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Los retos en moral sexual y reproductiva

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VIAJE A BRASIL – 3

Retos que le esperan al Papa en algunos temas de la moral sexual y la bioética

Cuarto Poder, 14 de agosto de 2013

1. Preámbulo histórico y metodológico

El Papa Francisco no fue a Brasil para hablar precisamente de los temas que voy a exponer. Llevaba en su cabeza otras preocupaciones, poco tratadas o muy olvidadas, acaso más importantes y en ellas se iba a centrar.

– ¿Por qué no hablado de ellos?, le preguntó un  periodista en el avión ya de retorno en el viaje.

– “No era necesario hablar de eso, sino de las cosas positivas  que abren camino a los chicos. Además, los jóvenes saben perfectamente cuál  es la postura de la Iglesia.

– Pero, ¿Cuál es su postura  en esos temas?

– La de la Iglesia, soy hijo de la Iglesia.

Sobre estas cuestiones doctrinales, el papel docente corresponde más bien a los que han sido autorizados por su formación, dedicación, estudios y títulos reconocidos, no precisamente a la autoridad. Dice el Vaticano II: “Las recientes adquisiciones científicas, históricas o filosóficas plantean nuevos problemas que arrastran consecuencias para la vida  y reclaman investigaciones nuevas por parte de los teólogos” (Gs, 62).

Tarea que incumbe también a los obispos: “En el cuidado pastoral deben conocerse suficientemente las conquistas de las ciencias profanas de modo que también los fieles sean conducidos a una vida de fe más  genuina y más madura” (GS 62). Y los obispos tienen que ser  sabedores de que “cuando definen una doctrina  lo hacen siempre de acuerdo  con la Revelación, a la cual deben sujetarse y conformarse todos. Ellos trabajan celosamente con los medios adecuados a fin de que se estudie como debe esta Revelación y se la proponga apropiadamente” (LG, 25).

Traería aquí las palabras del obispo Pedro Casaldáliga,  un  obispo pobre, poeta y profeta, libre y ejemplar si los hay: “Con mucha frecuencia los obispos creemos que tenemos la razón, normalmente creemos que la tenemos siempre, lo que pasa es que  no siempre tenemos la verdad, sobre todo la verdad teológica, de modo que pido a los teólogos que no nos dejen en una especie de dogmática ignorancia” (En el XVI Congreso de Teología, Los pobres, interpelación a la Iglesia, Madrid, 1996)

No pocos obispos, sin tiempo seguramente para estudiar y ponerse al día con las nuevas investigaciones exegéticas y teológicas, y así promover una vida entre  los fieles más genuina y más madura, se han dedicado, con infantil y roma ignorancia, a repetir doctrinas caducas y a hacer imposible la vida a los teólogos. Parece que el Papa Francisco dejaba entender todo lo que había ocurrido y no quería precipitarse. A sus espaldas, y para quien quisiera oír, resonaban las palabras del Vaticano II, magisterio de primera línea:

“Los teólogos podrán empeño en colaborar con los hombres versados en otras disciplinas; poniendo en común sus energías y sus puntos de vista y respetando el método  y exigencias propias de la ciencia teológica, deben buscar siempre el modo más adecuado para comunicar la doctrina con los hombres de su tiempo (GS, 62). “La cultura requiere constantemente una justa libertad para desarrollarse; exige respeto y goza de una específica inviolabilidad” GS, 57).

Creo que el Papa Francisco, si miramos a lo hecho y dicho hasta ahora, se mueve en este ambiente y actitud de respeto, de colaboración e integración. No ha sido ese, desgraciadamente, el clima posconciliar. Ciertamente no lo tiene fácil. Los 40 años de involución posconciliar han calado profundamente en la cristiandad, con una estrategia de nombramientos y contenidos doctrinales que, además de uniformes y con merma de la libertad y pluralidad, daba empuje a los movimientos más conservadores y desactivaban insistentemente el programa y espíritu renovador del Vaticano II.

El Papa Francisco recibe acumulados todos los temas y problemas y, aparte de su interior visión y fortaleza, va a necesitar de unos apoyos y recursos, de todas partes, para llevar a cabo las reformas paralizadas del Vaticano II y las que  últimamente le vienen más urgidas. No le servirán ni la ligereza ni la impaciencia, sí la clarividencia, la corresponsabilidad de todos, y la firmeza sentida en torno suyo. Las resistencias pertinaces a  nadie como a él le va a tocar verlas,  sufrirlas y resolverlas.

El Papa Francisco no quiere enseñar y gobernar solo. Nos lo ha demostrado. Cuenta con todos los que han visto que su proyecto es volver a Jesús,  recuperarlo y anunciar con gran fuerza su gran novedad para hoy y buscar entre todos soluciones, dando  la vuelta a esta sociedad neoliberal desigual y fratricida.

Yo espero que el Papa Francisco, con la libertad y coherencia que le caracterizan, sabrá abordar estos temas pendientes distinguiendo lo que es y pertenece al Evangelio y lo que es y pertenece al bagaje cultural de la humanidad.  Ambas cosas -Evangelio y Culturas- se han necesitado y relacionado siempre y en cada momento se han implicado para dar respuesta a la búsqueda y problemas del hombre. Hoy, sin desestimar la herencia del pasado, la cribamos y la enriquecemos con los nuevos conocimientos, que nos alumbran espacios o aspectos inéditos de la realidad.

2. El tema de la homosexualidad

“Cuando uno se encuentra con una persona gay, debe   distinguir entre el hecho de ser gay  del hecho de hacer  ‘lobby’, porque ningún lobby es bueno. Si una persona es gay y busca al Señor, y tiene buena voluntad, ¿quién soy yo para juzgarlo?” (Papa Francisco, a los periodistas en el avión que le trasladó de Río de Janeiro a Roma).

En  Occidente la homosexualidad  ha recibido una valoración muy variada. El doctor John Boswell en su libro “Las bodas de la semejanza” (640 páginas) documenta cómo en la Iglesia católica del siglo VI al XII existía como normal la celebración litúrgica de parejas homosexuales, según ritos y oraciones propias, presididas por un sacerdote. Es, a partir del siglo XIII, cuando la homosexualidad va revistiendo un carácter de vicio horrible (pecado nefandum = innombrable), tan horrible  que lo de innombrable no se aplica a otros hechos más graves: “Asesinato, matricidio, abuso de menores, incesto, canibalismo, genocidio e incluso deicidio son mencionables”. ¿Por qué este horror que convierte la homosexualidad en el peor de los pecados?

Es también muy común la opinión de que se elaboró una construcción bíblico-teológica moral justificatoria de  la gravedad de este pecado,  hoy demostrada como precientífica y opuesta al contexto y sentido de los textos bíblicos y que la dejan desprovista de este tipo de argumentos para condenarla.

Son de consenso generalizado las conclusiones científicas de que “ni desde la medicina, la psicología, la pedagogía, ni con medidas sociales o  legales, ha sido posible cambiar la orientación sexual, aunque intentos no han faltado” (Juan L. T. Herreros, Aproximación a la realidad homosexual” pp. 133-134). Los estudios más diversos confluyen en la tesis  de no poder calificar la homosexualidad como enfermedad, desviación psicopática o perversión sexual. La orientación homosexual no afecta  a la sanidad mental ni al recto comportamiento en el grupo social.

En razón de ello, la OMS ha suprimido la homosexualidad de la relación de enfermedades. Y el Consejo de Europa insta a los gobiernos a suprimir  cualquier tipo de discriminación en razón de la tendencia sexual.

Y, desde la perspectiva  teológica, es bien fundada la posición de quienes sostienen que la sexualidad humana no tiene como modelo natural exclusivo la heterosexualidad –ese es un presupuesto no probado– sino que se da también la homosexualidad  como una variante natural legítima, minoritaria.

3. El aborto en un Estado democrático y aconfesional

Defender el derecho a la vida no se identifica con la defensa del proceso embrionario desde su comienzo ni siquiera en pasos posteriores de  su ciclo intrauterino. Es una cuestión abierta, científicamente hablando, en el sentido de que unos ponen un ser humano constituido desde el comienzo y otros no lo ponen hasta las ocho semanas, justo cuando el embrión pasa a ser feto.

En este punto, puede haber un acuerdo racional, científico y ético prepolíticos, porque la puerta de que disponemos para entrar en esa “realidad” es común a todos, y no es otra que la de la  ciencia, la de la filosofía y la de la ética.

Puerta que vale también para los que se profesan creyentes. La fe, del tipo que sea, no sirve aquí para aclarar el problema del aborto. “No está en el ámbito del Magisterio de la Iglesia el resolver el problema del momento preciso después del cual nos encontramos frente a un ser humano en el pleno sentido de la palabra” (Bernhard Häring, autor de la famosa obra “La ley de Cristo”, y acaso el más reconocido moralista de la Iglesia católica).

“Todo individuo tiene derecho a la vida”, proclama la Declaración Universal de los Derechos Humanos (Art. 3). Y todo individuo tiene el deber de respetar ese derecho. Sin embargo, ¿se puede afirmar con seguridad que el proceso embrionario es desde el inicio  un individuo humano? Resulta, por tanto, crucial averiguar si el proceso del embrión admite establecer dentro de él un antes y un después, un antes en que no es individuo y un después en que lo es. Teoría discutida y discutible, no dogma.

De hecho, siempre existieron en la tradición cristiana teorías diferentes (teoría de la animación sucesiva defendida por Santo Tomás y teoría de la animación simultánea, defendida por San Alberto Magno) sobre el momento de constitución de la vida humana. Pero, la teología postridentina a la hora de resolver los problemas de la moral práctica ha partido siempre de la animación inmediata.

Las teorías más modernas afirman que el embrión no es propiamente individuo humano hasta después de algunas semanas.

Lo explica  el catedrático Diego Gracia:”La mentalidad clásica, que sobrevalora el genoma como esencia del ser vivo, de tal manera que todo lo demás sería mero despliegue de las virtualidades allí contenidas, es la responsable de que la investigación biológica se haya concentrado de modo casi obsesivo en la genética, y haya postergado de modo característico el estudio del desarrollo, es decir, la embriología. Este estado de cosas no ha venido a resolverlo más que la biología molecular. La biología molecular ha llevado a su máximo esplendor el desarrollo de la genética, en forma de genética molecular. Pero, a la vez, ha permitido comprender que el desarrollo de las moléculas vivas no depende sólo de los genes”. (Diego Gracia, Ética de los confines de la vida, III, p.106).

Se entiende por tanto que, desde este enfoque, el embrión requiera tiempo y espacio para la maduración de su sistema neuroendocrino y que no se halle constituido desde el primer momento como realidad sustantiva. Los genes no son una miniatura de persona. La información extragenética es tan importante como la información genética, es también constitutiva de la sustantividad humana y la constitución de esa sustantividad no se da antes de la organización (organogénesis) primaria e incluso secundaria del embrión, es decir, hasta la octava semana.

Quien siga esta teoría puede sostener razonablemente que la interrupción del embrión antes de la octava semana no puede ser considerada como atentado contra la vida humana, ni pueden considerarse abortivos aquellos métodos anticonceptivos que impiden el desarrollo embrionario antes de esa fecha. Esto es lo que, por lo menos, defienden no pocos científicos de primer orden (Diego Gracia, A. García-Bellido, Alonso Bedate, J. M. Genis-Gálvez, etc.).

La teoría expuesta modifica notablemente muchos puntos de vista y establece un punto de partida común para entendemos, para orientar la conciencia de los ciudadanos, para fijar el momento del derecho a la vida del prenacido y para legislar con un mínimo de inteligencia, consenso y obligatoriedad para todos ante el conflicto de situaciones concretas.

Y en un Estado democrático, ninguna instancia civil o religiosa puede atribuirse el poder legislativo, como si dimanase de sí misma al margen de la realidad personal de los ciudadanos. La ética debe  determinarse en cada tiempo mediando la racional y responsable participación de los ciudadanos, pues la razón con todo el abanico de sus recursos investigativos es la que, por tratarse de la dignidad humana y de sus derechos, nos habilita para llegar a ellos, explorarlos, entenderlos, valorarlos y acordarlos democráticamente.

4. El tema de la ordenación sacerdotal de la mujer

Creo que aún no hemos hecho una teología profunda de la mujer en la Iglesia. En cuanto a la ordenación de las mujeres la Iglesia ha hablado y dice no. Lo ha dicho Juan Pablo II, pero con una formulación definitiva. Esa puerta está cerrada. Pero quiero decirles algo: la mujer en la Iglesia es más importante que los obispos y los curas. ¿Cómo? Esto es lo que debemos tratar  de explicar mejor. Creo que falta una explicación teológica sobre esto”. (En el encuentro con los periodistas en el avión).

¡Esa es una puerta cerrada! Ciertamente lo es desde hace más de 20 siglos y lo sigue siendo. Pero, en el hoy del siglo XXI, es momento de preguntarse por qué está cerrada y si hay motivos para que siga cerrada.

Todos entendemos que haya podido ser así por razones de una situación histórico-cultural muy distinta a la nuestra. Situación que ha perdurado hasta hoy, pero no porque fuera una tradición “divino-apostólica” sino por ser una praxis introducida desde el principio por motivos hoy bien conocidos, pero que en modo alguno permitan elevar esta praxis a categoría divina y deducir  que la no ordenación de la mujer  “forma parte de la constitución divina de la Iglesia”.

En su Carta Apostólica el Papa Juan Pablo II (30 de mayo de 1994), tuvo, es cierto, la voluntad de zanjar  definitivamente la cuestión entre los fieles de la Iglesia católica. Pero, de inmediato, muchos comentaristas católicos le replicaron que esta es una cuestión abierta, una doctrina ajena a la Escritura y una verdad no revelada. Por todo ello, no ha podido ser propuesta como una verdad de fe, ni definida como una verdad de magisterio  infalible o ex cáthedra.

Los argumentos aducidos por la Carta son más  que débiles: el hecho de que Jesús  eligiera entonces  únicamente a varones no quiere decir que lo hiciera exclusivamente y para siempre. Esa exclusión a perpetuidad no va incluida en la acción de Jesús. Muchos teólogos y teólogas han probado que no existen objeciones dogmáticas para la admisión de la mujer a la ordenación sacerdotal. Y los obispos alemanes advirtieron al Papa de la “no oportunidad” de la publicación de esa Carta.

Como muy bien ha escrito el teólogo Domiciano Fernández, “en la Iglesia católica se ha decidido desde arriba, entre las Congregaciones romanas y el Papa. Con los documentos pontificios por delante, se ha limitado la libertad de reflexión y de expresión de las Iglesias locales y de los teólogos” (Ministerios de la mujer en la Iglesia, Nueva Utopía, 2002, pág. 235).

Cito como conclusión unas palabras de este teólogo, que murió sin que le dejaran publicar su libro: “Comencé a estudiar la cuestión de la Sagrada Escritura y en la tradición de la Iglesia, valiéndome de las monografías y amplios estudios  que han hecho otros autores  sobre estos temas y confrontando las fuentes siempre que me fue posible. Pronto me convencí de que no existía una dificultad dogmática seria que impida la ordenación sacerdotal de la mujer. No existen argumentos serios  sacados  de la Sagrada Escritura, donde no se plantea esta cuestión. Los argumentos teológicos deducidos de que el sacerdote representa a Cristo varón  y el de alianza nupcial entre Cristo y su Iglesia  (de los que me ocupo  en el capítulo VII) no me parecen convincentes.  Los argumentos  que con tanta frecuencia han dado los Santos Padres y los teólogos, fundados en la inferioridad, en la incapacidad  y en la impureza de la mujer, son inadmisibles y nos debieran llenar de vergüenza y sonrojo a los cristianos” (Idem, pp. 11 y 12).

“Muchos años de estudio no han podido  convencer ni a los teólogos ni a los biblistas de que sea expresa voluntad de Cristo excluir a las mujeres del ministerio ordenado. Los ministerios los ha creado la Iglesia según las necesidades de los tiempos y según la cultura de la época. Han cambiado y siguen cambiando”.  (Idem, pp. 271-272).

5. El tema de los divorciados en la Iglesia

La misericordia es más grande para el caso de los divorciados. El cambio de época, unido a otros problemas de la Iglesia, ha dejado muchos heridos. Si el Señor no se cansa de perdonar, nosotros no tenemos más elección que ésta. Y la Iglesia es madre, debe encontrar misericordia para todos. Los divorciados sí pueden hacer la comunión, esto hay que mirarlo en la totalidad de la pastoral matrimonial. Será uno de los temas  a consultar con los ocho cardenales. Es además un tema antropológico y también lo es el problema judicial de la nulidad de los matrimonios. Todo esto habremos de revisarlo”. (En el encuentro con los periodistas en el avión).

Viejo tema éste que debiera haber recibido ya solución, de haber atendido las enseñanzas de Jesús. Él propone el proyecto del matrimonio indisoluble, como un  proyecto ideal, una meta a conseguir, la mejor. Pero, sin perder de vista la condición humana que, por su debilidad e incorregibilidad, puede en ocasiones hacer imposible el logro de ese ideal.

En tal caso, no se puede seguir afirmando que  la indisolubilidad es una norma siempre inderogable. La situación de millares y millares de católicos, divorciados y recasados civilmente, es un grito contra ciertas normas que los condena a vivir fuera de la Iglesia. La Iglesia no puede limitarse a dar una solución excepcional para seres excepcionales.

“Todo católico tiene el derecho y la necesidad de recibir la Sagrada Comunión. Todos tienen necesidad de participar  activamente en la celebración eucarística, el acto central  de la Iglesia católica y a la vez el signo de unidad con Cristo.  Tienen derecho a ser recibido  con los brazos abiertos  y sinceras muestras de bienvenida, en el seno de la comunidad católica y a tomar parte activa plenamente en las tarea s de la comunidad” (S. Keller, ¿Divorcio y nuevo matrimonio entre católicos?, Sal Terrae, Santander, 1976, 7-8).

En el año 1980, nueve teólogos españoles (José Alonso Díaz, José María Díez Alegría, Casiano Floristán, José I. González Faus, Gregorio Ruiz, Fernando Urbina, Rufino Velasco, Marciano Vidal y quien esto suscribe)  hicieron público el documento Preguntas de unos teólogos a sus obispos, con ocasión de la  publicación de su  Instrucción civil sobre el divorcio.  Dichos  teólogos destacábamos que los obispos:

  • No habían tenido en cuenta el sentir real  de su comunidad católica.
  • Se habían preocupado  únicamente  del divorcio como si se tratara de una ley meramente civil y política.
  • Habían dado a entender que para los católicos no hay ninguna posibilidad de divorcio y ésta era doctrina que debía permanecer inmutable.

Y añadían:

“Por supuesto que nosotros no ponemos en duda la doctrina de la Iglesia sobre la indisolubilidad del matrimonio  tal como aparece en la revelación de Jesús. Pero esta doctrina de Jesús debe proponerse  como un ideal y una meta hacia la que debe aproximarse toda pareja, sin excluir riesgos, equivocaciones y fracasos y no como una ley absoluta.  ¿Vds. creen personalmente, cada uno, que la actual disciplina de la Iglesia  sobre este punto es la propia del Evangelio, la que responde a la vida y enseñanza de Jesús? ¿No les parece que la Iglesia debería enfrentarse ahí, radicalmente consigo misma”? Tenemos que mirar a lo que pasa en nuestra propia Iglesia, con la realidad de tantos matrimonios fracasados, acaso sin esperanza de recuperación, y por eso ya prácticamente divorciados, pero canónicamente condenados”.

(*) Benjamín Forcano es sacerdote y teólogo claretiano.
Artículos anteriores de Benjamín Forcano sobre el viaje del Papa a Brasil:
El Papa Francisco, portador de una vieja y moderna novedad.
El Papa Francisco y la dignidad de todas las criaturas.

14 comentarios

  • Xosé Gundín

    En comentarios anteriores intenté debilitar la posición que sostiene que somos humanos despues de la aparición de los sistemas nervioso y endocrino, que el post admite como posiblemente cierta. Vamos a ver si consigo reflejar que esa posición no es solo dudosa, sino que no es cierta. Sin toneladas de ciencia biológica, que no tengo, solo con algunos hechos.
     
    Nuestra estancia en el vientre de la madre es un tiempo de maduración de la semilla fecundada.
    Allí dentro pasamos por varias etapas: cigotos humanos, embriones humanos, fetos humanos. Despues nos echan a la luz y pasamos a ser personas humanas.
     
    Tods esas etapas son un continuo bajo distintas formas y hacia un único destino: la luz. ¿Acaso no expresan su continuidad con la de la palabra humanos?: cigoto-embrión-feto-persona— humanos.
    Yo no veo donde puede estar la duda de que somos humanos en todo momento  despues de la fecundación. En consecuencia veo arbitraria su atribución basándonos en un antes de… y un despues de…En comentario anterior ya dije que el inicio de la formación de los sistemas nervioso y endocrino lo veo como el comienzo de la autonomía del individuo, no como el comienzo de la humanidad del individuo.
     
    Podría no obstante ser que fuesemos humanos, pero no individuos; que no estuviesemos individuados (individuo: ser completo y separado de una especie o género). A mi entender si lo somos, individuos.
    Yo no se exactamente desde cuando, e.d: no se si tenemos un tiempo de ambigüedad, y al no saber eso me pongo en la posición prudente y me digo que desde el principio seremos individuos. Si así no fuese, si tuviesemos un tiempo de ambigüedad entre ser y no ser individuos, que la ciencia lo demuestre. Fehacientemente, p.f; no opiniones y suposiciones, pq entonces hay que seguir en la posición prudente.
    En cualquier caso el tiempo de ambigüedad sería muy corto. Recuerdese que con la preimplantación ya se pueden encargar los niños al gusto del cliente: sexo, estatura, color de pelo, color de ojos, etc…antes de implantarlos en el útero. ¿No es eso una individuación?.
     
    A partir del momento en que somos individuos y humanos habrá que tratarnos como tales, ¿no?.
     
    Ya se sabe que hay situaciones de necesidad en las que se establece un conflicto antagónico emtre madre e hijo en su vientre. En la vida hay conflictos, que habrá que resolver como tales

  • Xosé Gundín

    En el siguiente vínculo se pueden ver las acepciones más comunes de la palabra persona http://es.wikipedia.org/wiki/Persona. Ahí veremos que:
    * persona expresa un concepto cultural, no un hecho natural, y que
    * somos personas despues del nacimiento, no antes. Es el nacimiento el que nos otorga la personalidad, o sea la clasificación de personas. Pq ese calificativo –persona- es una clasificación social, no una cualidad natural en los individuos humanos.
     
    Con la personalidad van anexos ciertos derechos -reconocimientos sociales- que como tales, como derechos, son exigibles.
     
    Creo yo.
     
    Tal vez pueda darsele otros significados, en ese caso habrá que especificarlos para poder entenderse.


  • Hola Oscar:

    “Todos los seres humanos nacen libres e iguales en
    dignidad y derechos y, dotados como están de
    razón y conciencia, deben comportarse fraternal-
    mente los unos con los otros.” Declaración Internacional de los Derechos Humanos.

    En varios Estados Federales de los EEUU de América del Norte la ultra derecha religiosa (incluyendo algunos obispos “Católicos Romanos”) ha hecho fuerzas intentando introducir por votación en la ley estatal el concepto de “Personhood”, i.e. como dice la Conferencia Espiscopal de la RCC : “desde el momento de la concepción la persona humana está presente”. Esto conceprto nunca ha sido aceptado en votación por la gente.

    Yo me he dado cuento que en el país de Canadá, el gobierno especificamente se declara “NO responsable” por los derechos humanos de una persona antes de su nacimiento. Esto es para protejerse contra responsabilidad civil por accidentes que pueden sufrir durante los 9 meses de gestación del embarazo, e.g. muerte del feto por la caída de la madre por neglecencia estatal por no limpiar el hielo y nieve de los andenes.

    Supongo que hay más variaciones cuando un estado acepta la ingerencia religiosa como normal en su “manejo del bien común”. Entiendo que nuestro amigo Rodrigo Olvera es el campeón en todo ese campo de derechos humanos. Talvez él nos aclara algo con datos más segurosl

    Mientras tanto seguimos andando con Oscar,

    Justiniano de Managua

  • oscar varela

    Hola!

    Leo de Justiniano:

    – “Casi universalmente el derecho es reconocido legalmente solamente después del nacimiento.”-

    Me interesó mucho saber que esa es la opinión reinante.

    ¿Puedes, Justiniano, aportarme datos sobre ese “universalmente”?

    He pensado poco en el Asunto, pero me inclinaría por esa opinión.

    Me parece que lo que se discute es el “cuándo” se daría el individuo “orgánico-biológico“.

    Yo más bien pienso en “cuándo” se daría el individuo “orgánico-biográfico” (persona). Y esta perspectiva me inclina hacia algo sencillito y claro:
    * cuando se corta el cordón umbilical
    * cuando “se da a luz”.

    Tal vez ¿no?

    ¡Voy todavía! – Oscar.


  • Xosé,

    Tenés toda razón. A mis 85,6 años de edad, admito que tengo poco interés en preocuparme sobre una conclusión científica que personalmente dudo que se encuentra dentro la competencia de la ciencia conocida hoy. Durante mis 25 años funcionando como sacerdote entre los campesinos y gente originaria de la Costa Carribeña de Nicaragua todo el enfoque había sido hacia la parte moral, tocando la conciencia de cada persona. Hoy aúnque con 33 años de matrimonio y vida familiar, todavía mantengo el mismo modo mental de sesgar la materia cuando estoy hablando o escribiendo.

    Así pues Xosé, hasta aquí no más podemos llegar juntos.

    Paz y Bien,

    Justiniano de Managua

  • Xosé Gundín

    Justiniano: en mis comentarios anteriores traté de centrarme exclusivamente en el asunto central del post: cuando comenzamos a ser individuos y humanos.
    Tu derivas hacia otras facetas : presentas casos de necesidad: antagonismo entre las vidas de madre y feto y de abuso de la infancia.
    La gente no puede entenderse hablando de cosas distintas. Para llegar a alguna forma de entendimiento, incluso para entender la discrepancia, hará falta hablar de lo mismo. Para hablar de lo mismo uno, o los dos, tiene que acercarse.
     
    Me acerco a lo que tu dices.
     
    Las situaciones en que la vida de uno pone en peligro la vida del otro.
    Es un asunto clásico y se conoce la solución general: para empezar se debe intentar salvar la vida de los dos y si esto fuese imposible hay que intentar salvar a uno.
    Parecer médico tan competente como posible será conveniente para tomar decisiones.
    El caso puede tener muchas variantes. La última de la que aquí se habló fue el de la joven (salvadoreña, creo recordar) cuya vida estaba amenazada por su preñez de un feto anencefálico. Para tomar la decisión había dificultades legales; morales, supongo que no.
    Cualquiera sean las variantes la necesidad obliga a tomar una decisión, salvando todo lo que se pueda.
     
    Los casos de niñas embarazadas por sus padres.
    Prefiero no opinar ahora. El asunto me confunde y desconfio que la única solución que veo clara sirviera para algo.
     
     


  • Xosé, escribes:
    “Si se responde  que tal vez si, tal vez no, se debe aplicar la precaución, el beneficio de la duda a favor del potencial reo. Y no al revés.”

    Entiendo tu punto de vista Xosé, pero, en la práctica, uno no piensa dos veces cuando “el potencial reo” es solamente “probablemente una persona humana” que ahora está en “un probable conflicto de derecho” con una “sin duda persona humana” como es en el caso de los derechos ciertos de una niña de 10 años embarazada por un abusivo malvado; o en el caso de los derechos ciertos de una madre con varios niños chicos, marido y hogar. Casi universalmente el derecho es reconocido legalmente solamente después del nacimiento.

    Justiniano de Managua

  • Xosé Gundín

    A los nuevos enfoques que presentas en tu último comentario trataré de responder en otro próximo mio, Justiniano.
    Ahora sigo con mi hilo a propósito del momento en que dicen que comenzamos a ser individuos y humanos, para acabarlo.
     
    El post determina el que sería momento constituyente de nuestra humanidad: la constitución de la sustantividad humana… no se da antesde la organización primaria e incluso secundaria del embrión, es decir, hasta la octava semana. Que, si yo entendí bien, coincidirá con la aparición de los sistemas nervioso y endocrino.
    ¡Afirma, si, pero no muestra pq ese, y no otro u otros es el momento constituyente!.
     
    Que yo sepa -se poco- 1) el sistema endocrino sirve para gobernar químicamente el buen funcionamiento de nuestro cuerpo y 2) el s. nervioso servirá para coordinar nuestras acciones y gobernar eléctrica y químicamente la relación de nuestro cuerpo con el exterior.
    Me parece que lo que ambas capacidades determinan es nuestra autonomía. Que yo entienda, no determinan más. De forma que durante nuestra maduración en la etapa fetal la formación de ambos sistemas nos hará avanzar en nuestra capacidad de ser autónomos hasta que llegue el momento de poder salir a la luz.
    Durante la etapa embrional como plenamente dependientes que somos de la madre, usaremos sus sitemas; que seguiremos usando durante la etapa fetal.
    Y aún durante la vida adulta, más durante la vejez, cuando glándulas y órganos malfuncionan tomamos prestado de la medicina y la industria los suplementos de nuestro defectuoso cuerpo: sómos dependientes de otros. Sin por eso dejar de ser humanos e individuos.
    Entiendo, pues, que la aparición del los ss. nervioso y endocrino determina el momento constituyente de nuestra autonomía con respecto a la madre. No veo que determine nada más; no desde luego  nuestros caracteres de humanos e individuos.
     
    El post se limita a decirnos que los genes no son una miniatura de persona. Pero no necesitamos esa definición negativa -parece un exabrupto- pq sabemos positivamente lo que son los genes.  (http://es.wikipedia.org/wiki/Gen).
    Y si afirmamos, como el post, que la información extragenética es tan importante como la información genética, podemos invertir la afirmación, luego el razonamiento, diciendo que la información genética es tan importante como la extragenética. Cosas sabidas, por cierto, como sabido es que el humano resultante -soma y psique-  será resultado de ambas informaciones en síntesis, no en tesis y antítesis separadas y peleandose.
     
    Se pregunta el post: Sin embargo, ¿se puede afirmar con seguridad que el proceso embrionario es desde el inicio un individuo humano?.
    ¡Oiga!. Para ser justo debe tambien invertir la pregunta: ¿se puede afirmar con seguridad que el proceso embrionario no es con seguridad un individuo humano?.
     
    Si se responde categoricamente que no lo es hay que demostrarlo, no basta con afirmar. Igualmente de responder que si lo es.
     
    Si se responde  que tal vez si, tal vez no, se debe aplicar la precaución, el beneficio de la duda a favor del potencial reo. Y no al revés.

  • Xosé Gundín

    Sigo, para acabar, con mi hilo acerca del momento en que comenzamos a ser individus y humanos.
    Sobre los nuevos enfoques que aparecen en tu último comentario procuraré responder rn un próximo mio, Justiniano.


  • Xosé, me escribes :
    “No veo, Justiniano, cómo tu amable exposición nos ayudaría a darle respuesta. Despues de leerla quedo sin saber en cuál de los momentos del proceso que expones el embrión pasaría a ser humano.”

    Excelente la conclusión que sacas, Xosé. Tu no sabes. Yo tampoco sé. Forcano tampoco sabe. “La Iglesia” tampóco sabe. La gente científica de la bioética tampoco saben. Decimos: “Sabe Dios” pero parece que hasta el momento NO lo ha revelado. Esto es precisamente mi punto.

    “Los pelos se paran” cuando se encuentra con un obvio conflicto de derechos. Personas humanas son sujetos de derechos. Una madre es “por cierto” una persona humana y obviamente tiene el derecho a su vida. El zygote obviamente NO es una persona humana con una alma humana. El embrión (fruto de 2 zygotes que se juntan en la concepción) según la bioética no posee suficiente sustantividad para soportar lo que es una persona humana hasta entre las 8 y 12 semanas de su existencia. La vida humana del embrión tiene que ser respetada, pero pobablemente hasta su 12-14 semanas de existencia esa “vida biológica” (concepto del filósofo Antonio González) llega a ser una PERSONA HUMANA, y por ende un sujeto de derechos.

    De estas premisas, sentado en el confesionario, uno tiene que sacar conclusiones para resolver tantos conflictos peliagudos: la vida de la “cierta persona humana madre” contra la vida del “solamente probable persona humana embrión” que con seguridad está causando la muerte de la madre; los casos de embarazos causados por una violación, estupro, etc. etc. etc. niñas embarazadas a sus 10 años por sus propios papás, tíos, hermanos, etc. etc.

    Es en la cruda vida real donde “las opiniones probables” son útiles para aconsejar conciencias dudosas. Y por eso, humildemente yo lo considero trágico, pecaminoso y hasta criminal por parte de la Conferencia Episcopal de la Iglesia Católica Romana de los EE.UU. del Norte, insistir en imponer la meramente probable opinión que “desde el momento de concepción existe la persona humana con todos sus derechos humanos”.

    Paz y Bién, Xosé,

    Justiniano de Managua

     

  • Xosé Gundín

    (Sigo)
     
    ¿Cuándo comenzamos a ser individuos humanos?. Creo que esta es la pregunta central del post de Forcano. Yo mejor diría: ¿cuándo comenzamos a ser humanos e individuos?.
     
    No veo, Justiniano, cómo tu amable exposición nos ayudaría a darle respuesta. Despues de leerla quedo sin saber en cuál de los momentos del proceso que expones el embrión pasaría a ser humano.
     
    Trataré de responder a mi ignorante manera.
    Humanos lo somos siempre, desde el primer momento. No podemos ser otra cosa. Aunque no fuesemos más que un pólipo parásito en el cuerpo de la madre, sin entidad ni destino (!) propios, no dejaríamos de ser humanos, por formar parte de un ser humano. No hay forma de evitarlo.
    Es claro: si no fuesemos más que un pólipo parásito en el cuerpo de la madre podríamos ser extirpados quirúrgica o químicamente sin reparos filosóficos, éticos ni legales.
     
    Yo entiendo que el científico traido al cuento por Forcano ve la frontera donde los sistemas nervioso y endocrino se forman.
     
    El sistema nervioso tiene la función de lograr  mediante pulsos eléctricos una oportuna y eficaz interacción con el medioambiente cambiante (http://es.wikipedia.org/wiki/Sistema_nervioso)
    Pero esto no quiere decir que antes -¡hablamos de un antes y un despues de…!-  de la formación del sistema nervioso el pequeño pólipo no interactuase con el medioambiente. Lo hace y, si no se malogra, o lo malogran, alcanzará su y único objetivo. La diferencia estará en la oportunidad, eficacia, complejidad y rapidez de la respuesta.
     
    El sistema endocrino es el conjunto de glandulas y tejidos del cuerpo que por medio de impulsos químicos regulan algunas de la funciones del cuerpo (http://es.wikipedia.org/wiki/Sistema_endocrino).
    Como en el sistema nervioso, digo que durante sus primeros tiempos el pequeño pólipo aún sin s. endocrino no deja de encaminarse hacia su objetivo. Su camino no estará dirigido por su propio aparato hormonal, pero sin duda que está dirigido por algo. El qué nos lo dirán biólogos y médicos que saben deso.
     
    Seguiré más tarde.


  • Interesante tu visión, Xosé Gundín, pero creo que bien nos valdría tomar muy en cuenta la historia científica sobre la material.

    El Padre Bernardo Harring (dfto. julio 1998) – aceptado en la Iglesia Católica Romana como el “Principe de moralistas” – reconoció que “La Iglesia nunca ha declarado “el cúando” de la presencia de una persona humana en el proceso de desarrollo después de fertilización, -como ahora hace referencia Benjamín Forcano – sencillamente por que NO está dentro de la competencia de la Iglesia. Toda la historia larga sobre nuestro conocimiento de “la concepción sexual” refleja su constatación.

    Tomemos nota:

    Aprox. 24 a 30 horas después de la fertilización, el cigoto comienza a dividirse por mitosis para convertirse en un embrión y comienza su viaje hacia la pared del útero.

    Implantación representa un obstáculo importante para el desarrollo del embrión. Se calcula que hasta la mitad de todos los embriones NO llegan a implantarse con éxito y mueren – a menudo sin darse cuenta de que la madre está embarazada. Muchos de estos embriones se cree que tienen anormalidades genéticas graves incompatibles con la supervivencia. (traducción por Justiniano)
    Cunningham FG, Gant NF, Leveno KJ, Gilstrap LC, Hauth JC, Wenstrom KD, editors. 2001. Williams Obstetrics. 21st ed. New York: McGraw-Hill.

    Es interesante acordarnos de la historia del conocimiento humano sobre la generación sexual: Todo el mundo aun los sabios, incluyendo Jesús y María, los apóstoles, papas, etc. etc. hasta por los años1800 creían que solamente el macho pasaba la vida de generación a generación.

    Aproximadamente en la misma época en que Darwin estaba escribiendo “El origen de las especies”, el monje austríaco, Gregor Mendel, iniciaba una serie de experimentos que llevaría a una nueva comprensión del mecanismo de la herencia. Mendel que había nacido en una familia de campesinos, en 1822, entró a un monasterio en Brün (actualmente Brno, Checoslovaquia), donde pudo recibir educación. Asistió a la Universidad de Viena durante dos años, realizando estudios en matemáticas y ciencias. Luego de fracasar en los exámenes para el certificado de docencia al que aspiraba, se retiró al monasterio, del que finalmente llegó a ser abad. El trabajo de Mendel, llevado a cabo en un tranquilo jardín del monasterio e ignorado hasta después de su muerte, marca el comienzo de la genética moderna.

    Es importante la fecha de 1827 cuando el científico Estonio Karl Ernst von Baer “El Padre de la Embriología” trabajando con perros, fue capaz de demostrar la presencia de un óvulo femenino que es el 50/50 contraparte del esperma masculina en el proceso de reproducción sexual de una nueva vida. esto fue realmente la “revolución copernicana” en la ciencia sobre la reproducción humana. Anteriormente se aceptaba universalmente que la vida pasó de “macho a macho” con la actuación femenina solamente como una “incubadora” natural pero indispensable durante los meses antes del nacimiento.

    Los espermatozoides fueron identificados ya en el siglo 17. Karl Ernst von Baer fue acreditado con el descubrimiento del óvulo femenino en 1827. Sin embargo, aúnque los “jugadores” se conocían, nadie sabía exactamente cómo el esperma y el óvulo interactúaban entre sí para producir nueva vida. No fue sino hasta 1875 que “el proceso de la concepción” fue documentado por Oscar Hertwig quien trabajando con erizos de mar, demostró “el cómo de la concepción” que se produce cuando la cabeza del espermatozoide fusiona con con el material genético de la hembra en el interior del huevo.

    Justiniano de Managua

  • Xosé Gundín

    Al punto 3º. El aborto en un Estado…
     
    Dice Forcano: “Defender el derecho a la vida…es una cuestión abierta…unos ponen un ser humano constituido desde el comienzo y otros no lo ponen hasta las ocho semanas…”.
    De acuerdo: es una cuestión abierta, donde al parecer la última frontera se encuentra en la octava semana.
    Entiendo que debemos tener interés en cerrar la cuestión, e.d: en discriminar -si pudiesemos- de que lado está la razón:  del lado de los unos, de los otros, o de ninguno.
     
    Puse la palabra constituido en negrita para manifestarme en contra de la absurda comparación: los seres humanos nunca estamos acabados de constituir. Nos pasamos la vida constituyéndonos (y morimos sin acabar el trabajo). Asi que no tiene objeto la comparación entre un ser humano terminado de constituir y otro por terminar, pq el primero no existe nunca y en ningún lugar y el segundo siempre y en todas partes donde se encuestren humanos.
    Pero del resto de lo dicho por Forcano (echando él mano de otros autores) entiendo que constituido quiere decir en posesión de su ADN y, además, de los sistemas nervioso y endocrino. Con esos tres sistema en presencia -en acto- el ser estaría ya constituido y debería considerarse ya humano. Antes, no; o…no es seguro que si, pq veamos, como dice Forcano …Resulta..crucial averiguar si el proceso del embrión admite establecer dentro de él un antes (en que no es individuo) y un despues (en que lo es). Teoría discutida y discutible. Hasta aquí, ¡bravo!.
     
    Para comenzar a desbrozar quiero decir que ante da duda del “puede que si, puede que no” es un deber tomar precauciones para evitar producir situaciones fatales e irreversibles. Esto por lo menos.
     
    Despues de dar un paseo por Tomas de Aquino, Alberto Magno y Trento (finalmente es teólogo, ¿n0?), Forcano viene a la ciencia y para aclarar la incógnita ¿si o no? echa mano del catedrátido Diego Gracia que nos enseña que “…la biología molecular….ha permitido comprender que el desarrollo de las moléculas vivas no depende solo de los genes”.
    Pero, vamos a ver, que yo me aclare, ¿alguien había dicho que el desarrollo de las moléculas vivas dependía solo de los genes?. ¿Acaso no sabíamos todos -incluso los legos como yo- que la formación de un individuo  es resultado de una interacción entre el plan previsto en su ADN, la influencia de los vecinos y los materiales que aprovecha del entorno?. Un parásito -nosotros lo somos- no es autosuficiente por definición. Y esto a lo largo de toda nuestra vida, no solo durante las primeras ocho semanas.
     
    Los que defienden esta frontera de las ocho semanas vienen a decir, según entiendo, que el individuo no es humano hasta que estén presentes en acto los sistemas nervioso y endocrino. Pero están presentes en potencia, ¿o no?.
    ¿Y donde están presentes en potencia?. pues en los materiales del entorno del embrión y en el plan de trabajo de su ADN. Desde el primer momento, ¿o no?.
    Si los movimientos determinados por esa interacción entre materiales y ADN fuesen erráticos y su resultado aleatorio podríamos en efecto decir que hasta las ocho semanas  -o el plazo pertinente que fuese- no sabríamos si el individuo resultará humano o no. Pero ni los movimientos son erráticos ni su resultado aleatorio, sino -salvo errores- prefijado y gobernado en una y solo una dirección: humano.
    Luego…cualquiera puede sacar las conclusiones.

  • oscar varela

    Hola!
     
    A todos esos temitas (cuando entran a estar referenciados a y desde una perspectiva religioso-eclesial), parece ocurrirles una distorción que provoca un mareo cervical de tanto girar el cogote mirando un p’atrás, donde estarían las verdaderas soluciones (si “reveladas”: peor).
     
    Porque la religión es algo que “nos ha pasado”y que ya no nos puede volver a pasar “seriamente”.
     
    ¡Vamos todavía tratando de mirar más p’alante! – Oscar.