Santiago de Compostela, 26 enero 2025
Querida y apreciada monseñora Mariann Budde
Somos mujeres feministas católicas, que trabajamos en nuestra Iglesia por la igualdad entre hombres y mujeres.
Son tiempos difíciles los que nos está tocando vivir, tiempos en los que la supremacía (blanca, cis[1]heteropatriarcal o de cualquier otro tipo) y la polarización avanzan y se extienden por todos los países que se dicen democráticos, tanto en América como en Europa.
Nos parece revelador y nos alienta el hecho de que en su país existan plataformas como Faithful America que aúnan a las diferentes confesiones religiosas para argumentar y desmontar, desde nuestra vivencia de la fe, esos nacionalismos mal llamados cristianos que, por todo el mundo, desvirtúan y tergiversan las palabras de Jesús y nuestra fe para defender posiciones políticas extremistas y fomentadoras del odio.
El motivo de esta carta es agradecerle sus valientes palabras en la homilía del pasado 21 de enero en la catedral de Washington. Apreciamos y agradecemos su voz profética, que reconocemos habitada por la Ruah, su tono pausado, capaz de alzarse sin estridencias para defender la verdad y sostenerla desde el Evangelio.
Como mujeres somos conscientes de la dificultad que entraña llegar a obispa en la capital de Estados Unidos y la valentía que es necesaria para dirigirse al nuevo presidente de su nación en los términos en los que usted se ha expresado.
Coincidimos con usted en la importancia de la unidad como base firme sobre la que se ha de sostener un estado, la importancia de neutralizar y superar la polarización que en estos momentos se vive a nivel global, la necesidad de abrir espacios de diálogo y dejar de considerar como enemigo/a a quien piensa distinto. Las comunidades humanas hemos de saber incluír a todas las personas que piensan o se viven de formas diferentes, sin excepciones de ningún tipo, por encima de toda diferencia económica, cultural, social, religiosa, sexual,…
La misericordia de Dios se derrama sobre toda persona sin distinción. Como mujeres creyentes nos vivimos testigos y portavoces de esa misericordia. Desde ese amor derramado en nosotras y desde la pedagogía de Jesús de Nazaret, no podemos consentir que las diferencias se constituyan en motivo de exclusión, provocando sufrimiento y angustia en los colectivos más vulnerables. Apostamos firmemente por la ternura como motor de las relaciones humanas. Por eso apoyamos sin fisuras sus palabras, que agradecemos profundamente.
Seguimos caminando buscando una Iglesia y un mundo que cada vez más sean comunidade de iguales, Ekklesia que avanza en la construcción del Reino de Dios
Gracias, hermana!!
Asoc. Mulleres Cristiás Galegas Exeria
Red Miriam de Espiritualidad Ignaciana Femenina
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Al leer esta carta, tan serena y solidaria y evangélica, no soy capaz de esperar a mañana para solidarizarme. La comparto enteramente. Quienes la han escrito son también como el buen samaritano que no pasó de largo ante el dolor, ante el egoísmo nada humano de quien provoca tanto sufrimiento. Lo más horrible es el error de que quien lo impone se confiese cristiano y rece “Padre NUESTRO…” Hay modelos humanos de fe que restringen demasiado ese nuestro, y así no santifican el nombre de Dios Padre NUESTRO -nuestro sin fronteras ególatras-, como quería Jesús de Nazaret. Ojalá que surjan muchas más Mariannes y Marianos que se pronuncien y reiteren así el Mensaje del Reino.
Evangelio según san Mateo (21,28-32):
En aquel tiempo, dijo Jesús a los sumos sacerdotes y a los ancianos del pueblo:
«¿Qué os parece? Un hombre tenía dos hijos. Se acercó al primero y le dijo: ‘Hijo, ve hoy a trabajar en la viña’. Él le contestó: ‘No quiero’. Pero después recapacitó y fue.
Se acercó al segundo y le dijo lo mismo. Él le contestó: ‘Voy, señor’. Pero no fue.
¿Quién de los dos hizo lo que quería el padre?»
Contestaron: «El primero»
Jesús les dijo: «Os aseguro que los publicanos y las prostitutas os llevan la delantera en el camino del reino de Dios.
Porque vino Juan a vosotros enseñándoos el camino de la justicia, y no le creísteis;
en cambio, los publicanos y prostitutas le creyeron.
Y, aun después de ver esto, vosotros no recapacitasteis ni le creísteis».
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En Argentina, CONVOCA la Marcha Federal del Orgullo Antifascista y Antirracista.
Adhiere casi todo el espectro (Sindical y Político)
LO NUEVO: Los que hasta ahora “convocaban” era el espectro (Sindical y Político);
Ahora la corajuda iniciativa está tomada desde el espectro socio-popular;
Los anteriores aceptaron “adherir”, es decir: ‘seguirlos”
¡Algo está cambiando en las ‘dirigencias’ ¿no?!
https://www.pagina12.com.ar/800278-marcha-federal-antifascista-y-antirracista-a-que-hora-es-la-
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Ojalá, Oscar, que algo esté cambiando en las “dirigencias”. Ojalá. Aunque en este caso yo no lo veo. La carta de estas mujeres solidarias me recuerda otro pasaje evangélico: las mujeres que acompañaron a Jesús hasta cerca del pie de la cruz. Acompañaron al crucificado. ¿Quién hace la voluntad de Dios Padre? ¿Quien dice que sí (va al culto…) y luego castiga-deporta al pobre que no tiene o quien está al margen de las normas religiosas, pero ayuda y/o echa una mano, aunque sea verbal, porque no puede más?
Utilizo el Responder. Gracias
Por no repetir los mismo que dice el artículo, con el que estoy de acuerdo en su contenido, lo completo con una pregunta, ¿Qué argumentos teológicos tiene la Iglesia católica para no consagrar a mujeres como sacerdotisas? En un artículo-anotación, publicado en RD hace pocos días de la teóloga Elena Cortázar Pérez-Armas, y que no soy capaz de encontrar para poner el enlace (quizá alguien lo pueda hacer), titulado Las mujeres y Pablo, se mencionan, con la consiguiente a cita, a las siguientes mujeres: Apia, Ninfa, Priscila, Lidia, Síndique, Trifosia,Trifena, Pérside, Julia, Sámaris, Febe, Tecla y Junia (quizá me haya olvidado de alguna más),, desempeñando la misma función que él mismo Pablo. ¿En qué momento y por qué la Iglesia rompió con este principio tan explícitamente evangélico según la praxis de Jesús? Yo ya he hablado de esto en muchas ocasiones, pero la solución ni se vislumbra, ni se la espera, porque la respuesta ya se la hemos escuchado a Francisco piropeándonos de lo majas, eficientes y serviciales que somos, y que nuestro referente en La Virgen!! María etc., pues eso, tendremos que seguir a tiempo y a destiempo, “contra viento y marea” de que las mujeres somos seres humanos, no somos costilla de nadie. Por lo menos así lo demostró Jesús. ¿Tanto miedo nos tienen? ¿Tan infravaloradas nos tienen, ellos, sí, los hombres?
El eco internacional y nacional de que una mujer-obispa haya sido tan coherente, tan valiente y tan humana, es impresionante, hasta el señor González Pons del PP y tan conserva ha manifestado en favor de que haya mujeres sacerdotes en la Iglesia Católica.
Ya antes, nuestra Carmen de atrio, había dicho el otro día: 23/01/2025, 8:29 am · Responder “No sabe la iglesia católica lo que pierde al no permitir que La Mujer entre en el sistema clerical.
Porque eso , un obispo es incapaz de hacerlo. Me refiero a uno católico. En una homilía, tal vez, pero en la toma de posesión del presidente de los EEUU, no veo a un varón haciendo lo que hizo esta señora.” O como se dice en el programa de Wayoming, “mujer tenía que ser”.
Visto el tan evidente silencio ante esta reclamación y otras de este tipo, por parte de los compañeros de atrio, me pregunto si estas dudas de muchas mujeres no entran en sus esquemas mentales a la hora de tomar la iniciativa de la denuncia, aunque no dudo de su apoyo, pero me da la impresión de que están cansados de cosas que por mucho que se reivindiquen, como he dicho, ni se las espera. Me refiero al derecho, aunque yo no quiera ser sacerdotisa. Quizá se deba a lo que M. Luisa decía el otro día, Perdón si no recojo bien tu idea, M. Luisa). algo así como que lo tendremos que conseguir nosotras para que ellos no se lleven el mérito y, además, tengamos que agradecérselo. Señores hombres, que los derechos son nuestros, nadie nos tiene que dar lo que es nuestro. En este caso, por ser una cuestión católica, por voluntad de Jesús. No nos debe extrañar que Trump jure sobre la Biblia lo que le dé la gana y le haya sentado tan mal lo que, en nombre, del Evangelio le dijo una mujer no católica, pero sí cristiana.
Abrazosssssssssss
Ana, a un entonces eminente teólogo bíblico de Cádiz le escuché decir que no había razones bíblicas para impedir el acceso de la mujer no ya al episcopado sino al sacerdocio.
Cierto o no, escuché que cuando el papa polaco digo que “a Cristo en vida no se le ocurrió elegir a ninguna mujer como apóstol (lo cual no solo se me antoja una inexactitud de libro sino un argumento pueril), Hans Kûng le dijo que tampoco a Cristo se le ocurrió elegir en vida a un papa polaco.
Y no es que me interese mucho lo intraeclesiam, pero la liberación de la mujer me interesa bastante más. Y aquel es un campo más de lucha de esta.
Feliz día.
Nacho.
Hola Ana; te leo:
“¿Qué argumentos teológicos tiene la Iglesia católica para no consagrar a mujeres como sacerdotisas?”
Te respondo:
El mismo que tiene para NO ORDENAR a NADIE
NI MUJERES NI VARONES.
¿O es que no se entendió a Jesús?
Parece que –ACÁ EN ATRIO– tampoco se entendió a R. Lenaers.
Gracias!