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Do ut des

 Do ut des es una expresión latina que significa: Te doy para que tú me des. Una forma de transacción,  de reciprocidad. O también doy para que me hagas. Siempre dar o hacer para recibir o hacer. O en términos populares: Nadie da nada por nada. Esta idea está muy extendida: ¡Desconfía de quien te regala algo! ¿Qué quiere? Siempre que se da se busca de forma consciente o inconsciente una recompensa: Nada es gratis. Y más en un mundo capitalista donde el dinero lo es todo como principio y fin. Ciertamente, según los contextos, una frase tiene muchas lecturas. En psicoanálisis, siguiendo a Melanie Klein (1882-1960), especialista en infancia, recordaba por una parte, que todo acto viene a ser como una reparación de haber hecho algo con malestar, o siempre en deuda. Pero también, dice, que hay personas que dan porque quieren y no esperan ninguna recompensa ni han faltado a nadie. Donación gratuita.

El ejemplo más claro, y de hecho así ha sido y es: El amor de los padres hacia los hijos, como el amor de amistad. Se da y no se espera nada a cambio. No quiere decir que no haya una satisfacción por tener esta actitud. Pero esta persona no espera ni se frustra ni se desespera porque no se le reconozca ni se le dé nada a cambio.

Dar sin esperar nada es una actitud humana madura y profunda. Pero requiere un trabajo interior. Y este trabajo es sanar y clarificar las sombras que todo el mundo tiene. Un maravilloso diálogo con uno mismo.

¿Qué se espera cuando se da? Aquí hay una reflexión. Porque si piensas o crees que no esperas nada, y así puede ser, hay que averiguar cuáles son las reacciones interiores. Aquí se ve el grado de madurez de cualquier ser humano. Esto tampoco quiere decir que en un momento dado, no se pueda  recordar los favores ante actitudes inadecuadas.

No siempre es la frase de Hobbes (1589-1679): Homo homini lupus (El hombre es un lobo para el hombre). Porque también existe la frase de Feuerbach (1804-1852) que expresa: Homo homini Deus (El hombre es un dios para el hombre). Podemos ir aún, un poco más lejos, a Séneca (4 aC-65 dC) que exclama: Homo homini sacra res (El hombre es algo sagrado para el hombre). Es decir, ¿qué mirada tenemos del que da y también de quien recibe?

Dicho de otra forma. Entiendo que no se pueden dar afirmaciones universales, que puede que sean orientativas pero no de aplicación matemática o de lógica aristotélica, sino que hay que ir “caso por caso”, es decir, la situación concreta. Y más hoy en día en el mundo global, basado en la economía, la técnica y la digitalización. Como si fuera una máquina en lugar de ser un organismo vivo, relacional y con consciencia. Además, la tecnocracia nos lleva a una relación virtual. Quien da o quien hace, ¿porqué lo hace o da? Existe la donación gratuita sin nada que esperar. Es necesario, más que nunca, practicar los valores de madurez, de desprendimiento, de desafección para poder irnos encontrando en un mundo mejor, que esté al alcance de todos.

En esta situación, que la pandemia nos ha llevado, se  ha mostrado cuántas personas han dado y mucho, incluso la vida, sin esperar ni querer respuestas. Por tanto, en la pandemia ha quedado evidente que hay personas que dan y no esperan nada. Pero también a la pandemia ha habido todo lo contrario: Doy si me dais, si no me dais, no doy.

En un anterior artículo reflexionaba sobre el agradecimiento: Quien recibe sea agradecido. Aquí lo miro desde otro ángulo: Del de aquel que da, del que lo hace generosamente. O también, porque no, doy razonablemente y no me aprovecho de la situación. Otros, y esto ha sido bien evidente, doy y me aprovecho mucho la situación. Y como siempre, persona por persona. Debemos partir del caso concreto y ver qué dice la ley. Porque la ley por muy perfecta que sea, nunca puede incluir todos los casos. De ahí la sabiduría de los jueces y de las personas con responsabilidades de la cosa pública  o de las cívicas privadas.

Es cierto, y muy natural, que el ser humano, cuando está en la matriz, al nacer y hasta que empiece a caminar, todo se le da. No hace ningún esfuerzo. No puede. Todo es protección: Una entrega de los otros, esperando, que de mayor se acuerde o madure. Pero al mismo tiempo el niño debe aprender que también debe dar así como le han dado. Ley de reciprocidad. Y en este proceso de individuación o desplegamiento o maduración o toma de los diversos niveles de conciencia  debe poder ver que hay otros que dan y no esperan.  Insisto en esta idea, que en el mundo global, donde la economía no es únicamente la base, sino también el techo, tiene como punto de partida y de llegada: el ídolo del dinero (que es fabricado por el hombre para los hombres).

Una actitud de servicio desinteresada en un mundo global, en un sistema neoliberal imperante, tecnificado, digitalizado y excluyente o el dar sin esperar respuesta o el recibir generosamente sin tener que devolver son indicadores de madurez, de amor que dan felicidad y al mismo tiempo abren un Horizonte esperanzal para que vaya llegando a las personas concretas, sino fuera así sería un derribo  humano, la codicia como meta. UNA INHUMANIDAD.

 

Jaume PATUEL PUIG (1935)

Pedapsicogogo

21 comentarios

  • Agradezco sinceramente todas las aportaciones que enriquecen y permiten ver las cosas de formas distintas. Y más si ha sido este punto de vista “un bálsamo”.

    El proceso de individuación o maduración, que tiene sus diversas etapas, va aprendiendo que dar es mejor que recibir pero siempre  como Horizonte puesto que somos humanos y necesitamos respuestas. Pero lo importante es cómo gestionar cuando no se responde cómo desearíamos….
    Que vaya bien el verano y nos defendamos del C.19
    Gracias

    • Carmen

      Exactamente.
      Ese es el problema
      Cómo gestionar cuando no obtienes la respuesta que esperas. Pues diría que según la edad. Cuando eres joven, fatal. Una desilusión enorrrrrrme.
      Luego vas aprendiendo. Y te das cuenta que si no existe reciprocidad , pues no existe. Qué se le va a hacer.
      Y por último empiezas a pensar que hay personas que, a ver cómo lo digo, que son incapaces de dar, solamente saben recibir. Pues bueno, a ver entonces de quién es el problema.

      Buen verano.

  • M.Luisa

     

    He leído con gran interés, como  siempre, el comentario de Isidoro 7h.55´ no obstante percibo  una cierta inconexión entre las cosas que dice, por  ejemplo cuando  define “El principio de realidad”  diciendo que;

    “las cosas son lo que son, y no lo que nos gustaría que fueran” podría estar bastante de acuerdo con él, pero la cuestión se tuerce cuando  después al referirse a los seres humanos  no les confiere ese derecho  de ser sí mismos  pues habla de maduración en vez de capacidad para  ser,  y entonces sí que ahí ya discrepo.

    ¿Por qué?, pues porque si las cosas, como dice al comienzo, son lo que son es porque poseen  realidad propia que al actuar, actúan por lo que ellas son de suyo. Por eso ahí respecto a la realidad humana no viene al caso hablar de maduración (otra vez con la linealidad causal)  porque nos aboca  a lo meramente natural que ya Isidoro especifica aludiendo a las tendencias y a los impulsos, pero por mucho que estos y las tendencias maduren nunca se obtendría un solo acto consciente.

    Para ello es preciso una estructuración interna entre lo físico y lo psíquico. Por tanto de donde hay que partir es de la propia realidad humana sabiéndola unitaria y capacitada para producir su  acto, su modo de ser,  aquel  que la singulariza como persona.

    • Isidoro

      Amiga M. Luisa, lo que expongo a continuación, ya lo sabes tú perfectamente. Solo lo expongo para aclarar el sentido de mis palabras anteriores.

      El ser humano, como todo ser vivo, es un ser en el tiempo. Nace como un zigoto, incapaz de realizar ningún acto, sino solo el de desplegar el desarrollo que tiene programado en su ADN.

      Va desarrollando esa programación, primero en su desarrollo fetal, luego en su desarrollo perinatal, y luego en su desarrollo infantil, y así va adquiriendo y madurando nuevos órganos biológicos, con los que va desarrollando nuevas funciones progresivamente.

      Con el cerebro y su actividad mental, pasa exactamente igual. Venimos con una programación de desarrollo de las funciones mentales, como se ve claramente en las funciones mentales de los niños, estudiados por Piaget.

      Lo que sucede es que respecto al cuerpo, el desarrollo humano, llega a su cumbre hacia los 20-21 años, en que se deja de crecer. Sin embargo en las funciones de la mente, y de la conciencia, ese desarrollo, dura toda la vida, si no se interrumpe, por traumas y contradicciones internas.

      Hace años ya mencioné en un comentario un artículo muy interesante del Psiquiatra Sinesio Madrona, sobre el Proceso de autoorganización en la conciencia y crecimiento humanos, en “Espiritualidad y ciencia”: http://procesos-autoorganizacion-conciencia.blogspot.com.es/

      https://docplayer.es/51515040-Procesos-de-autoorganizacion-en-la-conciencia-y-crecimiento-humanos-teoria-matematico-geometrica-de-su-desarrollo-sinesio-madrona-rodenas.html

      Es una hipótesis muy original e interesante, en la que se detalla por periodos de edad, las características que se van adquiriendo a lo largo del tiempo.

      No tiene por qué ser exactamente así, pero lo que queda claro es el gran cambio que se va produciendo en la conciencia humana, a lo largo del tiempo, a través de las “crisis existenciales” de cambio, mas o menos agudas.

      Y lo que queda también claro, es que con unas mentes con distinta evolución, lógicamente, no hacemos y pensamos el mundo igual a los 25 que a los 75. De hecho somos distintas personas.

      • M.Luisa

        Buenos días,  Isidoro, ante todo gracias por tu interés  aunque si no recuerdo mal  y ahora  después de haber leído  tu réplica en la que me refrescas un poco  lo que de Piaget leí  hace algún tiempo y además releyendo un poco tus enlaces,    no dudo  que su teoría  es de las que  se inscriben dentro del llamado  monismo científico el cual  irrumpió, como es sabido,   en sustitución del dualismo clásico    de ahí que, comprendiéndote  me sea  difícil  aceptar  que ambos estemos hablando de emergentismo cuya teoría  es la más aceptada actualmente tanto por filósofos, como por científicos.

        Piaget para estudiar el conocimiento solo tiene en cuenta el sujeto que lo  ve como una sustancia afirmando  que la única sustancia es la materia (cerebro), es un monismo materialista de ahí su epistemología genética con su  consecuente lógica en los términos que la significan como es el de desarrollo y el de maduración.

        Una epistemología genética     cuyo objetivo es vincular  la validez de la cognición humana  con el modelo de su construcción y por tanto se trata de un conocimiento  adaptativo    sin tener en cuenta  que el indeterminismo,  tanto afecta al conocimiento como a la realidad misma a la que se pretende conocer. Ahora no viene al caso solo diré que si alguna vez para hacer compatible ciencia y filosofía  he mencionado  la teoría de la incompletitud de Gödel ha sido precisamente para contraponerla a la teoría  de conjuntos de Cantor y de Cohen que es, en fin, la que me temo está en la base  de la epistemología genética que defiende Pioget.

        • M.Luisa

          Nota: No me juzguéis mal, profundizo en cosas que no son necesarias  en situaciones normales, pero cuando estas  de la noche a la mañana cambian de dirección o se rompen entonces se hace del todo necesario  indagar en profundidad y vuelta a empezar   para evitar toda renuncia pues con todo a pesar de la soledad más rotunda  siga imperando la convivencia.

  • Carmen

    No sé si viene muy a cuento lo que voy a decir, seguramente no. Pero hace tiempo que estoy intentando contarlo y no me decido. Hoy me he levantado temprano y…

    Pues ahora se oye mucho hablar de otras espiritualidades, me quedo asombrada, se habla lo mismo del universo que de la física cuántica, que del karma, que de que nunca se muere sino que pasamos a un universo paralelo, una brana de esas de la teoría de cuerdas. Asombroso. Hay que ver en unos años la de física de partículas que ha aprendido la gente en general y muchos en particular.

    Bueno, pues oigo en una conversación que una persona se ha caído un trastazo y se ha roto no sé qué. Pintaba mal. Y oigo decir: eso es el Karma. Asombroso . El Karma? Pregunté. Me miran como si viniese de otra civilización muy , muy lejana. Sí, el karma, me contesta una persona observándome. Y , qué es el karma? Pregunté mirando de reojo a mí alrededor por si acaso lo tenía cerca y de repente decide que no es suficiente el jaleo que tengo con la cadera. Menuda inquietud.

    Pues es la ley de acción-reacción. Tú haces algo mal y el universo se encarga de devolvértelo,  eso es el Karma.

    Ya. Dije. Y guardé silencio. Pasmadica.

    Pobre Newton, uno de sus tres principios de la dinámica, él, tan orgulloso de ellos. Pobre Universo, ahora lo han convertido en un Dios justiciero, de esos ojo por ojo y diente por diente. O quizás diente por ojo y ojo por diente. Eso no me quedó claro. Y ahí está el Karma, mensajero del universo, y ejecutor de sus deseos , tal cual un ángel exterminador. Claro, siguiendo la ley de acción-reacción. Eso siempre.

    Reconozco que de nuevas espiritualidades se muy poquito, pero, qué quieren que les diga, como vea el karma cerca se me va a olvidar que no puedo todavía andar bien y no me alcanza ni para una apuesta.

    Es que todo eso de las nuevas espiritualidades me intriga. No creo que se estén entendiendo bien del todo. Pero bueno, bastante tengo con la mía. Tampoco me aclaro mucho. Pienso que es estupenda. Y más que puede ser si se sigue la línea de este artículo.

    Buen día.

    Y cuidado con el Karma.

     

    • Rodrigo Olvera

      Estupendo comentario, Carmen.

      Yo también noto como en algunos espacios sociales se toman superficialmente conceptos ajenos (sea el concepto de “Karma” o el concepto del “Principio de incertidumbre”) con frecuencia distorsionando su significado original.

      Sobre Karma, hay mucha gente que toma una idea superficial de este concepto, manteniendo el “chip mental” del Juez castigador del judeocristianismo. Muy triste.

      Casi siempre que escucho a personas “occidentales” hablando de “Karma” es así, como la explicación de un mal presente por ser un castigo impuesto desde un agente externo (“el Universo” o “la Vida”) a un mal personal realizado en el pasado. O la amenaza o deseo de tal castigo (acá en México he escuchado la expresión “te va a caer el Karma”).

      Entendido y vivido así, está interpretación del Karma se vuelve profundamente conservadora y reaccionaria: si hay personas en pobreza, o víctimas de injusticias, es que están pagando un mal que ellas mismas hicieron, “se lo ganaron”. Hemos visto casos de “coaches” o “gurúes” que afirman que una víctima de violación sexual debe agradecer al violador porque con ello ya pagó el karma que debía. Así de nefasto.

      Aún sin llegar a ese extremo, casi siempre estas interpretaciones “occidentales” mezclan está noción judeocristiana de castigo con una noción grecorromana de estar indefensos en manos de agentes externos (los dioses o el Destino). El karma sería un castigo externo y fuera de nuestro control.

      La mejor frase que he leído sobre esta noción fue en un monje vietnamita: “karma simplemente significa acción. Cuando actúo, genero efectos naturales. Tenemos la responsabilidad de prevenir hoy el sufrimiento de mañana”. Aquí no hay jueces externos sino simple consecuencias lógicas de mis actos. No es una lógica de usar el pasado para justificar el presente, sino llamado a estar plenamente consciente de mis actos presentes y sus previsibles efectos naturales. No hay justificación ni culpabilización de las víctimas de injusticias, porque yo pude haber actuado adecuadamente para generar efectos “positivos” y aún así sufrir los efectos “negativos” de la acción de alguien más. Y no hay fatalismo de estar en manos de otros totalmente fuera de mi control (así sea “el Universo”).

      En fin. Habría muchísimo que platicar sobre ésto.

      Un abrazo

      • Carmen

        Muuuuuchaas gracias.
        Entiendo lo que has dicho sobre lo que significa la palabra Karma.
        Uuuuuufffffff.
        Te imaginas? Nada más que nos faltaba el karma castigador.

        Otro abrazo.

  • M.Luisa

    Aquí con esta  expresión “Te doy para que tú me des”  se descubre esta linealidad causal de la que nos es tan urgente desprendernos.

    El acto humano  de donación es más complejo por la liberalidad que envuelve, ya que este  siempre  es consecutivo a la plenitud que ya se es y por tanto   no necesita  nada a cambio.  Es la donación gratuita, pienso,  de la que nos habla Jaume que va mucho más allá de una   mutua  reciprocidad pues esta donación de desprendimiento no es un puro mutualismo, sino que muestra la capacidad humana de una entrega respectiva.

  • Isidoro

    Detrás del comentario de Román, sobre la existencia de una ciencia “que ve en todo ello un producto creativo de la evolución biológica, sin ninguna concesión al espíritu”, existe una gran desconfianza en la naturaleza humana.

    Lo primero que hay que tener muy claro, es que las cosas son lo que son, y no lo que nos gustaría que fueran. Podríamos llamarle “El principio de Realidad”. Y ya sabemos que la realidad, duele.

    Nunca es malo conocer cómo funciona el ser humano, cuales son los mecanismos mentales que nos conducen y dirigen. Y por otra parte deberíamos ser “partidarios” del humano, y no sus más duros detractores. Deberíamos comprendernos como somos, y aceptarnos, y perdonarnos.

    Deberíamos ser nuestros abogados defensores y no, nuestros más crueles fiscales.

     

    Lo que nos confunde es la racionalización de nuestras tendencias interiores inconscientes. Ya sabemos que tenemos en nuestra mente una parte inconsciente, de la que no tenemos conciencia y control, que nos surte constantemente de intuiciones y de impulsos.

    Y luego cuando afloran a la mente consciente, esta las “racionaliza”, buscando y encontrando una justificación a dichas intuiciones e impulsos, creando así la ficción de que la idea proviene de nuestra conciencia.

    Entonces si por impulso natural, tenemos impulsos abnegados, los racionalizamos y decimos que lo hacemos por el bien de la humanidad, por crear un mundo mejor, o por amor a Jesús. Pero eso no es verdad, como lo demuestran la cantidad de buenas personas, que ni están motivadas políticamente, ni creen en Jesús.

        Y lo mismo pasa con los impulsos egoístas. Siempre encontraremos una justificación: es que se lo merece, me ha hecho mucho mal, me tiene antipatía, etc.

    Pero todas esas justificaciones son una autoficción de la razón, que necesita presumir de tener el control de nuestra mente.

     

    ¿Esta realidad significa que debemos dejarnos llevar directamente por nuestros impulsos emocionales y subconscientes?. Naturalmente que no.

    Si queremos proseguir y adelantar nuestro proceso natural de desarrollo y maduración de nuestra naturaleza humana, (en la absoluta confianza de que esta maduración nos lleva a ser mas inteligentes y buenas personas), lo primero es conocernos de verdad: “Conócete a ti mismo”.

    Y según vamos avanzando poco a poco en este proceso de autoconocimiento y maduración, (depurando nuestro sistema de creencias y conocimientos, y mejorando nuestro equilibrio psicológico), iremos notando que paulatinamente, (y con caídas y retrocesos momentáneos), nuestras intuiciones e impulsos inconscientes, irán acercándonos a la Verdad, la Bondad, y la Alegría de vivir.

    Hay que tener confianza en que este proceso está marcado en nuestra naturaleza humana, que la Naturaleza, el destino, o Dios, nos ha proporcionado. Vivimos, navegando en medio de una gran corriente que nos empuja y conduce, queramos o no queramos. Y si nos dejamos llevar, y completamos nuestra maduración, nos lleva a ser buenos humanos.

    Pero esa gran corriente de la Vida y de la Inteligencia que nos es favorable, la ignoramos, envueltos y ensordecidos por una florida retórica religiosa, que intenta explicar dicha gran corriente, con categorías del pasado, lo que quizás en épocas pasadas era un mal menor necesario, pero que hoy, más que explicar, nos lía más que no aclara.

    El mundo cambia, y hay que cambiar de lenguaje. No para decir lo contrario, sino para decirlo mejor.

  • Santiago

    Como dice Román el desinterés al no esperar NADA a cambio representa  una expresión “del amor” pues  sólo el amor -sentimiento que reside sólo en el espíritu del ser humano -puede sublimizar  nuestra desordenada tendencia al egoísmo. Sólo amando de verdad podemos dejar atrás nuestro propio interés y darnos por entero hasta el sacrificio supremo como es ofrecer la vida “por los demás”…Sólo el amor puede conseguir tanta ofrenda personal, ningún otro “interés” humano  puede superarlo.

    PERO no hay que situarse en los extremos.. El ser humano abusando de su libertad puede llegar a los crímenes más horrendos, a los genocidios más increíbles, a la barbarie más cruel. Juan Apóstol nos dice que “si dijéramos que no tenemos pecados, a nosotros mismos nos engañamos y la verdad no está en nosotros”. Pero aún llevando en sí la culpa de graves crímenes hay una salida efectiva hacia la LUZ: “Si confesáramos nuestros pecados, fiel y justo es El, para perdonarnos” junto con nuestro sincero arrepentimiento.

    Pero junto a un mundo que parece anegarse en la maldad también es cierto que brillan “las obras buenas” del ser humano. Freud admitía que en el ser humano combaten instintos contrarios y la victoria es variable pero suponemos que, lo instintivo y volitivo  que nos conduce a la luz, hace que predominen las obras buenas y que el ser humano tienda a la paz y la tranquilidad de la buena acción, de la ayuda al prójimo en desgracia, de dar lo que aprendimos, de perdonar a los que nos denigraron y a los que dañaron nuestras vidas o propiedades, de incondicionalmente ofrecer nuestra amistad.

    Porque es del amor, de eso se trata…Se gana más amando que odiando. Nos redimimos nosotros cuando superamos nuestro re sentimiento y rencor, y amamos a los que nos maltrataron. Es por eso que al final de su larga vida S Juan resume todo en el AMOR:

    ”Carísimos amémonos los unos a los otros porque el amor procede de Dios….Quien no ama no conoció a Dios porque Dios es amor”…Y quien dice estar en la luz y aborrece a su hermano se encuentra en las tinieblas…y en las tinieblas anda, y no sabe ádonde va pues las tinieblas cegaron sus ojos” (1 Juan 4:7-8; 2:9-11)

    Y el mundo ha de salir de las tinieblas convirtiéndose a la luz de Dios, reconociendo su imperfección y malicia, para lograr su plenitud final que teside en el Amor y sólo en El.

    Un saludo cordial

    Santiago Hernández

     

  • Carmen

    Me gusta el artículo. Es como un bálsamo para mis neuronas.

    No creo que seamos tan horriblemente malos que no haya habido otra solución que el mismo Dios haya tenido que hacerse hombre para morir como murió y salvarnos de la muerte eterna. Desde luego, que no cuenten conmigo para salvarme de no sé qué exactamente a costa de un señor que me encanta por lo que he leído que cuentan de él. O sea, no.

    Y esa idea disparatada ha influido en la cultura nuestra, la occidental, primero extendida por Europa y después por América, tenemos un complejo de culpa tan brutal los seguidores de las tres religiones del Libro, que nos ha convencido de lo malísimos que somos.

    En todo esto del mundo de la pedagogía y tal, hay una expresión que es muy significativa: la profecía que se cumple por sí misma. Esto viene a decir que si un niño o niña se convence o la convencemos de que es un desastre, será un desastre toda su vida. Es un pensamiento interesante.

    No voy a contar todo lo que he aprendido en la facultad de educación, en los libros que he leído, en los trabajos que he hecho, cursos, cursillos, y sobre todo cuarenta años de trabajo docente. Todo va sufrido una evolución muy importante. O no tanto, ya había pioneros y Píoneras que decían que al niño o niña, antes llamado educando, menuda palabra desprovista de todo sentimiento, lo que había que hacer es rodearlo de cariño, de seguridad, hacer que descubra sus capacidades… entonces podrá desarrollarlas y llegar a ser una persona con todas las de la ley.

    Y me pregunto. Eso cómo se compagina con sentirse un miserable pecador?

    En nuestra cultura hemos cometidos muchos errores. Ya está bien de pensar que el hombre es un lobo para el hombre. La mayoría de personas que conozco son buena gente. Que hay gente mala? Pues si. Pero , la mayoría? Vamos, anda. Ni hablar.

    Pues sí. Me ha gustado el artículo. A ver si vamos cambiando el chip, confiar en nuestra propia especie, convencernos de que si queremos podemos hacer lo que queramos, porque somos capaces. Si partimos de que somos un desastre, lo seremos. Ya está bien de tantos textos apocalípticos. A ver si vamos dejando ese género y empezamos a cultivar otro.

    No, no tiene por qué ser el de los mundos de Yupi , ni el del país de los unicornios.  No. La realidad no tiene porqué ser siempre oscura y tenebrosa, al menos eso creo.

    Ingenua? Pues me alegro por mi.

     

  • Román Díaz Ayala

    Dar sin esperar nada a cambio, dar sin ninguna recompensa, siempre se ha dicho que son expresiones del amor. También se habla del amor utilitario, cuando la expresión de amor esconde un egoísmo muy disimulado. Amor de contrato, del do ut des, con el que se sellan muchas promesas.

    Dice  el autor que la donación gratuita, sin nada que esperar, tiene que ver, está relacionada, con  la práctica de valores de madurez, de desprendimiento, de desafección, con el fin de alcanzar un mundo mejor que corresponda a la totalidad de los seres que lo integran.

    claro que lo anterior está fuera de una perspectiva pre-científica, e incluso de otra cientificista de quien ve en todo ello un producto creativo de la evolución biológica, sin ninguna concesión al espíritu. La Verdad, la Belleza y la Bondad tienen que ir necesariamente unidas a la Unidad y a la Compañía,  que nos caracterizan como seres humanos.

    La extrema donación totalmente gratuita la alcanzamos a contemplar solo en Jesús, pues es la Imagen viva de Dios. Nosotros vivimos en la “recompensa” para perfeccionarnos como hijos del Altísimo. “Alegraos y regocijaos, porque vuestras recompensa será grande en los cielos…”

    Recibir recompensa por un buena obra en el sentido  meritorio (merecer el premio en pago) está reñido con la gratuidad propia del amor, que es la justicia de Dios. Además, Jesús lo rechaza como forma de piedad:

    “Cuidad de no practicar vuestra justicia delante de los hombres para que os vean; en tal caso no tendréis recompensa de vuestro Padre que está en los cielos” Mateo 6,1

    “Cuando oréis, no seáis como los hipócritas, que gustan de orar en las sinagogas y en las esquinas de las plazas, bien plantados para que los vean la gente. Os aseguro que con eso ya reciben su paga”. (recompensa)  Mateo 6,5

     

    • Isidoro

      Yo calificaba de precientífica, la idea del pleno libre albedrío humano, que conlleva el concepto de “pecado”, y de “bondad” como actos exclusivamente morales, porque es un postulado filosófico inicial, apriorístico y arbitrario, en el que se basan las morales cristiana y moderna.

      Pero la segunda perspectiva, la científica-psicológica, no es tan fría y sin “espíritu”, como dices, Román. Algunas escuelas como la psicología humanista de Carl Rogers, Maslow y otros, constata, mediante estudios de campo, que como dice Patuel en su artículo y tú remarcas, la generosidad y el altruismo están relacionados con valores naturales de la naturaleza humana, en su madurez psicológica.

      Por eso dice Maslow, que el humano maduro es “deiforme”, bueno por naturaleza, y tiene una necesidad interna de satisfacer unas necesidades internas de moralidad.

      Necesidades de moralidad, que posteriormente Jonathan Haidt, ha definido como la séptima emoción básica de la naturaleza humana, (junto a las seis emociones clásicas: la ira, el miedo, la alegría, la tristeza, el asco-rechazo y la sorpresa).

      Y a esta necesidad superior de “moralidad”, la ha denominado como “elevación”, contrapuesta al “asco-rechazo”, y que por decirlo de alguna manera viene a configurar una tendencia a la “trascendencia” humana laica, o sea al cultivo de los tres grandes valores arquetípicos: Conocimiento y Verdad, Bondad y Simpatía, y Belleza y Alegría de vivir. (En este caso particular al Valor básico de Bondad y Simpatía).

      Eso lo dice la Ciencia moderna, (o al menos una parte de ella), porque no toda la Ciencia es materialista y “sin alma”.

      Como ves, la ciencia mas moderna y evolucionada, llega a muchas de las conclusiones morales de la religión, lo que pasa, es que lo hace desde otra ladera, y sin justificarlas con prejuicios filosóficos falsos y apriorísticos.

      Yo creo que muchas cosas que las religiones enseñan, son verdad, pero no por las razones que aducen para justificarlas, pues los tiempos han cambiado, y hoy sabemos muchas cosas que antes no se sabían. Y por ello los “últimos”, seremos los primeros en comprender los misterios.

      Proverbios, 2,9: “Entonces comprenderás la justicia y el derecho, la rectitud y toda conducta buena”.

      Jeremías, 31, 31-32, recogida literalmente por el autor de la llamada Carta a los Hebreos, 8, 8-10: Al dar mis leyes las escribiré en su razón y en sus corazones.

      “A vosotros se os concedido conocer los misterios del Reino de los Cielos, pero a ellos no…” Mateo 13,11.

      • Carmen

        Carl Rogers, me encanta. La respuesta está dentro de nosotros, solamente hay que dejar a la persona hablar, reconducir el monólogo, porque no es conversación,el psiquiatra o el psicoanalista o el terapeuta no debe de intervenir salvo para que el paciente no se vaya por peteneras. Hay que dejarlo adentrarse dentro de sí mismo. Él es el único que puede encontrar la solución.
        Maravilloso. De todos los teóricos que del mundo han sido,y mira que los ha habido y los habrá, es el mejor. Al menos para mí.
        Opiniones.

  • ana rodrigorni

    Perdón, otra vez, me he liado pensando que había cometido un error. Jaja

  • ana rodrigorni

    Me parece muy bien que se enfoque esta cuestión desde un punto de vista sicológico, puesto que siempre se ha tratado como una virtud cristiana, que lo es, aunque no sea específicamente cristiana, por la sencilla razón de que no es preciso ser cristian@,para vivir los valores humanos. Pienso que la generosidad, la empatía, la solidaridad, el amor, la entrega a los demás, etc. son ofertas universales a todos los seres humanos.

    El conseguir o no esta forma de entender la vida depende de varios factores: uno, la educación en nuestra infancia, dos el trabajo que desarrollemos con nosotr@s mism@s cuando somos adult@s, tres la toma de conciencia sobre las opciones y los retos a los que aspiramos para nuestro desarrollo personal. Pero todo esto se desarrolla en medio de un factor decisivo, el de una atmósfera social determinada que puede ser sumamente tóxica o, al contrario, saludable. Antes era la sociedad cristiana, con sus ventajas y sus inconvenientes, y actualmente es la invasión inmensamente variada que nos llega a través de los medios de comunicación y las nuevas tecnologías, potentes donde las haya, y que nos obliga, cerrando el círculo, a volver a la educación, al trabajo personal y a la madurez para saber discernir.

    No es fácil evitar el dejarnos llevar por el torrente, más que por la corriente, de lo que se nos mete en la casa a través de la televisión o de los ordenadores o móviles, o tables, etc.

    Habrá que colaborar con nuestras propias vidas para que no caigan en el olvido valores como el que se nos presenta en este artículo.

  • Isidoro

         Enjuiciar la conducta humana, que es el objetivo de la Moral, y de su hija bastarda, la Política, se puede hacer desde dos perspectivas totalmente diferentes.
     
         Se puede hacer desde una perspectiva pre-científica, según la cual impera en el humano, la libre voluntad personal, regulada por el imperio de la razón.
     
        Y se puede hacer desde una perspectiva mas compleja según la cual, la naturaleza del humano, contiene una serie de condicionantes naturales, que mediante un complejo programa de estímulos hedónicos, (placer y displacer), lo que junto al bagaje cognitivo cultural aprendido, (parte verídico y parte falso), nos empujan en un porcentaje variable del o al 100 %, a las conductas que realizamos. 
     
       La alternativa dualista entre pleno libre albedrío o determinismo total, es falsa, (como casi todas las disyuntivas dualistas). Se produce en el humano, un variable equilibrio inestable entre ambos factores, (libertad y necesidad), sobre las causas de nuestro comportamiento.
     
     
        Con este planteamiento, el “do ut des”, del que muy bien nos habla Jaume Patuel, es un claro ejemplo del comportamiento colaborativo de todos los animales gregarios. El humano como todo el resto de primates, es un animal de horda, de tribu, y la colaboración mutua, (con restricciones), es parte de nuestra naturaleza.
     
        Aunque algunos, contaminados de ideología utópica barata lo niegan, el comercio lucrativo, fue el primer gran avance social y cultural de la humanidad.
     
           El comercio libre, es un negocio win-win, en el que todos ganan, el vendedor, y el comprador, en el que ambas partes adquieren en el intercambio un bien que prefieren o necesitan más que el producto o servicio vendido.
     
        Los actos de altruismo heroico, muy dignos y meritorios, también participan de esta lógica “comercial”, pues con ellos el que los realiza, recibe una gran satisfacción personal, de una de las necesidades superiores de auto realización del humano, según la clasificación d Maslow: la de la moralidad.
     
         (Eso ya dando por supuesto que no se realiza para obtener un bien en una vida futura, que “comercialmente” hablando constituye un ejemplo clamoroso de actuación moral lucrativa, casi al nivel del “toco mocho” o la “estampita”: un extraordinario “negocio”, (todo un “pelotazo” moral y religioso).
     
        Creo que fue Jesús, en los evangelios, en el que dijo, que el que hace cosas buenas, ya ha recibido su recompensa. (No estoy del todo seguro. El amigo Román, que controla estos temas, me corregirá si me vuelvo a equivocar, como en lo de Pablo y Jesús).

  • Santiago

    Existen todavía personas que dan gratis sin querer recibir nada a cambio. Porque es mejor “dar que recibir”. Es un disfrute del espíritu que eleva y dignifica a nuestra humanidad misma.

    Asi es “que no existe mayor amor que el dar la vida por sus amigos” (Juan 15:13) ya que Cristo, llegada Su hora, nos amó “hasta el extremo” e incondicionalmente.

    Un saludo cordial

    Santiago Hernández

  • Rodrigo Olvera

    Me ha gustado mucho esta reflexión.

     

    Un detalle. Desde la Teoría del Apego se ha puesto en cuestionamiento esa idea de que en la relación entre cuidadores y bebés, los cuidadores sólo dan y los bebés sólo reciben. Esta idea ya la adelantaba Adler hace casi un siglo: incluso en el acto de amamantar, que puede pensarse como el más unilateral en ésto de dar-recibir, hay una colaboración entre madre y cría.

     

     

    Abrazos y esperanzas