En mi segunda entrega de la serie que inauguré el viernes pasado, quiero volver un poco atrás y exponer, con la mayor sencillez que pueda, el aspecto común de la pareja Légaut-Grothendieck, tan diferentes aparentemente pero tan coincidentes en su búsqueda espiritual, que es lo que me atrajo especialmente
Seguramente esa atracción tiene mucho que ver con la experiencia espiritual a lo largo de mi vida, pero creo que son muchas las personas –viejas, mayores y también jóvenes– que están viviendo un itinerario parecido en su conocimiento espiritual. Para que pueda ayudarles en algo, no para convertirles en “seguidores”, es por lo que he iniciado esta serie de artículos que se irán publicando , en ATRIO, espero que cada viernes.
Hay que empezar por aclarar unas nociones sobre lo que es conocer y conocerse. El término proviene del latín y del griego y se refiere a todo saber sobre algo. Pero lo importante es que el impulso por conocer procede innatamente de la necesidad y/o curisidad de hacer presente en nosotros lo que nos rodea, para huir o aprovecharnos de ello y también para “ponerle nombre” a todo y pensar sobre ello. El conocimiento nace de los sentidos que ponen nuestro cuerpo en contacto con lo exterior. Este conocimiento carnal no puede ser limitado a los cinco sentidos. A veces faltan algunos en el ser humano y cuesta tanto suplirlos. Los animales tienen algunos sentidos nuevos (radar los muciélagos, geolocalización aves y peces migrantes) o más afinados que los humanos, quienes, a través de la técnica desarrollan instrumentos y sensores cada vez más poderosos. La acumulación de datos que el ser humano capta del macrocosmo y del microcosmo es de vértigo.
Pero esa capacidad de conocimiento carnal, con sus respuestas de acción condicionadas, está heredada por cada ser humano en sus instintos, inscritos según parece en su ADN. Y a veces se pierde, como algunos reflejos primarios de los bebés. Pero poco a poco, en los humanos y no sabemos si en otros seres vivos, irá surgiendo un conocimiento intelectual, que será trasmitido entre generaciones a través de la imitación, el lenguaje y la cultura. Este conocimiento, que suele conocerse también como racional y lógico, pretende con símbolos dar cuenta de lo que son las cosas, de su origen y finalidad. De ese impulso intelectual de saber que tiene el hombre nace el poner nombre a todo, relacionarlo todo, crear mitos y relatos para comunicar lo descubierto. Construir teorías y proponer hipótesis sobre estas áreas de conocimiento que progresan cada vez, en curva asintótica que parece abarcar la “suma” de todo el conocimiento intelectual posible. Algún día esta cúspide de conocimiento intelectual estuvo dominada y regulada por la religión, la filosofía o la convergencia de las dos. Hoy el paradigma intelectual último parece estar dominado por la teoría cuántica y la inteligencia artificial. Y tanto la filosofía como las teologías parece que tienen que vérselas con ese paradigma, pues el progreso tecno-científico tiende a arrollar y relativizar todo lo demás.
Pero lo que ni el conocimiento carnal (percepción de la realidad exterior) ni el conocimiento intelectual (razón) han podido frenar ha sido el conocimiento espiritual que nace de la percepción interior de sí mismo como sujeto y no como objeto del saber. Esta autopercepción parece que existió desde el principio del ser humana como tal, aunque probablemente fuese sofocada por la necesidad de agudizar el conocimiento de sus sentidos para protegerse y alimentarse. La respuesta a las posibles preguntas que el sujeto se hacía sobre sí, estuvieron después ya contestadas por el saber intelectual heredado en su familia y sociedad. A quien intentaba preguntarse a sí mismo sobre el “sí mismo”, desde su innata curiosidad, se le respondía que en los grandes depósitos de conocimiento intelectual almacenado tenía ya las respuestas para todo, que era peligroso separarse de esas doctrinas y axiomas bien fijados. En definitiva, que había que mantener las “orejeras” y no pretender separarse del rebaño. Las leyes y doctrinas oficiales había que aceptarlas so pena de desviarse del sentido marcado de antemano a la vida de cada uno.
Pero hete aquí que algunos seres humanos sentían como invencible la tendencia a investigar por sí mismo en su interior, profundizando cada vez más, hasta llegar cada vez más a la evidencia desnuda de lo que constituía su ser, ínfimo y efímero en su existencia espacio intemporal, pero abierto a lo infinito en una insoslayable sed interior que nunca queda saciada. Y empezaron una aventura de búsqueda personal sincera, sin recurrir al fácil procedimiento de cambiar unas orejeras por otras, cambiando de bando, pasando del religioso confesional al laico ateo/agnóstico, o viceversa. No. El conocimiento espiritual tiene por principio que hay que se tiene que iniciar por lo conocido experimentalmente (conocimiento carnal) como intelectualmente. No puede renegar de ninguno de los dos tipos de conocimiento, sino renovarlos cada día a mejor. Y vencer el estancamiento tanto de las grandes instituciones religiosas como de las ideologías y falsos axiomas científicos. Lo que hay que hace es integrar lostres tipos de conocimiento entre sí y dar la primacía de síntesis suprema, de más conocimiento auténtico (libre de orejeras) al propio conocimiento espiritual. Eso sí, sabiendo que no se puede demostrar ni imponer.a
A lo largo de mi vida me he encontrado con muchos seres sujetos a esa difícil lucha por encontrar su ruta con autenticidad. Me han ayudado mucho en mi búsqueda personal. Pero, al final de mi camino, me quedo con la compañía y confianza en estos dos seres, para mí extraordinarios, que son Marcel Légaut y Alexandre Grothendieck.
Ellos, arriesgados aventureros del conocimiento espiritual, coincidieron y se separaron en esto:
- Los dos fueron profesores de matemáticas (la disciplina más abstracta y básica del del conocimiento intelectual) integrantes del Grupo Burbaki, surgido en Francia en los años novecientos treinta para una renovación de su enseñanza. AG alude expresamente a sus veinte años de profesor (1950-1970) que le llevaron a escalar la cúspide de la comunidad matemática mundial. Sobre esta etapa escribió él todo un extenso libro (Cosechas y siembras) antes de empezar su otro libro espiritual, mi preferido (La llave de los sueños o Diálogo con el Buen Dios). ML no hace referencia a ese pasado matemático, a no ser para reivindicar el rigor en el uso de la inteligencia, sin refugiarse en mero fideísmo.
- Los dos, hicieron en su época de madurez una elección vital, de grandes consecuencias, renunciando a su status y profesión, para elegir un camino de mayor autenticidad que era, al principio, una gran apuesta vital hacia lo desconocido. A los 42 años Légaut dejó su cátedra de matemáticas para hacerse pastor de alta montaña. A la misma edad Grothendieck renunciaba a la dirección del Instituto de Altos Estudios Científicos (IHES) de Francia. A esa edad, ML llevaba muchos años de trabajo espiritual con el grupo de jóvenes católicos TALA reunido en torno al sacerdote Portal, amigo del excomulgado Loisy. AG emprendería un largo camino de activista ecológico, seguidor de la meditación trascedental y del budismo hasta llegar a plantearse a fondo la cuestión de quién soy yo y cuál es mi misión en la tierra, estmulado a ello por Légaut..
- Los dos asumen el arduo trabajo de escribir dando cuenta de su trabajo interior. Y los dos consiguen es sus libros de itinerario, no de doctrina, mostrarnos con rigor intelectual cómo la reflexión, a través de mociones e Insigths, les fue llevando a la fe en sí mismo (máxima ambición en llegar a ser y máxima carencia de ser propio), la fe en el otro (en que se reproducía el mismo paradójico misterio) y la fe en el Otro (origen y síntesis de todo, discreto Huésped que habla en la propia alma si se le atiende en silencio). El estilo de ambos es muy diferente. AG escribe a borbotones y dominan las referencias personales a lo vivido. Como ser herido en su infancia y creador de cohomológicas, necesita bajar al detalle de su conciencia profunda, manifestada en sueños que se esfuerza en interpretar, aunque cada vez necesita menos de esa “llave” que da origen al título de su libro. Poco a poco, el libro que escribe en 1987 corresponde más al subtítulo añadido, “Diálogo con el Buen Dios”. Curiosamente el cristiano de toda la vida, Légaut, es más parco en referirse directamente a la presencia y acción de Dios, y habla casi siempre de lo que vive on el abstracto “hombre” (noy nos hiere su casi nula referencia expresa al género femenino), aunque es evidente que se refiere a su propio “ser sí mismo”.
- Los dos distinguen bien lo que es FE a lo que son CREENCIAS culturales, nombres, relatos, doctrinas, imágenes o ritos que los humanos han ido construyendo para expresar lo que iban descubriendo en sus búsquedas espirituales sobre el sentido último. La fe es conocimiento seguro de una realidad infinita, pero cercana, indescriptible e indemostrable pero un Tú verdadero que nos ilumina y nos ama. A lo largo de milenios el ser humano le ha puesto miles de nombres, lo ha imaginado de miles de figuras. Ninguno de los dos pone su fe en darle un nombre, un rostro, una Ley o una doctrina. Todo eso son creencias que pueden ayudar propedéuticamente, pero pueden estorbar el verdadero progreso espiritual. AG nombra a veces las diversas reencarnaciones del alma, pero expresamente dice que es modo de hablar, en absoluto objeto o parte de la verdadera fe. Y Lègaut, que desde niño fue educado en las creencias de cielo, infierno, juicio, pecado etc., creo que no nombra nunca en sus escritos esas creencias, aunque no hace tampoco una campaña contra ellas. Y se alegra expresamente de evita, al no ser profesor de teología, enfrentamientos con los jefes de su Iglesia por el manifiesto olvido de esas doctrinas, a veces hecho dogma. Grothendieck se entusiasmó con Lègaut cuando se dio cuenta de que en su búsqueda espiritual no olvidaba el camino del sexo (el amor conyugal la experiencia primera para encontrar la fe en sí mismo, en el otro y en Dios) y que, según él, los apóstoles, e incluso tal vez el mismo Jesús, eran falibles en la manera de definir o profetizar sobre Dios. La fe y la duda son para AG el yang y el ying de la misma realidad.
– * * * –
Y así podríamos seguir. Pero de mis interlocutores en este ATRIO, en el que os encontráis buscadores de sentido procedentes de ámbitos y culturas muy diversas, quisiera que me dijerais si estáis de acuerdo con lo que expongo sobre estas dos personas y resonancia sobre lo vivido por cada uno. Y, por favor, si encontráis frases concretas que confirmen esas posturas confluyentes pero diversas, que las aportéis. Poner estas referencias me resultan más costoso de hacer, pues recuerdo haber leído mucho de ello en sus escritos, pero no me cuesta rastrearlo ahora. Y, además se alargaría demasiado el artículo.
Solo quiero expresar que ambos hablan con frecuencia de dejar temores fuera, de atreverse a quitar orejeras de caballerías y andadores infantiles que nos impiden ir por los caminos de nuestra propia inteligencia espiritual. En definitiva, de salirse del rebaño y de atreverse a escalar o profundizar por cuenta propia, de utilizar la propias herramientas y luces para ello.
El trabajo espiritual no puede hacerse dejándose llevar por otros sino en arriesgada soledad. Sin institución o escuela protectora. Incluso sin modelos, sino creando el propio camino. Pero esto no quiere decir que no sea prudente hacerlo en equipo, en cordada, donde cada uno pone el mayor empeño en decidir y asegurar sus pasos, pero dispone de compañeros y amigos que, llegando el momento, podrán ayudarle a evitar un descalabro o a una buen apoyo utilizado por el otro. En resumen: dejando el seguimiento de rebaño, tanto religioso como científico, pero eligiendo una buena cordada de experimentados.
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Carmen lleva diciendo lo mismo desde el minuto uno que entró aquí. Lo mismo.
Soy muuuuuyyyyy pesadica. Lo sé.Peeeeero. Tengo una idea fija. O dos. Como no sabemos lo que es Dios, pues no lo sabemos.
La iglesia católica, tampoco.Jesús es un personaje fascinante, que habla para la sociedad de su tiempo. Y como tenemos básicamente los mismos problemas porque seguimos siendo tan humanos como hace dos mil años, pese a nuestros logros culturales, sus planteamientos habría que tenerlos en cuenta. A mí me gustan.Y la iglesia católica podría ayudar un montonazo a la sociedad, porque no hay una empresa con tanto peso en los últimos 1800 años como ella. Y no hablo de economía, que también. Pero es que a mí no me importa en absoluto de qué forma se haya podido obtener la riqueza en tiempos pasados. Me interesa el futuro. De ahí mi manía con los niños, niñas, jóvenes y jóvenes. Ellos lo son.Y creo que creo muchiiiiisimo más de algunos que aquí escriben, en la importancia de la iglesia.
Toooooodo gira alrededor de esas dos ideas. No es complicado mi mensaje.Y luego está lo que cada uno sienta, piense, elucubre . No entró ahí. Porque luego se me dice que soy una doña sabelotodo. Pues bueno. Peeeeero, sí creo que tengo derecho a opinar, mientras que me lo permita el moderador. Y , últimamente, me lo permite , absolutamente.
Gracias, Antonio.
Hola Antonio. Gracias por tus planteamientos. Al hilo de ellos, y uniéndolos a los míos, estoy intentando tomar conciencia de mi vivencia, al tiempo que sigo con interés la tuya. Sigo en proceso. Gracias otra vez.
Gracias Antonio por tu respuesta, con pesar no he podido atenderla antes porque he tenido estos días familia en casa. Bien, seré muy breve porque sé que estarás preparando para hoy el siguiente artículo- -¡Naturalmente que te comprendo con esto que dices de los neologismos!¿Pero cómo no incluirlos en su filosofía con el giro que le da Zubiri al tema del conocimiento?
-Yo misma, cuando empecé a leerlo, presintiendo la novedad que aportaban, con constancia pude ir penetrando en el carácter terminológico de todos ellos. Lo cual, a pesar de que en este aspecto me di cuenta de que en cierta manera Legaút y Zubiri se diferenciaban, no tuve nunca la impresión, que divergieran en sus posicionamientos, todo lo contrario. El giro novedoso que da Zubiri en el tema del conocimiento es liberar a este del “logicismo” imperante en él (conceptualismo) “reificándolo” (otro neologismo) pero todos ellos convenientes para no sustraer del acto del conocer humano su momento de realidad. Es decir, de la “logificación” de la realidad se pasa a la “reificación” del logos y si esto queda plasmado en una teoría, la misma queda probada en el itinerario “realizado” por Legoút.
-A mi modo de ver ambos se complementan. Los neologismos son necesarios para no confundir “Inteligencia sentiente” con “ Inteligencia sensible” en su Obra. No es cuestión de seguir a Zubiri ni mucho menos, pero, dada la complejidad actual en materia filosófica, su utillaje conceptual ofrece muchas posibilidades para hacerle frente.
-Muchas gracias, Antonio!
Ana.
La vida tiene etapas. Punto.Y si te sirvió de algo de ayuda una creencia en lo que fuese, bendita creencia. En estas cosas no hay Verdades. Ni para unos ni para otras. Son pensamiento personales, del interior de tu alma. De la tuya, no de la de los demás.
En estas cosas nadie tiene razón ni deja de tenerla. Ni este, ni esa, ni aquel.Las personas cambiamos nuestras ideas a lo largo de nuestra vida. Y ya está. Pero todo buscando la paz interior, no para autojuzgarte y sentirte mal . Sería el colmo ya…
Un abrazo
Deseo participar en el diálogo a que nos invita AD. Y lo hago con un cierto reparo, pues el tema, por su complejidad, requiere una reflexión previa suficiente, no una mera improvisación por muy bien intencionada que sea. No obstante, ahí va ésta, que seguramente requiere matices…
-Comienzo diciendo que eso de “dejar el rebaño” (de tradiciones, de costumbres, de creencias… etc.) y seguir un pensamiento más libre y creativo -y más ético- no es cosa de hoy. Le ocurrió también hace 2.000 años a Jesús de Nazaret.-Otro tema es que resulta muy difícil -humanamente imposible-hacernos una buena imagen de Dios. Nuestras ideas son débiles o groseros antropomorfismos; por muy reflexionadas y atinadas que parezcan son aproximaciones, y por ello siempre revisables. Lo que recuerda la sensata advertencia del Pentateuco: “A Dios no podemos verlo, porque si lo viésemos moriríamos…” (si creyésemos verlo claro erraríamos…)-Nuestro “teísmo” está lleno de antropomorfismos deformadores…, algunos inaceptables. Y así venimos desde hace al menos, al menos, unos seis-ocho mil años. Por eso, es normal que se intente cambiar el nombre de Dios, sobre todo los nombres que no lo santifican.
-En la Historia a Dios se le han dado muchos nombres: Brahman, Yavé, Elohim, Alá… Y desde una perspectiva más racional el Trascendente, Causa primera, el Misterio, el Hontanar de la vida (no entro en el concepto de personalizar o no a Dios ni en el dualismo-no dualismo) Cuando intentamos definir, divagamos o patinamos… Para nosotros Dios es el Inefable por definición.
-Pero en la Historia se ha dado un modo de nombrarlo, y pese a todo también de definirlo de alguna manera -sin antropomorfizarlo demasiado- como Padre. En esta línea quien mejor lo “definió” fue Jesús de Nazaret al llamarlo: “Padre-Madre Abbá, Amor” (a lo que añadió “nuestro”) Ésta es la mejor “definición” que conozco y, a mi juicio, puede darse. (Digo “puede darse”, admitiendo las objeciones “razonables” que se han puesto en la historia. Objeciones a las que, a mi juicio, ha tratado de responder y esclarecer bien Torres Queiruga.) Esta “definición” es la que da mejor sentido a la vida humana y al Universo. Sentido que está todavía por reflexionar y asumir con todas sus consecuencias. El nuevo concepto de Reino de Dios empezó con Jesús de Nazaret, pero sigue todavía desarrollándose y madurando en la Historia. Cuando madure más en nosotros, comprenderemos mejor lo que somos en nuestro “intimior”, a lo que estamos destinados…, y lo que es el Hontanar (siempre personal) que da origen a la vida y la mantiene en su ser… La muerte es una mutación-Renacimiento.-Se me puede decir y objetar: Estás jugando con la fe y si juegas con la fe dejas de ser racional… Sí, es cierto; ¿pero es que ante el Gran Misterio-Hontanar de la vida, ante lo Trascendente, la sola razón humana limitada y efímera es suficiente? La razón podrá resolver muchos misterios, sin duda, pero al fin siempre quedará el último Misterio por explicar. Por eso, termino como Díez Alegría: “Yo creo en la Esperanza”. En la Esperanza que da sentido a la vida. Por eso no empleo mucho tiempo en explicar lo que trasciende. (No sea que me autotrascienda y derrape…)
Uso el Responde con tu permiso Juan A.
Yo creo que todo lo que estamos tratado, sale de un órgano corporal inconmensurable, llamado cerebro y su capacidad de crear, desde dioses y explicar cómo son y lo que quieren, hasta todo lo imaginable. Pienso que, si Dios existe, existía antes de que el ser humano se hiciese preguntas del porqué de la existencia. Ni los vegetales, ni los animales se lo preguntaron nunca y no por eso dejaron de existir. Cuando el ser humano quiso contestar a los porqués, creó un Dios a su imagen y semejanza, antropomorfizado, con las consecuencias que ya conocemos.
Ayer asistí a un evento en un gran salón de actos al que asistimos no más de 20 personas de las que una tercera parte pertenecíamos a comunidades cristianas de base. El tema era: “POR UN MUNDO EN PAZ Y SIN POBREZA”, participaban en la mesa representantes de diferentes religiones: de la iglesia católica (una mujer de la HOAC), un hombre de la comunidad islámica, una pastora de la iglesia española evangélica y una budista; se nos comunicó que habían invitado a alguien de la religión judía y que lo habían rechazado.
Ahora viene lo interesante: yo creo que nadie se había leído el título de lo que iba el tema, porque nadie mencionó la palabra paz y solamente, la de la HOAC mencionó en una sola ocasión la palabra justicia en una enumeración de valores, pero no como solución a la pobreza. ¿Por qué? me pregunté y me sigo preguntando.
Eso sí, cada cual nos hizo una gran “catequesis” de su religión respectiva o de sus ideas en el caso de la budista. Se hizo mención a Mahoma, a Dios, al porqué del Protestantismo, a la ayuda a los pobres y las organizaciones de caridad, quien las tenía. Pero como compartimentos estancos, cada cual se metió en su “tienda” y desde ella habló. Surrealista total.
Yo aguanté por cortesía hasta el comenzaron las preguntas, porque me superaba lo que allí escuché, es decir, lo de siempre. Y saqué la conclusión del dicho popular de que “cada persona es un mundo”, y, yo añadiría, además, cuando colectivizamos nuestro mundo individual, se sigue el mismo patrón, cada institución tiene su verdad que la diferencia de las demás y, a partir de aquí, “a hacer clientela”. Eso sí, todo se desarrolló con un enorme respeto entre los distintos ponentes como un acto interreligioso correcto.
Según mi criterio, faltó análisis social, crítica y autocrítica sobre nuevos caminos en una nueva sociedad, se uso la ayuda al pobre desde la superioridad del que hace caridad, no desde los derechos de las personas y de la justicia, tampoco escuché cómo posicionarse las religiones, como tales y qué deberían corregir en un mundo laico que tiene como base los Derechos Humanos.
Este evento, me confirmo en lo que he dicho al principio, todo está en ese órgano corporal tan impresionante del ser humano, el cerebro, en el que las conexiones neuronales de cada individuo son capaces de todo lo peor y lo mejor: ha creado los dioses, religiones, razones y argumentos, y, al mismo tiempo, también el cerebro humano ha creado las las ciencias, las artes, la tecnología y a así hasta lo innumerable. La diferencia entre estos dos bloques es que el primer bloque tiene a su dios respectivo por fundamento único y eso pone límites en cuanto a la evolución y adaptación a cada época, mientras que el resto de actividades mentales y/o espirituales, su horizonte está libre y eso las lleva a estar en creatividad constante. Quizá fuese éste el motivo por el que, en el evento de ayer, nada nuevo aportaran a una sociedad dinámica. Quiero dejar muy claro, que no me refiero a los valores que son en sí mismos lo que son siempre y en cualquier momento, sino a su aplicación.
Una breve reflexión en torno a los comentarios de Ana y de Isidoro:
1. Amiga Ana: Cuando hablas del cerebro, me recuerdas uno de los últimos artículos de L. Boff en el que aborda el tema del paleocórtex y del neocórtex y sus funciones, muy complejas, por cierto. Y también dos libros bastante recientes de dos profesores universitarios británicos, cuyo título dice: “The instint of believe”. La tendencia a creer, a trascender… es más que cultura, es más que creación humana cultural… Se puede cuestionar todo o casi todo, pero hablar de un posible instinto inscrito en el mismo ADN humano no parece un mero sueño, puede tener un fundamento genético real muy razonable. El problema es cómo entendemos o negamos o manipulamos o antropomorfizamos ese posible instinto. En este caso creo que deberíamos andar con más prudencia, sin precipitarnos… Una cosa es “crear” y otra intuir, descubrir, concienciar… Hay más modo de conocer que la razón.
-Esas reuniones inter-religiosas de que hablas, Ana, son más de lo mismo: cada uno se sienta con otros, pero no comparte ni escucha más que para reafirmarse. Solo imparte. Si no interesa entender la postura del otro, solo hay contacto visual, no espiritual… Esas reuniones deben ser “encuentros” de mentes abiertas…, deberían ser una “cordada”, como diría AD. No obstante, este tipo de reuniones pueden ser positivas, si preparan las mentes hacia una mayor apertura en el futuro. En mi opinión, de momento debemos aparcar nuestras creencias, y centrarnos en algo fundamental y más fácil de compartir: La “lucha”-reclamación por un trato digno al ser humano -hombre y mujer-, la reivindicación de un modelo práctico, en el que el hombre-mujer sean el primer valor real, real -no solo con palabras- en el sistema social. La unión de religiones en este tema es algo necesario, imprescindible para mejorar el sistema. (En este sentido las religiones no son prescindibles.)
2. Con el amigo Isidoro comparto -lo sugerí en el comentario- que Padre puede ser -es- también un antropomorfismo. Y es que ante temas trascendentes (o simplemente que no alcanzamos) las analogías son inevitables para entendernos. Es cierto que el concepto de Dios Padre Amor parece incompatible con el mal. (Dios y el mal son contrarios.) Y la Historia está llena de intentos de explicar-resolver este problema. Un intento se refleja en el paraíso y el árbol del bien y del mal del Génesis. Otro en Job… Hasta donde conozco, me parece que quien mejor aborda el tema del mal es Torres Queiruga, cuando parte del amor, de Dios Amor para explicarlo. Pasando a otro tema, aunque sea adjunto: Si parto de la Creatividad -para mí un tema muy importante- para explicarlo todo o casi todo, y margino la Bondad, ¿no estoy dando primacía a la razón sobre el amor, por ejemplo? Esta no fue la escala de valores -axiología- de Jesús de Nazaret. El amor es lo que mejor explica a Dios Padre, aunque a veces no sepamos cómo…
Un abrazo para los dos, Ana e Isidoro. (Permidme que que añada que últimamente Carmen afina-aclara más sus opiniones. Me gusta. Y también Mª Luisa.)
Amigo Juan Antonio, yo creo que la denominación de “Dios” como “Padre/Madre/, es otro antropomorfismo de libro, solo que añadiéndole a su carácter personal, (similar a la persona humana), las características éticas y bondadosas que caracteriza a todo padre/madre del reino animal: cuidado abnegado de sus hijos, con alimentación y defensa activa de enemigos.
Pero esta concepción antropomórfica y paternal de “Dios”, choca frontalmente, con la cuestión de la teodicea y la evidencia de que la vida humana, y la de cualquier ser vivo, es una odisea de malestar, desgracias, problemas, enfermedad y muerte final, con el agravante en nosotros de nuestra conciencia de ello. (Con la inclusión de algunos momentos felices (¿?)).
Antes se decía que la vida es un negocio que no cubre gastos. Esa es la dura realidad.
Esto casa muy mal con la paternidad de Dios, desde el momento que un padre humano normal, intenta evitar la mayor parte de las desgracias y problemas a sus hijos, y da la impresión de que “Dios” no lo hace. ¿Somos nosotros mejores que “Dios”?.
Con el Dios de la Teodicea, ¿nos quejamos a Dios, de que el Universo está mal hecho?, ¿de qué nosotros lo habríamos hecho mejor, o más ético?…
Yo creo que esta dolorosa realidad, no nos debería llevar al arrebato de negar la existencia de Dios. Sino más bien, que casi seguro, la conceptualización que hacemos de Él, es errónea, y por ello, nos conduce a un callejón sin salida. No es como nosotros nos lo imaginamos, sino mucho mas complejo.
Decía Haldane, que hay cosas, más complejo de lo que imaginamos, sino que son mas complejas de lo que nosotros nunca podremos imaginar. Pues si eso es el Universo y sus cosas, ¿qué se podrá decir de su diseñador y creador?.
Quizás los humanos deberíamos ser mucho mas humildes y aceptar nuestra escasez congénita, y dejar de juzgar a Dios, imaginándole a nuestra imagen y semejanza, con las virtudes y dones que nos gustaría tener a nosotros.
Y el hecho de que Jesús, hablara de “Dios”, como Padre, es algo normal y corriente, dada la cultura en que nació y se desarrolló Jesús, en la que “Dios” se antropomorfiza, con la excusa, del mito del Génesis, de que estamos hechos a imagen y semejanza de Dios.
Ese mito quizás sea verdad, pero no como se interpreta, sino que el Universo, está hecho por su Creador a imaginación de Dios, y nosotros, como elementos del Universo, estamos hechos siguiendo las mismas Leyes fundacionales del mismo.
Y a lo mejor, la característica fundamental de Dios, de la que se desprenden todas las demás no sea su Bondad, sino su Creatividad, su feracidad, su fecundidad infinita.
Quizás hemos dado al Amor de Dios, un concepto demasiado sentimental, de Bondad, de compasión, de solidaridad. Y quizás a lo mejor, el Amor de Dios sea un Amor-Eros fecundo, feraz, creativo, y de ese Amor fundamental, se deriva secundariamente, el cariño, la simpatía y la bonhomía hacia toda la Creación.
Y quizás, solo quizás, a nosotros, “a imagen y semejanza de Dios”, nos pase lo mismo. Quizás no hayamos sido creados para ser solidarios, y amorosos, como característica fundamental, sino para ser felices, fecundos, y creativos, y después de ese rasgo o cualidad, se deriva secundariamente la bonhomía humana.
Podría pensarse que es indiferente cual sea la característica esencial y cual la derivada en la naturaleza de un ser, y parecer inútil y especulativa esta matización, si suponemos que existe la transitividad en la naturaleza humana, pero a lo mejor no existe tal transitividad, y por decirlo así, en estos temas, 3 x 5, no sea igual que 5 x 3.
Esta idea nos ahorraría el problema de la Teodicea de Dios.
Hola Antonio Duato.No sé si , con este jaleo de palabras, te has dado cuenta de algo superbonito, precioso , que te ha dicho Óscar.Haz lo que yo haga. No lo que yo diga. Ese es su resumen hablando de este tema. Y de todos.Lo encuentro maravilloso.Porque nadie, nadie puede entender los pensamientos esos profundos de otra persona. Pero sí puede ver lo que hace.
Un abrazo.
Amiga Carmen: Dices que nadie puede entender los pensamientos profundos de otra persona, pero sí puede ver lo que hace. Efectivamente, puede ver lo que hace, pero no siempre saber interpretar bien eso que hace. Lo que hacemos está motivado por algo que puede ocultarse o incluso que puede ser desconocido -o casi- para el mismo que hace… Las motivaciones de fondo gobiernan mucho nuestras vidas… Unas pueden adivinarse…, pero otras persisten muy ocultas, incluso a veces para quien las genera y fomenta… El conocerse bien a sí mismo no es tema fácil… Quizá también por eso el cerebro humano es el gran universo solo a medio -a medio como mucho- explorar y conocer. En el cerebro humano quizá pueda encontrarse la nave que ayude a descubrir un mundo nuevo…
Antonio, gracias.Mi Jesús imaginario es un personaje que me he construido, quizás como me gustaría que hubiese sido. Porque no sé cómo fue. Y sin embargo algo hay que me atrapa.
En cuanto a los no teístas, que ahora, creo por lo que he leído han cambiado la denominación por trasnsteístas, no quitan a Dios de su vida. En absoluto. Quizás lo que quieran es integrarlo en el mundo de Hoy. Un Dios diferente. Pero Dios. Claro, qué acepción se le da a la palabra Dios? El de Jesús? Pues entonces, efectivamente, muchos ya no piensan que el Dios de Jesús sea creíble. No saben lo que pueda ser Dios. Y, sin embargo ,no he leído una sola frase en que nieguen su posible existencia
Y he leído cosas. Te lo aseguro.Creo que lo que intentan es hacer un movimiento transversal donde quepa cualquier concepto de Dios.
Difícil. Muy difícil. En ello están. Ahora está un poco como de moda llamarle El Misterio. A mí, personalmente no me gusta ese término. Parece que es como una especie de interés, provocación a tratar de descubrir qué es eso del Misterio. Será porque soy muy aficionada a muchos tipos de novela diferentes.
Tengo totalmente aceptado que no sé qué es, ni me importa.
Lo que sí me importa y mucho es qué modelo de Dios que nos transmite y Por eso creo que es necesaria una renovación profunda en la iglesia. Con frecuencia leo aquí que hay que volver al Evangelio. Y con frecuencia me pregunto. Para volver a leer lo mismo o quizás para entender cosas diferentes?
De ahí mi interés absoluto en los artículos de Salvador Santos. Porque si no se leen los evangelios de manera diferente, todo seguirá igual. Porque más atado que está todo, no puede estar. Es imposible mover ficha.Mi fe está puesta en nosotros, en nosotras. Tenemos capacidad para hacerlo infinitamente mejor. Lo sé.
Posiblemente Jesús de Nazaret también lo pensaba y, otra vez posiblemente, sea por lo que hay algo profundo que me atrae de ese personaje. Retocado a mi modo y manera, que diría este señor que me encanta y nunca recuerdo su nombre. Un abrazo.
Desde el viernes pasado cinco personas han dejado sus comentarios bajo este artículo mío.
A las cinco quiero contestar, por fin, hoy. Para agradecer su atención, comentar lo que dicen y ofrecer precisiones sobre lo que escribí.
Pero permitidme que empiece por la pregunta concreta que me hace Oscar:
a) ¿Por qué “tenemos” que CONOCER?
b) ¿Cuándo y por qué nos ponemos a PENSAR?
(¿por qué estás pensando -escribiendo- este Artículo?
Me he planteado estas preguntas muy seriamente, sobre todo porque no son solo de tipo general (¿Por qué conocer y pensar?) sino que aterrizan en lo concreto de mi existencia actual: ¿Por qué estoy pensando-escribiendo este artículo?.
A parte de mi tendencia a replantearme siempre este tipo de cuestiones que con frecuencia me ha hecho parecer ante los demás siempre dubitativo, en estado de perplejidad perpetua, este fin de semana me ha llegado un largo documental (Ver el VÍDEO DESPIERTA) que me ha hecho dudar sobre mi planteamiento en esta serie que acabo de iniciar. Ese vídeo, que recomiendo, no es uno más de autoayuda o predicación de un gurú. Reúne las intervenciones de un variado grupo de psicólogos, maestros espirituales. Bien montado, impresiona ese conjunto de orientaciones hacia la consciencia del yo profundo y la superación del ego superficial. En forma laica, sin necesidad de emplear el término fe y, menos, tener una relación personal con Dios que parece que caracteriza el itinerario de los dos compañeros y el mío. ¿No nos muestran esos siete psicólogos y expertos de coaching suficientemente las nociones y consejos para entrar en elevados estados de conciencia que den paz interior y prácticas buenas al hombre y la mujer de hoy? ¿A qué nuestro empeño en buscar y plantear la necesidad de encontrar la fe personal en Él (denomínese o piénsese como sea) que me habla en lo más íntimo y que es el fundamento y destino de mi existencia? En la hora y media que dura el vídeo, junto a afirmaciones muy buenas con las que coincido, se abstienen completamente de aludir a Dios y a actitudes religiosas esenciales como la adoración o agradecimiento por lo recibido de Él. ¿Acaso ese silencio total sobre su presencia real en nuestra conciencia no será la única manera de trasmitir a las futuras generaciones lo más valioso de nuestras vidas?
Si no me equivoco esta es la pregunta acuciante de Oscar y de muchos otros, hayan intervenido a no para plantearla. Yo me la he planteado a fondo, ahora con ocasión de este artículo y desde hace tiempo, por ejemplo, cada vez que he debatido con los amigos y amigas posteístas que han elegido apartar a Dios de su vida, porque el concepto de Dios-Teos es un constructo ideológico creado hace más de cinco mil años, que hoy no puede tener ninguna significación. O por lo menos, ningún futuro benéfico para la humanidad. En todo caso sirve, y hoy tal vez más descarnadamente que nunca, para legitimar exclusivismos y guerras atroces.
Y, sin embargo, tras algunos días de tormenta en lo más hondo de mi conciencia, vuelvo a verlo claro y en estos puntos reafirmo mi posición, concordante con mis dos referentes amigos, que la expresan cada uno a su manera:
1. Sigo buscando iluminar y afianzar mi fe personal (en mi mismo, en todo otro ser y en el Otro, incognoscible pero realmente presente en mí y en todo lo otro) porque ese es el origen y destino de mi existencia, sirva o no para el bien de otros. Hay algo definitivo en esta fe aunque esté en proceso de purificación para hacerla totalmente desnuda de cualquier contaminación ideológica o egótica. Y para ello me ayudan mucho mis compañeros. Como podrían ser otros textos de itinerario, por ejemplo, los diarios de Etty Hillesun (gracias por tu valiosa aportación, Isidoro).
2. Esa fe se compagina con todo el mejor conocimiento corporal e intelectual que pueda haber acumulado a lo largo de la vida, por experiencia o aprendizaje. Toda creencia surgida de esos conocimientos a lo largo de mi vida, por arraigada que parezca a mi historia personal (costumbres, emociones, doctrinas, teologías…) las he tenido que poner en cuestión para quedarme solo con lo que para mi conocimiento espiritual (adhesión libre y acción cocreadora con Dios) no representa algo esencial en mi fe. A medida que desnudo el yo de capas o apoyos heredados, va quedando una fe más desnuda y firme. Doy fe de ello. Y de que esta tarea no se puede abandonar hasta que no se consume la existencia o la capacidad de pensar. Esta creo que permanece lúcida por ahora en mí, aunque puedo perderla en cualquier momento. Pero aún no ha llegado mi hora. Sé que no llegaré a ver nunca el fruto completo de esa siembra que otros antes que yo, y yo en la misma cordada hemos ido haciendo.
3. No sé cómo avanzará el mundo y la humanidad en el momento de progreso asintótico que estamos viviendo. Efectivamente la relación entre ciencia y filosofía es muy importante, Oscar. He leído lo que aportas de Ortega. Pero para este tema, es una referencia muy pasada. A mí me atrae seguir más a otros, por ejemplo, al físico cuántico José Ignacio Latorre, de quien estos mismos días he seguido una vídeo interesantísimo: https://www.youtube.com/watch?v=MYNw0Ei8eWs ¡Cómo me gustaría saber más matemáticas para entender algo más de la teoría cuántica y sus posibilidades para aumentar la capacidad de computación, sin hacer caso de tanto charlatán! En ese último video que conozco, Latorre se plantea los problemas éticos y legales de la IA que ella por sí misma no podrá resolver. Una fe difundida universalmente en un Dios (el único con tan diversos nombres o creencias) podría ser útil para las decisiones colectivas que deberán tomarse en la humanidad en la aplicación de ese progreso científico hacia el bien universal. ¿No te parece? A través de una fe común, no una institución religiosa única, que una a aborígenes, hindúes, taoístas, islamistas, cristianos y humanistas, se podría llegar ese acuerdo universal.
Pero, en definitiva, si tras toda una vida de búsqueda, escucha me encuentro con el buen Dios, tendrá todo sentido. Me gusta este nombre sencillo y popular (en la Francia popular) elegido por Alexandre para denominarle, aunque podría llamarle Escarabajo, Vaca, Elefante, Montaña o cualquier otro nombre admirado elegido para representar lo sagrado o cualquier abstracto como Misterio, Viento, Universo Infinito Energía o Arquetipo). Trataremos un día de lo relativos que son los nombre y lo absolutamente único de su realidad.
A Ana, que ha mostrado sus pensamientos-sentimientos le sugiero que olvide en su interior ese peso que tiene de su religiosidad heredada. Si ya lo has superado, ¿por qué no buscas la voz en tu interior, con plena seguridad de que no procede de ningún rebaño . No solo del rebaño de la Iglesia católica que tanto a ti como a mí nos condicionó tanto, sino del rebaño que yo me atrevo a llamar “cristiano-rebelde” que es muy numeroso e influyente y que llega a decir que no estaremos liberados del cristianismo patriarcal hasta que no nos separemos de todo lo que tiene que ver con la fe en un dios personal, hasta que no nos hagamos “posteístas”. Me interesará mucho siempre saber por dónde va tu camino personal y lo respetaré siempre. Pero que sea verdaderamente tuyo, no seguidor de otro rebaño, sino, en todo caso, unido a una cordada que no dispensa de trabajo personalísimo, sino que lo incrementa.
A Carmen, lo mismo que a Ana y que tenga cada vez más fe en lo profundo que le dice su conciencia y que ella está dejando muy claramente en Atrio, dialogando incansablemente con quienes parecen tan distantes. ¿No has pensado que ese tu Jesús imaginario no es tan solo fruto de tu revuelta cabeza sino la voz personal para ti de un huésped real que existe en tu alma y que te empieza hablar a ti misma? Por ahí voy yo, aprendiendo a vivir-pensar como persona libre.
A Luisa, que antes que a Légaut y a Grothendieck había leído y trabajado varias obras de Zubiri o sobre él. En 1960 “Naturaleza, Historia y Dios”, trabajado con filósofos en un Seminario de López Piñero y últimamente, nada más aparecer, el libro de Jesús Conill Intimidad corporal y persona humana en Nietsche, Ortega y Zubiri (2019). Pero nunca me ha satisfecho del todo esa maravillosa “casa teórica” con tanto empleo de neologismos, para encajar mis pensamientos. Al autor, tremendamente lúcido en conceptulización y sistematización, le hice ver cómo él mismo en su texto expresa que “nos faltan relatos sobre la intimidad escritos en primera persona”, sobre lo que estoy plenamente de acuerdo y es lo que ahora persigo. En grupo de Valencia estamos con mucho fruto el capítulo V del libro Pasado y porvenir… de Légaut que citas: V La universalidad de Jesús. Prueba a releerlo ahora.
Hola Antonio!
Buen esfuerzo de DECIR lo que piensas.
Mientras tanto … sigues HACIENDO todo lo que haces.
Abajo te doy las razones porqué doy vuelta el aforismo y TE defino así:
“HAZ LO QUE YO HAGO – NO LO QUE YO DIGO”
………………..
En cuanto a mis 2 preguntas;
– te ‘abroquelas’ en la ‘personalización’ de la 2ª.
¿por qué estás pensando -escribiendo- este Artículo?
– impidiéndote ‘pensar’ en ella misma
¿Cuándo y por qué nos ponemos a PENSAR?
pensando al otro ‘desde’ una postura “consejera”
Lo cual me da pautas de que desechaste la 1ª.
¿Por qué “tenemos” que CONOCER?
a la que has pasado sin mencionar siquiera.
Esto es preocupante a la hora de establecer un diálogo contigo.
Prefiero, entonces, si mi aforismo fuera verosimil:
Colaborar en lo que HACES – No en lo que DICES.
¿Por qué “tenemos” que CONOCER?
………………..
En cuanto al video “DESPERTAR”
No queda claro si a la bien sentadita y supuesta “oyente”
(nada de inter-“locutora”)
no se la logró “DESPERTAR”, o es que fuera “MUDA”.
¡Así cualquiera se autoafirma “Coach”!
¿Cómo no se dan cuenta que le complican más aun
la vida a la gente metiéndola en el término “bueno para todo uso” que llaman “Conciencia”,
-sin saber decir científicamente a qué se refieren con él?
¿Acaso sea para una elite de ‘bienpensantes’ con mmmuuuuuchoooo tiempo ocioso
-como son los casos similares a la ‘Logoterapia’ de Víktor Frankl-,
y para tener “elevados estados de conciencia”
………………..
En cuanto a una comprensión “personal” (mía) de lo que sea “Dios”
te diré que -como ya te has dado cuenta y no se precisa ser muy lúcido para ello-
se trata de un asunto “religioso” por el que hubieron pasado -y yo con ellos-
que sigue estando en mí, pero como “pasado” sin tirar por la borda nada (de lo cual ciertamente ‘no te has dado cuenta’).
Más aún ¿no te parece extraño que habiendo escrito “yo” (no opinión de otro, ni de Ortega, (del que pasas sin decir nada en concreto más que “para este tema, es una referencia muy pasada” dejándolo colgado sin decir porqué) …
… habiendo escrito “yo” en ATRIO (algo parecido a esa “intimidad” personal que “me” pides), “mi” opinión sobre el PADRE lo haya colocado en mi “pasado” al insinuar un cambio hacia el que me parecería pudiera ser el NUEVO PARADIGMA ordenador de las vidas humanas, redactando no un PADRE NUESTRO sino un HERMANO MÍO (NUESTRO)?
Resumo:
Para mí
– Tus “búsquedas” llevan el sello del “encerramiento”
– Tus “haceres” llevan el de la “apertura”
¡Gracias!
OH, no, no basta con escucharse, un@ tiene que ser luz para sí mismo!
-Dejo los comentarios con reflexiones profundas para otros más expertos en el tema. Aquí y ahora solo me atengo al “rebaño y/o la cordada”, que define?-precisa bien el comportamiento de muchos, muchos “sapiens” humanos.
-¿Por qué muchos prefieren el rebaño? El tema es complejo, pero tal vez podría sintetizarse así:
* Por modelamiento cultural…
* Por troquelado mental muy intenso e intencionado.
* Por temperamento personal…
Hay personas que prefieren -se sienten más seguras- sometidas a las tradiciones, a la obediencia, a adaptarse y repetir y seguir los modelos vigentes… El sometimiento es su modo de adaptarse. Adaptación que no permite crecer ni a la larga sobrevivir. El camino trillado no siempre es el mejor camino, y no es el mejor camino porque no estimula a pensar ni a abrir nuevas sendas… Quien se quede en el rebaño sentirá el calor del rebaño, pero acabará sin pasto, anémico, y sin camino para andar… El rebaño acompaña, pero vive sujeto a sus costumbres…, y nada más.
-Por eso son tan necesarias las personas creativas que piensan, escuchan, preguntan, colaboran, cuestionan, desmitifican, relativizan y abren caminos nuevos… Ésta es la cordada que permite renacer… y avanzar, también en las relaciones sociales y en el campo ético. Avanzar en las relaciones sociales y en el campo ético (derechos y deberes respetados de hecho, de hecho) es alcanzar el Everets por la vía más difícil. Lo cual equivale a renacer. Sin renacer de alguna manera no maduramos… Cuando maduremos como humanos, tendremos consciencia de que somos co-creadores, y en este caso avanzaremos más como humanos.
-Esta es nuestra misión como humanos: Buscar juntos y dar sentido a la vida y a la convivencia humana. Sin esa búsqueda de sentido, social y ético, seguiremos en el aprisco, formando rebaño, y repitiendo la Historia con casi los mismo errores y salvajadas -solo que más grandes- que en el pasado. Si seguimos modelados y guiados por el “pastor” que solo quiere ovejas sumisas repetiremos la Historia que nos puede llevar al fin de la historia. Hay que pasarse a la cordada e incluso reconstruir una nueva cordada. En este último caso -y no sin “purgas” duras- el hombre y la mujer serán verdaderamente “humanos”. Es decir, seres renacidos, nuevos. No copias del pasado. Necesitamos RENACER… para poder construir un mundo nuevo.
Uso el responder. Gracias
Escucharse a sí mismo
José Ignacio González-Faus
Etty Hillesum fue descubriendo así lo peor y lo mejor de sí misma: las grandes dimensiones de su ego, pero también las increíbles posibilidades positivas de su persona
La última vez, hablé de la posibilidad de sustituir el lenguaje ascético de “negarse a sí mismo”, por el de “escucharse a sí mismo”, típico de Etty Hillesum, y que puede ayudar a conocer lo peor de uno mismo, pero también mis mejores posibilidades.
Sorprende el influjo adquirido por aquella muchacha alocada y mártir, más allá de toda confesión particular. Ello aconseja una mínima palabra sobre ella.
Hace poco apareció la traducción íntegra de su diario, que hasta ahora circulaba reducido a la mitad en más de veinte idiomas, (Una vida conmocionada).
Esa versión completa modifica algo la imagen anterior de Etty: impresiona su capacidad de autocrítica; pero también aparece ahora como más propensa a la neurosis.
Ella misma, con su intuición, escribe que no sabe si su obsesión por sintetizar las dualidades, no provendrá del miedo a una esquizofrenia futura.
Y aunque la segunda y cuarta libreta pueden resultar pesadas por la obsesiva fijación de Etty en sí misma, también ayudan a descubrir las complejidades del psiquismo humano…
Y además, esta imagen más negativa vuelve más asombrosa la transformación de aquella muchacha. No es cierta la versión apologética de Etty transformada “por su encuentro con Dios”.
Es innegable que Dios está presente y muy vivo en la Etty renovada, sobre todo a partir del décimo mes del diario.
Pero, en los cuadernos anteriores, Dios es solo una vaga referencia típica del lenguaje de una sociedad no laica sino religiosa. Y Etty hasta se permite escribir en un momento que no sabe si tiene algo de atea.
¿Cuál es el factor que me parece decisivo para la puesta en marcha de aquella transformación? Además de la lectura de Rilke, lo que ella misma llama, (y se propone como tarea), “escucharse a sí misma”.
En un momento del comienzo del diario se describe como sentada en el suelo, arrimada a la pared con las rodillas a la altura del rostro; reclina la cara sobre esas rodillas, cierra los ojos y se escucha.
Aquello se convierte en algo tan importante que, aunque escribe en holandés, recurre para calificarlo a un verbo alemán muy expresivo: hinein-hören:escuchar hacia dentro.
Me gustaría comentar que, cuando se practica con constancia esa forma de autoescucha, acaba siendo real: lo más profundo de nosotros mismos sale a la superficie y “nos habla”. Y se atisban posibles o reales motivaciones de nuestras conductas, que nuestro ego había procurado ignorar.
Etty fue descubriendo así lo peor y lo mejor de sí misma: las grandes dimensiones de su ego, pero también las increíbles posibilidades positivas de su persona.
Tan increíbles que es en ellas donde descubrirá a Dios. Un Dios que no es el de la cosmología (que sirve para poco), ni tampoco el Dios de la religión, (casi siempre sutilmente modificado por nuestro ego), sino lo que cabría llamar el Dios de la interioridad.
Etty cumplió así, sin proponérselo, aquel consejo de la sabiduría griega: “conócete a ti mismo”, (gnothi seautón para citarlo en griego), inscrito en el templo de Apolo en Delfos y que algunos atribuyen a Sócrates. Pero lo cumplió a niveles insospechados.
Nuestras relaciones humanas están bastantes marcadas por recomendaciones o consejos de lo que a uno le ha ido bien, (y que hoy han degenerado en la plaga de la publicidad que, además, genera pingües ingresos).
Pues bien, sin ninguna autoridad por mi parte, me atrevo a dejar aquí esta sugerencia: escúchate a ti mismo, aprende a escucharte.
Serás más crítico contigo, pero descubrirás también que lo más hondo y mejor de ti, (cuando lo liberas de toda la hojarasca y las piedras que lo recubren), es de una calidad y una hondura que te puede devolver la fuerza y la esperanza en la vida, aunque no te ahorre sus malos ratos.
Quizás así encontrarás expresamente a Dios. Pero, aunque no lo encuentres explícitamente, si de veras te encuentras a ti mismo habrás hallado a Dios sin saberlo.
Porque el detalle más sorprendente de ese “escuchar hacia dentro” es que eso no la encierra en sí misma, sino que le despierta el deseo de ser “bálsamo para tantas heridas”, solidaria hasta la muerte con su pueblo y “corazón pensante” para tantos a quienes las urgencias de su situación cautiva, les niegan tiempo para pensar.
El artículo de González-Faus, parece que originalmente se escribió para la Vanguardia, por lo que me imagino que el autor, utilizó un lenguaje laico y no específicamente religioso, para llegar mejor al lector moderno.
Y ahí explica como Etty Hillesum, descubrió dentro de ella, al “Dios de la interioridad”, que nos habla a través del asistente personal neuronal, con que la evolución emergente del Universo, nos ha dotado a todos.
Y también refleja, (quizás no muy claramente), como en nuestra mente se plasma el mito de la confrontación entre Dios y el demonio, en el enfrentamiento interno entre el ego consciente, y el “espíritu” inconsciente.
Posiblemente de ese enfrentamiento interno atávico, surgió el mito del demonio, pues los mitos son la expresión literaria y deformada de una realidad profunda que solo aflora a nuestra conciencia, en forma de imágenes primordiales simbólicas.
El ego consciente, es el conductor de nuestra mente consciente, encargado de mantener y mejorar nuestra autoestima, (tan necesaria para nuestro equilibrio), y el encargado de administrar nuestra cultura, (conocimientos y creencias), mediante el “racionalismo”.
Y al ego, “no le gusta”, que alguien ajeno a él, dicte mediante intuiciones, la dirección de nuestra vida. De ahí, su oposición frontal al “espíritu”.
Y lo hace con todas las artes que puede, buenas y malas, porque no olvidemos, que tanto el ego, como el “espíritu”, son ambos, parte integrante de nuestra mente, y por ello, nos conocen perfectamente.
Pero el ego, en su esfuerzo por mantener nuestra autoestima, esconde y autoengaña, mediante la represión, aquellas cuestiones que no benefician nuestra buena “cualificación humana”.
E intenta apropiarse, mediante el autoengaño sutil y “demoníaco”, de la acción del “espíritu”, e intoxicarla o con pretextos variados para tergiversarla y/o desoírla, o con ideas culturales que desnaturalizan la voz del espíritu, o mediante el fomento de orgullos y soberbias, como si la acción del “espíritu”, fuera una gran virtud propia.
La única virtud el “espiritual”, es la atención y la dedicación a la escucha y buena interpretación de la voz del espíritu.
Este tema de la colisión entre la espiritualidad y la religión tradicional, es un capítulo más de la conciliación de opuestos, que hay que superar, cambiando de coordenadas mentales.
Conciliación que nos cuesta tanto esfuerzo realizar y negociar, y que es un tema muy profundo, y va mucho más allá que la duda religiosa.
Pero es necesario integrar dichas partes de la mente, (individualizar, (unificar), lo llama Jung), para evitar la desintegración mental desequilibrante, con efectos muy negativos, tanto si domina la razón, (neurosis con vértigo, sensación de estancamiento y perplejidad), como si domina el subconsciente (psicosis).
Esta conciliación es un tema axial, de nuevos ejes coordenados en los que situar nuestra vida, de referentes, marcos o visiones del mundo que coexisten y compiten entre sí
En las sociedades tradicionales, la fe religiosa ha venido suministrando un marco de referencia único: a la vez externo (Dios), e íntimo -la fe- y ambos socialmente compartidos.
En la sociedad moderna, por el contrario, los distintos marcos compiten entre sí, en un ir y venir entre estructuras competidoras y a menudo contradictorias, en las que cada una sale debilitada por su coexistencia involuntaria con las demás.
De ahí el vértigo producido por la incertidumbre y confusión, las expectativas ilusorias y el riesgo de ser manipulados por vendedores de los más variados referentes absolutos.
O sea, que cambiar el contenido de nuestra fe religiosa tradicional, no es simplemente cambiar unos términos por otros mas modernos, sino cambiar drásticamente de referentes, donde guardar y organizar nuestros conocimientos y experiencias personales.
No es una cuestión de considera a “Dios”, así o asá, de imaginárselo de una forma o de otra.
Si queremos hablar en idioma moderno, y dejar de hablar en latín o en vaticano, y conciliar nuestras contradicciones, entre nuestro marco referencial “sobrenatural”, y la cultura actual científica, conectando así con la gente del futuro próximo, hay que dar la vuelta al calcetín a nuestra organización mental, y volver a empezar como si fuéramos niños.
El ego, como administrador de nuestra cultura racionalista, es un maestro en el gatopardismo de cambiar minucias, para que todo siga igual.
Es el mismo proceso de cambio radical que se produjo hace 2.000 años, entre Juan, (el último profeta de la antigua Ley), y Jesús, (el nuevo anunciador de una nueva era). Un cambio tan radical, que no fue comprendido en su tiempo, y hoy después de 2.000 años, aún no lo acabamos de interiorizar.
La enormidad de la figura de Jung, es que esbozó científicamente, quizás al principio torpemente, pero de forma significativa y lúcida, la teorización y “racionalización” científica del esoterismo, la “magia” y la espiritualidad tanto religiosa como laica.
Nos abrió a la comprensión racional del significado de las imágenes primordiales y los arquetipos organizacionales, que nos fluyen del inconsciente colectivo, y que constelan todo el arte, (desde el plástico, al musical, a la poesía lingüística), al pensamiento.
Una comprensión que nos es vital para poder afrontar lúcidamente, los grandes retos que tenemos que resolver en este milenio.
Hola, Antonio, no quisiera que pensaras en negativo cuanto dije ayer en mi comentario. Légaut vivió el periodo situado entre guerras en el que lo que imperaba era el existencialismo, lo cual es lógico que el conocimiento mantuviera esta relación entre pensamiento y ser que nos venía heredada. Lo que aprendí de Légaut fue crucial para determinar mi posición en un momento de mi vida que había de hacer frente al gran muro ideológico que se plantaba ante mí. Sus libros me colmaron de firmeza para no desfallecer y aquello me llevó a un interés por investigar con mayor profundidad la mente humana. Para este paso posterior era exigible, por mi parte, tomar una nueva posición, no ya la del existencialismo, sino la del estructuralismo iniciado también por intelectuales franceses posteriores-
-Ahí es donde da un giro copernicano la noción de conocimiento. Como tú lo planteas, parece que conocimiento y saber son convertibles y no es así. El origen congénere del conocimiento se da preeminentemente entre realidad y saber y para no alargarme solo diré que en mi opinión, ahí, en esa unidad, es donde se encontraron estos dos genios de la matemática. Gracias!
No sé si será oportuno o no se me aceptará el comentario, ya que de Grothendieck he leído muy poco y para lograr entenderlo necesitaría el tiempo que dediqué a Legaut que fue largo e intenso. Precisamente ahora tengo entre las manos el libro que en un enlace se nos recomienda: REFLEXIÓN sobre EL PASADO y PORVENIR del CRIATIANISMO, no lo reabriré de momento, pues para lo que en pocas líneas quiero decir no me es ahora imprescindible.
-Es curioso como ya desde el comienzo, Antonio, se refiere al conocimiento. Pienso que lo hace como una previa para acercarnos a aquello que de común les unía a ambos. Sin embargo, me pregunto si existe esta necesidad de hacer presente en nosotros lo que ya de por sí nos rodea y, por tanto, estando ya en ello inmersos. ¿No basta solo con abrir nuestra mente y dejarse penetrar por esa realidad que nos envuelve? A mi entender es lo que ambos experimentaron. El uso de la función real de la inteligencia. Y esto no es privativo de unos pocos, está al alcance de todos. Si algo ha cambiado de lo que con gran entusiasmo, aprendí y gocé leyendo a ML fue que tras adentrarme años después en el pensamiento de X.Zubiri la herramienta filosófica que nos dejara sobre todo en Inteligencia y Realidad hizo que el significado de “búsqueda” tan arraigado en ML: “… en búsqueda de humanidad… En búsqueda de sentido…en búsqueda de la espiritualidad, etc., cambiara de dirección. Siendo la realidad la que se nos actualiza en nosotros …(no deriva en intelectualismo, sino en intelección) Creo que ambos coincidían en esto, en prestarle atención, escucha, cuidado, fatiga, soledad, en fin, para sacar del fondo de sus respectivos seres todo aquello que, en realidad, ya eran.
USO – Gracias!
TRES SITUACIONES DE LA FILOSOFÍA RESPECTO A LA CIENCIA
El destilado de este capítulo del libro de Ortega y Gasset sobre Libniz, ha sido publicado y etá a disposición en la página:
/
¡Hola Antonio!
breviter:
Mientras no se diga
“por qué” y “para qué”
hay “CONOCIMIENTO”,
los “carnales”, “intelectuales” y “espirituales”
son meros “des-conocimientos”
Pues , a ver, no me quedo sin decirte que no me extraña ni un poquito, que matemáticos, a una edad ya adulta, muy adulta, piensen: bueno, y esto a qué me conduce? La Vida es mucho más.
Y , pues cambian el rumbo. Porque la matemática tiene una belleza abstracta. Se encarga de dar sentido a otras ramas de la ciencia. Además, tiene un montón de caminos. Que se utilizarán según interese.
Pero si Newton tuvo que idear el cálculo diferencial porque no podía seguir con sus historias de física…Pero si Einstein se quejaba de que no sabía las suficientes matemáticas para demostrar, insisto, demostrar matemáticamente que su idea era acertada. El álgebra ha sido siempre el lenguaje de la ciencia. Pero es que ahora está tomando unos vuelos la estadística, la probabilidad que me tiene sorprendida.Porque la matemática es preciosa, como los copos de nieve que caen, pero fría como ellos. Y cuando se compacta, ya ni te digo . Cierto que el hielo guarda muchos secretos. Pues estupendo.
Así que entiendo perfectamente a estos dos señores. Que cambiaran de rumbo. Y sus conclusiones, suyas son. Y entiendo que a otras personas les guste. Lo que no acabo de entender es esa idolatría, a la inteligencia abstracta. A lo mejor porque para según qué cosas, no la encuentro necesaria.
No sé.Me alegro de que hayas encontrado compañeros de pensamiento.
Un abrazo.
…
¡Hola Antonio!
Distingues 3 tipos de CONOCIMIENTO:
1) CARNAL
2) INTELECTUAL
3) ESPIRITUAL
…………………
a) ¿Por qué “tenemos” que CONOCER?
b) ¿Cuándo y por qué nos ponemos a PENSAR?
(¿por qué estás pensando -escribiendo- este Artículo?
¡Gracias!
¡Gracias Antonio!
1- Mis “Destilados” intentan y consisten en:
a) acotar y enlazar los ‘conceptos’
(que me parecen esclarecedores del razonamiento lógico-dialogal)
b) presentar esos “conceptos” en un ‘cuadro’ estético
(no de mero ‘adorno’ sino de ‘facilitar’ su comprensión silenciosa (sin ruidos)
2- Si te ocurriera tener ganas de pensar mis preguntas:
a) Favor de leer el #4 “Tres situaciones de la filosofía respecto de la ciencia” en “La idea de principio en Leibniz y la evolución de la teoría deductiva” OCT8,71-85 de José Ortega y Gasset.
b) Caso contrario -si ‘de verdad’ te interesara- buscaría ponerme a “destilarlo”.
¡Gracias!
Uso el Responder. Gracias
Gracias, mi siempre querido Antonio, y, repito, mi agradecimiento a tu persona por tanto. En este caso, agradezco el trabajo que te tomas en transmitirnos tu conocimiento y tus reflexiones sobre dos personas que, además de tener inquietudes espirituales tan trabajadas, eran dos grandes científicos. Te felicito por tener estas lecturas que yo no sería capaz en este momento por diversas razones, una de ellas es por mi lentitud en leer textos tan densos que conllevan reflexiones no menos densas.
Hago un paréntesis: se nota que se nos acabaron las vacaciones de verano, jajaja, porque cada semana se nos proponen textos, además de largos, muy interesantes como para no leerlos a la ligera y mucho menos comentarlos de cualquier manera. Por eso no debe de extrañarte que, yo que suelo leerlo todo y comentar con bastante frecuencia, en ocasiones, no comente esta propuesta semanal que nos ofreces tan generosamente.
Voy a ver si digo algo de lo que este post me ha sugerido. A) la inquietud espiritual que tú concluye en tres aspectos, la corporal, la intelectual y la espiritual, pienso que es fundamental en la vida de cada persona. B) Aunque el objetivo sea el mismo, no todas las personas tienen las mismas capacidades, especialmente la intelectual, ni las mismas circunstancias personales, culturales o sociales. C) Jesús nunca fue a la universidad aunque sí parecía que sabía leer y escribir, pero tampoco tenía las bibliotecas ni los autores de las que podemos disponer en nuestra época. Y así y todo, ahí sigue como referente espiritual para quien no tenga prejuicios de tipo religioso. D) Yo pienso mucho, pero mucho en la gente sencilla cuando se acerca a una religión, como nuestra Iglesia, tan alejada del talante personal del Jesús del Evangelio tan próximo y asequible a la gente más sencilla del pueblo. Y ante esta situación tiene dos caminos, uno es quedarse con las creencias, algunas de los más raras (cielo, infierno un Dios creado por hombres, etc.), o alejarse de la religión. E) En este último caso hay millones y millones que, el que se hayan alejado de la religión, no quiere decir que no vivan una espiritualidad laica que dé sentido a su vida.
Ayer hablaba con una de mis hijas sobre la educación de su hijo de 11 años, y le decía que yo me había educado para la vida, por mi edad, en un ambiente de educación religiosa, pero l@s ni@s y adolescentes actuales viven y crecen en ambientes laicos, lo que no quiere decir que los valores tengan que ser o religiosos o laicos, son los mismos y, en medio de la barahúnda de pluralidad, con las tecnologías, las redes sociales, los bulos, la IA, etc. etc., la educación base en si niñez tiene que sostenerse en los valores siempre universales en cualquier circunstancia.
Algo que nosotr@s tuvimos y que estas generaciones no tienen, creo que tú lo has mencionado, es el grupo o, posteriormente, la comunidad específica que nosotr@s hemos tenido, es decir un contexto social habitual donde se tenga en cuenta lo prioritario de la vida: la reflexión grupal de aspectos espirituales. Por eso mi hija y yo insistíamos en la educación en la familia y la escuela.
Me he alargado demasiado, pero, es lo que decía al principio, que necesitas tiempo -que yo no siempre tengo- y concentración, que cada vez tengo que echarle más esfuerzo. Haré lo que pueda.
Abrazos
Hola Ana!
1- ¿Dónde habla Antonio de espiritualidad “LAICA”?
2- ¿Piensas en la opuesta a la “RELIGIOSA”?
3- ¿Es lo que acá Antonio diferencia entre “CREER” Y “TENER FE”?
…………..
Los ‘términos’ como “espiritualidad”, “religión”, “laicidad”, “creencia” y “fe”
¿no habría que aclararlos, sobre todo poniéndolos en su tiempo histórico, como bien se te plantea: “generacional”?
¡Gracias!
Querido Oscar, ya he manifestado mis dificultades de diversa índole a la hora de hacer comentarios, por eso te agradecería que, en vez de hacerme preguntas, decirme o desdecirme en mis equivocaciones, pero preguntas no, por fa.
Leí el post de Antonio y tardé en hacer mi comentario. por lo que acepto mi falta de memoria o, quizá, sea mi propia interpretación. Hago lo que puedo.
Se está poniendo muy interesante este diálogo, con preguntas muy concretas de Oscar a mí y a Ana sobre mí.
Voy pensando sobre cómo contestarlas mejor, más sincera y agudamente. No me es fácil, pues tiendo al rollo.
Si crees que el capítulo de Ortega sobre filosofía y ciencia en el libro sobre Leibniz, me puede ayudar, te agredecería que lo destiles, pero enviándomelo como documento que yo trasladaré a una página auxiliar, no al texto de un comentario aquí. ¿Hay alguna web en donde leer el texto completo?
Un adelanto de respuesta: Mi distinción entre fe y creencias, no tiene que ver con la distinción entre religión o laicidad. Más bien sobre la distinción entre fides qua (con la que se cree) y fides quae (lo que se cree). A Oscar le sonara. Pero, esperad ambos.
Este solo es un comentario para que sepáis, Oscar y Ana, que con calma, pero antes del viernes próximo, os llegará mi respuesta y agradecimiento por participar. Solo os llamo hoy para anunciaros que os llamaré, ja, ja…