Caminos de espiritualidad
Con este tema finaliza el curso y Gonzalo nos lleva a la pregunta clave. si hay muchos caminos de espiritualidad, ¿cuál es el mejor? Este tema nos contestrá a la pregunta enfrentándonos a nuestra libertad responsable, el acto más espiritual que puede haber.
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En cualquier caso la matrícula es gratuita
- 1. La esfera de la espiritualidad
La espiritualidad no es fácilmente definible con conceptos racionales. En este curso hemos entendido la espiritualidad como ese algo que no sólo impregna a toda religión sino que va más allá de ellas, lo que Rudolf Otto consideraba el elemento irracional de la religión. Elemento que sólo se percibe con la inteligencia espiritual.
Permítaseme presentar ahora mi propia visión de la espiritualidad: La espiritualidad es el encuentro con lo trascendente, con lo sagrado, con el misterio; y se presenta en tres grados que trascienden lo material: la estética, la ética, y la mística.
La estética es “el infinito representado de forma finita” (Schelling). La ética es “el imperativo categórico”, la percepción de un deber que me trasciende y que se impone sobre mis intereses personales. La mística es la experiencia de “un contacto tangencial con la eternidad “ (Raimon Panikkar).
Consciente de que cualquier imagen o símbolo sólo ofrece una idea parcial y aproximativa, yo me represento la espiritualidad como una onda expansiva que va desde su forma más comprimida hasta la más efusiva, desde lo más material hasta el amor que se autoentrega. La inteligencia racional encontrará sin duda muchos fallos en esta imagen, pero nuestra inteligencia espiritual sabrá orientarse.
El Espíritu (dýnamis tou Theou) es energía inteligente, fuerza centrífuga que se difunde. En el incomprensible salto de la creación, el espíritu se estructura en la materia; y la materia tiende a retenerlo (a “ser como Dios) desarrollando una fuerza centrípeta de condensación que, en sentido traslaticio, en lo humano es el ego. Esto es lo que he representado en el círculo central como materia (energía concentrada) y ego.
En el segundo círculo represento el mundo de la estética y de la psicología. En él se va diluyendo la oscuridad compacta del egoísmo y se percibe ya un primer estadio centrífugo de la espiritualidad. La energía se va estructurando en espiritualidad.
En el tercer círculo estaría la ética y la religión. La fuerza centrífuga es cada vez mayor. El egoísmo se va diluyendo y nos permite entrar en un espacio más abierto de espiritualidad.
En el cuarto círculo casi desaparece la oscuridad del egoísmo y gozamos de una auténtica espiritualidad, que generalmente se realiza en una vida sencilla, en el amor de entrega, pero que también puede manifestarse en fenómenos místicos extraordinarios.
En nuestra vida interior pasamos continuamente de un círculo a otro, como en el “Castillo Interior” de santa Teresa. A medida que se desarrolla la vida espiritual nos vamos asentando más establemente en los círculos superiores.
- 2. Discreción de espíritus
No es oro todo lo que reluce. No todos los profetas hablan en nombre de Dios. El espíritu se manifiesta mezclado con ganga material, y frecuentemente resulta difícil separarlos.
El nivel estético de la espiritualidad puede ser un goce puramente psicológico o ser una pista de despegue para una auténtica espiritualidad. Cuando Francisco de Asís le decía a las florecillas “callad, callad, ya sé que me estáis hablando de Dios” el goce estético le había llevado al goce espiritual. Cuando yo desde la playa me dejo abrazar por el inmenso círculo del mar ¿siento un goce estético o espiritual?
Los directores espirituales, desde muy antiguo, han propuesto normas para la discreción de espíritus, para discernir si los impulsos, o los sentimientos, provienen de una zona más espiritual o más egoísta (falsas apariciones y estigmas), si nos impulsan hacia el Absoluto o hacia nuestro egoísmo. Atanasio Matanic (“La spiritualità come scienza”) presenta tres tipos de criterios, que merecen ser tenidos en cuenta, aunque en este resumen no podemos desarrollarlos ni valorarlos
- Criterios Teológicos: conformidad con los dogmas y enseñanzas de la propia religión. Parece supeditar la espiritualidad a la religión.
- Criterios Psicológicos: rasgos que los expertos consideran propios de una experiencia espiritual, de una neurosis o de unos estupefacientes.
- Criterios Históricos: conformidad con los ejemplos que nos han dejado los místicos plenamente acreditados.
Javier Melloni (“Hacia un tiempo de síntesis”) propone como único criterio: que esa espiritualidad vaya “convirtiendo nuestra existencia en receptividad y donación”.
El Nuevo Testamento y sobre todo las parábolas de Jesús –Juicio final, Buen samaritano- ofrecen otras muchas orientaciones sobre una auténtica espiritualidad.
No existe una norma clara que podamos aplicar para discernir la autenticidad de nuestra espiritualidad. Ni siquiera podemos valernos de la conformidad con la palabra de Dios como prueba clara y definitiva de una espiritualidad, porque no podemos aplicar la palabra de Dios al pie de la letra, ni tomar una frase del mismo Jesús como medida única y exclusiva en circunstancias tan distintas.
El último y decisivo indicador de nuestra espiritualidad es nuestra propia conciencia. Ya nos decía Jesús: “¿Por qué no juzgáis por vuestra cuenta lo que es justo?” Su dictamen será acertado en la medida en que nuestro corazón esté limpio de egoísmos: “Bienaventurados los limpios de corazón porque ellos verán a Dios”. Sólo será gravemente erróneo cuando nuestro corazón esté gravemente corroído de egoísmo.
En definitiva, después de decidir honestamente nuestro camino de espiritualidad, siempre debemos adoptar la humilde oración del publicano.
- 3. Caminos de espiritualidad
Muchos fenomenólogos consideran que la mística es propia y exclusiva de las religiones orientales no dualistas, que diluyen la diferencia entre Dios y el mundo. Por el contrario las religiones proféticas -como el Judaísmo, el cristianismo y el Islam- acentúan esta diferencia; pero también las proféticas cuentan con muchos místicos –judíos, sufíes, y cristianos- que han experimentado una transformación o unión con Dios.
No tratamos aquí de mostrar un camino, sino de mostrar que hay muchos caminos. En la UD 5 ya hemos hablado del pluralismo religioso. El Corán reconoce que “Los caminos hacia mí son tantos como los corazones de mi siervos”. Jesús, cuando salía a los pueblos paganos circundantes, no pretendió convertirlos a la fe de Israel, ponderó la confianza (la fe) que mostraban, y respetó el camino espiritual de cada uno. Al geraseno que quería seguirle, le dijo que fuera a los suyos a anunciarles la misericordia de Dios
No podemos mencionar aquí la diversidad de caminos y nos remitimos al libro de Javier Melloni, “Voces de la mística” volumen I y II, en el que despliega una antología de textos místicos de muy diversos autores, que han vivido en épocas y culturas diferentes. En la UD 2 “Espiritualidad y Religión” hemos citado extensamente la experiencia mística de Comte-Sponville, que personalmente se reconoce como ateo.
Por nuestra parte consideramos que, desde el punto de vista cristiano, la espiritualidad es una experiencia anticipada de la plenitud del Reino, inherente a la imagen y semejanza de Dios, impresa desde la creación en toda la humanidad.
Estimado Gonzalo: Aunque yo seguí tu extraordinario curso privadamente y seguramente te mareé más que suficientemente con mis racionalismos y mis palabrerías, quiero dejar testimonio de gratitud por tu dedicación, tu paciencia, tu seriedad pedagógica, y por tu constancia. Es una pena que la espiritualidad, al menos en estas latitudes en las que vivo, esté sitiada por cartománticos, santeros, religiones de las más extrañas y otros engendros lo cual hace tu esfuerzo más valioso para mí. Gracias, George
Creo que hablar de espiritualidad es lo más resbaladizo a la hora de verbalizar experiencias (como casi todo lo experiencial). Por otra parte, la experiencia espiritual en sí misma es compleja ya que la mente humana tiene tantas posibilidades de llevarnos por derroteros de toda índole, que es fácil tener como válido lo que son meros autoengaños para nosotr@s y para los demás.
Me ha gustado lo que dice el texto: “la mejor piedra de toque es el índice de egoísmo o de entrega a los demás”, que tiene amplia literatura en eso que llamamos amor y en el que el mensaje cristiano centra su razón de ser, y es cierto que el amor sí es blanco sobre negro, caben pocos engaños.
Gracias, Gonzalo, por tu trabajo en la propuesta de que podamos reflexionar sobre algo tan importante para los seres humanos.