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Grandeza y miseria de lo humano

En  el 400º aniversario de Blaise Pascal       

  • El pensamiento constituye la grandeza del hombre”.
  • “El hombre no es más que una caña, la más débil de la naturaleza, pero es una caña pensante. No hace falta que el universo entero se arme para aplastarlo: un vapor, una gota de agua bastan para matarlo. Pero aun cuando el universo le aplastara, el hombre sería todavía más noble que lo que le mata, porque sabe que muere y lo que el universo tiene de ventaja sobre él; el universo no sabe nada de esto. Toda nuestra dignidad consiste, pues, en el pensamiento. Por aquí hemos de levantarnos, y no por el espacio y la duración que no podemos llenar. Trabajemos, pues, en pensar bien: he aquí el principio de la moral”.
  •  Blaise Pascal, Pensamientos 346 y 347      

Con una carta apostólica: Sublimitas et miseria, el Papa ha recordado, a cuatro siglos de su nacimiento, la obra de Blaise Pascal, matemático, físico y filósofo que nació el 19 de junio de 1623 en Clermont y murió en París con solo 39 años el 19 de agosto de 1662. Un hombre de ciencia que hizo notables aportaciones a la matemática y a la física además de algunos inventos, y del que unas cuantas afirmaciones breves y certeras han quedado grabadas en la historia del humanismo.

        “Grandeza” y “miseria”, dos términos de la famosa “definición” pascaliana del ser humano titulan este texto-homenaje que va repasando los méritos por los que el pensador del siglo XVII, una “inteligencia inmensa e inquieta”, que atendió a las “razones del corazón”. Que puede ser considerado “un compañero de camino que acompaña nuestra búsqueda de la verdadera felicidad”, porque fue en su tiempo un “infatigable buscador de la verdad”, “atento a las necesidades de los pobres”: un “cristiano fuera de lo común”.

        La Carta es un reconocimiento a la persona y la obra de Blaise Pascal, que vivió en un siglo marcado por el prestigio de la razón y de la ciencia; que con precocidad y a lo largo de sus no muchos años de vida, incluidos tiempos de enfermedad, buscó la verdad, la rastreó en las matemáticas, la física y la filosofía, y que, en momentos en que cundía el escepticismo, se mostró inquieto e infatigable ante la pregunta mayor que rueda desde el salmista y los filósofos antiguos: ¿Qué es el hombre?

 

Una inteligencia precoz abierta a la realidad

        A partir de sus biógrafos, sabemos que, sin una educación sistemática, su padre decidió que no estudiara matemáticas hasta cumplidos los quince años. Pero nada pudo frenar la curiosidad de un niño que a los doce abordaba cuestiones no fáciles de geometría y a los catorce, siguiendo a Fermat, Gassendi y otros autores, planteaba interesantes teoremas de geometría. Inventó una primera máquina de calcular que tuvo varias réplicas y, tras importantes experimentos sobre la presión atmosférica y el vacío – cuestión en la que no estuvo acorde con Descartes- , escribió tratados sobre matemáticas y física que fueron apreciados por sus coetáneos. Como el Tratado sobre el equilibrio de los líquidos (1653) en el que explica la ley de la presión atmosférica, o el Tratado sobre el triángulo aritmético, el más importante sobre este tema que, al parecer, influyó en Newton. También, en correspondencia con Fermat, puso las bases para la teoría de la probabilidad.

        Pero la vida del joven Pascal, entregada a la búsqueda en varios campos de la ciencia, estuvo marcada por algunas pérdidas y conoció serias dificultades que le llevaron a reflexionar sobre su sentido. En 1646 su padre se lastimó una pierna y tuvo que recuperarse en su casa. Lo cuidaban dos jóvenes hermanos de un movimiento religioso en las afueras de Rouen que influyeron en las convicciones religiosas del joven Pascal. Se le hizo más urgente atender a la gran cuestión del ser humano y al alcance de la fe cristiana en relación con las aspiraciones de la humanidad.

 

¿Qué es el hombre?

        La pregunta, planteada desde antiguo, llegaba a su tiempo y seguía escapando a una “razón geométrica”. El viejo poeta Píndaro de Tebas había cantado las glorias de los triunfadores de Nemea sin esconder “la distancia que separa a los humanos de los inmortales”. Y Sófocles dejó plasmada en el canto coral de Antígona la extrañeza ante lo admirable y terrible de nuestra condición. A distancia de siglos, Pascal anotó que el ser humano es “una nada respecto al infinito, un todo respecto a la nada” en una meditación recogida luego en sus famosos Pensamientos, fragmentos publicados póstumamente que, como veremos, recogen los apuntes de alguien impactado por las grandes cuestiones.

        En su Carta reciente recuerda el Papa que Pascal habló de la condición humana de una manera admirable, sabia, mostrando su fe en Cristo y que situaba la Escritura en el centro de su pensamiento. Había llegado a la convicción de que “no solo no conocemos a Dios más que por Jesucristo, sino que no nos conocemos a nosotros mismos más que por Jesucristo”, una afirmación audaz en un filósofo dotado de una mente asombrosa, que afirmó que Dios y verdad son inseparables, y que, sin amor, no hay verdad. Con la inteligencia y la fe que fueron suyas, señaló el valor humanista y humanizador de la religión cristiana, que conoce y afecta a nuestra existencia con sus oscuridades y sus dolores, pero con una incurable ansia de bien.

        Hay que decir también -así lo reconoce esta Carta – que la apertura a la realidad y la entrada en los varios mundos del conocer se dieron en él junto con la atención a las urgencias de aquella sociedad, en favor de la que realizó algunos de sus inventos y para la que ideó el primer sistema de transporte público de la historia: los “carruajes de cinco centavos”. Una atención unida a la voluntad de poner por obra las obras de misericordia, actitud que se manifestó muy explícitamente en su última enfermedad. Según uno de sus biógrafos llegó a decir: “Si los médicos dicen verdad y Dios permite que salga de esta enfermedad, estoy resuelto a no tener más ocupaciones ni otro empleo el resto de mis días que el servicio de los pobres”. Había llegado a la convicción de que “el único objeto de la Escritura es la caridad”

        Así, en el itinerario de Pascal se entrelazan las búsquedas de un científico y un creyente.

 

Convicciones religiosas

        Sufrimientos y muertes de familiares le afectaron profundamente. En una carta a Fermat, de julio de 1654 habla de la enfermedad que le obligaba a estar postrado, pese a lo cual prosigue sus trabajos. Cuando su padre, Étienne Pascal, murió en septiembre de 1651, Blaise Pascal escribió a una de sus hermanas dando un significado profundamente cristiano a la muerte, en general, y al fallecimiento del padre, en particular. .En una carta a Fermat, de julio de 1654 habla de la enfermedad que le obliga a estar postrado, pese a lo cual prosigue sus trabajos. Además, por entonces, sufrió un grave accidente y una singular experiencia religiosa que dejó plasmada en su Manifiesto, un texto breve escrito de su puño que llevó consigo hasta el final de su vida.

        Sus convicciones de creyente aparecen también en los célebres Pensées (pensamientos) publicados póstumamente entre los que se encuentra la famosa “apuesta”, que quiere mostrar lo razonable y sensato de creer: “Si Dios no existe, no se pierde nada creyendo en Él, mientras que si sí existe, se perdería todo no creyendo”.

        Tras algunas visitas al monasterio de Port-Royal en el que residía desde 1852 su hermana Jacqueline, se vio envuelto y hasta acusado en la controversia del jansenismo, que fue muy seguida en el país y que al día de hoy nadie sostiene. Escribió, en defensa de un amigo y en contra de la posición de algunos jesuitas, las dieciocho Cartas provinciales que fueron leídas con gran interés por un público amplio.

       

El Memorial de una noche de fuego

        Asombrado por “el abismo” de la condición humana, incansable buscador de verdades y de la Verdad, tras un tiempo de desánimo, vivió una experiencia singular de la que dejó constancia en un manuscrito que llevó hasta su muerte cosido a su abrigo: se trata del Memorial, el famoso texto al que ya nos hemos referido.

        Fechado el 23 de noviembre, víspera de la fiesta de varios mártires santos -como cuida de anotar- se refiere entrecortadamente a lo acontecido en el espacio de dos horas: “Fuego. Dios de Abrahán, de Isaac y de Jacob, no de los filósofos ni de los sabios. Certeza, certeza, Sentimiento. Alegría. Paz. Dios de Jesucristo. Deum meum et Deum vestrum. Tu Dios será mi Dios …”.

        El Memorial representa un momento decisivo del Pascal defensor de la fe sin renunciar a la inteligencia. La debilidad y la grandeza de la condición humana se reflejan y conjugan también en este texto que evoca el episodio bíblico de la zarza. El manuscrito prosigue reiterando el olvido del mundo, con la mención de “lágrimas de alegría” y la súplica de no ser jamás separado de ese Dios vivo y de Jesucristo, en cuyo conocimiento consiste la vida eterna y al que conducen los caminos del Evangelio. Y concluye con la afirmación de una “alegría eterna por un día de fatiga sobre la tierra”.

       

Los Pensamientos

        Debilidad y grandeza, razón y corazón son los términos elegidos por Pascal para decir del ser humano, “caña pensante”, que se encuentran también en los fragmentos que se conservan manuscritos. que salieron a la luz como Pensées y siguen siendo considerados una joya de la literatura francesa. Un clásico del que algunos párrafos, se han hecho célebres, como el que define al ser humano, pese a su fragilidad, como “una caña que piensa”.

        Al parecer de los estudiosos, los Pensamientos debieron ser apuntes para una Apología que el autor no llegó a completar. Hablan de lo problemático de nuestra condición y de lo decisivo del conocimiento de Dios y de Jesucristo. Un saber inestimable para aguardar lo eterno y atravesar la oscuridad de la vida y de la muerte.

        Son retazos que condensan una sabiduría que desborda la razón “geométrica” y hacen valer las “razones del corazón” en forma de una “inteligencia cordial”: “El corazón -dice uno de los más citados- tiene razones que la razón no conoce. Se sabe esto por mil cosas…”.

        Con brevedad y justeza siempre llamativas, tratan de la flaqueza, la incertidumbre, la inquietud y el atisbo de eternidad que se hallan en los hombres, y de la diferencia entre las personas según busquen o se despreocupen de conocer la verdad. Hay también en ellos varias llamadas de atención respecto del amor propio que encapsula el existir, sobre la inconstancia o el distraimiento en quienes debieran buscar justicia y verdad. Y, tras reconocer que “el último paso de la razón es reconocer que hay una infinidad de cosas que la superan” se advierte en ellos lo escondido del Dios en quien el creyente confía, con claras referencias a la Escritura

        De ahí que, desde la situación religiosa de nuestro siglo, se pueda decir que “leer la obra de Pascal, es ponerse en la escuela de un cristiano con una racionalidad fuera de lo común, que tanto mejor supo dar cuenta de un orden establecido por el don de Dios superior a la razón”. Ahora bien -cuida de decir el Papa- sin renunciar a la razonabilidad de una fe que, eso sí, no puede ser impuesta puesto que es deudora de la gracia: “No se demuestra que debamos ser amados sometiendo a método las causas del amor; sería ridículo’”, observó Pascal con humor entrando en la larga y ya lejana controversia de pelagianos y molinistas en su siglo.

       

Morir en compañía de los pobres

        Aunque la historia haya conservado buena parta de su legado, no es muy conocido el hecho de que este genial físico y filósofo compuso en 1659, ya debilitado, una Oración para pedir a Dios el buen uso de las enfermedades. Estando en punto de muerte – escribe su biógrafo- “tenía un gran deseo de morir en la compañía de los pobres” y después de recibir los Sacramentos, sus últimas palabras fueron: “¡Que Dios no me abandone jamás!”. Concluían así sus no muchos años gastados en búsquedas que le condujeron hasta una verdad que hermana con la caridad.

        Murió a los 39 años a causa de un doloroso tumor que llegó a afectar a su cerebro.

        Felisa Elizondo

19 comentarios

  • Agradezco que hayan prestado atención a este breve art que quiere sólo hacerse eco del 400 aniv y la Carta apostólica. Gracias especialmente a L. Sequeiros, con mi recuerdo de tantos encuentros amigables de ASINJA. Lejos de entrar en la discusión sobre los accesos a un Todo/Uno, o a formas varias de espiritualidad, que sería un largo debate, creo que hay que situar al creyente Pascal en su siglo y en la ciencia de entonces,  y la Carta lo hace con finura y expresamente,  sin pretender absolutizar sus afirmaciones de Jesús-verdad en unos párrafos que no he reproducido por la brevedad exigida“

    Pues si Pascal comenzó a hablar del hombre y de Dios, fue porque había llegado a la certeza de que «no solamente no conocemos a Dios más que por Jesucristo, sino que no nos conocemos a nosotros mismos más que por Jesucristo; no conocemos la vida, la muerte más que por Jesucristo. Fuera de Jesucristo no sabemos lo que es nuestra vida, ni nuestra muerte, ni Dios, ni nosotros mismos. De esta suerte, sin la Escritura que sólo tiene Jesucristo por objeto, no conocemos nada y sólo vemos oscuridad». [5] Para que pueda ser comprendida por todos, y no sea considerada sólo como una pura afirmación doctrinal inaccesible a los que no comparten la fe de la Iglesia, ni como una devaluación de las legítimas competencias de la inteligencia natural, una afirmación tan extrema merece ser clarificada

    Fe, amor y libertad
    Como cristianos, debemos mantenernos alejados de la tentación de presentar nuestra fe como una certeza indiscutible que se impone a todos. Pascal ciertamente tuvo la preocupación de hacer saber a todos los hombres que «Dios y la verdad son inseparables». [6] Pero sabía que el acto del creyente es posible por la gracia de Dios, recibida en un corazón libre. Él, que por la fe había tenido el encuentro personal con el «Dios de Abraham, Dios de Isaac, Dios de Jacob, no de los filósofos y de los sabios», [7] reconoció en Jesucristo «el Camino, la Verdad y la Vida» ( Jn 14,6). Esta es la razón por la que les propongo a todos los que quieran seguir buscando la verdad ―una tarea que nunca termina en esta vida― que escuchen a Blaise Pascal, hombre de inteligencia prodigiosa que quiso recordarnos cómo fuera de los objetivos del amor no hay verdad que valga la pena: «No hacemos un ídolo con la verdad misma, porque la verdad sin la caridad no es Dios y es su imagen y un ídolo al que no hay que amar ni adorar». [8(Sublimitas et miseria)

  • Jaume PATUEL PUIG

    Pongo directamente ya que en “responder” no se va directamente y cito la misma frase de Antonio recordada por Isidoro:  Yo respeto a quienes llegan a una espiritualidad y fe auténticas (capaces de comprometer su vida) meramente humanas,…  Es una buena y sana actitud, pero convendría no sentirla como superior a la “nueva epistemología”. Lo “meramente humano” es también “lo divino”. Me acuerdo de Urteaga 81952): El valor divino de lo humano”. Por otra parte, cosa indicativa, los que estamos en el movimiento PSICOLOGÍA TRANSPERSONAL (cuyo título no es adecuado para reflejar su contenido) venimos del mundo psicoanalítico y también del mundo espiritual eclesial. Por tanto, sé de qué va toda “la espiritualidad oficial católica” y su profundización, es decir, ir a la raíz vital y “no creencias” me ha llevado a ver y vivir a Jesús, como un gran Maestro y Sabio ya que de “ser Dios” es un dogma puesto a posteriori por la evolución teológica, no del Pueblo de Dios, sino de unos selectos teólogos. Y ahora vamos a celebrar los 17 siglos de Nicea (va a dar mucho de sí). A mi personalmente de Jesús, como de Don Bosco, me interesa su “Dinámica interior”, no tanto su pensar, actuar, sino el SENTIR ESA PROFUNDIDAD ya que su mensaje (y en esto tengo en cuenta a Rahner) es la BUENA NOTICIA….

    catapultarnos al DUC  IN ALTUM (tanto alzada como profundidad) que no es otro, que uno mismo en su propia profundidad. Y aquí viene el trabajo del EGO: tomar consciencia que su identidad verdadera no es la que piensa (=pseudo identidad ya que parte solo de su cerebro), sino la que va tomando consciencia para no matarse ni diluirse (nos llevaría a lo psicótico) sino para saberse silenciar y autoauscultar su VOZ interior que los grandes MAESTROS Y SABIOS (Jesús, Don Bosco y tantos otros en pleno S. XXI) nos orientan a escuchar. El mundo de “creencias” no da respuesta al S. XXI, sí la VITALIDAD de los que confían en la vida de la Humanidad. Por ello, una vez más, recomiendo encarecidamente la lectura del pensamiento del jesuita Marià CORBÍ (1932). Estoy leyendo uno de sus últimos libros. Un compendio de sus 8 volúmenes publicados, junto con sus poemas, espléndido y profundos, de esa confianza y fe en la INMENSIDAD DE LOS MUNDO que cada uno/a ES:”PROYECTOS COLECTIVOS PARA SOCIEDADES DINÁMICAS. Principios de epistemología axiológica (2020). Lo indico porque el cambio o ruptura abismal que “padecemos=(passio) todos nos debe ayudar a reflexionar a no repetir el pasado, como sumisión, sino vivir el presente con libertad y mirada de confianza y esperanza en un SIEMPRE ES. Con sencillez reenvío a mi libro: EL MAPA NO ES EL TERRITORIO o “mi viaje hacia la consciencia transpersonal” (2018). Jesús continúa siendo un gran faro de luz brillante: SENTIR SU SENTIR es un dato, no una creencia. Y agradezco muchísimo a Isidoro su explicación que ayuda a comprender que ATRIO o ALE es exponer respetando la diversidad.

    El impacto de la sociedad tecnocientífica de cambio, creatividad, conocimiento etc. que no es “propiedad” del mundo globalizado económico, impacta de tal forma que las respuestas han de construirse teniendo siempre en cuenta la sabiduría actual  como las sabiduría de otras culturas: DIOS-AMOR o LUZ VITAL o SHEKHINAH o PRESENCIA IMPREGNANTE SE SIENTE, SE VIVE, PERO NO SE CREE.

    Perdón por ser tan larguito, que no es mi costumbre. Y tomar la idea, el estilo puedo confundir tal vez..DUC IN ALTUM….ya que LA CONFIANZA BÁSICA ES SENTIR PARA VIVIR, CRECER, MADURAR, PERO NO ÉS UNA CREENCIA O DOGMA, SINO UN BUEN DATO EMPÍRICO. 

  • carmen

    Pues allá voy, sentada en mi Rocinante, o en mi rucio, no sé en cual de los dos.

    Voy a descartar a aquellas personas que luchan a brazo partido por la institución de la iglesia. Ellos van a lo suyo, y me parece genial. Cada cual tiene derecho absoluto a defender aquello que crea oportuno, pero para lo que voy a plantear no me interesa. Otras veces entro a muerte en ese tema. Hoy no.

    Estoy pensando en las personas que están interesadas en  la espiritualidad, religión y esas cosas.

    Conozco a gente absolutamente convencida de todo lo que dice el credo católico. Convencidas.

    Otro grupo de personas que creen de la misa , la media. Ya lo contó Unamuno en su san Manuel.

    Y otras que no se creen nada de la misa.

    Si todos nos respetaremos sería estupendo, eso al menos entiendo. Pero no es así. Hay como una intención de convencer. De hecho se dice mucho, yo tengo , bueno, no exactamente, rectifico, tenemos La Verdad. Y si no la crees…oye, lo mismo es que te falta de, pero no te preocupes, la fe es un don de Dios. Pobrecico, pobrecica, bastante tienes con esa obcecación…hala, hala, si no puedes aceptar la Verdad, no te preocupes. Y, yo, que no me preocupo por eso y soy de hacerme muchas preguntas, pues me acaba de asaltar una nueva. Será que los convencidos a tope, esos de una fe a prueba de bombas, será que cuanto más personas crean más seguras se sienten en su fe? Luego  no será un poco inseguridad? Porque de otra manera no entiendo.

    He dejado fuera a cosica hecha a todos los que tienen intereses eclesiales. Esos juegan otro partido.

    No sé si me explico. No necesito que nadie crea lo mismo que yo, entre otras cosas porque ni siquiera tengo ideas claras acerca de lo que pueda o no pueda ser Dios. Tampoco me interesa. Si existe,  existe para todos y desde luego es único. No me va un Olimpo multitudinario. En absoluto. Entonces, por qué molestan las personas que creen en otro Dios diferente al de Jesús? El tampoco se ajustó mucho a las normas de sus sacerdotes. Por eso creo que me gusta.

    Entonces por qué molestamos? Porque cuántos más crean más seguridad tienen?  Y si son personas de esas que llaman científicos o as, entonces mucho mejor? Por qué? Acaso de seguridad que una persona que se dedica a pensar sobre los átomos, y el universo en general comparta creencias eso es garantía? De qué exactamente?

    Pues para mí todo esto de Dios y sus jaleos tiene mucho más que ver con la poesía, la imaginación, la música…con el arte en general.

    Insisto, guerras eclesiales no cuentan.

    Seguro que piensan que no doy para Rocinante, que con mi rucio tengo bastante. Seguramente tienen razón.

    Dulces sueños. 

  • José María Valderas

    En mi dilatada vida profesional al frente de la edición española de Scientific American y otras publicaciones de parejo tenor en el ámbito de la neurociencia, jamás me he encontrado con el “gran Espíritu del Universo”. Ni Hawking, ni Silk (cosmólogo creyente, dicho sea de paso) en The infinite Cosmos, ni Roger Penrose en The Road to Reality, ni Barrow, en New Theories of Everithing, y no sigo porque los que no tienen remota idea del tema dirán, en su escaso empeño intelectual, que busco lucirme o digo verdades a medias, ninguno de los autores citados y el resto de cosmólogos hablan de semejante entidad. A mí lo del Gran Espiritu me suena a Gran Manitú. Lo que hay que oír o leer.

    • Isidoro García

      ¿Y en su prestigiosa revista científica, que usted tan maravillosamente dirigía, ha salido alguna vez algo sobre la transustanciación, o de que un muerto ha resucitado al tercer día?.

      ¡Cuántas ruedas de molino traga todos los días, y que fino tiene el paladar otros!.

      • José María Valderas

        No. No ha salido nunca, entre otras cosas, porque no lo hubiera dejado pasar. Al mundo de la trascendencia se accede a través de la fe. Podría esquematizarle por qué no existe contradicción entre mi aproximación a la ciencia y mi aproximación a la fe. Pero me siento un poco harto de interpretaciones sesgadas y acusaciones infundadas, ad hominem. Para no ser yo, le indicaré un libro donde encontrará en buena medida lo que yo podría responder: “Approches d´une théologie de la science”, de D. Dubarle, Les Editions du Cerf, París. En particular los capítulos “Conscience chrétienne et universe”, “Résurrection et science y Réflexions su le miracle”. No me he apeado todavía de mis fervores neopositivistas o del empirismo lógico. Y. sin embargo, creo en Dios Padre…. hasta el último artículo del Credo.

        • Jaume PATUEL PUIG

          La relación o problema FE y CIENCIA entiendo que está superadillo. La fe siendo confianza básica no precisa de argumentación para sentir, percibir y vivir LA GRAN INMENSIDAD:  SE VIVE  y atrapa al ser humano en su quehacer diario, tomando conciencia que no hay dos pisos, sino una sola y única realidad ya ahora con formas diferentes.

          Estamos en el S.XXI en una sociedad tecnocientífico de conocimiento, cambios continuos etc. y que las “creencias” para algunos ya no responden a ese problema. Puedo estar equivocado, pero ni miento ni soy tonto.

    • ana rodrigo

      Ayer, Valderas me llamó ignota en su cultismo tradicional, que traducido quiere decir ignorante; hoy dirigiéndose a mí dice “en su escaso empeño intelectual”, que traducido quiere decir tonta. Pues nada, a mis 81 años soy una ignorante y una tonta. Pues, hala!, campo libre para ¿el insulto?. 

  • carmen

    También lo creo importante

    Se podrían nombrar a cientos de personas que piensan de forma diferente a este señor Pascal, cuyo estudio sobre el comportamiento de los fluidos es  muy muy muy importante. Grandes hombres de ciencia también han manifestado su opinión acerca de todo este mundo de la espiritualidad, no al cristianismo exactamente. Con precaución, siempre con precaución. Porque tontos, pues no son.

    Me llama la atención que se preste tanta atención a las personas que se dedican a eso que llaman el mundo científico , a su opinión personal acerca de eso que llaman Fe. Para mí son personas normales. Ese ha sido siempre mi problema. No veo diferencias entre grandes y pequeños. Debe de ser eso. No sé

    Quizás la fe necesita la aquiescencia de la ciencia?

    Pues si es así, me quedo con Einstein. No con el de las frases de internet sacadas de contexto y que a menudo son falsas.

    Me quedo con su pensamiento profundo. No sé. Me gusta ese señor. Judío, por cierto.Pues eso 

  • Antonio Duato

    Se repite en  algunos comentarios de esta y otras entradas que hay cosas que se podían legítimamente pensar en tiempos de Pascal (siglo XVII) o incluso en el siglo XX, pero que en el segundo decenio del siglo XXI ya no es posible mantener, pues las neurociencias y la psicología profunda muestran claramente que esa realidad trascendente que antes se imagiaba o nombraba “Dios” (“Teos”?) tiene su realidad en estructuras insconcientes del Ser Humano o en el espíritu concreto de un individuo.

    Jesús sería por tanto un simple ser humano que habría enlazado con su espíritu concreto y algunos conocimientos los siguió atribuyendo a una relación con Abba, su Padre, con quien mantenía una relación personal. No había podido aún descubrir que era una relación psicoide, que le llevaba a estados de trance. Hoy reconocería los avances científicos a los que ha llegado el ser humano incluso tras Freud y Jung (con Hillman, Maslow, Rogers, Grof y Wilber, p.e.) y se daría cuenta de que hno abía un creador que vestía a las plantas y nos hablaba personalmente a cada uno.

    Pascal tuvo en 1654, a los 31 años y 7 años antes de morir, una experiencia trascendental profunda, con una serie de certezas que él dejó en su famoso Memorial para no olvidarlas o descuidarlas, mientras iba desarrollado su pensamiento científico o humanista.

    Muchos científicos actuales, muy al día de las últimas teorías matemáticas, físicas, biológicas y psicológicas conservan certezas y memoriales semejantes, heredados de experienciaas puntuales o de una cadena de pequeñas experiencias cotidianas. Yo respeto a quienes llegan a una espiritualidad y fe auténticas (capaces de comprometer su vida) meramente humanas, sin referencia alguna a un Ser creador de todo y sostenedor de la propia insignificante existencia personal. Pero me resisto a creer que esa fe y certeza que tienen hoy, aun aceptando todo a lo que la ciencia y su mente puedan llegar sobre el cerebro y el subconsciente, tengan que quedarse en ilusiones o fantasías de otros tiempos.

    Es más. Porque creo en la persona humana como capaz de llegar a relacionarse con el Ser Supremo, sabiéndose ínfima y efímera criatura creada por amor y responsable de usar su libertad (real, no imaginaria) para co-crear con Él el propio yo y el mundo, es por lo que sigo luchando para que sean muchas personas que, dándose o no plenamente cuenta de dónde procede el impulso interior, trasmitan esta fe a las futuras generaciones. 

    Pero hay mucho que hablar sobre esto. Por eso considero que nuestras respectivas experiencia es bueno que sean dichas, escuchads y reflexionada en un lugas como ATRIO.

    • Isidoro García

      Amigo Antonio, Jaume Patuel, citaba ayer a Stanislav Grof, como uno de las grandes columnas de la Psicología Transpersonal.

      Grof, junto con su esposa, Cristina, hicieron su especialidad de las emergencias espirituales, y los estados alterados de conciencia, que previamente había descrito Maslow las “experiencias-cumbre”. Y Maslow murió en 1970, (¡¡¡ha-ce ya 53 años!!!).

      Como decía esta mañana, la Psicología Transpersonal, desde el descubrimiento del Inconsciente Colectivo, con su “daimon” o “espíritu” personal, (que ya describía Sócrates, (¡hace 2.300 años!), ha radicado las experiencias espirituales, (que no son ni falsas, ni engaños), en el campo científico de la Psicología, retirándolo del campo sobrenatural.

      Citaba de pasada yo, un pequeño comenta-rio de Henry de Lubac sobre la naturaleza y la gracia. Recomiendo la lectura de una pequeña recensión de Bernardo Pérez Andreo, (nada sospechoso), sobre el librito de Lubac, “Naturaleza y Gracia”. https://bernardoperezandreo-recensiones.blogspot.com/2015/12/naturaleza-y-gracia.html

      Por ello, el hecho de que toda la fenomenología espiritual, (a excepción de contadísimas y excepcionalísimas situaciones), se realice mediante las facultades de la mente humana con la que todos disponemos.

      Ese “espíritu” del que todos disfrutamos, es producto de la evolución emergente, con que el Universo, siguiendo sus leyes biológicas, nos ha dotado.

      Y eso no implica que detrás del Universo, no pueda estar un Dios personal o impersonal, teísta o no-teísta, que dirige todo el cotarro, que podemos llamar, el “Gran Espíritu Santo”, y detrás de Él, puede estar el origen de todo, el Uno, del que el Espíritu, podría ser una emanación.

      O sea que no necesariamente, estudiar las experiencias religiosas, las normales y las extraordinarias, es algo materialista y ateo. La realidad es la que es, y luego, unos creerán que tiene un origen u otro.

      Y la mejor manera de cumplir tu loable propósito, de dar a conocer la Verdad, no es negar la mayor, como el baturro del tren, sino adaptarse ágilmente a los nuevos conocimientos. La gente joven ya no traga con lo mismo que hemos tragado muchos hace sesenta años.

      Quería cerrar con un comentario a una coletilla que hacéis muchos, debido a vuestra ideología, de lo de “Yo respeto a quienes llegan a una espiritualidad y fe auténticas (capaces de comprometer su vida) meramente humanas,…”.

      ¿Tú crees que cualquiera que viva su vida, con sus sinsabores y desgracias, no está suficientemente comprometido con la vida, o es que hay que irse de misiones a Africa, o apuntarse a vuestro partido político?.

      Tened un poco de empatía y compasión con la vida de la gente, que tú sabes tanto como yo, que no es un baile y una juerga.

      Por eso no me gusta la política, porque os poneis muy pesaditos, con vuestro moralismo tridentino: antes era el sexo, ahora es el compromiso de vida.

      ¡Dejadnos en paz, y haced vosotros con vuestra vida lo que queráis, pero ¿qué es eso de pedir heroísmos y compromisos a los demás, so pena de que no nos respetaréis?.

      Yo ya no pido respeto, y por eso a mí me da igual, porque el que lo pide siempre es el ego.

      • Isidoro García

        Quería explicar un poco, (todo esto según mi opinión subjetiva), lo que significa para mí el compromiso, y la espiritualidad.

        Lo primero es que la espiritualidad no es un fin sino un medio. La finalidad fundamental del ser humano, es la maduración y el despliegue de su naturaleza.

        Y este proceso de maduración se puede realizar mediante una ascesis que puede ser guiada por la racionalidad moderna, por el espíritu personal, o siguiendo un camino ascético de alguna escuela de filosofía o religión que aceptemos.

        Cada uno que elija el camino que prefiera, y si se equivoca, él pagará los platos rotos, y si acierta, pues ¡Ole tus narices!.

        El camino del espíritu personal, nos lleva a la autonomía personal, y a la libertad de conciencia personal, (lo cual no pueden decir otros). No nos gusta que nos manipulen los pastores de ovejas, y si nos equivocamos lo haremos nosotros, no nos equivocarán otros. (¿Es tan descabellado y volupotuoso?

        Normalmente, los que siguen un camino, suelen criticar el camino de los otros, porque piensan que ellos han acertado y han elegido el mejor. Pero debemos aceptar la pluralidad de opiniones subjetivas, y cada uno en su caminito y Dios en el de todos.

        Y una de las críticas que muchos hacen al camino espiritual personal, por eso de la autonomía y la conciencia personal, es el de que fomenta el solipsismo, el egoísmo personal, la insolidaridad y demás males morales, además de que produce dispepsia estomacal, caspa y mal aliento en la boca: Un desastre.

        Y es verdad, que TODOS los caminos de mejoramiento y desarrollo personal, están repletos de trampas, en los que es muy fácil caer, (son especialmente peligrosas y sutiles las trampas del ego, al que hay que vigilar muy de cerca).

        En resumen, que si cualquier método se hace mal, dará mal resultado, y si se hace bien, pues bueno. Los chinos dicen que el remedio adecuado en el humano inadecuado no funciona, y viceversa. Hasta un mal remedio funciona en el humano adecuado.

        Y ¿en que consiste la maduración por vía espiritual?, pues en poner mucho empeño en estimular, escuchar, e interpretar bien, los dictámenes del “espíritu”, lo cual no es fácil. Y luego consiste en fluir, en vivir nada más. Decía Thomas Merton: “Mi oración es respirar”. 

        Y en el camino de la maduración, además de mucha autoreflexión, y procurar distinguir los ecos de las voces del espíritu, (lo que no siempre es fácil), hay que estudiar y reflexionar mucho sobre nuestros errores culturales racionales tóxicos aprendidos, que envenenan nuestro razonamiento y nuestras emociones, e ir mejorando en lo que se pueda, en nuestro equilibrio mental y emocional.

        Y respecto las experiencias-cumbre y todas esas cosas, nada de nada. Decía el mismo Merton que la vida espiritual de un trapense era un semi-éxtasis y cuarenta años de aridez. 

        Eso de que suenan mil campanas en mi corazón, es pura filfa infantiloide. Las dudas y contradicciones son sempiternas, aunque como decía el sabio: la sabiduría humana, (la maduración), es equivocarse, y equivocarse y equivocarse, pero cada vez menos y menos, y menos.

        En resumen, que se necesita compromiso, con el deseo de madurar, y compromiso con el método o proceso elegido. Y luego si sale con barbas, San Antón, y si no, la Purísima Concepción. Que nos equivocaremos, seguro. ¿Y qué pasa? Cada uno que vea su alma.

        Y en eso del “compromiso político social”, cada uno que haga lo que le marque su vocación personal, que no es la misma para todos.

        Sólo que los que seguimos la vía del “espíritu”, como no nos acogemos a ninguna moralidad marcada por otros, por ello debemos intentar ser lo mas fieles posible al espíritu, con la confianza absoluta, de que si lo escuchamos bien, nos empujará instintivamente, hacia el bien, el conocimiento, la creatividad y la armonía-felicidad.

        Confiaremos en que nuestra naturaleza es ser buena persona, (que no significa ser perfectos), pero al menos intentaremos equivocar lo menos posible nuestro camino. Y al que Dios se la de, san Pedro se la bendiga.

        Por eso a los que hemos elegido la vía espiritual, de ser autónomos, de verdad, nos molestan un tanto, los sermoncitos y las presunciones de superioridad moral general.

        Nada más es eso. Yo creo que sería un proyecto de vida, bastante atractivo para muchos, sin neurosis, obsesiones, paranoias, complejos de Supermán y de salvadores del mundo, y otros pequeñas lindezas.

        • Isidoro García

          «La misión no se elige a partir de una escala de valores. Se descubre poco a poco a partir de la fidelidad a lo que nace en uno mismo; y se acoge sin buscarla o esperarla de manera explícita.

          A veces también se la teme de manera instintiva. La misión no es nunca el resultado de un proyecto realizado con perseverancia y tenacidad sino el fruto lentamente madurado por obra de nuestra fidelidad a lo que percibimos íntimamente que debemos pensar, decidir o hacer día a día». (M. Légaut).

  • ana rodrigo

    Estando de acuerdo con lo que dice Isidoro, voy a hacer mi pequeña (y, como me diría Valderas), ignorante aportación).

    Al igual que Jaume, también tomo como punto de partida el que Pascal, en cuestiones religiosas, fue hijo de su tiempo, aunque el que se haya hecho tan popular “el corazón tiene razones que la razón no conoce” a mí siempre me ha gustado por lo que tiene de integral para el ser humano, razón y emoción se complementan. 

    El cerebro humano es el órgano corporal más potente de la naturaleza, capaz de lo mejor y de lo peor. Ayer en la radio, una periodista y escritora, hablando de las atrocidades de las que ha sido capaz el ser humano en la historia, decía “no sé de qué está hecho el ser humano, aunque la biblia diga que estamos hechos a imagen y semejanza de Dios” 

    Un tema que siempre me ha intrigado en nuestra cultura cristiana, es por qué cuando hacemos el mal, es fruto de nuestra decisión y, cuando hacemos el bien, es por gracia de Dios, señalando, además que la gracia nos la otorga Dios, a algunos y a algunas, claro. Sí, ya sé que la doctrina dice que, cuando hacemos el mal, es que rechazamos a Dios. El mismo Papa dice refiriéndose a la fe, una fe que, eso sí, no puede ser impuesta puesto que es deudora de la gracia”. En fin, esto es como una plastilina que se adapta para poder configurar cualquier objeto deseable a nuestra mente; sólo hay que ver a l@s niñ@s lo que son capaces de hacer con un trozo de plastilina. Otra cuestión es la inquietud del ser humano de querer ir más allá de los límites de la razón y hacer razonable todo aquello que dé sentido a nuestra vida.

    No sé si es jansenismo o no, pero todas las religiones son excluyentes de las demás, cada una cree poseer al único dios verdadero. ¿Será el mismo Dios el de todas” o ¿Solamente es Jesús la única y verdadera revelación del único Dios? Estas preguntas son muy frecuente también en el siglo XXI, no solamente en épocas pasadas, el hacérselas son, en sí mismas, pura lógica.             

  • carmen

    No entiendo qué se quiere decir en este artículo. Entiendo lo que dice, pero no el mensaje que quiere transmitir.

    O a lo mejor lo intuyo y no lo comparto. Vaya usted a saber…

  • Jaume PATUEL PUIG

    Pascal es ser humano de su tiempo sin dejar de ser enriquecedor, bien leído para un S. XXI cuya sociedad de conocimiento, comunicación y cambio continuo ha traspasado el mundo industrial y nos encontramos en una cibercultura.Hace grande al Ser Humano la capacidad de aceptar este mundo, el único que tenemos como gratuidad y donación que el Ser Humano va construyendo y dejarse construir. El Ser Humano debe sentir lo que piensa y pensar lo que siente: inseparables. Y ya no estamos “in hac lacrimarum valle” sino en la ciudad que nos toca vivir bajo la Luz profunda que todo Ser Humano debe vislumbrar en sí para amar de otra forma ya en el aquí. La LUZ es dada, pero la construcción es nuestra responsabilidad. Y somos como cañas, fuertes y flexibles, pero al mismo tiempo débiles y destructores.  

  • Isidoro García

        Una de las características del mundo cristiano, (y Atrio cojea de esa pata, clamorosamente), es la ignorancia culpable, (por intencionada e interesada), del resto de pensamiento humano y religioso: “O nosotros, (la Iglesia-Institución), o la nada y el caos”.
                         “¿Qué sabe de Inglaterra, aquel, que no conoce más que Inglaterra?”.
                    Y hay muchos que pican en ese truco trilero y malicioso. 

    • Isidoro García

      El que Pascal dijese que “no solo no conocemos a Dios más que por Jesucristo, sino que no nos conocemos a nosotros mismos más que por Jesucristo”, tiene un pase, porque lo dijo en el s. XVII, en los albores de la Modernidad, y plenamente inmerso en un ambiente cultural monopolísticamente católico.

      Pero que lo repita hoy día el Papa, sin matizarlo bien, es carnaza apologética para la tropa, indigna de la calidad intelectual que se le supone por el cargo.

      Porque esa frase, que yo creo que es expresión fidedigna de la realidad, lo es siempre y cuando, maticemos el “pequeño” detalle de añadir una frase de la que interesadamente se prescinde: “A través del “Espíritu””.

      Para mí, Jesús, es como el dedo de la estatua de Colón, que señala América. La estatua en sí, no señala nada, el que señala la dirección es el dedo, que es donde debemos mirar.

      Jesús es una figura histórica de gran sabiduría personal, y espiritual por la plena conexión que mantenía con su “espíritu” personal, que lo unía al gran Espíritu del Universo, y por ello posiblemente muchas veces hablaba “en trance”.

      Expresiones como lo de “Yo soy el camino, la Verdad y la Vida”, suenan claramente a que en ese momento Jesús estaba poseído por el Espíritu, al que servía de altavoz, como sucede con los grandes místicos y profetas.

      El cristianismo originario, deslumbrado por la figura histórica de Jesús, y su enorme sabiduría humana y espiritual, ignoró al Espíritu durante mucho tiempo, y cuando empezó a reconocerlo, ya había avanzado mucho el proceso de divinización de Jesús, y ya no se sabía donde colocar al Espíritu: y vino la trinitarización.

      Pero los tiempos y las conciencias cambian, y las fases históricas se suceden, y el Tercer Milenio, es claramente el tiempo de la “religión del Espíritu”, como avanzó Joaquín de Fiore.

      Otro gran “Colón” de la teología, Paul Tillich, días antes de su muerte, anunció proféticamente, que la religión del futuro, sería la religión del “Espíritu concreto”.

      Aunque no le dio tiempo a explicarlo con detalle, nos toca a los demás imaginar por donde deben ir los tiros.

      Y eso del adjetivo “concreto”, a mí me suena a que va por el único sacramento de la nueva-sempiterna religión: el “espíritu” personal de cada uno, que es el órgano concreto, (radica en los circuitos neurológicos de nuestra mente), y canaliza la sabiduría divina, y además tiene poderes especiales, de naturaleza “psicoide”, para conducir y encaminar nuestra mente por la corriente telúrica del Universo. En eso consiste la espiritualidad moderna y laica-trascendente.

      Desgraciadamente, hay que empezar a reconocer, que la Institución religiosa, debido a sus errores humanos, naturales en nuestra debilidad mental, no han escuchado bien al Espíritu, y han convertido la latría a Jesús, en un obstáculo para conseguir conectar con nuestra guía y brújula: el espíritu.

      La meditación cristiana institucional, consiste, en un intentar decirle a Dios, lo que nos tiene que decir, (que es lo que la Iglesia nos ha inculcado culturalmente), en vez de dejar que sea “Dios” el que nos diga lo que tenga que decir, le guste a la Iglesia o no le guste.

      A los que consideran a la Iglesia-institución como su madre, hay que recordarles, que desgraciadamente, hay madres, que por la edad, se vuelven seniles. A ellas, por supuesto se las sigue queriendo, pero respetuosamente no se les deja que administren nuestra vida y patrimonio.

  • LEANDRO SEQUEIROS SAN ROMÁN

    Muchas gracias, Felisa, por tan interesante artículo. Me ha alegrado verte y reconocerte después de tantos años. ¿Recuerdas cuando nos reuníamos en ASINJA? Como sabes, tras la muerte de Calos Alonso seguimos los antiguos y nuevos miembros de ASINJA trabajando en Red.. Pese a lo que han dicho en otras páginas web, en ATRIO seguimos con juventud mental y abiertos a las nuevas realidades del mundo. Creo que Pascal tiene mensajes que son vivos todavía. Este texto de González Faus puede ayudarnos a comprender muchas cosas…  https://www.religiondigital.org/miradas_cristianas/Ultraderechas-catolicas_7_2596610315.html