El 18 de Octubre se constituyó formalmente en Oslo, Noruega, la mesa de negociaciones de paz entre las FARC y el Gobierno colombiano. Las negociaciones propiamente dichas se iniciarán en La Habana, Cuba, el 15 de Noviembre.
Después de 50 años, y después de tres intentos fallidos de negociación, casi todos respiramos con alivio y una contenida esperanza de que esta vez será la buena, llegará la paz. ¡Bendito sea Dios, que es como decir la Paz sin medida ni término para todas las criaturas! ¡Bendita sea Colombia con sus escarpadas cordilleras y sus majestuosos ríos, su inmensa biodiversidad, sus numerosas etnias y lenguas! ¡Benditos sean sus pasos decididos hacia la paz, la paz tan anhelada, todavía tan insegura, y tan merecida después de 50 años, después de tanto miedo y de tanto dolor!
Para llegar hasta aquí, han salvado innumerables obstáculos que parecían insalvables. La guerrilla degeneró muy pronto y dejó de lado en buena medida aquellos ideales de justicia que en un tiempo parecieron justificar el conflicto armado. Buena parte de los representantes del pueblo y muchos gobiernos supuestamente democráticos se han dejado corromper de lleno por el dinero y han ejercido el terrorismo del Estado bajo excusa de combatir el terrorismo. Muchos declaraban que con los terroristas no se ha de negociar, pero ya sabemos que los que así hablan no tienen reparos para negociar y hacer negocios con los mayores terroristas cuando el interés económico lo recomienda o cuando la relación de fuerzas militares lo impone. Muchos preferían seguir con la guerra como medio de vida o como medida de fuerza para lograr sus objetivos. Aún en vísperas de dar inicio a las negociaciones formales de paz en Oslo, ha habido acciones violentas, con muertos y muchos heridos. Más muertos y heridos inocentes. No debe haber más. ¡Ya basta!
Para llegar hasta aquí, todos han debido convencerse primero de que no se puede llegar a la paz sino a través de la justicia y de que no se puede llegar a la justicia sino a través de la paz. De que no puede haber paz en Colombia si no se reparten mejor sus inmensas tierras tan hermosas, y si no se devuelven las que han sido arrebatadas por la codicia y las armas. Y de que nunca se erradicará el narcotráfico si no se ofrecen a los cultivadores de coca condiciones para vivir dignamente con otros cultivos. ¡Ojalá todos nos convenciéramos por fin!
¡Ojalá gane la paz! Solo así ganará Colombia, ganarán todos. Mienten quienes dicen que la paz verdadera exige que haya vencedores y vencidos. Sigue siendo un lenguaje de guerra, y la guerra ha servido para lograr la victoria o salir derrotado, nunca para hacer la paz. Es seguro que las FARC no se hubiesen sentado a la mesa de haber albergado esperanzas de vencer al ejército, y que tampoco el Gobierno se hubiese avenido a negociar de haber tenido la certeza de vencer a la guerrilla. Así vamos, y así nos va. Pero ya es hora de cambiar de registro, de creer en otro futuro y de crearlo, de dar un salto de civilización, de ponerse en el lugar del otro, de honrar la humanidad, de pasar del afán de victoria al anhelo de paz. He escuchado a Humberto de la Calle, delegado del Presidente colombiano Santos, decir en Oslo: “No se trata de que las FARC depongan las armas, sino de que las sigan defendiendo en democracia, sin necesidad de rendirse, ni plegarse a nuestras ideas”. ¡Enhorabuena, caballero! Hay que sentirse fuerte y hay que confiar en el otro para hablar así. ¿Cuándo sucederá eso en todas partes donde hay guerra o conflicto? ¿Cuándo nos convenceremos de que con la paz ganamos todos y de que nadie gana sin una paz justa?
Hoy recuerdo con pena a todos los muertos y me importa poco en qué bando luchaban. Recuerdo con dolor a los millones de desplazados por la misma violencia con distintos nombres y justificaciones diversas: guerrilla, ejército, paramilitares, terratenientes, narcotráfico. Recuerdo con emoción a Wilson, tendido en la tierra boca abajo atravesado por ocho balas junto a la puerta de la capilla en Yunguillo, arriba del Caquetá, y a su madre y a su hermano pequeño llorando por la noche en el humilde oratorio y en la humilde mesa de los franciscanos.
Te saludo, hermosa tierra de Colombia, con tus tres cordilleras, tus nevados y valles y llanos inmensos, con tu Cauca y Magdalena, con tus mares, ríos y quebradas, tus esteros y manglares, con tus ceibas, yarumas y guayacanes, con tus mangos y guanábanas, tus maracuyás y papayas, con tus colibríes, azulejos y cardenales, con tus ciudades y veredas, con tus decenas de etnias y de lenguas, con tus gentes de todos los rasgos y colores, con tu yuca y tus arepas, con tus matriales y maguarés, tus marumbas y cucunos. Hoy te saludo y me alegro contigo.
También te saludan, querida Colombia, y se alegran contigo y te desean la paz la garza gris que acaba de descender lentamente, en suaves círculos, a la represa del Narrondo junto al puente, y la elegante lavandera blanca que corretea sobre la torre de ladrillo de la antigua tejería, frente a mi ventana, y la cerraja que ya se marchita entre sus ladrillos, pues aquí estamos en otoño. Volverá la primavera. Florecerá la paz.
Para orar. POR LOS CAMINOS DE AMERICA
Por los caminos de América
tanto dolor, tanto llanto,
nubes, misterios, encantos,
pueblos de un pueblo que va.
Hay cruces en los senderos,
piedras marcadas de sangre,
hitos del largo combate
que lleva a la libertad.
Por los caminos de América
hay monumentos sin rostro,
héroes de risa y mal gusto,
libros de historia incolor.
Hau bustos de dictadores,
soldados tristes, callados,
con ojos desorbitados
viendo avanzar el amor.
Por los caminos de América
hay madres gritando locas
antes que se queden roncas,
díganles dónde hallarán
sus hijos muertos, llevados,
en noches de tiranía.
Aunque les maten el día,
ellas no se callarán.
Por los caminos de América
al centro del continento,
marchan gavillas de gente
con la victoria en sazón.
Nos mandan sueños, cantares,
preñados de rebeldía;
las armas de la utopía
que han de vencer al dragón.
Por los caminos de América
banderas de un nuevo tiempo
siembran al gozo del viento
tercas consignas de paz.
Y en las más alta montaña
rompe un mensaje florido,
un compañero querido
que al alba se fue a buscar.
Por los caminos de América
los indios tocan sus flautas
contra las leyes y pautas
con que los quieren uncir.
A la guitarra un chiquillo
y el negro con sus tambores
y en muchas mesas las flores
de la Fiesta por venir.
(Cancionero de las comunidades cristianas de base de América Latina)
Hola!
El mal reparto de la tierra es un problema que afecta, en grado diverso, a toda América Latina.
Un artículo en Adjunto que me manda un amigo muestra en Colombia una situación muy parecida a la de Honduras o de Paraguay, y leo:
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Las FARC afirmaron ayer que el destino de su país depende de solucionar el problema de la tierra y el territorio, tras saludar desde La Habana el inicio del foro agrario para contribuir al diálogo de paz:
“Nada más trascendental para nosotros que la opinión del pueblo, de sus organizaciones sociales, en torno del problema nodal del conflicto, el de la tierra y el territorio, porque de su solución depende el destino de Colombia”, aseveró la guerrilla, en un comunicado leído por su jefe negociador, Luciano Marín Arango, alias “Iván Márquez”, al reanudarse la última ronda de negociaciones del año, que se extenderá hasta el viernes.
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El titular de la federación de ganaderos rechazó anteayer participar del foro con el argumento de que se debe ser realista y de que el Foro, en vez de ayudar al proceso, lo daña:
“Habrá posiciones antagónicas sobre el modelo de desarrollo rural: las FARC, que defienden el minifundio, y nosotros, que creemos que debemos producir para la globalización”, vaticinó.
Inclusive, en declaraciones a la emisora Caracol, consideró que el diálogo social, como aporte a las negociaciones del gobierno y las FARC en La Habana, es inútil y va a ser infructuoso.
Los ganaderos de la Fedegan, que concentran 38 de los cerca de 44 millones de hectáreas de campo colombiano, según el diario local El Tiempo, están en contra de que se haga en Colombia una reforma agraria como la concibieron históricamente las FARC.
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De nuevo malas noticias para la Paz en Colombia, masacre y vilencia contra la población civil:
http://www.rebelion.org/noticia.php?id=159114
Nota de Rebelión:
“Entre las diez y las once de la noche de este 7 de noviembre, Santa Rosa de Osos, Antioquia, fue escenario de una masacre en la que murieron diez cultivadores de tomate de árbol que fueron sacados por tres hombres de la finca La España, en la que trabajaban. Las víctimas son nueve hombres y una mujer que murieron tras la detonación de una granada lanzada por los sujetos que los retuvieron. Una de las hipótesis que se maneja es una posible extorsión que el dueño de la plantación no quiso pagar. De allí la retaliación contra sus trabajadores. Los Rastrojos es una de las bandas armadas en las que se han reagrupado los falsamente desmovilizados grupos paramilitares de las AUC.”
Así es como quieren negociar la Paz los poderosos señores de la guerra, exterminando a los campesinos, trabajadores y pobres colombianos? hasta cuando?, hasta cuando la codicia infinita de los que mas tienen?
Querido José Arregui, será este el cuarto intento fallido de Paz para Colombia?, mira lo que leo hoy en Rebelión: http://www.rebelion.org/noticia.php?id=158846 , “hay abismales diferencias entre lo que significa la Paz para unos y para otros”.
“Dicen que arreglar los problemas demora tanto como su existencia misma, por eso el problema no se subsana porque se firme un documento de compromisos o buenas intenciones.”
Si entretanto y despues no se cumplen.
y para colmo
http://www.rebelion.org/noticia.php?id=158842, Legalizan nuevas armas de represión y tortura.
¡Cuanta pena!
¡Ojalá gane la Paz!
¡Ojalá gane la Paz! José Arregui, porque solo así ganará Colombia, y ganará Guatemala, y Chile y México y Nicaragua y todos los pueblos, porque
a los Pueblos Indígenas “Los siguen matando“: http://www.rebelion.org/noticia.php?id=158437 .
Y ganará la Humanidad entera, ganará, cuando deje de haber violencia machista porque:
“Conmoción en Nicaragua por niveles de violencia machista” 28oct.2012
http://www.rebelion.org/noticia.php?id=158337
¡Ojalá gane la Paz” con Justicia
El otro vocero de las FARC
Por: Octavio Quintero (especial para ARGENPRESS.info)
http://www.argenpress.info/2012/10/el-otro-vocero-de-las-farc.html
Joseph Stiglitz, el laureado escritor (Nobel de Economía 2001), podría sentarse con todo derecho en la mesa de Oslo a hablar de Paz en Colombia a nombre de las FARC; y tal vez no sería tachado de “anacrónico”…
En su último libro, “El precio de la desigualdad”, nuevo best seller de Tauros, Stiglitz dice de entrada:
“El 1 % de la población disfruta de las mejores viviendas, la mejor educación, los mejores médicos y el mejor nivel de vida, pero hay una cosa que el dinero no puede comprar: la comprensión de que su destino está ligado a cómo vive el otro 99 %. A lo largo de la historia esto es algo que esa minoría solo ha logrado entender… cuando ya era demasiado tarde”.
De entrada también, Iván Márquez, el guerrillero jefe de las negociaciones de Paz con Santos, dijo…
“Más de 30 millones de colombianos (el 70% de la población) viven en la pobreza; 12 millones en la indigencia; el 50% de la población económicamente activa, agoniza entre el desempleo y el subempleo; casi 6 millones de campesinos deambulan por las calles víctimas del desplazamiento forzoso. De 114 millones de hectáreas que tiene el país, 38 están asignadas a la exploración petrolera y 11 millones a la minería; de las 750.000 hectáreas en explotación forestal, se proyecta pasar a 12 millones. La ganadería extensiva ocupa 39.2 millones. El área cultivable es de 21.5 millones de hectáreas, pero solamente 4.7 millones de ellas están dedicadas a la agricultura, guarismo en decadencia porque ya el país importa 10 millones de toneladas de alimentos al año”.
Y como respondiendo al prólogo de “El precio de la desigualdad”, el guerrillero dice con respecto a ese 1% del que habla Stiglitz: (…) “Ellos sólo piensan en el incremento de su botín, no en la reducción de la miseria”.
Tanto el Nobel como el guerrillero proponen un cambio inmediato de modelo económico. Y es de suponer que la respuesta que dio el vocero oficial del gobierno de Santos, Humberto de la Calle, a Márquez, resulta válida también para Stiglitz…
(..) “Ni el modelo de desarrollo económico que tiene Colombia en la actualidad, ni el régimen jurídico que ampara la propiedad privada, ni el modelo de inversión extranjera vigente en el país, ni la doctrina militar, serán parte de la negociación de paz entre el Gobierno y las FARC”.
Volvamos a este libro que, seguramente, el negociador de Santos ya debe haber leído porque él es un intelectual in…
“Los mercados por sí solos no son ni eficientes ni estables y tienden a acumular la riqueza en manos de unos pocos, más que a promover la competencia… Las políticas de gobiernos e instituciones son propensas a acentuar esta tendencia, influyendo sobre los mercados en modos que dan ventaja a los más ricos frente al resto. La democracia y el imperio de la ley se ven a su vez debilitados por la cada vez mayor concentración del poder en manos de los más privilegiados.
“El precio de la desigualdad constituye una contundente crítica a las ideas del libre mercado y a la dirección que Estados Unidos y muchas otras sociedades (Colombia entre ellas) han tomado durante los últimos treinta años”…
Fin de folio: Ya las FARC pueden levantarse de la mesa y dejar este libro de Stiglitz como propuesta al gobierno para que tome de él lo que a bien tenga. Aunque, a juzgar por la contundente afirmación de De la Calle, también Santos ha declarado “inamovibles” las causas subjetivas de la violencia en Colombia, de las que hablara en su momento el expresidente Belisario…