Acabo de recibir este doloroso mensaje que es un hachazo aunque no llegue por sorpresa: Hola Antonio, soy Alejandro el marido de Asun; siento decirte que mi mujer falleció en paz esta mañana . Poco puedo añadir a quienes la conocisteis en ATRIO y sabíais que desde hacía más de un año estaba aceptando un terrible cáncer cerebral que la ha ido destruyendo sin perder consciencia y paz. Tal vez sería momento, como yo he hecho de recorrer los últimos once artículos suyos que pueden abrirse aquí. O, al menos, hacer memoria de Asun, en común acción de gracias, siguiendo el que reproduzco a continuación. ¡Asun, te quisimos y seguimos queriendo! AD.
¿Mística? ¿Por qué no? Todo queda en casa
Asunción Poudereux, 05-abril-2017
No parece sea un concepto más, entre cientos de otros, dadas las tendencias sobre usos y generalidades interesadas que acompañan a la moda cada vez más vigente de lo inaudito por excelencia.
¿Qué os parece simplemente el ser conscientes de nuestras limitaciones, necesidades y carencias, es decir, vulnerabilidad que, al mismo tiempo y sin separación, se asienta con humildad y gratitud en la otra cara que no vemos, aun cuando nos va dando sacudidas, de lo que realmente somos: plenitud en la unidad de lo humano y de lo que llamamos “divino”?
Apuesto por conjugar ambas en la vida práctica y cotidiana, que va adentrando más y más a lo Real, a lo vivido inseparablemente, por ejemplo en la persona de Jesús, lo humano y “divino”, lo humilde y compasivo brotando de la una única Fuente, Fondo que va empapando y dejando su huella hasta no llegar a conocer diferencias insalvables y menos a levantar barreras excluyentes, sencillamente, al verse la persona que se es reflejada en cualquier otra, rompiendo esquemas, leyes y normas asfixiantes de la Vida que, sin embargo, anhela vivirse y desplegarse en y desde lo Real que es y somos.
¿Por qué ese deseo reiterativo, entonces –y de dónde viene y quién lo origina– de aplazar a otra supuesta vida, el amor y la gratuidad de lo Real en el aquí y en el ahora, si la percepción de la Vida es Unidad en la que todo se entrelaza y manifiesta? El cascarón del mito nos impide mirar lo nuclear que lleva en su adentro.
¿Será que las creencias dualistas y los miedos inoculados pueden en nosotros mucho más que el ver y conocer a través de la experiencia interior por uno/a mismo/a? Sinceramente, no lo creo, a pesar de que esos discursos, esas proclamas laicas y religiosas, esos constructos mentales, bien “manufacturados” y camuflados sus intereses, han aportado y siguen aportando a la humanidad “pesos y cargas” con enfrentamientos de todo tipo, que se tornan más y más violentos e irreparables de la mano de la locura compulsiva e insaciable.
Siendo como es punto de referencia histórica, Jesús, con un antes y un después, seguimos con un retraso de 2000 años en todo lo que entraña lo humano y lo que nos hemos empeñado en separar y llamar “divino”, por muchos grandes avances y conocimiento en ciencia y tecnología. Y sigo con mis preguntas: ¿A quién interesa este desfase galopante y confusión en bucle, si es que hay alguien humano en su doble vertiente ahí?
No hay mucho más que decir, por eso me gustaría continuar lo que os voy exponiendo y compartiendo, agradeciendo, dando gracias a todos/as por este nuestro empeño en transmitir aquello, que de alguna manera sentimos e intuimos como auténtico y que nos mueve a manifestarlo. Seguramente hay en cada persona ramificaciones intermitentes, a modo de trocitos de Luz y de Verdad que surgen y se alimentan de lo Real, por lo que me adelanto a decir, que sentirlo así es casi ya vivir la gratitud y la humildad en el misterio del amor gratuito, que sentimos a veces muy próximo y cercano envolviéndonos y sosteniéndonos allá donde estemos. Lo intento:
Ya sea en la plenitud humana en todos los ámbitos, que, de modo anhelante y a veces contagioso, Isidoro sugiere y apunta insistentemente hacia un futuro. Ya sea Mª Luisa en su inteligente y continuo permanecer de pleno en el estar en la Realidad ya mismo, antes de poner nombre a pensamientos e ideas. O bien en la vida que nos arrastra y tira de nosotros en circunstancias siempre nuevas e inesperadas, para “espabilarnos” e introducirnos en su juego, como por activa y pasiva, nos recuerda sin parar Oscar. Ya en las dudas permanentes que nos transparenta George con un buen lenguaje y dominio de idioma, bien en contra de su pesar, y que a veces nos sacuden en su vaivén. Ya en las convicciones y creencias transmitidas, de generación en generación, no dejando infiltrarse las dudas de sus lectores, quitando toda salpicadura, no dejando a sus comentarios lugar para ellas, y por supuesto, es del nuestro amigo atriero Santiago, de quien hablo, tan cercano y nuestro y a la vez tan lejano. Y de tantos otras personas de Atrio que nos invitan a romper moldes y esquemas de una u otra forma, más o menos radical, como Iñaki, Honorio, Pepe B., Luis T. y nuestra querida M Pilar, llena de experiencia y sabiduría al toparse de lleno con respuestas y actitudes, siempre reales, en lo que nos ha llegado de Jesús y su proyecto de vida. Como también toda aquella persona que plasma su sentir anhelante de mujer en toda su potencialidad y riqueza, y que sabe ver entre marañas de ausencias y olvidos como lo hacen Ana R. y Olga L…. y …tantas, tantas, personas calladas, conocidas y desconocidas que observan y acompañan en silencio…este caminar en lo profundo de la cotidianeidad.
Con todo y con nada, es por ello, que podría decirse que la mística es apostar por la vida en todo su despliegue de apertura transformante y juego imparable que regala felicidad y plenitud humanas, sosiego, dicen algunas personas, paz que retorna, conoce la senda, asentándose su constante resurgir en lo que es y somos. Y ese sentir no se queda replegado, encerrado en uno/a mismo/a, sino especialmente abierto a todo, a toda la humanidad al verse en y con todos desde el Fondo de lo Real, que une y no excluye en su Nada. No conociendo imposición ni temor a lo diferente, al contrario, pues la libertad de uno y de todo otro, nace y se aposenta en el sentir con el otro, en el amor sincero e incondicional.
Siempre hay algo que se esconde en el tintero. ¿Me ayudáis?
…………….
¿Y POR QUÉ NO? TODO SE QUE DA EN CASA.
DESEOS
Puedo pedir y no quiero,
Dejémoslo como está.
Puedo plasmar mis deseos,
Sabiendo su realidad:
¿Serán y/o no serán?,
Depende cómo los vea
Y cuánta hipnosis me dan,
Si los sueño y entretejo,
Cambiándolos de lugar,
Levantando un escenario,
Carente de realidad.
Y en el juego me doy cuenta,
Igual que el rayo al pasar,
Que hacen ruido y me distraen
Que “viven”, si yo los miro.
Moviéndose muy inquietos,
Con frenesí y desespero
En su buscar y ajetreo,
Hormigas, de acá para allá,
Temiendo un aluvión al azar.
Los deseos, al detenerlos,
Y observar con atención,
Ya no arrastran, ya no acosan.
Se muere su realidad,
Dejándolos solo estar.
Merodean, sin cesar,
Y si olvido su morar,
Al descuido ya me acechan,
Deseando ahí quedarse
Y al ego bien empapar.
¿Me hace falta tal cosa?,
Tal razón que me sostenga,
Tal deseo, Tal “verdad”,
Tal “quiniela de la suerte”,
Tal comparación frustrante,
Tal sufrimiento banal,
Que el pensamiento me ofrece,
Tejido en su irrealidad.
¿Es eso felicidad?
Cuando apenas lo vislumbro,
Me doy cuenta de mi errar,
De esa huida hacia adelante,
De hacer vuelos en el aire
Sin detenerme jamás,
Ni hacer pie, ni mucho menos,
En un Fondo de Verdad,
Realidad de la que emerjo,
Lo que yo soy y no más.
Lo que siempre va conmigo,
Se descubre en un pispás.
Me alinea a la vida.
No la apreso ni retengo,
Ello tiene su compás.
Y sin dejar que se esconda,
No me olvido que ahí está.
La dejo mecerme, a veces,
En turbulencias de paz,
Porque aquello que respiro,
Respira conmigo, me acuna sin más:
Un reflejo en su reflejo,
Un silencio en su cantar
Que me sostiene, me abraza
Y se amplía en solo estar.
Disipándose al instante,
La danza de su acunar,
Al ubicarme en la mente,
Que no para su tic-tac,
Su deseo de apropiarse,
Y en querer acaparar,
Esa Ausencia que escudriña,
Un atisbo de esa Nada,
En la que Todo… se da.
Asun (MAP)
Buenos días.
He recibido la noticia con tristeza y esperanza. Esta última por la manera de como se ha afrontado esta enfermedad, por parte de la pareja, hasta el postrer momento de la muerte física. A Asún, la conocí en los encuentros que Enrique Martínez Lozano hacía en Teruel y que tuve la enorme oportunidad de asistir. ¡Cómo desperdiciamos esos buenos instantes que la vida nos ofrece! Ahora, me queda hacer memoria de tí, Asún, de tu voz paciente y sosegada: características que vienen a ayudarnos en estos tiempos tan convulsos.
¡Hasta pronto!
https://www.pagina12.com.ar/423472-anotaciones-sobre-la-muerte
¡Gracias Oscar!
Abrazos.
Asun, no tardaremos mucho en encontrarnos los que venimos ya de tan lejos…Ayúdanos a hacer el camino. Alguien ha apuntado mi nombre en tu memoria, me siento honrado y más hermanado contigo por ese detalle. No me lo merecía quizá los años tuyos y los míos nos han puesto en ele mismo montón. Qué tiempos aquellos, Asun! Estoy con todos los que la echáis de menos.
Adiós, mi queridísima Asun,
Hace unos quince años que te conocí. No son muchos. En ese tiempo, cada una iba recorriendo su camino. No diré qué buscábamos cada cual, porque sé que no es posible describir lo que otro desea, ni siquiera aún después de haberlo escuchado de sus propios labios; aunque sí sé que era una búsqueda en pos de ese anhelo de Dios y de lo eterno que hay en cada una de las personas. Y, mientras yo buscaba por la periferia, creo que tú ya te encaminabas por las vías de interior. Eso, lo descubrí después. Pero me aceptaste. Unos años después, algo me dijiste, en una ocasión, con las palabras justas. Era casi como la reprimenda de una profesora. Y yo lo acogí, como un aviso sobre cómo tenía sujetar la brújula. Tiempo al tiempo. Lo busco, pero exploraré los caminos a mi ritmo, te expresé. Y algo encontré en el silencio y entendí por fin, aunque más con la razón que con el corazón que vive, aquello de la Unidad, aunque no siempre me fuera posible experimentarlo en la vida periférica.
Luego vinieron aquellos largos paseos, camino del encuentro con los amigos del grupo de Legaut, al que me sigue invitando nuestro querido Antonio Duato. Yo escogía siempre el itinerario a pie, para charlar contigo durante más tiempo, mientras disfrutábamos de los perfumes de los jardines del cauce del Turia. Y tú, muchas veces, hacías un esfuerzo, aunque acusases cansancio o algún dolor. Y, de regreso, cuando llegamos a la esquina desde donde cada una partía hacia su casa, nos deteníamos aún más rato. Siempre teníamos algo que expresar con premura. Algún hallazgo, alguna vislumbre de lo Eterno.
La acogida que experimenté, mientras compartía contigo mis andanzas por los circuitos de mi cabeza, así como los pequeños detalles de tu vida que quisiste compartir conmigo, tornó aquellos paseos en una especie explosión comunicativa, entre dos mujeres decididas a consumar sus vidas e impedir, a toda costa, que se consumieran en espacios donde solo reina la trivialidad. Por unos instantes, tal vez discurriéramos por lo superficial, aunque creo que más bien por la mezcla confusa que a veces se produce con lo cotidiano, pero siempre atentas a volver a lo esencial.
Es demasiado pronto para mí, y no puedo pensarte en pasado. Enfermaste poco después de que mi madre partiera hacia el descanso eterno y aún muy enferma tú me consolaste. Todavía no he superado esa pérdida y ahora he de despedirme de ti y me es tan costoso imaginar que ya no te volveré a ver… Te deposito en los lugares de mi memoria dedicados a los mejores momentos de mi devenir.
Ana Piera
Uffff…me he quedado sin palabras:
¡Se nos ha ido nuestra muy querida Asún!
Descansa en la paz que siempre has sembrado a tu alrededor.
¡Te quiero! Y admiro a Alejandro por como han vivido los dos muy unidos y con gran amor, mi abrazo entrañable para él y familia de todo corazón…ahora sumido…en un gran silencio salpicado por su espíritu y entrega a cuanto hacía.
Mi abrazo entrañable y agradecido por todo cuanto nos diste de ti.
¡Descansa en el gran Amor!
Acabo de leer la noticia del fallecimiento de Asun, y me he quedado dolorosamente sorprendido.
Mis condolencias a su familia.
Me uno también a los sentimientos y deseos que manifiesta Antonio Duato en la “entradilla” que hace a este texto.
Me uno a las manifestaciones de condolencia a la familia de Asun. Ese deseo de consumación en el amor y la paz, que Asun tanto cultivó, es un hermoso legado que nos sirve de ejemplo. Ahora que el Amor y la Paz están contigo, un abrazo fraterno, Asun.
¡Un extraordinario testimonio! No he leído nada mejor sobre la no-dualidad. Mis condolencias a la familia.
Te mando un beso, Asun.
Y un fuerte abrazo para ti, Alejandro.
Con mucho pesar he recibido la noticia de la partida de Asun hacia el Amor del Padre. Allí se ha encontrado ya, tal y como ella quería “el vivir la gratitud y la humildad en el amor gratuito que sentimos a veces muy próximo y cercano envolviéndonoslo y sosteniéndonos allá donde estemos” ..Lo que fue su deseo en esta vida se ha hecho realidad en la presencia eterna y amorosa del Padre para siempre.
En nuestros diálogos siempre se caracterizó por su profundo respeto a cualquier opinión y su extrema gentileza y cortesía por cada uno a los que correspondía aquí en Atrio. Siempre se orientaba y predicaba la PAZ y el testimonio de su esposo confirma que su transición ocurrió en paz.
Mis condolencias sentidas para su esposo y familia con mis oraciones por ella y por ellos.
Comparto tu dolor, Alejandro
Abrazos
Santiago Hernández
Mañana estaré de servicio pro bono en las 3000. Asun tendrá presencia a lo largo del día en las visitas, asuntos legales y asesorías. Para que el Fondo y la Forma sin diseños ni contornos que la abarca desde siempre y de otro modo desde esta mañana disfruté de su vivir.
Me he pasado un buen rato trabajando en el Word y ahora al entrar me entero de esta triste noticia. Querida Asun siempre me quedará tu recuerdo y una gran lista de escritos tuyos de gran belleza que conservo.
Mi profundo sentimiento a su familia.
Cuando inicié mi andadura en Atrio, algo atropelladamente, ahí estaba Asun, junto con Ana y Pilar, y siempre estaba acogedora y comprensiva con mis torpezas, y sus comentarios eran un prodigio de sensibilidad, lucidez y espiritualidad.
Ya intuía que su silencio en estos últimos tiempos, no presagiaban nada bueno. Y por eso no me atrevía a comentar su ausencia. Para los que por ser de reciente incorporación no la conocieron bien, y como homenaje suyo, me atrevo a copiar un comentario que hizo el 16 octubre 2014, en un artículo de Alberto Revuelta, Anatomistas de lo inútil, que para mí fue genial y demuestra su hondura y profundidad.
Verdaderamente, “Nada ni nadie se va hasta que nos ha enseñado lo que necesitamos saber”, y Asun que era una persona especial, de las de una entre diez mil, es un ejemplo claro de ello.
En este momento, solamente puedo decir que, por la suerte que tuvimos de conocer a Asun, mayor es la pena de haberla perdido, no tengo palabras para expresarlo.
A su familia les mando un fuerte abrazo y mi compartir vuestra pena y vuestro dolor. Aquí en atrio nos queda una parte de ella, sus profundas reflexiones.
Perdón por esta otra cara de la realidad:
¡Buena mujer!
Acompañamiento a Alejandro.