Por Pedro Aranda Astudillo.
Nos ha enviado este artículo el amigo común Gonzalo Haya. Pedro es chileno y buscador de una espiritualidad basada en la realidad de lo que somos como seres humanos conscientes integrados en el cosmos. Hasta Navidad iremos publicando textos que nos ayuden a vivirla realisticamente, como una invitación a un nuevo nacimiento. AD.
En el brindis de nuestros padres fuimos engendrados, nacimos para unirnos al coro infinito de vidas. Sean nuestras voces los latidos generosos de nuestra madre tierra.
Somos artesanos de nuestras vidas:
Las abejas se nutren del polen de las flores, arquitectas de sus panales para reservar los prodigios de su miel.
Nuestras manos inteligentes se nutren de las riquezas de la tierra, de mares, de los cielos para orquestar las conciencias en sus construcciones majestuosas, en sus épicas libertarias de independencias, de migraciones, y, en nuestros quehaceres hogareños.
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Lo claro oscuro de nuestras vidas:
Las personas somos frágiles como las lágrimas, somos peregrinas del útero al sepulcro, y, nos confunden los espejismos de la vida, pero hay relámpagos de verdades que nos despiertan; las caricias maternas nos retornan a nuestras inocencias; los susurros de belleza nos expanden el alma.
Las personas somos como las estaciones: de inviernos y primaveras, de otoños y veranos. Somos auroras y ocasos.
Nuestros cuerpos raciman la sabiduría divina: sus entrañas son tejidos perfectos como un telar, y en su andar como la tierra girando en torno al sol.
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Nos asfixiamos cuando:
Las personas se enclaustran en sus egoísmos, cuando oprimen sus libertades, intoxican las relaciones, ausentan las Gracias en sus palabras, cuando ajenan su felicidad, se exilian de amar, ignoran que el sol y la luna son para todos, cuando eclipsan el bien común.
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Las personas recrean sus vidas cuando:
Las personas se suman a la creación y colaboran con su Creador; cuando cuidamos los pulmones de la tierra, nuestra casa común; cuando aprendemos de las infinitas transformaciones, cuando inhalamos la ternura de los crepúsculos y sembramos compasión. Plantamos árboles solidarios para un bosque de conciencias.
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La tecno ciencia se hermane a la conciencia:
De la inteligencia artificial vayamos a las raíces de la inteligencia del corazón; desde la inteligencia del corazón leguemos a las futuras generaciones una humanidad que siempre reconcilie cielo y tierra.
Ser nuestro corazón: irriga sin cesar todo nuestro cuerpo, todos los cuerpos, ve todo y siente a imagen y semejanza del Corazón Creador.
Grande Berríos, inteligente y consecuente. Yo, que no he sido muy aficionada a ir a Misa en mis años adultos, iba todos los Domingos al Colegio San Ignacio de El Bosque, a escuchar las prédicas de este cura, que era jovencito. A esa Misa asistían ex Presidentes, y muchísimos políticos que se reían a carcajadas con sus ejemplos.
Me acuerdo que una vez comparó la Encarnación de un Dios en un mundo físico; y lo comparó diciendo que era similar a que una persona cualquiera se metiera en la bañera donde ellos, que eran como 6 hermanos, se bañaban todas las noches. La limpieza se encarna en la mugre de nuestro existir humano.
Por supuesto que la voz llegaba al Obispo, que lo llamaba todos los Lunes para amonestarlo.
Con lo recién dicho,
hube “definido” qué se entiende por “PERSONA“.
(INDIVIDUA SUBSTANTIA SPIRITUALIS)
Es que a eso que llamamos Dios solamente lo puedo encontrar en las cosas bonitas, en los sentimientos bonitos.
Reconozco que me he fabricado un dios a mi medida y a un Jesús a mí medida también. Porque si los recuerdos se manipulan inconscientemente, estoy segura de que las ideas también. Y a mí me gusta mi dios y mi Jesús. Que por supuesto no son reales. Pues bueno. Tampoco sé muy bien qué es la realidad.
Y si. La vida es un milagro en si misma
Ok! De acuerdo!
¿La REALIDAD?
Pues es eso: “lo que HACE-mos y nos-PASA”
No está ni “afuera” ni “adentro”
Está en lo que “estamos haciendo” …
… Y ¡”A CARGAR CON ELLO”!
……………
NOS PASA y HACEMOS “Dios, Jesús, todo …,e.d. MUNDO”
Imposible: solitariamente, sino socialmente
Necesariamente: en soledad.
No hay más remedio!
¿Chileno?
Por el paisaje, no cabría duda!
Como Felipe Berríos que anda por Antofagasta:
Seguro que Pedro Aranda sabe de él.
El vídeo , o sea, nunca he oído tantas cosas con las que estoy de acuerdo en tan pocos minutos.
Además, es que en tema del celibato lo toca desde el punto de vista de lo que es en realidad: no formar una familia. Punto. La castidad es otro tema.
Lo que nunca entenderé es por qué estas ideas no llegan a los laicos. Bueno, llegará a unos pocos.
Si tuviesen valor de ir a por todas y acabar con los cortafuegos que ponen los de arriba, arriba, el cristianismo sería otro.
Será que no es posible hacerlo. O que no están dispuestos a llenarse de cortes en las concertinas ni a quemarse en el fuego.
Es una pena.