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‘Pacem in terris’: hace cincuenta años

Juan-Masia

Cuando se publicó esta encíclica Franco la interpretó como un ataque a su régimen desde el complot masónico liberal instalado en el Vaticano. Sería interesante leer, tras el artículo de Juan Masía, el texto completo de la encíclica y ver cómo suena hoy. Buena tarea para 1º de Mayo. [Nota de ATRIO]

El 11 de abril se ha cumplido medio siglo del aldabonazo a las conciencias dado por la encíclica Pacem in terris del Papa Juan XXIII.

Pedía el Papa Juan, el Bueno, la paz entre todos los pueblos, fundada en la verdad, la justicia, el amor y la libertad. La carta, dirigida por el Papa a todos los hombres y mujeres de buena voluntad, hacía suyo el lenguaje de los derechos humanos, aunándolo con el mensaje evangélico de filiación divina y hermandad e igualdad universal de la humanidad. Subrayaba que la paz se logra con justicia, amor, libertad y solidaridad; se frustra con los rearmes y la difusión engañadora de odios y divisiones. Se adelantaba unas décadas a urgir la necesidad de conjugar el respeto a la persona y las exigencias del bien común en una era de globalización de la cuestión social.

En la España de aquellas fechas todavía no había llegado la transición democrática. Hubo sacerdotes llamados a rendir cuentas en comisaría policial por haber predicado en sus misas el contenido de la encíclica. Reconocía más tarde en sus Memorias el ex-ministro López Rodó, que las Leyes fundamentales del país necesitaban revisarse para estar de acuerdo con las directrices de Pacem in terris sobre derechos humanos.

Juan XXIII, que había mediado el año anterior para impedir que la crisis de los misiles soviéticos en Cuba desencadenase un conflicto nuclear a escala mundial, recibió en audiencia a la hija y el yerno de Kruschev. Pero el entorno de la Curia no veía con buenos ojos esta apertura de Juan al diálogo y el periódico oficial vaticano silenció el encuentro. La mayoría de obispos españoles participantes entonces en el Concilio, representaban la postura del nacionalcatolicismo y no estaban de acuerdo con el documento sobre la libertad religiosa, que recogía y ampliaba el énfasis de la Pacem in terris en la defensa de la dignidad humana.

Frente a quienes insistían en el eslogan de que “el error no tiene derechos”, la encíclica corregía: hay que distinguir entre el error y la persona. El que esté equivocada no la priva de su dignidad como persona, que exige ser respetada siempre. Esto vale tanto para quienes defienden posturas que juzgamos equivocadas, como para quienes no comparten nuestras creencias religiosas. La Declaración sobre la libertad religiosa y la Constitución sobre la Iglesia en el mundo de hoy, del Concilio Vaticano II, consagraron esta actitud humana y cristiana, pilar de la convivencia democrática.

Reunido con el Papa Francisco el pasado 8 de abril, para intercambiar opiniones en relación con el conflicto en la península de Corea, Ban Ki-moon pedía al Pontífice actual un liderazgo moral en pro de la paz mundial. El Papa Francisco, que el día de Pascua había pedido la paz orando por la solución pacífica en Corea, Siria y otras áreas conflictivas, se unía a los esfuerzos del Secretario General de Naciones Unidas, para promover la reconciliación entre los pueblos.

Pero la historia se repite y cuesta superar la tentación pesimista cuando repasamos la memoria de los llamamientos a la paz lamentablemente frustrados. En los días de la primera guerra mundial, el Papa Benedicto XV, que apelaba a los dirigentes políticos de para resolver diplomáticamente el conflicto, era criticado por franceses y alemanes, acusado por ambas partes de ponerse a favor del contrincante. Pablo VI, en su visita a Naciones Unidas en 1965, pedía encarecidamente: “Nunca jamás, nunca jamás guerra”; pero su grito no hacía impacto en el Presidente Johnson para el cese de los crueles bombardeos sobre población civil en Vietnam. En 1991 el presidente Bush (padre) hacía oidos sordos al no a la guerra de Juan Pablo II, como también Bush (hijo) se negó a escucharlo cuando el trío de las Azores planeaba la intervención preventiva injusta en Irak.

Ni la capacidad de persuasión de un líder político o el peso moral de un dirigente religioso son suficientes para frenar la que Juan XXIII llamaba “locura irracional de la guerra” (Pacem in terris, n.127), si no se levanta desde abajo la ciudadanía concientizada para unirse por encima de las diferencias y derribar, como en Berlín en 1989, las barreras que nunca deberían haberse construído. Hoy Gaza o Seoul son solamente muros emblemáticos entre los muchos que quedan por desmantelar para alcanzar un mundo sin fronteras.

11 comentarios

  • roman diaz ayala

    Pueden haber transcurrido cincuenta años, cuando en nuestra juventud leíamos  y comentábamos párrafos enteros de la Pacem in terris.
    No es obsoleta, está plenamente vigente en este siglo XXI, y añado más: Permanece inédita en muchos de sus  contenidos.
    No fué un llamamiento angustioso a la paz, ni una luz de esperanza de que toda paz es posible, sino el convencimiento pleno y libremente expresado de que estábamos construyendo esa paz.
    Fué el testamento de un papa que se sabía cercano a la muerte, para reconducir el Concilio, por los caminos ya propuestos
    Una película sobre Juan XXIII, recoge los hechos ocurridos a propósito de los 600 niños judíos en poder de los alemanes en puerto y los esfuerzos del Nuncio Roncalli, de sacarlos con los salvoconductos de la Santa Sede. La conversación con el embajador alemán fué decisiva: “A nosotros nos asiste el poder y el derecho, y Usted no es más que un clérigo”
    “Pero, este humilde clérigo, sólo tiene la compasión” (<epiqueya>)
    Resulta curioso que el apreciado Oscar Valera, buscador  insaciable de palabras para construir/deconstruir conceptos haya rescatado el vocablo “epiqueya” del argot jurídico en otro spot. Ignoraba que el concepto hubiese saltado de la filosofía medieval, una vez que la Escolástica recuperase a Aristóteles, recién descubierto entonces, habiendo ido a parar a la jurisprudencia.
    Lo que no sé es si permanece tan sólo en la filosofía del Derecho, o ya ha entrado y se emplea en  algún Ordenamiento.
    Lo que yo sí sé es que la moral cristiana tiene por fundamento la compasión ( epiqueya) con el que resolvemos los  asuntos de conciencia a nivel personal.)
    El enfoque de Juan XXIII es en esta encíclica superador de todo alejamiento o conflicto con la Revolución Francesa,que siguió a la Ilustración y con el Pensamiento Moderno, base decla actual sociedad civil. Obligaba a la Iglesia, en su Jerarquía a reencontrarse con el mundo y a aceptarlo como salido de las manos de Dios.
    ¿Que levantó muchas ampollas en España? Claro que sí, y nó solamente en el Régimen, sino en altas instancias de la Iglesia Española.
    Para que haya paz, se debe guardar el orden establecido por Dios. Los gigantescos pasos del Progreso humano en la esfera civil, lejos de laejarnos de Dios nos muestran su grandeza infinita. Cuando la persona humana obra en conciencia está guardando el orden establecido por Dios para la humanidad.
    Todo hombre/mujer tiene el derecho a la existencia, a su integridad física y a todo lo necesario para hacerlo viable en un nivel de vida digna.Toda persona humana tiene el deber de conservar la vida, de vivirla decorosamente, derecho a la libertad y el deber de buscarla, el deber de investigarla siempre más amplia u profundamente…
    La libertaad de conciencia, es fuente de todas las libertaades de los hombres y mujeres.
    román

  • Secundino Pérez

    Como siempre, o casi, Masiá da en el clavo y acierta plenamente en su comentario. Es difícil que haya Paz en la tierra. Sobre todo si quienes deben ser vigilantes constantes del Evangelio de la paz y del estilo de vida de Jesús de Nazaret, confunden la velocidad con el tocino y ven en autocracias que están llevando a su país al borde de la bancarrota total en todos los aspectos, democracias en sintonía con el Evangelio de Jesús. Recuerdo a los defensores del chavismo, empezando por Forcano, que patentó la frase antedicha, y críticos con mis artículos sobre hechos reales vividos y soportados por mí en el país latinoamericano durante toda la campaña electoral anterior en la que hicieron que ganara el fallecido comandante, que pueden ver los vídeos colocados en las redes y ofrecidos por televisiones independientes, grabados con móviles etc, es decir, medios rudimentarios, en los que sus defendidos actúan con una violencia tan cruel contra diputados de la oposición, Corina arrastrada por los pelos, pisoteada y pataleada por los defensores de los pobres, en pleno parlamento, lugar sagrado de la voluntad popular profanado por unos representantes no elegidos sino designados, y otras imágenes por el estilo, mientras el presidente de tal institución celebra con risas tal atropello. Claro que habrá quienes vean en escenas como esta, una similitud evidente con el látigo de Jesús sobre los mercaderes del templo. Y si es así, díganme, ¿quién puede creer que pueda haber “Pacem in terris” por mucho que lo pidiera y marcara el camino ese Papa bueno, cuya canonización será posterior a la del que acogía, posaba sus manos sobre la cabeza y bendecía a pederastas y fulanos de la talla de Marcial Maciel?

  • Celso Alcaina

    El redactor de la “Pacem in terris” y de la “Mater et Magistra” fue el sociólogo Pietro Pavan. Era rector de la Pontificia Universidad Lateranense. El diploma de mi licenciatura en Filosofía lleva su firma. No fui su alumno, pero fui su comensal y tertuliano. Pavan era el capellán de las “blanquitas” de Grottaferrata. Durante años, yo pasaba los fines de semana en aquella mansión, todo paz y naturaleza. En los dos años en que mi madre me acompañó en Roma, iba con ella. Una delicia conversar con Pavan. Pablo VI lo hizo “consultor” del Santo Oficio sin su previo consentimiento ni aviso. No rechazó el cargo, pero protestó ante mí, sabiendo que yo podía transmitir su queja a mis superiores. Cada semana, el lunes, se celebra reunión de consultores. Paván asistió muy pocas  veces a esas reuniones. Me decía que él no era teólogo y que sólo asistiría si se debatían asuntos de su especialidad. Criticaba duramente la labor de la “Consulta” y de la “Plenaria de Cardenales”. Extendía sus críticas a toda la curia. Consideraba que nadie puede ser competente en todo y que la verdad tiene muchas caras. Hacer votar a todos los consultores (y cardenales) sobre todos lo temas planteados en la Congregación de la Fe era una locura, decía. Nuestros diálogos de mesa y sobremesa se prolongaban horas. Juan Pablo II lo hizo cardenal en 1985. Entonces yo ya no estaba en Roma. Ahora consulto los tomos del “Annuario Ponticio” a partir de 1985 y veo que Pavan no aparece entre cardenales miembros de Congregaciones. Seguro que rechazó el relativo nombramiento, ya que todos los cardenales residentes en Roma hacen parte de alguna de las Plenarias de los Dicasterios. Contra toda costumbre y norma, rechazó ser ordenado obispo en ocasión de su cardenalato.  Juan XXIII, en visperas del Concilio, había decidido que todos los nuncios, todos los prefectos y secretarios de dicasterios y todos los cardenales fueran obispos con la finalidad inmediata de participar como “padres conciliares”. Paván disentía de esa medida. El obispo, me decía, es obispo de una  congregación de fieles a la que sirve y de la que es líder.

  • Antonio Vicedo

    Ana, gracias por tu comparación referente entre el hoy y el ayer al que yo me he referido.
    Como tu y tant*s otr*s lamento y siento tener que constatar esta realidad, parecida a un campo que apuntó esperanzadora primavera, pero sobre el que cayo tormenta de granizo y fue cubierto por hielos intempestivos.
     
    El sistema cultural ha estructurado falsamente la consideración del ser humano, no admitiendo su igualdad real fundamental y poniendo el poder propio sobre la debilidad ajena como desideratum de prestigio y de bien primario y finalista,
     
    Este virus ha infectado hasta  nivel de pandemia global a la Humanidad y ni se aplican (¿Por que no se puede, o en casos por que no se quiere?) la vacuna y terapias adecuadas.
     
    Ni cultura, ni religiones, ni políticas están por la labor del cambio fundamental, mientras compiten por remiendos y destrozos del tejido social.
     
    Por eso en medio del dantesco panorama de muerte en la Humanidad, algunos percibimos el clamor de aquel casi sempiterno grito: ¿Dónde está tu HERMAN*?
     
    1 De Mayo, recordando aquel crimen laboral en USA y casi sin sobresaltarnos del reciente genocidio laboral en la India.
     
    También yo he llorado por dentro en la manifestación de Alicante, contemplando el panorama de quienes aún nos molestamos en salir de casa para ocupar nuestro sitio donde todo el pueblo sufriente está convocado a testimoniar su solidaridad efectiva contra el poder aplastante, mientras contemplamos tantos vacíos injustificables por muy explicables que los consideremos.
     
    Ha hecho buen día, hay playas, en otros lugares puentes y en algunos templos, incluso turnos de últimas comuniones de niñ*s.
     
    ¿Qué importa la solidaridad que está pidiendo la CAUSA de la JUSTICIA para LA VERDAD que nos podría llevar a LA LIBERTAD?
     
    Los Comedores y Repartos sociales se verán, como cada día, concurridos;  y Cáritas seguirá ofreciendo colchón para que el peso injusto del poder aplaste más suavemente a la debilidad humana.
     
    Profunda impresión de que el terreno social está aún en barbecho y apto para que los sembradores de cizaña se adelantes nuevamente en su sementera,  a quienes intenten esparcir algún puñado de buena semilla.
     
    Pero, desde casi, el límite de este período de vida, hay que seguir reponiendo esperanza en que la victoria definitiva no ha de ser de parte de la falsedad y el mal.

  • ana rodrigo

     
    Vicedo, buena crónica de una realidad ignorada. ¿Quién o quiénes sustituyen hoy a aquellas activas y arriesgadas asociaciones? Porque hoy proliferan tertulias, redes sociales en internet, cabreos personales, etc. etc., pero ¿alguien me podría decir dónde está esa levadura activa que denuncia activamente (VER, JUZGAR, ACTUAR) esta triste realidad laboral, social, económica y política? ¿Dónde están esas células que oxigenen la realidad con su actividad? Ni la oposición política, ni ningún otro partido minoritario, ni los sindicatos están por la labor, mucho hablar, mucho hablar, pero…
     
    ·         Por cierto, hoy he visto menos manifestantes que otras veces en mi ciudad. ¿Tendrá razón eso que ha dicho hoy Rafael Hernando portavoz adjunto del grupo popular en el Congreso?: No hay más manifestaciones porque la gente “es sensata” y “sabe que se están haciendo las cosas que se tenían que hacer”.

    Claro que los curas de hoy, habrá excepciones, hablan más del aborto y esas cosas que de ponerse del lado de la lucha social. Los tiempos han cambiado, pero la memoria de determinada pequeña-gran-historia no debemos olvidarla.

    ·          
    ·         Gracias, Antonio Vicedo.
     

  • Antonio Vicedo

    Quienes por España se arriesgaban en no conformarse con los yugos ni las bendiciones ya eramos laicos, y no tan laicos, que poníamos en cuestión la sacralidad y ,a una, intentábamos acelerar la promoción cultural personalista, porque era de su logro, de lo que se esperaba la efectividad de socavar la dictadura y que se actualizaran los canales participativos  de una eficaz oposición sobre todo en los ambientes laborales.
     
    A lo largo y ancho de aquella España, y de forma diluida como levadura en la masa, la JOC y la HOAC ofrecían un bagaje  de orientación y  potenciación de valores personales individuales y solidarios de base, a los que ni la Iglesia quiso valorar debidamente, sino todo lo contrario, ni algunasincipientes reorganizaciones sindicales y políticas tampoco, tal vez por no bien considerada actitud de oposición al régimen, o celotipia competencial respecto a conquistas de puestos de poder.
     
    Pero ahí quedó el prender y mantener la  llama de la rebeldía con aquellas primeras huelgas de la minería y las industrias y el movimiento cooperativista aflorado por distintos lugares de los que aún quedan, a pesar de los pesares, rescoldos con su propio calor.
     
    Aquello ya no fue clericalismo, aunque se agradeciera la posibilidad de defensa que la estructura clerical ofrecía, allí donde el clero, más que el episcopado y las órdenes religiosas, se comprometió con una efectiva y gratuita solidaridad con el mundo obrero.
     
    ¿Se recuerda que  las Comisiones Obreras  nacen en Asturias y las suscita el antiguo militante obrero, despues ya militante hoacista,Jacinto Martín, en La Coruxera, (Asturias), alentando y orientando la voluntad de unos militantes hoacistas mineros,  decididos a hacer algo efectivo en su empresa minera para lograr cotas de respeto y libertad?
     
    ¿Se sabe lo que ocurría por Santander, en la industria de la zona del Corral de Buelna, donde la JOC y la HOAC llevó la delantera en la animación solidaria obrera y su impulso reivindicativo?
    ¿Como no ha tenido valoración lo que la JOC y la HOAC suscitaron y lograron por el País Vasco y Navarra con sus cooperativas y la participación extraordinaria de sus miliutantes en las primicias de sus huelgas,  como la de Bandas?
     
    ¿Ha tenido buena prensa y divulgación todo el despliegue primerizo de Comisiones Obreras por el Bajo Llobregat impulsado por la HOAC y la JOC?
     
    ¿Quienes impulsaron la inicial cooperativa de Autobuses en Valencia, cuando la retirada de los tranvías? ¿No lo impulsó la solidaridad de los hoacistas con los tranviarios sin futuro, hasta que complicaciones ajenas hicieron imposible aquel intento puesto en marcha?
     
    ¿No estuvieron implicadas la JOC y HOAC en Elche, Elda, Villena, Alcoy, en los primeros plantes reivindicativos por los años sesenta?
    ¿No fue un intento solidario la iniciación de las CCOO en la provincia de Alicante entre hoacistas y militantes del PC?
     
    ¿Y qué tal por el campesinado andaluz con el SOC?
    Se habla, y justamente, del testimonio de las gentes de Marinaleda y de su alcalde
    ¿Pero qué ha pasado con la inmensa labor y compromiso de entrega en la promoción integral y colectiva de la clase obrera llevada a acabo por el amigo Diamantino, encarnado plenamente en el trabajo y las aspiraciones del pueblo desde su condición clerical?
     
    ¿Y que decir del laico Guillermo Rovirosa y sus compañeros también laicos, despertando conciencias y ayudando a orientar la promoción y solidaridad obreras por toda la península con sus cursillos, planes de formación promocional humano cristiana por método activo (VER, JUZGAR y ACTUAR) de Encuesta y Revisión de vida ; de sus publicaciones el TU, BOLETINES DE MILITANTES,  revista NOTICIAS OBRERAS; EDITORIAL ZIX, todo ello, situados siempre en la frontera de lo no esperado ni querido por la poco o nada colaboradora jerarquía, amenazado por el Régimen Franquista, y con recelos del ascendente poder político y sindical?
     
    Aquello ya fue una esperanzadora primavera laica, alentada después por Juan XXIII y el Concilio, pero frenada y descafeinada, desde el interior de la iglesia española, y desde los anhelos de poder de grupos políticos y sindicalistas, y no tanto por las amenazas y persecuciones del régimen.

  • ana rodrigo

    Hubo una época en que los comunistas y sindicalistas sólo encontraban cobijo en las sacristías, hubo una época en que había policías que iban a misa a ver qué decía el cura sospechoso, hubo una época en que en Zamora había una cárcel para los curas “peligrosos”.
     
    Ahora estamos en tiempos en que, como he resaltado antes, es la hora de la ciudadanía, los gurús ya han dejado de ser los intermediarios divinos sabelotodo y nos encontramos con personas normales con sus luces y sus sombras, con ciertas cualidades, conocimientos, y capacidades, a quienes se les adjudican ciertas responsabilidades.
     
     Siempre se ha dicho “el mundo es un pañuelo”, ahora es cierto, sabemos todo de todos, tenemos al alcance lo bueno y lo menos bueno de personalidades que pueden influir en la opinión pública o en colectivos concretos. El mundo, como la misma vida, es un libro para aprender o para desaprender, y ahí está la posibilidad individual para una cosa o para la otra.

  • Antonio Vicedo

    La Paz en la tierra  con la otra de Juan XXIII Madre y Maestra fueron lugares de perspectivas desde las que pudimos muchos entrelazar exigencias de nuestra fe y radicalidad con la realidad que con las gentes compartíamos, ayudándonos a relativizar el absolutismo de formación clerical recibida en los seminarios adoptando un compromiso radical para poener el Sábado en función de la Humanidad y no al revés aún a riesgo de persecución y muerte.

    Las gentes de conciencia despierta lo entendieron y valoraron la clara distinción que había entre actitudes de asalariados y  compañeros de viaje en aquellos pastos  siempre amenazados por desigualdades y falta de libertad.

    A la distancia de años, recordando vivencias y frustraciones apostólicas por la postura de encelados jerarcas con los modos del nacional catolicismo, agradecemos aquellos relámpagos que nos situaron y orientaron en medio de tan cerrada tiniebla del sistema de poder; y mantenemos la esperanza viva de que las gentes se sientan por fin iguales en dignidad y valor, rechacen la falsedad teórico-práctica y la opción por la verdad humana las guie hacia la verdadera LIBERTAD.

    Mientras, como me decía mi sencillo y honrado padre, que era músico de la banda del pueblo hay que seguir, cuando ya no se puede soplar, manteniendo el ritmo y el compás.

  • Javier Pelaez

    Me llamó mucho la atención que en un libro dedicado a las víctimas del TOP escrito por una magistrado de lo social cuenta que el abogado de Julián Grimau y él mismo Grimau en una de las noches anteriores a su fusilamiento estuvieron hablando de la Pacem in terris…Muy sorprendido le comenté a una amiga y militante comunista-muy militante porque su exmarido se chupó  nueve años de cárcel y en su boda fue testigo Marcelino Camacho-este hecho y me dijo que no era extraño lo de Grimau y la Pacem in terris…Esto nos da cuenta de la relevancia que teniía la ICAR en otros tiempos.Ahora tiene poder,pero influencia cultural o intelectual ninguna..

  • pepe sala

    La VERDAD os hará libres:
     
    http://wwwapostoladoeucaristico.blogspot.com.es/2010/02/carta-apostolica-de-ss-juan-xxiii-sobre.html
     
    Si nos os molesta demasiado, os diré que el nuevo papa, Francisco, lleva un camino muy parecido al de Juan XXIII.
     
    Dice unas cosas para la ” masa borreguil” y actua de forma totalmente contraria a lo que dice a los borregos.
     
    Ya hay pruebas sobradas que atestiguan mi afirmación.
     
    Bueno, pues.

  • ana rodrigo

    Debo confesar en primer lugar mi particular alergia a leer encíclicas (me ocurre lo mismo con Boletines Oficiales de otro tipo).
     
    Cuando se publicó la Pacem in terris yo tenía 21 años y no estaba yo para leer encíclicas. A pesar de ser un referente constante para quienes escriben de estas cosas, debido a lo primero que he confesado, la encíclica en cuestión entró en ese fardo de mis lecturas marginadas.
     
    La invitación que nos ha hecho Antonio a leerla me ha picado la curiosidad, y he quedado gratamente sorprendida por su actualidad a pesar de los 50 años que han pasado y que, en nuestro tiempo, cincuenta años equivaldrían a siglos de otras épocas.
     
     Es cierto que, al ser escrito por un Papa, aparezca Dios como la fuente y origen de todo valor ético. Sin embargo pienso que para quienes no sean creyentes en Dios, este texto sigue siendo un referente ético-civil de envergadura universal, con algunas, pocas, objeciones que la mentalidad actual puede pulir.
     
    Realmente toca todos “los palos” de las relaciones individuales, familiares, sociales o políticos, teniendo siempre como base la justicia, la libertad, la igualdad, la dignidad de la persona, los derechos humanos, las soluciones pacíficas, etc. etc..
     
    Por mi atención especial a las mujeres, me ha llamado la atención la reivindicación de la dignidad y la igualdad de la mujer.
     
    Y, finalmente, no me extraña que esta encíclica molestase a Franco y a los obispos franquistas con lo clarito que habla de aquello que en este país se incumplía.
     
    Un documento como éste, en un Papa con credibilidad, debería haber influido más en las conciencias individuales y colectivos, pero, como dice Masiá: Ni la capacidad de persuasión de un líder político o el peso moral de un dirigente religioso son suficientes para frenar la que Juan XXIII llamaba “locura irracional de la guerra” (Pacem in terris, n.127), si no se levanta desde abajo la ciudadanía concientizada para unirse por encima de las diferencias y derribar, como en Berlín en 1989, las barreras que nunca deberían haberse construido.” La negrita es mía, creo que estamos en este momento, el de la ciudadanía.