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Medicalización, salud y espiritualidad

Con este título, Iglesia Viva, acaba de publicar su último número, el 252.

Este número pretende afrontar el tema de la salud y de la curación o salvación de la enfermedad.

Por una parte se afronta el proceso que lleva a una progresiva medicalización y farmacologización de la salud corporal y anímica. Los grandes laboratorios tienden a crear nuevas enfermedades para vender más medicamentos.

Por otra parte se busca la salud en antiguas y nuevas espiritualidades. ¿Cómo la persona puede desde su conocimiento y actitud contribuir a la salud?

¿Y cómo hay que entender aquellas palabras de Jesús en Juan: Yo he venido para que tengan vida y para que la tengan en abundancia? Teresa Forcades hace una interesante reflexión sobre salud y enfermedad desde una perspectiva cristiana.

Ofrecemos la Presentación del número e invitamos a consultarlo en la web: iglesiaviva.org.

Presentación

Comerciando con la salud en el mercado de medicamentos y de espiritualidades

Llámase ‘medicalización’ a la aplicación del modelo médico a situaciones de la vida cotidiana que no tienen nada de patológico. Un ejemplo de medicalización es llamar a los cambios de humor y la inseguridad propios de la adolescencia ‘depresión juvenil’. Mientras los llamábamos ‘edad del pavo’, estos cambios de humor y esta inseguridad se consideraban algo normal y necesario para la maduración emocional de la persona. El adolescente se aventura por primera vez fuera del nido sin la tutela parental y paga un precio por ello. En lugar de explicarles esto a los adolescentes, les decimos que tienen ‘depresión’ y les damos pastillas para evitarles que experimenten las emociones negativas del miedo, la inseguridad y, sobre todo, la soledad. ¡Pero es que sin ellas no se puede madurar! En los EEUU un 45% de los adolescentes están siendo diagnosticados con depresión juvenil. Otros ejemplos de medicalización son los diagnósticos de ‘hiperactividad’ que afectan un 10% de los niños en edad escolar o la patologización de la menopausia y de la vejez.

El primer artículo de este número está escrito por el periodista especializado en temas de medicalización Miguel JARA y trata de la medicalización en su conjunto, aportando datos y ejemplos actuales que nos permiten entrever el alcance y las consecuencias sociales de este fenómeno. Jara nos anima a tomar conciencia de lo que está ocu­rriendo a las personas más vulnerables de nuestro entorno y hace un llamamiento a la acción.

Joan-Ramon LAPORTE, catedrático de farmacología, se encarga de ampliar en el segundo artículo el marco de lectura de la medicali­zación, centrándose en los intereses de la industria farmacéutica y en la connivencia entre los entes reguladores del medicamento y los intereses privados de esta industria. Así, la ‘medicalización’ se convierte en ‘farmacologización’: no solamente se ‘patologiza’ lo normal (medicali­zación) sino que se prescribe una tratamiento farmacológico por ello (farmacologización).

Los antropólogos Susan DIGIACOMO y Enric SUMALLA plantean la compleja y urgente cuestión de la subjetividad de la persona enferma: ¿de qué manera damos sentido a la enfermedad y la interpretamos? Mediante un cuidadoso análisis de la situación subjetiva del enfermo oncológico, los autores nos invitan a contextualizarla y a darle sentido más allá del rol de víctima o de superviviente.
En el último artículo, Teresa FORCADES aborda el tema de la salud y la espiritualidad desde el punto de vista teológico y bíblico, preguntándose cuál es la relación entre ‘progreso espiritual’ y ‘salud’. ¿Se traduce el progreso espiritual en un mayor bienestar físico, en una salud más robusta? ¿Puede ser, por el contrario, el camino espiritual fuente de patología? Ante las perspectivas new age que a menudo reducen la espiritualidad a una terapia, la tradición cristiana tiene algo más que decir.

* * *

Otros artículos de este número continúan de alguna manera el compromiso, manifestado en nuestro último número, de prestar especial atención a la perspectiva de género, sobre todo, dejando que sean las mujeres quienes expresen sus experiencias de liberación.  En Conversaciones con… el periodista Rafael POCH entrevista a Margot KÄSSMAN, una ex obispa que por un desgraciado accidente no pudo seguir conduciendo la Iglesia evangélica alemana hacia un mayor compromiso en la lucha contra las injusticias. En Signos de los tiempos la teóloga Lisa ISHERWOOD, desde Inglaterra, comunica su reflexión tras asistir en la plaza de San Pedro a una Misa papal. Ella formaba parte del grupo que representaba en la ceremonia a unas trescientas teólogas que estaban esos días reunidas en Roma para conmemorar la apertura de un Concilio que fue sólo una Aurora para la asunción de la responsabilidad de las mujeres en la Iglesia, como cuenta Montserrat ESCRIBANO en su crónica del congreso.

* * *

En Análisis sociorregioso Leandro SEQUEIROS continúa presentando el nuevo ateísmo científico, centrándose esta vez en el pensa­miento de Daniel Dennet. Este diálogo crítico con el ateísmo actual queremos que sea también una de las señas de identidad de Iglesia Viva y esperamos continuar, en los números de 2013, la serie de análisis empezada por Leandro Sequeiros, publicando otras colaboraciones.

A los ya aludido se añaden otros Signos de los tiempos. Javier VITORIA describe el momento en que vive actualmente la teología, necesitada de repensar y volver a expresar siempre en cada época la fe cristiana, a pesar de lo difícil de la tarea, sobre todo cuando desde el magisterio jerárquico se hace caso de las delaciones de los pusilánimes. Javier PAGOLA denuncia la grave situación en que se encuentran las organizaciones de cooperación al desarrollo por los actuales recortes presupuestarios. Y, finalmente, cinco destacadas personalidades del lai­cado católico de Cataluña nos dan un ejemplo de cómo unirse en una declaración común de fe en Cristo Jesús, desde posiciones ideológicas y compromisos muy diferentes.

Antes de que acabe este año del cincuentenario del Vaticano II hemos querido, en Página Abierta, recordar las palabras con que JUAN XXIII lo Inauguraba, palabras que quedan abiertas realmente a la esperanza y a las tareas del futuro.

Finalmente, Jon ILLESCAS hace una recensión del último libro de Joaquín GARCÍA ROCA, siempre abierto a la conversión desde los des­poseídos.

Y con ello acabamos un año que queda compendiado en el Índice de 2012, aprovechando para agradecer a los suscriptores su fidelidad y deseando para ellos y nuestra revista un fructuoso Año Nuevo.

10 comentarios

  • ana rodrigo

    Estoy de acuerdo con todo lo que dice Asun, y lo corroboro con mi propia experiencia. Lo que ocurre es que estas cuestiones, al igual que la experiencia religiosa, sólo lo sabe quien la vive, no admiten discusiones de personas ajenas a la experiencia. Y, por tanto, es difícil debatir sobre cuestiones que alguien vive y sobre las que otras personas ajenas piden razones, máxime cuando se niegan a priori solamente porque se ven desde fuera. Somos un microcosmos muy complejo, pero muy perfecto, con recursos interiores insospechados hasta que salimos del torrente de ruidos exteriores e interiores.
     
    Todo es cuestión de apertura y receptividad a lo posible. Y estas actitudes nadie te las da, te las has de trabajar y conseguir con fe en ti misma/o.

  • Asun Poudereux

          Gracias, Josefina,  por estar siempre tan cerca…..

          Un entrañable abrazo.    

  • Josefina G.C.

    “Nada hay en el cuerpo que no esté relacionado con la psique, es su eco y  llamada de atención. “Detente,  observa  y para los pensamientos” dice de múltiples formas, para que no nos reduzcamos e identifiquemos únicamente con la mente, causa primera de sufrimiento evitable.”
    “atención plena”, “capacidad de aceptación”,  nada que ver con  resignación…
    Gracias Asun, ¡nos queda tanto por aprender!
    Cordial saludo

  • Asun Poudereux

    La verdad es que no he tenido aún tiempo de meterme en este número de la revista, pero me gusta el planteamiento que hace y la variedad del enfoque. En la introducción se ve un estupendo equipo de trabajo.
     
    Y el título me dice también cosas…:
     
    Por una parte estamos demasiado identificados con lo que nos ocurre y nos pasa y por otra parte creemos ser solo eso.  Cuesta darse cuenta que no es así, cuando tal bombardeo de soluciones prácticas y remedios externos a nosotros invaden  “nuestra casa”.
     
    Es un contagio enfermizo que acaba minando  nuestra potencialidad y autonomía, nuestra capacidad de adaptación y aceptación al dolor por nuestros propios medios,  que no tiene nada que ver con la resignación,  y que se traduce con el tiempo, esta fuerte resistencia a lo que realmente es,  en problemas de salud.
     
    Estamos muy bien hechos,  pero no nos lo creemos, no creemos que en el regalo de la vida esté todo ya dado en potencialidad, y buscamos soluciones a problemas, que en realidad no son, fuera del cuerpo  sin apenas detenernos en él  para entrever su sabiduría.
     
    Nada hay en el cuerpo que no esté relacionado con la psique, es su eco y  llamada de atención. “Detente,  observa  y para los pensamientos” dice de múltiples formas, para que no nos reduzcamos e identifiquemos únicamente con la mente, causa primera de sufrimiento evitable.
     
    Quitando envolturas volvemos a casa y allí todo está bien, aunque haya dolor, que así lo llamamos,  porque nos es desagradable, pero  puede que sea el modo sabio de la vida  de pasar por las crisis, (como la crisálida se encierra  en el capullo para convertirse en mariposa)  para dejarlas atrás y trascenderlas en este despliegue misterioso de apertura de consciencia inagotable.  
     
    Lo que somos de fondo permanece en todas circunstancias y cambios. Verse solo olas cambiantes  o nubes  que pasan nos hace sufrir por su continua inconstancia, cuando lo que somos es el agua del inmenso océano y el espacio infinito por donde se mueven y agitan.
     
    Por aquí van los nuevos tratamientos de enfermedades, sobre todo  psíquico-depresivas, dedicando tiempos de meditación y de atención plena,  que hacen tan solo en unos meses, aunque cueste creerlo,  que el cerebro se vaya transformando o remodelando y a la vez el paciente se va aquietando y va acogiendo lo que le sucede con más calma, potenciándose sus capacidad de aceptación sin oponer resistencia a lo que realmente es.

    La vida en interrelación con amor incondicional y desapropiación es un síntoma claro de salud y curación en creyentes y no creyentes. 

    Gracias a todos.

  • Rodrigo Olvera

    En un ángulo diferente.
     
    Al leer el título de esta entrada, lo que me vino a la cabeza fue una crítica frecuente que se hace desde las iglesias ortodoxas a las iglesias católica y reformadas. De acuerdo con las iglesias ortodoxas, la soteriología, la espiritualidad, la liturgia y las teologías católicas y reformadas son de carácter legalista mientras que la soteriología, la espiritualidad, la liturgia y la teología de los Padres (que las iglesias ortodoxas afirman mantener) son terapéuticas.
     
    Es muy diferente una espiritualidad que ve a la persona como “reo” a una espiritualidad que ve a la persona como “herido”.  Incluso la noción de “pecado” tiene implicaciones diferentes si se le ve como un delito que debe ser indultado, a si se le ve como una debilidad que debe ser atendida y sanada.
     
    Personalmente, creo que hay mucho también de legalismo en la mayoría de las personas ortodoxas “de a pie”; y hay algunos buenos ejemplos de personas con espiritualidad terapéutica tanto en el catolicismo como en la Reforma.  Pero sí que es notable lo patológico que es una espiritualidad legalista y lo saludable que es una espiritualidad terapéutica.
     
    Saludos

  • Rodrigo Olvera

    Hola Antonio
    Tienes toda la razón en que “superar el límite autorizado de concentración de alcohol en la sangre para conducir automotores” y “ebriedad” no son sinónimos ni equivalentes.  La ebriedad es un estado en que se han limitado las capacidades de respuesta cognitivas y reactivas (reflejos psicomotrices) debido a la ingesta de alcohol. Los factores para ello son múltiples y dependen de las circunstancias de cada persona: edad, constitución física, alimentación previa al consumo, metabolismo (especialmente el hepático), desarrollo o falta de tolerancia por consumo previo, estado emocional, etc. Así, bien puede ser que una persona muestre síntomas de ebriedad aún teniendo una concentración de alcohol en sangre menor a la establecida como límite para conducir; y bien puede ser que una persona supere tal límite sin mostrar signos de ebriedad.
    En el caso de Margot, hasta donde sé, el reporte policial indica que conducía en estado de ebriedad y que su concentración en sangre rebasaba 3 veces el límite legal; es decir, 300% el límite legal.
     
    Hola Oscar
    Para valorar el hecho habría que conocer no sólo la novela de la vida de Margot, sino la de las distintas corrientes en disputa por la dirección de la Iglesia Evangélica en Alemania. Esta dimisión favoreció a una de las corrientes? debilitó a alguna? La opción contraria de mantenerse, previsblemente hubiera servido para debilitar a alguna de las corrientes?  hubiera favorecido a otra? dado el nivel de polarización y controversia en que se dio el nombramiento y sus primeros días, creo que es previsible que quedarse hubiera favorecido a las corrientes más conservadoras y tendientes a apoyar al gobierno alemán, en perjuicio de las corrientes más aperturistas y críticas (a las que la misma Margot pertenece).
    En cuanto a ejemplaridad y trasgresión, creo que ambas pueden ser patológicas y ambas pueden ser recomendables. Depende siempre del contexto, la circunstancia. Desconfío de quien descalifica por principio la trasgresión  tanto como desconfío de quien recomienda por principio la trasgresión. Lo que es recomendable en un contexto suele ser evitable y hasta patológico en otro contexto. Creo yo.
     
    Muy de acuerdo con tu comentario Asun.
     
    Saludos

  • Asun Poudereux

    Hola Oscar:
     
    Siempre por ahí andando todavía.  Esto que cuestionas sobre la transgresión y la ejemplaridad me parece de gran interés y  actualidad.
     
    En España se transgrede mucho más la ley por personas públicas  y aquí no pasa nada. La dimisión no existe, porque se concibe como  autoinculpación. Ejercicio de humildad inexistente en la política y en la vida pública. Como mucho se deja en manos de lo que llamamos  justicia para que diga la última palabra,  y entretanto el caso puede diluirse y hasta prescribir. Es la cultura del consentimiento y del abuso, “si ese lo hace, por qué yo no voy hacerlo  así también”. 
     
    Tenemos casos contados de ejemplaridad,  por ejemplo,  renunciar  a la pensión de diputado, porque ya se disfruta de otra jubilación.  ¿Quién se apunta a este carro? Nadie, porque si no le toman por idiota.  Aquí se ha insultado en el congreso al pueblo y ni el partido de la ejemplaridad ha pedido a la diputada su dimisión, pues es normal que esas cosas pasen, insultar y faltar el respeto a los contribuyentes ciudadanos que le pagan el sueldo. Sí señor, una ejemplar señora transgresión.  Y el pueblo paga y aguanta lo indecible.  
     
    Como ves hay gran confusión entre la transgresión y lo ejemplar en nuestra cultura de la norma usual.
     
    Que haya sido una mujer  del clero quien haya renunciado, dice mucho ¿No? Pero no se ve lo que no se quiere ver , incrédulos necesitamos datos y más datos…,  lo de siempre.
     
    Seguimos yendo, Oscar.  Un abrazo.

  • oscar varela

    Hola!

    ¿Cómo siguió la vida y obra de Margot Margot Käßmann?

    Pienso que para evaluar su persona necesitaría unos cuantos datos más;
    p.e.: cómo ha seguido la novela de su vida.

    Así, en seco, ¿no podría ser una irresponsabilidad lo que ha hecho?

    “Ser EJEMPLAR” puede ser un criterio patológico.

    Me resulta “aconsejable” para mí mismo ser un tanto “TRANSGRESOR“.

    ¿Cuánto TRANSGRESOR?

    – “¡Prueba y verás!” – me digo y digo.

    Andando así voy todavía! – Oscar.

  • Antonio Duato

    Pareciera, Rodrigo, que al presentar suscintamente los temas tratados y emplear la palabra “accidente” Iglesia Viva ha querido maquillar la realidad. Si ves lo que en abierto aparece en esa Conversación con… se cuenta con pelos y señales lo que tú cuentas.

    Una única observación: el superar el nivel legal máximo de alcohol en sangre para conducir en Alemania no sé si equivale siempre a “ebriedad”. Pero de exactitud en el empleo de los términos eres tú más experto. Desde luego estoy de acuerdo en las valoraciones que haces sobre la persona de Margot, de la que se pueden sacar muchas enseñanzas para un mejor funcionamiento hoy de las iglesias cristianas.

  • Rodrigo Olvera

    Suena muy interesante y oportuno. Claro, habrá que leerlo con calma.
     
    Me animo a comentar una cuestión que puede parecer secundaria en la presentación. Se menciona de Margot Margot Käßmann que ” por un desgraciado accidente no pudo seguir conduciendo la Iglesia evangélica alemana hacia un mayor compromiso en la lucha contra las injusticias”. Así dicho, pareciera que sufrió un choque de automóvil, o una caída en montañismo, o una resbaladura en el baño de su casa.
     
    Realmente no se trató de un “accidente”. El 20 de febrero de 2010 le fue marcada el auto mientras manejaba su vehículo en estado de ebriedad. No chocó, no causó daño a persona alguna, simplemente se pasó un semáforo en rojo y al aplicársele la prueba de alcohol en la sangre se detectó una concentración mayor a la autorizada para personas conduciendo automotores. La consecuencia legal de tal conducta en la legislación es menor: la suspensión  de su licencia para conducir por un año y el pago de una multa.   Cuatro días después, presentó su renuncia tanto al servicio de Obispa como al servicio de cabeza de la Iglesia Evangélica en Alemania. Es conveniente decir que presentó su renuncia A PESAR de que el Consejo de la Iglesia Evangélica en Alemania aprobó un voto de confianza para que ella siguiera al frente.
     
    Habrá quien piense que decir esto es desprestigiar a Margot. Para mí es justo lo contrario, muestra la altura moral de una mujer que habiendo cometido un error (todas y todos cometemos errores)  tiene en tal alta estima la función  de referencia moral que debería tener todo espicopado, que renuncia. Un haber conducido en estado de ebriedad sin causar daño ni a ella misma ni a nadie más, le pareció incompatible con el cargo… mientras que en otros lados, quien tuvo a su cargo y falló en la responsabilidad de investigar, prevenir y sancionar la pederastia clerical no tiene empacho en mantenerse en el cargo de Obispo … eso sí, forzando a renunciar a otros obispos igual de negligentes que él.  Esto, más que denigrar a Margot, me parece que la enaltece.
     
    Saludos