Stefano Cartabia, un religioso oblato de Uruguay, que se dedica predicar una espiritualidad moderna, ha publicado en ECLESALIA, el 26/03/18 este artículo que representa un verdadero torpedo a la línea de flotación de un un cristianismo renovado y comprometido que va de Juan XXIII a Francisco. Como él se queja de ser silenciado en los mejores foros de la Iglesia latinoamericana y para que nos ayude en decubrir cómo puede entrar entre nosotros una nueva espiritualidad alienadora con ropaje ultra moderno de nuevos paradigmas en la época de física cuántica, sometemos a discusión este artículo. Para mí es opuesto a la mejor mística de ojos abiertos. Y, desde luego, a las teologías de la liberación de las que trata el curso-taller en curso. AD.
El método teológico-pastoral del “ver, juzgar, actuar” está tan arraigado, fue y es tan usado y abusado que parece intocable. Pues bien, lo voy a tocar.
Ya me atreví a criticar este método en el IV Congreso Americano Misionero (CAM 4, COMLA 9) que se desarrolló en Maracaibo (Venezuela) del 26 de noviembre al 1 de diciembre de 2013. En el compartir final del congreso que reunía alrededor de 5.000 personas expresé mis dudas sobre la conveniencia de este método: fui delicada y solapadamente invitado a retirarme.
Regreso después de casi 5 años más convencido, con más recursos y más temas para poner arriba del tapete.
Más allá de las conclusiones y de mi aporte –opinable como casi cualquier cosa– queda la pregunta clave: ¿Por qué cuesta tanto a la Iglesia – y en especial a la jerarquía– escuchar y aceptar a quien piensa distinto y propone caminos nuevos?
Los motivos son muchos y variados obviamente y no es este el momento de tratarlos. Ya los abordé en otros momentos y volveré a analizarlos.
En nuestros templos, en el Vaticano y en las sedes de las conferencias episcopales sería interesante que hubiera un letrero con una sugerencia de un famoso y supuesto ateo, Voltaire: “no comparto lo que dices pero defenderé hasta la muerte tu derecho a decirlo”.
Entramos en el tema. Intentaré ser breve y dar simples pistas y sugerencias.
El método del “ver, juzgar, actuar” nace en Francia en el siglo pasado, es asumido por el Concilio Vaticano II (en especial en el documento “Gaudium et spes”) y es profundizado y radicalizado por la teología de la liberación latinoamericana.
¿En que consiste este método?
Es un método para discernir la realidad, actuar más fielmente según los criterios evangélicos respondiendo a los signos de los tiempos.
Muy en síntesis:
- Ver: vemos la realidad, tomamos conciencia de lo que es con honestidad y profundo realismo.
- Juzgar: juzgamos esta realidad a partir de los criterios evangélicos: “esto” es evangélico, “esto” no es evangélico.
- Actuar: a partir del ver y del juzgar tenemos más luces y más claridad para la acción. Respondemos al llamado de la realidad.
Este método en su tiempo fue una respuesta a la realidad, justamente. También supuso un crecimiento de conciencia en la iglesia y en los cristianos. En muchos casos su aplicación fue positiva y generadora de esperanzas y novedad. Hoy en día ya no. Los métodos son herramientas que se toman y se dejan.
Es tiempo de dejar esta herramienta, ya no sirve. Ya no responde a la realidad en esta etapa evolutiva de la conciencia humana. El mundo ha evolucionado, la conciencia humana ha evolucionado increíblemente en estos últimos 60 años. Y, como su costumbre, la iglesia llega tarde y con la respiración entrecortada.
El método “ver, juzgar, actuar” responde a una visión del mundo, a una cosmovisión en términos técnicos. Esencialmente responde a la visión antropocéntrica de la modernidad (con su fe ciega en la razón y en el progreso) y a la visión mecanicista de la física de Newton. Estas visiones colapsaron, aunque quedan rastros, secuelas, nostalgias.
La cosmovisión nueva –esta nueva etapa evolutiva– tienen otros y fundamentales ejes que no podemos dejar de lado.
Esencialmente:
- La dimensión espiritual del ser humano y de lo real es central. Por eso la búsqueda de espiritualidad de nuestros tiempos.
- Una espiritualidad integral. El ser humano no es el centro del universo, es parte del universo. Desde ahí la visión holística del saber y la importancia de todo lo eco.
- La unidad. Hay una raíz común que podemos llamar “Vida”. Nos sentimos parte de un Todo. El anhelo de unidad anima a muchas búsquedas.
- La física cuántica revolucionó la visión científica. Hay que tenerla en cuenta.
A partir de estos ejes propongo el método teológico-pastoral del “observar, callar, fluir”.
El “ver” nunca es objetivo. Esta es la primera gran falla del viejo método. Estamos adentro del sistema, adentro del Universo. Más aún: somos el universo expresándose en diferentes y maravillosas formas. “Afuera” en sentido estricto, no hay nada. Lo que veo me está viendo: los místicos, que precedieron la física cuántica, siempre lo supieron. En palabras del Maestro Eckhart: “el ojo con el cual veo a Dios es el mismo ojo con el que me ve”.
Nuestro “ver” entonces nunca es objetivo, sino siempre “interpretación”. Tomar conciencia de esto es, por supuesto, un gran y decisivo paso. A la realidad no llegamos interpretando, sino observando. Por eso el primer paso del nuevo método es observar.
La observación es neutral, porque es observación libre de interpretación y apegos afectivos y emocionales. Observamos desde un lugar de conciencia más allá de lo mental.
Obviamente es un aprendizaje y un ejercicio: aprender a observar así no es automático. Se observa “sin pensar”: el pensamiento siempre interpreta y juzga. La observación pura es también pura aceptación y puro amor. Por eso el segundo paso del nuevo método es callar.
No juzgamos más la realidad –lo que hemos observado desde más allá del pensamiento– sino que callamos. Entramos en el silencio creador. Desde el silencio contemplamos, aceptamos, amamos.
La mente –pensamientos, sentimientos, emociones– siempre juzga pero sus criterios son tremendamente condicionados y limitados. Por eso siempre se distorsiona la realidad y, en el fondo, no vemos la realidad, sino vemos nuestra interpretación de la misma a partir de nuestras opiniones, heridas afectivas y deseos egoístas o superficiales.
Callamos: el silencio nos introduce en el mundo de la gratuidad y la aceptación. La realidad es un don, siempre un don. La Vida siempre es un regalo: también con su cuota de dolor o incomprensión.
Callamos y el silencio nos hace descubrir un lugar más profundo y más real de lo que la mente nos muestra. Es el lugar del Ser, el lugar sin-lugar de pura vida donde todo está surgiendo sin etiquetas, sin partidos, sin divisiones. El silencio nos abre las puertas al verdadero amor: aceptación incondicional e incondicionada de todo lo que es.
Desde la pura observación y la práctica del silencio aprendemos a fluir.
Se fluye con la Vida, porque nos descubrimos UNO con esa misma Vida. Se fluye porque se ama, se ama porque se fluye. Descubriendo la bondad radical de la Vida surge la confianza. Confianza que se convierte en la postura básica y esencial frente a la Vida. Confiando, solo podemos fluir.
Fluir es decir que “si” a la Vida que se manifiesta y expresa asombrosa y maravillosamente en este preciso instante.
El fluir no es en absoluto resignación. La resignación no tiene nada que ver con la aceptación y el verdadero fluir. Resignarse es de cobardes, aceptar es de valientes. Entonces comprendemos que el verdadero fluir con la Vida es la única revolución necesaria y que solo el fluir es realmente transformador.
Se terminan las estériles luchas “en contra de o a favor de”: la lucha es siempre expresión de miedo y de no aceptación de la Vida. A menudo surge de nuestra interioridad herida y no-amada.
Desde el fluir con la Vida surge la acción correcta y necesaria en este preciso instante. El método que propongo –“observar, callar, fluir”– es sin duda un método místico que hunde su raíz en el ser. No va en contra del actuar y de la acción, sino que busca una sabiduría mayor. Sabiduría que viene del alinearse con la Vida. En el caducado método del “ver, juzgar, actuar”, el actuar en el fondo nacía del razonar/pensar, por cuanto seriamente se hacía uso de dicha herramienta.
En mi propuesta el actuar surge desde más allá, desde el lugar siempre sano del ser humano. En sentido estricto es más un dejar actuar que un actuar. Soltamos el ego y nos convertimos en cauces por donde la Vida/Dios actúa. ¡Qué liberación! ¡La única y auténtica liberación!
Entonces el fluir es dejar actuar, dejar que la Vida te traspase, te viva, se viva y vivifique. Por eso que solo el fluir con la Vida, paradójicamente, transforma la realidad. Porque solo la Vida trasforma y ella solo sabe modos y tiempos.
Fluir con la Vida entonces no es ser cómplices de las injusticias y el egoísmo humano. Injusticias y egoísmo son justamente la resistencia al fluir. Injusticias y egoísmos surgen del ego (la mente no observada o la identificación con la mente), de la creencia que simple y solamente somos mente. Solo el silencio disuelve el ego y permite un actuar más sabio.
La Vida auténtica no conoce injusticia y egoísmo. La ley que rige el Universo es la ley del Amor, bien lo sabemos. Pero el Amor es desposesión y entrega, es perder lo que creemos ser –nuestro pequeño e ilusorio “yo”– para perdernos en el Infinito mar del Amor, nuestra verdadera y común esencia.
Esta desposesión causa terror y el hombre se resiste al morir del “yo”: esto engendra egoísmo e injusticias. De otra manera: resistencia. Fluir una y otra vez es el aprendizaje del Amor, el aprendizaje del Ser y de ser. Este fluir sereno y calmo que es Dios mismo, solo puede surgir desde el observar y el callar.
Estoy convencido que la aplicación de este método teológico-pastoral en todos los campos de la vida de la iglesia y de la sociedad dará abundante frutos y nos abrirá a nuevos descubrimientos.
Habrá que aprender con paciencia a aplicarlo en los distintos campos y dimensiones de la vida. Sin duda necesitará ser pulido y ser encarnado. Habrá que encontrar símbolos y lenguajes para su aplicación en las distintas culturas y áreas existenciales.
Pero el eje está. El camino está trazado. El Espíritu, la Vida Una, ha soplado (Eclesalia Informativo autoriza y recomienda la difusión de sus artículos, indicando su procedencia).
Hola Jorge, ayer cuando introduje mi último comentario aquí para dar respuesta a tus preguntas, curioseé un poco los diferentes hilos que todavía no había visitado y al detenerme en los últimos comentarios que debatís sobre el tema de la resurrección pensé, sobre todo, leyendo el de Asun, con quien diría que compartimos una misma cosmovisión, que el substrato de su argumentación no era otro que el que aquí sostengo.
El repensar las cosas del que tanto se habla últimamente no tendría lugar sin el hecho científico que nos da este tan amplio margen de realidad, es un plus de realidad antes ignorado.
Si repensar consiste en volver a pensar las cosas habrá que situarlas en un plano distinto al anterior. El tema de la resurrección, por ejemplo, en una comprensión actualizada lo trató Andrés Torres Quiuriga en su libro “Repensar la Resurrección” y desde luego, creo que le fue posible mediante ese contraste de horizontes.
Y para terminar déjame decirte que si el comentario de Asun me atrajo, el de Oscar me repele pues el tiro despectivo empleado apunta por todos lados, dejando intacta, eso sí, su intocable visión orteguiana.
A propósito de la relación que la amiga Olga, hace del tema con el hinduismo, “casualmente” ha venido a mis ojos, un escrito del Baghavad Gita, que trata de este tema del discernimiento y la acción, y sobre como sería mejor realizarlo para tener eficacia, y que no se quede todo solo en ganas y fuegos de artificio.
Para los que no estén muy duchos en estos temas, Krishna es un alter ego del Cristo cristiano, de hecho algunos lo consideran la encarnación anterior a Jesús, del dios humanizado, (o del hombre divinizado, como se prefiera ver), de hacia el 3.000 a.C.
Arjuna, es el arquetipo del humano buscador de la sabiduría. Este podría ser un diálogo entre Jesús y Pedro. Como veis estas inquietudes son muy antiguas, y hay también mucha sabiduría y psicología en el Oriente, y fuera del cristianismo también hay mucha sabiduría.
Lo que pasa es que hay que saber encontrarla dónde está. (No todo vale igual, y no todo chamán indígena es un sabio, y por eso, eso de la multi-versalidad, hay que mirarlo con lupa, para que no te den gato por liebre, y huyamos de Málaga y caigamos en Malagón).
Perdón por el rollo sabatino. Los paréntesis y los resaltados son míos.
El Servicio Bondadoso –Baghavad Gita – Cap. 3
ARJUNA
1 O Krishna, tu habías dicho que el conocimiento es superior a la acción; por qué me pides hacer parte de esta terrible guerra?
2 Tu consejo parece inconsistente. Dame un camino para seguir al dios supremo.
KRISHNA
3 Al comienzo de los tiempos declaré que hay dos caminos para el puro de corazón: jnana yoga, el camino contemplativo de la sabiduría espiritual, y karma yoga, el camino activo del servicio bondadoso.
4 Alguien que se esconde de la acción no alcanza la libertad; nadie puede ganar perfección absteniéndose de trabajar.
5 De hecho, no hay quien descanse incluso por un solo instante; todas las criaturas están impulsadas a la acción por su propia naturaleza.
6 Aquellos que se abstienen de la acción mientras permiten que su mente more en placeres sensoriales no pueden ser llamados aspirantes espirituales sinceros.
7 Pero sobresalen aquellos que controlan sus sentidos a través de la mente, usándola para un servicio bondadoso.
8 Completa tus deberes; la acción es mejor que la inacción. Incluso para mantener tu cuerpo, Arjuna, estás obligado a actuar.
9 La acción egoísta aprisiona el mundo. Actúa bondadosamente, sin ningún pensamiento de lucro personal. […]
17 Pero aquellos que se encuentran con el Ser siempre están satisfechos. Habiendo encontrado la fuente de la dicha y la realización, ya no buscan más la felicidad en el mundo exterior.
18 No tienen nada que ganar o perder por cualquier acción; ni las personas ni las cosas pueden afectar su seguridad.
19 Esmérate constantemente a servir al bienestar del mundo; por devoción al trabajo bondadoso uno obtiene la meta suprema de la vida.
20 Haz tu trabajo con el bienestar de los otros siempre en mente. Fue de esta forma que Janaka obtuvo la perfección; otros también han seguido este camino.
21 Lo que una persona sobresaliente hace, otros tratarán de hacerlo. Los estándares que tales personas crean serán seguidos por el resto del mundo. […] 25 Los ignorantes trabajan por su propio lucro, Arjuna; los sabios trabajan por el bienestar del mundo, sin pensar en ellos mismos.
26 Si te abstienes de trabajar confundirás al ignorante, quienes están absortos en sus acciones. Realiza todo tu trabajo cuidadosamente, guiado por compasión. […]
29 Aquellos que entienden estas verdades no deberían confundir al ignorante.
30 Realizando todas las acciones por bienestar de Él, completamente absorto en el Ser, y sin expectativas, pelea! – pero mantente siempre libre de la fiebre del ego.
31 Aquellos que viven de acuerdo con estas leyes divinas sin quejarse, firmemente establecidos en la fe, son liberados del karma.
32 Aquellos que violan estas leyes, criticando y quejándose, viven completamente engañados, y son la causa de su propio sufrimiento. […]
35 Es mejor esmerarse en tu propio dharma que triunfar en el dharma de alguien más. Nada se pierde jamás siguiendo el dharma propio, pero competir con el dharma de alguien, más engendra miedo e inseguridad. (dharma, puede traducirse por conducta apropiada, virtud, norma de conducta).
ARJUNA
36 ¿Cuál es esta fuerza que nos ata a acciones egoístas, O Krishna? ¿Qué poder es el que nos mueve, incluso en contra de nuestra voluntad, como forzándonos?. (Aquí el humano, se interesa por la psicología del comportamiento humano, por la dinámica de la mente).
KRISHNA
40 El deseo egoísta se encuentra en los sentidos, en la mente y el intelecto, engañándolos y enterrando el entendimiento en el engaño.
41 ¡Lucha con todas tus fuerzas, Arjuna! Controlando tus sentidos, conquista tu enemigo, el destructor del conocimiento y la realización.
42 Los sentidos son mayores que el cuerpo, la mente es superior que los sentidos; encima de la mente está el intelecto, pero encima del intelecto está el Atman.
(Atman sería la “chispa divina”, la sabiduría interior que tenemos en nuestro equipaje natural genético subconsciente, el “Cristo” interior”, que conjuntado con la mente consciente (= el ego), es el Sí mismo de Freud)
43 Conociendo aquello que es supremo, deja que el Atman gobierne el ego. Usa tus brazos poderosos para aniquilar el enemigo feroz que es el deseo egoísta.
Habiendo participado en mis años mozos y no tan mozos, de un grupo de seguidores del Bagwan Shree Rajnesh que después se autodenominó Osho, reconozco la postura del autor del artículo, como la central de este movimiento. Y es una postura que va en contra del afán del mundo occidental de meter la mano en todo creyendo que puede construir mundos, que puede “actuar” cada vez que se le ocurre, en forma impertinente e inmoderada.
Representa la visión de los Beatles cuando cantaban “Let it be” / “Déjalo ser”
El Ver, Juzgar y actuar, el polo opuesto, debería ser expresado como Observar, Discernir, Intervenir/No intervenir, llegando a estar así a medio camino de esta polaridad, que como toda polaridad lo más probable es que la mayoría de las veces se equivoque.
El estado de “fluir” se prestaba para muchos chistes, ya que había empresarios totalmente neuróticos que dejaban su trabajo y sus responsabilidades para irse a “fluir”a algún Ashram local o en la India, donde se permitían todo tipo de libertades amparados en el concepto de que “estaban fluyendo”.
Así “fluyeron” los que sabiendo lo que pasaba con Karadima no actuaron cuando deberían haberlo hecho.
Dicho de otra manera.
A) Ver-juzgar-actuar
B) observar – callar-fluir
1) El paradigma de la física newtoniana
2) El paradigma de la física cuántica
Ambos paradigmas hablan de la inteligencia humana pero desde distintos puntos de vista. En el primer grupo se habla de la inteligencia como facultad y poder de actuación sobre el objeto que ve y juzga. Ha cubierto toda la etapa del racionalismo comprendida desde santo Tomás hasta Hegel y la caída de la metafísica.
El segundo grupo, -observar, callar, fluir- habla, por supuesto, también de la inteligencia pero ya no como facultad que actúa, sino que la inteligencia aquí es el abstracto de la intelección humana como acto no como acción, es decir, como actualidad en ella.
En el primer grupo, la inteligencia queda adscrita en el elemento del “ser” cuya etapa se inicia en Parménides hasta Heidegger, teniendo en cuenta todas las variantes comprendidas en este periodo.
El segundo grupo, la inteligencia queda adscrita en el elemento de la “realidad” y por tanto el ser va a depender ahora de ella. Se desvanece la fórmula tradicional “ser real” y se adopta la de “realidad siendo”. Realidad siendo actual en mi inteligencia.
Realidad en forma contemplativa, en forma de silencio, en forma de amor. Se produce así una inversión de perspectiva
Me ha gustado mucho, también, el comentario de Asun.
Y respecto al comentario de Jorge, aquí no se trata de ver cuál de los dos métodos nos gusta más y de preferir uno al otro, por eso, simplemente por motivos estéticos.
De lo que se trata es de intentar conocer científicamente la dinámica del comportamiento humano. Y una vez conocida esa dinámica, entonces, un método será mas eficaz que el otro, si es coherente con esa dinámica.
El método tradicional, “ver, juzgar, actuar”, se presupone, (porque está en concordancia con la psicología de la época antigua), que es la racionalidad, la mente consciente, el “ego”, (que en sí mismo, ni es bueno ni malo), el que juzga lo percibido, y en consonancia actúa.
El nuevo método, “observar, callar, fluir”, está en concordancia con una visión de la enorme importancia de la mente subconsciente, y por ello, en vez de “ver”, (percibir) la realidad, únicamente en función de nuestra cosmovisión cognitiva, “observa”, intentando captar la realidad también con la intuición subconsciente.
“La imaginación intuitiva ensaya, esboza el primer peldaño de la comprensión, permitiéndonos visualizar o establecer nexos allí donde la realidad necesita puentes para ser cruzada de enigma en enigma”. (Le Corbusier).
Paul Auster: “La realidad no existe si no hay imaginación para verla.”
David Lynch: “La intuición es la integración del intelecto y la emoción, del pensamiento y los sentimientos. Cuando estas dos facultades se fusionan, llegamos a comprender lo que antes nos parecía incomprensible“. (Y las emociones no vienen caídas del cielo. Son fruto de las creencias enraizadas en nuestra parte mental más soterrada).
Luego ya vemos que se conoce mejor la realidad, “observando”, con toda la mente, que solo viendo con la mente consciente.
Y lo mismo podemos decir de la fase creativa de encontrar una socución más adecuada. Primero porque nuestro conocimiento de la situación, será mas perfecto, pero segundo porque la creatividad influye mucho la mente subconsciente.
Dice Antonella Broglia – Blog “Los buenos libros”:
“La idea es que el solo análisis de los datos disponibles nunca llevará a la disrupción necesaria para crear nuevos productos y servicios o modelos de negocio.
Para innovar hay que estar dispuesto a afrontar el misterio, el reto de problemas sin aparente solución, aplicar a ellos un procedimiento heurístico, es decir una hipótesis de como el misterio podría resolverse, y finalmente codificar la solución de forma que sea eficiente su implementación a gran escala.
Una combinación entre intuición y eficiencia. Para realizar este proceso hacen falta personas abiertas y dispuestas a aceptar la intuición y el riesgo, y a abrirse al pensamiento abductivo, no solo al deductivo o inductivo”.
En resumen gente que se permita “fluir”.
Como dice Asun no veo razón alguna para enfrentar un método de vida contra otro o contra todos los demás, pues si alguno de ellos me ayuda a mí, a los que me rodean o próximos y a los demás en general, bienvenido sea a condición de que tengan la dirección adecuada o coherencia con el florecimiento y la expansión del amor, la justicia, la libertad, la paz, … A mí personalmente me viene bien el observar-callar-fluir o algo muy similar quizás no tan reglado, en el tiempo diario que le dedico a la oración y/o meditación, depende. Pienso que el ver-juzgar-actuar esta más ligado a la vida exterior que a la interior, y es más válido para las reuniones de grupo, aunque también se puede interiorizar y prever acciones tras el juicio de lo que hemos visto. Y me gusta mucho también la terna propuesta por Oscar: escuchar-discernir-vivir, es probable que pueda sumarse.
Comparto la opinión de Asun de que el juicio en el ver-juzgar-actuar, puede derivar a culpas y actuar contra los culpables. Ya Jesús prevenía de “no juzguéis …”, y también lo de la viga en el ojo, pero un juicio que no culpabilice ni discrimine, sobre las condiciones, circunstancias y derechos vulnerados, y actuar en consecuencia, es necesario para el desarrollo de la justicia, siempre y cuando no nos metamos en donde nadie nos llama.
El juicio tendrá mayor fuerza si podemos captar relaciones entre los hechos y su interconexión, incluso más al sentirnos incluidos o formando parte de su red. Pero para ello no es imprescindible asociarla a una cosmovisión unitaria del Todo. Cualquier cosmovisión puede establecer interconexiones, también desde mi materialismo-cientista se puede.
En un primer apunte me gustaría saber más sobre lo que hace No abrirse a esta propuesta: ¿El encabezamiento en sí? Del ver-juzgar-actuar al observar-callar-fluir
Siendo en la práctica más bien todo lo contrario,
– observa con atención y calla,
– haz silencio interior,
– y deja que fluya la vida en ti, tras lo cual,
– se cambia el modo de ver y conocer,
– se interioriza y verbaliza de modo no dual, es decir, un No a esto o aquello, a lo negro o lo blanco,
– buscando más los puntos de encuentro que el mero juicio desde un posicionamiento cerrado y marcadamente prejuicioso.
– el actuar viene dado por sí solo, no hay protagonismo ni se busca, es mucho más sencillo e inmediato, se deja que sea el amor a través nuestro y al unísono con la vida que incluye y abraza todo.
Por mis años jóvenes de práctica en los años sesenta del ver-juzgar –actuar, estoy donde estoy ahora y, sin duda, me han ido llevando, en búsqueda constante a lo largo de la vida. Este método en pequeños grupos nos animaba a reflexionar, a ir descubriendo el sentido de la vida y ciertamente fue y es fundamental en Asun.
Pero, en su ausencia, también estaba contaminado:
– De culpa, castigo, pecado y por tanto,
-De “juicio”, discriminación, rechazo a las propias sombras y así también a los otros.
– y facilitaba los voluntarismos con premios al ego en la otra vida.
Y a modo personal, en cierta forma como mujer, todo ello en huida permanente a la realidad de quién soy y a todo lo que es, el Fondo de todo, lo Real, al no sentir y vivir la integración plena en la vida tal como es, en continuo cambio y despliegue de consciencia, de modo coherente y abierto.
En conclusión, no alimentemos al divide y vencerás que tanto daño ha hecho y sabemos por experiencia que es clave y sustento en el mantenimiento de los poderes institucionales incontestables e irrebatibles.
También sabemos, por experiencia, que los métodos que ayudan a ampliar la conciencia funcionan siempre que pueden ser implementados y mejorados, renovables. Lo desechable es lo que no funciona en ellos. Los debilita como herramienta de ayuda y crecimiento en interrelación.
Creo que el peligro en toda práctica y método está en encerrarse a considerarlos como la única herramienta capaz de aproximarse a la verdad y, claro, como siempre, en los que el hombre con los pensamientos-juicios es su centro y altar.
Y no siendo nuestra verdadera identidad, aquello que pensamos ser, nos desconecta de la Realidad, nos aleja de percibir y sentir que todo está interconectado e interactúa en el amor-conexionado- a- la- vida. A toda vida.
Genial.
Que no MªLuisa, la Ciencia no hace metafísica ni tampoco ontología. Le importa un pimiento que sus conceptos sean reales o no, ni tampoco le interesa si sus conceptos están a corta o larga distancia del objeto real que estudian. Y esto se hace más patente aún en la cuántica cuyos conceptos son más bien fluidos, líquidos, extraños, …, incluso en realidad no se sabe si se corresponden o no con entidades reales, lo cual carece de importancia mientras funcionen. Manejan conceptos porque les funcionan, quiero decir que su comportamiento y características medibles, satisfacen lo observado y también los experimentos y pruebas a los que son sometidos, muchos de ellos con aplicación tecnológica. Pero a pesar de su éxito son siempre provisionales, precisamente por que no son entes ontológicamente reales, y al dejar de ser válidos por no satisfacer condiciones experimentales son simplemente abandonados. La Ciencia en sentido estricto no pasa de ser de tipo funcional, de utilidad práctica.
Otra cosa es mi posición materialista-cientista, que supuestamente apoyada en la Ciencia es la responsable de haber desencantado y desacralizado al mundo y al ser humano. Se trata de una posición filosófica, una cosmovisión digamos metafísica. Y en esta posición si que puede caerse en el desprecio a lo subjetivo, en dar por reales los conceptos de la Ciencia, …, y en cierto sentido a forzar un poco las cosas para des-sobrenaturalizar el mundo y el ser humano, potenciando en exceso la razón, que hoy las Neurociencias desmienten. La razón no actúa sola objetivamente, sino que va siempre ligada a lo inconsciente y emocional, desde el inicio de la percepción hasta la elaboración de un constructo explicativo.
Pero esta rebaja de la racionalidad no lleva a rescatar del pasado y a la rehabilitación de una cosmovisión espiritualista. Ni tampoco lleva en mi opinión a una cosmovisión “realista” de corte zubiriano, que se apoya la aprehensión sintiente de las cosas “reales” en cuanto tales, que apunta a una Realidad Metafísica, diferente a la Realidad Física de la Ciencia. Pues si hubiese un método distinto del meticuloso y laborioso método científico, para conocer o captar o percibir o aprehender o …, las cosas reales en cuanto tales, los científicos estamos perdiendo el tiempo o peor aún equivocados.
Qué sí, Jorge, que estoy plenamente de acuerdo en que la ciencia no hace metafísica, que yo recuerde no lo he dicho en ninguna parte. Sin embargo déjame añadir para que no haya confusiones que tampoco la filosofía actual la hace entendiéndola, claro está, de forma dual como tu la entiendes.
A tu modo,pues, los conceptos de la ciencia responden a nivel fenomenológico de ahí el sentido que tiene que digas que esos conceptos son siempre provisionales ¿cómo no voy a estar de acuerdo con esto? Pero tal cosa ocurre precisamente porque se concibe la realidad en dos planos, en dos zonas, y es cuando aparece lo de siempre: el dualismo.
Además, dices que a la ciencia le importa un pimiento que sus conceptos sean reales. Pero es que los conceptos, conteniendo realidad, nunca son reales por ellos mismos.
Por otra parte, ¿en qué quedamos? el objeto que estudia la ciencia es real según tu expresión, tal vez involuntaria, o ¿estudia una reducción objetivante u objetivadora de la realidad? según te interpreto yo diría que se trata de esto segundo. Por eso al objetivar la realidad con fines útiles y funcionales satisfacen al observador, ¡ojo, al observador! no a lo observado como te leo que dices sin tener en cuenta ni el indeterminismo ni la teoría de la incompletitud.
Dadas pues estas dos teorías queda claro de dónde proviene aquella provisionalidad. Tú se la atribuyes al carácter caprichoso del observador en cambio todo parece indicar que esa provisionalidad es debida al carácter abierto y dinámico de la realidad.
Si en ciencia se buscase el carácter funcional de la realidad en lugar de hacerla funcionar en beneficio propio su estructura nos descubriría infinidad de campos.
¿Qué pasión metafísica tenéis los filósofos! El hecho a nivel cuántico de la dependencia observador-observado, la incertidumbre en la determinación de la posición y el momento de una partícula, la incompletud de un sistema matemático cualquiera que sea, …, te lleva a una propuesta metafísica: que la realidad es abierta y dinámica, algo que no es ciencia sino metafísica. Bien estás en tu derecho de hacer metafísica zubiriana como yo la hago con la meterialista-cientista. Y esta metafísica que he adoptado, no está anclada en el pasado en la Física de Newton ni en la cuasalidad determinista, por el contrario es que es cientista lo cual obliga a ir pegado a la ciencia lo más actualizada posible, y por ello no puede prescindir en absoluto de la cuántica, de la incertidumbre, de la dependencia observador-observado, de la teoría de campos y cuerdas, … Es cierto que pensamos que ahora estamos mucho más cerca de la realidad que en el pasado, por la exactitud de las mediciones y la previsión de los fenómenos, pero no tan cerca como para proponer cualidades metafísicas de la realidad como tú haces. De lo que estamos suficientemente más seguros es que la realidad funciona bastante bien sin propuestas sobrenaturales.
No, Jorge, perdona, yo no soy filosofa yo me he visto obligada a meterme en estos berengenales para defender lo más sagrado de la persona, su dignidad y poder mantener fiel a ella mi conciencia. Pero vayamos al grano.
Claro, lo primero que viene a la mente cuando alguien saca el tema de la realidad enseguida se piensa en la metafísica. De ello no me haría ningún problema si la metafísica a la que se alude no fuese la clásica ultra-física. Pero me temo que es a ésta a la que tu te refieres, dado que si para afirmarte en la fe no te sirve la ciencia llevada al extremo donde allí sería aquella y no tu la que te saldría al encuentro, entonces todo me hace pensar que es esta misma metafísica la que me endosas a mí. Y no, no se trata de nada que tenga que ver con lo sobrenatural, es decir, con lo ultra-físico como te decía antes. La metafísica en términos cuánticos ha de ser una metafísica realmente intramundana, es decir, realizada dentro del mundo. Por eso es tan importante partir del hecho mismo de cómo los humanos nos enfrentamos con las cosas. ¿Nos enfrentamos a ellas juzgándolas o comprendiéndolas?
Creo que por fin entiendo de qué realidad hablas. ¿Te refieres a la realidad humana, en el modo en el que nos enfrentamos o nos incluimos en la realidad de las cosas tal cual son? Y para “nuestra” realidad, pues puedo entender que accedemos a ella de modo inmediato mediante lo que denominas aprehensión sintiente, que es anterior a cualquier constructo que nos hagamos de ella.
Pero la relación de “nuestra” realidad humana con respecto al contenido de la realidad física que describen las ciencias experimentales, hay aún un hiato que las Neurociencias no terminan de aclarar. Y aquí caben muchas hipótesis y cuanto más imaginativas y creativas mejor, para ver si alguna de ellas da algún avance hacia la solución del problema. Y es que la realidad humana debe ajustarse a los conocimientos que tenemos de la realidad física, y esto no es nada simple cuando hay que incluir en ella el nivel cuántico. Hacerlo de un modo tan grosero para mí como es la espiritualidad cuántica, o por campos múltiples sacados de no se sabe dónde, …, me parece que de este modo no avanzamos nada, sino que al contrario retrocedemos a tiempos ancestrales, anteriores a la revolución científica moderna con cosmovisiones obsoletas.
Exacto, Jorge! Nos vamos acercando…pero…, ¡siempre hay un pero! Y aquí lo encuentro en la formulación misma de tu pregunta a la que desearía hacer alguna consideración.
Lo fundamental con respecto al conocimiento está en otorgarle a ese concepto de “aprehensión” la máxima importancia después que en filosofía, sin escrúpulo alguno distintos conceptos hayan pasado por encima de ella. Por ejemplo, la percepción, la intuición, la desvelación, etc., cuando en todos ellos el contenido es ya una construcción.
Independientemente de mi intento minucioso ahora en explicarte a continuación, la problemática que encierra ese momento aprehensivo dentro del conocimiento humano, movida precisamente por este hallazgo tuyo que nos acerca, debo decirte que este problema fue estudiado por diversos autores a principio del pasado siglo. Uno de ellos fue Merleau – Ponty quien le dedicó todo un libro sobre el cuestionamiento de sí el lugar preferencial del conocimiento humano estaba en la percepción o había un momento anterior a ella. Libro cuyo interés me atrapó también, sin embargo como tu sabes el que cayó en mis manos en formato de tres volúmenes fue el de la trilogía zubiriana.
Pues bien,he empleado antes el témino de minuciosidad para explicarme, por eso te pido disculpas si me hago un poco pesada pero considero que es muy importante detenerse en ciertos puntos fundamentalmente cruciales para que los pasos siguientes no descarrilen para la comprensión última de la idea, hecho que ha sucedido a muchos estudiosos de Zubiri.
Veamos, dices al comenzar tu comentario…bueno más bien me preguntas ¿Te refieres a la realidad humana, en el modo en el que nos enfrentamos o nos incluimos en la realidad de las cosas tal cual son? Aquí la consideración de la que hablaba al principio consiste en que para este enfrentamiento no es necesario, como dices, llevar a cabo ninguna “inclusión”. Recuerda en que, cuando el argumento me lo permite hago aquella distinción entre concebir el Todo como conjunto o concebirlo mediante no una relación de las cosas entre ellas (relatividad) sino como siendo previamente entre ellas respectivas unas a otras que es lo que hace que luego puedan ser relacionadas desde fuera.
Por tanto, aquella inclusión que tu ves como necesaria ya no lo es porque ya se está cosmológicamente en la realidad física, sólo falta pensarla (momento de razón) mundanalmente. Si no fuera así ya no nos daría esta inmediatez que tu mismo reconoces propio de la Aprehensión.
No obstante aquí es necesaria otra consideración porque no es como tu dices aprehensión “sin”tiente, sino “sen”tiente. ¿Es esto una sutileza? En absoluto, aquí se halla el quid de la cuestión.
Lo que hace que esta aprehensión sea intelectiva y no meramente sensible es que en ella hay un componente de alteridad (quizás ahí pueda darse aquel hiato) por esto hay que evitar toda intención causal, es decir, si la aprehensión recayera en la cosa y no en su realidad sí que produciría sólo un efecto, al que como decía el otro día yo misma, cabría ahí sólo una reacción, es decir, la tipificada en la expresión “acción-reacción”. Pero al enfrentarnos no con la cosa sino con su realidad, entonces aquel efecto ya no es tal, revierte en ser aquel momento patentizador, digámoslo así, en el que la realidad con su modo de afectarnos, a la vez, se nos hace patente.
Esto que parece tratarse sólo de una teoría, en realidad no lo es porque cualquiera de nosotro/as podemos hacer esta experiencia en el transcurso de nuestra vida y extrapolarla, como no, en otras temáticas de ella.
En la segunda parte de tu comentario vuelves a referirte a la “inclusión” que a mi modo de ver se debe a que tienes en el horizonte la perspectiva de dos zonas de realidades y entonces es cuando te sale al encuentro esta necesidad de incluir una en la otra.
De todo lo explicado puedes comprender por qué encontré insuficiente el artículo. Precisamente esa insuficiencia es la que te hace considerar este modo tan grosero que dices de hacer depender la espiritualidad de la física cuántica cuando habría que contemplarse en sentido inverso…en fin si precisas alguna aclaración aquí me tienes.
Le diría a Jorge que, ciertamente, renunciar a lo que la ciencia dice sería renunciar a algo que hoy por hoy es admitido como una conquista definitiva. Lo que sucede es que la ciencia ha soslayado lo que al fin y al cabo es el fundamento de todo saber real.
En efecto, la propuesta presentada aquí en este artículo recoge mucho de la espiritualidad antigua pero lo que de nuevo tiene es que parte de un nuevo concepto de naturaleza física en donde, si bien en la antigua, se prescindió de lo sensorial y se fue directamente a lo racional, en la física actual ambos ordenes confluyen en formar una unidad.
En mi opinión esto es lo que pretende dar a entender el autor. Aunque, como ya dije ayer su modo de plantear la cuestión no me convence, creo que le falta rigor, pero comprendo lo necesario que se hace, para cualquier espíritu inquieto hallar, a estas alturas, una salida alternativa.
La ciencia ha prescindido siempre del orden sensorial por ser subjetivo y ha introducido entre éste y el racional el salto hacia los conceptos: el concepto me dice lo que la cosa es. La realidad del sol, por ejemplo es lo que de el sol me dicen los conceptos de astronomía. Sin embargo habrá que admitir que la astronomía no es ciencia de los conceptos del sol sino ciencia del sol.
De ahí que sea insostenible la correspondencia entre los conceptos y lo sentido si lo sentido para la ciencia es, como decía, meramente subjetivo. ¿Pero es esto realmente así?
El salto cualitativo para la ciencia no es tal no porque desde la filosofía se pretenda identificarlo con las propiedades de la cosa sentida. No hay tal identificación sin embargo lo sentido no deja de ser real porque lo sea solamente en la percepción. Por eso ayer puse el ejemplo del órgano visual. Entre el ver y el mirar hay un salto cualitativo pero dado no como venido de fuera, sino desde dentro, es decir, “en” la percepción de “lo” sentido mismo.
Es esto lo que la ciencia no admite. Y si es así, entonces no es de extrañar que con respecto a Dios se recurra a la concepción sobrenatural de su realidad desde los usos conceptuales establecidos eclesial y tradicionalmente. En ambas cosmovisiones se produce el dichoso “salto” pero no cualitativo sino conceptual en un caso y sobrenatural en el otro.
¿Fórmula? Hay fórmulas para vivir?
Uno de los primeros jaleos que tuve con mi profesora de física en el bachillerato, en el colegio, fue cuando, aburrida, leí despacio la definición de gas ideal: es aquel que cumple perfectamente las leyes de Boyle y mariotte y de Gay-Lussac. No existen en la realidad.
Menudo rebote me cogí . ¿Cómo que no se cumplen las leyes de los gases? Ahí empezó el jaleo. No vea la de problemicas del señor que teníamos que resolver con aproximación hasta la centésima y por supuesto ni se habían inventado las calculadoras aquellas pequeñicas. ¿ y no se cumplían del todo?
No se fíe de fórmulas. Las fórmulas son ciertas hasta que no se demuestra lo contrario. En matemáticas, aún, porque son pura entelequia, pero en todo lo demás…
Y ya en estas cosas…
Espero que no se enfaden, al menos no tanto como aquel ser. Uf.
Un saludo cordial.
Hola!
A mi me gustaría la siguiente formulita:
“Vivir escuchando y discerniendo”
o algo parecido
No entiendo.
No se puede ver, observar, escuchar, callar a ratitos, discernir, actuar, fluir y vivir? Sobre todo vivir…
Lo de juzgar no me gusta, pero quién se crea capaz, adelante.
Es que a veces lo complican demasiado, no sé…
Un saludo cordial.
Hola!
Del Ver–Juzgar–Actuar
Al Observar–Callar–Fluir
……………………………………..
Ok!
Don Pancho parece sorprendernos con otra tríada:
ESCUCHAR – DISCERNIR – VIVIR
No estará nada mal la in-novación ¿no?
¡¡¡Me encanta!!!
¡Discernir! Cuan importante para la vida.
Ahora a ponerla en marcha.
¡Gracias amigo!
pili
Leyendo los comentarios a este art.
Parece que desde el, se puede encontrar al enemigo contra el que que hay que ¡actuar! porque de lo contrario, va a tirar por tierra todo lo anterior.
Mi formación primaria, la recibí de mis padres, luego en colegios, en A.C. donde estaba preparándome como propagandista, y recorrí alguna que otra opción… pero mi foco fundamental estaba:
“En conocer cada vez con más ahínco a Jesús”
Y fui una privilegiada… primero mi familia, y a tantas personas de diferentes lugares y opciones de vida, que me fueron ayudando, todas ellas relacionadas con el seguimiento de Jesús.
Y sigo en ello, y no encuentro en este art, nada que anule todo lo vivido en mi larga vida, voy a por los 78… y no me canso de buscarle.
A mí no me produce rechazo, ni estudio todo lo que nos comparte en profundidad; pero encuentro en el, algo que me estimula y me empuja… quizá sea, que ahora… bueno hace algún tiempo, el hacer… se ha convertido en un silencio interior ya practicado por años… ¡ah!
Precisamente para un mayor conocimiento personal, y he dejado la lucha cuerpo a cuerpo, para personas más jóvenes, que ya nada tienen que “aprender” de mí, lo que pudo servir (si sirvió) ya pasó.
Ahora, necesito reposar, prepararme para marchar en paz y gozo por tanto recibido.
No sé, no comprendo tanta negación, ante un art. que cada cual puede acoger o dejar si no le gusta, no le va, o contradice todo lo anterior.
Para mí, en nada contradice, porque cada día aprendo nuevas “cosas” y tomo aquellas que me dan paz, armonía, serenidad.
Lo pasado pasado está, y abro los ojos cada día, a lo que me puede hacer bien, o darme una nueva capacidad de mirar cuanto me rodea.
Hay muchas cuestiones que aprendí, que hoy, no me interesan para nada; y sigo con los ojos abiertos a cuanto me va llegando, sin que eso me produzca rechazo ni condena; si me va… adelante, si está en contra del Proyecto de Jesús, lo dejo pasar.
Y en el Proyecto de Jesús, hay miles de caminos, que todos ellos nos llevaran al mismo fin para el que fue sembrado.
Como siempre digo:
Esto es solamente mi manera de… mirar, ver u observar… cada cual tiene que recoger el suyo y procurar ser al menos, comprensivo con las demás personas que piensen diferente.
Abrazos entrañables.
mª pilar
De acuerdo con Alberto.
Y añadiré u matiz, que creo compartirá conmigo: en ese proceso y ejemplo que pone de ver , juzgar y actuar (que culmina curando al herido ) uno mismo se va transformando
Durante cinco años seguidos, en reuniones semanales de al menos una hora (salvo los meses de verano) practiqué el ver juzgar y actuar en grupo de unas cinco o seis personas.
Mi transformación personal (interna y externa) en ese período fue fundamental en mi vida.
He sido formado desde mi adolescencia en la JOC en la revisión de vida y en ver, juzgar y actuar. Me ha servido siempre y tengo muchos años y continúo practicándolo. Si yo fuera el asaltado en el camino de bajada de Jerusalén, preferiría que alguien me viera a que alguien me observara; que alguien juzgara que no debería seguir herido y solo; que alguien me echara vino en las heridas, me vendara y me subiera a lomos de su cabalgadura. Es probable que no comprenda al amigo oblato uruguayo. Pero si entiendo el ver, juzgar y actuar del viejo samaritano.
La propuesta de espiritualidad de S.Cartabia se podría calificar de muchas maneras pero lo que no cabe es hacerlo como NUEVA, pues de nueva nada de nada. Tiene su raíz en las espiritualidades del mundo antiguo más ancestrales. Y me llama la atención que presente una cosmovisión NUEVA, que de nueva nada de nada, tras el nuevo paradigma relativista y cuántico de la Ciencia, no como lo que es, sino como un salto al pasado sin vergüenza alguna y falsamente, poniendo entre paréntesis el Modernismo y la Ilustración, como la cosmovisión malvada a derribar, pues por ella se ha desencantado y desacralizado al mundo y al ser humano, que entiende sin espíritus, sin lo sobrenatural, sin alma o chispa divina, sin milagros, sin magias… Claro esto no les gusta y simplemente la eliminan como si de un error se tratase.
Se afirma que nosotros los materialistas-cientificistas tenemos unas lentes reduccionistas por donde observamos las cosas lo cual nos aleja de la realidad. Sin duda es así, pero este reduccionismo, que reconocemos, nos ha permitido desarrollar una tecnología de avance acelerado, que nos ha y está proporcionando un salto considerable en la calidad de vida, sin precedentes en la historia.
Lo malo es que esta visión reduccionista se la compara con la visión supuestamente mas amplia de una espiritualidad ancestral, de la cual dicen que aumenta el grado de conciencia para percibir la realidad tal cual es sin lentes. ¿Sin lentes? ¿no es una lente observar con sentido místico? Miren ustedes, por sus frutos los conoceréis. ¿Cuáles son los grandes logros alcanzados por un alto grado de espiritualidad ancestral, al CONOCER la realidad tal cual es? ¿Acaso la espiritualidad que ha desarrollado el Oriente, ha avanzado sus sociedades perceptiblemente, tanto que están en un grado superior de evolución humana?
En mi opinión, los beneficios de esa espiritualidad no sobrepasan el nivel de la persona. El fluir del Todo, la unidad del océano de Amor, …, no pasa del ámbito personal, del sentirse bien, en equilibrio y armonía, con respecto a los demás y al entorno. Y esto está bien, nos carga las pilas. Pero tratar de montar una cosmovisión alternativa a la científica-tecnológica y enfrentada a la materialista-cientista con estos presupuestos, lo encuentro un grave retroceso de nuestra evolución, una añoranza del pasado de un mundo encantado y sagrado, que en mi opinión, tiene muy pocas expectativas de regresar.
Si esta nueva cosmovisión es portadora de ese elemento nuevo de espiritualidad del que habla el autor y reconoce así mismo que el ser humano es parte integrante del Universo, es más, dice, estamos dentro de él afuera no hay nada, entonces, hablando en esos términos, no será pues, como siempre recuerdo, que, en donde estamos es en la realidad? y de lo que se trataría en cuanto humanos es “saber” estar en ella. Así de sencillo, sabiendo de ella, saboreándola.
Estamos en ella sintiéndola cósmicamente junto con otros seres vivos pero también, además, intelectivamente de forma real y es en ese saber mismo de ella en donde reside la espiritualidad fuente de vida y de sabor, es decir de conocimiento.
Y hablando de conocimiento, al método que propone el autor “observar, callar, fluir” contraponiéndolo al método “ver, juzgar, actuar” de la antigua cosmovisión, propongo un análisis somero de dichos procedimientos elementales.
Parecería como que el “ver” carece de un componente al que le es propio al hecho mismo de “observar”.
Quien observa dirige su mirada “hacia”… más que un mero ver es un mirar a… Por eso me extraña que el autor no considere la objetividad que conlleva el “ver”.
El ver es un cerrarse al órgano visual. En cambio el mirar, el observar, siempre es un obertura a algo, en el caso que nos ocupa, ese algo es la realidad.
En perspectiva cuántica no se sale de la realidad misma y por tanto no hay un allende al que juzgar.
Ahora con esta realidad sentida intelectivamente en el mirar, aquel juicio no tiene razón de ser pero tampoco se impone el callar pues el decir humano tiene muchas posibilidades de expresión.
Lo que me resulta extraño es que el autor en ese último eslabón de sus triadas metódicas que es el “actuar” en la primera y “fluir” en la segunda las confunde de manera que la conclusión con la que termina el método que él dice ya superado, es a mi modo de ver la conclusión que le correspondería a la segunda cosmovisión propuesta.
¿Por qué? Porque el “ver” y el “juzgar” que ha sido lo propio del antropocentrismo como él mismo en su artículo señala y que más arriba yo misma he anotado algunas de sus características no ha actuado responsablemente sino reaccionariamente. Lo propio de la responsabilidad no nos lo da la objetividad sino el objeto real que nos da, que hace posible el hecho mismo de mirar, de observar si se quiere, momentos ambos en donde fluye la realidad. En cualquier caso es el planteamiento lo que me parece insuficiente.
El silencio, es para escuchar la voz interior que tenemos. La cuestión es si confiamos en nuestro instinto personal, porque si no confiamos, debemos agarrarnos a las reglas establecidas por otros.
Claro es que para poder confiar en nuestro instinto, (nuestra voz interior, nuestra “chispa” divina, nuestro atman, nuestro daimon), hay que previamente depurar nuestro sistema cognitivo, y sanear nuestro equilibrio psicológico.
Y luego, estar atento, eliminando estorbos y distracciones, para dejar fluir la voz interior.
Esta voz interior es un manantial de agua pura. Pero para que salga agua pura, hay que eliminar impurezas y suciedades en nuestra garrafa, y hay que quitar las cosas que taponen el manantial. Y luego y sobre todo, hay que arrimar la garrafa al caño del agua.
Es un proceso que ocupa toda la vida, y por eso nunca se consigue del todo. Pero al menos hay que saber lo que hay que hacer, para ir acercándose poco a poco al ideal.
Ok
El silencio es para reflexionar y oír el trocito de Dios que llevamos dentro. Me conformo con intentar ser una buena persona, aunque no siempre lo consigo. Luego reflexionó y me entra un mal humor…
Gracias
Un saludo cordial
Pero luego hablo , pero muchísimo. Y hala, a equivocarme otra vez… pero es que si no,es todo tan,tan aburrido…
Y además, a veces el silencio es de cobardes. Cuando he guardado silencio en algún momento en el que creo que he debido hablar,uf. Ahí sí que me arrepiento.
No termino de entender el texto.
No entiendo lo de callar. Solamente para reflexionar? Porque creo que el silencio es demoledor, a no ser que sea para reflexionar.
Me gusta lo de fluir: se agua.
Pero no he entendido bien.
Un saludo cordial
Creo que observar y callar significar ver y juzgar adecuadamente. Fluir parece oponerse a actuar, pero en realidad se explica como actuar teniendo en cuenta y confiando en el generoso fluir de la vida y del amor. Lo que propone este articulo es el ideal. Lo que prope el metodo aqui criticado se ajusta mas a la realidad que vivimos, en la que los intereses particulares nos impiden percibir (observar) el fluir del amor. Creos que los que esten mas cerca del ideal pueden aplicar lo del fluir. Los demas podemos insistir en uno u otro metodo segun las circunstancias.
Ver se puede traducir por Observar.
Callar por reflexionar .
Al reflexionar surgen criterios sobre lo observado, con los criterios se formulan juicios (que no es juzgar en sentido peyorativo); pero con los criterios sopeso mi papel sobre lo observado.
Sopesar se puede traducir por juzgar (por eso la balanza)
Fluir quiere decir vivir, seguir viviendo.
Pero tras la observación y el callar, ya no se sigue fluyendo (viviendo) como antes.
La observación y el silencio reflexivo son transformadores de la propia persona que observa, calla y reflexiona.
Por eso el fluir se va transformado con el método, que no es un método “matemático“, ni “automático”, y ni siquiera es “un método“; sino un observar en compañía, un callar y reflexionar en compañía un fluir, vivir, actuar , en compañía.
Todo ello unido a una advertencia de Francisco, que he leído recientemente, no hacer proselitismo.
Añado: mostrar cada uno lo que es o lo que tiene y respetar y valorar lo que otros sean o tengan, aunque sea muy distinto de lo propio. Y fluir, vivir el día a día buscando lo mejor de lo posible.
“La Vida auténtica no conoce injusticia y egoísmo. La ley que rige el Universo es la ley del Amor, bien lo sabemos. Pero el Amor es desposesión y entrega, es perder lo que creemos ser –nuestro pequeño e ilusorio “yo”– para perdernos en el Infinito mar del Amor, nuestra verdadera y común esencia.
Esta desposesión causa terror y el hombre se resiste al morir del “yo”: esto engendra egoísmo e injusticias.”
Descrito así, creo que efectivamente causara rechazo en quien lea esto. De eso de “desposeerse del ego”. Nada, por favor. El ego hasta ahora nos ha sido necesario en nuestro viaje evolutivo. Y con el trabajo espiritual, no muere el ego. Es trascendido en una octava de consciencia mas amplia, pero queda integrado en nosotros. No somos -sin ego- somos -mas que ego-.
Por otro lado. Quiero decir que la Iluminación, el Nirvana, Moksa, Satori incluso la gnóstica Resurrección etc. todo esto es asimilable al mas profundo despertar de la persona, Y que con este despertar, salimos definitivamente del mundo de sombras. Recordad lo de la caverna de Platon.
Otra cosa. No necesariamente será como pienso. Pero parece que el autor esté describiendo la practica Zen. Observar la mente desde una posición imaginaria neutral, sin juzgar. Esto nos lleva a un ascenso en el nivel de consciencia. y esto. Ademas de hacernos felices porque erradicamos no el dolor pero si el sufrimiento, tiene efectos prácticos para los demás. Porque desde el sentimiento, aprendemos a amar hasta a nuestros enemigos. Integramos la afinidad en nosotros, pero también el rechazo al otro. (Ni que sea el mismo demonio.) Al amar a todo y todos, aceptamos, ya no tenemos rechazo y miedo.
Tenemos dos opciones en la vida. Miedo o amor. si vibramos en el amor. Adiós miedo.
Como el Sol. Calentaremos e iluminaremos la vida toda. Creación del Gran Misterio.
Me dejaba en el tintero lo siguiente: En el fluir con la vida, no pueden existir condicionantes mentales. ¿Como fluyes ajustándote literalmente a lo escrito hace 2000 años?.
Perdón por ser la nota discrepante, pero yo estoy muy a favor de este artículo. Aunque por otra parte no me extraña su rechazo, porque está escrito desde la otra orilla del momento cultural común actual.
Las dos orillas del mundo cultural contrapuestas, son por una parte, una continuidad del eje ilustración-modernidad fundamentalmente racionalista y economicista, y por la otra, una postmodernidad abierta a los últimos cien años de psicología moderna y profunda, con una visión del protagonismo de la mente subconsciente como algo fundamental en la naturaleza y la vida humana.
Se podrían denominar, una visión existencialista, confuciana y antigua de la vida, frente a una visión transpersonal, taoísta, ultramoderna y si se me apura “new age”, de la rama buena. (Lo que sobra en esta visión son las apelaciones a la física cuántica, que no vienen a cuento, y solo distraen la atención del personal).
Yo comprendo que muchos que siguen viviendo en sus conventículos y círculos académicos parroquianos-vaticanos y/o materialistas/marxistas, ignoran ese enorme iceberg, que se acerca, y cada vez es mayor, de una nueva espiritualidad laica, y vivencial.
Y para ellos figuras como Ken Wilber, Maslow, Grof, Jung o Hillman, son cuasi desconocidos, lo que es como si alguien desconoce mínimamente a San Agustín o Santo Tomás de Aquino.
Pero cada vez son más. Porque el viento de la historia sopla sus velas. (Y mientras se echa encima lo nuevo a toda velocidad, nosotros discutiendo que si teologías cebuches o germánica).
Aunque este enfrentamiento es muy visible para el que quiera ver, este enfrentamiento proviene de muy antiguo: es el enfrentamiento entre la espiritualidad clásica esforzada de ascetismo y rezos y que culminó con el jesuitismo, con su contemplación activa, frente a la espiritualidad de la contemplación pasiva de una teología negativa, o apofática, abandonista en Dios, y si se me apura hasta iluminada.
Incluso la controversia Agustín-Pelagio, va por ahí. Agustín pensando que el humano en sí no puede mejorar por sí mismo, y Pelagio, defendiendo que Dios nos colocó en la mente, un “alma”-daimon, (chispa de Él), con la que nos podemos guiar en nuestro proceso evolutivo personal.
Estirando mas en la historia, proviene de la grave crisis que en los primeros siglos del cristianismo, se dio ante la profusión de fenómenos carismáticos, con multitud de videntes y de revelaciones particulares. La Iglesia-organización pronto vió el grave peligro de dispersión doctrinal y de merma de autoridad de sus mandos-obispos y presbíteros, y lo cortó de raíz.
(Y ya la parodia ha llegado al límite con los carismáticos actuales, que son el oximorón completo, (la contradicción completa: unos carismáticos bien amordazaditos para que no se desmanden).
Naturalmente todo mal realizado es rechazable. Como dice Daniel Beresniak: “El racionalismo degenera en un positivismo estrecho, limitado y sectario. Por su parte, el impulso místico mal dirigido conduce a un esoterismo (y un gnosticismo), de pacotilla”.
Las diferencias entre ambas orillas, están en las modernas teorías psicológicas que inciden en el “ver” y en el “juzgar”.
Hoy día sabemos que nuestra percepción de la realidad, si únicamente utilizamos la razón egoica, viene tamizada y teñida por el color de los cristales de nuestra cosmovisión personal. Y si como es normal, tenemos bastantes errores cognitivos, nuestra percepción, ya viene contaminada por ellos.
Y luego esa mirada perceptiva, ya contaminada de origen, la acabamos de rematar en la fase de juicio. Porque ¿en función de qué criterio la enjuiciamos?.
Porque la enjuiciamos en función de nuestra cosmovisión moral personal, o peor aún en función de la ideología cultural o religiosa, que hemos asumido culturalmente en nuestro proceso formativo. En ambos casos proviene cargada de sesgos y errores, en unos casos propios y en el otro, ajenos. Desastre total.
Alguien tan poco pío como Sócrates, al que le acusaron de incitar a la impiedad a los jóvenes, tenía una confianza ciega en su “daimon”: “Nunca me ha dado un mal consejo”.
Y muchos de los místicos, nos aseguraban de que dentro de nosotros tenemos una guía interna, que nos equivocaremos poco, si conectamos con ella, y procuramos al tiempo, sanear nuestras heridas internas, eliminar prejuicios infundados, y todas esas cosas que constituyen el proceso de maduración personal.
Eso es lo que está diciendo Cartabia en su artículo. Silencio y dejar fluir, silencio y poner la oreja, eliminando distracciones y obediencias forzadas, que no nos dejan escuchar.
Hay que tener el valor de confiar en nosotros mismos, en nuestras posibilidades internas y profundas, que no es orgullo, ni soberbia, porque como decía Rumi:
Que locura más espantosa!!! Como puedo “observar” sin ver? Desencarnándome?
Quizá… Porque observar es:
¡¡¡Ver!!!
Sino no tiene sentido.
Observo… viendo… y callo… para ¡¡¡Fluir!!!
Y en ese fluir, hago vida.
Es mi pensar…o quizá no… para todas las personas.
mª pilar
Leyendo con paz y serenidad, sin pensar antes de terminar su lectura..:
¡Siento! Que estoy en un camino quizá… “similar”.
Y me agrada sobre manera; pienso además, que para estar cerca de cuantas personas merodean… es la postura más coherente para ser “útil” en la escucha, la compañía, la aceptación de las personas diferentes.
¡Me ha ilusionado… porque así, no me siento tan en soledad de cuanto me rodea!
Solo hay una cosa, que en mí… puede tener una lectura contradictoria:
Toda persona que conozco, desea vivir cuanto más mejor; a mí me sucede lo contrario… deseo fuertemente que mi caminar llegue cuanto antes a su fin.
El mundo que me rodea… en general… sé, que hay millones de personas extraordinarias… está metido como en un bucle, que nos está llevando a una destrucción de la paz, la concordia,la justicia..:
¡El Amor!
El sencillo y gran Amor humano, en todos los campos, que son innumerables, porque no se puede hablar de amor… solo en pareja.
Quizá, esto que con tanta fuerza siento… sea un contra sentido.
Acabo cada día, haciendo un breve resumen de lo vivido, y creo que ya estoy preparada, dispuesta; y además, no soy la solución ni el remedio para cuantos males me rodean.
Y cada día comienzo un nuevo día, poniendo todo mi ser, en vivir, de la mejor manera que sea capaz.
Me siento cansada, no me veo útil para la sociedad que me rodea, así, que procuro, lo intento:
“Observar – callar – fluir”
Así, estoy… Del todo en todo… respetando el estar de todas las personas que pasen por mi lado.
mª pilar
Hola!
Leo:
– “Soltamos el ego y nos convertimos en cauces por donde la Vida/Dios actúa.
¡Qué liberación!
¡La única y auténtica liberación!”-
…………………………………………
Lo mismo pero en forma de pregunta:
¿La única y auténtica liberación?”-
…………………………………………
Entonces pregunto:
¿Cuál de las dos tiene más ego pretencioso de unicato pa’todos?
Profundo desacuerdo con el autor del artículo para una renovada espiritualidad. No me extraña que su exposición en los círculos de Teología Latinoamericana se le invitara amablemente a retirarse. Y es que si la espiritualidad se centra en la vida interior, por más que se apele a la dilución del yo, del ego, a la unidad de todo, de la Vida, del Ser, …, NO HAY NADIE NI SE VE A NADIE, no existen las personas, ni las personas que sufren distintas de sí mismo y de su maravillosa vida interior que fluye, en un océano amoroso.