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La imaginación activa, herramienta vital para el discernimiento

     Hace días, venía un artículo en El Confidencial, de Enrique Zamorano. sobre la gran necesidad que tenemos de acertar a discernir entre lo verdadero y lo falso y entre lo importante y lo secundario, en el gran aluvión de información que recibimos.

Zamorano habla del bienestar epistémico: “la capacidad de un individuo de saber diferenciar entre lo que es verdad y lo que es mentira, descartando falsas verdades, y encontrando respuestas verdaderas”.

La solución es difícil y el amigo Zamorano, que plantea bien el problema, no acaba de dar consejos prácticos para resolverlo.

Porque en estos tiempos de confusión, siempre contamos con una sensación subjetiva muy fuerte, de que nuestros pensamientos y juicios son siempre acertados, a pesar de que la experiencia nos indica, todos los días, lo contrario.

Por otra parte, como no podemos saber de todo, es muy difícil descubrir la mentira de la verdad, si está bien presentada, con el agravante de que la mayoría de las veces la gente (al igual que nosotros) está convencida de poseer la verdad. Y hay que confiar en el buen criterio de otros, que pueden estar equivocados. (Por cada mentiroso, hay 100 equivocados).

La solución. a mi entender, está en dejarse guiar de la sabiduría interna que todos poseemos en nuestro interior, en el arquetipo autónomo sabio de nuestro inconsciente colectivo, que nos guía instintivamente hacia la Verdad, la Belleza y la Bondad.

Pero, si todos disponemos de esa guía interior, (el daimon de Sócrates), ¿cómo es que luego cada uno piensa diferente, y muchas veces erróneamente?

Pues sencillamente, porque o no le prestamos atención a la guía, y/o si escuchamos su voz, a través de las intuiciones, muchas veces las rechazamos y reprimimos, por ser contrarias a ciertas ideas cognitivas y creencias previas erróneas que nos han inculcado en el proceso de enseñanza. (La coherencia interna, y la evitación de dolorosas contradicciones es una regla de oro de nuestra mente).

Ralph Waldo Emerson, se preocupó de este tema, y señaló que solemos rechazar nuestra voz sabia interior, por dos causas: O por conformismo con las normas sociales o por una falsa consistencia personal.

El conformismo con las normas sociales, o lo que ahora se llama dictadura de lo correcto, es fruto de una presión social del mundo cultural, ideológico y/o religioso, que un ejército de peones obedientes y disciplinados ejercen, con muy buena voluntad, pensando que están haciendo un gran bien a su sociedad.

Enfrentarse a ese espíritu de lo correcto, supone elegir la marginalidad y sufrir las consecuencias. La historia está llena de grandes innovadores que “triunfaron” después de muertos y muchos otros que están aún esperando su “gloria”.

El espíritu del tiempo, el “zeigeist” de cada época, cambia con gran lentitud (incluso en estos tiempos tan movidos como los actuales) y su reloj marca por generaciones. Y toda idea innovador, tarda varias decenas de años en ir calando poco a poco.

Pero otro gran freno a la aceptación de nuestras intuiciones sabias está en el excesivo respeto por la coherencia o consistencia personal. Todos hemos hechos juicios sobre casi todos los temas y en los escritores y filósofos, se guardan sus escritos.

Eso de contradecirse y decir blanco lo que ayer decíamos negro nos da pánico. Pocas cosas dan más miedo hoy que cambiar de opinión o asumir una postura distinta.

Nos dice Ramiro Caso: “Tenemos que perderle el miedo a cambiar de opinión, dejar de lado la ansiedad de experimentar un poco. ¿Cuánto más rico nos fuese el mundo si perdiéramos el miedo a contradecirnos?”.

Entonces deberíamos probar a mejorar nuestro discernimiento personal, con la escucha activa de nuestro maestro interior. Y esto se consigue con la “imaginación activa”, que consiste en cuatro requisitos:

  • – Evitar distracciones y ruidos inútiles que nos distraigan de nuestro objetivo.
  • – Una formación y estudio continuos, para eliminar el máximo posible de errores cognitivos almacenados.
  • – Una confianza ciega en nuestro maestro interior. Un tirarse al vacío, confiando plenamente que el escalón aparecerá a nuestros pies en el último momento.
  • – Una valentía para asumir el mamporro del error que puede suceder.

La imaginación activa, consiste en un esfuerzo consciente en limpiar el camino, en despejar la fuente de la sabiduría.

Es algo similar a los bloqueos y acciones que ejercen los jugadores de fútbol americano para que su quarterback pueda lanzar el pase mágico, o para que el receptor pueda recibirlo.

O como se hace en el curling, en que los jugadores barren cuidadosamente el camino de hielo, para que el disco se deslice mejor, avance y llegue a la diana.

Y con todo eso, nuestro poder de discernimiento, mejorará a ojos vistas, aunque los errores seguirán siendo inevitables. Pues “la inspiración es equivocarse y equivocarse y equivocarse, pero cada vez menos y menos y menos”.

 

5 comentarios

  • Román Díaz Ayala

    Me resulta  curioso que Isidoro mencione la guía interior, pero identificándola al mismo tiempo con el daimon socrático, aunque no creo que sea  como una simple ilustración porque es uno de sus temas recurrentes.

    Este daimon para el filósofo era un elemento externo a él  y que al igual que los daimon de la tradición griega tiene un carácter religioso, de origen o naturaleza divina, pero que opera en él desde su interior, algo esencialmente negativo y contra el cual debía en todo momento racionalizar con el instrumento propio de la filosofía.

    Luego, pues, “nuestra voz sabia interior” tendrá que ser de una naturaleza distinta a ese daimon, será entonces eso que llamamos conciencia o maestra interior.

     

  • oscar varela

    CÓMO SUPRIMIR LAS PREOCUPACIONES Y DISFRUTAR DE LA VIDA
    https://resumido.com/libro/225/como-suprimir-las-preocupaciones/
     
    Dale Carnegie enseña cómo vivir una vida más plena y dejar a un lado las preocupaciones.
    – Al leerlo, usted se identificará al darse cuenta que en momentos deja que la preocupación (el estrés) domine su vida, dejándole indefenso, cansado y hasta enfermo.
    – Aprenderá a apreciar su vida, su salud, sus relaciones con los demás,
    – a estar más abierto ante cualquier eventualidad, buena o mala, que puedan ocurrirle, sin tomárselo a modo personal.

    Entre otras cosas, el libro:

    – Ofrece fórmulas prácticas para salir de situaciones que le preocupan.
    – Muestra cómo disminuir las preocupaciones financieras.
    – Revela como agregar una hora diaria a nuestra vida activa.
    – Puntualiza como han de eludirse las perturbaciones emocionales.

  • mª pilar

    ¡Genial!

    Totalmente de acuerdo, gracias de corazón.

  • Román Díaz Ayala

    Interesante, como todo lo que escribe Isidoro. Normalmente nos habla de aquellas cosas que pertenecen a las facultades superiores del ser humano, las que normalmente atribuimos a nuestro espíritu, pero que el circunscribe a complejos mecanismos biológicos, físico-químicos, con profusión de detalles y de citas.

    El discernimiento es un juicio que hacemos con el cual percibimos y declaramos la diferencia existentes entre varias cosas:

    -Se discierne lo verdadero de lo falso, o erróneo.

    -Lo conveniente de lo que no nos conviene.

    -Lo bueno de lo malo.

    -La verdad de la mentira.

    – el discernimiento de espíritus.

    Discernir a veces implica  conocer en qué sitio o situación nos encontramos. Es cuando decimos: “saber estar”.

    Para quienes nos movemos en una esfera “espiritualista” el discernimiento de espíritu es un don (nó una capacidad, sino una gracia) de distinguir el origen tanto de nuestros pensamientos y acciones como de lo que nos llega., ya sea Dios, nuestra propia naturaleza, o el Maligno.

    Un ejemplo válido lo encontraremos en el Evangelio de San Mateo (16) A la pregunta de Jesús: “¿Quién dicen los hombres que es el Hijo del hombre?” y “Pero vosotros ¿ quién decís que soy yo? ” . La respuesta de Pedro : “Tú eres el Cristo, el Hijo de Dios vivo”. A esto replicó Jesús. “bienaventurado res Simón, hijo de Jonás, porque no te lo ha revelado la carne ni la sangre, sino mi  Padre que está  en los cielos.”

    La escena continúa, pero ocurre algo, que Pedro quiere disuadirle de ir a Jerusalén a padecer sufrimientos y morir:  “Pero él , volviéndose, dijo a Pedro: “¡Quítate de mi vista Satanás! ¡Sólo me sirves de escándalo, porque tus pensamientos no son los de Dios. sino los de los hombres”.

  • carmen

    Y otra valentía para asumir los mamporros que te vienen por decir lo que piensas. Por eso las personas inteligentes callan. Por eso muchos escritores guardan lo que escriben. Porque están de mamporros hasta el gorro.

    Y así estamos…