Ha muerto el maestro y amigo Raimon Panikkar. Descanse en la paz de Dios y en esa armonía con toda la realidad cosmoteándrica que siempre buscó. Nos unía una fuerte amistad, más allá de su magisterio. Así lo manifiestan las numerosas cartas suyas que recibí, escritas con su letra minúscula y su firma inconfundible hasta que pudo hacerlo: “Te recuerdo y mucho. No dejes de acercarte por Tavertet. A una cierta edad, hay que superar la tentación de hacerse el duro”, me escribía. “La amistad, que es una forma de amar, es una virtud humana, y por tanto cristiana”.
Lo manifestó también en el Prólogo para mi libro Más allá de la fragmentación de la teología, el saber y la vida: Raimon Panikkar (Valencia 2008): “Me has pedido lo imposible. ¿Cómo puedo yo prologarme críticamente a mí mismo? Pero peor sería para mí no responder a un amigo, ya que considero la amistad como uno de los valores máximos de la vida humana, el único título que Cristo nos dio. Así pues, resuelvo el dilema con un compromiso: a los amigos se les puede escribir; y, en este caso, para felicitarte efusivamente por tu libro, que ha refrescado mi memoria y del que he aprendido mucho”.
Del mismo modo, y más allá del valor de mi trabajo filosófico y teológico desde su pensamiento, van cargadas de amistad sus palabras en la presentación de otro de mis libros, Dios, Hombre, Mundo: La Trinidad en Raimon Panikkar, publicado por Herder. Una presentación gravada en video en su casa, por la dificultad que tenía ya Raimon de desplazarse desde Tavertet a Barcelona, cosa para la que él mismo había manifestado gran interés; un video proyectado en la presentación del libro en la Biblioteca Nacional de Catalunya, que queríamos fuera también un homenaje en su 90 cumpleaños: “Victorino me entiende a mi más que yo mismo”. En todo caso, como me decía en otra de sus cartas que guardo celosamente, él sabía de mi esfuerzo por profundizar en su rico pensamiento, para caminar adelante: “Me has leído profundamente”. En este sentido, finalizaba el Prólogo del libro anterior haciéndome una petición: “tu colaboración a la liberación de la teología de las estrecheces microdóxicas a las que demasiado a menudo se la ha querido reducir”.
El nuestro fue un encuentro no sólo en la amistad, que siempre es gratuita, sino también en la conexión de intereses e ideas comunes; unas ideas que no siempre tuvieron buena acogida en otros teólogos y pensadores. Él, como el maestro curtido en mil avatares intelectuales y existenciales entre Oriente y Occidente; con sus viajes y estancias en tan distintos puntos del globo, con sus lecturas multirreligiosas y multiculturales, realizadas en la docena de lenguas que utilizaba, con su cuádruple identidad cristiana, hinduista, buddhista y secular. Un pensamiento y una experiencia transmitidos en sus docenas de libros y cientos de artículos, conferencias, etcétera. Un trabajo reconocido por unos –muchos– y no tan reconocido por otros –bastantes–. Que si era o no filósofo, que si era o no teólogo, que si sabía o no escribir, que si no era “actual”, que si era un sincretista… Yo también, salvando la distancia con una persona y un intelectual muy excepcional… con mis mil avatares más modestos y más locales, con poco más de la mitad de años, con sólo mi docena de libros… Pero también, como él, aunque más modestamente, siendo valorado y querido por unos, calumniado por otros e incomprendido por bastantes.
Nuestras conversaciones de filosofía y teología resultaban fascinantes; pero llegaban a fatigarme a mí antes que a él -a pesar de tener yo muuuchos menos años que él–, porque sus propias palabras parecían transmitirle reactivamente una fuerza inusitada –tan débil como parece físicamente en sus últimos años–, consciente de lo que podían realizar. Esta riqueza de conversaciones quedó reflejada en algunas de nuestras conversaciones publicadas luego (Iglesia Viva 223, 2005).
Pero esta fuerza pareció alcanzar su límite al cumplir los 90 años. Poco después empezó un declive inexorable, que notaba no sólo cuando estaba ante él, sino en sus palabras débiles al teléfono y en las líneas cada vez más incomprensibles de sus cartas.
Raimon vivió intensamente una larga vida; por eso le costaba aceptar en los últimos tiempos vivir de una manera menos intensa. Veía cómo su prodigiosa memoria y su “inteligencia eléctrica” no funcionaba como en otro tiempo, aunque seguía hablando envidiablemente en distintas leguas según los distintos interlocutores.
Lo de Raimon Panikkar fue siempre todo o nada; nunca fue hombre de medias tintas. Su pensamiento siempre buscó la reflexión sobre el todo, la integración de toda la realidad “cosmo-te-andrica”, recogiendo hasta los más insignificantes elementos. Una frase que repetía en sus escritos era un versículo del Evangelio, que citaba en el latin en que lo había aprendido: “Colligite quae superaverunt fragmenta, ne pereant” (Jn 6,12); una frase del Maestro, que pone fin al relato joánico de la multiplicación de los panes y los peces. En una interpretación particular y poco habitual del texto, resumía algo fundamental en su teología y su pensamiento: la necesidad de integración del conjunto de toda la realidad en todas sus dimensiones; recoger los fragmentos esparcidos, hasta los más pequeños, para reconstruir el todo armónico del que se han escindido: “Nada se desprecia, nada se deja de lado. Todo está integrado, asumido, transfigurado… Pensar todos los fragmentos de nuestro mundo actual para reunirlos en un conjunto armónico” (La intuición cosmoteándrica). Se trata de la interconexión de todo con todo. Frente al reduccionismo, el pensamiento de Panikkar tiene como principal característica esta obsesión por el todo; por una armonía entre las diversas realidades y disciplinas particulares –filosofía, ciencia y teología– y las distintas concepciones culturales del occidente moderno y de oriente. “No se trata de ir a ninguna parte. No es cuestión de parte alguna. No es cuestión de parcialidades… Es cuestión del todo” (El silencio del Buddha.Una introducción al ateísmo religioso).
Así era el “sabio de las montañas”, como lo llamaban en Barcelona. Así era este maestro que no quería discípulos miméticos, sino gente que pensara y actuara por sí misma. Así era, sin pretensión de superioridad, este “icono del misterio”, como tituló uno de sus libros (Iconos del misterio. La experiencia de Dios). Así era este hombre grande –que tuvo también sus contradiciones y sus fallos, como todos los humanos– con el que muchos tuvimos la gracia de compartir vida y pensamiento, aprender de él y caminar hacia adelante, sabiendo que cada día nos trae algo nuevo si sabemos verlo. Muchas gracias, maestro, hermano, amigo Raimon.
Tal vez se perdió un comentario mío que intenté enviar ayer. Celso Alcaina, cantando fuera del coro, se pregunta cómo Panikkar ha podido aparcar 20 años en el Opus Dei.
Recuerdo que en mis años jóvenes, un tal Raventós, que debía ser de los del cava catalán, vino a mi casa a invitarme a entrar en la Obra. Yo andaba entonces en la JOC y en el trabajo de crear en nuestro país una democracia y un sindicalismo obrero.
No volvieron los del Opus a buscarme. Nuestra filosofía y teología de compromiso temporal, cristianismo enraizado en el pueblo y entre los pobres, no creo que les haya entusiasmado nunca.
Yo veo a Panikkar y a muchos de los que nos vienen dejando de aquellos gloriosos años 60 una filosofía-teología un tanto de laboratorio, desconectada del vivir de cada día. Pensadores más que hombres de acción, o pensadores que no empalman y relacionan y enriquecen su pensamiento con la acción.
Jesús empezó a hacer y enseñar. Carlos Marx sinultaneó y compaginó sus filosofías con una vida de acción intensísima; no digo que su acción fuese siempre acertada y correcta, digo que Marx no comprendía un intelectual sin un compromiso decidido con la realidad.
Dicen que los hombres del Renacimiento iban por la vida con la espada en una mano y la pluma en la otra. A nosotros quizá nos toca ir por la vida con un libro en una mano y la otra en la acción de cambiar el mundo. Sueño en un Theillard de Chardin y un Vicente Ferrer fundidos en una sola persona, en un Gandhi, en un Nelson Mandela, un Dalai Lama; en una Teresa de Calcuta más cultivada y más leída y escribida…Etc etc.
Tal vez a Panikkar y a muchos de los años 60 les faltó compaginar esos dos modos de vivir.
Hola h. cadarso!
¡Eso!
¡Vamos todavía! – Oscar.
Me sorprende en este homenaje de Atrio a Panikker la voz de Alcaina que canta fuera del coro y se pregunta “cómo pudo Panikker aguantar 20 años en el Opus Dei”.
Por aquellos tiempos vinieron a mi casa a invitarme los del Opus a unirme a ellos. Un tal Raventós, debía ser de los del cava catalán. Solo lo intentaron una vez, debieron verme inconvertible o algo así, y no volvieron.
No condeno lo de Panikker, Celso, ni ensalzo lo mío…En aquellos años de posguerra mundial y primavera de los 60 había como dos caminos: el de los intelectuales creyentes que se acercaban tímidamente a la izquierda social y a la clase obrera, y el de los que menos intelectuales, o menos profesionales del saber y más de la praxis, peleábamos codo con codo con los trabajadores por un mundo mejor, un mundo más justo.
Creo que a mí me tocó esta banda, a Panikker la otra. Yo soy hijo de labradores de poco pelo, él de gente de buen vivir de la burguesía catalana. Y eso marca, condiciona…Te seduce el Opus, y tú le gustas al Opus, o te repele, y tú no encajas en sus filas bien vestidas, peinadas, calzadas, clergymaneadas y perfumadas…
Perdónenme si me excedo en mis valoraciones. Resulta que siempre me toca hacer estos mismos comentarios cuando hay que recordar a figuras ilustres de los años 50 y 60 que se nos van. Hubo una filosofía y una teología de raíz cristiana muy positivas, pero tal vez poco conectadas con la vida real, con la praxis. Y tal vez a Boff le ocurre algo de eso hoy; y a algunos otros intelectuales, que siguen manteniendo ese apartamiento del mundanal ruido, y con ello construyen castillos en el aire, iglesias en el aire, sistemas políticos en el aire.
Y uno termina por volver a Marx, el padre de familia numerosa y currante de bibliotecas que se moría de hambre y vivía conectado a tope con el movimiento obrero de su época. Intelectual y activista, pensador sobre la acción de la cual él mismo era actor y a veces protagonista.
Dios me libre de elogiar sus modales un tanto despóticos e impositivos. Una cosa es el trigo y otra la paja. Pero Dios nos dé a todos hombres y mujeres que actúen pensando lo que hacen, y piensen analizando los datos positivos y negativos de sus acciones.
Como Jesús, vamos. Que comenzó a hacer y a enseñar. O sea, un cruce de Theillard de Chardin y Vicente Ferrer, de Rahner y Cardijn, el fundador de la JOC internacional; de Panikkar y el Dalai Lama…¿Yo qué sé? Bajemos un poco de nuestros despachos a la calle, subamos un rato de la calle a nuestros libros…Los hombres del Renacimiento alternaban la pluma y la espada; alternemos nosotros la acción social y política y eclesial con el estudio.
Des pojarnos, es una forma de trascender lo accidental…para hallarnos con la realidad de lo escencial…hoy la liturgia nos anoticia que la humildad, es algo escencial al hombre, humus… la capacidad de recibir vida, compartirla y multiplicarla…la capacidad de ponerle un matiz unico, creo que fue menapache que dijo que el viento, cuando pasa por un arbol, suena de una manera peculiar y cada arbol tiene un sonido unico…Eso somos, arboles que se mecen y hacen un sonido unico ante el viento del Espíritu, que sostiene la creación…
Finalmente, tal vez la mejor herencia que nos deje no fue las seguridades, sino las incertidumbres y este instinto de busqueda…más allá…en ese lugar que tantos queridos y sabios amigos llaman frontera.- Gabriel
He leído parte de una entrevista de Panikker, él decía que no creía en la historia tal cual ha sido contada por occidente…
¡Bueno no estoy tan sola en esto de no creer en la HISTORIA, Y LOS HISTORIADORES…
¡Gracias Victorino Pérez P.!
Por este canto tan hermoso; justo y necesario, en recuerdo del amigo, maestro, compañero de camino.
Con cuanta grandeza expresa la unión en el Todo; solo así, es posible caminar al lado de “todos” en el ¡Todo!
Cuanto tenemos que aprender de estos profetas, que por serlo, tienen sus detractores; es muy triste pero así sucede, y eso les confirma como tales.
Mi pensamiento de mujer mayor, simple, sencilla, enamorada de esta manera de vivir; me siento agradecida por cuanto nos ha dado, y por seguir siempre adelante, sin importarle esos escollos, que siempre acompañan a los hombres íntegros, sabiéndose como todas las personas, también limitado.
Eso es lo más grande de estos espíritus profundos, fuertes, fieles, y a la par, sencillos.
Desde donde esté, seguro que nos acompaña y nos fortalece, para no decaer en el intento de ser, “algo” parecidos/as a el.
En mi caso, ¡¡¡no en su saber!!! sí en su estilo y apertura de espíritu; esto no nos es negado a los simples y sencillos; pues como el dice:
“La Palabra, tiene que estar escrita en el corazón” (añado,) y, escucharla desde le silencio abandonado.
¡Gracias! por cuanto nos ha entregado, y deja entre nuestras torpes manos, para seguir aprendiendo a vivir como seres ¡libres! en el Amor.
Me encanta y emociona, su caja de madera sencilla y clara… ¡ojala! yo pudiera despedirme así, con la misma sencillez.
mª pilar
Raimon Panikkar estaba casado con María. Y tenía hijos. Asistieron a la Eucaristía de despedida oficiada por el obispo de Vic.
Este video es un documento histórico. De como las cosas se pueden hacer bien ¿ el proverbial “seny” catalá ?. Ni todas las diocesis, ni todos los obispos ni los sacerdotes son iguales. Raimon Panikkar aunando aparentes contrarios hasta el final.
Descanse en paz
Dejo el link por si interesa.
http://www.tv3.cat/videos/3068211
El obispado de Vic en su web recuerda a Raimon Panikkar. El obispo de Vic ha concelebrado la Eucaristia para familiares y amigos. La importancia de los signos.
RVD. DR. RAIMON PANIKKAR i ALEMANY
Prevere de la diòcesi de Benares a l’Índia
Ha mort a Tavertet el dia 26 d’agost del 2010, a l’edat de norantaun
anys, havent rebut els sagraments de l’Església. Va néixer a
Barcelona el dia 3 de novembre de 1918 i va ser ordenat prevere
l’any 1946. Havia exercit el seu ministeri de prevere a l’Índia, a
Europa, a Estats Units i a casa nostra, on a més hi exercí
simultàniament la seva vocació de pensador, de docent i
d’investigador. L’any 1987 el Rvd. Panikkar va anar a viure a
Tavertet, on encara ara vivia, col∙laborava en tasques parroquials
pròpies del seu ministeri presbiteral, i des d’on va continuar el seu
mestratge com a prevere, teòleg, filòsof i escriptor. El bisbe de Vic i
el presbiteri diocesà us ho comuniquen perquè el tingueu present en
la vostra pregària i us uniu amb esperit de fraternitat al dol dels seus
familiars, amics i feligresos.
A.C.S. Vic, 27 d’agost del 2010
http://www.bisbatvic.com/documents/MnPanikkar.pdf
De Raimon a sus amigos
Tavertet 28/01/2010
Queridos amigos:
Quisiera comunicaros que creo que ha llegado el momento (aplazado varias veces) de retirarme de toda actividad pública, sea con una participación directa o con una participación intelectual, a las que he dedicado toda mi vida como forma de compartir mis reflexiones.
Continuaré a vuestro lado de un modo mas profundo, es decir, en el silencio y en la oración, y del mismo modo os pido de estar a mi lado en este último período de mi existencia.
Me habéis oído decir a menudo que la persona es un nudo en una red de relaciones: al despedirme de vosotros os quiero agradecer sinceramente de haberme enriquecido con la relación que he tenido con cada uno de vosotros.
Estoy agradecido también a todos aquellos que, de una manera personal o asociada, seguirán actuando, incluso sin mi, por la difusión de mi pensamiento y compartiendo mis ideales.
Doy gracias también por el don de la vida, que sólo es tal cuando se vive en comunión: es con este espíritu que he vivido también mi sacerdocio.
Raimon Panikkar
Con ropa hindú y estola de sacerdote cristiano. Una gran cruz de madera y el Cirio Pascual encendido junto al sencillo féretro de madera clara. Rosas blancas . Y Mercé su hermana cómplice, sentada en silla de ruedas a su lado. Hicieron un pacto: el que creyera que iba a morir llamaría al otro y le acompañaría. Signos de la última conferencia de Panikkar: la sabiduría del Amor. Su doble pertenencia hindú y cristiana. No solo filosofo y escritor. Sacerdote católico incardinado en la diócesis de Varanasi en Benarés, ciudad santa de la India. Celebraba la Eucaristía. Sacerdote, místico. La Abadía de Monserrat de monjes benedictinos acogerá su funeral público. Sólido y claro. Como las piedras que rodean el monasterio. Amplio como el horizonte que se dividsa en este tercer milenio. Ni sincretismos ni panteísmos que le achacan voluntades espúreas y miopes.
Ya Congar nos advirtió la necesidad de imbricar íntimamente el Espíritu Santo en la Cristología. Panikkar, pionero con Bedde Griffith y Le Saux de lo profundo, de lo místico, retoma el mensaje y abre claridades ,mostrándonos la necesidad de fecundación mutua en las religiones. Para la paz, para la vida. Queda mucho por ahondar en Cristo
Panikkar profético y pionero, poliedrico .Tempiterno. Capacidad de asombro, inteligencia eléctrica que conecta aparentes contradiciones y apunta en la dirección del no-dos. Incomprendido, como tantos profetas y misticos. Necesario como agua fresca en el desierto
Gracias por tu vida entre nosotros, por tu legado.
Raimon Panikkar. Luz tempiterna.
Namasté
Hola!
Ahora que –tal vez con justa razón- se ha “panikarizado” el mundo artiero,
presiento una tensión en aquellos que han tratado con Raimundo Panikkar:
¿un místico o un intelectual?
¿se puede ser lo uno y lo otro?
Pareciera ser que R. Panikkar nos deja ese Legado.
Claro que esta tensión de ser lo uno y lo otro no es gratuita: ¡Duele!
·········
¿Conocen al pibe “Becho”, el que tocaba el violín?
Milonga de Alfredo Zitarrosa.
Becho era las dos cosas:
* Becho era “el pibe”
* Becho era “el violín”
en la Orquesta del Mundo.
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Becho toca el violín en la orquesta,
cara de chiquilín sin maestra,
y la orquesta no sirve, no tiene
mas que un solo violín que le duele.
Porque a Becho le duelen violines
que son como su amor chiquilines.
Becho quiere un violin que sea hombre
que al dolor y al amor no los nombre
Becho tiene un violín que no ama,
pero siente que el violín lo llama;
por la noche como arrepentido,
vuelve a amar ese triste sonido
Mariposa marrón de madera,
Niño violín que se desespera,
Cuando Becho no toca y se calma
Queda el violín sonando en su alma.
Porque a Becho le duelen violines
que son como su amor chiquilines
Becho quiere un violin que sea hombre
que al amor y al dolor no los nombre
Vida y muerte violin padre y madre
canta el violin y Becho es el aire
ya no puede tocara en la orquesta
porque amar y cantar eso cuesta