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C.G.Jung: La espiritualidad como dimensión esencial del alma

Hoy existe una preocupación fundamental: rescatar la razón sensible o cordial (del corazón) para equilibrar el exceso desastroso de la razón instrumental-analítica. Tenemos que armonizar el logos con el pathos, el anima con el animus si queremos resolver los problemas sociales y enfrentar la alarma ecológica. La mente está incorporada siempre, por lo tanto, siempre impregnada de sensibilidad y no solo cerebrizada. Jung vivía esta conexión profunda.

En sus Memorias dice: «hay tantas cosas que me llenan: las plantas, los animales, las nubes, el día, la noche y el eterno presente en los hombres. Cuanto más inseguro me siento sobre mí mismo, más crece en mí el sentimiento de mi parentesco con todo» (p. 361).

En este contexto afirma: «es importante proyectarnos en las cosas que nos rodean. Mi yo no está confinado a mi cuerpo. Se extiende a todas las cosas que hice y a todas las cosas a mi alrededor. Sin esas cosas, yo no sería el mismo, no sería un ser humano, sería tan solo un simio humano, un primate. Todo lo que me rodea es parte de mí… Estoy profundamente comprometido con la idea de que la existencia humana debe estar enraizada en la Tierra» (pp.189;190).

Para Jung, todas las cosas son más que cosas. Nos penetran en forma de símbolos y arquetipos, cargados de emociones y van componiendo la constelación de nuestro yo profundo. Viene al caso recordar esta confesión de C.G. Jung: «mi vida es la historia de la autorrealización del inconsciente». No dice de “mi inconsciente”, sino del inconsciente colectivo que posee dimensiones humanas, cósmicas, animales y vegetales. La culminación del proceso de individuación reside en la integración del todo del cual nos sentimos parte y parcela.

Pocos estudiosos del alma humana han dado más importancia a la espiritualidad que Jung. Veía en la espiritualidad una exigencia arquetípica fundamental de la naturaleza humana en la escalada rumbo a su completa individuación. La imago Dei o el arquetipo “Dios” ocupa el centro del Self: aquella energía poderosa, en lo más profundo de nuestra psique, que atrae todos los arquetipos y los ordena a su alrededor como el sol hace con los planetas (cf. el libro clásico de R. Hostie, C.G.Jung und die Religion, Karl Alber, Freiburg/München 1957).

Sin la integración de este arquetipo axial, el ser humano queda manco y con una incompletitud abismal. Por eso escribe:

«Entre todos mis clientes en la segunda mitad de la vida, es decir, con más de 35 años, no hubo uno solo cuyo problema más profundo no fuera la cuestión de su actitud religiosa. Todos en última instancia estaban enfermos por haber perdido aquello que una religión viva ha dado siempre, en todos los tiempos, a sus seguidores. Y ninguno se curó realmente sin recobrar la actitud religiosa que le era propia. Esto, está claro, no depende en modo alguno de la adhesión a un credo particular, ni de hacerse miembro de una iglesia, sino de la necesidad de integrar su dimensión espiritual».

La función principal de la religión o de la espiritualidad es religarnos a todas las cosas y a la Fuente de donde promana todo ser, Dios. Ese es el propósito básico del Mysterium Conjunctionis que Jung consideraba su opus magnum. Pues en él se trata de realizar la conjuntio, es decir, la conjunción del hombre integral con el mundus unus, el mundo unificado, el mundo del primer día de la creación cuando todo era uno y no había aún ninguna división ni diferenciación. Era la situación plenamente urobórica del ser. Esa fusión es el anhelo más secreto y radical del ser humano y el permanente llamado del Self.

El drama del hombre actual es haber perdido la espiritualidad y su capacidad de vivir un sentimiento de pertenencia.

Lo que se opone a la religión o a la espiritualidad no es el ateísmo o la negación de la divinidad. Lo que se opone es la incapacidad de ligarse y religarse con todas las cosas. Hoy las personas están desenraizadas, desconectadas de la Tierra, del anima, y por eso sin espiritualidad.

Para Jung el gran problema hoy es de naturaleza psicológica. No de la psicología entendida como disciplina o solo una dimensión de la psique, sino de la psicología en el sentido abarcador que le daba, como la totalidad de la vida y del universo en cuanto percibidos y articulados con el ser humano, sea por el consciente sea por el inconsciente personal y colectivo. Y en este sentido escribe: «Es mi convicción más profunda que, a partir de ahora hasta un futuro indeterminado, el verdadero problema es de orden psicológico. El alma es padre y madre de todas las dificultades no resueltas que lanzamos en dirección al cielo» (Cartas III, p.243). Siempre tuvo preocupación por el futuro de la humanidad. Previó, en sus visiones, a partir del inconsciente colectivo, la primera y la segunda guerra mundial. Ocurrieron como lo previó.

Me gustaría saber qué visiones tendría Jung sobre la alarma ecológica actual. Nos dejó una pista: una semana antes de su muerte, el 6 de junio de 1961, tuvo una terrible visión que reveló a Marie-Louise von Franz, que lo acompañó hasta el final:“gran parte del mundo sería destruído”. Pero añadió: “Gracias a Dios, no todo” (Jung vida e obra: uma memória biográfica por Barbara Hannah, Vozes 2022, p.478). Es lo que grandes analistas prevén en el caso de que no cambiemos el rumbo de nuestra cultura anti-vida, consumista y materialista.

El hecho es que la Tierra está enferma porque nosotros estamos enfermos. La Covid-19 lo mostró bien. En la medida en que nos transformamos, transformamos también la Tierra. Jung buscó esta transformación hasta su muerte. Es el único camino que nos puede librar de su visión terrible de destrucción de gran parte de nuestro mundo.

C.G.Jung demuestra ser un maestro y un guía que nos dibuja un mapa apto para orientarnos en estos momentos dramáticos en que vive la humanidad. Él creía profundamente en lo Transcendente y en el mundo espiritual. No será seguramente el capital material sino el capital espiritual, colocado ahora en el centro de nuestras búsquedas, el que nos permitirá evitar un armagedón ecológico. Entonces, así lo creo y espero, podremos vivir una fase nueva de la Tierra y de la Humanidad, la fase planetaria y ecoespiritual.

*Leonardo Boff es coeditor de la traducción de la obra completa de C.G.Jung (19 vol), publicada por la Editora Vozes.

Traducción de Mª José Gavito Milano

17 comentarios

  • Jaume PATUEL PUIG

    Sin quitar nada del diálogo y manteniéndonos buenos profesionales de la salud, se me ocurre que tal vez el título de Boff:LA ESPIRITUALIDAD COMO  DIMENSIÓN ESENCIAL DEL ALMA se pueda cambiar por LA INTERIORIDAD HUMANA PROFUNDA ES LA LUZ PARA EVOLUCIONAR.

    Ya que es una dimensión intrínseca e indispensable para que el ego tome consciencia de esta profundidad, que le permite ser consciente de su pseudoidentidad y “DESPERTAR” para RESIDIR en esta dimensión dinámica.

    Y aquí Jesús tiene un gran papel como Sabio y Maestro y no digamos de “terapeuta” (conviene ir a su etimología).   

  • Jaume PATUEL PUIG

    Recomiendo vivamente la lectura del artículo que hace un siglo o sea 100 años escribió Freud: POSTULANDO “UNA NUEVA PSICOLOGIA” partiendo de su clínica, sino sería especulacíón. Doy la cita:Vol. XIX 1924 (1923). Lo escribió a la demanda de la Enciclopedia británica que escribía:  Estos años memorables. Cómo se fue forjando el siglo XX a través de sus forjadores. 

    Y Freud participó con  BREVE RESEÑA DEL PSICOANÁLISIS. ir a las fuentes nos refresca nuestra memoria para continuar con el mismo espíritu  de estos grandes hacedores, pero no los únicos. Nosotros también estamos forjando nuestros siglos. Una buena labor del EGO cuando es integral….es la sola y única luz que tenemos para forjar, en frase también de Freud.

    Vuestras aportaciones ayudan a forjar, gracias.

  • carmen

    Es que Atrio es lo que es.

    Leyendo artículos y comentarios de hace décadas, entiendes qué se intentó hacer. Hay algunos artículos, bastantes, y comentarios espectaculares. Otros tiempos. Muchas de las personas que escribían comentarios ya no están. Otras han dejado de escribir por la causa que sea.

    Las cosas evolucionan. Lo que es un error, me parece, es pretender que un grupo heterogéneo de personas evolucione en la dirección que yo quiero que evolucione. Sencillamente evoluciona.

    Hay cosas nuestras que no gustan un pelo, pues qué me van a contar…y hay dos opciones. O te quedas o te vas. O una tercera, te vas una temporada y si te apetece vuelves. O no.

    No creo que el papel del moderador sea reñir, lo digo por cuando me ha tocado. No sé. No lo creo. Y recurrir a él, no sé. Somos mayores. Y Antonio también. Demasiado hace que mantiene esto abierto para que los demás nos demos el gustazo de decir lo que pensamos aunque muchas veces, y hablo por mí, sea totalmente irrelevante. Irrelevante para otros pero importante para la persona que escribe.No sé.

    Es un grupo de escribidores bastante mayor y con una mente mucho más abierta que ninguna otra web de corte eclesiástico. Al menos eso creo. Y está basado en la experiencia. Me es imposible entrar en otra, mi cabeza no lo puede resistir y mi alma, menos.

    Así que disfrutemos de lo que en este momento ofrece este espacio, si es que se desea participar, pero no recurramos a una autoridad superior. No sé. Como que hemos pasado la edad.

    Me parece.Pues eso.

  • Rodrigo Olvera

    Sigo y he sido muy beneficiado por el trabajo de varias personas que se identifican como junguianas. Las personas que hoy se adscriben a la Psicología Analítica (nombre oficial de la escuela creada por Jung) toman en cuentas aportaciones muy valiosas de Jung, especialmente en la interpretación de símbolos, sueños y cuentos (Yo mismo, durante más de 10 años, usé el método de Jung para trabajar con interpretación de sueños, con muy buenos resultados). Ninguna de ellas – al menos de las que conozco en persona o a través de sus libros – sigue aceptando el concepto de inconsciente colectivo de Jung tal como lo interpretó inicialmente Jung.  Es curioso que hay muchas otras aportaciones de Jung que Isidoro nunca menciona. Una de ellas muy valiosa, y que puede explicar su cada vez mayor intolerancia a que se le muestren sus errores (de Isidoro, no de Jung), es el de inflación del ego como uno de los peligros del proceso de individuación.  Nadie en las etapas iniciales del proceso de individuación corre ese riesgo de la inflación del ego. Sólo se corre ese riesgo, cuando la persona llega en su proceso de individuación a pretender llevar a la conciencia el contenido del inconsciente (algo que Isidoro en los últimos 8 meses ha reiterado que es el camino a seguir).   Esa reacción de Isidoro de interpretar que el comentario de Antonio diciendo que respetaba a quienes llegaban a comprometer su vida era sinónimo de exigir que toda persona o exigir que Isidoro llegue a comprometer su vida, respondiendo “tened un poco de empatía…os poneis mu pesaditos…dejadnos en paz… ¿qué es eso de pedir heroísmos y compromisos a los demás, so pena de que no nos respetareis?…“,  esa reacción – tan desproporcionada y sin contacto con la realidad (Antonio no pidió heroísmo a nadie ni mucho menos dijo que no respetaría a quien no demuestre heroísmo) – junto con la previa reacción agresiva de diagnosticar con trastorno mental a Mónica por no pensar como Isidoro, y luego dar el portazo cuando se le cuestionó que haya insultado a Mónica,  son reacciones muy parecidas a los ejemplos que ponía Jung para describir la inflación del ego como fallo en el proceso de individuación.   Siguiendo esta aportación de Jung sobre la inflación del ego, Samuels, Porter y Plaut advierten del peligro de una implicación intensa con el mundo interior y sus imágenes que fascinan, cuando la estructura de la personalidad tiene rasgos narcisistas.  Samuels, por cierto, tiene un muy buen libro titulado Jung y los postjungianos. Vale mucho la pena. Insisto, mucho de lo que sí le gusta a Isidoro de Jung – la reinterpretación que hace Isidoro del inconsciente colectivo y de los arquetipos, que como bien menciona Mónica nunca los presentó Jung como vinculados con el ADN) ya no lo aceptan ni los jungianos actuales.

    • Isidoro García

      Hoy vamos a “salvamizar” Atrio, que es lo que les gusta a alguno.

      Amigo Rodrigo, muchas gracias por tu fijación personal por mí, y tu detallada contabilidad de mis errores personales, que veo que tienes muy bien apuntados en tu libreta. Me halaga de verdad.

      Llevas muchas razón en lo que comentas, y es por una razón: yo no soy junguiano. Yo y a riesgo de confirmar tu diagnóstico de narcisismo, (que también es acertado), soy isidoriano.

      Yo no sé los demás, pero yo he comprometido voluntariamente mis últimos años de vida, (cada uno se compromete con su vocación), a pensar. Y eso supone, coger de aquí y de allá, ideas, y repensarlas y reestructurarlas, en una tarea de investigación.

      (Debe ser que yo soy de los cuatro gatos que nos hemos creído eso de que Atrio, se iba a dedicar al “pensamiento crítico” y serio sobre la realidad del ser humano y sus problemas. Y por eso sigo aquí.

      Aunque en realidad lo que interesa verdaderamente es la política nacional, eclesiástica y Vaticana. Noticia: Ayer el Papa, merendó mortadela. Reflexionemos sobre su significado epistemológico).

      Investigación, modesta sí, gratuita, (no cuesto dinero a nadie al hacerlo), ignorada, y posiblemente con muchos errores, como no podía ser de otro modo. Pero investigación tan digna como la que más.

      Si se le puede poner una pega, es que mi investigación es demasiado escasa: me gustaría dedicarle 80 horas al día, pero mi natural perezoso, y mi instinto natural, de que para mi caso, con mi limitada inteligencia, (y mi edad y mi delicada salud mental y física), necesito mucho airear la cabeza con distracciones, y quizás me paso en ellas demasiado tiempo.

      No dejo de ser un jubilado cascarrabias, con un hobby personal. Y como todo jubilado, no tengo por que bailar el agua a nadie, si quiero seguir siendo cascarrabias.

      Llevas mucha razón en lo del inflamiento del ego. Y yo creo, que teóricamente, lo he señalado siempre mucho: las trampas del ego. Otra cosa es la práctica, en que uno se encuentra inmerso en una batalla interna permanentemente perdida, en la que siempre todos los días comete uno muchas gilipolleces.

      Mira, cuando yo cada día cometo muchas torpezas, y alguna gorda, intento tomar cada una, como como una lección personal: “¿Qué pensabas? Esto es lo que hay, ¿Qué te habías creído?”. 

      (Y ahí me acuerdo bastante de Jesús, que dio una lección de sabiduría, a tanto censor meapilas, fanático puritano como abunda hoy día. ¡Qué les den!).

      Y por eso, aunque te creas otra cosa, tu acoso personal, además del desprecio que siento en algunos comentaristas, los tomo como un gran recordatorio de mi realidad personal, para ver si me convenzo de que con estos bueyes tengo que arar: poco y mediocre. 

      Claro es, que el ego, se resiente. Porque como decía el otro día, es el ego siempre el que reclama el respeto. De todas formas, yo estoy muy orgulloso de mi callado hobby, (solo en Atrio, lo publicito un poco, por lo que le estoy muy agradecido).

      La clave de la sabiduría respecto a las críticas, es discernir, que parte son justificadas, y aprender de ellas, y que parte son fruto de la ignorancia, o peor aún del rencor o de la envidia personal, ante la carencia personal de contenidos, que de todo hay en la viña del Señor.

      Incluso estas, como decía antes, nos sirven de recordatorio permanente, de que no podemos gustar a todo el mundo, y de que posiblemente es por algo.

      Decía no se quien, que si uno se entretiene en el camino tirando piedras a todo el que te critica, no llegarás nunca a tu meta. Pero también hay que reflexionar, sobre la razón que puedan tener esas críticas.

       

      Entrando en harina, Jung es un gigante más en el camino cultural, sobre el que debemos subirnos los enanos. Pero era un hombre de su tiempo, con las limitaciones de su tiempo, como no podía ser de otra manera.

      Respecto al Inconsciente colectivo, y su estructura arquetipal, le pasó lo que a Colón, que descubrió una realidad importantísima, pero él pensó que era otra cosa distinta. Y son sus continuadores, (murió hace setenta años), los que debemos seguir su camino.

      A mí Jung, me interesa como ejemplo del intento de conciliación de la espiritualidad y la psicología, (Ciencia +filosofía), tema que es al que después de mucho buscar, me dedico últimamente. Pero yo no soy junglátrico. A mí me interesan las ideas. No los personajes.

      (Recuerdo Rodrigo, que nuestro primer desencuentro, fue que estaba haciendo un comentario, mejor o peor, sobre la mejor manera de pensar, y cité una frase de Confucio sobre el tema, y tú saltaste: “¡Señorita, señorita, esa cita no es así!”. 

      Y yo te contesté, que me daba igual, que yo no estaba hablando de Confucio, sino del tema del que estaba hablando. Pues igual pasa ahora con Jung. Yo hablo de MIS ideas, y para algunos temas concretos cito a Jung, y procuro hacerlo correctamente, (entre otras cosas porque se que estarás chequeándolas con algún programa de esos que hay).

      Que mis ideas no sean buenas, no lo discuto, pero son las que tengo. No te gustan, no las leas).

      A veces pienso, que si todo este tiempo y esfuerzo que dedicas a criticar a los demás, lo ocuparas a dar algún tipo de contenido a Atrio, este posiblemente se enriquecería mucho. Aunque también habría a quien no le gustaran. Normal.

       

      (Amigo Antonio: ¿vas a decir algo ante tanto acoso personal, y por parte de un miembro de tu Junta directiva)?. Dímelo claro, para tomar yo mis medidas.

  • Mónica

    Los profesionales de la salud mental  no nos apoyamos en filosofías sino en principios que sabemos que son efectivos frente a los problemas de las personas. No obstante,  en ocasiones, una pérdida de análisis en la complejidad de cada persona por parte de los profesionales de salud mental, que ha tendido a lo cuantitativo, sin tener en cuenta los fenómenos de la vida interior. Los profesionales de este campo se ven obligados a separar su pensamiento analítico de su sensibilidad filosófica, hecho que puede impedir comprender de una forma más profunda a los pacientes.

  • Jaume PATUEL PUIG

    Tanto Freud como Jung hasta llegar a Grof, y muchos otros, nos van apuntando con sus esquemas a la profundidad del Ser Humano, que es interdependencia, no  jerárquico. Nos dan unos mapas, que orientan, pero nada más. De ahí nace o mejor surge la necesidad de que cada Ser Humano, que no es individualidad, sino “colectividad”, sin quitar lo anterior, expresado, de forma sencilla y clara por Freud, ampliado por Jung y últimamente por Grof: Una nueva cartografía psíquica. Per solo y únicamente un mapa. De ahí el trabajo del EGO (lo entiendo “freudiano”) que va tomando consciencia en sus diferentes niveles para llegar a la conciencia plena que envuelve, atrapa, sea diacrónicamente o sincrónicamente. Tasca ineludible para que su proceso de madurez integral sea plenamente consciente de su SER y no ESTAR, sin anularlo para no caer en disonancias, desequilibrios y otras disfunciones o alteraciones. A este fin, la Psicología Transpersonal (cuyo título no responde adecuadamente a su objetivo) es una tendencia a la autorrealización  de este “bichito depredador”, que goza de muy mala fama por una mala lectura muy parcial (véase “pecado original”) cuando ese “hermoso animal viviente hablante” puede despertarse a una total plenitud e irradiarla.

    El gran y profundo proceso de concienciación que de un PSEUDO.EGO (=falsa identidad) a un YO PROFUNDO (=ALTUM) se vive y siente un YO PROFUNDO (=verdadera identidad). Una nueva mirada aprehendida en el conocimiento silencioso y se percibe que es LA GRAN INMENSIDAD MISTERIOSA DE LOS MUNDOS. Aquí entrarían las metáforas del agua y de la bombilla. Y no creo que el método científico tenga mucho a decir, al  menos el newtoniano; tal vez sí, el cuántico. Nos toca a continuar elaborando cada uno su propio mapa (=cultural) ya que el territorio, que es el kósmico, es el vestido del “GRAN MISTERIO”, que somos.  

  • Mónica

     Jung explicó los arquetipos a partir de teorías disparatadas,  postuló la existencia de un “inconsciente colectivo”. A simple vista, este concepto es aceptable: todos los seres humanos tenemos una inclinación a favorecer un conjunto de imágenes, muchas veces sin saber por qué lo hacemos. Pero, Jung no postuló que esta tendencia universal viene de la difusión cultural o de la genética. Para el inconsciente colectivo procede de una suerte de unión telepática en la cual todas las mentes humanas están conectadas.Lo cual está más cercano a la parapsicología, que a la psicología evolucionista o a la antropología cultural difusionista. En cuanto a la Psicología Transpersonal no es Jung un buen referente, ni siquiera es el fundador, hay autores de referencia a los que podríamos hacer un estudio más exhaustivo, pero por falta de tiempo no lo hago. La psicología de los eneatipos es el punto de partida para iniciar un cuestionamiento de la psicología transpersonal, el corazón de la crítica es que ésta nos distancia de los verdaderos problemas de salud mental de nuestra población.  Los enigmas  de la vida no debería llevarnos, de ninguna manera, a considerar sus aspectos más intrincados como trans-humanos, debe ser, por el contrario, el motivo para buscarla aquí, en este mundo, grande y diverso, que nos hace tener experiencias diversas.

    • Mónica

      Carl Jung notó que muchas personas en su época estaban afligidas por sentimientos debilitantes de insignificancia, insuficiencia y desesperanza. En sus Obras Completas, Jung concluyó que tales sentimientos eran causados por lo que llamó el “El problema espiritual del hombre moderno”, una aportación interesante sí, pero habría que profundizar al respecto y ver la evolución que ha habido en psiquiatría y psicología al respecto.

      En los últimos tiempos, múltiples autores/maestros espirituales, algunos de los cuales se han convertido en bestsellers internacionales,  han estado difundiendo el mensaje de la espiritualidad como terapia en salud mental, lo cual es un error enorme.

      • Juan A. Vinagre

        Hola, Mónica: Estoy bastante de acuerdo contigo.  Jung, amigo de Freud, siguió la estela de éste con un planteamiento, a mi juicio, más realista y hasta cierto punto más creíble. Pero las bases científicas en ambos son flojas -sobre todo en Freud-, aunque sus teorías sean llamativas y atraigan a muchos. Los arquetipos de Jung me parecen una simple tipología que recoge rasgos de personalidad, con base en parte genética y en parte sociológica: patrones culturales…   Lo que sí me parece más convincente es la postura de Jung a valorar la tendencia a una espiritualidad que trasciende. “Duc in altum”, como dice el amigo Patuel.  Hoy la psicología transpersonal va en esta última dirección, la espiritual, la del bienestar psíquico…, que es más que materia… y tierra.

  • Juan A. Vinagre

    También yo te echaba en falta, Isidoro. La lectura del artículo de L. Boff -y tus reflexiones-, me han recordado a Francisco de Asís y su visión interconectada, fraterna, de los seres humanos con la tierra, con el Universo y con el TODO.  El reconocimiento del fondo de esa interconexión nos lleva a esa espiritualidad fraterna que aglutina, y que, en el fondo, no es otra cosa que la espiritualidad del amor…  Sin esa espiritualidad somos menos humanos, somos más ego-depredadores, a veces feroces. Sin una visión unitaria, fraterna, no seremos capaces de construir un mundo nuevo, más positivo y humano. Y andaremos a la greña, guiados por un ego casi ciego, que no sabe ver a largo… ¿Esa espiritualidad de que habla Jung no se encuentra diseñada o insinuada en la parábola del “Venid, benditos”, que sugiere  el reconocimiento de una espiritualidad laica, más humana, más libre y solidaria, que aspira a una realización plena del ser humano en crecimiento, sin autodestrucciones?  Una espiritualidad así nos puede unir y promocionar como humanos, y salvarnos de los apocalipsis destructores… Si fuera así, ¿no estaría aquí difuminada, casi inadvertida, una parte importante, esencial, del Mensaje de Jesús?

  • carmen

    Pues sí, Jaume.Sin creencias fijas. Un movimiento transversal.Pues sí.Un abrazo 

  • Jaume PATUEL PUIG

    Jung da pie, pero Freud también, al movimiento de la PSICOLOGIA TRANSPERSONAL, que es un movimiento internacional y que celebra el 23ª congreso del día 4 al 8 de octubre en Italia.

    Pero también hemos ir más allá de Jung…y es preciso conocer a Stan Grof….con su técnica la Respiración Holotrópica…una técnica.

    Y hoy leyendo leyendo a MARIÀ CORBÍ, su libro del 2019: PROYECTOS COLECTIVOS PARA SOCIEDADES DINÁMICAS.

    Todos apuntan a ESA NOTICIA INNOMBRABLE, que es la de Jesús, sin creencias ni religiones, partiendo de nuestra habla que nos catapulta a esa DIMENSIÓN ABSOLUTA  que ENGLOBA TODA ESA INMENSIDAD…cuyo PRESENCIA ilumina el Ego en su funciones de sobrevivir como trascender ese sobrevivir, que no es el más allá sino ese más aquí pleno.   

    • Isidoro García

      A propósito de la Psicología Transpersonal, Jung, indirectamente, es su precursor. Porque Jung, colocando el “espíritu” personal, en la zona superior del Inconsciente Colectivo, lo que hizo es colocar la experiencia espiritual como actividad psicológica, dando el pistoletazo de salida a la Espiritualidad, (o incluso Religión) laica y acorde con la Ciencia.

      Pues dichas experiencias espirituales, las realiza una parte de la mente humana, aunque debido a la excepcionalidad y sofisticación de sus algoritmos de funcionamiento, tiene unas leyes y formas, diferentes y por decirlo así, superiores, a la actividad psicológica “normal”.

      El ser humano, una vez que ya hemos pisado la zona cualitativa del Universo de la Inteligencia superior, debe descubrir las nuevas leyes de funcionamiento, de esta zona del Universo, paralelas a las leyes físicas de la Materia inanimada, y a las leyes de la Vida biológica.

      Esa es la gran tarea del ser humano para esta nueva era que nos espera en el futuro. Y naturalmente, después de Jung, muchos otros le han seguido y superado, como Hillman, Maslow, Rogers, Grof, y Wilber, entre otros muchos más.

      En los últimos sesenta años, ha pasado mucha agua por debajo de los puentes. Y pensar que todavía podemos seguir con categorías de principios del s. XX, es estar “petrificado”, (en los dos sentidos de la palabra”), como la mujer de Lot.

  • Isidoro García

         Jung, es una figura seminal, un escalón imprescindible, en la búsqueda espiritual, en este tercer Milenio. Porque puso la primera piedra de su justificación y anclaje científico de la misma.

    • Isidoro García

      Con su descubrimiento-invención del Inconsciente Colectivo, como un elemento constitutivo de la mente inconsciente de todos los humanos, descubrió el puente que unía, el mundo de lo natural con el mundo de lo espiritual, desligándolo del mundo sobrenatural en el que estaba enganchado hasta entonces.

      (Henri De Lubac, Pequeña catequesis sobre naturaleza y gracia: “La idea de una sobrenaturaleza añadida a la naturaleza es occidental: es fruto de esa enfermedad de análisis y separación que es la enfermedad de Occidente”. Tomó esta idea del Padre Congar).

      En la cosmología que defiende Henry Corbin, la Imaginación creadora proporciona acceso al mundo donde “se resuelve el conflicto entre teología y filosofía, entre fe y conocimiento, entre símbolo e historia”. 

      Y Jung, colocó en la mente inconsciente la sede de dicha Imaginación activa, que para Henry Corbin es un órgano de percepción. Y un órgano de alta calidad e imprescindible. Sin ella, todos los fenómenos de la experiencia religiosa son imposibles de interpretar correctamente.

      Jung incluyó la espiritualidad en el mundo de la Psicología, (e indirectamente de la Neurología), o sea de la Ciencia-filosofía, y desde allí, unos lo incluirán en la religión, y otros no.

      Pero lo que está claro es que si dejan al “espíritu” hablar, y no le dicen con su ego-razón, lo que tiene que decir, con su ideología cultural religiosa inculcada, su religión ya no será la religión rutinaria de rito, rezo y sacramento. De ahí, el caso raro, extraño y sospechoso, que supone todo espiritual religioso.

      Por lo anterior, Corbin, entró en el círculo cultural junguiano de Eranos.

      Con ello Jung y Corbin, encaminaron la filosofía del Tercer Milenio hacia la Universalidad, pues hoy día no es concebible un sistema de ideas para una parte de la Humanidad, y miles más distintos para los miles de religiones que existen.

       

      El ser humano, en su naturaleza, tiene dos componentes, el animal y el “angélico”. En el último, (por ahora), salto evolutivo, hemos traspasado la línea-frontera del mundo de la Inteligencia, y eso se ha realizado mediante el añadido a nuestro inconsciente colectivo, de un clúster de programas neurológicos, con una serie de características extraordinarias, que es lo que llamamos como “espíritu”.

      Este “espíritu” de todos los humanos, nos proporciona la visión de “Dios”- el “Espíritu”-el Universo, sobre todas las cosas, mediante una verdad intuitiva, distinta de la verdad lógica.

      A veces la gente aprecia superficialmente la verdad lógica y rechaza la verdad intuitiva como si fuera un mero capricho de poetas. 
            Sin embargo, en mi opinión, esta verdad intuitiva se alcanza cuando nos distanciamos del apego al propio ego, y nos hacemos uno con la realidad. 
             Dicho con otras palabras, se trata de una verdad percibida con los ojos de Dios. Esta especie de verdad penetra en lo secretos más hondos del universo. 
             Por eso, es mucho más profunda y amplia que la verdad lógica a la que se llega mediante el modo ordinario de pensar distinguiendo.

      Lo malo del espíritu, es que su comunicación con la parte racional, la mente consciente, lo hace en un idioma especial, “icónico”, en imágenes primordiales, “el lenguaje de los pájaros”, que tiene que ser traducido por una especie de entente o acuerdo entre ambas partes de la mente, que no siempre es posible, por exceso de racionalismo egoico, que quiere dominar la mente.

      Es un lenguaje “angélico”. Tom Cheetham, un estudioso de la obra de Henry Corbin, y autor del libro “El mundo como icono”, expresa que en el “espíritu”, se nos muestran imágenes, cuya traducción e interpretación es necesaria.

      Por eso subtitula su libro, como “El mundo el  Henry Corbin y la función angélica de los seres”.

      Como decía antes, desde la incorporación evolutiva del “espíritu” a nuestra naturaleza humana, hemos entrado en una nueva etapa “angélica”. Solo tenemos que utilizarlo adecuadamente.

      Y lo primero es conocer su existencia, segundo, conocer su funcionamiento, y tercero, escucharlo venciendo la oposición feroz de la mente racional ideologizada culturalmente, que nos tapa su voz recitando ideas ideológicas.

    • ana rodrigo

      Isidoro, ya te echaba en falta…