La gente mayor que, con más o menos suerte, hemos ido toreando la pandemia y sus derivas económicas, políticas, sociales, etc. confiábamos en un 2022 un poco más sosegado. Pues nada de eso. No parece que vaya a haber paz, en la guerrita de ir sobreviviendo en el día a día. La política interior nos regala esa especie de implosión del Partido Popular, de la mano de sus nuevas generaciones, más los interminables dimes y diretes acerca de las andanzas de nuestro aparentemente poco ejemplar emérito. Y por si esto fuera poco, con la pandemia de retirada, la política internacional nos planta ante la espeluznante invasión de Ucrania, a sangre y fuego, protagonizada por un personaje que te hiela la sangre.
Me refiero al amigo Putin que, a sus setenta años y apoyado por sus cómplices más directos, parece pretender convertirse en el nuevo Zar de su idealizada Rusia, caiga quien caiga. Mi solidaridad con el pueblo ucraniano víctima directa de esta salvajada, incomprensible en pleno siglo XXI, sin olvidar otras muchas que también se dan en el mundo mundial. Quizá nadie estamos libres de un cierto egoísmo, pero la realidad es que esta cruenta invasión hiere más nuestra sensibilidad, por su cercanía y por la amenaza de daños colaterales a nuestra relativamente privilegiada vida.
Nací sin haber terminado la Guerra Civil y si se me alarga la propina, tendré que convivir achacoso e impotente, con lo que se nos avecina, antes de ver la feliz salida del túnel en el que, de un modo u otro nos hemos metido. En semejante circunstancia me pregunto si no merecerá la pena el intentar ser un poco positivo y no dejar que la tristeza nos invada. Una cosa me llama la atención. El contemplar atónito y conmovido como, en las situaciones más dramáticas, asoma siempre una lucha encarnizada entre la bondad y la maldad, la belleza y la monstruosidad, la verdad y la mentira, el amor y el odio,…… ¿Cuento tiempo habrá que esperar para que una evolución positiva de la Humanidad de la victoria a esa especie de atributos divinos que cito en primer lugar? Vivir para ver
Amigo Iñaki, tu bonhomía y simpatía son un ejemplo para todos los viejales que andamos por aquí, aquejados de los males propios de la edad, unos los del cuerpo, y otros los del alma, como la tristeza y el mal humor, (hablo por mí).
Por eso quiero hacerte partícipe de un aforismo, que acabo de leer, (parafraseado de Enrique García-Máiquez).
Deberíamos cultivar el optimismo y la ilusión, (ya sé que es muy fácil predicar), y dejar encargado el epitafio de nuestra tumba:
Hola Isidoro
Con tus piropos también me pongo colorado, viniendo como vienen de mi profesor de psicología.
Leyéndote a ti siempre me llega lo mejor de un montón de personajes de los que no hubiera tenido noticias. He tenido que llegar a viejo, para sospechar que he perdido demasiado tiempo jugando al fútbol, a la pelota , andando en bicicleta, atletismo…. Demasiadas cosas para cosa buena.
Acertado epitafio para mi tumba. La verdad es que me pica la curiosidad por lo que será…tras el salto al misterio.
Un cordial saludo
Querido Iñaki, ¡cuánto te he echado en falta! ¡Cuantas veces me has dejado sola en el mismísimo ruedo!! ¡Es broma! Estos días me he tenido que conformar únicamente con saber que estabas bien y que seguías ahí, pues he estado inmersa en algún que otro problemilla de estos que te vienen sin avisar y mi abarque es escaso para acudir a todo.
En cambio, a ti te veo muy lúcido en el análisis que haces de nuestro presente en general, aunque motivado siempre por esa gran Esperanza que nunca nos deberá faltar.
Cuídate mucho, un abrazo!.
Hola M Luisa
Tampoco pierdes gran cosa. Como se dice por aquí, cada vez estoy más txotxolo. Me quitaron el móvil hace un par de meses, hace un par de dias perdí un sombrerillo anti-lluvia, me he llevado un par de sustos con la tarjeta bancaria…
A pesar de todo, puedes estar segura de que yo no me olvido de mi profesora de filosofía. Casi me puse colorado al leer eso de…”a ti te veo muy lúcido”. No sé si estaría de acuerdo la que me aguanta veinticuatro horas al día.
La verdad es que no me quejo. Ya que la vida sigue regalándome una inesperada propinilla, trato de hacer lo que puedo, esperando más o menos tranquilo el salto al misterio.
Entre tanto, toca cuidarse un poquito y no olvidarse de Atrio.
Un abrazo y hasta la próxima.
Hola Iñaki SS.
Yo te acompaño en ese caminar, tranquilo y a la espera…de lo que suceda…sin esperar nada ; porque lo que tenga que suceder:
¡¡¡Sucederá!!!
Un abrazo entrañable.
Yo también te recuerdo Iñaki y me alegro de saber de ti…sobre todo por esta inyección de paciencia y esperanza que todos necesitamos ahora…Yo también NO he podido comprender del todo como un personaje del engranaje mundial de las naciones y de su talla, pudiera decidirse a realizar una “invasión absurda” que conlleva graves consecuencias, no sólo para el mismo Putin, sino para TODO el mundo…
Para muchas de las personalidades de la política que trataron con el, el cambio de Putin ha sido inexplicable…Es como si se hubiera realizado un deterioro progresivo de su poder de razonar con la lógica que requiere la inestabilidad del mundo en que vivimos….Pero también hay que reconocer que quizás haya permanecido en el su sentido de poder que le dió la antigua URSS y el ser miembro permanente de un buró soviético tan exclusivo como el de la KGB.
De todas maneras, no sabemos como todo esto va a desarrollarse…mientras tano, podemos empatizar con los ucranianos que se han quedado sin nada y que lo perdieron todo, incluso la vida de sus familiars y la propia y podemos ver -como sugieres- que lo mejor de la humanidad puede surgir en medio de los grandes males como es la guerra…La abundancia y la generosidad del mundo parece haberse volcado en la acción para socorrer tanto dolor…Nosotros estamos unidos a esta profunda tragedia de los inocentes ciudadanosque no merecían este despojo y esta injusticia…
Pero no podemos perder de vista el Evangelio…más de moda ahora que nunca…La fragilidad humana nunca es tan palpable como en la guerra y en la explotación de “humano a humano”…Jesús de Nazaret nos recuerda vivamente que El es el único medio para la PAZ y se cansó de repetirlo a sus discípulos que eran “hombres de poca fe”, muy semejantes a nosotros. POR eso nos recuerda El con la eternidad de Su Palabra:
“Mas no estoy Yo solo, pues el Padre está conmigo. Estas cosas os he hablado para que en Mi tengáis paz. En el mundo tendréis tribulaciones; mas tened buen ánimo, Yo he vencido al mundo” (Juan 16: 32-33)
Esta cita fue escrita por el testigo presencial más íntimo y cercano a la Vida, Pasión y Muerte de Jesús, en el siglo I de la era cristiana. Sin embargo parece que Jesús nos lo está diciendo todo ahora, en el momento actual, en nuestro siglo XXI…Sólo El puede hablar de esta manera…
Abrazos
Santiago Hernández
Hola Santiago
Aunque parezca mentira, nuestra lejanía es bastante próxima. Si que creo que impacientarse y desesperarse sirve de muy poco. De todos modos, no deja de ser un poco triste que, un y otra vez, tengan que surgir grandes males para que salga lo mejor de nuestra enfermiza humanidad.
La promesa de Jesús de Nazaret seguro que es fantástica para el ejército samaritano que actúa sin descanso. La pena es que esta nueva guerra entre cristianos, parece querernos indicar que el ejército de personas de poca fe es mucho mayor. En fin, toca seguir manteniendo el ánimo…..pero con el mazo dando.
Un cordial saludo.
Gracias Iñaki, no vamos ha perder la esperanza a pesar de nuestros achaques.
Un abrazo.
Hola Mª Pilar
Gracias a ti por la humanidad que nos muestras siempre en tus comentarios.
Me recuerdas siempre mis andanzas por Farlete en la década de los 60.
Te devuelvo el abrazo con sumo placer
Una alegría saber que estás ahí, Inaki.
Te mando un fuerte abrazo
Hola Salvador
A mi si que me alegra que sigas acordándote de mi. Siempre te leo con mucho interés. Mi teología se ha ido concentrando en algo así como…Dichosos los que consiguen llegar a descubrir percibir, saborear…el Placer Samaritano. A mis años no llego a dejar de sentir que se me sigue escurriendo de entre las manos.
Te devuelvo tu cariñoso abrazo.
También yo me alegro de saber de ti, Iñaqui. Te echaba de menos. Solo decirte que estoy de acuerdo contigo en lo que dices. Y para ser positivos esperemos que el hombre, por fin, se vea liberado de su afán de poder y comience pronto a ser y a comportarse como un poco más “sapiens”. Que es lo mismo que decir, un poco más humano… En nosotros (hablo en general) aún hay mucho de animal depredador que piensa más por instinto, con las vísceras, que con la razón y con un corazón humano. Cuando seamos más sapiens -y que no sea tarde- vendrá un mundo nuevo…
Hola Jose Antonio
La alegria es también mia. La realidad es que, en general, soy como el Guadiana. El fenómeno se agudiza en mi relación con ATRIO porque muchas veces su nivel me desborda. Por ejemplo, me encanta leer a M. Luisa e Isidoro pero suelo sudar tratando de entenderles. A ti te sigo mejor. De todos modos, lo que no pierdo son las ganas de seguir aprendiendo.
Me alegro un montonazo de leerte. Llevamos una temporadica que no veas. Tienes toda la razón. Me acuerdo mucho de mis padres, ellos nacieron en el 6 y 7. Me alegro que no vean esto. Tanto luchar para volver a lo mismo. La Pandemia de la gripe del 18, dos guerras mundiales, una guerra civil horrible…superar todo eso y … volver a empezar. Uf, de verdad…
Pero no te quepa la menor duda, al final todo se calmará. Y siempre vence el amor con su capacidad de reconstrucción de todo lo que ha destruido el odio. Fijo.
Cuídate y mucha suerte. Un abrazo fuerte.
Hola Carmen.
La alegria es mutua y añado mi admiración por tu infatigable presencia en ATRIO. Tu canto a la esperanza da vida. Me cuidaré para poder seguir leyéndote.
Te devuelvo el cariñoso abrazo.