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Espiritualidad y religión / 4

Haya

De la espiritualidad a la religión

En este cuarto tema Gonzalo atribuye claramente un cracter instrumental a la religión.

Y parte de un libro suyo, Lo que creo que creo, que está disponible.

Para recibir el material completo hay que inscribirse en el Curso entrando en CURSO-TALLER ESPIRITUALIDAD Y RELIGIÓN.

En cualquier caso la matrícula es gratuita

puente haya

En esta portada quise reflejar lo que me llevó a escribir los artículos recogidos en este libro. Estaba atravesando un barranco de dudas. Me sentí representado por ese hombre que cruza sobre un puente de tablas. Su mano agarra el débil pasamanos de cuerda. Las tablas sobre las que camino son  mi conciencia; pero eso no me basta, siento vértigo y, como el hombre de la foto, busco una explicación a la que agarrarme. Los artículos de este libro fueron esas débiles cuerdas, que no sirven para caminar pero que ayudaron a superar el vértigo de mi conciencia.

Eso mismo siento ahora. La espiritualidad es el puente de tablas. La religiones deberían ser los pasamanos que nos ayuden a cruzar el puente.

Los grandes fundadores religiosos –Buda, Abraham, Jesús, Mahoma…- sintieron una fuerza irresistible que les impulsaba en una dirección, un movimiento intenso, místico y desbordante. Su experiencia religiosa era el puente de tablas. Ellos no necesitaban el débil pasamanos de las explicaciones.

Ese movimiento espiritual se transmitió directamente a un grupo de seguidores por la inmediatez física del gesto y de la palabra iluminada e iluminadora. A medida que el grupo iba aumentando, la pequeña comunidad se transformaba en uno, o varios grupos sociales. El contacto directo y la seguridad que irradiaba se perdían con la dispersión.

Los seguidores necesitan palabras, preceptos, ritos a los que agarrarse. Las palabras orientadoras llegan como un eco impreciso, que es interpretado según las circunstancias de cada grupo. La comunidad pasa a ser una sociedad que requiere una organización.

El agua viva de la fuente inicial se ha transformado, en el mejor de los casos, en un río canalizado; en el peor, en aguas estancadas. La espiritualidad se ha ido convirtiendo en religión.

La relación entre la Espiritualidad y la Religión tiene que encontrar un punto de equilibrio. Espiritualidad y Religión son como alma y cuerpo. Espiritualidad sin religión sería un fantasma en este mundo. Religión sin espiritualidad sería un cadáver. La religión es la expresión, el cauce de la espiritualidad, pero tiene que ser un cauce flexible, adaptable a cada situación.

La religión, como la educación de un niño, tiene que orientar sin matar la espontaneidad. La falta de normas hace al niño caprichoso e inadaptado. El exceso de normas hace al niño triste o hipócrita.

Jesús de Nazaret fue un profeta itinerante. Le seguía un grupo de hombres y mujeres atraídos por su actitud de amor filial a Dios y de compasión solidaria con los hombres. Sus discípulos sentían que sus palabras tenían una energía de vida eterna, pero interpretaban su mensaje del Reinado de Dios como una garantía de poder, con puestos de honor a la derecha y a la izquierda del trono.

Ellos transmitieron el mensaje de Jesús, pero no podían transmitir la experiencia de Jesús y ni siquiera su propia experiencia. Jesús había impulsado un movimiento espiritual, ellos fueron fraguando una religión. Las comunidades que se formaron -sedentarias y dispersas, cada una con su propia experiencia- reafirmaron su unidad reconociéndose en los escritos del Nuevo Testamento. La historia transformó su primera experiencia de debilidad y persecución en  la de poder, como eje y garantía de la unidad del imperio romano.

Estructura de las religiones

Como toda organización social, las religiones necesitan una estructura. Esta estructura puede ser más o menos rígida; con el tiempo se va endureciendo. Cuando se multiplican los grupos, para mantener la unidad, las enseñanzas se van precisando cada vez más, los comportamientos se reglamentan, y las expresiones se ritualizan. Y para mantener todo esto se va formando una jerarquía más o menos piramidal. Las religiones necesitan una estructura, pero una estructura flexible, adaptable a las diversas situaciones.

Jerarquía

La necesidad de una autoridad o liderazgo es común a todos los grupos sociales. Puede ser la autoridad de los ancianos, de los chamanes, de los lamas, del Consejo de las Iglesias, o del Papa de Roma. La autoridad no es lo mismo que el poder. La autoridad procede de abajo hacia arriba, la otorga el grupo porque reconoce la sabiduría o la eficacia de uno de sus miembros. El poder procede de arriba hacia abajo, se impone, puede ser legal pero no siempre es legítimo.

Enseñanzas

Las religiones representan el elemento racional de la espiritualidad; por consiguiente tienen que ofrecer una idea del misterio de lo Trascendente al que aspira su espiritualidad. Estas enseñanzas proceden de la sabiduría –de la inteligencia espiritual- de sus fundadores. Éstos  experimentan una iluminación inexpresable en conceptos, pero tienen necesidad de transmitirla. Para ello utilizan metáforas, parábolas, símbolos, orientaciones, exhortaciones. Lo trascendente, precisamente porque nos trasciende, no puede ser comprendido; sin embargo nuestra naturaleza racional no puede dejar de esforzarse por comprenderlo.

De esa sabiduría nacen los libros sagrados que recopilan sus enseñanzas En algunas religiones –judaísmo, cristianismo, Islam- esa sabiduría se presenta como revelada directamente por Dios o por medio de un ángel, y los libros sagrados se consideran palabra de Dios.

De cómo interprete cada religión su revelación dependerá su flexibilidad o su tendencia al fundamentalismo. En las religiones cósmicas y las místicas, la revelación es imprecisa; por eso sus enseñanzas están abiertas. Las religiones proféticas consideran que Dios les ha hablado claramente por medio de sus profetas y que su palabra es inmutable; por eso, aunque inevitablemente surjan diversas interpretaciones y escuelas, tienden a encerrarse en un fundamentalismo.

¿Es irreformable la formulación de los dogmas? ¿Impone la evolución cultural una reinterpretación de los dogmas? ¿Hay que “Repensar la revelación”?

Preceptos y ritos

Toda sociedad necesita normas de comportamiento y expresiones sociales aceptadas. Las religiones y las filosofías coinciden en la llamada Regla de oro que viene a decir  “trata a tus congéneres igual que quisieras ser tratado”. Esta norma general se va concretando en preceptos, según las enseñanzas de cada religión; pero la obligatoriedad de los preceptos procede de la autoridad de la conciencia, no del poder coactivo de las religiones.

Los ritos son expresiones emocionales simbólicas, compartidas por el conjunto social. A medida que evolucionan las costumbres sociales, los ritos pierden su conexión con los sentimientos que expresaban. Si se hace necesario explicar el sentido de un rito, es que ha perdido su naturaleza simbólica.

Conclusiones

Las religiones socializan la espiritualidad, adaptándola a la cultura y situación de cada pueblo o comunidad. Esta adaptación se expresa en unas creencias, preceptos y ritos. En lo más general – en la mística, en la regla de oro- concordamos todos. Al concretar surgen las discrepancias, se parcializa y reduce el número de adeptos, y se abre la pluralidad de religiones.

Adaptar y concretar no debería significar rechazar a los que han adaptado la espiritualidad en otros moldes. La adaptación debe ser flexible –como es el lenguaje simbólico- tanto por la variedad interna de la comunidad como por el respeto a la variedad externa de otras adaptaciones.

Dios, el Absoluto, es inefable. Aceptemos las limitaciones de nuestras expresiones sagradas. Una religión que cree saberlo todo se hace dogmática e intolerante. Las religiones serán auténticas en la medida en que faciliten vivir la espiritualidad y la fraternidad humana.

Jesús presentó un mínimo de estructuración flexible y adaptable. Prefirió la confianza a la fe; los ideales mejor que los preceptos; la comensalidad mejor que los sacrificios.

67 comentarios

  • Juanel

     
    Hola Santiago, no me molesta en absoluto hablar de estos temas ni tengo que hacer ningún esfuerzo de paciencia, es que me encanta hablar de ellos y como tú los veo muy importantes. Vamos con lo de Padre e Hijo. No me vale la salida de nuestra limitación racional cuando se trata de una contradicción evidente. Si decimos que el Padre y el Hijo son dos personas distintas no podemos añadir que estamos hablando de uno solo por mucho amor mutuo que se tengan o que tengan la misma naturaleza. También tú y yo tenemos la misma naturaleza y no somos uno. Mi mujer y yo nos amamos, con un amor duradero y de los buenos, lo compartimos todo y tenemos fuerte complicidad mutua, pero de ahí a decir que somos uno solo, que “formamos una sola carne”, tendrá un sentido poético, metafórico, somos una unidad, pero no dos en uno en sentido real y en mi opinión o creencia nunca lo seremos, pues en Dios no se diluye nuestra identidad aunque nos una el amor. Afirmar que dos personas son solo una es que no tiene ningún sentido.
     
     
    Hablemos de Jesús, el Hijo Único de Dios. Si a cada naturaleza le hacemos corresponder una sustancia en tu antropología los seres humanos tenemos dos sustancias la material-corporal y la sutil-espiritual y por tanto una doble naturaleza. Si del mismo modo hablamos de Jesús en la teología de las dos naturalezas, estaríamos hablando en realidad de tres, corporal, espiritual humana y espiritual divina, porque el espíritu divino y el humano ni se mezclan ni se confunden. En la antropología que yo uso nada de todo ello es posible. En el ser humano, Jesús de Nazaret incluido, según ésta antropología sólo hay una sustancia material-corpórea, ni nosotros ni Jesús tenemos nada añadido a la especie biológica que somos y nuestra formidable inteligencia racional, emocional y espiritual son derivadas de nuestras funciones cerebrales por la evolución y la cultura, y punto.
     
     
    ¿Cómo explicas/a o la teología de la IC la kenosis, cuando en la Escritura dice Pablo a los filipenses que Cristo “siendo de condición divina, no retuvo ávidamente el ser igual a Dios, sino que se despojó de sí mismo…”? No parece que Cristo se abaje o se despoje, cuando lo que se dice es que se añade a su condición divina la humana. Aumenta no disminuye. Si a Jesús le adjudicamos dos naturalezas o incluso tres según se mire, surgen los problemas sobre el cómo están en él y cómo se relacionan entre sí, cuándo actúa una o la otra, o si siempre van juntas cómo diferenciarlas,….Yo elimino estos problemas cortando por lo sano. Jesús es exactamente como nosotros, sólo que en plenitud, tal como seremos nosotros aquí en la Tierra, en nuestro ámbito humano, al final de la historia.

  • Santiago

    Te agradezco Juanel tu renovado interes en este difícil tema, poco abordado actualmente, pero que yo creo es importante..Por lo menos, tener una idea básica…Aqui solo intercambiamos ideas…y respetamos las opiniones…aunque cabe la discrepancia y la crítica…
    Comentándote algo de tus opiniones, creo que  en exégesis católica no hay lugar para “retorcer” nada, ni mucho menos “forzar” los textos…Ellos representan la catequesis oral primitiva puesta por escrito…que se enlaza directamente con la era apostólica…Pero podemos querer interpretar los textos nosotros mismos….cualquiera lo puede hacer…hasta Lutero lo afirmó, sin embargo, solamente cuando se lee la Escritura en su totalidad, en su verdadero contexto, dentro de la tradicion oral y escrita apostólica, podemos sentirnos seguros de que estamos llegando a la verdad del Evangelio…
    Por eso cuando Jesus habla de que mi Padre y yo somos “uno”, no se refiere a que “somos la misma PERSONA”, sino que el sentido de unidad reside en la misma naturaleza divina y en la misma voluntad de acción, ya que el Hijo contiene al Padre en su totalidad, sin confundirse, sin disolverse…sino que el quid del misterio es que son 2 personas diferentes, en cuanto al origen y en cuanto a sus atribuciones…Porque el Padre es mayor que el Hijo en cuanto al origen y en cuanto a su manera de accion…Al Hijo se le atribuye hacer la voluntad del Padre, pero libremente…en obediencia voluntaria….Por eso, yo no hablaría de que la encarnacion de Jesus supone “un despojarse de la condicion divina” para retener solamente la condicion humana….Yo diría que Jesus no pudo despojarse y dejar su condicion divina, como yo tampoco puedo dejar mi condicion espiritual…para retener solo parte de mi hipóstasis…porque esta, mi persona, esta unida y constituye un todo, en cuerpo-espiritu….La plenitud divina y humana de Cristo co-existen, en una sola persona divina….
    Por otro lado, la plenitud divina precedió a la humanidad de Cristo…El Verbo divino, la segunda persona, al encarnarse opera tanto en la naturaleza divina como en la naturaleza humana de Cristo…La manera pues de EXISTIR del Verbo Eterno es el molde que configura la forma de sus actos humanos. La actividad humana de Jesus se convierte en la actividad de la Persona divina del Hijo de Dios…porque es la PERSONA (su hipóstasis) la que determina la manera de actuar..En Cristo es una sola persona divina, la segunda, el Verbo, la que determina toda su actividad…debido a su íntima relacion hipostática….y renueva la naturaleza humana plenamente y le imprime la manera de existir del Verbo divino..que es AMOR…

    Por otro lado, Juanel,aunque percibo el misterio, estoy de acuerdo en el esfuerzo que hacemos todos por develarlos, humanamente hablando…Pero nos encaminamos con rapidez a la develación y revelación final…y esto es lo que nos trasciende..Mientras en la fe y esperanza haremos de nuestra parte lo que podamos en la misericordia del Señor
    Perdona si te cansé….te agradezco la paciencia…saludos  de Santiago Hernández  

  • Juanel

     
    Santiago, quiero aclararte algo del comentario tuyo anterior. Yo no niego las dos “naturalezas” en Jesús sin división ni separación, sin cambio ni confusión, al tratarse de la misma persona, un solo Dios personal, en dos ámbitos diferentes de distinta sustancialidad, constitución o estructura. En la persona única Padre-Hijo, por ser la misma no hay división ni separación, y por ser o estar en dos ámbitos distintos, éstos no pueden confundirse, mezclarse o intercambiarse en él.
     
     
    Durante años traté de todas las maneras posibles de afirmar que Jesús de Nazaret, el hombre histórico que fue, tenía doble condición humana y divina. Con este fin retorcía la escena en la que le dice al joven rico “por qué me llamas bueno, sólo Dios es bueno” asociándola a la pregunta “¿quien decís vosotros que soy yo?” Que Jesús diga que sólo Dios es bueno no está negando que él no lo sea, sino provocando una respuesta en el joven rico del tipo “tú eres tan bueno como lo es Dios” que no se produce, como tampoco la respuesta del joven rico a venderlo todo y seguirle. No estaba al nivel de exigencia de Jesús. Pero desde que he llegado a la conclusión de que la encarnación supone un despojarse de la condición divina para retener solamente la plenitud humana, no necesito retorcer la escena. Además si Jesús como hombre sólo retiene su condición humana en plenitud, no existe la posibilidad de confusión o mezcla con la “naturaleza” divina.
     
     
    Si en las Escrituras leemos “quien me ve a mí ve a mi Padre” se nos está diciendo que ambos son iguales. Y cuando leemos que “mi Padre y yo somos uno” ya no queda nada que retorcer sino lo que dice, que el Padre y Jesús son la misma persona única, en dos ámbitos distintos. Citas la frase “mi Padre es mayor que yo” y la vida de Jesús en obediencia al Padre. Pues claro, Jesús en su condición humana tiene que asumir la obediencia a su condición divina de la que se despojó en la encarnación. De ello deriva que la Plenitud sea como es, un mundo de justicia y amor, al ser la condición de plenitud la necesaria para el acceso al ámbito divino de toda la humanidad. Y además su condición divina siempre resulta superior o mayor que su condición humana plena.
     
     
    Vuelves a insistir en tu último comentario en el misterio, que lo ves no sólo en Dios sino por todas partes. Cierto, la Ciencia es muy limitada. Quedan muchos misterios por resolver, pero la curiosidad científica no se detiene ante los problemas o misterios dejándolos tal cual, sino que busca con insistencia alguna hipótesis audaz que permita ir paso a paso entrando en ellos para desvelarlos o resolverlos.
     
    Un abrazo.

  • Santiago

    Bueno Juanel estamos en el principio de todo….Porque el misterio de la Trinidad es insondable….dificil de expresar con palabras…Las palabras solamente intentan formular una verdad de la mejor manera posible…porque el misterio de Dios nos trasciende completamente….Pero no solamente es ese misterio, sino que la vida misma es misterio….No existe ninguna razón que obligue a nuestra existencia…tampoco a la presencia de un Universo tan complejo…y sin embargo aquí estamos y aquí lo tenemos….La razón humana llega hasta un límite…y de ahi no puede pasar….La ciencia experimental ha tenido logros inmensos y sin embargo se confiesa siempre muy limitada…porque el conocimiento humano es pobre y lento…y sujeto a grandes cambios….y a profundas mutaciones…..y a diferentes perspectivas…..Por eso el misterio de Dios permanece…. y es mucho mas importante que cualquier ciencia o conocimiento puramente humano….Lo único que podemos hacer es abrirnos, en lo que podemos, a la posibilidad real de que Dios está presente, que inmanentemente se relaciona con nosotros, los humanos, y que su amor es el que nos abre la puerta para  penetrar -de alguna manera- en el abismo profundo de su amor…..Y con gran humildad llegar hasta EL…..El amor nos llevará hasta la fe……ascendentemente si quieres….pero realmente
    Te deseo lo mejor…..un abrazo…..de Santiago Hernández

  • Juanel

     
    Lo primero que me llama la atención Santiago, es lo que haces en este comentario como “casi” toda la teología trinitaria, emplear términos encriptados usando palabras del griego con significación entre los s. IV y IX que no tenemos porqué entender. Será para darle una atmósfera de misterio al tratarse de Dios que debe preservarse en una nube ininteligible. Eso no me gusta porque cuando hablo de Dios quiero que los que me escuchan me entiendan lo que les quiero decir. Si el término empleado de “persona” significa en nuestro contexto individuos con identidades distintas y eso no es lo que quiero decir, no cabe otra solución que suprimir el término de persona. Lo mismo pasa con el término “imagen”. Si digo que el Hijo es imagen del Padre que lleva al absurdo de pensar que el Hijo no es real o como mucho una copia perfecta del Padre, lo que tengo que hacer es no emplearla si lo que pretendo hacer no es confundir a la gente.
     
     
    En mi opinión ya hay misterio suficiente en el Misterio Trascendente como para proyectarlo hasta Dios personal, que se nos ha manifestado completamente como plenitud humana en Jesús.
     
     
    Resulta que a cada paso de lo que dice esa teología y la que empleas se va contradiciendo. Dices el origen sólo es el Padre ¿Sólo? Pues resulta que ya estaba en ese origen la Palabra y el Hijo. Claro esto trata de evitar el subordinacionismo, porque si el Padre es anterior y el Hijo es posterior, el Hijo necesariamente está subordinado al Padre. Dices que tienen las mismas voluntades, tienen perfecto conocimiento mutuo y quieren lo mismo, pero a continuación tienes que aclarar que esa mismidad no excluye la distinción de personas.

  • Santiago

    Juanel,     gracias por tu aclaración…pero cuando hice el comentario no me refería concretamente a ti…o sea no fuiste la “causa”…sino la “ocasión” para escribir sobre el tema….por eso no me dirigí a ti….sino que escribí de este tema pero en general….Al mencionar el panenteísmo concretamente lo hice porque he leído últimamente artículos que lo confunden con la omnipresencia y su inmanencia de Dios…porque a pesar de que Dios está en todo y penetra profundamente la realidad, estas cualidades no lo hacen dependientes..porque sigue siendo libre..
    En cuanto a la expresión verbal y escrita del misterio, siempre sera inadecuada…porque nunca podremos abarcar el misterio revelado del amor de Dios, en tres personas distintas….Si pudiéramos abarcarlo y entenderlo Dios no sería Dios….seríamos igual a El, en entendimiento….y el misterio de la Trinidad radica precisamente en la dificultad de entender la co-sustancialidad de las personas…y la distinción entre ellas y sin embargo Jesus mandó enseñar y bautizar en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo (Mt. 28,19), y Cristo hacía alusión constantemente del Padre y de su obediencia a su Voluntad….y de que el Padre era “mayor” que El…y quien ha visto al Padre, “ha visto al Hijo” etc. etc..En la fe católica, basada en la Escritura, no hay duda de que este misterio fue revelado….
    En cuanto, a la “imagen perfecta del Padre” esto no significa una “foto” del Padre en el Hijo, o sea una “irrealidad” …Para tratar de entenderlo un “poco” sin caer en lo absurdo se puede decir que el Hijo es la imagen impresa (o carácter) de la hipóstasis del Padre, entendiendose por hipóstasis la suma total de las propiedades individuales de la persona. Es esta propia hipóstasis del Hijo que hace que tambien podamos ver la hipóstasis del Padre, que  el Hijo puede -y es capaz- de contener al Padre.
    La Persona (hipóstasis) del Hijo es la forma y el contenido (en griego “prosopon”)del perfecto conocimiento que tiene el Hijo sobre el Padre y la persona del Padre se ve en la forma del Hijo…Por eso, es “imagen real contenida” y no mera fotografía….SIN EMBARGO, las propiedades establecidas en el Padre y en el Hijo permanecen intactas para cada uno de ellos para permitir diferenciar a las Personas..
    PERO ¿Pero como y de que manera la Persona del Hijo es la imagen del Padre?
    SABEMOS pues que solo el Padre es el origen de todo pero en este origen estuvo ya contenido el Hijo en su naturaleza divina. EL es lo original: porque Dios es el origen y la PALABRA que está en este origen es Dios.
    El Hijo es engendrado sin ser inferior- en esencia- al Padre. Por tanto su trabajo y actividad tambien es de naturaleza divina. El Hijo -quien está en el Padre quiere lo mismo que el Padre quiere. El Hijo posee en El mismo, la voluntad del Padre en su totalidad. LA IMAGEN especular no se mueve a menos que el movimiento se produzca en el original. El Hijo es, pues, la expresión de la voluntad del Padre. El Hijo absorbe la voluntad total del Padre y se convierte o viene a poseer esta misma voluntad El mismo. LA UNIDAD DE VOLUNTADES no excluye la distincion de las Personas porque aunque distinta no se subordinan sino que hay una sintonía de acción. El Hijo hace suya la voluntad del Padre libremente….y la hace su propia voluntad en perfecta sintonía…libremente….No existe sometimiento y subordinación porque la dignidad personal esencial es la misma…y porque en Dios solamente existe libertad..que es, junto con la dinámica del amor, su principal característica…porque en Dios todo es libertad….Libremente ama en el amor de su Trinidad perfecta…y libremente amó dando origen a su Creación…y libremente continua amándonos en este misterio profundísimo de su verdadera identidad comunitaria..
    Ya se, Juanel, que es difícil el misterio…entenderlo imposible porque nosotros no podemos ser uno y trino al mismo tiempo..Pero la estructura divina no es la nuestra, nuestra hipóstasis es simplemente humana….pero el misterio NO es  completamente inasequible a nosotros, tampoco…porque se trata del amor….y esto es una característica universal…que a todos nos compete y que todos percibimos…y el amor proviene del mismo Dios…y de su primera relación personal…
    No creo que es necesario, tampoco, llegar a tratar de entender “denodadamente” todo esto para poder vivir nuestra fe…Basta con que creamos lo mejor que podamos el significado del amor divino….Creo que lo demás lo va a hacer “la gracia”, siempre dispuesta a salvarnos en nuestra gran debilidad e indigencia..
    Admiro tu interés en lo que escribes…un abrazo     de Santiago Hernández 

  • Juanel

     
    Vamos a ver Santiago, la teología que me explicas la conozco, el problema es que no me sirve. Te intentaré resumir el porqué no. De entrada aclararte que lo que propongo nada tiene que ver con el monismo de Spinoza, no hay una sola sustancia, sino un ámbito divino y un ámbito humano con su entorno natural netamente separados entre sí constitutivamente distintos. Dios no se confunde de ningún modo con el mundo ni son co-dependientes entre sí. Por tanto mi propuesta nada tiene que ver con el panteísmo, ni con el panenteísmo. Supongo que lo has señalado para diferenciar tu posición de ellas, pero no creo que puedas deducirlo en lo que yo comento.
     
     
    1.En nuestro contexto hablar de personas distintas significa hablar de individuos diferentes. Y esto por más vueltas que se le dé impide compatibilizarlo con Dios Uno.
    2.La propuesta de imagen perfecta del Padre, no evita el subordinaciorismo, primero porque imagen (una foto) significa no real en nuestro contexto aunque esa imagen sea perfecta. Además nunca se dice que el Padre sea imagen perfecta del Hijo. Ni tampoco que una imagen sea lo mismo que su modelo ni que formen una sola cosa. Vuelve el problema de la unidad.
    3.tampoco la misma naturaleza me sirve.
    4.Si la jerarquía de fe comienza por creer en Dios Uno, no basta con decir que uno se refiere a una comunidad relacional porque lo comprensible sería quitar el Uno.
     
     
    Por ello y bastante más, es por lo que propongo, que para afirmar que Dios es Uno y único, que el Padre y el Hijo son la misma persona en dos ámbitos distintos (divino y humano). Es que me resulta más comprensible. El Padre y el Hijo no son simplemente hermanos gemelos idénticos (imágenes) sino que tienen idéntica voluntad, y para acabar de rematarlo no estamos hablando de dos sino de uno, de un solo Dios. Quizás sea herético pero es que hay que buscar la forma de expresar de modo comprensible que el hombre en plenitud que fue Jesús de Nazaret es divino y a la vez, que Dios sigue siendo Uno y único.

  • Antonio Duato

    Juanel:

    Lo mejor es que me envíes ese escrito y ya veremos la mejor manera de publicarlo.

    Puedes hacerlo, junto a datos y alguna foto para tu perfil, a la cuenta perfiles@atrio.org

    Pensaba desde luego abrir uno o más hilos sobre fe critiana y ser católico hoy.

  • Juanel

     
    Lo primero una pregunta para Antonio Duato, es que no sé qué hacer. He estado estos días muy liado con lo del Credo, pensando cómo expresarme y qué escribir del modo más breve posible. Por fin estoy terminando. Me han salido 8 puntos de casi una página cada uno. No sé si seguir este hilo pinchando punto por punto del Credo espaciando las entradas en Atrio para no ocupar toda la columna de los “últimos comentarios”, o bien, entrarlos todos juntos en la misma entrada en un solo comentario muy largo. También podría comenzar un hilo distinto algo así como “el Credo: interpretaciones desde un punto de vista científico”, que podría dividirse en dos o más partes por su longitud en hilos distintos, enviándolo por e-mail a Atrio. Cualquiera de ellas me vale o del modo que Atrio me diga, incluido que no lo crea oportuno para la línea que sigue Atrio. La contestación bien podría ser por este hilo o por e-mail, como quieras o te sea más cómodo.
     
    ¡Ah! tengo pendiente la revisión de mi correo y he visto alguna entrada tuya. Me ocuparé de ello tan pronto como encuentre un tiempo para hacerlo.

  • Santiago

    El misterio de Dios permanece…como también su modo de existir…Sin embargo, contra Spinoza no hay monismo de la sustancia…Dios no puede identificarse con lo meramente “natural”…Podemos partir ascendentemente hasta EL..Sin embargo, Dios siempre nos precede…Existía el espíritu de Dios antes de la energía…por lo tanto, no tiene lugar la idea del “panenteísmo” de que hay de hecho una co-dependencia entre Dios y el Universo como su Creación….
    No importa que estemos en el siglo I como en la prehistoria…ni tampoco en el siglo XXI…La verdad de Dios nos precedió en el tiempo…La manera de expresar la concepción de Dios puede variar a traves de los siglos, pero esta conceptualización no puede opacar la Revelación, ni disminuirla en su realidad….puesto que la manera de existir de Dios solamente la sabemos por su propia Revelación…nada podríamos saber del amor de “relación” que hay en Dios sin una específica voluntad de revelarse a nosotros por la inmanencia del Creador….ya que Dios no solo es el ser…sino es el que “quiere” estar, y está de hecho con nosotros….Por eso en esa relación en las divinas personas está tambien contenido todo el modelo humano y lo que nosotros siempre hemos querido…. que ES: comunidad, unidad y amor…Como somos “imagen y semejanza del Creador”, nuestras relaciones humanas se asemejan al amor “relacional” de Dios….Por eso la teoría de Spinoza del l “monismo de la sustancia” no se puede sostener….Dios fue libre e independiente al crear…y lo sigue siendo al mantener la actividad del mundo…porque Dios siempre nos precede…
     Las personas divinas solamente tienen un modo de acción y una voluntad que son divinos. El Hijo actúa en el mismo modo y voluntad del Padre y es solamente DIFERENTE del Padre en la forma y manera del ser Hijo y en su relación con El….El Hijo posee en el mismo la voluntad del Padre en su totalidd..El Hijo es pues la expresión de la voluntad del Padre…pero esta unidad no excluye la distinción de las “personas” porque precisamente el Hijo individualísticamente y personalmente is la “imagen perfecta de la voluntad del Padre”…Por eso, al encarnarse como hombre, Cristo, el Hijo de Dios, opera de diferente manera que nosotros porque el opera de forma y manera propia del Verbo eterno, en las 2 naturalezas al unísono. En recíproca permeación (perichoresis) a nivel de la Persona..Porque por la unión hipostática la actividad “humana” de Jesus se convierte en la actividad de la persona divina del Hijo de Dios..PERO como es la persona la que determina la manera de actuar, Cristo transmite y confiere a sus actos humanos la misma “imprenta”, el mismo “sello” con que marca y caracteriza su divino modo de acción que es el del Hijo Eterno de Dios…O sea que la manera de existir y actuar del Verbo Eterno se convierte en el molde que configura la forma de sus actos humanos..ESTA UNIÓN de humanidad y divinidad que no trasforma o disuelve a Dios en humano y tampoco lo humano en Dios sino que mas bien renueva la naturaleza humana y le imprime el modo de existencia del Verbo Divino es lo que se llama amor que conduce la naturaleza humana a su última perfeccion que es la perfeccion del amor y por amor..Y esa es la verdadera identidad de Dios hecho Hombre…
    un saludo cordial    de Santiago Hernández

  • Juanel

     
    Sigo el Credo de Nicea, (no según lo que se puede decir, sino según mi criterio)
    3.Dios de Dios, Luz de Luz, Dios verdadero de Dios verdadero, engendrado no creado de la misma naturaleza que el Padre, por quien todo fue hecho. Este es un lenguaje encriptado cuyas claves están en un contexto diferente al nuestro y que por tanto las hemos perdido. Pero además cuando se sitúa uno en el contexto de la filosofía en la que fue redactado tampoco resulta que sus significados puedan aplicarse hoy sin re-elaborarlos. Es evidente que el texto nos mete de lleno en dos problemas innecesarios: primero un diteísmo porque se habla de dos dioses, Dios de Dios,… lo cual quiere arreglar con lo de la misma naturaleza, pero para nosotros que compartimos la naturaleza humana no por ello somos uno; y segundo el subordinacionismo, puesto que Dios-Hijo aparece como segundo, nacido o engendrado por Dios-el Padre y en consecuencia dependiente o subordinado a él.
     
    Mi re-elaboración la hago del siguiente modo: Dios es a la vez y desde siempre Trascendente e Inmanente, es decir, es al mismo tiempo Misterio incognoscible y Alguien personal cognoscible al menos lo suficiente para que podamos hablar de él. Si es Alguien personal estamos hablando de una persona humana, de una sola persona en la plenitud de lo humano. Y esta persona humana es Dios. El problema del diteísmo aparece cuando se hace corresponder al Padre con el Misterio trascendente y Creador, y al Hijo con la persona humana que el Padre engendra. Lo que digo al respecto es que tanto el ámbito divino como el humano están desde siempre y para siempre en Dios. Es más no hay nada más humano que Dios mismo. Entonces ¿no hay diferencia entre el Padre y el Hijo? Pues sí, el Padre hace referencia a la persona humana en plenitud y a lo a-temporal en lo eterno, mientras que el Hijo hace referencia a la misma persona humana en plenitud pero en lo temporal y finito. Por lo tanto no se trata de dos personas con identidades, personalidades, voluntades,…. distintas, sino iguales y por tanto es más comprensible hablar de una sola persona que está a la vez y al mismo tiempo en los dos ámbitos diferenciados. Esto que parece imposible no lo es puesto que en nuestra Realidad Física, los cuantos de energía lo hacen, están al mismo tiempo en varios lugares a la vez. De este modo Dios personal está tanto en lo eterno como en lo temporal, tanto en lo infinito como en lo finito, tanto en lo absoluto como en lo relativo, para hacer posible que Dios sea Todo en todo. Y en ambos Padre e Hijo por tratarse de la misma persona y por ser Dios, se da o está en ellos por igual lo trascendente, el Misterio Incognoscible.
     
    Si se trata de la misma persona no cabe el subordinacionismo, ni que el Hijo sea engendrado por el Padre. Simplemente se puede decir que Dios personal y único está desde siempre en los dos ámbitos. Pero se podría mantener los dos términos Padre e Hijo al referirnos a un ámbito o al otro. No obstante, podría parecer evidente que antes de que la Realidad Física y temporal fuese, no había ámbito humano y por tanto Dios personal sólo se referiría a Padre, el Hijo entonces sería engendrado cuando lo temporal apareciese. Yo no lo pienso así porque la Plenitud Humana le pertenece a Dios desde siempre y por lo tanto en ningún momento se pasa de la existencia de solo el Padre al Padre-Hijo, pues el ámbito humano siempre ha estado en Dios, contenido en el Primogénito de toda la humanidad plena, el Hijo.
     
    Todo esto al tratarse de una proposición a-temporal necesariamente tiene un sentido muy alejado de la experiencia personal en una teología claramente descendente. Pero no soy yo el que propone una teología semejante ni el uso a-temporal casi mitológico, sino que es el propio Credo el que me marca las condiciones del discurso, y es este texto y no otro el que intento explicar. Por otro lado, en este tercer punto del Credo no veo el modo de salvar el texto, al menos por ahora, dado que no me parece posible añadirle una explicación en un apéndice al Credo sin modificarlo. Pero con todo puedo proclamarlo porque aunque no entiendo el texto tal como se expresa, puede que más adelante encuentre la forma adecuada de traducirlo. Así que lo dejo pendiente sin necesidad de eliminarlo.

  • Juanel

     
    Gracias Gonzalo por señalarme la teología “progresiva” ascendente, por que no la había tenido en cuenta en mis explicaciones sobre la plenitud humana. La ascendente sí, porque se hace hoy y hago teología desde la experiencia religiosa del hombre y la mujer y también de la comunidad, para ir remontándose en el discurso a Dios, pero no he tenido en cuenta lo de progresiva o procesual, que me viene como anillo al dedo, así que que gracias nuevamente.
     
    Lo que quiero decir, con que Jesús tiene la condición de plenitud, es que su vida histórica transcurre en un marco funcional y dinámico hacia la plenitud siempre. No cambia en ningún momento de dirección. En la historia de Jesús, el transcurrir del tiempo hace acumular plenitud, nunca resta sino que suma, crece, progresa. La plenitud realizada en su totalidad sólo puede darse en el ámbito divino, en el tiempo humano sólo puede construirse progresivamente. Jesús no tendría la condición de plenitud si en el ejemplo que me pones de la mujer siriofenicia la rechazase y no la atendiese por no ser judía. Plenitud tampoco significa total conocimiento. Jesús muere en plenitud porque no queda nada más que revelar de lo humano de Dios. Pero esto no significa que tuviese el conocimiento de todas las cosas ni del futuro, porque esto no se corresponde con lo temporal y progresivo del ámbito humano, sino con lo a-temporal, definitivo y total del ámbito de Dios. Y esto lo dice Jesús varias veces al hablar del futuro que sólo Dios conoce. Esto reafirma que Jesús histórico es humano en plenitud, pero no divino.
     
    Y es que la plenitud de Jesús se manifiesta desde el relato de su concepción, su nacimiento, a lo largo de su vida, en su muerte y después de ella. No hay interrupción de ello en todo el proceso. Por ejemplo el nacimiento en Belén de Jesús, pobre y humilde, en un pesebre junto a los animales, sea o no un hecho histórico (que parece ser que no), manifiesta claramente plenitud, dirección hacia la plenitud, porque de entrada se coloca junto a los marginados y excluidos sociales, y los llama (los próximos pastores) para que vengan a verlo y también a los sabios (lejanos del oriente) porque en él hay verdad.
     
    Gracias Oscar Varela no sabía que me leyeras, porque no comentabas nada. Me encantaría que si encuentras alguna de mis propuestas sin base suficiente me lo hicieras saber, independientemente de que las compartas o no.
     
    Honorio Cadarso, no te preocupes por perderte en mi discurso, no hace ninguna falta para seguir a Jesús. Ninguna. Lo que me pasa es que no puedo quedarme sin responder, si puedo hacerlo con un mínimo de coherencia, en cuestiones acerca de mi fe.

  • oscar varela

    Hola Gonzalo!

    leo tu ofrecimiento a juanel:

    – “estoy trabajando un comentario a Marcos seleccionando de los comentarios de los más reconocidos comentaristas actuales.”-

    Si no es indiscresión te digo que a mí me interesaría conocer tu trabajo.

    Gracias – Oscar.

  • h.cadarso

      Yo me pierdo cuando toca profundizar en el tema de Dios. O sea que a lo mejor estropearía vuestro ciscurso si me meto. Pero se me ocurre que sería bueno recordar aquello que dijo Jesús a la Samaritana, cuando le preguntó la señora si había que adorar a Dios en Jerusalén o en el monte Garizin: “los verdaderos adoradores adorarán a Dios en espíritu y en verdad”. Y luego creo que le dice algo sobre lo del Garizin y lo de Jerusalén, que es como si le dijese que es bueno que cada uno sigamos con nuestros ritos. a condición de que no olvidemos aquella regla de oro de que “no está hecho el ser humano para el sábado, sino el sábado para el ser humano”.
      Que por cierto es todo lo que tengo que decir sobre mi pertenencia o no a la iglesia católica. Como católico, como seguidor de Jesús, confieso que todo rito y toda ley humana, incluso las del Papa, deben respetar esa norma suprema de que el ser humano no está hecho para el sábado, sino al revés”.
      Y punto.

  • Juanel

     
    Por supuesto Mª Luisa, los libros, las ideas y pensamientos de las otras personas, y añado por mucha autoridad académica que tengan, son tan solo ventanas del conocimiento pero no son el mismo conocimiento. Pues claro, para mí lo que dicen los demás tengan la autoridad que tengan sólo son motivo para mis reflexiones personales y la mayoría de veces disiento de ellas, pero algunas me sirven para re-elaborarlas según mis criterios. Por ello yo en los comentarios al Credo de Nicea no estoy copiando y pegando ideas de H. Kúng, ni tampoco de González Fauss al que cito a menudo, ni de ningún otro. Verás que lo que expongo difiere bastante de lo que dicen.

    Un cordial saludo también.

  • Juanel

     
    Sigo el Credo de Nicea
    2.Creo en un solo Señor, Jesucristo, Hijo único de Dios, nacido del Padre antes de todos los siglos. Se habla aquí de tres títulos aplicados a Jesús: Señor, Hijo y Pre-existente.
     
    Señor, decir un sólo Señor reconoce que no hay otro señorío en el mundo humano que el de Jesús. Con lo cual se iguala a toda la humanidad en una fraternidad común. Tanto fue así en la primera Iglesia que hubieron mártires por negarse a reconocer otro señorío o llamar simplemente Señor al César. ¡Qué pronto olvidaron las Iglesias cristianas el único señorío de Jesús con la invención de señoríos secundarios, vicarios del poder de Jesús en la tierra!
     
    Hijo, único, unigénito. Se afirma la filiación de Jesús respecto al Padre-Dios, en una relación única y no hay ninguna otra porque no queda más que añadir con otro Hijo, ni nada que completar ni menos aún algo que corregir. El reconocimiento de la filiación de Jesús es una experiencia individual y comunitaria. Se trata de descubrir que el modo de Jesús en cuanto al conocimiento y experiencia sobre Dios que comunica y manifiesta, no cabe otra forma de explicarlo que mediante su vinculación única con Dios. No se trata de negar que haya otras formas de explicarlo, sino el “caer en la cuenta” de que esa es la única explicación que me sirve o me convence, en una experiencia completamente personal, que puede ser compartida con la de otros.
     
     
    Pre-existente, para mí esto significa que el Hijo está incluido en Dios-Trino, como el componente humano y humanizador de Dios, dentro de la historia humana desde siempre y para siempre. Si la historia humana culmina en la Plenitud Humana, sólo la veo posible porque ya está realizada en el seno o ámbito de Dios. No es una conquista humana, sino la obra creadora de Dios por excelencia. Esto no significa que sea una cosa sólo de Dios, sino que requiere la implicación y el esfuerzo humano al ser en la historia el ser humano “las manos” de Dios. Tanto es así que el Hijo se despoja de su condición divina entrando en la historia como un humano más, un humano en plenitud, para empujar a la humanidad en la dirección correcta hacia la Plenitud. Jesús en la historia no actúa como Dios (ni siquiera lo es por haberse despojado de ella) sino como hombre en plenitud.

  • Juanel

     
    Gonzalo, yo no quiero hacer teología descendente pero tampoco ascendente sino ambas y complementarlas, pues en mi opinión no son excluyentes. En cada cuestión intento emplear ambas aunque no siempre resulta fácil. Leo adopcionismo en la Humanidad Nueva de González Fauus en su sexta edición del 1984 que es la que tengo a mano. En su página 390 habla de herejías trinitario-cristológicas y la primara que señala es el adopcionismo y dice de ella que es la más importante de todas porque rebrota constantemente en todos los tiempos, porque es un intento de salvaguardar la historia de Jesús y la concepción histórica de la Encarnación, es decir, el Jesús histórico. Es un intento de eliminar la kénosis de Dios en Jesús, y la prueba que presentan en su tiempo o contexto histórico es que sólo luego del bautismo comenzara Jesús a hacer milagros. De Hipólito: “cuando el bautismo de Jesús en el Jordán, recibió al Cristo, sus fuerzas no estuvieron activas hasta el momento en el que el Espíritu descendió y se reveló en él”. G.Fauss explica que la divinidad de Jesús es vista aquí como una conquista del hombre, eliminando el problema de la afirmación simultánea de divinidad y humanidad de Jesús.
     
     
    Lo que no veo correcto es hacer eso que dices de no tomar en cuenta el evangelio de Juan, porque la teología en mi opinión hay que hacerla no solamente del conjunto del NT, sino también teniendo en cuenta la historia de la Iglesia y cuanto se ha dicho en ella que no es poco.
     
     
    Quizás yo sea más drástico que tú y más hereje cuando para salvar al Jesús histórico de una teología descendente, elimino de él su divinidad. Le dejo sólo la plenitud humana, que es humana y no divina. Yo no soy adopcionista porque no supongo en Jesús histórico ninguna revelación ni bajada del Espíritu en ningún momento de su vida, lo mismo que en el común de los hombres y las mujeres. Para mí no existe ninguna revelación sobrenatural en nadie ni tampoco en Jesús.
     
     
    Mª Pilar, no te inquietes, es buena la diversidad de opiniones porque hace que fijemos y expliquemos mejor nuestras ideas, lo raro sería que todos pensásemos lo mismo. Es bueno exponer nuestros puntos de vista, claro está siempre y cuando se mantenga la cortesía en la igualdad diálogica y no la imposición de verdades, y menos la exclusión o la violencia.