Don Francisco mandaba un motorista de su guardia con un sobre grande para entregar al ministro que era cesado en ese instante. Le concedía la cruz de Carlos III.
Algún pontífice romano renacentista envenenó en una cena a dos cardenales molestos, no recuerdo si Barberini u Orefici, que tuvieron el buen gusto de sentirse mal […]
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