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El verdadero problema de la homosexualidad

Ya en otras ocasiones hemos publicado colaboraciones del psicoterapeuta Fernando Jiménez: Credulidad, creencia y fe y Jesús como espacio de encuentro y experiencias.

El recurrente tema de la homosexualidad, hasta casi ayer social y catequéticamente demonizado, presenta implicaciones y connotaciones con muy distintos campos de la Ciencia, como pueden ser: la Antropología, la Bio-genética, la Psicología, la Medicina, la Sociología, el Derecho o la Ética.

Pretendo ofrecer unas reflexiones desde la perspectiva antropológica, con claves de hermenéutica psicoanalítica y con referencia explícita a su dimensión sociológica e –implícitamente– a su dimensión biológica y a sus referentes éticos.

Son estas reflexiones el resultado de una investigación cualitativa realizada sobre numerosos casos dentro de la práctica clínica, por lo que no ignoro que sus conclusiones puedan parecer incompletas, contempladas desde otras angulaciones, y que sus puntos de vista puedan ser considerados meramente opinativos e incluso polemizables. Sirvan, entonces como revulsivo de la pereza mental o la pusilanimidad en el enfrentamiento con este problema y como estímulo al diálogo renovador y enriquecedor.

 

  • “SER HOMOSEXUAL”

Me pregunto: ¿es una condición biológica y genética o una opción psico-sociológica?

Cuando se aborda y se problematiza esta temática compleja de la homosexualidad, habría que cuestionarse previa y fundamentamente en qué medida se debe enfocar

–como una característica biológica con determinantes genéticos;

–o como un asunto sociológico de roles, identificaciones primerias y estereotipos sociales;

–o como un problema psicológico endovivencial que compromete a la libertad personal. Problema a veces doloroso, confuso y desconcertante reificado posiblemente sobre emergentes fantasmas originarios.

Puedo afirmar que en mi práctica psicoterapéutica he tenido ocasión de tratar con muchas personas cuya vida ha sido un drama hasta llegar a encarar, y después reconocer, y después aceptar, el hecho, incontrovertible –para ellas–, de su llamada “condición” homosexual como configuración biológica inexorable. Les he oído decir: Siempre lo he sabido, siempre me ha amargado y me ha atormentado, pero no me atrevía a reconocerlo. Y se quedan desconcertadas cuando yo les comento que no sé qué quiere decir eso de “ser homosexual”, porque quizás se trate de una manipulación mental, sociológica o moralmente condicionada, más que de un hecho biológico problemático en sí.

Y suelo aducir como argumento histórico que en la cultura clásica latina y griega, permisiva en intercambios sexuales indiscriminados, no existía la palabra para distinguir, de entre otros, un modo de ser homosexual, calificativo, distintivo y discriminativo de las personas.

Y además les replico a esas personas, en tono desdramatizador, apelando a un principio que formula mi propio pensamiento al respecto: “La homosexualidad no es una condición sino una opción”. Porque defiendo que no se nace homosexual, como con una etiqueta de fábrica con la que se identifica y se define la personalidad de algunos individuos, que algunos individuos soportan pesarosamente como una condición maldita; otros la portan con serenidad, con resignación, o incluso con satisfacción narcisista; hay quienes la exhiben con orgullo; y quienes la utilizan como recurso autojustificador ante las exigencias y reproches de su propio Super-Yo y ante las expectativas de de sus progenitores o de otras personas: “Es que soy así, ¿qué le voy a hacer?”-

No puedo negar que, en muchas personas, su perplejidad frente a la propia identidad sexual se pueda deber a haber nacido con ciertas predisposiciones bio-genéticas que, de algún modo, inclinen o faciliten la dirección del instinto sexual. Pero nunca como condicionante inexorable para que cualquier persona no pueda (lo mismo que hace con todas sus demás inclinaciones instintuales innatas) reconducirlo en libertad hacia los propios proyectos personales y hacia sus singulares e intransferibles objetivos existenciales.

Porque (y es ésta la hipótesis de la que parto) en la tendencia sexual, lo mismo que en toda función conativa psicobiológica, el problema personal intrapsíquico no de viene de la orientación de la tendencia libidinal, sino de la capacidad, la voluntad y la libertad del Yo en su específica función de regulación y de control de la tendencia.

  • “EL HOMBRE AUTORREALIZADO” (Abraham Maslow)

Una persona normal, integrada y madura, es la que orienta sus tendencias, regulándolas en la dirección de los objetivos personales de su Yo, dentro de su propio sistema jerarquizado de valores con el que se estructura, se sitúa y actúa en consecuencia, frente a los incentivos, retos y demandas de la realidad. De la misma manera que el mítico auriga del Carro Alado de Platón (que representa a la razón, a la función cognitiva y racional de la persona) El auriga –que representa a la razón– dirige su caballo blanco (las emociones) y su caballo negro (los instintos), hacía sus propios objetivos existenciales. Es una esclarecida imagen filosófica, ideada por el viejo maestro Platón, de lo que constituye al ser humano como autónomo, integrado y libre: La Inteligencia como función racional, reguladora de las emociones y de los instintos, convertida en Voluntad en cuanto acción persistente encaminada hacia los objetivos intelectualmente decididos, es lo que hoy se entiende, con Goleman, por “Inteligencia Emocional” que define a la persona integralmente inteligente, y representa al prototipo de la libertad interior (que es en definitiva la verdadera libertad) y de ese ser humano autorrealizado que delineó Abraham Maslow.

Desde esta perspectiva, el límite normativo del funcionamiento sexual, que calificaría a una persona como normal o anormal, no podemos considerarlo en la línea divisoria que la separa y define a una persona como homosexual o heterosexual, sino en la línea que separa y define a los que tienen un psiquismo estructurado con capacidad, libertad y voluntad de regular sus tendencias impulsivas, y los que no lo tienen, por lo que quedan a merced de las fuerzas arrasadoras e insaciables del Ello (tal como se entiende en el Psicoanálisis de Freud).

  • ¿PROBLEMA PSICOPATOLÓGICO?

Como consecuencia de todo lo anterior, creo poder afirmar que la conducta sexual, que como toda conducta supone una movilización de intenciones,

–o estará regulada racional y razonablemente por un Yo personal que persigue que persigue sus objetivos vitales según su propia jerarquía de valores;

–o, por el contrario, supondrá la invasión irrefrenable de las fuerzas naturales de los instintos (pulsiones libidinales primarias), arrasando la autonomía del Yo, y coartándole en su función reguladora, voluntaria y libre.

En este segundo caso se puede contemplar, como es obvio, un problema o disfunción psicopatológica, especificado (según los casos singulares) en Trastorno de la Personalidad: Trastorno borde-line, Trastorno obsesivo-compulsivo, incluso en Psicopatía o en Trastorno cognitivo-autoperceptivo… etc. Pero repito reiteradamente que este problema psicopatológico no deviene de la orientación tendencial de las pulsiones libidinales (orientación homo o heterosexual), sino de la incapacidad psicológica de regularlas. Dicho de otro modo: el problema derivaría de la incapacidad de ser libre, la incapacidad del Yo para asumir sus funciones autorreguladoras frente a la realidad, que es, en definitiva, lo que constituye al Yo como persona, libre, normal, madura y autorrealizada, Será problema psicológico, tanto en la orientación homosexual como en la heterosexual, puesto que también constituiría un problema psicológico, incluso un Trastorno de la Personalidad, en quien no sabe o no consigue regular sus pulsiones heterosexuales, así como sus impulsos agresivos bulímicos o defecatorios… (El niño, por ejemplo, que presenta eneuresis nocturna tendrá un problema disfuncional no por su normal impulso psicofisiológico de evacuación, sino por su incapacidad de controlarlo. De la misma manera, la persona que se siente compulsivamente determinada e impulsada a realizar actos sexuales con individuos de su propio sexo, sin duda tiene un problema psicológico y, quizás, pisco- social. Pero tengo que insistir en que se trata de un problema de equilibrio, de integración o maduración intra-psíquica –trastorno compulsivo, obsesional, borde-line, autoperceptivo –según el caso- que es previo o anterior a la conducta sexual, sea homo o heterosexual).

La “anormalidad”, la inmadurez y, en su extremo, el trastorno psicopático o psicótico, se manifiesta cuando las funciones psíquicas de autorregulación no están suficientemente integradas para controlar y orientar las reacciones instintivas de nuestra condición animal.

Esta es la razón por la que cuando emergen los problemas sexuales nunca pueden resolverse en el terreno exclusivamente de la biología sexo-genital, ya que son el síntoma de una deficiente regulación del comportamiento y de una mala relación con el entorno vital. El cuadro de mando de las operaciones psico-orgánicas es, inequívocamente, el cerebro, allí donde el instinto biológico animal se transforma en deseo y comportamiento humanos…

  • TEORÍA DE LA ESPECIFICIDAD DEL OBJETO

Queda, entre otras muchas cuestiones posibles u opinables, otra cuestión por dilucidar: hasta qué punto se puede afirmar, con rigor psicológico, que la orientación homosexual del instinto no representa un problema o una disfunción, frente a lo que sería “normal” en la organización instintual humana.

Mi respuesta parte de la teoría freudiana de que el impulso instintivo de nuestra condición animal es ciego; no tiene para el ser humano un objeto de satisfacción determinado, conocido y previsto (esta es la teoría de la indeterminación relativa del instinto, que en Psicoanálisis se denomina plasticidad de la libido).

El instinto sexual actúa como una carga energética interior, biológicamente configurada, que se exterioriza en la búsqueda de un posible objeto de satisfacción, un estímulo adecuado que le permita liberar la tensión interna y aliviar el consecuente displacer psico-orgánico originado por la acumulación de energía no evacuada.

Es precisamente esta peripecia de distensión y evacuación de una excitación biología-fisiológica lo que origina y constituye lo que llamamos orgasmo.

En el proceso de desarrollo del niño y de la niña, proceso de configuración identificatoria de su Yo personal, esta energía libidinal biogenética, inicialmente ciega, puramente animal e instintual, se va orientando paulatinamente por experiencias preedípicas y de relaciones objetales primarias, pasando por la determinante fase del espejo estudiada por Jacques Lacán, y sobre todo por la resolución triangular del Complejo de Edipo y de la consecuente angustia de castración. Es en relación con la madre y con los otros componentes del medio familiar originario, donde se producen las primeras satisfacciones, las primeras frustraciones, las identificaciones con personas y objetos que producen placer, y el rechazo de personas y objetos que originan displacer.

Se le añaden a esta primordial experiencia las fijaciones narcisistas; la interiorización de normas y tabúes socioculturales en la construcción del Yo Ideal; la acción represora y auto-machacadora del Super-Yo reforzada por la educación moral; las experiencias psicotraumatizantes; los condicionamientos instauradores de hábitos…. Hasta que esa energía original, inicialmente instintual e inespecífica, se va catectizando y adhiriendo a objetivos de satisfacción singulares y específicos. Estos objetivos (objetos o personas) subjetivamente sensibilizados y fijados, estimulan al Yo en un proceso selectivo de percepción y valoración como punto de referencia para la habitual orientación de ese instinto biológico, que se va convirtiendo evolutivamente en tendencia erótica y en deseo humano. Esto explica por qué cada una de las personas se sienten sexualmente atraídas por una imagen, un estilo y unas características específicas de la personalidad ajena, y no por otras.

Es largo, y con frecuencia tortuoso, el recorrido de la reserva energética sexual humana, que a través de singulares representaciones y objetos de fijación y de referencia –como las piedrecitas del camino en el mítico bosque de Pulgarcito–, va buscando su salida y expresión, dentro de un entorno cultural que la ignora, la reprime, la castiga y la culpabiliza. Y en mi práctica clínica no me ha sido infrecuente encontrar a personas que, al percibir en sí mismas emergentes tendencias o fantasías homotrópicas, o con relación a alguna experiencia eventual, infantil o adolescente, de satisfacción homosexual, se hayan sentido estigmatizadas, marcadas, como Caín en el Paraíso, con una señal en la frente que las discriminan y las determinan, a veces en contra de su voluntad, a un destino humano inexorable.

  • CONCLUSIÓN Y RESUMEN

Es evidente que todos los humanos somos, por definición antropológica, seres sexuados y sexuales. Que cada uno portamos e identificamos nuestra propia sexualidad, configurada en su ADN, y orientada de modo muy particular, singular y único al paso por cada una de las fases del propio desarrollo y de las peripecias singulares de nuestra historia personal. Y que todo esto pertenece al mundo privado, al armario particular de cada persona.

La orientación concreta y personal, homo o heterosexual, que cada persona singular le reconozca o le otorgue a sus tendencias, desde los presupuestos de libertad y autodeterminación, pertenece a su sagrada intimidad, con las restricciones de privacidad que cada sujeto quiera –o no quiera– concederle. Lo cual sólo merece de parte de las demás personas, el respeto .

Lo que en definitiva nos hace “normales” es tener libertad interior para poder realizar los propios deseos, siempre guiados por un sistema jerarquizado de los valores que razonablemente nos habitan, nos singularizan y orientan nuestras decisiones. Porque ser libre supone la capacidad y la madurez de asumir decisiones responsables para la propia autoconstrucción solidaria en la existencia.

Quien así lo haga, lo decida y lo consiga será persona “normal”, sean cuales sean las singulares tendencias instintuales, las afinidades sexuales y los personales objetivos vitales que guarde dentro de su armario privado.

El problema (si los hay y cuando los haya) no está en cómo una persona perciba la inclinación espontánea de sus tendencias sexuales. El problema estaría en no poder ostentar “el orgullo” de ser suficientemente libre, para asumir responsablemente las funciones autorreguladoras de su organismo, y para conducirse vitalmente hacia la construcción de su propia felicidad.

Quizás pueda quedar resumido todo en razonamiento expuesto en este artículo con aquella formulación de Sigmund Freud, presentado como objetivo terapéutico y reconstructivo de la personalidad, y definitorio, en consecuencia, de la personalidad sana, madura y autorrealizadora: que donde opera el “Ello”, tiene que operar el “Yo”.

 

21 comentarios

  • Santiago

    Coincido con el autor en que no es posible clasificar a la humanidad por su orientación sexual. Eminentes psicoterapeutas modernos han presentado extensos estudios clínicos donde se demuestra la variación de la conducta sexual humana y donde los extremos fijos son raros.puesto que existen “grados” de orientación y tendencia. Y que no es inusual pasar de uno al otro grado en determinadas circunstancias.Por tanto es lo que predomina lo que va a determinar las motivaciones personales y la “forma de vida” que como toda persona se ha de escoger para nuestra realización vital. No se escogen los instintos, por supuesto, pero si la manera que se vive la sexualidaf humana en esa tensión que habla el autor que existe entre el YO y el ELLO.

    No podemos tampoco creer que lo inconsciente nos determina totalmente. Entonces no seríamos libres. El autor habla de un estado de madurez emocional donde el YO puede controlar y dirigir las pulsiones hacia lo constructivo en la dignidad innata de la persona. El psicoterapeuta es el encargado, pues, ode encontrar la raíz del conflicto sexual -si este es percibido por el paciente- y buscar,como Freud, donde se inició esta imagen fijada narcisisticamente como una detención del proceso que integra  la personalidad como “libre, normal, madura y auto realizada” pues tanto el que se clasifica como homosexual, bisexual, heterosexual o transexual puede y necesita esta madurez del EGO capaz de lograr un ajuste de la personalidad que le permita vivir en plenitud y sosiego. Existe pues la atracción “de una imagen específica” con estilo y característica propia “y no otra” creada y recreada en el periodo infantil. Es por eso que los antiguos psiquiatras hablaban “del complejo homosexual” y muchos consideraban esta disfunción un síntoma neurótico susceptible de terapia, por supuesto. El querer hacer de la sexualidad humana un absoluto total es una visión muy superficial de lo que implica el desarrollo de la misma en el conjunto  de la personalidad.

    Muchas gracias al Dr Fernando Jiménez por su interesante, extenso y docomentado trabajo.

    Saludos cordiales

    Santisgo Hernández

     

     

     

     

     

  • Carmen

    Tengo una personalidad egocéntrica, excéntrica, desconcertante y dispersa.

    Esto me lleva a pensar que este comentario es una clara provocación para que entre al tema. Porque tengo claro quién no va a entrar. Ya ha toreado en muchas plazas .

    Y aquí, a la egocéntrica, excéntrica, desconcertante y dispersa le gusta la gente que va de frente. Fíjate, hasta rima. Y si alguien ha pensado que mi coeficiente intelectual está por debajo de 100 , o de uno, según se mida, está bastante equivocado.

    No sé si me explico

  • Julio Puente

    Sentir atracción de un modo preferente por determinadas personas del mismo sexo o por determinadas personas del sexo contrario no es algo que uno pueda elegir libremente. Por esa razón yo opino que no se debería hablar de “opción”. Cosa distinta, y eso sí se puede elegir, es el “estilo de vida” que uno adopta y decide llevar. No es el mismo el estilo de vida de una persona heterosexual u homosexual que ha renunciado a las relaciones sexuales que el de una persona que “vive el día y la noche” con pocos frenos sexuales. En estos temas obtenemos más información a través del testimonio de las personas que a través  del estudio y la reflexión. Supongo que los psicoterapeutas lo tienen en cuenta.

  • olga larrazabal

    La misión del psicoterapeuta consiste en ayudar a su paciente a transitar de un estado de debilidad del Yo a un estado de fortaleza del mismo, dándole herramientas de modo que pueda tomar las decisiones que lo hagan más feliz, mejor persona, más libre etc.

    Y esta misión no consiste en erradicar su homosexualidad, a menos que el paciente llegue a esa conclusión con sus propias herramientas, ya que eso sería una intervención más bien ideológica de un director espiritual, cosa que no es un psiquiatra.

     

     

     

     

     

    • Fernando Jiménez H.-Pinzón

      NOTA DE ATRIO: Pido disculpas a Fernando porque, por un fallo del sistema en advertirme, quedaron sin aprobar algunos comentarios suyos. Ahora van y, en adelante, no necesitará esa aprobación previa, publicándose en el acto. AD.

      Me quedo admirado y perplejo porque eso es, en resumen, lo que yo he pretendido expresar en mi articulo, de un modo más extensamente razonado. Pero veo por los comentarios que no he logrado hacerme entender. Lo he vuelto a reseñar en una respuesta que he mandado por dos veces a a Ana Rodrigo y hace un momento te la acabo de mandar a ti. Pero no se descarga y queda pendiente de que”lo autorice el moderador”. Lamento mucho que, con el deseo y la intención de verter luz en este asunto, haya generado mayor confusión.

    • Carmen

      Y además inútil. A lo mejor resuelve su problema social, pero una persona homosexual es homosexual. Soy heterosexual. Pero existen los homosexuales, los bisexuales, los transexuales. Existen.
      Otra cosa es qué tipo de personas tienen la vida más fácil porque la sociedad los acepta. Esa es otra historia, y no poco importante, que va.
      Luego están los que tienen una idea la sexualidad promiscua, esos pueden ser homo ,hetero,bi o trans.
      Y luego están los adictos al sexo, que pueden ser también homo…
      Y también están los delincuentes sexuales.
      Y por último los que abusan de su poder sobre otra persona para obtener un beneficio sexual, sin que se consideren delincuentes sexuales, como por ejemplo, la mujer, mujer, católica , ha de estar sometida a su marido
      En fin.
      No creo que los homosexuales sean un problema. Ni los bisexuales, ni los transexuales.
      Es una cosa de esas de la sociedad que te demoniza si lo eres porque te hace responsable de la mayoría de los problemas que un comportamiento sexual agresivo o delictivo tiene la sociedad.
      Así son las cosas. Pues a luchar contra ellas sí es cierto que queremos un mundo más justo.
      Y no voy a decir que, en fin. Ahí están los periódicos.
      La vida me ha hecho entender esto que escribo en pocos meses. Sencillamente es un frente de lucha que antes únicamente me planteaba a nivel de ideas, pero ya saben lo que pienso aunque Óscar se ría un poquito. Las ideas pertenecen a un mundo y la realidad a otro.
      Pues eso.
      Un saludo a todos.
      Y para terminar y con todos mis respetos porque se lo tengo a todos ustedes,la figura del director espiritual debería de desaparecer. Porque el espíritu es libre por definición, al menos para mí. Otra cosa es alguien que te escuche y te ayude a encontrar tus propias respuestas. Y esto no es una idea de esas que de vez en cuando se ocurre decir. Es la base de de la psicoterapia de Carl Rogers,posterior a Freud.
      Perdón, pero ya saben,me gusta hablar.

  • Isidoro García

    Respecto a la supuesta contradicción que señala Oscar, yo creo que no es tal. Porque según se va produciendo el proceso evolutivo de despliegue e implementación de nuestra naturaleza que estaba latente en nuestros genes, las circunstancias concretas que se produzcan en cada momento, intervienen en la forma concreta de implementación de dicha información genética-neuronal latente.

    Eso es lo que constituye la epigenética, que relaciona el determinismo genético con las influencias del medio ambiente, en todos los seres vivos, incluido el humano.

    Y esa implementación en unos casos será reversible, pero en otros no. Si uno desarrolla mal esa información y se produce una malformación, por ejemplo, y naces sin piernas, estas ya no crecen más.

     

    Y entonces, la libertad  y la esperanza, que señala también el amigo Oscar, están solo radicados en el futuro de la ciencia. Porque la libertad no es más que la ausencia de necesidad, o sea el conocimiento de esos determinismos necesarios, (leyes del Universo), de tal manera que podamos contrarrestarlas.

    Y esto solo se conseguirá cuando el humano disponga de la tecnología científica para eliminar o revertir todos los determinismos.

    Esto me recuerda lo que comentábamos hace tiempo, sobre la frase de Jesús: “Si tuvieseis un gramo de fe, diríais a esta montaña que se moviera y se movería”.

    Y yo pensaba, ¿un gramo de fe, en qué?, ¿en que Jesús era el Mesías? ¿o más bien sería, en que tuviésemos un gramo de fe en el éxito final del proceso evolutivo en el que estamos embarcados, (la construcción del Reino de Dios)?.

    Y en que por ello nos centrásemos en dicha construcción de ese Reino, desde luego con buenos sentimientos, pero no solo con eso, sino centrándonos en el tema, sin tanta desorganización y tantos prejuicios conceptuales y cognitivos, y tanta confusión, que nos frenan, nos dispersan en batallitas cainitas, y nos distraen en lo que debería ser nuestro objetivo principal: investigar de verdad la naturaleza, para crear las máquinas que moverán las montañas (de las que hablaba Jesús), apretando un mando a distancia, (que luego no tendrá pilas).

    Comprendo que esto es sustituir una utopía social, por una utopía científica, que nos traerá la utopía social y la utopía personal. Pero es que creo que todos los problemas humanos, desde los sociales a los psicológicos, los resolverá alguna máquina que tendremos que inventar.

    Algunos dirán que estas máquinas nos harán uniformes y nos quitarán la diversidad y la libertad. Pero es que yo creo que la diversidad está muy sobrevalorada. Ya sabéis aquello de que “todas las familias felices, lo son de la misma forma; las desgraciadas lo son cada una de distinta manera”.

    Y la libertad, deberíamos tenerla dentro de un marco de perfección, felicidad, creatividad y perfección. Ser libre de ser un enfermo o un paranoico, es una falsa libertad, un señuelo de libertad: la libertad del loco.

    Si os fijáis, todas las utopías que se han escrito, entre ellas la de Francis Bacon, están constituidas por sociedades de científicos sabios y autorrealizados, dedicados a la investigación de una forma centrada y decidida.

  • oscar varela

    “El verdadero problema de la homosexualidad” …
    … y de cualquier problema-
    es que “la vida de cada cual es un Problema
    que no puede resolver-se sin nuestra participación última;
    aún la de acabar con el Problema suicidándose.

  • ana rodrigo

     
    Isidoro, dices. “Pero para entrar al corazón del problema, hay que tener libertad, autonomía, valor y muchas ganas de ir contracorriente.” No comprendo cómo se sigue calificando de problema una cuestión humana que en sí misma, no lo es, el problema lo crea quien no quiere aceptar que hay personas que nacen con una identidad no heterosexual. Y la diversidad no es problema.
     

    • Carmen

      No. Sencillamente existen. El problema lo originamos ‘los normales’. La diferencia nos asusta. Es como si perdiéramos seguridad. Es un fenómeno extraño.
      Pero bueno,
      Lo que sucede es que el mundo de las ideas, es eso, el de las ideas. Pero la realidad suele ir por otro lado.
      Buenas noches a todos.

      • oscar varela

        ¡Felicitaciones!
        Te leo:
        – “el mundo de las ideas, es eso, el de las ideas.
        Pero la realidad suele ir por otro lado.”-
        ¿No es esta oración -en su adversación a la aseveración-
        una magnífica “idea”?

    • Fernando Jiménez H.-Pinzón

      Ana: A tu comentario del 15 abril 2018, 12:40 pm le escribí una Respuesta que, extrañamente, ha quedado bloqueada con esta Nota:
      Su comentario está a la espera de ser aprobado por el moderador, tal vez por ser el primero
      15 abril 2018, 14:07 pm (Si se refiere a mi primer artículo publicado en Atrio, no es el primero sino el cuarto. El primero es del 27-octubre-2013 y se titula “Dios, un cambio de paradigma”)
      Te la voy a reproducir aquí, aunque tal vez no tenga ya ningún interés, Pero, si quieres leerla, quizás te aporte alguna clarificación a los pensamientos que yo intenté expresar, tal vez no suficientemente matizados, o no bien acertados, o distintos a los tuyos. Pero no creo que sean solamente “afirmaciones falsas e injustas”.

      Responder
      Fernando Jiménez
      Ana: En este artículo he querido hacer ser un canto a la libertad, inspirado en un pensamiento vigente desde los antiquísimos griegos: que la verdadera libertad -la fundamental-, es la libertad interior, que “nadie llegará a ser libre si no consigue liberarse de sí mismo”, y que la persona tiene potencialmente la capacidad, la libertad y el ”orgullo” de hacer de su vida y de su carácter lo que quiera de acuerdo con sus objetivos vitales y sus valores. Pienso que la Civilización ( y la Educación) es precisamente el resultado de esta libertad del ser humano practicada en el dominio de la naturaleza (la biología es también Naturaleza), para aprovechar su potencial en beneficio de sus necesidades y sus proyectos. Simplemente el matrimonio monogámico, con el que se organiza la Civilización, supone el dominio de las personas sobre la fuerza ciega del instinto natural.
      Es por lo que me he atrevido a sugerir que no se nace homosexual, como no se nace poeta o asesino, aunque pueda haber disposiciones bio-genéticas en el ADN del homosexual , del poeta y del asesino (son ejemplos). Después, durante el proceso evolutivo de la vida de cada persona, unas seguirán esas inclinaciones y las reforzarán siguiendo sus experiencias y sus objetivos personales, y otras elegirán otro camino de autorrealización. De todo esto he tenido infinitos casos en mi actividad como psicoterapeuta. Y también he conocido a personas que, sin que le impulsen determinantes de su naturaleza genética, han decidido realizar su vida en un proyecto homosexual.
      Y de todos estos testimonios he sacado como conclusión que lo indispensable para la autorrealización antropológica y ética de la persona es desarrollar y salvaguardar la Libertad y la Responsabilidad que en la Libertad se contiene. Y que ese es también el verdadero motivo de su “Orgullo”. No es lo más importante cuáles sean sus inclinaciones o disposiciones naturales, sino cuáles son sus decisiones libres y responsables. Por esto, quien opte por organizar su vida y responsabilizarse libremente en un proyecto de vida en pareja homosexual (sea por inclinación determinada en su ADN o por motivaciones personalmente maduradas), merecerá –también como respuesta ética- todo nuestro respeto, sin que esto deba suponer ni diagnosticarse como un “problema” . Es, como ya he apuntado y lo reitero, un legítimo motivo de “orgullo”, no por la determinación genética o epigenética de su tendencia sexual, sino por haber desarrollado la Libertad (que es el valor condicionante de la Dignidad humana*)para tomar las decisiones fundamentales de su propia vida, y para responsabilizase ética y socialmente de ella.

      *( KARL RAHNER: “Se puede ciertamente alcanzar y silenciosamente afirmar la dignidad del hombre, la cual lo diferencia del animal habile o del mero producto de la naturaleza circundante, en la acción espontánea de la libertad cuando ésta acontece en la plena e incondicional responsabilidad)

  • oscar varela

    Hola!
    I- Leo de Isidoro:
     
    1- la naturaleza humana
    1.1. se puede contemplar
                    – erróneamente como algo
                                   – estático,
                                   – fijo,
                                   – inmutable, o
                    – lo que es: como algo
                                   – evolutivo,
                                   – desplegable,
                                   – que tiene un desarrollo en el tiempo,
                                                   – en el que surgen diferentes etapas y
                                                   – con la posibilidad de diferentes implementaciones.
    1.2. está todo ella  contenida y codificada en una sola célula inicial, el zigoto,
                    – que luego
                    – se va desplegando e implementando,
                    – en un proceso de desarrollo
                                   – embrionario,
                                   – perinatal, y
                                   – sigue una evolución
                                                   – biológica y
                                                   – psicológica,
                                                   – en muchas etapas,
                                                   – hasta la ancianidad.
    2- Y una vez “fijado”
    (ese objeto de deseo y del placer correspondiente),
                    – queda fijado definitivamente.
                    – una vez realizada,
                    – ya no es una opción: es la que es.
    ………………………..
     
    II- Me pregunto entonces:

    A- ¿No se ve
    lo plausible que hay en casi todo lo del ítem 1 (1.1. y 1.2.)?

    B- ¿No se ve
    La contradicción que hay con el ítem 2?

    * La vida humana (desde la propia de c/cual) muestra que
                    – Nada hay fijado definitivamente
                    – que no se pueda cambiar.
                    – (pa’bien o pa’mal)
                    – (pa’mejor o pa’ pior)
    ¿Qué será eso de la “libertad” y de la “esperanza”, no?
    ………………………..
    Pues eso es lo que me parece a lo que el Autor apunta.

    • Carmen

      Pero hay pulsiones no controlables. Y si tratas de controlarlas caes en un proceso de neurosis. Al menos creo recordar que eso decía Freud.
      La cuestion será saber si la pulsión sexual es o no controlable. Yo creo que no, te sientes atraído por lo que te sientes atraído. Pero no soy psicoanalista.
      De todas maneras, si tuviera un ‘ problema de homosexualidad’ no me gustaría aterrizar en la consulta del autor.
      Para mí el asunto es cultural. Pero bueno…
      En fin.
      Un saludo cordial.

  • Isidoro García

    No te extrañe, amiga Ana, que haya profesionales muy prestigiosos, que siguen prisioneros de una antropología antigua y desfasada hoy día. (No conozco al autor, pero hasta podría ser progresista. No me extrañaría nada).

    El grave problema de la necesaria modernización del cristianismo, no está en los dogmas, que se podrían cambiar de forma expositiva, sino en la antropología que la Iglesia primitiva adoptó, y que naturalmente era la vigente en su época: una concepción del humano, de los greco-romanos.

    No comprendemos que el cristianismo es un mensaje religioso de un Jesús de su época, que hay que reinterpretar con la nueva cosmología y antropología modernas.

    El gran enemigo del cristianismo tradicional, no fue Darwin, a pesar de todo, ni siquiera Marx, (a pesar de que los marxistas quieren ponerse esa medalla). El gran enemigo de la antropología antigua, fue Freud, y todos los psiquiatras que incorporaron el subconsciente a la visión del humano.

    Pero es mucho más fácil cambiar de creencias y prácticas religiosas, que de la cosmovisión con su antropología correspondiente, que nos han inculcado de pequeñitos.

    Y por eso hay mucha gente culta, y muchos psicólogos y psiquiatras entre ellos, que aunque con la boca pequeña aceptan la existencia de la mente subconsciente, siguen con una psicología, en la que rige autoritariamente, la mente consciente, el yo, con sus tres potencias agustinianas: memoria, inteligencia y voluntad.

    Y de la memoria subconsciente, de la capacidad de pensamiento subconsciente y de la toma subconsciente de decisiones, ni palabra.

    Todo sea, por la buena salud de los conceptos clásicos de libertad absoluta del hombre, pecado, culpa, responsabilidad plena, y su correspondiente premio o castigo.

    Eso lleva a múltiples contradicciones internas con la realidad humana, pero siempre se pueden resolver con sofismas y juegos de palabras. El tema de la homosexualidad, es un ejemplo más, y no el mas importante.

    Y a muchos, muy progresistas, les parece que la cosa se resuelve, cambiando algún punto del derecho canónico, o hasta eliminando algún dogma. Pero para entrar al corazón del problema, hay que tener libertad, autonomía, valor y muchas ganas de ir contracorriente.

  • ana rodrigo

     
    Creo que el autor de este artículo es un sicoterapeuta muy reconocido en Madrid, pero me extraña, que con todo su prestigio y su exquisita exposición en este post, patine, desde mi punto de vista, en el contenido.
     
    Yo, sin tener tantos conocimientos de siquiatría o sicología, pero con la experiencia de tener por muy amigos a varios homosexuales, rechazo con rotundidad que la homosexualidad sea una opción, y afirmo que una persona homosexual nace, no se hace.
     
    Que la sociedad haga problema de algo que no es problema, y produzca tantos sufrimientos en personas que son como la naturaleza los ha hecho, es una injusticia y una falta de conocimiento y de humanidad soberbia.
     
    Se pueden hacer discursos estupendamente bien elaborados, pero si se sigue haciendo afirmaciones falsas e injustas, lo demás sobra, y punto. A estas alturas no se pueden hacer determinadas afirmaciones, vengan de quine vengan.
     

  • Isidoro García

    Realmente estoy bastante en desacuerdo con el autor de este artículo. Cuando cita a Maslow y su hombre autorrealizado, parte de la base de que la naturaleza humana, es fija, universal, y que luego, la “voluntad” de la mente consciente, la administraría “inteligentemente o no. Y eso es lo que diferenciaría al hombre autorrealizado del que no lo está.

    Lo expresa cuando dice “La homosexualidad no es una condición sino una opción”. Porque defiendo que no se nace homosexual, como con una etiqueta de fábrica con la que se identifica y se define la personalidad de algunos individuos”.

     

    Yo creo que el gran problema de la naturaleza humana, es que se puede contemplar erróneamente, como algo estático, fijo, inmutable, o se puede considerar como lo que es, algo evolutivo, desplegable, que tiene un desarrollo en el tiempo, en el que surgen diferentes etapas y con la posibilidad de diferentes implementaciones.

    La naturaleza del ser humano, está todo ella  contenida y codificada en una sola célula inicial, el zigoto, que luego se va desplegando e implementando, en un proceso de desarrollo embrionario, perinatal, y ya una vez nacido sigue sufriendo una evolución biológica y psicológica, en muchas etapas, hasta incluso las edades de la ancianidad.

    Y esto no solo para el cuerpo, (que es lo visible), sino también en la organización mental, conciencia y mente subconsciente),

    A mí, una de las cosas que más me asombra, es como se puede transmitir mediante un código genético-químico, con un lenguaje con solo cuatro letras, unas instrucciones de comportamiento muy sofisticadas, a animales, con el cerebro como la punta de un alfiler.

    Pensar que en un minúsculo  mosquito, se pueden implementar, unas instrucciones perfectas de vuelo, que venían escritas genética-químicamente en sus genes, y que luego son traducidas  e implementadas en lenguaje neurológico,  mediante un lenguaje neuronal, en un minúsculo cerebro, es toda una maravilla.

    Lo que sucede es que en este trasiego traductorio de instrucciones de lenguaje genético a lenguaje neuronal, trae como consecuencia, que a veces, cuando el comportamiento transmitido es complejo, la traducción neurológica resultante está como “comprimida”, y necesita de elementos cognitivos ad hoc, para restaurarse e implementarse en cada individuo.

    Esa pude ser la razón de que los programas comportamentales heredados, que constituyen la naturaleza de cada especie biológica, o “instintos y arquetipos” de nuestra mente subconsciente, a veces se desplieguen de forma variable.

    Konrad Lorenz, en su estudio de la etología animal, nos enseñó, por ejemplo, como las aves, y en general todos los animales, al nacer, identifican a su madre, con quien poner en práctica las conductas instintivas heredadas.

    Parecería que tienen unas conductas instintivas a seguir con su “madre”, pero, tienen paralelamente, un proceso puntual, para “reconocer” quien es su madre.

    En los mamíferos suele ser, la figura grande que está a su lado, y que les lame y limpia. Una vez “fijada” esa figura, ya no la olvidan más. Pero todos conocemos, casos en que posteriormente, un gatito huérfano o abandonado, ha sido amamantado por una perra u otro animal, y se genera un nuevo vínculo materno-filial.

    Y los animales ovíparos, donde hay muchos huevos, el pollito l romper el huevo, la primera figura grande que ve y se mueve, la “fija” como madre, y se pone a andar detrás de ella.

    En el humano, con comportamientos mucho más complejos y sofisticados, muy posiblemente, con el tema de la “fijación” del objeto de deseo sexual, pase un proceso similar.

    En un momento de la primera infancia, (en el momento programado del proceso evolutivo mental), y se están implementando unos circuitos comportamentales neuronales complejos, debido a factores biográficos, el niño/a recibe unos inputs cognitivos y emocionales determinados, que activan la implementación de sus programas comportamentales de la sexualidad y el afecto, de una forma o de otra.

    Y una vez “fijado” ese objeto de deseo y del placer correspondiente, queda fijado definitivamente. Es una opción biológica-mental, hasta ese momento del despliegue, pero una vez realizada, ya no es una opción: es la que es.

    Esto lógicamente no gustará a los que se resisten a des-etificar los comportamientos sexuales. Y esto vale no solo para la homosexualidad, sino para todas las variantes parafílicas del placer sexual.

    En el caso de los problemas de género, la causa es similar, pro posiblemente se da más temprano en el proceso evolutivo-embrionario-perinatal.

    En nuestra codificación genética, vienen los paquetes conductuales de macho y de hembra. (Es curioso y significativo, como en las abejas, los huevos producidos por la reina, según la alimentación y condiciones ambientales recibidas en su etapa de larva, unas se desarrollan como zánganos-macho, la mayoría como obreras y unas pocas como reinas).

    En el humano, normalmente la presencia de cromosoma Y, estimula la activación del paquete conductual masculino, dejando inactivo y latente el femenino. Y viceversa.

    Pero por razones desconocidas y quizás aleatorias, se activa el otro. Y así se producen casos anómalos de disforia de género.

  • olga larrazabal

    Coincidimos con Carmen, pues de no existir existir una serie de prejuicios morales y sociales que repercuten negativamente en la vida del homosexual al asumir publicamente su orientación, todo sería más fácil y no se necesitaría una teoría psicopatológica del tema ni caer en las manos de un psiquiatra.

  • Carmen

    Nunca me ha gustado Freud. Hay quien dice que es una de las personalidades más influyentes del siglo XX. Escribió sobre mil cosas. He leído algunas, pero no me suelen gustar.

    Por supuesto tiene el reconocimiento mundial por haber acuñado el término inconsciente. Por haberlo ‘descubierto’ si esa es la palabra exacta. Considerado como el padre de la psiquiatría moderna y del psicoanálisis. Enhorabuena.

    Pero la vida siguiø después de Freud.

    A mí juicio, el problema de la homosexualidad está en considerarlo  un problema. Quizás los heterosexuales tengamos un problema de aceptación de lo diferente. Les hacemos sentirlse culpables Pero cuando son conscientes de que tienen derecho a sentir como sienten, se termina el problema. Pero claro, hay que llegar hasta ahí. Y hay que ser valiente para luchar contra un montonazo de cosas.

    En fin.

    No me apetece seguir hablando.

    Un saludo cordial.

  • oscar varela

    Hola!
    Leo (yo le cambio el “formato” visual del Texto):
    – “en el mito del Carro Alado de Platón,
    * el auriga (razón) dirige
                – su caballo blanco (emociones) y
                – su caballo negro (instintos),
    * hacia sus propios objetivos existenciales.”-
    ………………………
    Ok!
    Yo noto en esta trilogía (instinto-emoción-razón) y su inter-actuación,
    una acertada descripción.
    Me remito a lo escrito por Ortega y Gasset en mayo de 1924 (OCT2) del que copio su inicio.
    Me importa subrayar que don Fernando se sostiene en esa UNIDAD orgánica que es la vida humana en la que colaboran todos sus ingredientes.
    ………………………
     
    VITALIDAD, ALMA, ESPÍRITU (OCT2) – 1924
     
    1- Si queremos describir los fenómenos psíquicos,
    necesitamos primero dibujar la gran topografía de nuestra intimidad.
    – No somos una sola cosa, un área monótona y como un espacio homogéneo donde cada punto es idéntico, o poco menos, al otro.
    – Hay en nuestro interior zonas, estratos, orbes diversos, cuya diferencia nos es, de sobra, aparente.
     
    2- Hay, en efecto, una parte de nuestra persona
    – que se halla como infusa o enraizada en el cuerpo y viene a ser como un alma corporal.
    – A ella pertenecen, por ejemplo, los instintos de defensa y ofensa, de poderío y de juego, las sensaciones orgánicas, el placer y dolor, la atracción de un sexo sobre otro, la sensibilidad para los ritmos de música y danza, etc.. etc.
     
    3- Sirve este alma corporal, de asiento o cimiento al resto de nuestra persona.
    – Es ella el plinto de la estatua espiritual, la raíz del árbol consciente.
    – Lo más sublime de nuestra persona se halla unido estrechamente a ese subsuelo animal, sin que tenga sentido fijar una línea o frontera que separa lo uno de lo otro.
    – Nuestra persona toda,
                – lo más noble y altanero,
                – lo más heroico de ella,
    asciende de ese fondo oscuro y magnífico, el cual, a su vez, se confunde con el cuerpo.
     
    4- Es falso, es inaceptable pretender seccionar el todo humano en alma y cuerpo.
    – No porque no sean distintos, sino porque no hay modo de determinar dónde nuestro cuerpo termina y comienza nuestra alma.
    – Sus fronteras son indiscernibles como lo es el límite del rojo y del anaranjado en la serie del espectro: el uno termina dentro del otro.
     
    5- No hay duda que es
                – esta comprensión de la carne,
                – esta sublime idea eucarística,
    una de las muchas superioridades del catolicismo sobre el protestantismo
    —religión ésta que propende a lo espectral, a la incorporeidad y a fugarse del mundo.
    – El catolicismo tira del cuerpo y del planeta todo hacia arriba.
    – Con un hondo sentido católico, Unamuno demanda la salvación de su cuerpo.
    – Se trata de eso: de salvar todo, también la materia, no de ser tránsfugas.
     
    6- Necesitamos no perder ningún ingrediente: alma y cuerpo.
    – Vamos, por fin, hacia una edad cuyo lema no puede ser: «O lo uno o lo otro» —lema teatral, sólo aprovechable para gesticulaciones.
    – El tiempo nuevo avanza con letras en las banderas: «Lo uno y lo otro».
    – Integración. Síntesis. No amputaciones.
     
    DEL INTRACUERPO
     
    7- Tectónica de la persona; Estructura de la intimidad humana.
    – El primer paso hacia ella es una topografía de las grandes zonas o regiones de la personalidad.
    – Yo creo que, por lo menos, hay que distinguir tres, cuyos contornos y caracteres se aclaran mutuamente.
    8- Una es esa porción de nuestra psique
                – que vive infusa en el cuerpo,
                – hincada y fundida con él.
    – A este alma carnal, a este cimiento y raíz de nuestra persona debemos llamar “vitalidad“, porque en ella se funden radicalmente
                – lo somático y lo psíquico,
                – lo corporal y lo espiritual,
    y no sólo se funden, sino que
                – de ella emanan y
                – de ella se nutren.
    9- Cada uno de nosotros es ante todo una fuerza vital:
                – mayor o menor,
                – rebosante o deficiente,
                – sana o enferma.
    El resto de nuestro carácter dependerá de lo que sea nuestra vitalidad.
    ………………………
     
    10- Si caminamos desde la figura exterior humana hacia adentro,
    – no es propiamente el hombre íntimo la primera estación que encontramos.
    – Porque es el cuerpo del hombre el único objeto del universo del cual tenemos un doble conocimiento, formado por noticias de orden totalmente diverso.
    – Lo conocemos, en efecto, por fuera, como el árbol, el cisne y la estrella; pero, además, cada cual percibe su cuerpo desde dentro, tiene de él un aspecto o vista interior.
     
    11- El intracuerpo
                – no tiene color ni forma bien definida, como el extracuerpo;
                – no es, en efecto, un objeto visual.
    En cambio, está constituido
                – por sensaciones de movimiento o táctiles de
                            – las vísceras y
                            – los músculos,
                – por la impresión de las dilataciones y contracciones de los vasos,
                – por las menudas percepciones del curso de la sangre en venas y arterias,
                – por las sensaciones de dolor y placer, etc., etc.
    12- Nuestra vida psíquica y nuestro mundo exterior
    – se hallan ambos montados
                – sobre esa imagen interna de nuestro cuerpo
                – que arrastramos siempre con nosotros y
                – viene a ser como el marco dentro del cual todo nos aparece.
    En esa imagen cala una de las raíces de nuestro carácter.
    13- Así, la euforia, la sensación de bienestar
    – que es forzosa para que se forme un carácter confiado y optimista,
    – no es sino el aspecto general que a algunos seres afortunados ofrece su cuerpo.
    14- El carácter atrabiliario se ha llamado así de la atra bilis, de la bilis negra,
    – e indica que ya la sabiduría popular ha puesto en ciertas sensaciones intracorporales del hepático el origen de su temperamento malhumorado.
    15- La percepción del intracuerpo,
    – motivada por anomalías fisiológicas, ha sido probablemente el pedagogo que ha enseñado al hombre a revertir la dirección espontánea de su fuerza atencional.
    – Iniciada así la conversión, educada y afinada, pudo luego penetrar hasta lo psíquico y lo espiritual.
    – No es un azar que casi todos los hombres de intensa y rica vida interior
                – el místico,
                – el poeta,
                – el filósofo,
    son un poco enfermos de su intracuerpo.
    – En éste, como en tantos otros casos,
                – la cultura se ha logrado mediante el aprovechamiento de lo que, biológicamente, es patológico y un valor negativo.
    16- En igualdad de las demás condiciones,
                – la mujer posee más vida interior que el hombre, y
                – yo he creído forzoso insinuar la relación entre este hecho y la más fina percepción que de su intracuerpo tiene el ser femenino.
                – Merced a ésta, goza de mayor sensibilidad para el dolor físico que otras criaturas humanas o animales.
    ………………………
    17- Pero volvamos al alma corporal, que he llamado «vitalidad».
    – Ciertamente que apenas si sabemos lo que es;
    – pero cada cual advierte que todos sus actos,
                – mentales o
                – materiales,
    manan, como
                – de un hontanar,
                – de un oculto tesoro de energía viviente,
                – que es el fondo de su ser.
    * Y advierte además que
                – ese tesoro tiene una cuantía determinada y que
                – a veces parece menguar y
                – otras henchirse como una vena fluvial hasta cierto nivel máximo.
    * Y no sólo percibe éste su básico tesoro de energía, sino, lo que es más sorprendente,
                – al entrar en contacto con otro hombre, nota al punto
                            – la cantidad y
                            – calidad
                            – de la vitalidad ajena.
    18- ¿Quién no lo ha experimentado?
    – Al separarnos de cierta persona con quien hemos conversado un buen rato nos sentimos tonificados.
    – Y no porque aquella persona
                – sea muy inteligente,
                – ni porque se haya mostrado bondadosa:
                – no le debemos
                            – ni una enseñanza
                            – ni un favor.
    – Sin embargo, salimos del trato con ella
                – como refrescados,
                – llenos de confianza en nosotros mismos,
                – optimistas,
                – saturados de impulsos y plenitud,
                – con una firme fe en la existencia.
    19- Si queremos analizar los motivos de esta corroboración y aumento de vitalidad,
    – no hallamos ninguno concreto.
    20- Mas hay otras personas cuya proximidad, por breve que sea,
    – nos deja
                – maltrechos y extenuados,
                – llenos de desconfianza y
                – como si la existencia hubiese cobrado un agrio sabor.
    – Al separarnos de ellas somos menos que antes y, por decirlo así,
    – hemos perdido calorías.
    21- Y es que, en efecto, hay dos clases de seres:
                – unos, dotados de vitalidad rebosante, que se mantienen siempre en «superávit»;
                – otros, de vitalidad insuficiente, siempre en «déficit».
                – El exceso de aquéllos nos contamina favorablemente, nos corrobora y nutre;
                – el defecto de éstos nos sorbe vida, nos deprime y mengua.
    22- Cómo, por qué mecanismos acontezca esto, es cosa que ignoramos;
    – pero el hecho no ofrece duda.
    – Ni a la postre, es tan inesperado.
    23- Porque la vida es precisamente la realidad única,
    – entre todas las del cosmos, que se contagia.
    – Hasta el punto que cabría, por uno de sus haces, definir la vida como aquello que es capaz de contaminar y contaminarse.
    24- Toda vida es contagiosa:
                – la corporal y la espiritual;
                – la buena, que llamamos salud, y la mala, que llamamos enfermedad.
                – Se contamina la mucha vida y
                – se contamina la poca vida.
                – Entre fuertes, nos robustecemos;
                – entre débiles, nos extenuamos.
                – Se contamina hasta la belleza,
                – se contagia la vejez y la juventud.

  • olga larrazabal

    Partiendo del objetivo terapéutico de la Psicología o de la Psiquiatría definido por S. Freud, los problemas del homosexual provienen más bien de la debilidad de su Yo de aceptarse a si mismo y de construir su vida a partir de esa aceptación con todas sus consecuencias, buscando la felicidad en forma sana, madura y autorrealizadora, ya que en ese caso es el Yo el que toma el mando de su existencia.

    Es decir, las dificultades para salir del closet, y asumirlo.   Por lo menos eso es lo que entendí.