El evento se celebrará online el sábado 16 de noviembre de 2024, de 14.00 a 18.00 horas CET, y contará, como ponentes, con el Coordinador del Centro de Estudios Grothendieckianos (CSG) del Instituto, el Prof. Fernando Zalamea, uno de los mayores expertos mundiales en la obra matemática y filosófica de A. Grothendieck.
Por otra parte, la profesora Olivia Caramello , presidenta del Instituto, recibirá los testimonios de cuatro investigadores que conocieron personalmente a Grothendieck y que compartirán sus recuerdos y evocarán su herencia intelectual: Christian Escrivá, Dominique Lepetz, Jean Malgoire y Marc Tettiravou. Las entrevistas se realizarán en francés, con traducción simultánea disponible en varios idiomas.
[El formulario se encuentra en www.homage-to-Alexander-grothendieck. Tras poner nombre y email, pulsar “ACEPTO” y ENTREGAR”. El viernes 15 se recibirá el enlace zoom para acceder. AD]
Más información sobre este evento:
Hace algo más de cinco años tuve noticia de la vida y escritos de Alexander Grothendieck (AG), matemático, activista avant lettre de paz y ecología global y buscador del sentido de la vida en los últimos años de la suya. Aunque él había pasado los 25 últimos en total aislamiento, sin publicar nada, siguió escribiendo y los escritos de esos años se encuentran hoy en la Biblioteca Nacional de Francia, para ser estudiados y tal vez publicados.
Su obra de itinerario había atraido la atención de algunos seguidores, también en España. Entre ellos, José Antonio Navarro, catedrático de Matemáticas de la Universidad de Extremadura en Badajoz, quien en su página Web ha ido recopilando todo lo que se iba publicando de y sobre AG, haciendo él mismo la traducción al español de las dos últimas obras suyas: Cosechas y Siembras y La Llave de los sueños o Diálogo con el Buen Dios.
Gracias a ello pude desde el 1 de junio de 2019 profundizar en el conocimiento de esta extraordinaria persona y ver lo importante que era darlo a conocer en la tremenda crisis de valores y necesidad de personas que, conocedoras y fieles a los progresos y autonomía del mundo, profundizaran en lo más valioso del ser humano: su capacidad de encontrar, a través de apertura del niño y el árduo trabajo espiritual, los fines (purposes) verdaderos y posibles para tanto saber y poder que hoy posee la humanidad a lo largo del universo entero. Pronto pude ver el impacto que produjo (en marzo de 1987) en AG la lectura de los libros de Marcel Légaut, quien desde hace cincuenta años sigue acompañándome (en cordada, no en rebaño) en mi propio trabajo de búsqueda interior.
Ya sabéis todos en ATRIO que estoy dedicado a la lectura y relectura de estos dos laicos espirituales, procedentes de orígenes tan dispares y que convergen tanto en su búsqueda interior. Pero el sacar todo el jugo de estos escritos, no teóricos sino testimoniales aunque con nitidez intelectual de matemáticos, me desborda. ¡Ojalá otros más jóvenes y capacitados que yo, puedan entrar a dejarse impregnar por la sabduría que encierran! Yo seguiré haciéndolo y comunicando mi propia versión de ambos en mis escritos de los viernes.
¿Coincidiremos el sábado 16 en ese homenaje a AG, a los diez años de su muerte? Dicen que habrá traducción simultánea a varios idiomas. Y quedará grabado todo para entrar posteriormente.
Sé que hay otras muchas necesidades urgentes en todo el mundo.
Pero veo que sin este mínimo de recursos que necesitamos pagar gastos y trabajo exterior imprescindible, no podrá seguir activo Atrio en 2025. Ved editorial o lo que sigue
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-Agradezco mucho el tema en torno a AG. Autor al que no conocía hasta que AD lo propuso en ATRIO. La primera conclusión -que no es nueva- es que lleva a pensar y concluir que el Espíritu sopla donde y como quiere. No se le pueden poner cercas…, como han hecho los hombres en todas (o casi todas) las religiones.
A continuación, agradezco, además de a AD, a Isidoro, a Mariano, a Fernando por sus lúcidos comentarios, aunque no siempre coincida en todo con ellos. Cada uno piensa y habla desde su perspectiva. Perspectivas distintas que deben enriquecer, no separar. Y para no separar es preciso que previamente relativicemos nuestras ideas y valores humanos.-Las matemáticas, la física cuántica, la genética (el código genético…) etc. etc. tienden a ir más allá, a preguntarse siempre más, y al preguntarse, de alguna manera trascienden. Y es que, consciente o inconscientemente, intuyen un “orden oculto” (como dice Mariano) que, en mi opinión y en última instancia, puede llamarse Esperanza. Esa Esperanza es la que une -debe unir- razón, ciencia, intuición, mística y diversidad de culturas y perspectivas… La diversidad, si no se mitifica, debe unir, no separar. Separa cuando vemos la realidad mitificada a poca distancia. Y trasciende -empieza a trascender-, cuando nos abrimos a los demás. Y abrirse a los demás conduce en el fondo a la participación en un encuentro, que puede generar amor, que tiene algo -o mucho- de mística.-He sintetizado mucho, con el riesgo de dejar muchos cabos sueltos. Espero, sin embargo, que con esta reflexión no haya regado fuera de tiesto. Si eso parece, disculpas. Y de nuevo, gracias a todos.
Utilizo el responder. Gracias.
Mariano y luego Juan Antonio, muy acertadamente, hablan del “Orden oculto” en el Universo. Orden oculto, cuyo conocimiento mas o menos velado es la clave de la sabiduría que busca toda cultura.
[Lo que sigue en este comentario ha sido trasladado a un nuevo artículo el día 14 de noviembra de 2024. AD]
La espiritualidad no consiste en una búsqueda, sino en una actitud de apertura total y observación liberada de una mente condicionada
La espiritualidad no puede ser ni técnica ni método, cuyo propósito en sus prácticas han sido siempre al final lograr aquello a lo que conducen. Lo cual vendría a significar que la realidad espiritual, es decir, aquello en que realmente consista la espiritualidad, se la habría de antemano reducido a objeto
El sentido de transformación aplicado a la conciencia como aquello que forma parte de un todo personal, evita que se le atribuyan conceptos a la mente ya superados, como los propuestos por Jung, uno de ellos el tan valorado aquí del inconsciente. En esa totalidad que envuelve a la persona como realidad lo que hay son actos conscientes y actos inconscientes, pero no existe el inconsciente como tal. La estructura sistemática de las actuales neurociencias dan buena cuenta de que el arquetípico mecanicista de Jung queda totalmente superado
Lo esencial de la espiritualidad no es aquello que nos libra del control del cuerpo, no es aquello que lo divide, sino que es, precisamente, lo que nos evidencia la armonía del conjunto. El control implica resistencia. El proceso mecánico de cualquier sistema genera insensibilidad, y, por tanto, resistencia contra lo que realmente somos. La espiritualidad es una explosión y un descubrimiento, al alcance de todos, sí, pero no causado por ninguna búsqueda, sino por haber dado de bruces con aquello frente al cual venía ya tiempo desvelándosenos. Esa experiencia creo que fue la que vivió Grothedieck.
Mª Luisa, vaya en primer lugar un cordial saludo. No te menciono en mi comentario por introducir el tuyo mientras estaba escribiendo el mío. No lo conocía.
¡No te preocupes, Juan, muchas gracias!
“Il n’y a pas de “mot de la fin”, pas de “conclusions” dans Récoltes et Semailles, pas plus qu’il n’y en a dans ma vie, ou dans la tienne. Il y a un vin, vieilli pendant une vie dans les fûts de mon être. Le dernier verre que tu boiras ne sera pas meilleur que le premier ou que le centième. Ils sont tous “le même”, et ils sont tous différents“. Grothendieck
Gracias, Fernando, por acoger tan bien todo lo referente a nuestro Grothendieck. Y me permito traducir aquí el párrafo que tu nos has elegido::
No hay “última palabra” ni “conclusiones” en Cosechas y Siembras, como no las hay en mi vida, ni en la tuya. Hay un vino envejecido toda una vida en los barriles de mi ser. El último vaso que beberás no será mejor que el primero o el centésimo. Todos son “el mismo”, y todos “diferentes”… un buen vino no se bebe deprisa, ni corriendo.
Creo que el caso de A. Grothendieck, tiene una circunstancia, que puede hacer que muchas personas desenfoquen su mirada hacia él. Y es su pluridimensionalidad.
El ser humano, normalmente es unidimensional, y espera que los demás también lo sean, con una mente analógica, que procesa las cosas una a una, y lleva bastante mal la complejidad.
Estamos acostumbrados a las personas con una sola personalidad: una persona de una sola pieza, unidimensional: o vamos a setas o vamos a Rolex.
Por eso cuando se encuentra a personas “especiales”, se les comprende tan mal. Un ejemplo es el de San Juan de la Cruz, que destacó en tres facetas muy diferentes: directivo-ejecutivo, en la reforma del Carmelo de Sta. Teresa, el gran místico, y el enorme poeta. Y con tanto genio, no sabe uno donde fijarse, y la figura global se difumina.
Y por eso tenemos la tendencia innata de considerar que si una persona es un gran artista, novelista, o director de cine, también debe ser un gran pensador. Y les preguntamos sobre temas que no son de su campo, y suponemos que su genio es universal, como el ungüento amarillo.
Y viceversa. Por ejemplo Alexandre, parece que fue un enorme matemático, y eso deslumbra a muchos, (como el amigo Antonio D.), y automáticamente ya se le considera un genio espiritual. Pues quizás, sí, y quizás no. Eso habrá que verlo, aun que contara con los dedos de la mano.
En su consideración y homenaje, como maestro de la búsqueda espiritual, no es bueno que dicha búsqueda esté encabezada por matemáticos destacados en la Academia. A no ser que también sean muy “espirituales”, (que quizás lo sean, no prejuzgo).
Pero si quiero señalar un elemento a considerar en la Búsqueda espiritual. Existen dos mundos muy distintos en la mente humana: el mundo del logos racional y consciente, dirigido siempre por el ego-yo, y el mundo de su contrincante, el “espíritu”, intuitivo e inconsciente. Y cada mundo tiene sus reglas propias y distintas.
Y no parece muy adecuado que se juzgue y analice la actividad del “espíritu”, con unas reglas que no rigen en el “espíritu”.
Lo anterior venía a mi mente, agobiado, por la enorme dificultad, que se desprende del tan ansiado funcionamiento voluntario y racional del “espíritu”.
Su “voz”, es muy débil e inaudible muchas v veces, y además hay que disponer de recursos culturales suficientes para interpretarlo adecuadamente.
Da la impresión de que es un don emergente evolutivo fallido. Y no es de extrañar, que muchos, (como aquí en Atrio, Oscar), desconfíen de su verdadera fiabilidad, sabiduría y criterio, y la mayoría hasta dudan de su propia existencia real.
Yo, para justificarlo, me agarré a la teoría de la evolución emergente en dos procesos consecutivos: en el primero, surge la novedad, de forma muy larvada y poco eficiente, y en el segundo, surge el modelo perfeccionado del elemento anterior, al mismo tiempo, que surgen nuevos elementos larvados y latentes, y así sucesivamente, en un proceso continuado.
Pero me viene a la mente la intuición, de que en este caso, no van por ahí los tiros. Sino lo que apuntaba anteriormente.
No podemos y debemos caer en el metodismo racionalista y voluntarista de tratar de encontrar un sistema, como un racional libro de instrucciones, para sacar todo el enorme provecho de la sabiduría del “espíritu”.
Ni tampoco es válido el buscar voluntariamente métodos basados en la excepcionalidad de la mente alterada: psiquedélicos, episodios psicóticos incontrolados, o “apariciones” e iluminaciones maravillosistas.
(Por eso Alexandre no es un buen ejemplo, con sus problemillas desequilibrantes. ¡Faltaría más que haya que estar así, para sacar partido al “espíritu”!).
Esto no funciona así. Y eso ya lo descubrieron los taoístas, (los grandes precursores de la espiritualidad), con el “wu wei”, el hacer sin hacer, que bien comprendido es la base de la “contemplación activa”, que es el estar atento, a la escucha, sin distracciones, con la confianza infantil, (a lo Teresita de Lisieux), en que no se nos piden grandes hazañas de voluntad, ni siquiera de heroísmo moral o piadoso, sino hazañas de confianza en que “sonar, suena”.
Y que es de tontos, no sacar provecho existencial a la gran “lámpara de Aladino”, que hemos encontrado en nuestra mente.
Y eso es mucho mas difícil para la gente con una amplia cultura académica, que tienen la cabeza hinchada de ideas, lo que es bueno en sí, si se saben aparcar, en los momentos de la sempiterna “escucha”, para luego en una segunda fase, utilizar esos conocimientos, para una mejor interpretación de las intuiciones recibidas.
(Antonio, me gustaría que si es posible, les hicieses llegar esta idea a los promotores de la conferencia en honor de Alexandre G. -aunque sé que ellos ya lo sabrán. Pero hay que tenerlo siempre presente, porque en personas racionales, la racionalidad misma nos lo hace olvidar “demoníacamente”).
Tienes todo el derecho, Isidoro, a opinar sobre las diversas facetas de Grothendieck y sobre tu tesis de que las personas polifacñeticas o poligeniales, son más difíciles de entender.
Pero te aseguro que no es verdad lo que dices de por qué yo descubrí en Grothendieck un profundo buscador espiritual. No fué por su prestigio de matemático (veinte años en los que él y sus discípulos ganaron 4 medallas Fields) sino por los otros 18 que siguieron a su renuncia al puesto elevado de director del IHES (Istitut des Hauts Etudes Scientifiques) para dedicarse a la búsqueda de lo más profundo de sí mismo y de todo. Y por la lectura repetida de sus libros. Tú que eres un gran lector y que, siguiendo a Jung llegas a distinguir “entre espíritu y Espíritu”, ¿no te atrae entrar por ti mismo en sus obras que en estos tres últimos años acaban de ser publicadas en francés y de las que disponemos de traducción española desde hace más de cinco.
Mi post de ayer es una invitación a entrar personalmente en los escritos de AG, sin seguidismo alguno, con la lucidez y autenticidad que cada uno tenga. Ahí te espero, Isidoro, que eres más joven y leído que yo. Pero no prejuzgues que yo me dejo llevar por deslumbramientos no pasados por la crítica más severa conmigo mismo.
Amigo Antonio, hace poco descubrí el concepto de “enacción”, un neologismo que puso de moda Francisco Varela, que entre otros conceptos, se puede aplicar a las actividades fundamentalmente prácticas, y que otorgan un conocimiento enactivo, o sea que solo se consigue realizando la práctica requerida.
Es como aprender a nadar, que fundamentalmente exige tirarse al agua, y posteriormente, muy posteriormente, se puede empezar a teorizar sobre el tema, para mejorar el método, y nadar mejor.
Por eso la experiencia, es tan importante, con un mínimo de buena teoría previamente, y por eso el “know how”, es tan cotizado para todo, hasta para hacer el amor.
A mí de la hipótesis de Jung sobre el Inconsciente colectivo, y su ampliación posterior asociándolo con la espiritualidad humana, lo que más me gusta, es su universalidad.
La espiritualidad religiosa, estaba reservada en la práctica a minorías, porque aunque estaba abierta a todos los creyentes, como se requería una ascesis previa muy exigente, en la práctica estaba reservada a místicos cercanos a la santidad.
Y la literatura mística religiosa, está plagada de narraciones de episodios maravillosos, o de actitudes exageradamente heroicas.
Si algo tengo claro es que la espiritualidad es una actividad universal, abierta a todo humano moderno universal, de cualquier religión, o sin religión. Es un fenómeno psicológico y no religioso.
Todo lo que anunció Jesús, no era para cristianos, era para todos los humanos. Y Jesús, en sus parábolas del tesoro escondido en el campo, o de la perla preciosa, lo anunció, y (para mí), la práctica de esa espiritualidad psicológica, era el camino de la formación del Reino de Dios.
Y habló de que teníamos que nacer de nuevo, y volver a replantearnos todo, ente otras cosas, la nueva religión del futuro. (Pero no le comprendieron, porque era un mensaje muy prematuro para su época).
La búsqueda espiritual es un viaje existencial. A mí no me gusta mucho viajar físicamente, pero mucho menos aún, me gusta leer libros de viaje.
Si quisiera conocer Constantinopla, me iría allí, y solo si no me es posible, me compraría un libro de fotos y experiencias del autor.
Pero es que practicar la escucha del Inconsciente Colectivo, está al alcance de todos: todos tenemos el mismo programa genético-neuronal en nuestra mente.
De hecho muchísima gente es “espiritual”, sin saberlo. Muchos verdaderos creadores, todo artista, todo literato o músico o pintor, y todo filósofo creativo, y todo “profeta”, y/o creativo teológico, como Saulo de Tarso, que dan una visión nueva a su arte o pensamiento, es una persona que escucha a su “musa”, que era el nombre que se daba al Inconsciente colectivo, antes de Jung.
Y de hecho, todo humano, creativo profesional o no, que se acerca a la autorrealización, estudiada por Maslow, es una persona “espiritual”.
No se consigue evitar todos los obstáculos que nos aguardan en el proceso de maduración, si no es con la guía interior, (aunque no creamos que existe), que llevamos entro, y que nos ayudan a resolver correctamente, todos los problemas existenciales, que aguardan a toda persona en su vida.
(Hay que distinguir la creación fruto del procesamiento de nuestros conocimientos, en el marco de referencia de cada persona, que es fruto del inconsciente personal o freudiano, y constituyen una artesanía o buen oficio, o una erudición cognitiva en la que la razón es la base,
y otra muy distinta, el artista en el que surge un nuevo patrón organizativo del conocimiento cultural adquirido: que ven lo mismo con otra mirada, con otro sentido y perspectiva distintos. Esa es la creación “espiritual”).
Jung no descubrió nada, al igual que Freud con la mente inconsciente, solo elevaron a la Ciencia psicológica, unos conceptos que ya utilizaban los “filósofos y los poetas”, como dijo Freud).
Decía antes, que para aprovechar las enormes posibilidades del “espíritu”, hace falta “saber hacer”, pero mejor diría, que hace falta saber que “no hacer”.
Porque el “espíritu”, es autónomo, y funciona solo, tiene su propio motor psicológico, y además sus acciones, vienen complementadas con grandes cargas emocionales fuertemente energéticas y positivas.
Solo, que no hay que estorbarlo, ni distraerse en su escucha. Como decía Picasso, la inspiración debe pillarte trabajando. Hay que estar siempre con una libreta a mano, para apuntar las intuiciones sabias, que surgen en cualquier sitio, (a muchos duchándose, a otros en la taza del wáter…).
El espiritual es un creador, que siempre debe estar obsesionado por conseguir un fin en su vida: hacer un buen diagnóstico de la realidad que le rodea, captar las sensaciones que nadie siente, y plasmarlo en su arte, o su pensamiento.
Para encontrar setas, hay que mirar mucho y constantemente: donde menos esperas salta la seta. Y eso exige estar a lo que se está, (y dejarse de tanta geopolítica, tanto Vaticano y del Sursum corda). (Seguirá, si me sigue viniendo la inspiración).
Prosigo:
En la espiritualidad del ser humano moderno normal, (laico y de calle), hay muchas tentaciones, (propiciadas por el ego-yo, que intenta impedir su pérdida o disminución del protagonismo de la mente).
Unas son por exceso y otras por defecto. Pero todas tienen un denominador común: la falta de confianza en la guía de su propio “espíritu”, y en su propia capacidad, muy posiblemente propiciada, por no tener las ideas claras de lo que en verdad es la espiritualidad, causado por la “tergiversación cognitiva” eclesiástica sobre el tema.
(En la Iglesia se llama “espiritualidad” a lo “piadoso”, y a la auténtica espiritualidad, se le llama “mística”, reservada para los “perfectos”. Ya dijo Santa Teresa, que estaríamos apañados si solo pudieran ser espirituales los “perfectos”).
Y por ello, unos caen en un exceso de metodismo, y activismo espiritual, permaneciendo horas y horas sentados en el suelo, sometiendo su cuerpo a posturas incomodísimas, con la idea subyacente, de que lo que duele, es bueno, y seguro que tendrá recompensa.
O estar horas y horas contemplando el “Santísimo”, imaginando escenas piadosas de la vida de Jesucristo o la Virgen María. Y si te viene alguna intuición contraria a la utilidad del método, rechazarla enérgicamente por demoníaco.
Y otros, retrasan sine die, su búsqueda personal, leyendo racionalmente una y otra vez las experiencias de otros, (cada persona es un mundo distinto), que por unas razones u otras, se han dedicado a contar sus experiencias personales propias, lo que posiblemente, les ha servido a ellos, para aclarar y comprender mejor sus experiencias.
Pero la espiritualidad, actividad enactiva por excelencia, no se puede aprender y racionalizar desde la experiencia ajena, (con sus peculiares circunstancias personales).
Solo se pueden experimentar personalmente los “qualia”, (singular: quale), que son las cualidades subjetivas de las experiencias individuales. Se refiere a la calidad subjetiva —pero, sobre todo, cualitativa, en contraposición a cuantitativa, de ahí el nombre— de nuestras experiencias, tales como la rojez del rojo, el sonido de una nota musical, el sabor de un alimento, lo doloroso del dolor, y sensaciones más abstractas y complejas como la felicidad, etc. (Wikipedia).
Esa experiencia personal, es la fuente de la “noesis”, esa fuente no racional, de conocimientos, de forma global e intuitiva.
Lógicamente al racionalismo moderno materialista, (del que todos estamos más o menos intoxicados), no le gustan estas “libertades”, y lo calificará de pseudo ciencia, y de magufería.
Claro que no es Ciencia. pero es que hay mas cosas en la mente que la razón. Para muchos culturalmente es como si Freud no hubiera existido.
Y cada uno siente de forma distinto, y no se pueden sentir, leyendo unas memorias personales. El seguidismo de espirituales “famosos”, es una especie de monaguillismo, de tocarles la campanilla y de estirarles la casulla, al que está oficiando. (Es la idea tradicional antigua, de que cuanto mas cerca del altar estás, más cerca de Dios estás).
No es más que una excusa del ego, para autosabotearse, y no tirarse al agua, queriendo aprender a nadar tumbado encima de un taburete, aduciendo que eso es solo para gente excepcional.
Pero todos podemos “nadar” como Alexandre, y si nos lo proponemos hasta mejor que él. ¿O es que no hay confianza en uno mismo?.
Cuánto mas andas por el camino equivocado, mas lejos de la verdad te encuentras. Casi es mejor, no hacer nada, y dejarse de rollos, y métodos, y vivir la vida, como salga.
Fluir, solo fluir, (buscar el “estado de flujo” de Mihaly Csikszentmihalyi), solo con la confianza de que el supremo Espíritu, nos ha dotado a todos, de lo que necesitamos para desarrollar nuestra naturaleza, y proseguir así el proceso evolutivo y co-creativo del Universo.
Por mi formación matemática accedí al conocimiento de AG en ese ámbito de los espacios vectoriales fundamento de la física de campos, que tan útilmente me han venido en mi ejercicio profesional, pero que quedó en el olvido hasta que ahora muchísimos años después y que gracias a AD , he vuelto a sintonizar con AG en este otro ámbito de la espiritualidad que supera a aquel y que para AG creo era la lógica continuación, pues la propia razón matemática era la que le demandaba ir más allá de ella, y a su vez yo completo lo que quedó incompleto en mi relación con él, pues en cierto modo también he sentido la necesidad de trascender la objetividad de una razón encerrada, asfixiada en el pragmatismo científico -técnico.
Grothendieck fue un matemático revolucionario, pero también una persona profundamente espiritual que se distanció de los métodos tradicionales del conocimiento, incluyendo los de su propio campo, en busca de una conexión más auténtica y universal. En su autobiografía Récoltes et Semailles, expone su percepción de la matemática como una forma de revelación espiritual, un ámbito donde lo que descubrimos es tanto una exploración de la estructura del mundo como un reflejo de nuestra interioridad y nuestra relación con lo trascendental.
Grothendieck, en este sentido, no concibe la matemática únicamente como un ejercicio racional y técnico, sino como un espacio donde la esperanza y la creencia operan de manera fundamental. La esperanza en su trabajo era la de desvelar un “orden oculto” en el universo, mientras que su creencia era una forma de fe en la matemática como un lenguaje que expresaba algo esencial sobre la realidad. A medida que su carrera progresó, Grothendieck se volcó cada vez más hacia una visión espiritual del conocimiento, rechazando el reconocimiento académico y las estructuras científicas establecidas, lo que lo llevó a retirarse y a explorar un tipo de conocimiento interior y trascendente.
Gracias a esta oportunidad que nos ofrece AD en su función de catalizador de espíritus vivos que buscan sentido de plenitud, sentido de vida en vida, me está llevando a reflexiones que sintonizan con las de AG. Ejemplo de ella es la reflexión que en breve remitiré a AD sobre la esperanza y la creencia con un ojo puesto en AG .
Perdón por el excesivo uso de acrónimos nominales.
Muchas gracias por la información Señor Antonio. Es un regalo inesperado.Me gusta mucho que pongo a continuación.