Estas pocas golondrinas que vuelan aún sobre Arroa Behea pronto decidirán irse, sin que nadie se lo ordene. Y luego volverán, cuando la primavera avance, sin que nadie se lo prohíba. Siguen su certero sentido individual y colectivo, atienden la misteriosa llamada de la Vida. Que nadie se lo impida.
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