Hoy hace una semana (la octava, se decía antes) de esa celebración que este año quise especial. Eloy, el amigo y cronista, ha tenido la bondad de hacer una crónica a partir del vídeo, ya que no pudo entrar en zoom esa mañana, como otros muchos. Y, para mí, acierta en ver el sentido de esa reflexión sobre mis noventa años. Vivía yo e intentaba que vivierais “un revuelto de emociones y recuerdos personales, no ya de mi relación con Atrio y con Antonio, sino de mi propia vida“. Efectivamente, cuando tenía ante mí esos 39 cuadritos con otros tantos rostros y nombres, mi vida se entrelazaba y diluía con la de esas personas, algunas ya desaparecidas pero muy recordadas, y otras vivas que estaban presentes físicamente (¿qué son las ondas que trasmiten imágenes y sonidos en tiempo real?) o que con otros medios se han adherido al gozo agradecido de mis 90 años. Es vuestra vida concreta, la única e irrepetible, en la que el Misterio se me ha comunicado y me ha ido vivificando todo este tiempo. Cada uno y cada una una sois sacramento de Dios para mí y por vosotros proclamo la grandeza de Dios.
A lo largo de la próxima semana espero dar cuenta de quiénes asistieron y qué dijeron, de lo que otros me escribieron, de mis compromisos expresados de dedicar los años que me queden en seguir trabajando en ATRIO para que sea un lugar de encuentro cada vez más benéfico y fecundo. Entretanto, no puedo aún publicar el vídeo al que se refiere Eloy, pero estoy dispuesto a enviarlo a quien me lo pida (por comentarios o correo a atrio@atrio.org), tal como se recogió en la nube de zoom, donde estará disponible aún unos días . AD.
No pude asistir a la reunión virtual con la que Antonio Duato celebró sus 90 años, pero ayer pude visualizar el vídeo de dicha celebración. Tras verlo –¿cómo expresarlo?– fueron muchos los sentimientos y recuerdos> que se suscitaron en mí.
¿Catarsis?, en cierto modo. En una primera acepción, el diccionario la define como “efecto que causa la tragedia en el espectador al suscitar y purificar la compasión, el temor u horror y otras emociones”
Pues bien, no he podido sustraerme, durante y tras la visión del vídeo, a un revuelto de emociones y recuerdos personales, no ya de mi relación con Atrio y con Antonio, sino de mi propia vida.
Diez años más joven que Antonio, admiré su fortaleza, su templanza, su planteamiento de futuro, y signifiqué, en mi percepción, ese recuerdo de sus años de juventud, de sus compañeros, de sus vivencias.
En algunos momentos hizo referencia a sus juveniles reflexiones y lemas de vida. Y yo me pregunté por los míos.
Sí. Yo también en tiempos tuve algunos lemas de vida, como aquel de Jacinto Martín, en “Juventudes de Hoy” (Editorial ZYX, Madrid, 1964, pág. 60), que tanto he recordado: “A vuestra ilusión de jóvenes, a vuestro ímpetu, a vuestra sed de conquista se le pondrán puentes de plata para que os paséis al campo del sultán“.
En el coloquio significó Ana Rodrigo la importancia de ATRIO, que no debía ser obviada en esta conmemoración.
No tengo capacidad para ser fiel reportero del acontecimiento, que, si Antonio así lo considera, pudiera llegar a los visitantes de ATRIO una vez editado de la forma que se considere conveniente.
Con algunas de las reflexiones sugeridas por la conmemoración, recordé a Jean Guitton (“Justificación del Tiempo“, Ediciones FAX, Madrid 1967, páginas 158 a 161):
“Donde mejor aparece la maduración es en la vejez, que la va prosiguiendo sin acabarla. La vejez –como la infancia– es una edad metafísica por la desproporción que presenta entre la debilidad del cuerpo y la energía del espíritu. Estos dos desarrollos, tan paralelos a menudo que hasta ahora parecían confundirse, serán en lo sucesivo orientados en sentidos diferentes. O mejor dicho, el desarrollo corporal ha cesado tras largos años de marcha y se ha convertido en una involución cuasigeneral. Mas el espíritu prosigue el avance. Mientras que la duración propia de la vida es esencialmente parabólica y que implica un crecimiento, una crisis y un envejecer, lo propio de la duración espiritual es un dejar aumentar lo que tiene, por un silencioso progreso cualitativo.
He aquí la razón por la que encontramos a menudo más luz para aclarar este problema del tiempo humano en los ensayos de los novelistas que en los tratados de los filósofos: una vez despojados de su ropaje novelesco (…) podemos seguir en ellos eso que llamamos maduración. Y mucho más en la confesión sincera, donde la conciencia se describe a sí misma y hace cuentas de los excesos debidos al anhelo de engrandecerse o despreciarse, y volvemos a encontrar el trazado de un desarrollo captado en su estado de pureza, al menos tal como lo vivió su primero único testigo. // (…)
(…) Nada puede iluminarnos más en este momento de nuestro análisis, que considerar de nuevo ese más allá del presente que llamamos futuro. Es el elemento del tiempo humano más enojoso y oscuro, pero a la vez el de mayor riqueza instructiva. // (…)
(…) Un poco de reflexión bastará para convencernos de que el futuro pertenece, como la imagen, a ese género de realidades destinadas a servir de fulminante, de ocasión. (…) //
¡Felicidades Antonio !
Muy querido Antonio; para mí, fue una experiencia muy emotiva; escucharte comunicando todas tus experiencias y haceres de tu vivir:
¡Me conmovieron de una manera muy, muy especial!
Comprender todo el cariño y gratitud de quienes hablaron, se sentía ese cariño, esa complicidad.
Gocé inmensamente a lo largo de ella, y dentro de mi personilla, crecía, y crecía más mi afecto y admiración…si fuera posible…ya intuía que tu vivir era fecundo, entregado, sin dudas; toda tu vida es un hermoso reflejo de quien eres y como eres; y aquí, en tu Atrio, donde que cada día nos regalas tu hacer haciéndonos partícipes. Quienes hemos aprendido, he intuido tu caminar, conociendo de alguna manera, como eres; por esa razón te queremos tanto y “escuchamos” cuando haces alguna llamada para prestar atención ha lo que nos presentas cada día.
Para mí, callar ante un art. para nada es desinterés; escucho ha quienes lo hacen…confieso, que no ha tod@s ell@s…porque de antemano, sé lo que van ha decir y no me interesa.
Antonio ¡¡¡Gracias por el hermoso regalo que nos hiciste con tu habitual generosidad y sencillez, para mí, fue una experiencia muy grata y para nada desconocida!!!
Intuía que tu vivir iba por esos derroteros, pero escucharlo y sentir todo el cariño que allí se respiraba:
¡Fue muy hermoso, gracias amigo bueno, Antonio!
Me siento agraciada por contar con tu afecto y amistad. ¡Gracias de todo corazón!
Un abrazo muy entrañable y siempre agradecido.
Efectivamente, el recorrido de la larga vida de la que Antonio nos hizo partícipes, fue una gratísima experiencia y, especialmente, fue una gran alegría ver, como dice Eloy, la buena forma mental y vital de Antonio pudiendo vivir la vida, no sólo llena de experiencias del pasado, sino de proyectos y de ilusiones nuevos y potentes. Todo un ejemplo.
Cierto que yo quise resaltar el trabajo y, sobre todo lo que para muchas personas, aunque hablase en primera persona, del bien que a mí me han hecho los muchos años de participación en atrio. Me ha ayudado a aprender para crecer y evolucionar como persona en mi vida personal. Y esto se lo debo a la iniciativa de Antonio, “padre” de ATRIO y, como no podía ser menos a los y las participantes de este foro que abrís nuestro espíritu a nuevos horizontes vitales.
Gracias siempre a Antonio y sumamente agradecida a todo lo que me habéis aportado tantas personas de las que aún estáis y de quienes ya no están. Atrio ha sido y es una fuente de aprendizaje como la vida misma.
Gracias, gracias y abrazos cordiales
También he visto el vídeo. Me resultó conmovedor. Efectivamente, cuando me refiero a Atrio digo : mi grupo de sabios mayores. Es una buena forma de referirse al blog.
Todos somos hijos de nuestra época pero además tenéis mucho en común. Elegisteis un camino parecido y eso une mucho. Me alegro por vosotros, no es fácil encontrar un grupo para compartir inquietudes. Y en cuanto a la importancia que pueda tener Atrio como blog cristiano, no lo dudo.
El texto que ha elegido Eloy donde habla de la senectud, lo comparto totalmente. Pura experiencia con las personas mayores que he conocido a lo largo de mi vida.
He aprendido un montón con ustedes.
Gracias Antonio. A veces discutimos. Sé que no pensamos igual en todo, pero es que las cosas son así. No hay que compartir todo lo que se piensa, la vida entonces sería muy aburrida.
Gracias por todo y mucha suerte a todos.