María Landi

susanNada bueno para la causa palestina puede salir de las conversaciones en curso en Medio Oriente. Peor aún, es probable que le hagan mucho daño. Estas negociaciones amenazan destruir años de esfuerzos de la sociedad civil palestina y sus aliados en todo el mundo, que han estado trabajando incansablemente por una paz justa; un trabajo realizado principalmente a través de campañas globales de resistencia noviolenta tales como la campaña de Boicot, Desinversión y Sanciones (BDS), el Tribunal Russell, e infinidad de protestas populares locales e internacionales, entre otras acciones.

Lo que estamos escuchando ahora es que el Secretario de Estado norteamericano John Kerry ha presentado a las dos partes un acuerdo transitorio que “servirá como marco para continuar las negociaciones hacia un acuerdo definitivo”. El “acuerdo sobre el estatuto final” se basaría en “las fronteras de 1967”. A los palestinos se les está exigiendo concesiones concretas con profundas implicaciones, pero no a Israel, que está “negociando” sobre territorio, derechos y recursos que les pertenecen a las y los palestinos.

Mucha de esta retórica resulta familiar, ya que es reciclada de los fallidos Acuerdos de Oslo, donde se alcanzó un acuerdo arrancando concesiones permanentes a los palestinos a cambio de promesas de reciprocidad israelí que nunca se materializaron. Así, a los palestinos se les está vendiendo ahora la misma mentira que compraron 20 años atrás. Esta vez, las concesiones exigidas a los palestinos significan una completa renuncia a nuestros derechos como pueblo originario, a cambio de las mismas promesas vacías y de monedas de la Unión Europea y EEUU para mantener el status quo por un tiempo más; el tiempo suficiente para alterar el paisaje de forma permanente y completar la ingeniería social, política y económica tendiente a sumir al pueblo palestino en una total impotencia, a fin de que las profundas divisiones, la corrupción y la dependencia impidan la emergencia de una resistencia organizada y de impacto.

  • Verdades conocidas

Los detalles del acuerdo, nos dicen, “están siendo discutidos entre las partes”. Pero he aquí algunas certezas: este acuerdo no llevará a la autodeterminación palestina. Un Estado palestino viable con continuidad territorial seguirá siendo imposible, dadas las alteraciones físicas del paisaje que Israel ha hecho a través de su rapaz robo de tierras, de la colonización y judaización de Jerusalén y de vastas partes de Cisjordania. Israel no frenará la construcción de colonias ilegales, aun si lo hace temporalmente. Los palestinos no tendrán control sobre su espacio aéreo, sus recursos naturales (el agua, el recién descubierto petróleo), sus fronteras o su economía. Las carreteras, viviendas y autobuses segregados seguirán existiendo.

La demolición de casas palestinas continuará. El sitio a Gaza también, y quizás se acentúe aún más. El muro de separación seguirá allí con torres de vigilancia y francotiradores. Israel seguirá bombardeando nuestro mundo cuando le plazca. Seguirá haciendo redadas nocturnas y seguirá aterrorizando a nuestros niños. La detención administrativa seguirá siendo el precio por seguir viviendo para la juventud palestina. Nuestra Jerusalén, a poquitos kilómetros, seguirá estando tan lejana como la luna para la mayoría de las y los palestinos. Israel seguirá importando judíos de todas partes del mundo y asentándolos en nuestra tierra robada, donde empuñarán las armas contra la población palestina nativa.

Los incentivos ofrecidos a los palestinos en las actuales conversaciones son tan insignificantes que sugieren que la Autoridad Palestina aceptará fondos a costa de la libertad. Se habla de un “paquete económico sin precedentes” y otras “concesiones”, todo lo cual implica una anestesia temporal. Y por otro lado, Israel probablemente obtendrá la bendición palestina para robar el Valle del Jordán, la tierra más fértil de Cisjordania, y para controlar las vidas y recursos palestinos en forma permanente.

También se dice que podría dar mayor impulso a sus objetivos demográficos racistas -promovidos por su ministro de Relaciones Exteriores Avigdor Lieberman y por Henry Kissinger, consultor de WINEP-, transfiriendo una gran proporción de sus indeseables ciudadanos no judíos al control palestino. Pero eso es apenas el condimento. Sus objetivos inmediatos son de dos tipos: asestar un duro golpe a la creciente solidaridad con Palestina y al boicot a Israel, y finalmente ganar legitimidad como un Estado racista.

  • El efecto BDS

La campaña BDS, lanzada en 2005 por la sociedad civil palestina como una estrategia noviolenta para liberarse –humana y colectivamente- de la colonización y el apartheid israelíes, se ha ido expandiendo en la cultura dominante, prometiendo acciones globales a una escala similar a la que ayudó a terminar con el apartheid en Sudáfrica. Yo creo que el movimiento popular de BDS (incluyendo todas las acciones afines) es el principal factor que hoy día está motivando a Israel a buscar algún tipo de acuerdo con los palestinos.

Israel está entrando en pánico, y con razón, porque su poder reside sólo en el ámbito de los gobiernos y las élites corporativas. Israel no tiene defensa alguna contra una movilización masiva que reclama justicia y derechos humanos fundamentales. Ese fue el caso precisamente a finales de los 80, cuando la primera intifada captó la simpatía popular en todo el mundo. Incluso antes de la comunicación de masas y la información instantánea, las imágenes de niños palestinos enfrentando con piedras a tanques y soldados fuertemente armados empezaron a calar en la consciencia mundial, cuestionando la imagen de Israel como víctima, a pesar de sus afanosas campañas de relaciones públicas y hasbara.

Así, Israel, junto con EEUU, orquestaron la Conferencia de Madrid, seguida de los Acuerdos de Oslo. A pesar de que los palestinos hicieron el doloroso sacrificio de renunciar al 78% de la Palestina histórica, aceptando establecer un Estado en apenas el 22% de nuestro suelo patrio, Israel continuó actuando de mala fe, escalando sus proyectos de colonización y limpieza étnica; así creó “hechos consumados” que actualmente impiden cualquier materialización significativa de un Estado palestino tal como fue concebido en los Acuerdos de Oslo.

La “diplomacia” de Oslo no sólo consolidó el territorio que Israel se apropió mediante el terror y la guerra en 1948, y no sólo creó una nueva línea de base desde la cual expandir la empresa colonizadora israelí: también neutralizó efectivamente el único poder real que teníamos –la movilización popular- y nos quebró la espalda al darnos falsas esperanzas de que la liberación estaba a la vuelta de la esquina. A cambio, tenemos una ilusión de auto-gobierno: un contingente de “líderes” electos de por vida que ayudaron a convertir a nuestro orgulloso pueblo en una nación de mendigos que dependen de la ayuda internacional para su sustento. Vimos aumentar la colonización de nuestras tierras, que ahora son de exclusivo dominio judío. Y tenemos una fuerza de policía palestina bien entrenada que, lejos de proteger a su pueblo, colabora con Israel en reprimir la legítima resistencia contra la tiranía.

Estamos ahora en una situación semejante a la que estábamos a finales de los 80. Después de años de lucha, organización y activismo, la resistencia palestina nuevamente ha captado la simpatía popular de la sociedad civil en todo el mundo: académicos, activistas, religiosas, intelectuales, artistas, sindicalistas, universidades, ayuntamientos, iglesias y muchas personas e instituciones conscientes se están movilizando en solidaridad con las reivindicaciones palestinas por derechos humanos básicos, y para exigir que Israel rinda cuentas por sus crímenes sistemáticos e implacables contra el pueblo indígena palestino.

  • Alta traición

Como Israel no tiene ningún argumento legítimo contra las demandas palestinas por sus derechos básicos, está buscando acabar con el BDS como hizo con la primera intifada –ambos, movimientos populares de resistencia noviolenta-, reciclando la charada de las negociaciones. Y aunque el pueblo palestino no puede ser engañado de nuevo, el riesgo es que estos acuerdos provisionales puedan engañar a nuestros aliados de la solidaridad internacional.

Así, la apuesta de Israel es ahora mucho mayor. Limitar la expansión del BDS en realidad podría ser un mero consuelo. El verdadero premio para la ideología sionista imperialista y de supremacía es el reconocimiento palestino de Israel como un Estado judío. Muchos se preguntan por qué esto es un objetivo tan importante para Israel. La respuesta es simple: cuando el verdadero heredero de la tierra, el pueblo nativo en todos los sentidos -histórico, cultural, legal, genético- reconozca a Israel como un Estado judío, estará renunciando efectivamente al derecho a su propia patria. Al igual que el dueño de una casa que oficialmente renuncia a ella a manos de un ocupante ilegal, los palestinos le darían a Israel la única legitimidad a la que puede aspirar. Hacer una declaración de esta índole significaría no sólo renunciar a nuestro derecho a retornar a una tierra que estaríamos aceptando le pertenece a los judíos de todo el mundo, sino que también significaría abandonar a nuestros hermanos y hermanas palestinas con ciudadanía israelí [20% de la población de Israel] a un estatus permanente de segunda clase y a la desigualdad institucionalizada y racista.

Continuar las negociaciones bilaterales en el brutal desequilibrio de poder actual nos va a destruir. En palabras de Richard Falk: “La diplomacia inter-gubernamental no es el camino hacia una paz justa, sino un sumidero para los derechos palestinos”. Una puede perdonar a la OLP por haberse dejado engañar por Oslo la primera vez (a pesar de las advertencias de luminarias como Edward Said). Pero conducirnos a la misma trampa, con el mismo lenguaje y las mismas promesas vacías, es inconcebible. A esta altura, cualquier acuerdo transitorio que no acabe totalmente con la ocupación israelí, con el apartheid israelí (incluyendo la plena igualdad para los palestinos y palestinas con ciudadanía israelí) y que no garantice el retorno de las refugiadas y refugiados tiene que ser visto como un acto de alta traición contra el pueblo palestino.
* Susan Abulhawa es una científica, novelista y poeta palestina residente en Estados Unidos, autora del aclamado bestseller “Mornings in Jenin” (2010) y del reciente poemario “My voice sought the wind”. También es fundadora de “Parques infantiles para Palestina”, una ONG que construye espacios recreativos para niñas y niños en Palestina.
Publicado originalmente en Al Jazeera el 16/1/14.

4 comentarios

  • m. pilar

    Estoy de acuerdo con Juanel y Antonio:

    No podemos ni deberíamos salvar a una de las partes y condenar totalmente a la otra.

    Lo que si podemos ver, es una tremenda desigualdad en la lucha, una crueldad sin sentido ni límite, amparada en una tierra prometida…

    ¿Cómo es posible hoy, dados todos los avances y conocimientos, pensar que puedo hacer un “gueto” (dura palabra, duros recuerdos) en nombre de una promesa ¿divina?

    Los pueblos deberían poder convivir en su multiplicidad de razas, culturas, religiones, con respeto y dignidad.

    Cada una de las culturas o creencias, tendrán algo para admirar y respetar por los diferentes.

    La religión es una decisión personal, y debería servir para unir y comprender, nunca para amedrentar, esclavizar, guerrear, así nunca llegaremos a ninguna parte.

    Todo ser nacido tiene los mismos derechos y deberes ante lo recibido que es esta hermosa tierra que poco a poco la hemos ido… y seguimos… deteriorando en tal magnitud, que posiblemente solitos la enviemos al mismísimo infierno-destrucción.

    Dicho esto, me siento mucho más cerca de Susan y su mirada, ante este conflicto.

    mª pilar

  • Juanel

     
    Conflicto interminable. Dos colectivos humanos incapaces de convivir en un mismo territorio. Una historia desde 1948 cargada de odios y violencias. ¿Tienen derecho los judíos a vivir en Israel su “Tierra Prometida” bíblica? Pues lo razonable es que cualquiera pueda vivir en el lugar que quiera. Lo mismo que los musulmanes pueden vivir en territorios no islámicos como los de Europa. Pero ¿tienen derecho a formar un Estado CONFESIONAL excluyente de las poblaciones nativas palestinas? Evidentemente no, como tampoco lo tienen los musulmanes de formar un Estado confesional islámico en la UE. Si el Estado de Israel fuese laico y con una constitución que respetase a las minorías religiosas el problema se disolvería, cosa que está muy alejada de la realidad. La raíz del conflicto es el sionismo en su lucha por su Estado confesional judío, como en los países del Norte de África es el islamismo que busca un Estado islámico excluyente. La solución no es para mí la constitución de dos Estados como ocurrió con la división India y Paquistaní, sino un Estado laico en el que puedan convivir todos.

  • Antonio Vicedo

    – Pero , desgraciadamente, la opinión pública está muy manipulada. Es una pena.”
     
    Esta es la cuestión y el problema fundamental que la mentalidad humana ha estado y sigue estando manipulada (afirmación de que no es normal y natural su desarrollo) y, de ordinario,  no se llega analíticamente a profundizar sobre quienes y como la han manipulado y la siguen manipulando.
     
     
    Es indispensable que prescindamos de toda movediza arena de falsedad hasta llegar a la roca firme de la verdad de nuestra universal realidad humana, si queremos cimentar eficazmente mentalidad y prácticas humanas: israelitas, palestinas o de cualesquiera otros grupos sociales a lo ancho y largo del planeta Tierra,
     
    Poner sobrevalor a los calificativos humanos sobre la realidad a los que se refieren es decidirse a levantar obra sin firme fundamento.
     
    La verdad, y perdonad en que siga insistiendo sobre esto, es la aceptación de la auténtica realidad humana, concebir a l*s human*s como SUJETOS racionales libres y responsables, tod*s iguales en valor, dignidad y finalidad categóricamente inalienables.
     
    De convicciones teóricas falsas que dan soporte, fundamentan y se desarrollan en proyectos y prácticas, no pueden resultar sistemas de convivencia humana solidaria  digna de tal calificación.
     
    La diferencia radical engendra y mantiene desequilibrio que tiene que terminar provocando violencia o actitudes de poder y fuerza para mantener  falso equilibrio relacional.
     
    Solo el valor de la IGUALDAD  puede despertar ansías de equilibrio relacional alimentando la solidaridad distributiva, sin que ello sea considerado como personal o comunitariamente pérdida, sino beneficio, como todos lo hemos experimentado y fomentado en esa primera época de la infancia cuando la conciencia incipiente de hermandad igualitaria ayudaba al global desarrollo de tod*s l*s hi*s (Herman*s), superaba deficiencias y contrarrestaba incipientes celotipias o envidias violentas.
     
     
    Lástima que la esclerotización egoísta y poderosa del marco familiar, anteponiendo el valor de LO MIO y lo nuestro a LO NUESTRO GLOBAL, frustre aquel modo relacional BASADO EN LA VERDAD, que tanto serviría para humanizar la HUMANIDAD.

  • marian

    Comprendo que Susan Abulhawa diga lo que dice en su artículo. Ella es Palestina. Pero no puedo ni de lejos, estar de acuerdo con él. Sería muy largo, empezar aquí,a desbrozar el desarrollo de éste terrible conflicto. Pero no. Los Palestinos, nunca han estado a la altura. Ya desde el principio, con el malévolo Mufti de Jerusalem, amigo de Hitler, profundamente antijudío. Los Palestinos han sido utilizados por sus hermanos árabes siempre, para sus fines. Pero , desgraciadamente, la opinión pública está muy manipulada. Es una pena.