Nunca he hecho una entradilla para presentar una columna de Boff, cuya presencia continua en ATRIO he considerado siempre un honor y un regalo, a pesar de quienes han creído que su pensamiento estaba sobrepadasado. Hoy lo hago porque este texto, leído con detenimiento antes de publicarlo, como siempre hago, me ha parecido extraordinario. Lo firmo como el mejor editorial-programa para ATRIO en estos momentos. He repasado algunos de sus 728 columnas publicadas en ATRIO (118 antes de 2010 y 610 después). Agradezco esta constancia comunicadora del hermano Leonardo y también la de su colaboradora para la traducción y el envío directo de sus columnas en español, María José Gavito, a quien varias personas de ATRIO conocemos y queremos de una manera entrañable. ¡Gracias, Leonardo y María José! Os necesitamos más que nunca. AD.
Mi sentimiento del mundo me dice que posiblemente nunca en la historia de los últimos tiempos hemos vivido, a nivel universal, tanta inhumanidad.
Cuando hablo de inhumanidad quiero expresar el total desprecio del valor del ser humano para otro ser humano diferente, ya sea de etnia (negros, indígenas, palestinos), sea político (fundamentalistas, conservadores), sea de religión (musulmanes, umbandistas), sea de género (mujeres y personas LGBT+). Por unas zapatillas se mata a una persona. Una pequeña discusión de tráfico puede terminar en un asesinato a tiros.
Sin hablar de la guerra Russia-Ucrania (por detrás están los USA y la NATO), toda la humanidad está presenciando la más terrible inhumanidad, a través de los medios digitales, a cielo abierto: la destrucción de todo un pueblo, los palestinos de la Franja de Gaza, con miles de niños inocentes sacrificados por la furia vengativa del actual primer ministro israelí Benjamín Netanyahu. Su ministro de Defensa declaró explícitamente que los palestinos de la Franja de Gaza (especialmente el brazo militar de Hamas que perpetró un acto terrorista contra Israel el 7 de octubre de 2023 con más de mil víctimas) son como animales, son sub-humanos y así deben ser tratados, eventualmente, exterminados.
Cercados por todas partes, como en un campo de exterminio, los que viven en la Franja de Gaza están siendo atacados permanentemente de día y de noche, por tierra, mar y aire por las fuerzas de guerra del gobierno israelí. Muchos mueren de sed, de hambre bajo los escombros y de sus heridas, pues les es negado todo.
Ni de lejos se alimenta la idea de que todos somos humanos, del mismo género de seres y, por lo tanto, que existe un lazo innegable de hermandad entre todos. Todos respiramos, todos pisamos el mismo suelo, todos recibimos los mismos rayos de sol y las gotas de lluvia. Todos, por altos que sean sus cargos, tenemos que atender las necesidades de la naturaleza. El rey de Inglaterra no puede decir a su servidor: vete a hacer pipí por mí. En este punto reina la más radical democracia en grado cero, que incluye a reyes, reinas, papas, millonarios, gente sencilla del pueblo, hombres y mujeres, niños y ancianos.
¿Por qué somos incapaces de tratarnos humanamente? Es decir, de acogernos como miembros de la misma especie homo, respetarnos en nuestras distintas formas de organizar la vida social y personal, los hábitos, tradiciones, expresiones religiosas y prácticas sexuales. ¿Qué existe en nosotros que nos hace enemigos unos de otros, homicidas, fratricidas, etnocidas y últimamente biocidas? Hay algunos que afirman que el hombre de Neandertal, también un humano pensante, habría sido exterminado por el homo sapiens.
Los bioantropólogos ya han observado que somos una especie extremadamente activa, inquieta, violenta y posiblemente con poca duración sobre este planeta. Por otro lado, genetistas y neurólogos (cf.Watson, Crik, Maturana) constatan que pertenece a nuestro ADN el amor, la solidaridad, el sentimiento de pertenencia. ¿Hay cómo encajar estos datos aparentemente contradictorios? ¿Por qué hemos llegado a los niveles de inhumanidad actuales?
No conozco ninguna respuesta satisfactoria. Lo que podemos decir, como han sostenido tantos pensadores, es que el ser humano, por su condición existencial, es simultáneamente sapiens y demens. Está movido por impulsos contradictorios que conviven en la misma persona, uno de destrucción y otro de construcción. He trabajado con dos categorías: la dimensión sim-bólica del ser humano (la que une y congrega) y la dimensión dia-bólica (la que desune y desagrega). Ambas conviven, se enfrentan y aportan dinamismo a la historia.
En ocasiones, por múltiples razones que no podemos exponer aquí, predomina la dimensión simbólica. Así surge una sociedad de convivencia pacífica y colaboradora. En otras, impera la dimensión dia-bólica que desgarra el tejido social, produce violencia e incluso guerras. Temo que estamos en este momento bajo el predominio de lo dia-bólico, pues prevalece el pensamiento fundamentalista, fascista y de uso de la violencia para resolver los problemas humanos.
No basta describir esta fenomenología de dualidad. Tenemos que cavar más hondo. Estimo que la causa principal de la inhumanidad actual e histórica reside en la erosión de la Matriz Relacional (Relational Matrix). Es decir, a lo largo de la historia, lentamente pero finalmente de forma cabal, rompemos el sentimiento de que todos estamos interligados, de que se instauran relaciones entre todos los seres, formando el gran todo de la naturaleza, de la Tierra e incluso del cosmos.
Con la irrupción de la razón y su uso como poder de dominación, hemos roto con la Matriz Relacional. Nos hemos considerado señores y dueños de las cosas. Podemos usarlas sin el menor escrúpulo en benefício nuestro, con el falso supuesto de que ellas no poseen valor en sí mismas y, por eso, carecen de propósito, inclusive el planeta Tierra. Así se fundó el paradigma de la modernidad.
Esa ruptura se muestra hoy extremadamente dañina, pues la naturaleza, o la Tierra, están volviéndose contra nosotros, enviándonos eventos extremos, una gama de virus letales y, en los últimos tiempos, el calentamiento global, que ya no tiene vuelta atrás. Ha iniciado una nueva y peligrosa fase del planeta Tierra y de la historia humana.
La ruptura de la Matriz Relacional con los seres de la naturaleza llevó a una ruptura con su origen, con el Creador de todas las cosas. Lo que se llamó “la muerte de Dios” significa que perdimos aquel Eslabón que daba cohesión y sentido de plenitud a nuestra vida y la existencia de un Sentido último de la vida y de la historia. La proclamación de la muerte de Dios (su ausencia en nuestra conciencia personal y colectiva) dio origen a seres humanos desenraizados y hundidos en una profunda soledad. Lo opuesto a una visión humanístico-espiritual del mundo, que sustenta que la vida tiene sentido y la historia no termina en el vacío, no es el materialismo o el ateísmo: es el desenraizamiento y el sentimiento de que estamos solos en el universo y perdidos, cosa que una visión humano-espiritual del mundo impedía.
Hoy tenemos que volver a nuestra propia esencia para refundar un humanismo mínimo. Quiero decir, colocar como marcos orientadores de nuestra existencia y coexistencia en este planeta el cuidado de unos a otros y de la comunidad de vida, el amor como la mayor fuerza congregadora y humanizadora de todas las relaciones, desentrañar de nuestro interior nuestra potencia de solidaridad especialmente con los que quedaron atrás, una opción colectiva por la co-responsabilidad sobre el destino común, y, finalmente, abrirnos a aquella Energía poderosa y amorosa que intuimos en nuestro propio ser como razón y soporte de toda la realidad. Podemos darle mil nombres o ninguno. Las religiones la llaman Dios, los cosmólogos, Abismo alimentador de todos los seres, o lo que prefiero, “aquel Ser que hace ser a todos los seres”. Olvidemos los nombres y concentrémonos en esa Energía Inteligente y Suprema que sustenta y subyace a todos los seres y fenómenos. Es una visión humano-espiritual de las cosas.
Sobre estos presupuestos podremos fundar un humanismo mínimo, mediante el cual todos nos reconoceremos como compañeros del mismo caminar en este planeta y como hermanos y hermanas de todas las cosas (pues tenemos la misma base genética) y unos de otros. Para ser realistas, el dato sim-bólico y dia-bólico estará presente, pero bajo la regencia de lo sim-bólico.
De esta forma construiremos una convivencia humana en la cual no será tan difícil acogernos los unos a los otros y en la que podrá florecer la solidaridad esencial y el amor “que mueve el cielo, todas las estrellas” y nuestros corazones. O damos este paso o nos devoraremos unos a otros.
*Leonardo Boff ha escrito Tierra madura: una teología de la vida, São Paulo, Planeta 2023.
Traducción de María José Gavito Milano
Así nos manipulan: https://youtu.be/WcU5ELuW4qI
¿Por qué ese Video ya NO ESTÁ DISPONIBLE?
…
Siempre me pasa lo mismo con Boff.
Cuando habla de aquello en lo que es experto (Teología) me quito el sombrero y no solo suelo estar muy de acuerdo con él sino que además aprendo un montón leyéndole.
Pero cuando se mete a ecologista, se mete en unos jardines difícilmente defendibles.
Vayamos por partes:
En primer lugar su análisis hIstórico es sencillamente falso. No sólo no es el momento de menos “humanidad” de la historia sino que, probablemente sea uno de los mejores.
Haciendo un análisis desprovisto de ideología, y como grandes diferencias en cuanto al trato humano entre semejantes, podemos afirmar que hoy en día tenemos:
– Carta de Derechos Humanos
– Supresión de la esclavitud (Al menos de facto)
– Igualdad de derechos (Al menos de facto) entre hombres y mujeres.
– Eliminación en una gran parte del mundo del trabajo infantil
– Desgeneralización de la guerra como modo de vida habitual (De hecho, el periodo de democracia tras la Transición es el periodo más largo en España que no ha estado o en guerra o gobernada por una tiranía (Franco tambiñen trajo paz pero una paz inaceptable por opresora). Hay muchas menos guerras que en la edad media, la época romana o incluso el siglo XVII, por ejemplo
– Preocupación por las vida de las minorías, en especia en los países desarrollados.
– Democracias reales extendidas. Con estado de derecho, libertad de expresión y seguridad jurídica.
– Seguridad social y de desempleo en, muchos países.
– Libertad de prensa en gran parte del mundo y cada día mas difícil de evitar gracias al internet.
– Eliminación de distintos “Apartheids” racistas.
Y son solo unos ejemplos de que el Homo Sapiens ha mejorado mucho la calidad y humanidad de la vida en el planeta.
En segundo lugar, lo que sí ha cambiado es que el hombre es por primera vez consciente de la globalidad de sus acciones y de que es capaz de destruir el planeta. Y eso da miedo sí, pero también nos permite evitarlo y en eso estamos.
Otra cosa en la que discrepo profundamente es en que la Tierra “se defienda” de la acción del ser humano. Es un lugar común muy extendido, en especial entre quienes se sienten cercanos a la “Tesis Gaia” (O Pachamama que es lo mismo) al considerar al planeta como un ser vivo y unitario que se defiende de la acción del hombre como si tuviera consciencia; y sencillamente es una tesis más falsa que un euro de madera, indigna de un gran cerebro com el de Boff.
La Tierra no reacciona. A las acciones del hombre siguen reacciones que vienen producidas por las leyes físicas, químicas y/o biológicas que nos rigen, pero está por ver que la alarma con que rasgan sus vestiduras los ecologistas (Siempre con algún interés bastardo en el asunto) tengan sentido.
Que se está produciendo un cambio climático es evidente. De hecho el planeta no ha dejado de cambiar desde que nació. Estamos viviendo en una pequeña glaciación desde mediados del siglo XVIII y el ejempl está en Groenlandia que se llama así por deformación de la palabra “Greenland”, puesto que cuando llegaron los daneses era un territorio verde hasta el extremo, al igual que Terranova, llamada por los vikingos noruegos “Winland” (O Tierra del vino) debido a los fértiles que eran unos paisajes, hoy helados.
Se echa la culpa del calentamiento global a las emisiones de CO2 cuandoel verdadero culpable son las emisiones de vapor de agua, contra las que nadie hace nada y se obvia que el ser humano y su industria es responsable escasamente de un 4% de las emisiones de CO2, pero al controlarlas lo que controlamos es el desarrollo de países que por población porían hacer sombra a las grandes potencias de ahora. Imaginad que China o India, pudieran emitir gases de CO2 como Europa o USA (O Rusia), las balanzas económicas cambiarían y ahi está el meollo, no en la niña Gundberg viajando a USA en un catamarán a vela cuya huella de carbono es muy superior a la de un avión a reacción (Y cuesta casi lo mismo).
¿Es necesario un nuevo humanismo?
No. Es necesario el humanismo. El de siempre. El que se hizo necesario y produjo, la carta de derechos humanos, la carta de los derechos de las mujeres o los niños, los estados del derecho (Y no de firmes), la democracia, el estado del bienestar, el Capital de Marx, los sindicatos, la seguridad social, la libertad de prensa, la aceptación de la homosexualidad en gran partte del planeta, la eliminación de la pena de muerte y tantas cosas que hemos conseguido en el siglo XX y que hacen que vivamos mejor que nuestros abuelos.
Entiendo a Boff. No es lo mismo vivir en Brasil que en España. Pero la solución es hacer que Brasil se parezca a España y no que ambas se parezca a como vivían los neardentales.
Y por cierto, la tesis más aceptada es que los neardenteles no fueron extinguidos por los sapiens. Fueron absorvidos por medio de parejas mixtas. Todos tenemos una parte más o menos grande de ADN neardentañ (En España bastante más que en América, por cierto) y no quiero meterme en un jardín viendo paralelismos con la leyenda negra de la conquista de América, pero por ahí, por ahí.
Con todo mi respeto y admiración a un teólogo , Boff, que ha sido fundamental en mi fe.
Me llaman mucho la atención algunas afirmaciones de Boff, pongo algunos ejemplos: “Estimo que la causa principal de la inhumanidad actual e histórica reside en la erosión de la Matriz Relacional” . “Con la irrupción de la razón y su uso como poder de dominación, hemos roto con la Matriz Relacional.” “La proclamación de la muerte de Dios (su ausencia en nuestra conciencia personal y colectiva) dio origen a seres humanos desenraizados y hundidos en una profunda soledad” Primera pregunta, L si la matriz relacional fue antes que la razón, ¿entonces fue la razón la que puso en desamparo al ser humano? Segunda reflexión: si la aparición de la razón fue fruto de la evolución de unas determinadas especies pre homínidas, la Energía Suprema (Dios) le hizo un flaco favor al homo sapiens Solamente los seres humanos, -de lo que sabemos hasta ahora en el universo-, tenemos conciencia, a partir de la matriz relacional, es decir, de Dios o la “Energía Inteligente y Suprema que sustenta y subyace a todos los seres y fenómenos.” Pero no todos los seres humanos aceptan conscientemente la la existencia de este Dios, o el nombre que se le quiera dar, como referente vital, y sí colocan “como marcos orientadores de nuestra existencia y coexistencia en este planeta el cuidado de unos a otros y de la comunidad de vida”, por tanto son capaces de tener conciencia del bien y del mal. Yo conozco a muchísimas personas ateas que son magníficas personas humanas y humanizadoras, por lo cual, lo que dice Boff sobre la muerte de Dios en relación con la soledad y demás, no veo que se corresponda con la realidad, aunque no piensen en ello. Sí, es cierto que las religiones, en su origen, tienen en común su fundamento en hacer el bien, aunque los seguidores de las religiones se desconecten de este principio. Que el universo, incluidos los seres humanos, existe desde la Energía Inteligente y Suprema es fácil aceptar racionalmente, pero que el ser humano sea el único en tener conciencia y voluntad de hacer el mal, me parece muy fuerte. Y si esto lo conectamos con el tema que está vigente en otro hilo, sobre la redención de un Dios creador, Energía Inteligente y Suprema, que quiere redimirnos, enviando a su Hijo a que lo sacrifiquen cruelmente hasta la muerte, pues es que ya no entiendo nada. En fin, no estoy muy segura de haberme explicado debidamente, pero quizá alguien pueda entender las dudas que planteo. No sé porqué me meto en estos berenjenales.
En el fondo, querida Ana, lo que deja ver el artículo de Boff es una gran resistencia a soltar las muletas y no es de extrañar, él es ya muy mayor para asumir semejante vértigo.
A mí, después de lo ya comentado, me quedaba por tratar eso de la Matriz Relacional. El problema él lo afronta a toro pasado, es decir, ha sido la Modernidad con su racionalismo imperante la que rompió con ese vínculo relacional. No obstante, él mismo lo define como que su causa ha sido la ruptura de ese sentimiento según el cual sentimos que todos estamos interligados entonces si esto es así no está todo perdido. Por qué? Sentir que todos estamos interligados (respectivamente) es anterior a cualquier vínculo relacional por muy estimulante que se presente tal relación. Él propio Leonardo lo ve al añadir más abajo que hay que cavar más hondo. Sin embargo, no percibe ese margen de realidad en el que se puede trabajar en pro de una recuperación física y real de la racionalidad humana. No distingue entre los términos religación (cohesión fundamental) y vinculación (conexión- relacional-externa) en fin, es lo que pienso al respecto…
Gracias, un abrazo!
Muchísimas gracias por tu respuesta M. Luisa. Yo sigo pensando pues no me encajan las afirmaciones que hace Boff especialmente cómo todos los elementos existentes en el universo tienen su destino predeterminado, mientras le adjudica a Dios el darnos a los seres humanos la razón con la posibilidad de que su voluntad pueda ir en contra uno mismo y contra todos y todo lo demás. El dios bueno, el Dios Padre no nos hace ningún favor con tener razón, quedando en nuestra manos el romper con la Matriz relacional pudiendo llevar nuestra decisión a la regencia dia-bólica Un abrazo
En efecto, Ana, creo entenderte, por eso el quid de la cuestión lo identifiqué sobre la idea no del Ser Supremo sino de Realidad Absoluta. Y fue precisamente porque de lo segundo los humanos nos sentimos relativamente partícipes de esta absolutez , en cambio, de lo primero a menos que dejemos volar la imaginación no podemos apresar tanta excelencia entitativa.
En esta ocasión L. Boff me ha decepcionado, pues él que siempre ha hablado de la razón sentiente o del corazón de la razón o del concepto “cuidado” que engloba a ambas , ha conducido este asunto por la vertiente inversa… en fin espero con esto, haber aunado algunas aproximaciones contigo.
Con el sistema de organización piramidal de “holones”, las Leyes del Universo señalan claramente las relaciones de cada subholón componente con los demás, y siempre que se respete el interés del holón principal del que forman parte.
Por ejemplo, el cuerpo humano, está formado de células independientes entre sí, pero no se atacan ni se comen unas a otras. Y así, por ejemplo, las células del sistema inmunitario, atacan a las extrañas, pero no atacan a las células propias, y si lo hacen es por algún equívoco y mal funcionamiento, como en el caso de las enfermedades autoinmunes, rechazo en los trasplantes, o casos de Rh distintos de madre e hijo.
Un sistema tan complejamente extraordinario, como el Universo, no funciona así, por casualidad, sino porque todo, todo está perfectamente reglamentado, en una enorme matriz de interrelaciones mutuas, entre todos sus integrantes.
Y toda esa gigante y compleja matriz de interrelaciones, forman un complicado algoritmo, que necesitamos descifrar para movernos por él, adecuadamente y en armonía con el Universo.
Necesitamos aprender la sintaxis gramática del Universo, o sea la madeja de algoritmos interrelacionados entre sí, que rigen el Universo, en todos sus rincones y aspectos, y que si no conocemos y comprendemos adecuadamente, nos sitúa en la alienación y el desquicie, (nos dirigimos fuera del quicio de la puerta de entrada a la vida inteligente).
Y cuando comprendemos que vivimos en un mundo de algoritmos funcionales, (que es nuestro medio vital, como el agua, en el mundo acuático), entonces es de lo mas lógica, la hipótesis de que tenemos dentro de nuestra mente, un algoritmo sabio que nos ayuda a sobrevivir en este ambiente, (como las branquias de los peces), y los medios de nadar, y que cuando lo ignoramos, nos “ahogamos”.
Entonces ¿por qué los humanos nos comportamos tan mal entre nosotros?.
Pues fundamentalmente porque al contar con una inteligencia tan compleja, está en formación y desarrollo, no solo durante los nueve meses de gestación, ni siquiera durante el periodo de infancia y adolescencia, sino que seguimos conformándonos, toda la vida, hasta el momento en que llegamos al punto de madurez, (si llegamos, que no siempre se alcanza).
Y luego cuando nos acercamos a la maduración, ignoramos la existencia dentro de nosotros de esa guía fundamental, como un hilo de Ariadna, que es el “espíritu”.
Y esto porque nos enfrentamos ante una matriz relacional, tan compleja que si no tenemos muy claro las Leyes fundamentales del Universo, y no estamos en armonía con ellas, (no estamos bien centrados en su eje de coordenadas), empezamos a actuar fuera del contexto adecuado.
Entonces, en puridad, hasta que no llegamos a la madurez, no “nacemos” verdaderamente como humanos, y mientras llegamos, solo somos meros proyectos de humanos, incompletos e imperfectos, y no cumplimos auténticamente nuestra naturaleza, porque realmente no s0mos aún lo que deberíamos ser.
Por eso ha habido sabios autorrealizados, que no consideraban la fecha de su nacimiento, la del parto, sino el momento en que llegaron a la realización personal.
Y si esto fuera así, quizás lo del “cielo” para los bienaventurados, quede reducido a los auténticamente humanos, y los demás nos quedaremos en el camino como meros proyectos nasciturus no nacidos.
Yo quiero creer, que estos “problemas que tenemos los “humanos” actuales, son fruto de que somos una especie en tránsito, como un proyecto piloto provisional, que no es el definitivo, que vendrá después de nosotros, con todas las cosas mejor “organizadas”.
El Universo, se desarrolla por evolución progresiva, y eso significa, que inicia proyectos, que paulatinamente se van perfeccionando en sucesivos saltos evolutivos.
Entrando en especulaciones esotéricas, quizás la redención y salvación de esta humanidad, por parte de Jesús, signifique que de alguna forma, con su propia perfección humana, convenció al “Jefe del negociado”, de que a los humanos actuales todos los efectos se nos considere como auténticamente humanos, a pesar de nuestras evidentes deficiencias.
(Perdón por el rollo).
Con respecto a mi comentario anterior, no diría que exista contradicción entre el dato sim – bólico y el dia-bólico según señala Leonardo, sino que en perspectiva estructural ambos polos son complementarios. Lo contradictorio vendría al caso si esta polaridad estuviera formada por potencias opuestas, pero no es así. A lo enrevesado del asunto (día-bólico) puede rebajársele el nivel de comprensión cuando al ser humano se le concibe no como combinación sustancial sino como realidad estructural autosuficiente…
Al leer esta mañana a L.Boff he sentido una gran sintonía con él. No cabe en mi cabeza que tanta destrucción, sufrimiento y desamparo sea asumido al día de hoy con tanta frialdad y ni por asomo ver ni tan siquiera atisbo alguno que pueda darle la vuelta a tal situación. Nada distinto reclama Boff en este artículo de otros en los que también se alude a lo mismo, por ejemplo, ¿no resuenan también aquí los resortes planteados por la sociedad alternativa de S.Santos?, ejerciéndola haciéndola posible, ¿no sería así como recobraríamos nuestra esencia, uno de los reclamos que nos hace L.Boff?. Dicho esto como preámbulo desciendo casi al final de la lectura y subrayo este párrafo: Olvidemos los nombres y concentrémonos en esa Energía Inteligente y Suprema que sustenta y subyace a todos los seres y fenómenos. Es una visión humano-espiritual de las cosas. ¡Olvidemos los nombres! Pues bien, esto fue precisamente lo que entendí cuando aquí empezó asomarse la idea del Posteísmo. No pensé ni por un momento que se tratase de muerte ninguna, sino de una actualización conceptual de los nombres que la han ostentado a lo largo de la historia. Ahora bien, así como L.Boff para combatir esa circunstancia, dice concentrarnos en esa Energía Inteligente y Suprema, a mi juicio y en coherencia con anteriores argumentaciones diré que no se trata de Energía Inteligente y Suprema sino de Energía Inteligente (y) Absoluta. Tal energía en nosotros notificada no nos remite a un Ser Supremo como algo que fuera un Ente en sí mismo, sino que nos remite a una Realidad Absoluta que nos es participada Y en este sentido si bien puedo decir como Leonardo que no he llegado a ninguna respuesta satisfactoria, no obstante una obertura hacia ella sí que se deja entrever. La detecto en esta consideración contradictoria que hace entre la dimensión sim-bólica del ser humano (la que une y congrega) y la dimensión dia-bólica (la que desune y desagrega). La dimensión diabólica no tiene por qué reducirse a un único significado ceñido a lo que desune y desagrega, sino que también puede, en cuanto dimensión, expresar algo que de suyo es enrevesado y oscuro. ¿Cuántas veces, al toparnos con esta complejidad en lugar de ir al fondo de las cosas en una visión realmente humana, hemos optado por quedarnos en lo más fácil, es decir, en lo simbólico?
… Disculpáseme si en mi intento ahora de hacer que medien los espacios en mi anterior comentario también este resulte fallido. No sé en donde podría hacer la prueba, antes la hacía en el Facebook pero hace tiempo que me lo quité de encima. Recuerdo que Isidoro me dio una solución, pero la mayoría de las veces me sale mal. Que esto ocurra en comentarios cortos no importa demasiado, pero cuando un comentario se alarga sí molesta un poco.
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Al leer esta mañana a L.Boff he sentido una gran sintonía con él. No cabe en mi cabeza que tanta destrucción, sufrimiento y desamparo sea asumido al día de hoy con tanta frialdad y ni por asomo ver ni tan siquiera atisbo alguno que pueda darle la vuelta a tal situación. Nada distinto reclama Boff en este artículo de otros en los que también se alude a lo mismo, por ejemplo, ¿no resuenan también aquí los resortes planteados por la sociedad alternativa de S.Santos?, ejerciéndola haciéndola posible, ¿no sería así como recobraríamos nuestra esencia, uno de los reclamos que nos hace L.Boff?. Dicho esto como preámbulo desciendo casi al final de la lectura y subrayo este párrafo:
Olvidemos los nombres y concentrémonos en esa Energía Inteligente y Suprema que sustenta y subyace a todos los seres y fenómenos. Es una visión humano-espiritual de las cosas. ¡Olvidemos los nombres! Pues bien, esto fue precisamente lo que entendí cuando aquí empezó asomarse la idea del Posteísmo. No pensé ni por un momento que se tratase de muerte ninguna, sino de una actualización conceptual de los nombres que la han ostentado a lo largo de la historia.
Ahora bien, así como L.Boff para combatir esa circunstancia, dice concentrarnos en esa Energía Inteligente y Suprema, a mi juicio y en coherencia con anteriores argumentaciones diré que no se trata de Energía Inteligente y Suprema sino de Energía Inteligente (y) Absoluta. Tal energía en nosotros notificada no nos remite a un Ser Supremo como algo que fuera un Ente en sí mismo, sino que nos remite a una Realidad Absoluta que nos es participada. Y en este sentido, si bien puedo decir como Leonardo que no he llegado a ninguna respuesta satisfactoria, no obstante una obertura hacia ella sí que se deja entrever. La detecto en esta consideración contradictoria que hace entre la dimensión sim-bólica del ser humano (la que une y congrega) y la dimensión dia-bólica (la que desune y desagrega). La dimensión diabólica no tiene por qué reducirse a un único significado ceñido a lo que desune y desagrega, sino que también puede, en cuanto dimensión, expresar algo que de suyo es enrevesado y oscuro. ¿Cuántas veces, al toparnos con esta complejidad en lugar de ir al fondo de las cosas en una visión realmente humana, hemos optado por quedarnos en lo más fácil, es decir, en lo simbólico?
Escribe Leonardo Boff: “Estimo que la causa principal de la inhumanidad actual e histórica, reside en la erosión de la Matriz Relacional (Relational Matrix).
Y prosigue: “Es decir, a lo largo de la historia, lentamente pero finalmente de forma cabal, rompemos el sentimiento de que todos estamos interligados, de que se instauran relaciones entre todos los seres, formando el gran todo de la naturaleza, de la Tierra e incluso del cosmos.
Con la irrupción de la razón y su uso como poder de dominación, hemos roto con la Matriz Relacional.
Nos hemos considerado señores y dueños de las cosas. Podemos usarlas sin el menor escrúpulo en beneficio nuestro, con el falso supuesto de que ellas no poseen valor en sí mismas y, por eso, carecen de propósito, inclusive el planeta Tierra. Así se fundó el paradigma de la modernidad”.
Para entender eso de la Matriz Relacional, hay que entender que el Universo, está estructurado en escalones de complejidad, que llamamos holones.
Un holón es un nivel del Universo, compuesto de subholones individuales, y a su vez es un integrante de un holón superior. Es el mismo proceso de las células del cuerpo, son individuales, y viven y mueren individualmente, pero coordinadas en un nivel superior.
En el Universo estos escalones van desde el nivel mas bajo, las partículas elementales subatómicas, hasta la cúspide, que podríamos definir como “La gran Inteligencia gestora del Universo o “Gran Espíritu”.
Podríamos decir que en la cúspide, “Dios” es inconmensurable e inabarcable, y para entenderlo habría que “dividir” su naturaleza, en múltiples facetas, patrones y perspectivas distintas y complementarias, los llamados “nombres de “Dios”.
Y esta estructura sigue de arriba abajo, con los mismos patrones organizacionales. Cuando llegamos al ser humano, nos encontramos con el holón, seres inteligentes del planeta Tierra: la Humanidad.
Compuesto a su vez de múltiples individuos independientes, los seres humanos individuales, cuya interrelación, mediante un Algoritmo – Matrix relacional, los coordina en el holón superior: la Humanidad.
Muchas veces consideramos una desgracia, el hecho de la individualidad plural humana, y su dispersión. Y desearíamos que todos fuéramos exactamente iguales, que pensáramos igual, que actuáramos igual y que fuéramos clones unos de otros.
Pero nuestras personalidades son privativas y personales, (valga la redundancia). La Humanidad, es todo un abanico de varillas, distintas y hasta opuestas, que en su conjunto generan una Unidad completa, compleja, y rica en matices y en múltiples facetas distintas y complementarias.
Por eso ese pluralismo, que no acabamos de entender, lejos de ser una “maldición” o un castigo bíblico, es un producto de la estructura arquetípica del Universo, y por lo tanto natural.
La misma estructura del Universo, se repite con las mentes humanas, distintas y contradictorias entre sí, pero integrantes de un holón superior, la Noosfera, que cuenta con toda la riqueza de matices de sus diversos componentes.
Pero para ello, es necesario que entre los múltiples sub-holones, haya una relación armoniosa, y siguiendo las reglas y el Orden del Universo.
Es por ello, fundamental comprender esas normas y reglas, (muchas de ellas ocultas e ignotas), que marcan cómo se deben articular e interrelacionar los individuos con el holón-entidad superior, en una relación ordenada y algoritmatizada, porque una relación anárquica y desordenada, lleva inevitablemente al caos. Y la visión moralista del “bien” y el mal”, es demasiado simple, primitiva y poco útil, como se ve en la práctica.
En este sentido la Música, que es un lenguaje del Universo, inserto en nuestro Inconsciente Colectivo, puede ser un ejemplo a estudiar.
Somos como una gran Orquesta, que para que suene bien precisa de coordinar una multitud de elementos sonoros individuales, en una pieza común, con sumisión a unas reglas de un ritmo común, y a una gramática musical: las reglas internas de la armonía, que conviertan lo que puede ser un batiburrillo inaguantable, en una pieza armoniosa y agradable.
Quizás de un estudio preciso analizando la teoría musicológica, y haciendo una trasposición a las relaciones interhumanas, podría ser muy esclarecedor, u aportar luz a nuestros problemas.
Respecto a las dos dimensiones humanas, que Boff señala, la “simbólica”, (la que une y congrega), y la dimensión “diabólica”, (la que desune y desagrega), la que nos hace seres sapiens y demens, respectivamente, yo las tengo perfectamente asociadas a los dos polos de la mente-alma humana: el “ego”, a la demens, y el “espíritu” o atman, a la sapiens.
Dice bien Boff, que del auge exagerado del ego-razón, ignorando al espíritu, proviene la Modernidad, que nos rige actualmente, y es el origen de todos nuestros males.
El ego-razón, es un instrumento magnífico que el ser humano debe utilizar lo más y mejor posible, pero es muy mal guía de nuestra vida. Para eso la evolución emergente nos ha dotado del “espíritu”, como guía sabia, que aunque nos cueste interpretar bien, siempre es menos malo que ir a ciegas. “El que no sabe por qué camino llegar al mar, debe buscar el río por compañero”, (John Ray).
Y lo de que el polo “diabólico”, desune y disgrega, también está muy bien traído, aunque posiblemente lo de diabólico y simbólico, no sea mas que un bonito juego de palabras de Boff.
Porque, ya hace tiempo, señale, que el “ego”, tiene unas cualidades de autoengaño tan poderosas, sutiles y “mefistofélicas”, que para mí, son una plasmación del arquetipo del diablo o demonio, (la suma inteligencia demoníaca), en cuya existencia personal yo no creo.
Y por otra parte el “espíritu”, tiende a unir y congregar, pues no deja de ser una constelación de programas instintivos universales, de los que todos disponemos de un ejemplar instalado genéticamente en nuestra mente.
La Matrix Relacional equivale a la Ley natural intrínseca e innata que nos lleva a buscar el bien y evitar el mal relacionalmente. Esta Ley fundamental quedó rota cuando el ser humano, desde el principio, se rebeló contra Su Creador a pesar de “conocerlo bien” sin la corrupción de los sentidos y con la claridad perfecta del espíritu. En estado de inocencia pura supimos de la belleza y perfección divinas y a pesar de todo realizamos lo contrario al Amor haciendo el mal culpablemente, como expresión de nuestro egoísmo rebelde, incoherente e ignorante. Esa rotura del orden establecido por la “Matrix relacional” ha persistido hasta el momento actual aunque admita grados, porque a veces “hacemos el mal que NO queremos”’llevados de nuestras pasiones inordinadas y otras veces hacemos el “mal por el mal, a ciencia, conciencia y paciencia” . En estos últimos cabe preguntar si su inhumanidad habrá llegado a la pérdida irreversible de toda posibilidad de amar y a decir un rotundo NO a la liberación que nos da el Amor, cerrándonos definitivamente la puerta de nuestra salvación eterna. Es este sentido “real” de lo moral, que es Universal al Homo Sapiens, y que la Revelación de Dios nos ha aclarado y definido con detalle, ….lo único capaz de salvar a la humanidad de la inhumanidad que nos llevará a la destrucción inmoral de nuestra especie que hasta ahora ha permanecido en equilibrio por la gracia divina. Cuando rompemos la barrera individual y colectiva de lo que es moral, nos convertimos en “monstruos inhumanos” capaces de los más de atroces y horribles crímenes no sólo de los personales sino de los grupos terroristas, los de los narcotraficantes, de los genocidas y los suicidas capaces de aniquilar y exterminar nuestra raza humana con solo apretar un botón. Desgraciadamente estamos contemplando que esto NO es absolutamente imposible y presenciamos cada día el aumento de esta entropía moral que avanza rápidamente en todos los sectores de nuestra humanidad. Un saludo cordialSantiago Hernández
Comparto la expresión de que: “La causa principal de la inhumanidad actual e histórica reside en la erosión de la Matriz Relacional (Relational Matrix)”, así como la de que, “el ser humano, por su condición existencial, es simultáneamente sapiens y demens, estando movido por impulsos contradictorios que conviven en la misma persona, uno de destrucción y otro de construcción”. y con lo que continúa diciendo, “He trabajado con dos categorías: la dimensión sim-bólica del ser humano (la que une y congrega) y la dimensión dia-bólica (la que desune y desagrega).
Aquí añado que ambas dimensiones categoriales se traducen en una praxis “sim-patica” y/o ” nti-pática” cuando nos relacionamos con nuestros cogéneres y con todo el cosmos dando como resultado todo lo que en esta reflexión se explicita, pero hemos de ser conscientes que ésta es una relación de exterioridad y que la “Relacion Primordial” de todo ser humano, de toda persona, es una “Relación Intrínseca” en su su propio ser personal que le liga a su Creador, como muy bien puntualiza el autor de esta reflexión, configurando así su realidad singular, mucho mas profunda que su realidad social que es una derivada de esa “Matriz Relacional Intrínseca” que a su vez desliga a toda persona de cualquier clasificación taxonómica propia de la naturaleza. La persona es pura Relación en una triple dimensiónalidad: La primera con su Creador que le abre a la alteridad y toma de conciencia de sí como ser singular, la segunda con sus congéneres, y la tercera con el mundo, el cosmos. Tres dimensiones que han de integrarse para que la dimensión “sim-bólica” y la praxis “sim-pática” resplandezca sobre las todas.
Mientras la “Matriz Relacional Intrínseca” no sufra una metanoia que nos lleve a la dimensión “sim-pática o em-pática” no saldremos de lo ya conocido. En nuestra relación interior está la respuesta a nuestro exterior, y de esta respuesta ya hemos tenido una manifestación en nuestra propia historia. Esta “Matriz Relacional” guarda un orden de prioridad descendente como si fuesen círculos concéntricos, en el que el primero ya da sentido a los otros dos y el segundo al tercero.Si queremos arreglar el mundo, empecemos por arreglar nuestra “Matriz Relacional Intrínseca”, dando testimonio personal, aunque en ello nos vaya la vida.
Sin admitir esta triple “Matriz Relacional” el mundo, nuestro mundo, seguirá mostrándonos su dualidad y seguiremos manifestando nuestras quejas y nuestro malestar, aunque no todos a la vista de los acontecimientos.
A pesar de todo, el orden buscado, deseado y expresado en este artículo, no está en nuestras manos, lo que sí está es la posibilidad de colaborar activamente en dicha consecución, aunque como ya he mencionado en ello nos vaya la propia vida. ¡Tarea difícil! ¿Verdad?
La Humanidad apareció como una especie con capacidad para deshumanizarse y para humanizarse. Desde que tenemos noticas de la historia humana, hay constancia de que la violencia y la deshumanización del otro, ha sido una constante. Solamente hay que saber un poquito de historia. Y no digamos cuando aparecieron los dioses como motivo de discordia y de guerras. No será por falta de información, desde los libros de historia antigua con la esclavitud que ha durado hasta hace bien poco en EEUU, la Edad Media con los siervos, la aparición de la industria y la explotación de la clase obrera. Y no sólo los libros de historia propiamente dicha, sino escritores actuales como Harari y su libro “Sapiens: de animales a dioses” o la historia novelada de Ken Follett en su libro, que estoy leyendo, “La armadura de la luz” sobre la explotación laboral de niños y niñas y adultos en pro de la producción económica. Cuando yo estudié Historia, la mayor parte de ella se refería a las guerras continuas por motivos de todas las clases. Solamente en España estuvieron casi 800 años luchando contra los españoles que eran musulmanes. De la que ahora la ultra y menos ultra política defiende como si de de obra de origen divino se tratara. Ojo, no estoy pidiendo guerra para resolver la pluralidad de este país. Me refiero a que hay que resolver los problemas sin recurrir a la violencia.
La diferencia de los tiempos pasados es que en este momento hay más conciencia social de los derechos Humanos, hoy mismo están convocadas 115 manifestaciones en España contra el genocidio palestino y contra la venta de armas a Israel. Esto en cuanto a Palestina, no hace falta que yo enumere todos los conflictos bélicos actuales. Boff refiere, además. otra serie de violencias de toda índole, especialmente la incitación al odio contra el diferente.
No debemos cejar en la lucha por en una sociedad alternativa. Jesús el galileo hizo unas propuestas hace dos mil años y, si bien ha permanecido su legado, él fracasó y murió violentamente. La Iglesia tiene una historia bastante oscura con sus cruzadas, sus guerras de religión o su Inquisición, entre otras cosas. Y ahora que el Papa Francisco predica humanización, pues ya vemos la revuelta de cardenales, obispos y clérigos. Será necesario que la Iglesia se plantee con racionalidad la teología de que si Dios, con el sacrificio de su Hijo, nos redimió de esta tendencia al mal.
Al lado de este aparente retroceso en valores humanos y humanizadores en el momento actual, tenemos, como he dicho tantas veces, una sociedad activa y activista por la dignidad de cada ser humano, por la paz, por la igualdad, contra la explotación de los pueblos, contra la pobreza, contra los sin techo los nadie, etc. etc. Esperanza activa siempre.
Después de leer este artículo de Leonardo Boff -que comparto y que invita a meditar-, no puedo pasar de largo sin dejar una breve reflexión, aunque reitere ideas ya expresadas. ¿Qué es el HOMO SAPIENS? ¿Una caña que piensa, que yerra con demasiada frecuencia, que se doblega en la dirección en la que sople el viento, que frecuentemente no sabe lo que hace ni lo que quiere (aunque esto no lo admita); que no sabe discernir y llama mariposa a la oruga, un animal salvaje que se comporta en distintos aspectos como un caníbal, y que aspira a ser un “homo deus” tan adicto a su ego que no escucha a la razón y a su corazón humano…? ¿Adónde va este homo “sapiens” que no sabe discernir y cultivar lo mejor de sí: su Humanidad? ¿Cómo entender a este homo, tan bueno en unas ocasiones y tan bestia en otras? (Hablo en general, sin precisar más.)
Lo he dicho varias veces -y me parece bueno repetirlo o recordármelo-: El amor -de un gran AMOR- por lo más frágil, encarnado en materia, me parece la respuesta más convincente. Un AMOR que es capaz de reciclar el mal…, hará que al fin brote la sensatez y el sentido fraterno que nos una, hará que surja una humanidad nueva renacida, sin muros ni fronteras, y sin guerras. Entonces surgirá y prevalecerá el “homo humanus” que convive en fraternidad solidaria, y deje de ser un lobo que mata y devora y acapara en sus reservas… Este “homo humanus” podrá ser entonces “homo deus” de veras, pues ese “homo humanus” trascenderá, se trascenderá… Es ésta mi esperanza, mi utopía, que no me parece una ingenuidad… Dentro de este caos moral, espero que el “homo sapiens” al fin aprenda de sus graves errores y sea capaz de humanizar su vida, la vida en la tierra, e incluso su hacienda… con un sentido más solidario.