Un amigo me envía dos documentos que reproduzco. Dice él: “Antonio, este vídeo quizás pueda aportar algunas ideas para el nuevo Atrio”. Digo yo: No podremos competir con Euronews ni con el FES Aclatan de la Universidad de México en entrevistas o webs de alta calidad. Pero mirad si siguen diálogos profundizadores de buscadores de sentido de quienes escuchan, reflexionan y comunican sus opiniones para mí que muchos textos de expertos . Esa es la misión de ATRIO, a la que os convoco en este último sábado de abril. Y aquí os dejo los dos documentos recibidos. AD.
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1. Una entrevista con Yuval Noah Harari, producida por EuroNews en 2019.
- Otro vídeo didáctico de Harari producido en Argentina por Infobae
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2. Un estudio de sobre YUVAL NOAH HARARI Y SU IDEA DE LA RELIGIÓN. Es el 4º de una serie de cinco estudios publcados por Ángel Dupuy Santiago en Crisol Aclatan de la Unam de Mexico con este título genral: LAS IDEOLOGÍAS, LAS RELIGIONES Y EL CULTO A LOS HOMBRES IV
¿Quién soy yo, madre? Ahora surge el principio de identidad: Tú eres mi hijo.En esa mismidad me declaro que yo soy yo, y todo lo demás es la otroriedad. Estamos en lo demás con lo demás mediante el establecimiento relacional : yo-con-los-otros. Hay quienes viven toda una vida sin percibirse de su mismidad. Son ignorantes del espíritu, o no trabajan para el espíritu en conformidad con lo psicosomático y en ello se autosatisfacen, se hacen huérfanos de trascendencia, lo mismo que los ateos prácticos.
Acaba su magnífico comentario el amigo Juan Antonio, con estas palabras: “creo que soy fiel a su pensamiento, (de Harari), y al de muchos otros…, que buscan sentido y quieren saber “QUIÉNES SOMOS”).
Y esa es la pregunta del millón, y que está detrás de toda la controversia sobre la I. A.: ¿Qué es lo que nos caracteriza como humanos?.
Algunos señalan a la inteligencia, y concretamente a la autoconciencia. Pero ya algunos animales superiores, tienen atisbos de ser autoconscientes, cuando se les muestra su imagen en un espejo.
Es verdad que nosotros tenemos mayor cantidad, y que la cantidad, hace calidad. Pero en la fila evolutiva de los seres, a veces da la impresión de que nosotros, no tenemos nada específicamente humano, sino que estamos dotados de mayor número de neuronas, y una complejidad mayor en sus interconexiones.
Aquí hay que diferenciar lo meramente psicológico, de lo “espiritual”. La hipótesis “espiritual”, es que disponeos de un órgano mental específico humano, que es la última añadidura, (la “torna”), en el desarrollo evolutivo de los primates, que quizás se produjo hace 200.000 años, con el surgimiento del humano moderno, o quizás antes en algún otro momento anterior de la evolución.
Este órgano mental específico, que es en suma un nuevo complejo neurológico con funciones y capacidades superiores, a las antiguas, que es el que nos ha permitido dar el salto hacia el lenguaje simbólico, y hacia la hipercreatividad y la complejidad organizativa.
James Hillman, el fundador de la psicología arquetipal, continuador y “traidor”, (como todo buen seguidor), de Jung, habla de dos elementos importantes en la naturaleza humana: la “bellota”, y el “daimon”.
La “bellota”, es un nombre metafórico de la vocación, el “carisma” personal.
Comenta, un fenómeno, que muchos de nosotros también hemos comprobado. Cómo en la vida de cada uno, se producen, muchas “casualidades”, que parece que empujan a cada ser humano, hacia un camino específico, que parece el destinado para ser cultivado y crecer sobre él. Y ya desde una edad temprana.
Cuenta como el filósofo Collinwood, a los ocho años, encontró en la biblioteca de su padre, un libro de Kant, y se sintió impulsado a cogerlo y leerlo. No se enteró de nada, pero sintió que ese libro le concernía.
Y Menuhim, a muy corta edad, pidió un violín de regalo, y cuando le dieron uno de juguete, sintió la necesidad de llorar desconsoladamente.
A mí me pasó mas mayorcito con treinta años, y sin formación humanística, con un tochazo de la vida y obra de Teilhard, que estaba muy barato en El Corte Inglés porque tenía una página mal impresa. Yo conocía de oídas a Teilhard, pero sentí la “necesidad” de tenerle en la mesilla de noche de mi dormitorio, durante bastantes años, sin lograr pasar de la primera página.
Hillman señala que el “daimon”, (que es el nombre griego del “espíritu”), es el que nos señala de formas muy variadas nuestra “bellota”, nuestra vocación, la línea en la que podríamos muy bien desarrollarnos y auto realizarnos.
Yo pienso que quizás el “daimon” o espíritu, (que nos conoce muy bien, pues es una parte integrante de nuestro software mental), disponga en su software de un patrón mental, que en función de las características personales de cada humano, establece la vocación perfecta para cada uno, y nos guía hacia ella, de formas muy variadas, con in tuiciones cognitivas y sobre todo con efusiones emocionales.
Existe en psicología evolutiva, el llamado “efecto García”, que un “primo” mío descubrió, según el cual, todos los animales, disponen en su dotación inconsciente colectiva, (de su especie), una predisposición especial a aprender ciertas cosas, y otras no.
Muchas habilidades son innatas, sin aprendizaje. Pero luego hay muchas más que necesitan aprendizaje por imitación, pero solo en aquellas en las que disponemos de esa predisposición genética.
A esas habilidades se refería Maslow, cuando decía que “lo que un hombre puede ser, debe serlo. A estas necesidades las podemos llamar auto-actualización o autorrealización”.
El “espíritu”, como órgano inmanente, es lo que hace humano al humano. Y es un órgano mental, el más complejo, del “alma”, que no es más que toda la parte mental del ser humano.
Y como tal órgano, es susceptible de evolución en el futuro, ya de forma natural emergente, o de forma artificial por autoevolución. Y posiblemente, esa evolución futura irá en el sentido teilhardiano de una mayor interconexión con los “espíritus” de los demás humanos.
En esta entrevista Y. Harari resume-reincide en los temas expuestos en sus libros. Pero sus reflexiones, por muy familiares que sean, siempre merecen recordarse, porque en ellas va una profunda preocupación por el ser humano y por el futuro del planeta tierra. Esas reflexiones y preocupaciones las expone muy bien (en general) en el libro: “21 lecciones para el siglo XXI”. En él aborda los temas de nuestro tiempo con la concreción del “aquí y ahora”. Entre otros reflexiona sobre la IA (que en otro artículo se está debatiendo en ATRIO) Y advierte de que ante este tema es el momento de que intervengan-hablen filósofos, historiadores etc., porque ante los progresos tecnológicos podemos extraviarnos… Por eso, se pregunta: ¿Será capaz el homo sapiens de dar sentido al mundo que está creando? Es decir, ¿de explicar “quiénes somos”, dentro de una jerarquía de valores que humanicen? Necesitamos ver, pensar y analizar mejor, a fin de crear una sociedad nueva, más humana, a fin de que no “votemos con los pies” (o siguiendo las viejas servidumbres emocionales.) De lo contrario, más que protagonistas inteligentes y libres, seremos “títeres”. Los “dictadores digitales” pueden llegar a ser los peores dictadores, que fomentan nuestra natural tendencia a la “estupidez”, y al fanatismo ciego… El “agujero negro” del poder absorbe al hombre y lo reconvierte en objeto… e incluso en fósil… Por eso, insiste en que es necesario en primer lugar invertir en el hombre, a fin de que se informe, piense y decida mejor, con sentido ético…
Por último: DIOS… No lo tomes en vano, no frivolices su nombre… ni el misterio. Incluso dentro de nosotros hay un misterio: nuestra autoconsciencia, surgida de las neuronas, es el mayor misterio de cuantos se encuentran en el Universo…
Por eso, hay que invertir más en el hombre, repite H. Hay que promocionar más al ser humano, a fin de que sea más humano. Y no tanto en tecnologías, si éstas nos someten. De ahí que sea urgente una jerarquía de valores éticos, humanos, que den sentido a la vida y al hombre… (En este comentario al pensamiento de Harari a veces me he permitido exponer interpretaciones personales, al hilo de Y. N. Harari. Pero creo que soy fiel a su pensamiento y al de muchos otros…, que buscan sentido y quieren saber “QUIÉNES SOMOS”)