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La memoria sexual: base biológica de la sexualidad humana

BoffPara comprender en profundidad la sexualidad humana, tenemos que entender que ella no existe aislada, sino que representa un momento de un proceso mayor: el biogénico.

La nueva cosmología nos habituó a considerar cada realidad singular dentro del todo que viene siendo urdido desde hace 13.700 millones de años y de la vida hace 3.800 millones de años. Las realidades singulares (elementos físico-químicos, microorganismos, rocas, plantas, animales y seres humanos) no se yuxtaponen, se entrelazan en redes interconectadas constituyendo una totalidad sistémica, compleja y diversa.

Así, la sexualidad emergió hace mil millones de años como un momento avanzado de la vida. Después que Crick y Dawson descifraran el código genético en los años 50 del siglo pasado, hoy sabemos sin lugar a dudas que existe la unidad de la cadena de la vida: bacterias, hongos, plantas, animales y humanos somos todos hermanos y hermanas porque descendemos de una única forma originaria de vida. Tenemos, por ejemplo, 2.758 genes iguales a los de la mosca y 2.031 idénticos a los del gusano.

Este dato se explica porque todos, sin excepción, somos construidos a partir de 20 proteínas básicas combinadas con cuatro ácidos nucleicos (adenina, timina, citosina y guanina). Todos descendemos de un antepasado común, a partir del cual se origina la ramificación progresiva del árbol de la vida. Cada célula de nuestro cuerpo, incluso la más epidérmica, contiene la información básica de toda la vida que conocemos. Hay, pues, una memoria biológica inscrita en el código genético de todo organismo vivo.

Así como existe la memoria genética, existe también la memoria sexual que se hace presente en nuestra sexualidad humana. Consideremos algunos pasos de ese complejo proceso. El antepasado común de todos los seres vivos fue, muy probablemente una bacteria, técnicamente llamada procarionte, un organismo unicelular, sin núcleo y con una organización interna rudimentaria. Al multiplicarse rápidamente por división celular (denominada mitosis: una célula-madre se divide en dos células-hijas idénticas) surgieron colonias de bacterias. Reinaron, ellas solas, durante casi dos mil millones de años. Teóricamente la reproducción por mitosis confiere inmortalidad a las células, pues sus descendientes son idénticos, sin mutaciones genéticas.

Hace unos dos mil millones de años ocurrió un fenómeno muy importante para la evolución posterior, solamente superado por la aparición de la propia vida: la irrupción de una célula con membrana y dos núcleos. Dentro de ellos se encuentran los cromosomas (material genético) en los cuales el DNA se combina con proteínas especiales. Técnicamente es conocida como eucarionte o también célula diploide, es decir, célula con doble núcleo.

La importancia de esta célula binucleada reside en que en ella se encuentra el origen del sexo. En su forma más primitiva, el sexo significaba el intercambio de núcleos enteros entre células binucleadas, llegando a fundirse en un único núcleo diploide, que contenía todos los cromosomas en pares. Hasta aquí las células se multiplicaban solas por mitosis (división) perpetuando el mismo genoma. La forma eucariota de sexo, que se da por el encuentro de dos células diferentes, permite un intercambio fantástico de informaciones contenidas en los respectivos núcleos. Eso origina una enorme biodiversidad.

Surge, pues, un nuevo ser vivo, la célula que se reproduce sexualmente a partir del encuentro con otra célula. Tal hecho apunta ya hacia el sentido profundo de toda sexualidad: el intercambio que enriquece y la fusión que crea paradójicamente la diversidad. Ese proceso envuelve imperfecciones, inexistentes en la mitosis, pero favorece mutaciones, adaptaciones y nuevas formas de vida.

La sexualidad revela la presencia de la simbiosis (composición de diferentes elementos) que, junto con la selección natural, representa la fuerza más importante de la evolución.

Tal hecho está cargado de consecuencias filosóficas. La vida está tejida de cooperación, de intercambios, de simbiosis, mucho más que de lucha competitiva  por la supervivencia. La evolución ha llegado hasta la fase actual gracias a esa lógica cooperativa entre todos.

Dejando a un lado muchos otros datos y yendo directamente a la sexualidad humana, debemos reconocer que tiene su base en un millón de años de sexogénesis. Pero posee algo singular: el instinto se transforma en libertad, la sexualidad eclosiona en el amor. La sexualidad humana no está sujeta al ritmo biológico de la reproducción. El ser humano se encuentra siempre disponible para la relación sexual, porque esta no se ordena solamente a la reproducción de la especie sino también y principalmente a la manifestación del afecto entre la pareja. El amor reorienta la lógica natural de la sexualidad como instinto de reproducción; el amor hace que la sexualidad se descentre de sí para concentrarse en el otro. El amor hace a los dos preciosos al uno para el otro, únicos en el universo, fuente de admiración, de enamoramiento y de pasión. A causa de este aura el amor se revela como el ámbito de la suprema realización y felicidad humana o, en su fracaso, de la infelicidad y de la guerra de los sexos.

El ser humano necesita aprender a combinar instinto y amor. Siente en sí la necesidad de amar y de ser amado. No por imposición, sino por libertad y espontaneidad. Sin esa libertad de quien da y de quien recibe, no existe amor. La libertad y la capacidad de amorización construyen las formas de amor que humanizan al ser humano y le abren perspectivas espirituales, sobrepasando en mucho las demandas del instinto.

Leonardo Boff escribió con Rose Marie Muraro, recientemente fallecida, Femenino-masculino: un nuevo paradigma para una nueva relación, Record 2010.

Traducción de MJ Gavito Milano

22 comentarios

  • Aclaración: la respuesta anterior también desea incluir la interpelación de Ana Rodrigo.
     
    Buena tarde.

  • Román Díaz:
     
    Entre romper con la comunión eclesial como en su momento hizo el intelectual Leonardo Boff y despotricar contra el papa Francisco como hacen tantos integristas que parecen sobre todo preocupados por rechazar el Vaticano II y por universalizar la Misa Tridentina o del Vetus Ordo según el misal de san Pío V,  prefiero creer en el Evangelio cum Petro et sub Petro. En fidelidad a la Tradición y el Magisterio.
     
    Y permíteme que esboce una sonrisa respetuosa y amiga: si te parezco muy distante de las opiniones predominantes en Atrio, yo que,  modestia aparte, siento y despliego una considerable inquietud (o curiosidad) intelectual, me quiero imaginar lo que pensarías o llegarías a imaginarte del común de los foristas de algunos sitios integristas católicos que he frecuentado en los últimos meses, lugares en que si a mí mismo algunos me llegan a llamar hereje, rojo, etcétera,  a mí que  creo cum Petro et sub Petro, ¡me imagino lo que podrían suponer de ti, de Ana Rodrigo, jejeje…!
     
    Qué pasada más grande. Y eso que todos nos creemos o sentimos discípulos de Cristo Jesús.
     
    Postdata: y no creo tener ninguna especial obsesión con la sexualidad, más allá de la palmaria constatación de la generalizada indiferencia del común de los católicos hacia la doctrina oficial de la Iglesia sobre la sexualidad humana. Tan palmaria como la constatación de la hipocresía y doble vara de medir de los obispos católicos en general, pensemos solo en España o para España: el emérito Benedicto XVI promulgó los famosos cuatro principios no negociables para la participación de los católicos en política, y resulta que casi todos los obispos católicos en España cierran filas en torno al Partido Popular, con lo cual se acaban pasando por el forro esos cuatro principios no negociables del emérito papa Benedicto: respeto a la vida humana desde la concepción hasta el momento natural de la muerte (no aborto, no eutanasia), elección por parte de los padres o tutores de la educación para sus hijos e hijas, aceptación de que el matrimonio es la unión entre un hombre y una mujer (fiel, fecundo, para siempre, etcétera), reivindicación del ejercicio del poder del Estado como garante del bien común…
     
    Y nada más. Buena tarde.

  • Román Díaz Ayala

    Luid  Henríquez,
    has reducido el tema a una cuestión de autoridades,
    comparando,
    el magisterio de un papa, Juan Pablo II, que es teólogo oficial y revestido de la autoridad que le confiere la Institución.(De ahí que señales magisterio en cursiva)
    con la opinión de un intelectual católico, Leonardo Boff.
    Pero yo establecía otro parámetro:
    Cuando el autor entra a hablar de la sexualidad humana, está empleando categorías y expresiones que   son más propias del Apóstol Pablo,
    e incluso pdríamos hacer un estudio comparativo.
    Lo curioso es que por oficio, el papa dentro de su magistrio, debería sentirse íntérprete de San Pablo, pero hace filosofía específica ( doctrinas  sobre el cuerpo)

  • ana rodrigo

    Luis Henríquez, pienso que el que sigas en este blog a pesar de discrepar tan radicalmente de tantas cosas como aquí decimos (sobre todo yo) ya tiene mérito por tu parte.
     
    Opino (y perdona por mi intromisión en tu vida) que estás muy pendiente de dónde te ubican los demás, cuando lo que te debería importar es ser tú mismo y dejarte de encasillamientos propios o ajenos.
     
    Y, por otra parte, te veo bastante liado en algunos temas, sobre todo los relacionados con la sexualidad y la reproducción. Pero si sigues leyéndonos, seguro que irás viendo las cosas de otra manera menos tormentosas y trágicas, irás perdiendo ciertos miedos a desobedecer a la Iglesia para actuar dentro la coherencia de tus criterios.

  • Román Díaz Ayala:
     
     
    Estoy mucho más de acuerdo con el magisterio de San Juan Pablo II que con las opiniones de Leonardo Boff. Y me refiero a todo el pensamiento del papa polaco. Pero si me ofrecen la oportunidad de leer a Leonardo Boff, lo leo; y yo mismo me voy a buscar leerlo, cosa que he hecho desde hace 25 años, lo menos.
     
    Un saludo.

  • Respuesta a Ana Rodrigo y a Román Díaz (en forma indirecta):

    El sacerdote madrileño Jesús María Urío Ruiz de Vergara tiene todo el derecho del mundo a opinar que la “crisis de la Iglesia” tiene en no poca medida su origen en la ralentización-no aplicación del Concilio Vaticano II. Como otros católicos tienen todo el derecho a sostener que la crisis de fe y de credibilidad de la Iglesia es a raíz del Concilio…

    El cura madrileño lo sostiene en una carta abierta al obispo monseñor Ricardo Blázquez, a la sazón presidente de la Conferencia Episcopal Española, carta que titula “¡Así no!, don Ricardo”. En la misiva, que ha hecho pública Redes Cristianas, pide la supresión del programa El cascabel, o de toda 13TV, por derechosa y pro-pepé

    Yo me siento más próximo a la llamada “izquierda eclesial”, sin ser por ello un progresista al uso: de hecho, algunos católicos progresistas me acusan de conservador por rechazar el aborto, la anticoncepción, el llamado matrimonio homosexual, etcétera. Mientras que algunos católicos conservadores o de derechas me acusan hasta de rojo a veces por mantenerme muy firmemente distanciado de las posturas extremistas lefebvrianas, o por aplaudir a veces al papa Francisco, a quien los más integristas y fundamentalistas católicos odian, desprecian o deslegitiman.

    De modo que mantengo la costumbre de intentar dialogar con los católicos progresistas. O lo intento, repito. De manera que me “resbalan” más las soluciones que proponen a la formidable hecatombe actual de la Iglesia los grupos de  lefebvrianos, filolefebrianos y resto de ultramontanos e integristas.

    Aunque igual estoy equivocado: cada vez, socráticamentre hablando, me parece tener certeza plena sobre menos asuntos o materias. Porque es que conozco algunos curas jóvenes muy conservadores, muy de derechas (dos de ellos, admiradores de Blas Piñar, del Frente Nacional de Jean Marie Lepen, etcétera), y desde luego, igual son maravillosos, pero a mí su forma de ejercer el ministerio sacerdotal, creo que de tan conservadores-derechosos que son, a mí al menos no me lleva en modo alguno a Cristo.

    Sí me impactó sin embargo en su momento un obispo como D. Hélder Cámara, a quien conocí en persona, ese gran profeta de los pobres. A quien algunos integristas de extrema derecha -valga la redundancia: dudo que tales sujetos sepan algo de compromiso solidario, pero igual también estoy equivocado en esto- llaman “Hélder Cámara Séptica”, jugando así con alusiones a las fosas sépticas (generadoras de podredumbre, excrementos y gases tóxicos), o a las cámaras de gas incluso…

    En fin: es mucho más lo que ignoro que lo que sé. Pero pretendo no herir a las personas, por más que en algunos blogs de tendencia católica lefebvrista o filolefebvrista en que a veces he opinado bajo seudónimo, se me ha atacado con desaforado furor apocalíptico.

  • Román Díaz Ayala

    Querido Luis Henriquez,
    tu última intervención ha resultado un ex-abrupto,
    pero quizás tu querías sólo mostrar una disconformidad, o querías explicarnos que existe otra manera más adecuada de abordar la sexualidad.
    te ruego que te expliques, no olvidando que tenemos necesariamente que leerte, para compartir contigo en lo posible.
    Te adelanto que desde el reinado de Juan Pablo II, y en su catequesis, más que hacer una reflexiónsobre la sexualidad humana a la luz de la Revelación, se asentaron unos principios o valores culturales que hacían “doctrina sobre el cuerpo”, muy en la línea de lo que se venía haciendo al otro lado del Atlántico, en los Estado Unidos. Y aquí ya sabes que en Europa no suponemos que “la Creación tenga una vida de 10.000 años porque lo dice la Biblia”

  • ana rodrigo

    Luis Henríquez, ¡¡¡mamma mía…! Qué cosas!!!!
     
    Sólo aclararte una cosa, yo no sé si tú vas de algo por la vida, pero creo que es compatible tener criterios propios diferentes a los que puedas tener tú, sin necesidad de ir de progre  (en sentido despectivo) por la vida. Allá cada cual cómo opte por vivir su vida.

  • La más lúcida y consistente reflexión sobre la sexualidad humana a la luz de la Revelación, la Tradición y el Magisterio (al menos la que yo conozco), es la que llevó a cabo durante cuatro años de su intenso y extenso pontificado San Juan Pablo II. En forma, inicialmente, de catequesis semanal todos los miércoles.
     
    Un auténtico tesoro debido al rico magisterio del papa polaco: antropología teológica, teología del cuerpo, maldad intrínseca del aborto y de la anticoncepción: aspectos de la sexualidad humana empero aceptados por extensas mayorías de católicos hoy día, especialmente los que van de progresistas; y por lo que respecta a la anticoncepción y a la mentalidad antinatalista en general, estas son practicadas (al menos según cantan los hechos o se proclama como secreto a voces) por casi todo el mundo católico, tecnoburócratas enchufados eclesiales incluidos: profesorado de facultades teológicas, educadores y educadoras de la escuela católica, profesorado docente de Religión católica en la escuela pública, personal técnico o cualificado de centros culturales confesionales jesuitas, salesianos, diocesanos, paúles…
     
    Es la Iglesia mundanizada a tope. O lo que es lo mismo: la Gran Apostasía ya profetizada. O lo que viene a ser igual: Satanás que ha entrado a saco en esta Iglesia, no ya el humo de Satanás que oliera el hamletiano Pablo VI, sino ya el Inicuo a lo bestia.

  • Román Díaz Ayala

    No puedo estar más de acuerdo en los temas en que Ana vuelve a abundar.
    Hace distintición entre quienes ven a Jesús con diferentes miradas.
    Parece establecer que la llamada “moral católica” obedece tan sólo a quienes “creen” en el origen divino de Jesús. Pero yo,  que la conozco sé a ciencia cierta que en otras ocasiones precisa el tema con otras matizaciones, por lo que contradecirla en este punto en concreto, sólo generaría más debates.
    sin querer entrar en sos condicionamientos, deseo quebrar la lógica de un axioma sobre el que pivota mucho del pensamiento actual;
    Existe una libertad que oprime, pero también existe una ley que libera, y de ello no quieren dar cuenta quienes quieren mantenerse siempre en un plano teórico, como si eso garantizase la vigencia de los principios. (Por ejemplo: la libertad del Mercado – axioma ultramoderno-  oprime más que nada a las clases más pobres, crea la exclusión)

  • ana rodrigo

    Ah, una última pregunta: ¿Será el tema del placer el que agrava tanto los pecados sexuales?

  • ana rodrigo

    Vaya por delante mi respeto absoluto a que cada persona entienda, viva, practique o se abstenga del sexo como así lo decida, siempre con el máximo respeto al prójimo.
     
    Vaya por delante, asimismo, que mi referencia a lo que decía Vicent, estaba referido a los pensamientos propios no en los ajenos y a sus consecuencias.
     
    Y, finalmente, respecto a lo que dice Román, partiendo de la coherencia personal de la persona en relación a sus compromisos religiosos, yo pienso lo siguiente. Lo que la moral católica dice respecto a la voluntad de Dios en temas de sexo, solamente lo podemos deducir de lo que Jesús dijo respecto al tema, eso sí, sólo para l@s creyentes de que Jesús fue la encarnación de Dios, o Dios hecho Hombre, a través del cual manifestó su voluntad.
     
    Resulta que en el evangelio no se hace la más mínima mención al sexo, a no ser el tema de la samaritana en aquel contexto en que Jesús la comprendió, la absolvió y la aconsejó, pues daba la impresión de que su vida andaba un poco desordenada, no tanto respecto al sexo, que es lo que todo el mundo interpreta, sino respecto a su relación con los hombres, o de los hombres con ella.
     
    Dado que el cristianismo tiene en sus libros sagrados el AT, sería horrible creer que lo que allí se dice como voluntad y mandato de Dios, especialmente con respecto a las mujeres, o a paternidades necesarias para designios divinos. Y eso el pueblo judío anterior a Jesús lo creía como manifestación de la voluntad de Dios, incluidas atrocidades que avergonzarían hasta a un simio, especie que, por instinto, no maltrata a sus hembras y que en el AT hasta decían que Dios ordenaba la violación y el asesinato de determinadas mujeres. Hay textos abundantísimos sobre esta cuestión y algunos se siguen leyendo en las misas de diario.
     
    Por otra parte la moral, en general se refiere etimológicamente a las costumbres de cada sociedad, la moral la impone o la regula la propia sociedad. Y la moral sexual, en concreto, es cosa de las religiones, y las religiones son cosa hombres, de ahí que desde la antigüedad, y en la actualidad, casi todas las religiones hayan aceptado la poligamia y no al revés (salvo una pequeña excepción cuyo nombre ahora no recuerdo). Eso sí la prostitución de mujeres dicen que es el oficio más antiguo del mundo ¡¡!!, y que en el momento actual es la actividad económica, después del tráfico de armas, más rentable del este mundo. La moral católica-cristiana ha actuado poco o nada, y apenas se ha comprometido con la liberación de estas mujeres, si no es para condenarlas…. ¡¡Mucha hipocresía!!! Y mucho clérigo por estos locales.
     
    Uno de mis amigos que fue sacerdote, que es muy inteligente y con mucho sentido del humor, cuenta casuística moral sobre pecados del sexo que parece subrrealismo puro. La “inquisición” meticulosa en el confesonario para decidir la gravedad o levedad del pecado sexual, ha sido de antología del disparate. Y en esto ha estado entretenida la moral cristiana durante siglos.
     
    Lo que la religión cristiana tiene como base y fundamento moral es el amor y el respeto a la otra persona. Tratándose de personas adultas, vuelvo al inicio de mi comentario: respeto absoluto a la libertad de cada cual, siempre y cuando el respeto mutuo y el amor mutuo, así como, es obvio, el no hacer daño, sea prioritario.
     
    Y yo añadiría a lo que dije ayer, que la moral cristiana debería tener más en cuenta otras conductas infinitamente más dañinas con el prójimo que la moral sexual.
     
    Siempre se ha dicho que la confesión de los pecados y su perdón correspondiente por parte de un hombre, el sacerdote, da la posibilidad no controlada por nadie (exterior al sujeto) de seguir en conductas continuadas como es la corrupción, compatible con misa y comunión diaria. Lo estamos viendo en casos con nombre y apellidos todos los días.
     
    Sería un tema inagotable, corto aquí…

  • Román Díaz Ayala

    Las observaciones finales de Ana son muy válidas por verdadera, obedecen a una realidad mil veces comprobadas,
    pero las hace depender de una afirmación que ya no es válida, para algunas personas, por ejemplo yo. pues todo depende de nuestra filosofía de vida ( entendida filosofía como críterio en la formación de nuestros pensamientos, nuestra escala de valores)
    parto de mi condiciónde creyente, o lo que Antonio Vicedo llama”el discipulado de Jesús”, que señala como “unseguimiento” a su Persona, a su Doctrina, que es para nosotros un mandamiento.
    El mandamiento del amor llena todas nuestras expectativas y a ello sometemos todo nuestro ser
    El placer que acompaña la satisfacción de un instinto ( ahora estoy en instancia biológica) tiene un valor instrumental y no es un fin en sí mismo.
    Todo depende de cómo situemos al ser humano, como dependiente  (Creatura y Creador) o un absoluto-
    Jrsús quiso enseñarnos la naturaleza de esa dependencia, y la dejó en algo voluntario y muy libre, estsbleciendo los brazos amorosos con el Padre, su Padre. Hizo del amor nuestra realidad envolvente.
    Si prescindimos de Dios, como una referencia, la afirmación del placer como un bien deseado y un fin en sí mismo adquiere sentido pleno. Cumple la máxima de Pablo de que “todo me es lícito…” pero que el trata de que lo entendamos a la luz de nuestra verdadera situsación como sometidos/as a la soberanía de Jesús, y nuestra relación de dependencia con los otros seres humanos, nuestros hermanos y hermanas.

  • ana rodrigo

    Qué obsesión en exigir el sexo siempre con amor, cuando el sexo con o sin pareja es un hecho tan natural como el respirar en los seres humanos, y en todos los seres vivos, claro que a ellos no se les exige amor.
     
    Manuel Vicent en la columna de El País de hoy habla de cómo el pensamiento crea la realidad, y que si los corruptos hubiesen pensado cinco minutos a pensar antes de meter la mano en la caja, la realidad sería muy diferente. Y añade, el cristianismo es el único que convierte en un mal pensamiento con condena al fuego eterno, pero sólo los pensamientos sobre el sexo, cuando  es el único pensamiento placentero que no hace daño a nadie y lo degusta el propio individuo.
     
    Y esta es la moral católica, tan obsesionada con los pecados del sexto mandamientos, que, en tantas ocasiones, se ha pasado por el arco de triunfo los pecados de injusticia, de corrupción, de acumulación de riquezas, de abuso de poder, de abuso de menores, la Inquisición, etc. etc.

  • Román Díaz Ayala

    Cuando el autor se ciñe a la sexualidad humana,
    parece como si tuviera en mente los  textos paulinos.
    casi como si los citara.
    no creo que diga nada fuera deldepósito de nuestra fe.

  • – Para Osho uno de los pasos hacia el amor es “ser la nada”. Y, al final, el amor consiste en el sexo libre, libre de condicionamientos sociales, morales y religiosos, y libre de todo apego personal. Basta leer una de sus máximas: “Los hombres y las mujeres no deberían estar ligados por un contrato como el matrimonio. Deberían estar unidos por el amor, pero deberían conservar su libertad. No se deben nada el uno al otro. Y la vida debería ser más móvil. Lo que debería ser la regla es sencillamente la mujer entrando en contacto con muchos amigos, el hombre entrando en contacto con muchas mujeres. Pero esto sólo es posible si el sexo se considera como algo alegre, juguetón. No es pecado, es disfrute. Y desde la aparición de la píldora ya no hay miedo de tener niños”.

    Valga el fragmento anterior del gurú, multimillonario, pensador sincretista y panteísta cósmico de la Nueva Era Osho para tomar conciencia de que en efecto el brasileño Leonardo Boff es un autor más sólido, intelectualmente hablando, que el gurú hindú mundialmente famoso y multimillonario: las múltiples ediciones de sus muchísimos libros, conferencias, retiros predicados, etcétera, genera anualmente millones de euros a repartir principalmente entre los herederos de su secta. Pero en la reflexión de Leonardo Boff hay un sustrato biologicista, panteísta y finalmente tan alejado de la axiología de la propuesta moral de la Iglesia católica, que no veo, al menos yo, tan incompatible la propuesta que expone Osho en el fragmento suyo que reproduzco, con una más que evidente propuesta derivada del artículo de Leonardo Boff “La memoria sexual: base biológica de la sexualidad humana”.

    Cierto que Leonardo Boff en su artículo citado habla de amor en la expresión sexual; un amor que haría que la sexualidad manifestada o vivida fuera más allá de lo meramente biológico u orgánico. Osho, en el fragmento suyo que reproduzco, habla de la sexualidad de una manera liberal: libertinaje sexual. Pero no queda claro en el artículo de Leonardo Boff qué debemos entender por amor de dos personas que viven su sexualidad. ¿Amor fiel es ese amor? etcétera.

  • oscar varela

    Pa’mí que debe ser el Clima caluroso aplastante;
    pero en la cancha parecen Momias ¿no?
     
    Tengo un amigo acá en Chile cuya hija está trabajando en Costa Rica.
    En un ratito veremos si deshoja al Tulipán!
     
    Gracias y ¡Vamos todavía! – Oscar.
    ………………..
    PS: que en estas vacaciones europeas tengas y tengan todos muchísimo PLACER SEXUAL … que con el correr de los años podría hacerse solo “homeopático” (en cuenta gotas)

  • ana rodrigo

    Jajaja, Oscar, me parto de la risa…..Como placer corporal, creo que es el mejor, y si no fuese así, sólo con el amor, la conservación de la especie estaría en peligro. O bien seríamos como los animales, el instinto ¡!, ¿Y la consciencia? ¿Y las capacidades de perfeccionamiento, como decías tú?

    Me voy de paseo, pero antes, como argentino que eres, te felicito por la victoria de vuestra selección de futbol.

  • oscar varela

    Ok ana!
     
    ¡Cuéntanos del PLACER SEXUAL!
     
    ¡Vamos todavía! – Oscar.

  • ana rodrigo

    No sé porqué cuando se habla de sexo entre personas, centramos la atención en el aspecto conservacionista de la especie y en el amor, y dejamos al margen, quizá por pudor, por mala formación o por mala educación, el aspecto del placer.
     
    Todas las personas de cierta edad sabemos que se nos decía que el placer, en el hombre, la moral católica lo aceptaba porque si no la conservación de la especie era inexistente, pero el de la mujer, como no era necesario para ese fin, pues daba igual. Tengo una amiga que no se enteró que podía tener un orgasmo hasta después de cinco partos La moral sexual de en los confesionarios, visto con la perspectiva actual, me imagino debía ser de traca.
     
    Siempre el placer ha sido mal visto en la moral católica (sin mencionar otras culturas además de el machismo), y me extraña que Boff ni siquiera lo mencione.

  • oscar varela

    El instinto sexual:
    * asegura, tal vez, la conservación de la especie,
    * pero no su perfeccionamiento.

    El amor sexual:
    * es una fuerza gigantesca encargada de mejorar la especie.
    …………………..

    La ideología del siglo pasado había perdido su inspiración cosmológica;
    se había hecho casi exclusivamente psicológica.

    Leonardo nos recuerda que:
    * la multiforme historia de nuestros amores,
    * con todas sus complicaciones y casos,
    * vive a la postre de esa fuerza elemental y cósmica,
    * que nuestra psique —primitiva o refinada, sencilla o compleja— no hace sino administrar y modelar variamente.
    …………………..

     
    ¡Vamos todavía! – Oscar.

  • oscar varela

    Hola!
     
    Voy a decir una “perogrullada importante“:
     
    Hacer un homenaje a la siempre presente al final de todo lo de Boff en lengua hispana:
    a la traductora MJ Gavito Milano

    ¡Vamos todavía! – Oscar.