Fundamentalismo, Pluralismo religioso, Liberación.
En esta quinta entrega del curso Gonzalo nos invita a no hablar de una manera general y abstracta de Religión, sino de las formas concretas como se vive.
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La religión, precisamente por ser una socialización de la espiritualidad, reacciona ante las tensiones de la sociedad. En esta Unidad y en la siguiente, vamos a tratar las que actualmente pueden ser más significativas.
- Fundamentalismo
Este término puede tener un sentido positivo si se refiere a volver al verdadero fundamento, al espíritu inicial de cualquier institución. Ha prevalecido el sentido negativo porque se ha pretendido volver no al espíritu sino a la letra en que se plasmó inicialmente ese movimiento sin tener en cuenta la evolución cultural y social.
En España el concepto de fundamentalismo se ha asociado lamentablemente con el fundamentalismo islámico. Su origen sin embargo es el libro publicado por los teólogos protestantes de la Universidad de Princeton “The Fundamentals. A Testimony to the Truth” (1909-1915).
Esta tendencia antropológica y social, que manifiesta el fundamentalismo, es mucho más antigua, y sus representantes han sido denominados como Integristas – Fanáticos – Extremistas – Radicales – Tradicionales, con ligera variación de matices.
El fundamentalismo se caracteriza por ser una reacción defensiva emocional de una minoría para proteger sus privilegios. Esta reacción se da no sólo en el campo religioso. Stiglitz, premio Nobel de economía, considera el Neoliberalismo como un fundamentalismo económico y político. Podríamos hablar también del fundamentalismo de aquellos científicos que sólo consideran verdadero lo que se puede demostrar con la experimentación.
El fundamentalismo religioso se da principalmente en las religiones proféticas, que consideran como revelación divina la palabra inalterable de sus libros sagrados. Sin embargo la confabulación de la religión con la política –que se da en las religiones proféticas y también en las cósmicas y politeístas- lleva frecuentemente a las guerras de religión o al asesinato de líderes como Gandhi a manos de un hinduista.
- Pluralismo religioso
Las actitudes que han adoptado las religiones –principalmente las reveladas- ante el pluralismo religioso pueden reducirse a tres.
- Exclusivismo. Es característico de la religiones del libro, porque lo consideran la única y definitiva revelada por el mismo Dios. En la Iglesia católica llegó a formularse esta exclusividad con la expresión Fuera de la Iglesia no hay salvación
- Inclusivismo. Para muchos teólogos –ya en el siglo XX- resultaba inaceptable la contradicción entre el amor infinito de Dios y la inmensa mayoría de la humanidad que quedaría excluida de la salvación. Sólo aludiré aquí a la solución de Karl Rahner, que admitía la salvación de todo hombre de buena voluntad considerándolos incluidos en la Iglesia como Cristianos anónimos
- Pluralismo religioso. Un paso más adelante –todavía poco aceptado y con matices- es la aceptación plena del pluralismo religioso. Toda religión es camino de salvación, porque todas son reveladas por Dios. Evidentemente esto implica un concepto más amplio de revelación, como hemos explicado en el capítulo anterior. En esta línea se mueven teólogos como Dupuis y J M Vigil. Torres Queiruga matiza que este pluralismo es asimétrico, porque la revelación –la comprensión de la manifestación de Dios- es desigual, asimétrica, en cada época y en cada cultura. Dios se manifiesta a todos por igual, pero no todos tenemos la misma capacidad para comprenderlo.
El pluralismo religioso es una realidad histórica y social. Toda religión es un intento de comprender la realidad en su dimensión más profunda, de resolver las preguntas existenciales que no pueden resolver las ciencias o los conocimientos racionales: ¿de dónde venimos? ¿adónde vamos? ¿cómo debemos actuar?
Este intento de comprensión requiere la mediación de las facultades humanas desarrolladas por la cultura de cada pueblo y de cada época; las emocionales (inteligencia emocional), las racionales, las intuitivas y valorativas (inteligencia espiritual). Como las culturas se desarrollan en manera distinta y progresiva en el espacio y en el tiempo, las religiones hacen una interpretación distinta del misterio trascendente. Eso es el pluralismo religioso.
Dios, el Absoluto, el/lo Trascendente, es inabarcable por el pensamiento humano; es como un diamante poliédrico de infinitas caras. Cada religión puede llegar a percibir algunas facetas de Dios, pero inevitablemente le quedarán en sombra otras facetas. El pluralismo religioso es la manifestación del Dios inefable según las posibilidades de las diversas culturas. Abrirse al pluralismo religioso es recoger cuidadosamente todas las piezas del puzzle para tratar de componer nuestra imagen de Dios.
- Espiritualidad liberadora
Las Teologías de la Liberación han ido surgiendo en el entorno del Concilio Vaticano II, que resaltó la idea de la Iglesia como Pueblo de Dios.
La teología Latinoamericana de la Liberación nació de la realidad social y de su toma de conciencia en el Sínodo de Medellín, con la denuncia de las estructuras de pecado. Gustavo Gutiérrez, su máximo referente, la definió como “Reflexión crítica de la praxis histórica a la luz de la palabra”.
Esta teología parte de la historia de pobreza y dominación de los pueblos latinoamericanos y la considera como lugar teológico –como principio hermenéutico- para comprender el mensaje del evangelio. Jesús anunció la buena noticia (evangelio) a los pobres, y es desde los pobres desde donde puede ser bien entendida.
El análisis social suscitó una dura reacción en el mundo político, y un infundado recelo en el mundo eclesiástico. Monseñor Helder Cámara expresó muy acertadamente esta conjunción del análisis social y del evangelio al comentar “Si doy pan a un pobre me llaman santo, pero si pregunto por qué un pobre no tiene pan me llaman Comunista”.
La Teología de la Liberación es una denuncia profética de las causas estructurales de la pobreza a la luz del mensaje del evangelio. Progresivamente ha ido extendiendo esta denuncia a toda opresión, cultural, étnica, de género, o religiosa.
La espiritualidad liberadora es el alma de esta teología. Las Comunidades Cristianas de Base son su expresión popular más arraigada. Es una vivencia interna que asume la acción liberadora de Dios en el Éxodo, de los Profetas, de Jesús; no porque los pobres u oprimidos sean mejores, sino porque son pobres, indefensos, y excluidos.
El Papa Francisco, meses antes de ser elegido Papa, reivindicaba con estas palabras al sacerdote Rafael Tello, uno de los iniciadores de la Teología de la liberación:
“La historia tiene sus ironías… Vengo a presentar un libro sobre el pensamiento de un hombre que fue separado de esta Facultad de Teología. Cosas de la historia. Esas reparaciones que Dios hace: que la jerarquía, que en su momento creyó conveniente separarlo, hoy diga que su pensamiento es válido. Más aun, fue fundamento del trabajo evangelizador en Argentina. Quiero dar gracias a Dios por eso.”
Una nota sobre el pluralismo. La salvación no se alcanza en mi opinión por pertenecer o no a un colectivo ya sea la Iglesia, las religiones en general, o cualquier ideología, o un pueblo… sino de forma individual ya que son las personas los sujetos de valoración ética. La salvación humana está en el Reino de Dios o Plenitud Humana, que alcanza el límite máximo de los valores humanos y que están abiertos y disponibles para toda la humanidad. Hay sociedades y formas de vida que facilitan la praxis de esos valores y otras que lo hacen difícil. En el Reino de Dios se puede converger desde posiciones ideológicas o religiosas muy diversas. Teístas, posteístas, ateístas, agnósticos,…. pueden aportar modos diferentes para alcanzar la Plenitud Humana válidos y eficaces que pueden complementarse o no, dado la enorme diversidad humana. Lo que a unos sirve y conviene a otros ni lo uno ni lo otro. Si el pluralismo consiste en recoger las aportaciones para la salvación de colectivos distintos a los cristianos, pues es que no sólo lo veo válido sino necesario. La propuesta de Jesús sobre la Plenitud es una entre varias y aunque en mi opinión sea la que apunta al nivel máximo, en ningún caso puede ser excluyente de otras propuestas. Todo cuanto aporte posibilidades de facilitar el camino pues bienvenido sea.
Ahora bien, si se trata del acceso a la divinidad en lo Eterno, una vez culminada la Plenitud o establecido el Reino de Dios en la Tierra, no veo otro modo posible que el de la encarnación. Por muy alto que sea el nivel alcanzado en la Plenitud, jamás podrá el ser humano por sí mismo dejar el ámbito humano para pasar al divino. Necesita dejar lo físico y ser transformado en el mismo Espíritu de Dios, y esto no sería posible si anteriormente Dios no hubiese asumido la condición humana en Jesús. Jesús es la piedra angular para el acceso al ámbito divino de toda la humanidad, lo cual no significa que Jesús, sus seguidores cristianos o la Iglesia, sean los medios únicos de salvación. La salvación consigue la Plenitud por medios diversos, pero el acceso a lo eterno de Dios sólo se accede por medio de Jesús, Dios encarnado y glorificado.
Bien lo que dice Antonio Vicedo en mi opinión excepto un detalle, la beneficencia, el voluntariado, diversas ONGs, no son simples actitudes farisaicas de tranquilización de conciencias, que sin duda lo son en gran medida, pero también son acciones de urgencia, todo lo insuficientes que se quiera porque no reparan las situaciones injustas, pero no se puede permanecer inactivo esperando cambiar las estructuras injustas o solo luchando por ese cambio, mientras hay gente a nuestro lado que se muere de hambre, enfermos, o con necesidad. Una cosa no elimina la otra. Supongo que no eres contrario a lo que digo, ¿verdad?
Este capítulo es una buena síntesis en mi opinión de las tres cuestiones que trata, fundamentalismo, pluralismo y espiritualidad liberadora. Sólo tengo una objeción marginal. En el punto 7 de las constantes de la espiritualidad en donde señalas las no dicotomías antropológicas, religiosas, verticales y horizontales, son en estas últimas en las que discrepo. Para mí éstas se referirían a señores-siervos, amigos-enemigos, los míos y los otros…. incluso cabría dos de las no discriminaciones que señalas; una, este mundo- y el otro entendiendo por éste un Mundo Nuevo de justicia, amor,…… ; y la otra, la historia-escatología, porque el fin y el final de la historia está en la Plenitud, el Reino de Dios aquí en la Tierra, que colma y satisface por exceso todas las aspiraciones humanas, excepto la eternidad que no pertenece a nuestro sistema de Realidad. Lo temporal y lo eterno, no pueden confundirse ni mezclarse porque son contradictorios entre sí. Sólo Dios puede estar o pertenecer a ambos ámbitos por su encarnación, pero no nosotros. Por ello a la escatología, al final de la historia con el triunfo del bien, aún le falta culminarla o glorificarla, que se refiere a nuestra transformación para que pueda abrirse nuestro acceso y pasar del ámbito humano al ámbito divino en lo eterno de Dios.
Las religiones son creación humana, hijas de una época, un lugar, unas culturas, etc. Lo que tienen en común es, por un lado, su relación a un dios con atributos diferentes según quien los haya concebido y una voluntad de encauzar las inquietudes espirituales de los seres humanos relacionadas con la trascendencia y las preguntas irresolubles que nos hacemos en relación al sentido de la vida y de la muerte.
Y, por otro lado, también tienen en común algo peligroso y arriesgado: considerar que el origen de cada religión proviene de su dios, que algunos varones selectos son los depositarios de esas revelaciones, que el patrimonio religioso tuvo lugar en momentos determinados por ese grupo de varones intermediarios y que serán ellos los que decidan lo ortodoxo o lo heterodoxo en cuanto a la interpretación de las escrituras (recordemos que las tres grandes religiones, son las religiones del Libro).
De aquí se derivan todas las posibilidades que nos enumera Gonzalo: fundamentalismo, integrismo, pluralismo y todo tipo de herejías habidas a lo largo de la historia, además de toda variedad de teologías, incluida la teología del poder papal y sus adláteres.
En el caso del cristianismo, el origen se centra en el Jesús histórico y en el mensaje recogido por sus amigos y amigas. A partir de aquí tenemos una larga historia de una religión impregnada de usos y costumbres de la sociedad europea medieval, imperialista y monárquica, que evoluciona unidireccionalmente en pro del poder y la riqueza, del poder absoluto del Papa hasta llegar a Pio IX con el dogma de la infalibilidad del Papa.
Todo este tinglado eclesiástico ha enterrado el mensaje originario de esta religión a nivel institucional. Y, sin embargo, ha conservado el hilo conductor del mensaje de Jesús, vivido en multitud de pequeñas iglesias, las comunidades, que mantienen viva la llama del mensaje liberador, incluso a pesar del Vaticano, de la Institución, del clericalismo y de todas las miserias de la historia de la Iglesia.
– Como resumen de lo más importante de esta exposición del tema, me quedo con lo que contiene de forma admirable esta cita:
“-Monseñor Helder Cámara expresó muy acertadamente esta conjunción del análisis social y del evangelio al comentar “Si doy pan a un pobre me llaman santo, pero si pregunto por qué un pobre no tiene pan me llaman Comunista”.
porque en ella queda contenida la más pura aspiración humana y el testimonio y mensaje del Jesús evangélico proclamado y ofrecido como buena NOTICIA para los humanos que, por la inhumanidad en la que se vive, por equivocada opción, o por violencias ajenas, nos hallamos como atrapados por la falsificación teórico-práctica de nuestra real y verdadera condición humana.
Repartir los bienes, remedio para las necesidades, y cuestionar la causalidad de la falta de disposición de los mismos para quienes más los necesitan para sentirse y vivir como personas, es, en la práctica relacional global, la más sincera y completa expresión real de la JUSTICIA y del AMOR que nos humaniza a l*s human*s.
Y el que los seres humanos, individual y globalmente, nos sintamos libre y responsablemente bien relacionados, en tanto sujetos, es lo que constituye la verdadera liberación de toda situación inhumana que expresaría nuestra radical verdad.
La beneficencia, sin responsable compromiso eficaz por la Justicia solo llega cuanto más una falsa indemnización de lo que con mayor efectividad previamente se ha expoliado y eso marcaría la coherencia con la apariencia farisaica que encubre la falsedad práctica.
La Justicia , sin responsabilidad práctica de aplicación posible sin la beneficencia (bien hacer) quedaría falseada en su mismo intento de hacerla realidad, pues, la parte de posible desajuste de que somos causa, teniendo algo con posibilidad de compartirlo, al demorarse en el proceso de búsqueda y soluciones causales, estaría poniendo en cuestión el elevmento más esencial de la justicia que es su fundamento en la verdad real.
Grandiosamente humana es la actitud del samaritano apeándose de su cabalgadura por su condición de viajante; y por ello Jesús le presenta como el que ha demostrado ser eficiente y oportuno prójimo humano.
Pero esto no rebaja ni un ápice la importancia de lo que es esencial y primario para todo ser humano que es la búsqueda por llegar a ser lo que debe ser en tanto humano, y del reino de Dios Padre (Hermandad Familiar global de la Humanidad) y su justicia, pues todo lo demás vendrá por añadidura.
Cosa que la experiencia y la ciencia nos va constantemente demostrando y probando en que, no son bienes lo que a la Humanidad en su conjunto le faltan, sino una justa distribución de posibilidades y disponibilidades, basada en la verdad de la igual dignidad, valor y finalidad de todo ser humano, como especie “especial”, y como parte del universo.
Las Teologías de la Liberación han ido surgiendo en el entorno del Concilio Vaticano II,
Muy discutible. Las teologías de la liberación son una profundización de las teologías políticas previas al Concilio Vatocano II y nacidas en una matriz de las iglesias reformadas, sólo muy tarde se incorporan personas de pertenencia católica.
Es muy frecuente que cuando se habla de teología de la liberación latinoamericana se hable y se estudien exclusivamente fuentes católicas, ignorando y excluyendo la enorme producción de fuentes reformadas.