He leído hoy un texto impresionante del Evangelio apócrifo de Eva, citado por Epifanio, obispo de Salamina en el siglo IV: “Me acerqué a escuchar la voz del trueno que me habló diciéndome: Yo soy tú y tú eres yo. En todas las cosas estoy desparramado y de cualquier sitio puedes recogerme. Y recogiéndome a mí, a ti mismo te recoges”…
Y casi al mismo tiempo, he leído también en el Cuaderno Amarillo de Salvador Pániker que todo ser humano posee una dimensión abismática. Que todo ser humano, se trasciende a si mismo, pero que esta trascendencia es también inmanencia: Lo absolutamente Otro está también en mí, en nosotros.
Pienso que, quizás, todo esto no sea otra cosa que lo que nos enseñaron desde niño: que habíamos sido creados “a imagen y semejanza de Dios” y que el alma es espiritual y divina; y para trasladar a la vida real esta enseñanza (“enseñar” es un modo de señalar, para tomar consciencia de algo que bulle dentro de nuestro ser) se nos dio como ejemplo el de Jesús de Nazaret, un hombre, miembro de nuestra Humanidad, que tuvo una singular y privilegiada autoconsciencia de su divinidad, y que se sintió elegido y llamado para la misión de trasmitirla utilizando la metáfora de Dios Padre y de Hijo de Dios. Y hasta tal grado se identificó con esta imagen y con este Ideal de vida, que entregó la suya como simiente de la que brotara una nueva “cultura”, un nuevo estado de nuestra civilización (él le llamó Reino, usando a una metáfora entendible en su época), fundamentado en el amor, la solidaridad, la rebeldía contra la injusticia, la promoción de la paz, la equidad humanizadora, la fraternidad universal, la misericordia, la esperanza imbatible.
Y desde esa participación que a cada persona nos toca de “divinidad”, si queremos libremente acogerla (“recogiéndome a mí, a ti mismo te recoges”) obremos con el sentimiento humilde y autocrítico de nuestra responsabilidad, conscientes de que al mundo lo creamos y recreamos cada día nosotros –entre todas las personas que lo habitamos– introyectando, con nuestras propias acciones, trascendencia a nuestra inmanencia; con la consciencia y la convicción de que de lo bueno o lo malo que nos pasa somos nosotros mismos responsables (de evitarlo o de subsanarlo, lo malo; y de rentabilizarlo, lo bueno, porque “a quienes han acogido a Dios, todo –lo malo y lo bueno– cooperará para su bien”, creo que lo dijo san Pablo). Así que no nos empeñemos en echarle las culpas a un Dios lejano por lo que va mal, o en darle las gracias por lo que sale bien, o en rogarle –o exigirle– que lo haga del modo que a cada cual mejor le conviene…
Más bien podríamos “echarle una mano a Dios, a ver si algunas cosas nos salen mejor a todos”, siendo cada una y cada uno, en nuestra pequeña parcela de vida, una prolongación eficaz de sus manos bienhechoras…
…Y quizás descubriremos algún día (como expresé en un artículo anterior publicado en Atrio) que Dios no es otra cosa que todas nuestras manos unidas y levantadas, amasadas con nuestros sentimientos y con nuestros mismos deseos… Que no está Dios tan distante (“de cualquier sitio puedes recogerme”), que está entre nosotros, asidas las suyas a nuestras propias manos.
Hola!
Interesante leer a Carmen que dice:
-“Pues ahora sí que me he perdido”-
…………….
La Sociología “al uso catedrático” da muy poca cuenta
de una Antropología atenta (¡ni qué decir de la Filosofía!),
como la es la “tanguera”.
Veamos:
¿Qué pasa con ese bochinche de “yo” y “tú”
(al estilo Martín Buber)
cuando una “se pierde”
– no tanto “entre las cosas y los ‘tús’
– sino, superlativamente más grave: “dentro de sí mismo”?
………………..
¡Dígame Ud., Cumpa atriero si no le ha pasado algunas veces
lo que canta este “tanguito imprescindible”, al decir:
-“DENTRO DE MÍ MISMO ME HE PERDIDO”-
(A veces ¿no se pierde uno a sí mismo?)
Canción desesperada
Queda muy bien. Y seguramente tiene mucho de verdad. Pero se me ocurren muchas preguntas.
Antes de que los humanos apareciéramos ¿había Dios?
El mal ¿qué es?
Si todo es perfecto ¿porqué puñetas nos morimos?
Si el rayo anda desparramado por todas partes sin excepción ¿cómo nacieron los capitalistas?
Y muchas más.
Aquí la señorita Pepis, en su programa diario de radio. Hoy vamos a intentar aclarar algunas ideas a nuestro amigo Juan.
Querido Juan.
Noto un cierto desconcierto dentro de tu cabeza. No te preocupes, es normal.
Lo cierto es que nadie sabe nada con certeza respecto a las cuestiones que planteas, de todas maneras y por si algo te tranquiliza, te voy a contar lo que he oído últimamente en el oráculo de Delfos.
Respecto a tu primera autopregunta,si Dios lo ha creado el hombre en su cabeza desconcertada, como la tuya, obviamente nacieron juntos. Pero a continuación ha intervenido un segundo oraculista y ha dicho: Pero qué es eso de Dios? Y no han llegado a ningûn acuerdo.
Respecto a tu segunda cuestión planteada, el oráculista de turno ha dicho, con voz de trueno: pues para dejar sitio unos seres vivos a otros… ! En ese momento se ha hecho un silencio generalizado. Personalmente lo interpreto como algo similar a un acuerdo.
Creo que me he equivocado en el orden de tus preguntas. Sorry.
Respecto a la segunda, y está vez si, el mal es todo aquello que nos hace daño. Al menos eso ha dicho una voz y, querido Juan, no te puedes ni imaginar el jaleeeeeeo enorme que han montado. Tampoco ha habido acuerdo. Pero ni siquiera un poquito.
Y por último, querido amigo, me temo que la última cuestión no viene al caso, porque ni en Delfos ni en ningûn otro lugar , nadie puede hacer entender a otra persona una metáfora. Solamente puedo indicarte que no hay peor sordo que el que no quiere oír , y aquel que cierra los ojos, pues no ve.
A lo mejor los capitalistas , como que no quieren oír ni ver ni al trueno ni al relámpago.
Espero haberte servido de ayuda.
Y ya sabes, querido Juan. A veces, la mayoría de las veces añadiría, no hay respuestas , únicamente hay preguntas.
Feliz Navidad.
O felices vacaciones, como usted prefiera.
Señorita Pepis.
¡Feliz Navidad!, faltaba más, que uno es un viejo pecador (cuanto más viejo, más pendejo) que sigue intentando ir por la senda (sin conseguirlo jamás) que marcó Jesús el nazareno, cuyo cumpleaños celebraré como es debido en unos días.
Bueno, gracias por tus lecciones, que recibo con la preceptiva humildad. Gracias, guapa.
Pero, a lo que voy, es que soy ateo de todos los dioses conocidos, que hay que ver, que en cuanto me muestran uno, me sale el rabo anarquista (y eso que tiro a marxista) y termino convenciéndome de que ese dios no puede ser tal y como me lo venden, como es el caso del artículo que comentamos , que es a lo que iban las preguntas: ese no es mi dios.
Del Padre amoroso de Jesús, que hasta tiene contados mis cabellos, lo que a mi edad es cosa relativamente fácil, como sigo sin saber ni quien es ni como es, me fío bastante y espero (esperar es tener fe) que, en su pertinaz misericordia, me acoja en su seno cuando me llegue mi turno, cada vez más cercano
Y, ya en plan locuelo, te envío mi crismas de este año, que es el envío a mi amigos cristianos, para tí y para todo atriero que quiera leerlo.
Envueltos por la noche del poder
(el mundo del dinero y la política)
llena de incertidumbres y de miedos,
encogidos, sin norte como estamos,
miramos sin cesar el horizonte
esperando el anuncio de la luz
que nos libre de tanto malestar,
que ilumine un camino de hermandad
un sendero de paz y de justicia,
un oasis de calma y de sosiego.
Y justo cuando empieza a clarear
descubrimos un niño nada más
sonrosado e indefenso, solo un niño,
promesa de una vida, un regalo,
el gran don misterioso que permite
que podamos crecer en el amor,
que renazca en nosotros la esperanza
de alcanzar nuestro Reino prometido.
¡¡¡FELIZ CUMPLEAÑOS DE JESÚS!!!
Tenemos cabezas parecidas.
A mí me ha gustado mucho eso que dice que ha leído en el evangelio de Eva. Por supuesto que no sabía ni que existía.
‘ estoy desparramado y en cualquier sitio puedes recogerme’
La palabra desparramado no me gusta, pero la idea, me encanta.
También creo que lo que hay que celebrar es el cumpleaños de Jesús.
Un abrazo
¡Gracias Juan, por ese deseo de luz y amor!
Quizá, si elimina la “palabra” Dios… Y centra su mirada en esa grandeza que el ser humano posee… De unión con el “Misterio” que nos rodea, nos llama e impulsa, nos hace capaces de ¡Ser! Lo sienta de otra manera… O quizás no.
Así lo he comprendido yo, es, como la fuerza que nos completa… poquito a poco, porque somos un poquito calamidades y no llegamos a comprender… que si de verdad confiamos en el Proyecto de Jesús..:
¡¡¡Todo es posible!!!
Él lo dijo, solo hay que caer en la cuenta.
Un abrazo entrañable.
m* pilar
No sé yo.
A veces complicamos las cosas sencillas. Pero mucho, mucho.
No sé . Pero sí sé que si te fijas mucho en tres o cuatro árboles, incluso si los analizas todos por separado, al final no llegas a entender lo que es un bosque. Un bosque es muchisimisimo más que el tipo de árboles que lo componen, es un ecosistema superprecioso.
Y es que formamos parte de un ecosistema
Y un ecosistema es algo global.
No lo sé explicar mejor
Bueno, podría, pero en internet hay un montón de información acerca de los ecosistemas
Sí, “eco-sistemas”!
Tal vez haya poco de los “anti-sistemas”!
Pues si te apetece, la wiki está abierta a todo.
Cómo no ha de haber ese resquicio existencial en esa dimensión abismática si por abismática lo engloba todo? resquicios y circunstancias también. Además ni el texto seleccionado ni el libro de Salvador Pánikker “Cuaderno Amarillo”el cual leí hace ya unos años, hablan de nada teológico. Salvador, a diferencia de su hermano Raimon, era agnóstico. En mi explicación anterior he identificado Campo físico con dimensión abismática y ahí la teología ni se huele!
Mal “olfato” para la lectura del Artículo!
Tal vez sí, Oscar, por cómo concluye la lectura del artículo con respecto a las premisas con las que parte el autor, pues en esa derivación no entra mi olfato ni a mi criterio la doy como válida.
Para mí lo interesante fue el planteamiento de salida porque facilitaba en su desarrollo una mejor comprensión de lo que significa la trascendencia distinguiéndola de lo que tradicionalmente se ha llamado “lo trascendental” cuyo concepto, por ejemplo, si el de trascendencia nos da la idea de algo trans-físico internamente, aquél , lo trascendental nos da la idea de algo ultra-físico, con lo cual seguimos situados o no logramos salirnos de la metafísica tradicional.
Y lo curioso es que en el artículo se lee: “Que todo ser humano se trasciende a sí mismo (…)” lo que pasa es que de esta declaración de suficiencia humana, de inmediato le sigue un “pero” un pero que desde el punto de vista de la metafísica tradicional resulta insalvable.
Ya vengo repitiendo y con ello me hago muy pesada, lo reconozco, que la trascendencia es sólo un momento de la realidad misma de nuestra persona. No es necesario que me extienda más porque para los que me quieran entender les será suficiente una lectura atenta de mi primer comentario.
Hola!
Redondito redondito!
Mundo teológico
que no deja ni un resquicio
a que se vislumbren
las “periferias existenciales”.
señor óscar (no el “fortín”):
le recuerdo que ese “mundito teológico”
(en un presunto dios se justifica todo)
es la “utopía” asentada
en otro mundito: el teleo-lógico
(en un presunto “happy end” podemos “hacer la plancha”)
Pues ahora sí que me he perdido.
Copio y comparto totalmente el espíritu de ese… ¡Decir-sentir!:
…”que Dios no es otra cosa que todas nuestras manos unidas y levantadas, amasadas con nuestros sentimientos y con nuestros mismos deseos… Que no está Dios tan distante (“de cualquier sitio puedes recogerme”), que está entre nosotros, asidas las suyas a nuestras propias manos…”
Hermoso pensar, sentir, desear, compartir, porque esta mirada, crea vida allá por donde camine.
¡Gracias de corazón!
mª pilar
Buenos días D. Fernando! intuyo que en esta ocasión vamos a coincidir ya que los evangelios apócrifos aquellos que se les ha apartado de la circulación suelen esclarecer muchas cuestiones.
“Me acerqué a escuchar la voz del trueno que me habló diciéndome: Yo soy tú y tú eres yo. En todas las cosas estoy desparramado y de cualquier sitio puedes recogerme. Y recogiéndome a mí, a ti mismo te recoges”… Un texto que nos viene a decir que las cosas ya no son como se pensaban que eran en el siglo IV cuando se concebía que la totalidad de ellas formaban un Todo, es decir, se partía desde una perspectiva según la cual las cosas por su natural realidad formaban un conjunto dentro del cual actuaban aisladamente unas con otras mediante relaciones de tipo causal. Lo propio del determinismo.
Pero con la llegada del indeterminismo la cuestión cambió de arriba abajo porque ahora la idea de conjunto hay que sustituirla por la idea de Campo y es en él, por tanto, en donde las cosas, no es que se hayan de relacionar entre ellas, es que ya están funcionalmente articuladas entre sí. Es decir, la relación no es consecutiva y causal sino funcionalmente constitutiva .
Desde esta perspectiva lo primero es el campo en que las cosas en él están formando ya una unidad.
El texto se comprende más ahora con la nueva física que en la antigüedad. Yo misma cuando lo he leído, la clave me la ha dado la frase “En todas las cosas estoy desparramado” este concepto de “desparramado” designa un Campo abierto en el que nos aprehendemos como siendo más de lo que somos percibiéndonos y en ese plus abierto es en donde todos nos encontramos.
Un cordial saludo!
Por favor…
Qué texto tan precioso.
Y qué cierto es.