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La expresión del misterio: el símbolo

Isidoro

El rincón de soñar (3)

En la fiesta del símbolo de los símbolos: La Trinidad 

 La expresión de las experiencias extraordinarias es siempre muy obscura. Decía el místico Rumi en su Masnaví: “La lengua es la cortina ante el patio del espíritu. Cuando alzamos esa cortina observamos el secreto del patio de la casa. En este patio florecen las metáforas”.

Y ya se sabe que cuando en un escrito entran las metáforas por la puerta, salta la claridad del significado por la ventana. Y este confusionismo se acentúa en la descripción del misterio, que es el campo propio del símbolo.

El Pseudo Dionisio lo explica muy bien: “No pensemos que en el aspecto externo estos símbolos dados tienen valor por sí mismos. Son la pantalla visible a través de la cual la gente ordinaria entiende lo inefable e invisible. Así sucede a fin de evitar que los profanos abusen de los más santos misterios”.

“Pero les son realmente manifiestos a quienes de corazón buscan la santidad. Sólo éstos saben cómo desenmarañar los símbolos sagrados su imaginería infantil. Sólo ellos disfrutan de mente apta, sin complicaciones, y poder de contemplación para penetrar en la simple, maravillosa y trascendente verdad de los símbolos”.

Además, téngase en cuenta que la tradición teológica ofrece un doble aspecto del conocimiento: lo inefable y misterioso, de un lado, y lo evidente y cognoscible, de otro. Lo primero se sirve del símbolo y requiere un previo conocimiento (“precognición”). El otro conocimiento es filosófico y emplea la “demostración”.

“Vemos, de hecho, que los santos ángeles se valen de enigmas para presentar los sagrados misterios”.

“Tenemos, por tanto, que hacer caso omiso de prejuicios de la gente y ahondar santamente en el sentido de los símbolos sagrados. No debemos menospreciarlos, porque tienen su origen en las realidades divinas y llevan su impronta. Son imágenes claras de espectáculos inefables y maravillosos”.

“Ciertamente que las realidades supraesenciales, puramente intelectuales, las luces divinas en general, adquieren visible colorido a través de símbolos”.

Señalaba Henry Corbin, que hay que distinguir entre alegoría (o metáfora) y símbolo. “La alegoría es una operación racional que no implica el paso a otro plano del ser ni a otro nivel de conciencia; es la figuración, en un mismo nivel de conciencia, de lo que muy bien podría ser conocido de otra forma. O sea es una variedad en la forma expresada.

Por su parte el símbolo propone un plano de conciencia que no es el de la evidencia racional; es la “cifra” de un misterio, el único medio de expresar lo que no puede ser aprehendido de otra forma; nunca es “explicado” de una vez por todas, sino que debe ser continuamente descifrado”.

La alegoría o metáfora es voluntaria, y se usa por razones estéticas o incluso para facilitar la comprensión, pero siempre existe detrás de ella la expresión sencilla y clara del concepto que queremos transmitir. El símbolo, por el contrario es obligado, es un mal recurso para expresar ese misterio, que no conocemos bien y por ello no podemos expresarlo de mejor manera.

Como señalaba Jung, “el símbolo solo se mantiene vivo mientras está cargado de significación, pero cuando se encuentra una expresión que formula mejor la cosa buscada, esperada o presentida, esa formulación del símbolo, muere, y ya solo tendrá una significación histórica. Por eso mientras un símbolo se mantiene vivo es que constituye la mejor expresión de una cosa”.

Y por eso Luis Pesciallo dice: “Sentí que los significados de la simbología no eran míos, sino de otros antes que yo, pero desde el momento y en la medida en que pude volver a darles un significado propio, gran parte de la liturgia, las enseñanzas doctrinales e incluso varios dogmas dejaron de ser algo impuesto desde afuera para ser justamente signo, expresión y representación de algo real que experimento”.

Se podría decir que en la metáfora o imagen se describe la realidad “como si fuera XX…”, mientras que el símbolo es una descripción de la realidad misma, más o menos imperfecta.

La metáfora es como un dibujo o una caricatura de algo, en la que se señalan algunos aspectos de su realidad. Mientras que el símbolo es una fotografía de esa realidad, en la que figura la totalidad de sus aspectos y circunstancias. Lo que pasa es que puede haber fotografías más lejanas o más cercanas, y con un mejor o peor enfoque, y por eso el símbolo se sustituye por otra expresión mejor cuando encontramos una fotografía más cercana o con mejor enfoque.

De todas formas el pensamiento mítico y religioso, son colindantes pero ajenos al mundo racional. Tienden a operar de acuerdo con lo que Pierre Bourdieu llama lógica de práctica, o sea una lógica pragmática y no-sistemática, donde las contradicciones e incongruencias son naturales y esperadas.

Aunque la aspiración en la evolución de todo sistema simbólico, es hacerse plenamente coherente y fiel a la realidad. O sea aspira a transformar el símbolo en fotografía perfecta.

 

8 comentarios

  • oscar varela

    Hola!

    EL SÍMBOLO de Bergoglio (o casi un Símbolo)

    LOS CUATRO GANCHOS QUE SOSTIENEN EL PENSAMIENTO DE BERGOGLIO

    http://www.ihu.unisinos.br/noticias/555391-os-quatro-ganchos-nos-quais-bergo

    Los cuatro postulados del Papa Francisco – por Giovanni Scalese

    (requete “destilado”)
     Los cuatro recorren su pensamiento y son presentados como criterios generales de interpretación y validez:
    * el tempo es superior al espacio,

    * la unidad prevalece sobre el conflito,

    * la realidade es más importante que la idea,

    * el todo es superior a las partes.

    ……………………..

    CONCLUSIONES:

    El hecho de que existan polaridades en la realidad en que vivimos no se puede negar.

    Lo que cuenta es la actitud que asumimos ante esas tensiones

    La más adecuada es la de unir los polos que se oponen, com la presunción de que uno de ellos es superior al otro:

    Pienso (Scalesse) que:

    *  las tensiones deben ser “administradas”

    * es utópico pensar que puedan ser definitivamente superadas,

    * es un error tomar partido por uno de los polos contra el otro.

    * el cristiano no es persona de “o, o”, sino de “y, y”.

    * debe haber espacio para todo:

                    – para el tiempo y para el espacio

                    – para la unidad y para la diversidad

                    – para la realidad y para las ideas

                    – para el todo y para las partes.

    No excluir nada. Caso contrario, la realidad sufre desequilíbrios que conllevan a conflitos devastadores.

    ……………..

    En la acción humana es inevitable dejarse conducir por alguns princípios que, por su naturaleza son abstractos.

    Por tanto es inútil polemizar sobre la naturaleza abstracta de la “doctrina”, oponiéndole una “realidad” a la que simplemente debería adecuarse.

    Si no es iluminada, guiada, ordenada por algunos princípios, la realidad corre el riesgo de desembocar en un caos.

    El problema es: ¿qué princípios?

    No está claro que aquellos cuatro postulados orienten legítimamente el desenvolvimiento de la convivencia social y la construcción de un Pueblo, en cuanto que la misma legitimidad no puede ser reconocida en otros princípios.

    No se puede negar que la doctrina cristiana corre el riesgo de ser una ideologia.

    Pero  el mismo riesgo corre cualquier outro principio.

    ……………………

  • ROMAN DIAZ AYALA

    Gracias,  Isidoro.

    Como siempre hasta cuando indicas reclamaciones de disculpas eres magistral , haciendo tesis que debemos tomar en consideración.

    En un foro de diálogo, si es verdadero, cada interviniente no tiene más ni puede reclamar otra autoridad que la de sí mismo en un intercambio de ideas y posicionamiento.

    Pero luego están las fuentes mediante las cuales nuestro parecer adquiere valor de testimonios.

    Estás en tu derecho a considerar que mis continuas apelaciones a las Escrituras puedan parecer dogmáticas o salidas del catecismo,  pero son las mías.  ? Cómo valoro yo la Palabra de Dios en la que creo?   Tienen valor de propuestas al estilo de Jesús de quien me considero su discípulo.

    No eres un mero opinador,  tienes profundas convicciones que están haciendo escuela.  Yo las contrasto con las mías.  Quizás demasiado torpemente, pero en tal caso todo ello conlleva el enriquecimiento del diálogo.

    ? No es tal cosa lo que pretendemos?

  • Isidoro García

    Amigo Román: Perdona si me he rebotado un poco. Es que noto que desde hace un tiempo, (más exactamente desde Atocha, donde charlamos amistosa y jocosamente), cuando alguna de mis ideas no te gustan, (lo que es lo normal y no pasa nada), en vez de exponer tus ideas sobre el tema, haces dos cosas: la primera, haces algún comentario del tipo: “¡Son las “cosas” de Isidoro, que ya sabemos!, y por otra te enrrocas en la ortodoxia y en citas evangélicas.

    De cuando en cuando se suscita en Atrio, el verdadero sentido de este foro. Este foro no es un foro de vida religiosa, es un foro de pensamiento, en el que cada uno desde nuestros respectivos puntos de vista a los que nos ha traído el viento de la vida, (y algunos, como tú y yo, creemos en el viento del Espíritu), exponemos ideas que se nos ocurren o hemos recogido de aquí y de allá, sobre los temas de la vida.

    Y es verdad que cada uno tenemos nuestros diferentes carismas personales, la diversidad y pluralidad es nuestra naturaleza, y hay, no solo que aceptarlo, sino estimularlo y aprovecharlo en provecho de todos. Y lo mismo pasa en la religiosidad y en el pensamiento. Pero siempre desde la madurez y el desarrollo personal.

    Repito muchas veces lo de la falacia pre-trans de Wilber, que indica que como el desarrollo humano es circular, muchas veces se confunden estadios inferiores con otros superiores, con formas similares.

    Entre ser un “niño”, de los que dice Jesús, que tenemos que ser para entrar en el Reino, y ser un niño de verdad, hay mucha diferencia, y muchos años de evolución. Cuando se nos pide la “infantilización”, (mirada clara y serena, sin rencores atávicos, sin colmillos retorcidos fruto de heridas de vida, con curiosidad extrema por conocerlo todo, etc.), hay que tener mucho cuidado con no confundirlo con que nos quitemos el cerebro, y dejemos que nuestra vida la dirija otro, (aunque lleve sotana, negra o blanca).

    La fe es difícil, justo porque las cosas no están claras, porque no sabemos lo que dijo Jesús de verdad, porque lo  transcrito que nos ha llegado, es en muchos puntos contradictorio, y en otros inasumible en los tiempos actuales. Y más todavía para personas con vocación intelectual. Es mucho más fácil la religiosidad popular.

    Creer pensando, es muy complejo, como lo atestiguan miles de teólogos y filósofos. Porque no se resuelven los problemas cerrando los ojos y negando la mayor por obediencia debida, (“Es que yo no estoy de acuerdo con Piñero”), y no hay más que hablar. Cito un párrafo de “la palabra de Jesús”, y se acabó. Eso le vale a la catequista en la catequesis, pero aquí no vale.

    Aquí hay que razonar. Y si razonando, resulta que Abraham tiene que decirle a Dios, que no sacrifica en su honor a su hijo, va y se lo dice: Con un par. Eso es ser humano libre y no un esclavo.

    Atrio, es un lugar en el que cabemos todos, pero yo entiendo que no es lugar que se privilegie la ortodoxia que digamos. El noventa por ciento de los intervinientes, somos herejes o ateos, en mayor o menor grado, y según el Código canónico, vamos por muy mal camino, y somos gente de malpensar.

    Pero nos consuela que delante de nosotros, han ido gente, mejor que nosotros, marcándonos el camino, y también muy mal considerados, y con problemas en su parroquia: Tomas Merton, Bonhoeffer,  Teilhard, Simone Weil,… y voy a ir más lejos, hasta Lutero. Santa Catalina le dedicaba buenas broncas al Papa de turno. El buen hijo es el que le da buenos consejos a su padre, (aunque le duelan), y no es cómplice de sus locuras y desvaríos.

    Nos contaba Duato en Atocha, que Francisco iba a ir al centenario de Lutero, y yo le pregunté que si le iban a levantar la excomunión. Hoy hago una profecía: Alguno de los que lea este portal, (quizás de los jovencitos), acabará viendo como el Espíritu Santo, acabará promoviendo la canonización de Lutero. Eso será ecumenismo carismático.

    Me he enrollado, (como siempre). Pero lo dicho, perdona mi rebote, y quizás ahora me comprendas algo más.

  • ROMAN DIAZ AYALA

    Isidoro,

    Es Jesús quien en los Evangelios usa la expresión “los misteriosde Dios” para referirse a algo con lo que nos quiere ilustrar referente a la misión encomendada por el Padre.

    Necesariamente está hablando de cosas distintas a las de las fuentes que tú utilizas atribuyendo las una autoridad suficiente.

    Yo hago lo mismo con la Palabra de Dios.

    No entiendo porqué te sientes ofendido.

  • Isidoro García

    Toda expresión de un misterio lo es en forma de símbolo, o sea es una expresión imperfecta, y por ello aparentemente contradictoria e incomprensible.

    La Trinidad, es justo la forma más preclara de símbolo, en cuanto se trata de una forma de expresión de la ontología divina, pero de una forma claramente incomprensible, (“es como vaciar el océano con un cubito” según San Agustín), y muy contradictoria (monoteísmo vs. Politeísmo).

    La conciliación de contradicciones, se resuelve, saltando de nivel de perspectiva, lo que conlleva una nueva reformulación del misterio más cercana a la realidad.

     

    Amigo Román: Mis percepciones, por supuesto personales mías, vienen refrendadas con múltiples citas de personajes importantes, y de muy amplio espectro, como podrás comprobar en Google. Me gustaría que las tuyas fueran también del mismo estilo y no solo del “discipulado cristiano”, o sea del Catecismo. Hemos crecido ya un poquito desde la catequesis de primera comunión, y hay que ampliar perspectivas.

    Desgraciadamente esa idea infantiloide de la revelación de Dios, que cuenta muy clarito sus secretos al oído del oyente, es eso, una banalización infantil, que ha colado mucho tiempo, pero ya no cuela tanto. (Solo hay que observar como en toda las revelaciones, hay cientos y miles de interpretaciones distintas, que dan lugar a sectas, e iglesias múltiples). ¿Cuántas iglesias cristianas hay en el mundo con los mismos textos de base?.

    ¡Ah, sí, se me olvidaba, es que todos menos nosotros, están endemoniados!. Sinceramente, ¿hasta cuándo Catilina vas a abusar de nuestra paciencia?.

    Dicho lo cual con los respetos debidos a las creencias personales de cada uno.

  • ROMAN DIAZ AYALA

    Gracias Gonzalo por tu aclaración.

    No podemos olvidar que en el discipulado cristiano tenemos otra percepción del misterio que la recurrente por Isidoro

    Entendemos el misterio como aquellas verdades reveladas por Dios, y que se hacen objeto de nuestra reflexión.  Así la expresión del misterio ocupa una porción de nuestra cultura.

  • Gonzalo Haya

    Dudo de que la Trinidad sea un símbolo. Me parece más bien que se trató de elaborar un concepto que, sin renunciar al monoteísmo, justificara la divinización de Jesús. Es verdad que para ser concepto lógico tiene que explicar una posible contradicción entre la unidad y la trinidad. Posteriormente los Santos Padres lo convertirían en el símbolo de un Dios eterna y esencialmente en relación de amor. También en otras religiones existen otras tríadas que pueden sugerir un previo arquetipo cultural, y que el cristianismo habría aprovechado para afianzar su explicación.

  • Román Díaz Ayala

    El símbolo está en el interior del ser humano como expresión de que es “espíritu viviente”

    Sin la presencia del símbolo conformando nuestra mente careceríamos de lenguaje articulado. El lenguaje es la expresión simbólica materializada de nuestro pensamiento. El concepto y el símbolo son inseparables, lo uno se explica por lo otro.

    El símbolo nació como expresión de nuestro interior retornando a nosotros en la consciencia de nuestra subjetividad. (Yo y el mundo, lo nó-yo) Todavía hay personas que se consideran islas en medio de la nada, reduciendo en mera apariencia la realidad circundante. Son como el huevo que rehúye escapar del cascarón convertido en un ser nuevo. Y si perciben algo “fuera”, es como el caos, como las aguas profundas y abismales que les convierten en náufragos de sí mismos.

    Cambiamos unos mitos por otros porque no podemos jamás escapar a lo simbólico, ni en la literatura, o la poesía, ni la filosofía que se guarda muy mucho de pensar que comercia con verdades.

    Lo simbólico tiene la ventaja de construir grandes castillos con nuestra fantasía haciendo un nido confortable de supuestas verdades que entretienen el espíritu, pero que alienan hasta convertir toda la realidad en mera apariencia.

    No huyamos de lo simbólico, tampoco hagamos de ello la negación de la realidad.