Estos nuestros tiempos convulsos ¿son tiempos para invitar a la contemplación? Sostengo que sí. Pero “contemplar” tiene muy poco que ver con estarse mirando algo ociosamente con la mirada vaga, y no tiene que ver más con un tranquilo monasterio que con el trajín de la ciudad, ni con la vida retirada más que con la vida en la brecha.
Las palabras tienen su historia, nuestra historia, con sus tribulaciones y búsquedas. El término latino contemplare significaba originariamente la observación del vuelo de las aves en el cielo por parte de los augures o adivinos de oficio; lo hacían desde el templum, un espacio delimitado pero abierto en el campo o en el bosque. Creían que el futuro estaba decidido por los dioses o por el Destino (Fatum, Moira) y se podía descifrar mirando, entre otras cosas, el vuelo de los aves. Luego cerraron los templos, espacios abiertos a la intemperie, con piedras, leyes y miedos. El templo se convirtió en morada de “Dios” o de los dioses, en edificio sagrado separado del mundo profano. La contemplación se separó de las tareas de la vida, se contrapuso a la acción y se convirtió en cosa de especialistas: augures, sacerdotes o monjes.
Dejemos a un lado esas derivas y devolvamos al término su plenitud de sentido. Reinventemos la contemplación. Aprendamos a mirar el cielo y la tierra, lo invisible en lo visible, lo posible en lo real. Advirtamos las amenazas y las oportunidades del mundo en que vivimos. Miremos en el presente las señales de otro futuro mejor, para hacerlo real. Abramos los ojos, no sea que merezcamos el reproche del profeta Isaías, que el profeta Jesús hizo suyo: “Por mucho que miran, no ven; por más que oyen, no comprenden”. Abramos los ojos de fuera y de dentro, hasta que veamos que no hay ni fuera ni dentro, hasta que descubramos con claridad meridiana que todos los seres compartimos la misma luz y la misma noche, hasta que el dolor de los demás transforme nuestra mirada, hasta que nuestra mirada se vuelva transformadora.
Contemplar es ver lo invisible. Desde hace pocos años sabemos que la materia-energía física observada en el universo con los aparatos más sofisticados solo constituye aproximadamente un 4% de la materia-energía existentes: el resto está compuesto por materia oscura (22 %) y energía oscura (74 %), desconocida. Si no hubiera más materia que la observada –que me perdonen los físicos este torpe lenguaje–, las estrellas y las galaxias no se atraerían como se atraen; y si, por el contrario, no hubiera más energía que la observada, las galaxias no se expandirían como se expanden. Por lo demás, la materia es en el fondo energía, que nadie sabe lo que es, ni de dónde ni por qué. Pero es. Y es como una metáfora del misterio de cuanto es. Lo esencial es invisible. Lo invisible es lo esencial. Contempla el Misterio invisible en todo lo que ves, con ojos nuevos. “Dichosos vuestros ojos porque ven”, dijo Jesús a sus discípulas y discípulos.
Contemplar es atender. Atender es mirar y vivir con atención. Atender es dejar que el Misterio de la realidad se revele plenamente en todo cuanto es: en la hoja que cae, en el vuelo del pájaro, en el clamor de los refugiados en nuestras fronteras. Atender es hacer silencio, calmar emociones, liberarse de apegos, de saberes, creencias y esquemas mentales. Atender es ver a Dios en cada ser, el Todo en cada parte, y sentirse uno con todos los seres. Atender es dejarse acoger en el Corazón bueno de todo, y acogerlo todo con buen corazón. Atender es sintonizar, simpatizar, compadecerse y cuidar al herido. Atender es mirar la realidad con lucidez y con entrañas, y así recrearla. Somos lo que vemos, y somos igualmente lo que la mirada de los otros hace que seamos. Nuestros ojos, cuando miran, son capaces de hacer que todo sea bueno, o un poco mejor. Como Dios en el Génesis: “Miró Dios y vio que todo era bueno”. Atender es crear. Atender es vivir o ser en plenitud, simplemente SER uno con Todo, con Dios, ser pura relación de consideración, miramiento, respeto de la inagotable diversidad de lo que es, más allá de toda palabra e imagen que define, limita, divide, que nos encierra, estrecha, angustia.
Y eso es contemplar. A esa contemplación se han referido todas las tradiciones místicas como culminación de todas las formas de oración y de todos los caminos de realización humana, espiritual y física inseparablemente. En la tradición monástica cristiana, a la lectio (lectura) sigue la oratio (oración vocal), a la oratio sigue la meditatio (reflexión mental y cordial), y a la meditatio sigue la contemplatio, “engolfarse en Dios”, que diría Santa Teresa, lo mismo en el coro que entre pucheros.
Una contemplación que no se traduzca en compasión y compromiso, que no sea creadora, no es verdadera contemplación. Un compromiso militante que no se inspira en la mirada contemplativa (no digo religiosa), no es libre ni liberador, no crea. Donde se da lo uno se da lo otro, y donde falta lo uno falta lo otro.
Nuestra sociedad necesita contemplativos por la misma razón por la que necesita militantes, y necesita militantes por la misma razón por la que necesita contemplativos. ¿Cuál es la razón? Que un mundo todavía invisible ha de hacerse realidad.
José Arregi
(Publicado en DEIA y en los diarios del Grupo Noticias el 20 de Septiembre de 2015)
Dices, Isidoro:
“Y no acabo de entender cuál es la dificultad de lo del “luego”. Primero se encuentran los elementos subconscientes y luego se procesan para dar un conocimiento consciente. Por eso dice Vázquez que la IES “engloba” las otras inteligencias, pues utiliza las mentes racionales y emocionales y le añade un plus, que es la de la “minería” de sabiduría subconsciente radicada en los arquetipos.”
No me cabe la menor duda de que plantear así la cuestión es lo típico del conocimiento dualista. Se dice, primero se encuentran los elementos subconscientes y luego se procesan para dar un conocimiento consciente.
De entrada quiero pensar que el sujeto de este encuentro es el sentir humano, aquello que por serle dato impresivo se ha venido en llamar lo subjetivo y como la filosofía a este momento primario del conocimiento lo ha considerado como residual de ahí la necesidad, de que luego estos datos primarios la inteligencia los procese para dar un conocimiento consciente.
Claro, entonces sí que este impasse de un estado inconsciente a otro estado consciente no ofrece ninguna dificultad porque justo es lo que ha venido aconteciendo en la historia del pensamiento racionalista, sobre todo en Occidente. Pero es que este pensamiento en tanto racionalista y precisamente por selo veta toda posibilidad al ámbito de lo espiritual. No, no se trata, por tanto, de que lo sentido esté dado “a” la inteligencia para que ésta lo procese(recuérdese que en este punto es cuando digo que la inteligencia sensibiliza el dato y se convierte ella misma en sensible, algo por lo demás aberrante) la inteligencia así pierde su facultad quedando en manos del voluntarismo, la cual cosa es por lo que pienso que Vázquez puede decir que la inteligencia espiritual “engloba” las otras inteligencias, pues utiliza las mentes racionales y emocionales y les añade un plus. Esto, en mi opinión no deja de ser un mero artificio!
En la estructura del conocimiento humano es lo sentido mismo que por ser real se está ya dando no “a” sino en la inteligencia. De hecho la intelección misma es un modo de sentir lo real en formalidad abierta. Esa intelección subsume dos momentos en un solo acto. Lo aprehendido en él es lo que luego expresará el logos realmente, no lógicamente, Y aquí se produce lo contrario pero en positivo de cuando en negativo hablo de la logificación de la inteligencia, por qué? Porque en este caso sucede lo contrario ya que el logos expresando la realidad sentida lo que hace es “reificar” la inteligencia, es decir, la faculta para lo real, quedando abierto a partir de esta experiencia el ámbito de lo espiritual.
Hola!
¿CONTEMPLACIONES o “FIN DE SEMANA LARGO”?
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La exposición a la naturaleza mejora la salud porque potencia el sistema inmune
http://www.tendencias21.net/La-exposicion-a-la-naturaleza-mejora-la-salud-porque-potencia-el-sistema-inmune_a41116.html
Una especialista halla la causa de este efecto beneficioso, ampliamente observado
La exposición a los espacios verdes conduce a una mejora en la salud siempre ha sido un misterio.
* revisando estudios, Ming Kuo piensa que la respuesta está en la propia naturaleza.
Diferentes vías
” pude rastrear hasta 21 posibles relaciones entre la naturaleza y la buena salud y, aún más, me ha sorprendido al darme cuenta de que todas estas relaciones (salvo dos) comparten un denominador común”.
“La naturaleza no sólo tiene uno o dos ingredientes activos.
* Es como un complejo multivitamínico proveedor de todo tipo de nutrientes necesarios.
* Así es como la naturaleza nos puede proteger de diferentes tipos de enfermedades – cardiovasculares, respiratorias, mentales salud, músculo-esquelético, etc. – al mismo tiempo”.
Dejar de luchar
” la exposición a la naturaleza cambia al cuerpo al modo de descansar y digerir,
* que es lo contrario al de lucha o huida.
– Cuando el cuerpo está en este segundo modo, se apaga todo lo que no es esencial en ese momento, incluyendo el sistema inmunológico”.
– Cuando nos sentimos completamente seguros, nuestro cuerpo dedica recursos para el largo plazo que conducen a buenos estados de salud, pues ayudan a la construcción del sistema inmunológico.
– Cuando estamos en la naturaleza en ese estado relajado, y nuestro cuerpo sabe que está seguro, invierte recursos en el sistema inmune”.
Arte y entretenimiento ayudan, pero menos
* jugar un juego de mesa, visitar una galería de arte o dar un paseo por el parque,
se pueden obtener los mismos beneficios de restauración que de la naturaleza.
* la belleza y el placer refuerzan el sistema inmune.
“Si se está absorto y relajado,
* es probable que el sistema parasimpático esté feliz y que el sistema inmunológico reciba un impulso.
Sin embargo, estas actividades interiores agradables
* no proporcionan la fintocidas, las bacterias mycobacterium vaccae (bacterias no nocivas del suelo), los iones negativos del aire o la vitamina D que se produce gracias a la luz solar, así como otros ingredientes activos que se encuentran al aire libre.
* estas otras actividades proporcionen un impulso menor para la salud del que se obtendría al estar en la naturaleza”.
(Kuo, directora del Laboratorio de Paisaje y Salud Humana de la Universidad de Illinois)
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NOTA filosófica: La tesis de la doctora Kuo repristina a mi mamá y a Hegel:
a) A mi mamá que cuando la hacíamos renegar decía –“¡Me iría al Campo con las Vacas!”-
b) A Hegel que decía que –“Porque la Naturaleza no tiene OPINIÓN (sobre nosotros)”-
Me alegra, Isidoro, que mi comentario te haya hecho reaccionar con una serie de elementos nuevos a considerar en el tema, algo que me gustara rebatir …más adelante…tal vez mañana….
M. Luisa: Lo primero aclarar el equívoco de que el paréntesis: “(que no otra cosa es, que relacionar y ordenar elementos: labor de malabarismo)”, es mío y lo puse como redundancia y apoyo de la idea de Vázquez sobre la posterior utilización por la inteligencia de los elementos hallados.
Y con la idea del paréntesis no pretendo que SÓLO esa sea la función de la inteligencia, sino de que es una de las mas importantes de la misma.
Y no acabo de entender cuál es la dificultad de lo del “luego”. Primero se encuentran los elementos subconscientes y luego se procesan para dar un conocimiento consciente. Por eso dice Vázquez que la IES “engloba” las otras inteligencias, pues utiliza las mentes racionales y emocionales y le añade un plus, que es la de la “minería” de sabiduría subconsciente radicada en los arquetipos.
Y claro que la inteligencia espiritual supone un aprovechamiento consciente de las “iluminaciones”, “satoris”, intuiciones, o como les llamemos, obtenidas. Si solo se tienen y no sabemos, queremos o podemos interiorizarlas en nuestra cosmovisión, todo se queda en fuegos de artificio que no sirven para nada. (Excepto en casos excepcionales que son tan intensas y transformadoras en las que se da una “conversión” “milagrosa”. Pero esa no es la espiritualidad normal).
Uno puede tener una estructura psico-somática determinada, pero si uno se queda embobado en la experiencia, no se pone en marcha. Las experiencias de muchos con las experiencias psiquedélicas, y de los más aún, con los sueños lúcidos, te dice que si posteriormente o te lo trabajas, no sirven de nada. Por eso los judíos dicen que la revelación de los sueños está en la interpretación posterior.
Discrepo de José Luis Vázquez
“La Inteligencia espiritual (IES) al buscar el sentido de las cosas es más amplia que la emocional (IE) y la engloba”. Pues buceando en nuestro interior, “desentierra” una serie de elementos cognitivos ocultos en nosotros, que al relacionarlos mediante la inteligencia, (que no otra cosa es, que relacionar y ordenar elementos: labor de malabarismo), “nos proporciona un conocimiento que la lógica nunca podrá penetrar”.
Ese ha sido el grave error creer que la función de la inteligencia no es otra que la de relacionar y ordenar elementos. Si esto fuera así, aparte de que tal función de selección es la propia de los animales, cómo pretender entonces que esta limitación del mero seleccionar, del mero idear, de la mera ordenación de elementos como finalidad de aquello a lo que la inteligencia aboca, vano sería, entonces , pretender, repito, facultarla “luego” por añadidura y conceptualmente con esa “nota” de espiritualidad.
La dificultad en mi opinión comienza en confundir ese carácter temporal del “luego” que no designa lo cronológico sino lo estructural dinámicamente concebido como el dar de sí de esa realidad que llamamos inteligencia.
Qué significa esto? Dicho de una manera rápida, si este luego se entiende en sentido cronológico no deja sino de hacerlo depender de nuestra voluntad, por el contrario asignarlo como tempos de nuestra estructura psico-somática es cuando la inteligencia nos aparece por, en y para una evolución transformadora que la ha de llevar a esa experiencia espiritual.
Se pregunta Oscar, ¿por qué y para qué es bueno “contemplar”?.
Pues muy simple: para saber qué hacer con nuestra vida.
Esta reflexión nos recuerda el tema universal de la crisis existencial tan generalizada en nuestra sociedad, que como está como un telón de fondo por todos lados, generalmente la ignoramos, y no lo tenemos en cuenta en nuestros análisis.
Cuando hacemos análisis generales, (políticos), sobre cientos de miles y millones de personas, no nos podemos parar a contemplar a los individuos. Y como tenemos que mirar a vista de pájaro, solo podemos ver los aspectos cuantitativos del tema, los fácilmente detectables por la estadística, los económicos.
Que es claro que tienen su mucha importancia. (Ayer leía en una revista que el sometimiento a un fuerte estrés de una persona, por ejemplo una gran inseguridad económica, provoca una modificación temporal de la actuación de la información genética en las células, mediante mecanismos epigenéticos).
Pero es que las cosas son mucho mas complejas. Y el hecho de que nuestra limitada mente no nos permita ver las cosas de una en una, no quiere decir que solo nos preocupemos de lo primero que vemos, o de lo que es más fácil de ver.
Toda obsesión monotemática es errónea, y hasta llegaría a decir que en bastantes casos sería hasta cómica y hasta patológica. A mí particularmente muchos análisis de la realidad que se hacen, me recuerdan mucho a esos chistes del test de Rochard, en el que el paciente ve en todo a una mujer desnuda, voluputuosa y concupiscente, (como dirían Los Luthiers): “¡Es que el mundo está lleno de mujeres atractivas!”, dirá el obseso. Pero no es eso.
El hecho en sí, es que la Humanidad nada en una enorme crisis existencial. Claro que hay muchs necesidades, muchas carencias, pero además de eso existe mucha perplejidad y mucha inseguridad en cómo llevar nuestra vida. Todos.
Por ejemplo en la presente crisis de los refugiados en Europa, (avanzadilla del futuro próximo), los que saben bien que hacer son los refugiados, los que no lo saben son los europeos. La extrema necesidad es dura, pero es más fácil de gestionar, es a partir de que tenemos las necesidades básicas cubiertas cuando se complica la cosa y necesitamos más “sabiduría”.
Detrás de cada persona existe una tragedia dolorosa, una vida llena de insatisfacciones y desilusiones, que consciente o inconscientemente dirige nuestras vidas.
Nuestros problemas y errores éticos, referentes a nuestra conducta muchas veces desacertada, se entienden solo si tenemos en cuenta que no los tienen unas personas que reflexionan serenamente, sino que lo hacemos en plena crisis existencial en la que nos encontramos insatisfechos con nuestras vidas.
Todas las manías y fijaciones de nuestras vidas, se producen como efecto de nuestras crisis existenciales.
El psiquiatra Francisco Traver señalaba que en las muchas depresiones que ha tratado, los pacientes no hacen examen de conciencia para saber por qué están tristes, sino que muestran sus síntomas como si fuera algo que simplemente sucede y no algo que le está comunicando algo al que lo sufre.
Y para saber qué hacer con nuestra vida, necesitamos entendernos, y eso solo lo podemos hacer nosotros. Y solo escuchando esos mecanismos internos de que disponemos.
Oscar, llevas razón, si entendemos la contemplación-meditación-escucha interna, como algo meramente emocional y buscando experiencias alucinatorias. Es verdad que algunas pocas veces, un tantarantán emocional, otorga algún cambio en las prioridades de nuestro sistema de valores, (como pasaba cuando dábamos un “meneo” al viejo televisor averiado y a veces se “arreglaba”), pero la mayor parte de las veces se queda uno peor, o solo se queda en fuegos de artificio.
Y también llevas razón si sólo buscamos el conocimiento por la vía contemplativa. La razón todavía es la fuente del 90 % de nuestra sabiduría. Lo que pasa es que ese 10 % que no nos otorga, a veces es la clave para entender todo lo demás.
Hola!
Dos cosas:
UNA sobre el Artículo de Arregui
Es como si hubiera entrado al templum ya cerrado. Allí se encuentra con todo ese despilfarro de ideas de libros, de frases rebuscadas por términos que van-y-vienen.
Arregui “contempla” todo ese mundo en torbellino metafórico. No dice nada inteligente; ni le interesa; busca impactar para subirnos a su carrusel giratorio. Terminamos mareaditos, como borrachos; y entonces “vemos lo que no veíamos” simplemente ahora vemos “doble”.
Por otra parte, Paul Ekman (“Miente, si puedes” “Lie to mee”) dejó bien en claro que la frase de Exupéry en El Principito: “lo esencial es invisible a los ojos” no es cierta.
Todo lo oculto se puede revelar teniendo el ácido (técnica y atención) adecuado a la peli.
DOS sobre el Comentario de Isidoro
Bien trabajado y claro el mecanismo de lo que tenemos para contemplar o hacer funcionar el motorcito psico-somático.
Lo que no logran explicar esta gente tan interesante es “por qué” y “para qué” tenemos “motorcito con chasis” y el “dónde ir”.
– “Oye Pepe, me compré el auto. Ahora podemos ir a Socuéllamos en una hora”-
– “Gracias Antonio, ¿pero sabes una cosa? ¡Yo no tengo nada que hacer en Socuéllamos!”–
¡Voy todavía! – Óscar.
(Los párrafos entrecomillado son de José Luis Vázquez Borau, http://blogs.periodistadigital.com/cafedialogo.php/2015/09/24/ique-relacion-hay-entre-la-inteligencia- )
La contemplación es pararse a escuchar dentro de nosotros nuestras voces interiores. Y escuchar esas “voces” es en esencia lo que solemos considerar como la auténtica “espiritualidad”.
¿Pero, qué son esas “voces”, (el Daimon de Sócrates), que nos dictan intuiciones cognitivas sobre la realidad de las cosas y se expresan generalmente utilizando símbolos?.
Hay dos tipos de “voces interiores”: las autónomas, que propician la espiritualidad laica o psicológica, y (para los creyentes), las “exteriores”, provenientes del “Mundo espiritual”, que propician la espiritualidad auténticamente religiosa.
Pero ambos tipos de “voces”, fuente de nuestras intuiciones, son generalmente indistinguibles, y adquieren la misma forma y lenguaje: el de los símbolos.
“El símbolo es el alfabeto de la imaginación”. La mente humana concatena esos ladrillos-símbolos, construyendo un “relato” organizado, que es lo que llamamos “mitos”, que son unas hipótesis sobre la realidad, para apuntalar y completar nuestra cosmovisión personal sobre la realidad.
Estas hipótesis-mitos, unas veces son más “científicas”, y otras veces son más “mitológicas” o esotéricas, pero siempre no dejan de ser hipótesis.
Y con esos mitos, se construyen “ritos” que son acciones que expresan esos mitos.
Según José Luis Vázquez Borau, “el mito es la narración de hechos fundamentales y el rito es la reproducción por analogía de esos hechos”.
Y en esa incesante búsqueda de una interpretación correcta de la realidad, de la misma forma que “la Inteligencia Racional (IR) se nutre de ideas, (mediante la lectura y el estudio) y se expresa en raciocinios y la Inteligencia Emocional (IE) se nutre de emociones y se expresa en gestos; la Inteligencia Espiritual (IES) se nutre de silencio para encontrar el sentido de la realidad de las cosas y se expresa utilizando mitos, ritos y símbolos”.
“El mito es la narración de hechos fundamentales; el rito es la reproducción por analogía de esos hechos; y el símbolo provoca en nosotros un conocimiento emotivo, ya que al ser contemplado despierta en el interior de la persona un conocimiento que estaba ahí latente en nuestro subconsciente colectivo, que está formado de arquetipos, (imágenes primordiales que todos llevamos en nuestro interior en el momento de nacer y que serían como los instintos de la imaginación).
Por eso, cuando vemos conscientemente un símbolo que encaja con el arquetipo interior, lo subimos a nuestra consciencia”.
Y se produce un efecto de amplificación y resonancia: hay veces que una palabra, una metáfora o una idea nos resalta inexplicablemente en la mente, mientras que otras muchas, no. Es porque ha “tocado una cuerda” especial que tenemos en nuestro interior: un “arquetipo”, (huella antigua), ya de los que disponemos filogenéticamente, (inconsciente colectivo), o ya de los adquiridos durante nuestra biografía, en general muy tempranamente.
Y los creyentes piensan que quizás parte de estos “arquetipos”, provienen en algunos casos del “exterior trascendente”, de los que no hemos sido conscientes, y que afloran cuando rebuscamos, o “estamos atentos.
La meditación, en sus variadas formas, es la técnica de esta búsqueda o escucha activa, aunque muchas veces también nos afloran las intuiciones sin proponérnoslo, en sueños o en la vigilia, cuando consiguen forzar la barrera de la consciencia.
Cita Vázquez a Luis Racionero que afirma: “La fórmula matemática expresa relaciones entre fuerzas que causan un fenómeno; el símbolo es una fórmula en imágenes que expresa la estructura y dinámica de una situación vital.
El símbolo es el ropaje del arquetipo, poso de experiencias repetidas en incontables generaciones, etnias y lugares: El cuerpo físico tiene instintos reflejos que lo activan, la mente tiene instintos subconscientes: los arquetipos”.
“Así, los símbolos son el vestido del arquetipo, el lenguaje primordial de las cosas, que no pretende nombrarlas sino (simplemente conocerlas para) servirse de ellas”.
“La Inteligencia espiritual (IES) al buscar el sentido de las cosas es más amplia que la emocional (IE) y la engloba”. Pues buceando en nuestro interior, “desentierra” una serie de elementos cognitivos ocultos en nosotros, que al relacionarlos mediante la inteligencia, (que no otra cosa es, que relacionar y ordenar elementos: labor de malabarismo), “nos proporciona un conocimiento que la lógica nunca podrá penetrar”.
Hola Oscar.
Tienes razón y yo tengo razón. Todos tenemos razón. Limitada…
Todos estamos llamados a ser dioses. Porque ya lo somos, en potencia. Lo que ocurre es que unos estamos más lejos de ver que ya lo somos, que otros.
Y no creo que haya un solo camino. No necesariamente nos hemos de hacer “aviadores”. Se hace quienes son llamados a eso. Hay tantos caminos espirituales, como personas somos. Creo que coincidimos.
Quería resaltar a los que tienen la lucidez y vocación, para ir como una flecha a traspasar el mundo del sufrimiento y penetrar en la Tierra pura de la gloria. Que sean monjes o no es irrelevante. Hay monjes que solo son “comepanes”.
¡Vamos todavía…!
Lo realmente invisible es lo que va mas alla de la energia fisica y tambien de la “dark matter”…porque tambien ellas requirieron de una informacion previa que los trajera a la existencia…imposibilidad a lo que no posee vida en si miismo…como es la energia fisica.
La contemplacion es de otra naturaleza dimensional y. cualitativa como es la. energia espiritual profundamente anclada en nuestro EGO esipiritual .
Todos necesitamos contemplar aunque no todos tenemos que desarrollar el don. Solo “los sabios” como dice FrayLuisde Leon son capaces de encontrarlo. En la contemplacion maduramos el espiritu y nos realizamos en el amor. Pero estoy de acuerdo que la contemplacion es efectiva porque podemos ser “contemplativos en la accion” al estilo de Ignacio de Loyola, Tetrsa de Avila, Teresa de Calcuta y la clarisa Mother Angelica.
Un saludo cordial de Santiago Hernandez.
Hola Luis!
Te leo:
– “en el camino espiritual, hace falta querer y poder.
Quien tenga que ganarse el pan duramente, difícil lo tiene hacerse “aviador”.
Puede si ser espiritual, pero quizá “en motocicleta…”
Pareciera que la “espiritualidad” tiene un grave determinante “técnico-instrumental” avión o motocicleta; o almas abiertas y almas cerradas; o de temperamento bilioso o colérico; etc.
Prefiero ver la “espiritualidad” como el rol o protagonismo al que nos sentimos llamados, haciendo lo que cada cual tiene que hacer en el Argumento de la Vida.
Este “modo” tendría la ventaja, entre muchas otras, que da razón plena a cada individuo para intentar ser lo que siente que tiene que llegar a ser; y por ende a ser feliz en el “modo” de ir coincidiendo consigo mismo.
Este es un “modo sustantivo”, mientras que el otro es muy importante, pero “instrumental”.
¿Te parece?
¡Voy todavía! – Óscar.
La vida es efímera. Y el mundo es…, un desastre muchas veces horripilante. Desde siempre, o desde muy antiguo han habido personas que han visto claro y renuncian a los encantos normales de la vida, y cifran todo su empeño en traspasar la barrera del sufrimiento, y entrar en la gloria. –En este mundo-. NO, no hablo de los monjes organizados. Hablo de los filósofos independientes y libres. Los que entienden bien que es eso de la filosofía. Pitagoras, o Socrates o Plotino o muchos mas. Sabían que su espíritu tenia alas y las empleaban. Los monjes, muchas veces se quedan en la forma. Y olvidan que sea el Zen, o sea lo que sea. Es meramente un medio para darle alas a su espíritu, y se quedan con la forma, encerrados en ella de por vida.
Todos tenemos ansias de volar. Lo que ocurre es que muchos se hacen “aviadores”. Por su lucidez o porque su circunstancia vital se lo permite. Y esto al margen de si se está casado o no, de si se está en un monasterio, o no, etc.
Creo que en el camino espiritual, hace falta querer y poder, como con todo. Quien tenga que ganarse el pan duramente, difícil lo tiene hacerse “aviador”. Puede si ser espiritual, pero quizá “en motocicleta…”
Gracias Arregui,
Recuerdo que hay un libro de un teólogo y psicoterapeuta alemán, Eugen Drewermann, LO ESENCIAL ES INVISIBLE del El principito. Los tiempos convulsos, de ajetreo, de “tecnologización cerebral” CONTEMPLAR es de absoluta necesidad no solo para vivir lo invisible en la propia interioridad sino también para la salud mental.
Lo negativo que tiene el ir picoteando ahora de un artículo, ahora de otro es que no nos damos cuenta (ya se me perdonará) que la mayoría de ellos comparten en el fondo lo esencial. Transcurre entre ellos un hilo conductor que les otorga una mismo singularidad. Por ejemplo, la contemplación tan bien conceptuada por José Arregi, ¿piensan que de ella, que de esta contemplación que deriva en compasión y compromiso no se empapó para llegar a donde llegó el autor del hilo “Un cristianismo secular”? naturalmente que sí. Lo extraordinario es caer en la cuenta de que por distintas vías a donde se llega es a un destino en donde se converge en un mismo fundamento.
La fundamentación en la que, allí en el hilo citado, basé mi argumentación es la misma que la de Arregi “Contemplar es ver lo invisible. Desde hace pocos años sabemos que la materia-energía física observada en el universo (…) a quien le agradezco el articulo.
Gracias, Joxe: Me recuerda tu tema aquel poema de Fray Luis de León al músico Salinas. Algo dentro de nosotros “oye” esa música del universo, la siente, y los músicos intentan captarla y traducirla al oído físico, creyentes o no, todos escuchamos en nuestros adentros esa música del universo del cual formamos parte como elemento que siente y entiende y disfruta de es música. La mística, creo yo, es sentir plenamente en nuestro interior esa música, para algunos hasta descubrir en ella al gran Músico que la acuerda y muev todos sus instrumentos.
¿Cómo, a quién debemos dar gracias por este don de serlos testigos y destinatarios de esa música?