Joseph Goebbels fue el padre de la propaganda nazi y responsable del Ministerio de Educación Popular y Propaganda creado por Adolf Hitler a su llegada al poder en 1933. Goebbels había dirigido la tarea comunicativa del Partido Nazi, y era el gran arquitecto de su ascenso al poder. Se casó con Magda Behrend, una fanática nazi, con la que tuvo seis hijos. En 1945, cundo la derrota de Alemania era inminente, la madre envenenó con cianuro a sus seis hijos porque “Es mejor que mis hijos mueran a que vivan en la vergüenza y el oprobio”, y la pareja se suicidó.
Pero parece que las ideas de Goebbels no murieron, sino que siguen inspirando la propaganda de la derecha en todo el mundo. Son muy conocidos los once principios que, según Goebbels, debían orientar una propaganda política volcada en la destrucción del adversario.
No voy a reproducir los once principios, sino exponer cómo la derecha española usa algunos de ellos en su lucha política y, por supuesto, sin el menor respeto por la verdad. El primero es el de la simplificación: este nos lleva a eliminar todos los matices de los contrincantes, los cuales se deben concretar en una idea mucho más sencilla y cargada de la peor connotación. Hoy en España el enemigo es el gobierno social-comunista-bolivariano. No importa que se trate de un gobierno moderadamente socialdemócrata; se le califica machaconamente de social-comunista-bolivariano, y muchos se lo creen.
Otros principios son los de vulgarización y orquestación: repetir algo que hasta el más simple lo entienda, y repetirlo incansablemente. Como es lo de gobierno ilegítimo, una afirmación sin la más mínima base en la realidad, pero según Goebbels: «si una mentira se repite lo suficiente, se convierte en verdad« Y la derecha se esfuerza en repetir machaconamente lo de gobierno ilegítimo, a ver si logra que la gente lo tome como una vedad.
El principio de silenciación: ni una palabra sobre todos los casos de corrupción que implican al PP, y tampoco hablar de cómo el gobierno va capeando el temporal de la crisis económica, mucho mejor centrarse en la cuestión catalana, y ahí presentar al gobierno como un traidor a la unidad de España
Principio de la transfusión. Hay que echarle las culpas a otro. Cuando en España las capas populares de la población están sufriendo los efectos de la inflación, con la carestía de los alimentos, la subida de las hipotecas y el encarecimiento de los alquileres, se aparta la vista de los enormes beneficios del gran capital, y se recurre a echarle la culpa a los emigrantes, diciendo que nos quitan el trabajo y se llevan los beneficios sociales. Así consiguen disimular la responsabilidad de las grandes empresas y los bancos y cargar el muerto a los emigrantes.
Hace ya años que ETA dejó de matar y renunció a seguir con la violencia. Con este gobierno, los antiguos terroristas siguen en prisión, y ETA prácticamente ha desaparecido del mapa político. Pero sus crímenes están suficientemente cerca, y la gran mayoría de los españoles seguimos sintiendo un gran rechazo por ETA. Los nombres de los terroristas más conocidos, como es el de Txapote, provocan el mismo rechazo. La expresión: Que te vote Txapote, empleada por Ayuso para dirigirse a Sánchez, busca que la gente, aunque sea de una manera inconsciente, identifique a Sánchez con el entorno de ETA y sienta hacia él el mismo rechazo.
Gracias Antonio por tan instructivo artículo. Lo triste es que, generalmente, políticos de estos sectores se las dan de católicos, no hay más que oír las declaraciones del sr. Aznar; y triste, de seguidores leales a estas ideas.
Tal, cual, y lo peor es que la masa de quienes votarán, se lo creen, precisamente por la simplicidad del mensaje y ni se paran en comprobar qué hay detrás de estas y otras simplezas. Por el bien de la democracia, debería haber mayor discernimiento, de lo contrario, llegaremos a una democracia mediocre y perversa, es decir con la extrema derecha formando parte del gobierno.
Gracias, Zugasti, estás en plena forma y eso me alegra muchísimo.
Gracias Antonio por esta mirada sobre el pasado y la actualidad de determinados comportamientos políticos.