Creo que este texto, publicado por Isidoro como un comentario al editorial, merece ser traido a la columna central de ATRIO. Porque parte de un lúcido artículo de Javier Sádaba y porque insiste en que la neosacralidad de los partidos, como la de los clubs de fútbol, corrompe gravemente la democracia o el deporte en el otro caso. Lo sabemos quienes tanto hemos padecido las creencias y liderazgos sacrales de instituciones religiosas, de la que nos hemos ido desprediendo para ir fundando nuestras vidas en un fe personal y comunitaria, continuamente revivida y actualizada. AD.
Hoy en El Confidencial, viene un artículo de Javier Sádaba, “¿Son los partidos las nuevas religiones?”, sobre las similitudes organizacionales y comportamentales, entre las organizaciones religiosas y los partidos políticos.
Y no es de extrañar, porque responde al uso por los miembros de ambos tipos de organizaciones, del mismo “arquetipo” comportamental.
La mente del ser humano, no puede estar pensando en cada momento, cada detalle de su comportamiento en una circunstancia dada. Es demasiado gravoso.
Y para ello, se asume un “arquetipo” grupal de comportamiento, una especie de “papel teatral”, o “sombrero” de Edward Bono, que es un determinado conjunto de conductas coherentes entre sí, y que asumen la mayoría de los integrantes del grupo. Es como el uniforme del ejército, o de los hospitales, o de los equipos de fútbol.
Ese uso del “arquetipo” grupal, permite actuar con el piloto automático, que es como actuamos en el 98 % de nuestro tiempo, para minimizar trabajo y gastos de energía.
Por eso, sociológicamente, la “religión” es una matriz comportamental, cuyas características se extienden a toda la vida civil y laica. Esta matriz, tiene varias características:
- -Es piramidal, con una fuerte organización jerárquica, con gran devoción por el Líder, y un gran culto a la personalidad del mismo.
- – Se exige a los miembros, una fe y sobre todo una obediencia ciega, que se considera la mayor virtud orgánica.
- – Su fundamentación teórica es indiscutible, y la autocrítica a la verdad absoluta, es tabú. En la religión porque se asume que proviene directamente de Dios, y en las organizaciones laicas, (partidos políticos, ejército, empresas…), porque tendría una justificación empírica irrefutable.
Esta seguridad, se basa en una disonancia cognitiva comunal, que aliena las mentes, con seguridades, (muy necesarias para la inseguridad existencial humana), pero que desgraciadamente no existen.
Todo lo cual generan un fanatismo y un fundamentalismo congénitos. (En el ejército, por su propia naturaleza intrínseca brutal, su fundamentación, es el terror a la amenaza mortal al “traidor”).
– La regla de oro, es el compañerismo interno, unido con el sectarismo hacia los de fuera. Los nuestros tienen toda la razón, los otros, ninguna.
– El grupo, facilita a sus miembros una identidad, que les proporciona un sentido a sus vidas. Por ello toda “crítica” a su Iglesia o partido político, se considera un ataque personal, y suscitará una gran reacción en el miembro orgánico: lo considera un ataque bajo su línea de flotación.
Sádaba, aligera un poco la situación del religioso, porque “los creyentes religiosos, al perderse en las brumas de lo místico, están sometidos a la duda permanente”, y disponen por ahí, de una cierta salida a estas contradicciones orgánicas intrínsecas.
Por el contrario, el militante partidista laico, lo tiene más difícil, para “avanzar hacia una racionalidad democrática que desea que la autonomía y la rebelión de la gente se liberen de la presencia de una tradición que dificulta que seamos dueños de nosotros mismos”, (Sádaba).
Da la extraña sensación, de que la militancia mas o menos ciega, y la maduración personal, (lo que supone una actitud pluralista antisectaria, y antifundamentalista, o sea con un cierto “relativismo”), entraña una gran contradicción interna, muy difícil de conciliar, aunque hay gente que lo consigue.
Amigo George, me da la impresión de que no conocer a Javier Sádaba. Es un filósofo español de bastante prestigio, sobre todo en el ámbito del mundo de lo religioso. No es que sea muy santo de mi devoción, pues siempre me ha parecido un poco “melifluo”, y poco consistente, pero cada uno tiene su estilo.
Hay que aclarar, que el artículo mío, inicialmente era solo un comentario general, que Antonio pasó a artículo, y citaba a Sádaba y su artículo, solo porque su lectura me había inspirado esa reflexión, tangencialmente relacionado con su artículo.
Y de hecho, mi comentario no es sobre el artículo de Sádaba, (que me parece muy difuso y poco rematado, para un filósofo de su prestigio), si no solo muy lateralmente, y a su rebufo.
Y por eso, no era mi intención que se leyera el artículo de Sádaba, sino mi comentario, que es otra cosa: posiblemente es peor, pero va por otro lado.
Amigo Isidoro: Estoy de acuerdo en que conozco muy poco los escritos del S. Sádaba. Que sea un prestigioso filósofo no impide que yo comente a pesa de ser ignorante. Hay un montón de filósofos famosos que no son del agrado o la aprobación de muchos más lectores.
Sirviéndome de sus palabras (espero que me pedone no haber pedido su autorización) explico la razón de mi pensar que el Sr. Sádaba necesite leer o releer a Girard: «el artículo … me parece muy difuso y poco rematado, para un filósofo de su prestigio».
Aunque no tengo ni la cultura o educación que usted tiene, que es amplia según que lo he leído siempre en Atrio, coincido en pensar así del artículo y, precisamente su amplio prestigio, le exige mayo cuidado al publicar porque tanto más amplia será ela alcance de su influencia. No creo que el público en general sea todo tan educado y culto como para no necesitar que quien le hable le espete más. Al menos yo lo necesito. Gracias.
Desde luego, cada comentario de Isidoro podría convertirse en un post de portada. Éste nos lleva a una interesante reflexión, además de las estupendas que habéis hecho los demás.
Castillo ha escrito un libro titulado “El declive de la religión y el futuro del Evangelio”. Por otra parte, Sádaba dice ““avanzar hacia una racionalidad democrática que desea que la autonomía y la rebelión de la gente se liberen de la presencia de una tradición que dificulta que seamos dueños de nosotros mismos”, (Sádaba). Y George dice: “Fe tiene que ver con fidelidad y con responsabilidad y la conducta la materializa… Doctrina, por otra parte, tiene que ver con conocimiento y comprensión”
Creo que en lo que respecta a la religión, en este caso cristiana, en estas citas y en el titular del libro de Castillo se resumen las claves que dan fundamento a una fe saludable.
Jesús hace una propuesta de proyecto de vida, no hay otro mandamiento que el del AMOR, lo demás lo añade la religión, y en ésta se acomodan todas consecuencias del gregacionismo en lo que tiene de negativo. Las opciones deben ser personales e individuales, y a partir de ellas, el sujeto será libre o será dependiente de su tribu, ya sea a nivel político, social o religioso. El individuo no debe difuminarse en la masa.
He leído el artículo del Sr. Sádaba en El Confidencial de 26 de marzo de 2023, el cual solo se aclara a la sombra de algunas confusiones, valga la contradicción, por ejemplo, afirmando que la religión lo invada todo (frase inicial).
Parece que la religión informa la conducta, pero por sí misma no puede actuar. Son las personas religiosas (cuanto más fundamentalistas más será el caso) las que optan por teñir todo de su religiosidad y, demasiado a menudo irracionalmente, (sea con optimismo o pesimismo). Por eso ser cristiano consiste en una praxis, al extremo que Benedicto XVI, afirma que el cristianismo no es informativo sino performativo Cf. «Spe Salvi,» 30.11.2007, n. 3).
Las conductas de un grupo de personas que se constituyan o piensen en términos de «partido político» y otro grupo que se constituya o piense en términos de «religión,» por tratarse de experiencias humanas, claro que tendrán algunos denominadores comunes. Dicho sea de paso, en cuanto a comprender los comportamientos grupales, me parece que quizás el señor Sádaba ganaría sirviéndose de las investigaciones de René Girard acerca del mimetismo, poque a juzgar por su modo de expresarse en el artículo de «El Confidencial» ignora o descarta (Por ej. «El Chivo Expiatorio» o «La Violencia y lo Sagrado» o «Acerca de las Cosas Ocultas desde la Fundación del Mundo»).
Una aparente confusión fundamental del Sr. Sádaba es el de pensar en la Fe como si pensase en la doctrina. Fe tiene que ver con fidelidad y con responsabilidad y la conducta la materializa y por lo tanto no se la puede traicionar. Si esto ocurriese, simplemente no hubiera Fe.
Doctrina, por otra parte, tiene que ver con conocimiento y comprensión y no necesariamente con informar a la conducta: Se la puede traicionar y eso no la elimina como ocurre con la Fe.
Desde luego que sé que coloquialmente se intercambian las nociones de fe y doctrina, pero el periodismo tiene una obligación ética de educar y no debe limitarse a ser vehículo de expresar opiniones, cuando el periodista no sabe en o a quién puede influir al hacerlo.
El artículo de Sádaba, es sobre todo de naturaleza sociológico, y no teológico, y viene a tener la tesis subyacente, (que a mí me parece muy interesante), de que los comportamientos humanos, están muy influídos por la estructura mental que arrastramos desde hace 250.000 años, y más tres millones más como “homos”, y otros 20-25 millones mas como primates: la conciencia tribal.
O sea, que inevitablemente, en cuanto nos descuidamos, y dejamos de pensar por nuestra cuenta, con nuestro arquetipo de conciencia auto-reflexiva, caemos en la conciencia tribal, en la que el sectarismo no es algo posible y puntual, sino que es consustancial y endémico, por la necesidad de cohesión del grupo, cohesión que es su gran fortaleza y la clave de su éxito.
Y lo mismo sucede con las características de obediencia al líder, y el fundamentalismo en el juico a sus decisiones, que son pates del sistema.
Los humanos como seres gregarios que somos, tenemos dentro de nuestra naturaleza una gran contradicción larvada.
El grupo, es una magnífica estructura para la supervivencia, pero con un uso limitado de la inteligencia. Porque en el grupo, piensa uno, y el resto obedece, como en el ejército, y eso es clave para su eficacia.
Con la evolución de nuestra naturaleza, hacia una conciencia auto-reflexiva, (la de la racionalidad moderna), se añade una capa más a la conciencia humana, que la mejora y supera, (superar no es anular, o hacer lo contrario, sino añadir una nueva capa en la cebolla de la conciencia o estructura de la mente humana). Pero ambas capas de conciencia son contradictorias entre sí, e inevitablemente producen conflictos internos.
La proliferación generalizado del pensamiento humano, ha sido el gran motor de nuestro progreso, pero ha supuesto una grave crisis de pérdida de eficacia y síntomas de obsolescencia, de las estructuras piramidales y jerárquicas.
Y esas estructuras en las que nos vemos integrados socialmente, entran en crisis, como las crisis de iglesias, partidos, y empresas, (todas instituciones tribales), por los efectos perversos que ocasionan, en el equilibrio psicológico de las personas, con una alienación generalizada y crisis existenciales en las personas, (y cuanto más use la inteligencia propia, mayor),
La solución vendrá, con una nueva vuelta de tuerca, un nuevo giro, con el desarrollo de una conciencia “integral”, que supere la conciencia auto-reflexiva. Esta nueva conciencia “superior”, se conseguirá espiritualmente, mediante la conexión de nuestra mente individual personal, con lo que llamaba Teilhard, la “noosfera”, que flota en el Universo, como una estructura-sistema con todos los pensamientos surgidos en la humanidad, similar y paralela a la biosfera, (o sistema conjunto de los seres vivos), y que ambas disponen de una dinámica propia.
Igual que la biosfera tiene su dinámica ecológica, la noosfera, también dispone de una dinámica propia mas sofisticada, (pues es una capa superior, y ya en el reino de la Inteligencia). Dinámica que actúa en nosotros, mediante la fenomenología espiritual, (del “espíritu” personal).
Dicha Noosfera, a su vez se incorpora, y es su parte “terráquea”, a la Conciencia global del Universo, o Conciencia Cósmica, con toda la Inteligencia del mismo, y sede del gran “Espíritu Santo”.
La existencia de esa Conciencia global humana, o Noosfera, es lo que Pablo, con una intuición increíble en él, (si no fuera por la extraordinaria iluminación que sin duda tuvo), llamó el Cuerpo místico de Cristo, y la Comunión de los santos, y eso es a lo que creo que Jesús se refería, con su “Reino de Dios”. (Jesús, que no olvidemos que no fundó ninguna Iglesia-estructura), y que se fundó como institución, después de la expulsión por los fariseos de las sinagogas, después de la guerra del 70, y una vez que no llegaba la Parusía esperada).
Gran “noosfera”, que ya Platón intuyó desde las estrechas grietas de su caverna, como el Mundo de las ideas, del que bebía el humano. ¿Quién nos iba a decir al final, que el tantas veces postergado Platón, iba a llevar razón, y que nos señalaba el verdadero camino del Realidad?.
Comienzo por decir que me parecen muy oportunos esos matices de Alberto a las palabras de Sádaba. Fe no es perderse en las brumas… Aunque la fe no es la conclusión de un brillante silogismo, la fe es algo muy razonable… En determinadas circunstancias, la creencia-presencia de Dios puede llegar a ser más clara que la luz del mediodía, como diría Juan de la Cruz. Aunque esa claridad no proviene de un argumento teórico…
Pero ahora y aquí me interesa dejar un comentario a propósito de las características religiosas de partidos políticos, en los que se observan fanatismo y sectarismo fundamentalista, de los que nos habla Isidoro. Estos partidos, que encarnan el afán de poder y de pensamiento único y rígido, a su manera intentan colonizar las religiones, porque ayudan a dominar mejor las conciencias, fomentando la sumisión, la obediencia… y los votos que otorgan el poder. De ahí que esos partidos, para los que la democracia es solo un barniz, se arrimen tanto a las versiones religiosas que imponen un pensamiento único y exigen, en primer término, sumisión y obediencia… (Y amplias privatizaciones…) Esta versión religiosa -demasiado humana- no es la evangélica de Jesús, que era-es una persona flexible, contrario al pensamiento único (ver la valoración del samaritano, puesto como ejemplo. etc.) Cuando la Iglesia -por concretar más- admite la diversidad… (su “pensamiento único” es el AMOR solidario), esos partidos la combaten (o llaman infiel a quien la dirige y fomenta esa flexibilidad.) Solo el cierre en el pensamiento único es la verdad, y esa “verdad”, indiscutible, debe ser la de todos. Si no, son infieles. Las “cadenas mentales” son un valor sagrado. Por eso rechazan, condenan -y han condenado- tanto…
Lo cual recuerda el libro de K. Popper: “La sociedad abierta y sus enemigos”. Título que puede aplicarse a la religión y a la Iglesia. Merecería la pena escribir un libro titulado: “La Iglesia abierta y sus enemigos”. Una Iglesia abierta, flexible -no fanática ni rígida-, tendría muchos enemigos, que al manifestarse como tales, pondrían más en evidencia que no son verdaderamente cristianos. Que solo utilizan su nombre…
Esa bofetada de Ortega al papa Francisco es solo una muestra, una de tantas. Y son peores las que vienen desde dentro, también de los partidos que se llaman “cristianos”.
La duda de los que hemos recibido y aceptado la fe, no es bruma mística, sino duda racional y análisis de lo real. Porque Jesus se acerca al hombre como una posibilidad, como una opción. Decidimos con las diversas inteligencias de que disponemos. Pues no podemos sentirnos y decirnos cristianos con fe en Dios etsi crux non daretur. Pienso que es un matiz importante entre ser del Betis y vivir la fe en Jesus muerto en la cruz a efectos de libertad.