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 La vocación de servicio y la ambición por el poder

         “El laicismo es prácticamente una aberración desde todos los puntos de vista, desde el punto de vista religioso y filosófico, y para los españoles además, desde el punto de vista patriótico. Y por eso es un deber del Estado nuevo el impedir-ya lo ha hecho- que se conserve una brizna de posibilidad de que el laicismo vuelva a tener beligerancia en el ámbito del pensamiento y de la educación de los españoles”. (Pedro Sainz Rodríguez, primer ministro de Educación de Francisco Franco, 1938-1939)

        La durísima confrontación de la Guerra Civil Española tenía un carácter cívico y militar y en el ánimo de los combatientes estaba que tenía que salir una España completamente nueva.

         Ya en democracia volvimos a sufrir otro intento por las fuerzas de las armas el 23 de febrero de 1981 que no pasó de ser una escaramuza de la ultraderecha como un intento de volver a las esencias nacionales perdidas con la reforma política tras el fin de la dictadura instaurada por la facción victoriosa de la contienda. Supimos de forma sorprendente que la sociedad civil española había madurado más que su clase dirigente,

        El espíritu renovador de nuestra Transición política y la ilusión colectiva que nos impregnaba a todos se concretó en nuestra Ley Suprema de 1978. Desde entonces y de la mano de distintos gobiernos iniciados por la UCD (1977-1982) de Adolfo Suárez, artífice de la reforma, continuados por catorce años de gobiernos socialistas (1982-1996) y la presidencia de José María Aznar (1996-2000), que alcanzó una mayoría absoluta en su segunda legislatura (2000-2004), entramos en el presente siglo XXI.

         Habíamos experimentado una asombrosa transformación social desde que se pusieron en marcha los postulados constitucionales, superado el clima de crisis económica, de conflictividad social y las violencias de distintos signos, convertidos en un Estado moderno y competitivo en la económico, miembros plenos de la unión Europea, integrados en las instituciones europeas y sus valores democráticos con una homologación de gran calado político e ideológico, que nos hacía imposible un nuevo retroceso histórico.

        Con la entrada de este siglo XXI parecía como si el bipartidismo se hubiera hecho tan natural al Ejecutivo y a la vida parlamentaria en la alternancia del poder de una izquierda, representada por el PSOE, y la derecha del PP. En 1999 España ingresó en la estructura militar de la OTAN. El proceso parecía haber culminado el 20 de octubre de 2011, bajo el Gobierno de Rodríguez Zapatero, cuando ETA realizó el anuncio del cese definitivo de su actividad armada, con un compromiso, claro, firme y definitivo.

        Pero no todo era así como ahora podemos imaginarlo buscando una explicación a los acontecimientos posteriores a la crisis financiera de 2008.

        Pero esta voluntad de servicio que tantos logros cosechó para la sociedad civil tuvo también sus aristas y limitaciones. La corrupción y el agotamiento de las ideas por un lado y por el otro un uso de la función pública como pedestal para promoción y hasta enriquecimiento personal. Treinta y ocho años de dictadura franquista habían inoculado a la sociedad el veneno de las apetencias por el poder como medio y fin para alcanzar todos esos objetivos.

        Teniendo las mismas tentaciones y cayendo en los mismos vicios las izquierdas y las derechas hemos llegado a ser en estos últimos 20 años culturalmente distintas. Las primeras buscan la promoción humana, la defensa de los derechos y la revolución en las costumbres para que estos tengan cabida en la labor legislativa y las segundas el dominio político y la reconquista de las conciencias. Sus políticas, en consecuencia, tienen significados distintos. No me refiero a los extremismos de ambos signos y los extraparlamentarios que se igualan, muy alejados ambos de las democracias europeas de postguerra. Tampoco cabe aquí hacer ese mismo juicio sobre la derecha protagonista de la Transición y la reforma política que una vez disuelta la UCD buscó acomodo en otras formaciones y que con su centralidad dio su fruto en el bipartidismo y en la alternancia en el poder con dos partidos de Estado. Los partidos nacionalistas y autonómicos que aunque miraban por sus intereses locales ayudaban a la gobernanza y el PCE de Santiago Carrillo que en 1986 formó parte de Izquierda Unida en un proyecto de Refundación de la Izquierda.

        En 1993 Felipe González ganó las elecciones con 159 diputados y pudiendo pactar con Izquierda Unida (17 diputados) optó por hacerlo con Convergencia i Unió (los catalanes, 16 diputados) para formar Gobierno.

        En 1996 las Elecciones Generales dieron por claro vencedor al PP de José María Aznar y siendo investido presidente con los votos de su Partido, de Coalición Canaria y Ciu e Jordi Pujol mediante el Pacto del Majestic por el cual Ciu se comprometía a investir presidente a Aznar a cambio de más competencias para Cataluña y el apoyo del PP a CiU En Cataluña.

        No es cierto que el bipartidismo estuviese previamente programado por los reformadores aunque les preocupó grandemente la sopa de letras en que se había convertido la multitud de candidaturas iniciales, y tampoco se dio tan espontáneamente una vez encontrada una fórmula para la contabilización de votos. De hecho lo que preocupó mucho años después era ver cómo Felipe González y el PSOE encadenaban una legislatura con la siguiente mientras cosechaban enemigos irreconciliables y cayendo en errores propios de la corrupción y actos de mal gobierno y otros tantos heredados de la dictadura que no se habían podido o querido subsanar. Para desespero de la oposición que no veía su turno

        A la ambición de poder se unió la posesión de un sentido tutelar de la democracia, una democracia demasiado joven y necesitada de actitudes más atrevidas, individuales, de partido o de forma corporativa buscando cambiar de signo la política.

         A la derecha del PSOE. A nivel nacional y con vocación de Gobierno en la derecha solo existía la Alianza Popular de Manuel Fraga Iribarne que se inició aglutinando a siete formaciones de centro-derecha, antiguos altos cargos del régimen anterior. Alianza no superaba los 107 diputados con el 26%de los votos obtenido en las primeras elecciones generales hasta su refundación en Partido Popular de 1989, y con un nuevo equipo liderado por el “clan de Valladolid”, el nuevo liderazgo de José María Aznar coincidió con el inicio del declive de Felipe González, pues el PSOE obtuvo mayoría absoluta por un solo diputado en las elecciones de ese año,175, frente a los 202 de sus primeras elecciones.

        A la izquierda del PSOE. Julio Anguita González, Secretario general del PCE desde1988 hasta 1998 y Portavoz del Grupo Parlamentario Izquierda Unida-ICV en el Congreso tras obtener el acta de diputado en el Congreso, cargo que ejerció hasta el año 2000 cuando renunció a su acta y la portavocía, así como a continuar como coordinador general de I.U.

        El PCE de la clandestinidad contra Franco y enemigo número uno de su régimen, el de su legalización en abril de 1977, el de la Transición, del período constituyente y de la negociación de la Reforma Política y la Constitución y los Pactos de la Moncloa´, y que había hecho transitar al PCE hacia el Eurocomunismo y el distanciamiento de la tutela de la Unión Soviética, tuvo como actor a Santiago Carrillo.

         En 1955 desde París plantea su propuesta para una política de reconciliación nacional y habiendo delegado en él Dolores Ibárruri todas sus responsabilidades termina como secretario general, sin que el partido en ningún momento pudiera resolver sus problemas de democracia interna y las disensiones fueran una constante. Tuvo que abandonar la secretaría en 1982 tras los resultados de las elecciones de ese año. Los enfrentamientos continuaron hasta que en abril de 1985 Santiago Carrillo y su sector abandonaron la dirección del partido. El sector carrillista terminó integrándose en el PSOE.

        Las primeras elecciones democráticas del 15 de junio de 1977 para una Asamblea Constituyente fueron decepcionante para el PCE de Santiago Carrillo quedando como tercera fuerza política con el 9,33% de los votos y 20 diputados, mientras que los socialistas con el 34,44 alcanzaron 118 diputados. En 1979 el PCE con el 10,77% de votos y 23 diputados y en 1982 con el 4,02% y 4 diputados los comunistas parecieron volverse una fuerza irrelevante, tras la debacle de la UCD y el arrollador triunfo de los socialistas, habiendo sido el PCE la organización clandestina más beligerante contra la dictadura en los años de hierro. El precio pagado por la libertad se mantenía contra la extrema derecha por su atentado terrorista del 24 de enero de 1977 cuando cinco abogados laboralistas del PCE y de Comisiones Obreras fueron asesinados en la Matanza de Atocha.

        Julio Anguita tras el éxito relativo de IU en las autonómicas andaluzas de 1986 con el 18% de los votos y 19 escaños declaró que el eurocomunismo había sido un producto de marketing. En las generales de ese año IU se estrenaba con el 4,63% de votos y 7 escaños para el Congreso de los Diputados. Aumentando a 17 en las de 1989.

        Escritor político, conferenciante, tenía buena audiencia dentro de los medios de comunicación de derecha era. Conocido por su oposición al Tratado de Maastricht, enemigo de la Europa de las dos velocidades entre el norte y el sur y de la influencia alemana, desarrollaba las teorías de las dos orillas y del Sorpasso .

        Entendía que de una parte estaba la izquierda ocupada por IU y por la otra la alianza PSOE-PP ambos con una misma política neoliberal donde compartían los mismos supuestos ideológicos. Siendo llamada IUa ser la fuerza hegemónica de la izquierda estaba en condiciones de superar al PSOE. Los acuerdos con “la otra orilla” deben basarse en acuerdos concretos (Programa, programa, programa) Veía a Felipe González como un gran obstáculo, pues con un discurso en apariencia de izquierda coincide en todo, tanto en economía, en política exterior y en el proyecto europeo.

        Dentro de su pensamiento estaba la defensa de una España republicana y federal y ya en 1997 dijo defender el derecho de autodeterminación de los pueblos. (En la Fiesta del PCE)

        Todos los ingredientes propios de la confrontación política que nos ha sobrevenido en los últimos años estaban ya presentes antes de finalizar el siglo XX.

       

       

       

       

6 comentarios

  • Monica

    Sí es un buen resumen de la evolución política desde el fallecimiento del dictador Franco. No estoy muy convencida de que la transición, al final, fuera tan positiva, sí se estableció un dialogo y un consenso, pero hace años que no existe. Tampoco creo que el votante sepa lo que quiere, la ética que circula por las redes ypor las televisiones deriva en unas simplezas mentales que nos llevan a la banalizarlo todo. La cultura digital, en parte, nos aproxima al analfabetismo.

    La  política partidista está basada en el derroche, el negocio y la supresión de facto de la democracia, entre los políticos hay  una falta de respeto a las mínimas normas democráticas, en general ni son  leales, ni educados, ni siguen los usos democráticos,  hay ausencia de razón, de modales y de principios.

  • Román Díaz Ayala

    Gracias

    Los independentistas  del Proces tuvieron en algún  tiempo mucho éxito  porque supieron  instalar su propio  discurso e incluso  con un relato histórico, mientras que en Euskadi su sociedad se reconciliaba  consigo misma. Dieron pasos de gigantes en el reencuentro.

    La derecha española quiso monopolizar el relato histórico usando la bandera de la Constitucion de 1978. Otro relato histórico  que no encaja con la realidad de los hechos  tal y como  se sucedieron.y otro análisis de una realidad paralela que no se sostiene  para quienes tenemos experiencia y memoria. Más  que mentir deliran, lo cual es peor.

    La derecha,siempre  vuelve  al tema identitario: ¿ qué  es España? cuando nuestra sociedad  ha madurado  tan suficientemente  que sabemos quiénes somos y a dónde queremos ir.

    • José María Valderas

      Delirando, que es gerundio. Los hechos son los hechos. La traición es la traición. El deshonor es el deshonor. La humillación a la nación es humillación a la nación. No toda la izquierda humilla a la nación. Pero el sanchismo, sí.  Estamos asistiendo a una política corrosiva de disgregación nacional con la excusa de que son estrategias políticas. Ayer leñia con satisfacción un artículo donde exponía las mismas ideas que yo había escrito a propósito de los textos que se alegraban del resultado de los elecciones. Lo firmaba un pensador y filósofo ateo, no un obispo. De alto prestigio en su campo, filosofía de la ciencia, y en el del análisis político, Félix Ovejero. Afirmaba que la mentira sanchista, el deshonor y la traición habían hecho mella y se tomaban ya a beneficio de inventario, como si fuera un arte político cuando es un acto inmoral. Inmoral. Traidor a la patria común. Lógicamente, hay quien habla de derrota de la derecha en vez de hablar de la humillación de España. Del deshonor de una nación. De la tración.Porque esa es la palabra_ traición. Y en esa labor no está sólo Sánchez. El Pais volvía a la carga con la crispación. Quiere el muy ladino que aceptemos unos parámetros inmorales. Traidores. No es cuestión de derechas y de izquieredas, qjue más quisiera Sánchez. Es cuestión de España y antiEspaña. De balcanización hablan no Feijóo, sino eximios socialistas honrados. ¿Por qué existe en España tanta miseria moral cuyo origen parece ser una miseria intelectual? No hace falta invocar a Platón en La República.

  • ana rodrigo

    Qué buen resumen nos has hecho de nuestra reciente historia, Román. Como dice Eloy, es muy necesario conocer nuestro pasado y aprender del mismo, para evitar los errores y mirar hacia el presente y el futuro.              Cuando en tantísimos países europeos, próximos cultural y geográficamente está triunfando el retroceso a los peor de otros tiempos, la ciudadanía española ha demostrado que eso no lo quiere. Debemos estar satisfech@s de que podamos seguir caminando hacia adelante

    • Antonio Duato

      Felicidades, Ana!

      Ya sabes lo apreciada que eres en Atrio por todos. Tengo la esperanza en que cada vez sean mujeres las que se incorporen.

      Y, desde luego, se queda corto el patronazgo de tu patrona. Necesitamos otra patrona de las bisabuelas y, dados los méritos de tu itinerario familiar y de tu actual lucidez, yo votaría por ti.

  • ELOY

    Un repaso a la historia , siempre ayuda a comprender mejor el presente. Pero el pasado no se replica en el presente, porque las generaciones y las circunstancias son siempre cambiantes. Gracias Román por este recordatorio esquemático. Penetrando en el veremos muchas derivadas y vericuetos a la luz de las muchas investigaciones y los muchos trabajos que se han ido publicando y que integran lo que llamamos “memoria histórica”