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Comentario a la última presentación de Moingt

      Agradezco a Gonzalo Haya su último comentario sobre Joseph Moingt, uno de los teólogos católicos más abierto a la cultura actual. Me gustan estos comentarios por el tono tan respetuoso, humilde y autocrítico con que suele expresarse Gonzalo. Espero poder hacerlo en los mismos términos. También y como dice Antonio Duato tocaré tangencialmente el tema del no-teísmo recientemente abordado en el libro “Después de Dios, otro modelo es posible”. Me gustaría que quienes nos lean allí no tengan la “la sensación de que… traicionan su propia fe” que también pretende Joseph Moingt. Hace ya muchos años que algunos venimos practicando el “dejar a Dios por Dios” y consiguientemente otras muchas identidades en las que paradójicamente uno sigue aunque situándose de distinta manera. Como quien en el monte, sentado en la misma piedra, unas veces mira y admira en una postura y otras en otra.

      En primer lugar señalaré las apreciaciones de Moingt con las que coincido, no sin ciertos matices. Luego expondré mi experiencia razonada durante el último quinquenio. No sobra decir que en los mayoritarios años de mi vida, compañero de viaje de la izquierda moral y del talante más abierto y crítico de la epistemología actual me parece haber pasado de la Edad Media al siglo XXII. Y a la vez estar con un pie dentro y otro fuera de la rancia estructura eclesial.

      Participo de la inquietud de Moingt: “muchos cristianos abandonan el cristianismo porque ya no les da sentido”. Quizás no encuentran ese sentido porque están rodeados por primera vez de múltiples sentidos que cubren necesidades parecidas, antes siempre referidas al otro mundo por una teología y registro sobrenaturalista y dogmática. Quizás también porque hay que estar hoy en permanente revisión y redescubrimiento, a la espera como las vírgenes prudentes de no ser falsados. Lo que ocurre con mucha frecuencia y en buen antes es siempre de agradecer.

      Porque el paradigma de la verdad ha cambiado. Ya no es eterna, inmutable y llena de autoridad sino relacional o dialógica entre los diferentes sujetos y los complementarios modelos cognitivos. Es explicación, comprensión y ficción simbólica. No hay un “tercer hombre” que juzgue la verdad definitiva por muy inspirado que esté o sea destinatario de una revelación. Porque para redescubrir hay que coger distancia, mirar a otros lados y eso es difícil cuando las mentalidades están muy arraigadas no tanto por tozudez cuanto porque se ha depositado allí una entrega y fidelidad a prueba de duda; por su fiel manera de pensar, sentir y amar. Alguna vez he comentado que el cristianismo doctrinal pudiera ser un gran error construido por un gran amor. Y del mismo modo que la enamorada no ve los defectos de su amado tampoco el creyente firme y entregado pondrá en cuestión sus motivaciones y experiencias que le dan la vida que entrega.

      Comenta Gonzalo sobre Moingt que para cumplir su objetivo de reinterpretar el evangelio y ofrecer así sentido a las gentes de hoy día, hay que “distingue entre el espíritu del cristianismo… y la religión cristiana”. Es ésta una distinción ya muy conocida y practicada en ambientes cristianos abiertos. Del mismo modo hay que tratar de “conciliar los dogmas y enseñanzas de la Iglesia con el progreso científico, la racionalidad, y la autonomía humana”. Se ha escrito mucho sobre las relaciones entre fe y razón o mejor dicho entre la doctrina del magisterio eclesial y las posiciones de algunos científicos. En ambos casos y hasta ahora preñadas de dogmatismo.

      Para mí es una pretensión inútil e innecesaria. Porque la fe no está para decir lo que es verdad en el ámbito de la explicación del mundo sino en el de la comprensión y la belleza moral; para animar la investigación, sugerir creatividad y fortalecer su autónomo y admirable rigor crítico. Qué mayor honestidad se le puede pedir a un científico que su misma sinceridad y rigor. Las posibles contradicciones entre los contenidos del magisterio y los resultados de la ciencia no son sino fruto de ensamblar diferentes lenguajes en un mismo plano. La ciencia es una construcción guiada por la observación empírica y la lógica y la fe se mueve entre metáforas, en el “mundo de la vida”. La revelación no es una explicación del universo o de la conducta humana, sino la novela del espíritu humano. Se asienta en el conocimiento disponible en cada época y sobre él elabora propuestas de sentido.

      Moingt distingue entre el espíritu del cristianismo y la religión cristiana. En cuanto al primero no lo considera como algo específico, aunque sea fruto de una revelación particular porque ya está presente en el espíritu humano en general.

el título de este libro podría apuntar a que la verdad del cristianismo no está encerrada en sí misma, en su religión, sino que circula a través del mundo, gracias a la comunicación que los cristianos mantienen con todos los hombres: verdad que no es la de la fe cristiana considerada en su particularidad,…

      Pero parece como que quiere nadar a dos aguas,

 sino la del hombre creado a la imagen de Dios para constituir su familia. Verdad que se revelaba a los hombres mucho antes que el cristianismo, desde que circulaba entre ellos el nombre de Dios,

      Moingt parece seguir en esa posición rahneriana del “cristianismo anónimo”, el de los buenos gentiles coincidentes con los valores cristianos de la revelación en Jesús. Por un lado afirma que “el espíritu del cristianismo es el espíritu del hombre natural” y luego y por otro lado añade en seguida “creado por Dios”, y retorna al gran mito de la redención cristiana, al sacrificio del hijo de Dios, “En esto consiste, a mi parecer, la apuesta de la revelación de Dios que entrega a muerte a un blasfemo y anuncia la salvación en él y por él.”

Y más adelante:

He aquí por qué la fe cristiana, tan segura como está de haber recibido de Jesús la verdadera revelación de Dios, no la limita a lo que ella dice sobre él, sino que permanece a la búsqueda de lo que él revela directamente

      Olvidémonos del término revelación. Para la mentalidad moderna es magia y favoritismo. No puede ser una línea roja en el dialogo con nuestra cultura. A lo sumo un punto naranja entendido como interioridad compartida. Es ese carácter absolutista por causa de la “Palabra de Dios”, añadido al mensaje de Jesús en la larga tradición por la autoridad eclesiástica el principal escollo para devolver sentido al cristianismo. Para salir del realismo autoritario. De la pretensión de verdad última y única

      Sigue el apéndice de Moingt:

“Quizás por esto Dios no ha querido encerrar la verdad que él reveló a Jesús… y confió su difusión en el mundo entero a un disidente y a un adversario, Juan y Pablo.”

      Moingt adopta como punto de partida una sincera y explícita suposición de un Dios creador y revelador, sigue en esa convicción magisterial de la Iglesia de dudosa fundamentación evangélica. Dios como omnisciente, comunicativo de un modo discrecional, diseñador inteligente de un plan de reconversión de la maldad humana estructurado en momentos protomilagrosos, la preexistencia fuera de nuestra realidad impura, la elección de un palestino para ser un una persona como Él, una muerte sacrificial, redentora, etc… (No es la muerte lo que trae la vida sino a la inversa, el grano de trigo fructifica por su poder germinativo; más que morir revienta de vida).

      Es un bellísimo mito tenido como explicación real que adultera el significado de un Jesús que vivió y se desvivió entre los malqueridos y dominados y llamó a la felicidad de la justicia. Esta racionalización del mensaje de Jesús es asumible en una sociedad teocéntrica en la que Dios es el pan de cada día, y su vino, pero en nuestra cibernética sociedad Dios no significa. (Curiosamente en Wiquipedia,  Theos es ¡un sistema operativo!)

      No es pues el teísmo el punto de partida de la mentalidad actual, que no es atea, creyente o agnóstica sino más bien indiferente. La sociedad actual como mucho se siente perpleja ante el abismo de la maldad y la infinitud del universo, experiencias tanto más fuertes cuanto más han aumentado los medios de información, el avance de la tecnociencia, y la sociología de tendencias. Hoy Dios no es el punto de partida para nada, la generación que así lo piensa estamos en una vejez antesala del relevo. La persona moderna parte de sus circunstancias concretas de insatisfacción y vulnerabilidad así como de otros muchos instantes de felicidad, sal y pimienta para una sopa insípida y escasa en muchas personas, vidas precarias donde difícilmente anidan o al menos se posan los pajarillos de la felicidad. Rara es la familia que no cuenta con una desgracia o contratiempo importante. Sobrevivir es para la mayoría de la gente una heroicidad, y la desigualdad y la injusticia borran cualquier imagen de un Dios todopoderosamente bueno.

      Son estas experiencias las que nos pueden servir de base para entender lo que significa el relato Jesús. No las teorías teológicas sustentadas en fariseos neoconversos, escolásticos evadidos de este mundo inmundo, guardas de la Congregación para la doctrina de la fe, clérigos y varones de un sanedrín a la defensiva, si no en la ofensiva, frente a cualquier opinión de la sociedad que se aparte de una Biblia entendida como ciencia privilegiada por revelada. (Perdonadme aquí un poco el tono inflamado). A mucha gente ese discurso les suena a “Yo me lo guiso, yo me lo como”. No se llega así a ese “público amplio de personas que se han considerado cristianas y que ya no se consideran, porque ellos ya no le ven “sentido”. No es que ellos no lo vean sino que no lo tiene así expresado. Y el nombre hace las cosas.

      Para muchos cristianos “la gran metáfora” de la Salvación ha significado una fuente de motivación como pocas, ánimo a veces rayano en el fanatismo, ha sostenido las angustias y dado esperanzas fundadas o infundadas a mucha gente siendo realmente una religión popular. Un gran valor para quien la ha vivido humilde y generosamente a pesar de sus expresiones tan folclóricas. No hay más que verse en el espejo de las otras religiones para comprender desde fuera, la relatividad, rareza e incluso fealdad de muchas de nuestras creencias, liturgias, predicaciones y sacramentos. La renovación o “reinterpretación” que propone Moingt no puede venir sino por una desfragmentación de la doctrina eclesiástica liberando nuestro disco duro de todas las adherencias impropias o víricas. También para que sean los pobres de Jesús quienes hagan la reconstrucción como enuncia estos días un foro de teólogas.

      Urge ser sinceros y decir que todo lo que se ha explicado hasta ahora han sido símbolos cuyo valor puede ser incluso superior al valor de una explicación realista pero que en todo caso son figuras de aquello que nunca tendrá figura. Figuras para la resiliencia, para la compasión y para el trabajo activo a favor de los más débiles porque si hay algo específico en el evangelio no es tanto esta teoría de la revelación y de la salvación por el sacrificio redentor, no es tanto el nacimiento, los milagros, la pasión y resurrección novelados en los evangelios, cuanto el conjunto del relato y vida de ese Jesús como nosotros que rezuma proximidad, defensa de los vulnerables, trabajo por la justicia y enfrentamiento precisamente con la religión en la que él fue educado.

      La ruptura de Jesús con el judaísmo tal como se cuenta en los relatos evangélicos puede ser un buen ejemplo de lo que debe ser nuestra ruptura con el catolicismo imperante. No saldremos de este error histórico con el látigo entre las mesas de los cambistas sino dejándonos perfumar los pies por Magdalena y lavándoselos nosotros a amigos y enemigos, llorando por Lázaro y poniendo la palabra reir en el mismo evangelio.

      Para terminar diré que está muy bien que los cristianos sigan viviendo el gran misterio de la salvación pero descabalgados como Pablo, tornados ciegos a su pasado literalista y abiertos los ojos a las verdades simbólicas que mueven el corazón a una compasión inteligente y activa. Y en eso la pragmática de Jesús es envidiable. Y que todos tengamos la valentía de removernos del sillón doctrinal como les pedimos hoy a los políticos y a los viejos roqueros.

      Es en este sentido es quizás como deben planearse las nuevas perspectivas del posteísmo. Tanto el teísmo como no-teísmo son caminos simbólicos, de fusión o encuentro, de aproximación a un Dios personal o de in-sistencia en la realidad plena. Theos, Realidad, Creatividad, Fondo de nuestro ser, Padre que estás en los Cielos, son aproximaciones analógicas, mitad blasfemia y mitad bien-dición.

      Lo importante no es si Jesús es Dios en sentido simbólico o literal, ni si Dios existe o insiste, sino la actitud de contemplación para el amor que ponemos en la lectura de los textos proféticos o poéticos y en la mirada sobre el mundo. En esas interiorizaciones conversan el mejor placer de nuestras grandezas y la mayor serenidad ante nuestras miserias.

      El espíritu de Jesús es anterior a la racionalización cristiana. Sobra decir que escapa del paradigma greco judío que impregna los relatos evangélicos. El de Jesús es un talante de vida justa y feliz, el talante común que nace de lo mejor del ser humano. Es el espíritu de la dignidad de toda persona, del valor que damos a todos los seres en virtud de una incondicionalidad que nos proponemos a nosotros mismos y que la llamamos metafóricamente Dios, Padre, Realidad etc.

      Lo que nos ocurre en el recuerdo y meditación de esos relatos y otros parecidos es lo que movió al discípulo judío a decir que Jesús es el hijo de Dios y ahora a nosotros expresar que Jesús es como una de nosotras. Y es que en esos momentos de sinceridad se abre como una laguna interior de buen querer que nos embelesa y pide expandirse. Que se trasluce desde muchos testimonios. Un pozo de compasión en el que entramos todos, una verde llanura o playa donde recibir el sol, un horizonte de infinitud al fondo, sin figura alguna, que nos impide sentirnos encerrados en la contingencia, en la cárcel del presente, y que podemos llamar de muchas maneras.

      Lo que necesitamos “después de las religiones” es otra y distinta religiosidad para el “misterio del aquí”. La vitalidad del que cayendo en la tierra del desamparo explosiona allí su poder germinativo. Salgamos del granero y fecundemos la tierra común con los mismos bueyes que todos los humanos.

      Santi Villamayor, 18-04-2021

 

15 comentarios

  • Julián Díaz Lucio

    Me uno a lo que dice Ignacio Calleja. Pongo una pequeña reflexión personal que hice unos días a partir de mis lecturas, que expresan mi impresión actual:

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      Conclusión provisional de mi visión de la fe cristiana: Después de leer unos cuantos libros y escritos sobre el cambio de paradigma en el cristianismo, de implementar un lenguaje nuevo, de leer otro cristianismo es posible, de leer después de Dios otro modelo es posible, o que otro Dios es posible, me reafirmo en que, a pesar del cambio de paradigma, y de cambiar la imagen de esa realidad última que llamamos Dios y que Jesús lo apellidó Padre, es posible conectar con ese Misterio inclasificable que Jesús mismo llama Amor, o que Torres Queiruga lo manifiesta como amor sumo, todo Amor. Me reafirma en ello la experiencia de tantos místicos que, incluso con una teología deficiente, como el platónico Juan de la Cruz, hayan sabido y podido tener esa experiencia oscura y lúcida de la divinidad. Pienso incluso que cantidad de gente sencilla y pobre, sin conocimientos científicos, conectan con esa realidad última que llamamos Dios. Es verdad que cuantos más conocimientos científicos y más críticamente conozcamos las fuentes, mejor, pero a la vez que todo ello nos ayude a mejor conectar con esa realidad última que llamamos Dios Padre Madre, y que tenga consecuencias en la forma de vivir, comunicarnos con los demás y de comprometernos efectivamente con los más empobrecidos.
     
    Es verdad que es necesario desmitificar cantidad de imágenes de la biblia y de las prácticas religiosas, pero todo ello para quedarnos con lo esencial, con la imagen original y fundamental, o el significado real de los hechos o ritos. Pienso en los sacramentos, especialmente en la Eucaristía. Pero también veo el peligro de que cambiando todos los vestidos de lenguaje, se tire al retrete el mismo contenido fundamental.
     
    Y por otra parte, creo que toda esta investigación no nos separe de lo que el cristianismo ha visto y realizado, al menos un buen puñado de cristianos, cual es el compromiso con los más desfavorecidos de la sociedad. No sé si Oscar Romero, Casaldáliga o Ellacuría, por citar los más recientes, tenían un concepción teológica correcta según los parámetros modernos, pero sí fueron testigos de un Dios Amor hacia los más pobres, Y esa, para mí, es una Palabra hecha carne, más importante que todas las teorías teológicas.
     
    Después, creo que hay otra exigencia experimental de fe en cualquier imagen de esa realidad última que se tenga, es la necesidad de conectar con ella a través de alguna de las mil formas de oración que se pueda, tanto a nivel personal como comunitario. Todas las religiones han sentido la necesidad de expresar su experiencia de fe en diversas formas de oraciones y ritos. Es verdad que hace falta purificar también cantidad de ritos o manifestaciones religiosas para no caer en idolatrías y folklores, sino quedarse con lo que esencial, el contacto con el Misterio y la experiencia de él.
     

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    • Carmen

      La verdad, envidio ese convencimiento de que Dios es un ser amoroso, Padre y Madre, y con el concepto actual de padre y de madre.
      Sabe? Soy humana. Mi concepto de Ese Amor de Dios hacia nosotros no alcanzo a entenderlo. Hay muchas manifestaciones diferentes de amor entre humanos y creo que las entiendo todas. Por supuesto que el control y el dominio y la sumisión no entran para mí en el concepto de Amor ni en ninguna de sus manifestaciones. Me refiero a las personas. Ya sabe, no tengo más remedio que … Porque te quiero. No es el caso del amor de Dios. Pero quiero dejarlo claro.

      Que Dios es puro Amor? Pues será, pero mis limitaciones no me dejan honestamente admitir que, efectivamente, lo es.
      Hoy he leído en una entrevista algo que me ha llamado la atención. La verdad? Decir la verdad? Eso está muy bien para el psiquiatra, en la vida normal hay fingir. Decir la verdad de lo que piensas es como si estuvieras muerto.
      Me ha hecho pensar.
      Qué necesidad hay de decir lo que piensas si nadie lo hace?
      Mejor no insisto.

      En fin.

  • José Ignacio, no sé si estas reflexiones son un debate interminable, pero si quiero aunque solo sea ocasionalmente agradecerte tu comentario.  Veo que varios compartimos la misma perplejidad en la consideración de Jesús de Nazaret. Hasta hace pocos años literalmente Hijo de Dios en ese paradigma de verdades fehacientes y preeminencia del plano sobrenatural.  Sí, coincido que al decir Jesús decimos también referencia al “Padre”. Una de las más bellas formas de representarnos esa realidad última, ese Algo o Alguien que se desdibuja cuando precisamente intentamos darle forma. No podía ser de otra manera por pertenecer a su tiempo y cultura. Ya es demasiado el tránsito de “Yahvé” a “Padre”. Y no sé si podemos o debemos abstraerlo de esos condicionamientos. Así se nos ha transmitido, como un Jesús de la fe de todos sus seguidores, los primeros los evangelistas que no lo conocieron y lo mitificaron. Luego el cristianismo de todos los siglos. Todos queremos reinterpretarlo y traducirlo a nuestra cultura.
     “En el caso de Jesús, reclamo referirla siempre a Alguien/algo que lo trasciende con valor incondicional para su vivir.”
     Lo seguimos meditando y sobre todo dejándonos inspirar por él.

     Aprovecho tu comentario para agradecer sus aportaciones a Carmen, Ana, Isidoro, M.Luisa, Pilar… y pediros disculpas a todos por algún párrafo de tono un poco exaltado. Un abrazo

  • M.Luisa

    A mí nunca se me ha ocurrido pensar que estamos solos en el Universo ni antes en mi educación teísta ni ahora en mi opción no-teísta y digo opción porque pienso que no se trata de ninguna superación. Es más, si se ve en este binomio Teísmo y No-teísmo una contradicción cómo puede esperarse del mismo una conciliación o superación?

    Por otro lado,   la fijación en que las ideas consisten, como la idea de Dios,  hace muy difícil que en ella   se produzca ese fenómeno de la superación. La historia de las religiones ha dado buena prueba de ello.

    La superación como fenómeno no puede darse más que en la naturaleza empírica de las cosas (aunque no desde el positivismo radical) por lo tanto de la idea de Dios, del concepto Dios no puede haber ninguna superación y desde luego  no me vale  traer aquí como comparación,  la unidad estructural     onda-corpúsculo porque  esta  unidad le viene no por una idea externa de superación, sino por estructuración interna, es decir, partiendo de su propia  estructura real no conceptiva, de eso se trata.  Pensar a Dios realmente y no conceptiva – mente.

    Dar razón de lo expuesto, para no extenderme demasiado,  creo que me  la puede dar esta frase que  se lee  en una parte del escrito que “El espíritu de Jesús es anterior a la racionalización cristiana”

     

  • ana rodrigo

       Dice el autor del artículo: Para muchos cristianos “la gran metáfora” de la Salvación ha significado una fuente de motivación como pocas, ánimo a veces rayano en el fanatismo, ha sostenido las angustias y dado esperanzas fundadas o infundadas a mucha gente siendo realmente una religión popular.” Estoy completamente de acuerdo, cuánta gente , por las razones que sean, no se hacen planteamiento alguno  sobre la literalidad de su manera de creer en la “Palabra de Dios”, pero se realizan desde el bien y para el bien desde  lo que creen.
     
    Ahora estamos en una época axial, y ya, muchísima gente abandona la fe tal como nos la enseñaron, y hay quienes se alejan y no quieren saber nada de la religión, y quienes siguen reformulándose sus creencias o su fe.  Como dice Calleja; “Por eso, la misma vida buena se puede vivir sin referirla a ningún Dios, absolutamente sí; simplemente, que la forma como Jesús la vivió, fue referida a un Dios” y aquí es donde aparecen estas dos opciones, la no fe en la religión y/o la fe en Jesús tal como vivió él la creencia en Dios.

  • Equipo Atrio

    Una pregunta sobre tipo de letra en ATRIO:

    Estamos haciendo pruebas para elegir el tipo de letra que sea más cómodo, tanto en ordenador como en otros dispositivos, aún contando con que cada uno se lo puede agrandar o reducir.

    Dinos, por favor, si el de esta entrada de Villamayor, o el de la siguiente de Boff o el que solíamos emplear.

    Contesta con comentario aquí o correo a atrio@atrio.org

    Gracias

  • Gonzalo Haya

    Agradezco el interés y la sinceridad con la que se está acogiendo y comentando el tema del Teísmo y No-teísmo, y los diversos puntos de vista que se expresan. Concuerdo con muchas de ellos, y sobre todo me satisface en gran manera el aprecio que todos los comentarios muestran por Jesús de Nazaret (alguno especificaría “por lo que nos ha llegado sobre él”) y especialmente en los sinópticos. “A Dios nadie lo ha visto jamás”, pero Jesús es uno de los nuestros, y despierta lo mejor  de nuestra conciencia. Sería interminable el ir matizando mi punto de vista sobre cada una de las afirmaciones de cada uno. Si logro escribir algo breve y comprensible, comentaré con vosotros los principales temas de fondo que se  nos están planteando actualmente. Gracias, un cordial abrazo

  • Isidoro

    Yo también concuerdo 100/100 con el análisis de Santiago Villamayor.

    Y José Ignacio, la objeción que tú señalas, es muy válida y real, y yo también la he sentido, desde mi posición claramente pro-Ciencia y anti-Iglesia.

    A pesar de mi postura de basar la religiosidad natural del humano, en ciertas características concretas, (neurológicas), de la naturaleza humana, (Jung, y algunos de sus arquetipos), el estudio de la fenomenología religiosa histórica, (múltiples episodios de “apariciones”, “milagros” y “revelaciones”), me hace reflexionar.

    Sucede con toda esa fenomenología, como con el tema actual de los “ovnis”. Mucha gente, el modelo cultural dominante, los excluye terminantemente: todo es mentira, error o locura.

    Pero luego existe una minoría de personas, quizás más crédulas o mas sensibles a la complejidad de todo lo que les rodea, que piensan: Claro es que el 99 % de esos avistamientos, son mentira, error o delirio, pero ¿lo son todos absolutamente, cuando además es un fenómeno del que se tienen noticias desde tiempos ancestrales?.

    A mí, lo que más me asombra del fenómenos histórico del cristianismo, es justamente, el hecho de que unos judíos del siglo I, que han seguido a un líder que iba a ser el Mesías-Rey de Israel, y fracasó tan estrepitosamente, decidieran seguir creyendo en él.

    Es un fenómeno que no se puede explicar, (de forma natural e histórica), si no creemos en la plétora de apariciones que se produjeron de “Jesús”, el periodo posterior a su ejecución. Este fenómeno está testimoniado en los hechos y en la Tradición, y es, (para mí), el origen del surgimiento del mito de la Resurrección de Jesús.

    Esos “cuarenta días” hasta la “ascensión al cielo”, debieron ser un periodo maravilloso, en que casi todos sus seguidores tuvieron experiencias de ese tipo. Y el fenómenos prosiguió aunque más atenuado, después, en esos primeros años.

    Pero ¿cómo explicamos desde la trinchera de la Ciencia incrédula y escéptica, este fenómeno histórico, del que hay bastantes indicios de realidad?.

    Aquí no nos queda más remedio que echar mano de la “antinavaja” de Ockham”, de Walter de Chatton: “Si tres cosas no son suficientes para verificar una proposición afirmativa sobre las cosas, una cuarta debe ser añadida, y así sucesivamente”.

    Yo, que soy un contrario declarado del Teísmo, creo que entre Teísmo y No-Teísmo, hay que encontrar una superación una conciliación de esta contradicción, (un particular caso más de efecto onda-corpúsculo): en este caso sería el “teísmo” con minúsculas.

    Cada uno que piense, calcule o imagine, valientemente, como se puede resolver esta contradicción. Y no vale descalificar apriorísticamente las propuestas que puedan surgir.

    El que nosotros no seamos capaces de ver una solución, o no podamos porque estamos maniatados por demasiadas líneas rojas arbitrarias, no quiere decir que esta solución no exista, y que otros la puedan ver.

    Va una pista. Decía Giordano Bruno, que “quien falla al abrocharse el primer botón, ni el del medio, ni el último adivina”. ¿A ver si estamos menos solos en el Universo, de lo que tradicionalmente se ha dado por sentado?.

    (Hasta hace 25 años, el único planeta habitable en el infinito Universo, era el nuestro, y prácticamente éramos el centro del Universo?).

    Nuestra lógica ha sido: No vemos a nadie, luego no hay nadie. ¿Cabe mayor estulticia? Y al final nos extrañamos de que no casan los botones con los ojales.

  • José Ignacio Calleja

    “Urge ser sinceros y decir que todo lo que se ha explicado hasta ahora han sido símbolos cuyo valor puede ser incluso superior al valor de una explicación realista pero que en todo caso son figuras de aquello que nunca tendrá figura. Figuras para la resiliencia, para la compasión y para el trabajo activo a favor de los más débiles porque si hay algo específico en el evangelio no es tanto esta teoría de la revelación y de la salvación por el sacrificio redentor, no es tanto el nacimiento, los milagros, la pasión y resurrección novelados en los evangelios, cuanto el conjunto del relato y vida de ese Jesús, como nosotros, que rezuma proximidad, defensa de los vulnerables, trabajo por la justicia y enfrentamiento precisamente con la religión en la que él fue educado”.
     
             Elijo este apartado, pero me sirven los demás de igual modo y casi a la letra los comparto. Pero hay algo que no termino de ver bien recogido en toda esta reflexión y sus análogas: Jesús cree en un Dios como Padre –sin duda “antropomorfismo” suyo y nuestro- pero esa creencia de Jesús corresponde a una intimidad radical con un “Alguien”, que es decisiva en su proyecto de vida y sentido en la entrega. Por tanto, no es solo que “el relato y vida de ese Jesús… que rezuma proximidad, defensa de los vulnerables, trabajo por la justicia y enfrentamiento precisamente con la religión en la que él fue educado”, ¡siendo esto vital y hasta lo vital!, sino esto mantenido como algo unido y urgido por la intimidad radical con ese Alguien como Jesús siente que se le revela; Jesús lo vive así, ¡por lo que sea y como se explique, pero lo vive así!, y ahí cree que se le revela esa forma de vida tan generosa, la que corresponde a Dios mismo.
     
             O sea, de uno u otro modo contado, para mí en Jesús hay una Fe en un Alguien que es indisoluble a su compromiso de vida buena. Puede ser de otro modo, pero en Jesús es así. Y a mí me gusta decirlo. Es por lo que he preguntado alguna vez, y respondido afirmativamente, que Jesús es un creyente en un Dios con una imagen propia. A la manera de su tiempo y su humanidad, pero en un Dios en cuya relación de intimidad enraíza su vocación y su entrega. Jesús pudo irse, dejarlo todo, aceptar el fracaso, pero no lo hace porque una y otra vez reconoce a su Dios como quien encarga y espera de él “eso, a pesar de las consecuencias y requiebros”… Recuerdo, “pase de mi esta cáliz…”, “todo esto te daré si te postras y me adoras…”, “apártate de mí, Pedro, porque me tientas como el demonio”, etc.
     
     
             No sé si me explico, comparto estas relecturas contemporánea de la fe cristiana, pero, en el caso de Jesús, reclamo referirla siempre a Alguien/algo que lo trasciende con valor incondicional para su vivir. Por eso, la misma vida buena se puede vivir sin referirla a ningún Dios, absolutamente sí; simplemente, que la forma como Jesús la vivió, fue referida a un Dios. Y retener esa experiencia, esa religación creyente de su vida, es la más acorde con el hijo del hombre del que hablamos, Jesús. Siento que en el presente texto, y en otros que me encantan, se rehúsa un poco ese reconocimiento de la religación creyente de Jesús. El hecho de que la religión haya hecho de esto, a menudo, un fraude, no es razón suficiente para evitar lo que digo; menos aún es cierto que sin esa religación creyente ya no hay lugar para referir cualquier vida a la de Jesús. Por qué no. Jesús es de todos lo que eligen referir su vida a él. Hay distintos modo. Pero en Jesús, su vida y persona, fue con esa religación creyente. Un saludo a todos.

    • m* pilar

      ¡Gracias, comparto su sentir, gracias!

    • Carmen

      Totalmente cierto. También pienso así.
      Qué Jesús fue un hombre con una profunda espiritualidad, que se sentía profundamente unido a la idea que él tenía de Dios, e incluso que da la sensación de que se sentía un enviado suyo, sin duda.
      Pero veinte siglos después, hay a quienes esa idea de Dios no les, nos convence. Eso no invalida para nada el pensar que lo que dijo, y su coherencia con lo que decía lo convierte en uno de los grandes, el mejor, para muchas personas. Es que son cosas diferentes. El problema está que si para considerarte cristiano tienes que aceptar su idea de Dios, incluso que él es Dios mismo y que la iglesia sabe lo que haría Jesús en cada momento,y monta la que ha montado, la gente sencillamente abandona.
      Ese es el problema.
      Creo, vamos, estoy convencida.
      Eso quiere decir que nadie pueda pensar que Jesús es Dios? En absoluto , qué va. Pero hay que redefinir muchas cosas para dar cabida a las personas que como no podemos aceptar eso,Y SUS CONSECUENCIAS,entre ellas el poder absoluto de la iglesia sobre las Almas, sencillamente nos vamos. Si nos quieren conservar, hay que repensar muchas cosas.

      Y si no importamos, pues tampoco hay problema en que nos vayamos. Que se queden los que se tengan que quedar. Esa es otra opción.

      Habrá que elegir entre que todo siga igual o hacer un cambio profundo. Lo que también sucede es que nos estamos acostumbrando a vivir sin pensar o no pensar si Dios existe o deja de existir. Porque como nuestra religión nos ha abandonado porque no se puede cuestionar nada, pues no sé cómo decir.
      Pues bueno…
      A lo mejor se está haciendo tarde.
      No sé

  • Carmen

    Pues sí, sí.

    Acabo de echar un vistazo a eso que llaman la red. Efectivamente, no sé cuántos libros o artículos o lo que sea los títulos que he leído. Todos suenan genial.  Llevo como cuarenta o cincuenta años preguntåndome  mil cosas. Sintiéndome extraña. Hay quienes pueden dar fe de esto. Silencio a mí alrededor.

    Me acabo de enterar hace una hora o dos que usted existe y dice las cosas que dice. Dónde se esconden ustedes?

    Ya me doy por vencida. Estoy jubilada hace cuatro años. Hablo por hablar, me gusta hablar. He visto de cerca caer en un colegio religioso la figura de Jesús. A lo largo de cuarenta años. Zas, al sueldo. No todos, desde luego que no, pero me gustaría que alguien hubiera sido testigo de lo que estoy diciendo. Les encantaba Martín Luther King. Mandela, Gandhi… pero cuando quería meter en ciudadanía la persona humana de Jesús, por favor, no. De verdad, no. No.

    No conseguí que me hicieran un solo trabajo. Y tengo algunos guardados sobre otros lideres en esa línea, absolutamente preciosos.

    Qué pasa aquí entonces?

    No hay manera. Jesús es Dios y muy bueno porque es Dios. Punto.

    Y eso es lo que hay.

    En mis clases, claro. En Religión te cuentan la historia de la creación en seis días y se quedan nuevos.

    Cosas…

  • Carmen

    Es que este mundo lo desconozco totalmente. No nos llega a los cristianos de a pie, a las personas de a pie, no nos llega prácticamente nada de esto. Alguna tímida insinuación. Es una pena.

    No sé, a veces tengo la sensación de que cada vez son más voces en esta línea las que oigo. Pero claro, lo mismo  lleva diciendo esto que ha dicho en el artículo mil años. Sabe? Creo que esa es una parte importante del problema.

    Las personas que nos hemos considerado católicas muchisimo tiempo , con nuestra actitud hemos hablado alto y claro.: sencillamente no pisamos las iglesias. Salvo excepciones. Los convencidos de absolutamente todo lo de siempre y eso que llaman grupos de base. Pero la inmensa mayoría, hemos dicho adiós .

    . Quizás sea interesante hacernos llegar estas ideas. O no. Ustedes verán.

    Gracias por el artículo.

  • Carmen

    Ok.

    Ojalá esta línea de pensamiento tenga éxito. Saldremos todas las personas ganando.

    Gracias.