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Disolución

IñakiCuando oigo esta palabra, la primera imagen que me llega es la de un puñado de azúcar o sal, desapareciendo en un vaso de agua. Claro, como con los años me voy haciendo cada vez más despistado, cuando se aplica en algún sentido distinto, me pierdo. Por ejemplo, cuando se arroja despectivamente contra una organización llamada ETA, nacida como Movimiento de Liberación Nacional Vasco. Un grupo cuya insolubilidad quizá podría explicarse por su doble dimensión: la política, perfectamente enraizada en el pueblo y la militar, de seguimiento popular mucho más limitado.

Oí hablar de ETA, por primera vez, allá por el año 1955, en Gernika. Diría, con un cierto estilo metafórico, cuando casi humeaban aún las últimas huellas del demoledor bombardeo fascista. En aquel entonces, en los cuchicheos callejeros entre la gente joven había misterio e ilusión. Se soñaba en plantar cara a un franquismo opresor, causante de un gran dolor y responsable de la frustración que se apoderó de todo un pueblo. Sesenta años después es fácil hacer análisis y resaltar los errores cometidos. Sin embargo, para quienes vivimos el momento no lo es tanto. Los que nos resistimos a la utilización de la violencia de respuesta, como única salida, no podemos dejar de ser comprensivos con quienes eligieron la otra vía. Dejamos a la historia la labor de juzgar, cuando llegue el momento, la marcha del pueblo vasco hacia su trabajosa liberación.

La situación actual la veo así. Los estrategas que se inclinaron por una dramática guerra de guerrillas contra el Estado, se han dado por vencidos. Han renunciado definitivamente a las armas, por varias razones que no voy a analizar. El núcleo principal de este mini-ejército está en la cárcel o en el exilio. Lamentablemente, no están solos. Junto a ellos hay demasiada gente inocente que nunca se había movido de sus posiciones políticas. La minoría que sigue en la clandestinidad debe ser, digo yo, la ETA política volcada en buscar una salida digna para todo el colectivo. ¿Qué piden realmente quienes reclaman machaconamente que ETA se disuelva? ¿Qué toda esta gente reniegue de sí misma y de Euskal Herria, humillándose y arrastrándose hasta perder su identidad en la España de sus dolores? ¿Acaso hicieron algo de esto los criminales que se alzaron en armas el 36? ¿No siguen habiendo aun, entre nosotros, indisolubles herederos del franquismo camuflados en una dictadura parlamentaria, fruto de una transición inacabada? ¿Es esto democracia?

Las armas de ETA ya se han disuelto. Las personas presas, en el exilio o en la clandestinidad, nunca podrán hacerlo. Ahora se trata de buscar fórmulas, respetuosas con los derechos humanos de todos, para reintegrarlas en la sociedad. Siendo la paz ya una realidad tangible, toca completar la construcción de la convivencia, sentando a las partes implicadas alrededor de una mesa. Primera condición: aparcar todo atisbo de ansias de venganza. A continuación, con el máximo respeto a la Memoria Histórica, construir un relato veraz y asumible por todos. Finalmente, poner sobre la mesa la Constitución española; el nuevo Status político para Euskadi de EAJ/PNV,(sin perder de vista el Plan Ibarretxe aprobado en el Parlamento Vasco); la Nueva Vía para la Independencia de la Izquierda Abertzale; las reglas de juego de la UE y lo que haga falta. Con todo este material y toneladas de buena voluntad política, seguro que se pueden superar todos los obstáculos que cierran el paso a la solución del conflicto político vasco. Lo agradecerán España y Euskal Herria.

4 comentarios

  • Iñaki S:S,

    Gracias por tus siempre profundas aportaciones, amigo A.Vicedo. Me quedo con varias ideas:
    Que, por HUMANOS, SOMOS UN PUEBLO GLOBAL.
    Que, algún día, ese pueblo llegará a vivir una relacionalidad sin fronteras, bien aglomerada por la VERDAD Y EL AMOR.
    Que, será entonces, cuando las únicas fronteras estarán conformadas por nuestra propia piel corporal.
    Por hacer alguna observación, en presente, como vasco añadiría alguna palabrita a uno de tus párrafos. Lo dejaría así.
    Si bien observamos esto, nos daremos cuenta de que, en cualquiera fronteras o murallas externas, el elemento aglomerador, siempre con resultados de unión forzada o separación y división, es el poder y la fuerza. Tanto el uno como la otra necesariamente recurren, para su cometido de unionismo forzado o separatismo, a la nada humana razón de la fuerza.
     

  • Antonio Vicedo

    Efectivamente al YO humano se le va escapando, su plenitud terrena en un NOSOTROS – NUESTRO también plenamente humano por la celeridad de una corta vida, anque sea octogenaria, si se empecina en confundirlos, excluirlos o diluirlos.
     
    El YO de la identidad humana en la que radica la inalienable grandeza de esa IDENTIDAD, conlleva la necesidad relacional, sin duda como  en ningún otro ser de la naturaleza viva, hasta el punto de que, no sólo su generación es relacional como la de todos los seres vivos, sino que su permanencia en el ser resulta imposible sin la atención inexcusable de l*s otr*s desde el momento de su nacimiento.
     
    Es por eso que esa relacionalidad, no debe suplantar la Identidad individual su base inalienable en tanto valor, dignidad y finalidad, pero tampoco la relacionalidad puede ni debe, so pena de aberrante desajuste humanista desarrollarse debidamente en proceso ascendente de plenitud sobreponiendo una identidad propia a las identidades de l*s semejantes.
     
    Y esto debe afectar ineludiblemente a la concepción y , sobre todo a la valoración práctica, de lo que llamamos pueblos particulares, pues, por HUMANOS, SOMOS PUEBLO GLOBAL en este planeta TIERRA.
     
    Las únicas fronteras con toda razón justificadas, y por lo tanto inabordables y con pleno derecho a reseto, son las conformadas por nuestra propia piel corporal.
     
    Si bien observamos esto, nos daremos cuenta de que, en cualesquiera fronteras o murallas externas, el elemento aglomerador, siempre con resultados de separación y división, es el poder y la fuerza, que necesariamente recurren para su cometido separatista a la nada humana RAZON DE LA FUERZA.
     
    En cambio, la relacionalidad sin fronteras, hace indispensable el cemento, mortero o argamasa de la VERDAD y el AMOR.
     
    ¿No están por esta Cañada terrena las huellas del testimonio y mensaje de Jesús, para TODO SER HUMANO,pero especial e imperativamente para quienes intentamos contarnos entre sus DISCÍPUL*S?

  • Itxaro

    Excelente articulo, bien meditado y sopesado. Se lo agradezco. Gracias.

  • Román Díaz Ayala.

    El presente artículo, tan profundo, y reflexionado. (Profudamente reflexionado que nos llevan a la verdad más desnuda, sin posturismos, sin esos tics propios de quienes siguen en sus esquemas mentales)
    El pueblo vasco se ha reconciliado consigo mismo, llevando al intercambio político, el contraste de pareceres, sin amenazas, y fuera de toda violencia ya, buscando su mejor encaje en España, en Europa, o en el concierto universal de pueblos de la tierra.
    Desgraciadamente, andamos en el patio ibérico, totalmente ausentes de la alta política, la que sí concierne a la sociedad civil.
    Se nos está escapando el tiempo, y seguimos sin enterarnos.