He estado todo el día pendiente de las imágenes de TV24 y la programación especial de la SER. Desde la noche del martes 29, cuando conocí los primeros datos de la destrucción causada por la salida de madre de los torrentes de Torrente, el Poyo y el cauce original del río Magro, me temí la tremenda catástrofe de la Huerta Sur, tan conocida y entrañable para todo valenciano. No podía comprender cómo no se había avisado con eficacia y prontitud, cuando se conoció por la mañana lo sucedido en Utiel y Reuqena, dejando a la gente desprevenida. Creo que es el desastre mayor, con más víctima de todos los acaecidos en la historia moderna de Europa, superando en número de víctimas los records de 400 en Frejús (1959) o los 300 en Brasil (200 2019). En Valencia ya han llegado esta tarde a 202 (+ 70cadáveres encontrado aún no registrado). En los órganos de la Genearlitat se habla de que podría llegarse a más de 1.000 muertos, dados los muchos más declarados como desparecidos aunque, al cnectarle vivis, vaya disminuyendo el número.
Desde la paz que se disfruta en Valencia al norte del nuevo cauce, contruido tras la riada de 1957, estoy en choc pues en esa Horta Sur tengo tantísimos amigos y recuerdos. Pensad que, ya desde 1967 a 1969 fui Vicario Eposcopal de la Gran Valencia, con poderes extraordinarios para hacer la visita pastoral, confirmar, codecdir traspasos de curas, etc… ¡Tantas vivencias y recuerdos vivos de personas y sitios que he seguido visitando hasta hace poco!
Pero al final, he logrado desgajarme de lo inmediato y releer con calma un capítulo de Légaut, que ya estaba pensando poderlo comentar en una de mis intervencions de los viernes. Me ha hecho bien su relectura, situando todo en una verdadera inteligencia espiritual, en una verdadera “comunión de los santos” que es el tema a que pensaba dedicar la entrega de hoy: relación espiritual entre personas, que aunque no se hayan conocido, aunque hayan vivido en sitios y épocas diferentes, se producen en una realidad verdadera no imaginara.
Si uno lo siente profundamente, como lo sentía el parco en imágenes Légaut, no como por imaginación o fe de rebaño sino por escucha interior e inteligencia del cristianismo, ¿por qué no puede ser realísima esa relación con el Maestro? Al mismo Grothendieck le extrañaba que una persona tan liberada del “rebaño” siguiera con esa relación fraterno-filial tan real con Jesús. Y yo me digo: si la moderna física cuántica interpreta aguno de sus experimentos como un enlazamiento real de fotones a distancia (no entiendo casi nada pero leo y tal ve equivoque; perdona Pepe Blanco, nuestro ficico de ATRIO que ya habrá entrado en el Misterio), ¿cómo se puede negar verosimilitud a lo mísiticos cristiana (y a otros místicos).
A lo que íbamos, a la Apropiación de los Aontecimientos, que es el capítulo que he releído hoy de Légaut. Lo considero punto central de su comprensión del ser humano y el mundo, de la inteligencia profunda de lo real. Está este capítulo en el libro “Llegar a ser uno mismo. El sentido de la propia vida” (1980). Es la síntesis de sus ideas expuesta en libros anteriores. Con un lenguaje y una sintaxis muy estructurada, como desarrollos de álgebra, escritura compleja pero exacta si se sigue el hilo y la lógica de las frases. Veo que no es por ser matemático. Otros como AG escriben sobre espiritualidad con más fluidez y emplean imágenes a montón.
Os animo a comprar el libro y leer el libro (Asociación Marcel Légaut) desde la página 97 a la 127. Como en este momento me siento incapaz de resumir y cmentar el texto, le he pedido ayuda a ChatGPT, uno de los boots de IA que hace resúmenes. No está mal y lo reproduciré aquí, para que os hagáis una idea de lo que escribe Légaut en ese capítulo 4º del libro Llegar a ser uno mismo. Pero, como me urge, para el desarrollo de esta serie de los viernes, que muchas personas se adentren en leer y comentar el texto, me he permitido reproducir estas 30 páginas del libro en esta página de ATRIO, que está a disposición de todos:
Y aquí el Resumen hecho por IA de este largo texto:
APROPIACIÓN DEL ACONTECIMIENTO: UNA LECTURA DE MARCEL LÉGAUT
Marcel Légaut, matemático y maestro espiritual, explora en Apropiación del acontecimiento cómo el ser humano se relaciona espiritualmente con los sucesos de su vida. Este proceso de “apropiación” implica tomar posesión de los eventos, en lugar de vivir resignado ante ellos. El texto plantea una reflexión profunda sobre el sentido de la vida, la trascendencia, y cómo el ser humano puede transformar los eventos externos en una fuente de crecimiento y descubrimiento interior.
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- Sumisión al Acontecimiento y la Crítica al Providencialismo
El autor parte de la forma tradicional en que muchas personas enfrentan los eventos de la vida, interpretándolos como una “voluntad de Dios” que deben aceptar sin cuestionamiento. Esta perspectiva, a la que Légaut llama “providencialismo”, lleva al hombre a ver en los acontecimientos signos divinos, una especie de dirección moral o espiritual externa que le dicta cómo actuar. En esta postura, los eventos pueden percibirse como advertencias, castigos o bendiciones, y al hombre no le queda más que aceptarlos.
Sin embargo, Légaut critica duramente esta posición, ya que considera que limita el potencial espiritual y personal de la persona. Para él, resignarse pasivamente a la “voluntad de Dios” no es verdaderamente espiritual, sino una práctica de tiempos antiguos que no requiere verdadera fe ni reflexión. Este “providencialismo” aleja al hombre de una auténtica comprensión de sí mismo y de los eventos, y lo hace dependiente de un esquema rígido que elimina la posibilidad de una relación genuina y viva con lo trascendental.
La crítica al providencialismo se basa también en que, con el avance del conocimiento científico, el ser humano ha ganado una mayor comprensión de los sucesos de la vida y del universo. La ciencia ha permitido que las personas cuestionen la idea de que todo lo que sucede responde a una intervención divina. En este contexto, Légaut invita al lector a ver los acontecimientos no como destinos impuestos, sino como realidades que tienen el potencial de transformarse en oportunidades de crecimiento espiritual y autoconocimiento.
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- La Apropiación Personal del Acontecimiento
Para Légaut, el proceso ideal frente a un acontecimiento es la “apropiación personal”. Esto significa que cada persona debe dar un sentido único y personal a los eventos de su vida, basado en su historia, sus valores y el propósito que vislumbra para sí mismo. Este acto de apropiación requiere una visión activa y una interpretación que trascienda la mera aceptación. En lugar de en el acontecimiento un significado externo u objetivo, se trata de buscar lo que ese evento representa específicamente para la persona en cuestión, qué le enseña y cómo contribuye a su evolución interior.
La apropiación no es, sin embargo, un ejercicio técnico que pueda aprender o perfeccionarse mecánicamente. Légaut describe esta actitud como una manifestación de la totalidad del ser, una actividad creadora que involucra todas las dimensiones del individuo. Este proceso requiere fe, paciencia y una disposición constante para reflexionar sobre las experiencias vividas. Légaut considera esta apropiación como la máxima actividad creativa del ser humano, pues es a través de ella que cada persona da sentido y dirección a su vida.
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- Obstáculos y Dificultades en la Apropiación del Acontecimiento
Apropiarse de los acontecimientos de la vida no es una tarea fácil, sino un proceso largo y arduo que conlleva numerosas dificultades. Légaut identifica varios obstáculos que el ser humano enfrenta en este camino, entre ellos la vulnerabilidad de la propia naturaleza humana, las presiones de la sociedad y el poder de las tradiciones religiosas. Estas fuerzas externas, muchas veces, imponen explicaciones simplistas a las experiencias, lo que limita la capacidad del individuo de experimentar una auténtica apropiación personal del acontecimiento.
Otro obstáculo es la naturaleza del ser humano, quien tiende a escapar de las realidades difíciles ya buscar explicaciones cómodas. Légaut sostiene que una verdadera apropiación implica confrontar las realidades incómodas de la existencia, incluidas las propias limitaciones, errores y fracasos. Para él, una religión o creencia que ofrece respuestas absolutas y reconfortantes desvía al individuo de esta tarea profunda, alejándolo de una espiritualidad madura y auténtica.
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- El Rol de las Renuncias y Sacrificios en el Crecimiento Espiritual
Légaut explica que, a lo largo de la vida, el camino espiritual exige sacrificios y renuncias. Estas renuncias, aunque dolorosas, permiten que la persona desarrolle una comprensión más profunda y realista de sí misma y del mundo. El autor describe cómo estos sacrificios son necesarios para llegar a un nivel de sabiduría y desprendimiento que no se puede alcanzar de otra manera.
La importancia de estos sacrificios radica en que, con el tiempo, se convierten en fuentes de fortaleza y claridad. Incluso si en un principio las renuncias parecen imposiciones, el paso de los años y la reflexión transforman estas experiencias en una especie de redención personal. El ser humano descubre una conexión íntima entre los sacrificios que ha hecho y su crecimiento espiritual, experimentando una sensación de “complicidad” entre las experiencias vividas y el ser que ha llegado a ser.
Esta “connivencia” entre los acontecimientos y el desarrollo espiritual revela, según Légaut, un misterio profundo en la relación del ser humano con el mundo. Los sacrificios y renuncias no son simplemente esfuerzos individuales, sino una respuesta a exigencias íntimas que reflejan las aspiraciones más elevadas del espíritu humano.
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- Conexión del Acontecimiento con las Necesidades Espirituales y la Misión Personal
Légaut observa que, a medida que el ser humano avanza en su vida y cumple fielmente con sus exigencias internas, los acontecimientos parecen sincronizarse con sus necesidades espirituales. Este fenómeno, que él describe como una “conexión objetiva”, se hace más evidente cuando la persona vive en armonía con su misión de vida. Aunque esta conexión no siempre es clara en el momento del suceso, se revela a través de la reflexión y el tiempo, y permite al individuo ver en retrospectiva cómo cada evento contribuyó a su crecimiento.
Esta relación entre el acontecimiento y las necesidades personales de desarrollo espiritual no es algo mágico ni predeterminado, sino una especie de “connivencia” que Légaut observa cuando el ser humano se alinea con las exigencias internas de su ser. Este fenómeno desafía la visión del providencialismo, pues implica una participación activa de la persona en la creación de su propio destino. Así, Légaut propone una visión del ser humano como un co-creador de su vida y de su destino, en colaboración con las fuerzas del universo.
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- El Cosmos como Libro de Sabiduría y la Naturaleza como Maestra de Humanidad
Para Légaut, el cosmos es un “libro” que inspira y enseña a quien sabe interpretarlo. El universo y la naturaleza, con su inmensidad y orden misterioso, ofrecen al ser humano una guía silenciosa sobre su lugar en el mundo. Légaut sugiere que, al contemplar el cosmos, el hombre puede encontrar respuestas a sus preguntas más profundas y obtener una visión que trascienda las limitaciones del pensamiento racional.
La naturaleza, en particular, se presenta como una maestra de la humanidad. Para Légaut, la naturaleza enseña tanto a través de su belleza como de su brutalidad. Las leyes de la naturaleza reflejan un orden que es igualmente aterrador y fascinante. En el sufrimiento, la muerte y la renovación constante de la vida, el ser humano puede descubrir un modelo de cómo enfrentar sus propios desafíos existenciales. La contemplación de la naturaleza permite al hombre ver su vida desde una perspectiva más amplia, encontrando en ella un sentido de maravilla y aceptación que lo enriquece espiritualmente.
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- El Hombre Espiritual como Excepción en el Mundo
En las reflexiones finales, Légaut aborda la figura del “hombre espiritual”, un ser que, a pesar de estar condicionado por las leyes de la naturaleza, ha logrado trascenderlas mediante una vida de autenticidad y libertad. Este hombre espiritual es una rareza en el mundo, pues su capacidad para elevarse sobre los impulsos básicos de supervivencia y adaptación es algo inusual en una especie que, según Légaut, está marcada por la barbarie y el conflicto.
Para él, la espiritualidad del ser humano es una paradoja: el hombre proviene de una historia de brutalidad y supervivencia, pero es capaz de desarrollar una conciencia y una sensibilidad que le permiten experimentar compasión, amor y propósito. Légaut ve en esta capacidad espiritual la prueba de que el ser humano tiene una misión única en el universo, una misión que se realiza cuando el individuo se apropia de su vida, se hace responsable de sus acciones y transforma cada experiencia en una oportunidad de crecimiento. .
Conclusión: La Apropiación del Acontecimiento como Camino hacia la Libertad Espiritual
La visión de Marcel Légaut acerca de la “apropiación del acontecimiento” se presenta como un trabajo personal íntimo para relacionar su existencia con lo real que le circunda en el tiempo y el espacio.
Espero vuestros comentarios y vivencias. Gracias a tdos y por todos.
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