Irradia la gracia de vivir y la llamaré Engrazi, aunque no es ése su nombre de pila. Cuantos la conocieron de niña y de joven, la recuerdan alegre, luminosa, sonriente. Y muy bella. Pero ¿de dónde le venía a aquella niña y a aquella joven tanta gracia y tanta luz, si siempre estuvo envuelta en desgracia y horror? ¡Bendito enigma!
Fue fruto de dos vidas, la de su padre y su madre, que eran desgraciadas antes de unirse y, una vez unidas, lo fueron aun más. Engrazi vio la luz, o más bien la tiniebla, en un pueblecito guipuzcoano, en un precioso valle rodeado de montes. Enfermedad, depresión, alcoholismo, miseria, violencia, separación de la familia: eso es lo que vio.
Desde los 7 años hasta los 11, asistió de manera irregular a la escuelita de su aldea, hasta que, sin que nadie le preguntara nada, la enviaron de criada por 150 pesetas al mes. Y así, a sus 11 años, tuvo que cargar con todo el peso de una casa y de una familia extraña; de día se extenuaba de trabajar, y de noche más que dormir lloraba, y escribía a su casa cartas sin fin, contando lo largas que eran sus jornadas y las calles de aquel pueblo grande.
Así terminó su infancia, no sus desgracias. Alguien reparó en su aguda inteligencia, su elocuencia, su carácter alegre y confiado a pesar de todo, y en todo ello no vio más que graves peligros para una vida virtuosa, e hizo que la ingresaran en un internado de monjas. Resultó ser más bien un reformatorio o una cárcel, pues durante los años que pasó allí nunca le permitieron salir para nada. Le enseñaron que sus cualidades eran peligros, sus virtudes eran vicios, todo error y culpa. Pero algo en su interior la empujaba a rebelarse. Y decidió que si Dios significaba tanta falta de respeto y abuso de poder, no merecía su fe. Su rebeldía la salvó, y la expulsaron. Tenía 17 años.
Tuvo que enfrentarse de nuevo al terrible panorama de su casa. Pero estaba preparada. En medio de todos los infortunios y heridas, mantenía indemne la gracia de su ser. ¡Qué milagro! Y se dijo: “No quiero mirar atrás”. Y miró adelante. Y fue abriendo camino a la fuente, alumbrada de noche solo por la sed.
Conoció el amor, pero no lo pudo vivir, solo padecer sus consecuencias. Y por entonces emprendió un largo y azaroso viaje de búsqueda interior, de búsqueda de aire, de Espíritu, de luz, de Dios. Libre École, Arco Iris, Hare Krishna, Rebirthing, Lanza del Vasto… Después de haberse sentido morir tantas veces y de haber incluso buscado morir, un día cualquiera, a los 36 años, ante una pared de piedra desnuda, mientras pronunciaba la oración de todos los días, se sintió profundamente conmovida, se le abrieron los ojos y vio: “Soy hija amada de Dios. Mi ser es amado. Mi ser es divino”. Y se deshizo en lágrimas de dicha.
Fue restaurando su ser. Mejor, fue viendo que el fondo de su ser siempre había sido íntegro y santo. Y por fin se atrevió, después de 22 años, a decir a su marido: “Basta”. Y siguió adelante con sus tres hijos, a los que siempre había rodeado de amor, de solo amor.
De toda esta historia de Engrazi, no encuentro mejor conclusión y resumen que esta frase suya: “El alma o la esencia de nuestro ser es más poderosa que todos los obstáculos del mundo, si éstos se utilizan como trampolín para crecer”.
“Mi vida es ahora puro gozo”, dice con la mayor naturalidad. Le gusta cantar, bailar, escuchar música, leer, pasear en la naturaleza, hacer yoga… Y cuidar a los demás. Y cada día, al levantarse, enciende lamparitas de cera en su casa y da gracias a Dios, a la Vida. Vive la mística de la Gracia de ser, fuera de todo marco institucional religioso. Nada menos y simplemente.
Para orar
Oh Dios de verdad, que distintos seres humanos llaman con distintos nombres,
pero que eres uno, único y el mismo.
Que eres el que es, en todo lo que es y en la unión de todo lo que se une.
Que estás en las alturas y en el abismo,
en el infinito de los cielos y en la sombra del corazón, como una ínfima semilla.
Te alabamos, Señor, porque nos escuchas,
ya que al dirigirnos hacia Ti, elevamos nuestra voluntad,
purificamos nuestro deseo y concordamos.
Y ¿qué más pedir sino que esto sea cumplido?
¿Qué más pedir sino que esto perdure a lo largo de nuestros días y nuestras noches,
sino amarte lo bastante para amar a los que te aman y te invocan como nosotros,
lo bastante para amar a los que te invocan de diferente manera,
lo bastante para desear el bien a los que nos desean el mal,
lo bastante para desear el bien a los que te reniegan y te ignoran, el bien de volver a Ti?
Danos la inteligencia de tu ley, Señor,
el respeto maravillado y misericordioso por todo lo que vive,
el Amor sin reverso de odio, la fuerza y el gozo de la PAZ. Amen
(Lanza del Vasto)
Las personas pasamos mucho tiempo buscando a Dios, como decía el maestro, es buscar un buey, montado en un buey, el esta con nosotros…
Para descubrir…que “Soy hija amada de Dios. Mi ser es amado. Mi ser es divino”.
Con cariño del otro lado del charco.- Gabriel
“… que es capaz de tomar el comando el buque…” ¡¡¡me encanta!!! añadiría… cuando el yo que creemos que somos se rinde… roto de dolor (las más de las veces) o gracias a un buen maestro que nos guía… o a las dos cosas. En cualquier caso ese rendirse necesita mucha sinceridad y mucho valor.
Estaba leyendo vuestros comentarios y pensando en estas cosas del alma… y pensaba en las almas de los pueblos… eso que los indígenas llaman “raíz”. Pensaba en las delicadas raíces de los jacintos en el agua, pensaba en nuestra raíz común. Pensaba en las culturas como diversas manifestaciones de esa única raíz.
Pensaba también en los/las amigos/amigas del alma, esos en los que con tanta facilidad nos reconocemos, en los que reconocemos la belleza de Dios mismo, a los que tanto amamos, en cuya bondad esencial confiamos de manera incondicional. Pensaba en la importancia de ese “reconocimiento”, de que nos reconozcan, del reconocimiento de una misma. Pensaba en la conmoción del ser al ver su alma reflejada en los ojos de quien sabe mirar… en la importancia de la mirada…
Pensaba en la sorpresa y felicidad de experimentar que somos infinitamente más de lo que creíamos, que hay una bendita inteligencia amorosa incondicional que nos guía y que se expresa a través de nosotros, más allá de la salud y de la enfermedad, de la cordura o la locura… o como decía san Pablo, más allá de la vida y la muerte… la sorpresa y felicidad de descubrir que la vida fluye a través nuestro, que nosotros fluimos en la vida…
Y también pensaba en el sufrimiento y la injusticia de este mundo del que formamos parte… que la conciencia si es verdadera nos lleve al compromiso… Pienso que hacen falta verdaderos maestros, que hacen falta enseñanzas que iluminen nuestra mente para que se pongan en sintonía con el alma, al servicio de ella… Y pienso que hace falta un marco institucional a través del cual se canalice la sabiduría colectiva… los marcos alienantes, impositivos, piramidales, de relaciones de poder, los grandes egos… hay que detectarlos rápidamente y huir de ellos como de la peste, se llamen como se llamen…
Y eso, que gracias a Engrazi porque todo lo que me inspira es bueno y bonito como ella. Y gracias a Arregi… por traernosla 😉
Gracias Olga por recordarme a Gracian, por explicarlo tan clarito y tan cortito . Yo, que soy autodidacta y a veces me cuesta mucho entender temas de filosofía, espiritualidad, psicología… Lo he entendido todo.
Se me ocurre pensar que en la vida tenemos cruces de caminos, momentos de crisis y nos decantamos a un lado u otro a veces reflexionando y analizando las distintas sendas y a veces espontáneamente sin pensar.
A veces también modificamos nuestra forma de vida de manera sorprendente.
En religión recuerdo a San Pablo que pasó de azote de los cristianos a desarrollar la iglesia cristiana.
San Agustín es otro que modificó su forma de vida.
En cuanto a sacerdotes, conozco a muchos que “se salieron del redil” y luego su vida se ha decantado de una forma u otra. Hay que entender, sobre todo a los de mi generación, yo no fui a La Salle de pura casualidad, pues a los 10 años, recién hecho el examen de ingreso me llevaron a ver un convento y he de decir que me encantó la piscina, el frontón, uno de mis recuerdos que me llamó la atención es que en las cuadras, los cerdos estaban limpios ,… Pero no sé por qué dije que no. (Estuve dudando, creo que no me atreví a salir de mi casa).
Si hubiera dicho que sí (insisto con 10 años) es lógico pensar que a los veintitantos cuándo viera la vida o incluso más tarde podía intentar romper el sacramento del Orden a pesar de ser indeleble.
Este año, en la diócesis de Vitoria, después de varios años sin nacer ningún nuevo sacerdote, han ordenado a uno, fue seminarista a los 17 años, luego, dueño de un restaurante, taxista, voluntario de Cruz Roja y ahora, a los 52 años ha vuelto a la iglesia como sacerdote.
http://www.diocesisvitoria.org/datos//documentos/pastoral_vocacional/ORDENACIONESdef.PDF
Ojalá sea un buen sacerdote y por supuesto una buena persona.
Un saludo
JESÚS
Eloy Roy, en Fe Adulta, cuenta otro caso emblemático de mujer que se desvive por los demás. Adjunto dirección on line:
http://feadulta.com/index.php/es/art1col3.html
Conozco a una mujer (estoy seguro de que como ella hay millones y millones) que se administra con la pensión de su marido, jubilado bajo mínimos. Su amiga tiene una hija que, de ser o pretender ser clase media, ha descendido a soportar una hipoteca sobre su casa recién hecha, el gasto de tres niños pequeños, el cierre y liquidación de dos tiendas de naturhouse…entretanto a su marido se le ha mermado el salario hasta el nivel de mínimos…
Esa mujer está ayudando a la hija de su amiga con el dinero de la pensión de su marido. Para el cumpleaños de esa hija, han juntado entre sus dos hijas y la madre una felicitación de 750 euros, 250 cada una…Y no es la primera vez…
Esa mujer se declara atea, no sabe nada de Lanza del Vasto ni de Hari Krishna…
Me emociona Engrazi, pero me quedo con tantas y tantas mujeres que dan todo lo que tienen y se dan a los demás al estilo de la que os cuento. A lo mejor podríamos decir hoy también, como Jesús en el evangelio, aquello de : Os aseguro que nunca vi tanta fe en Israel. (¿Fue quizá cuando discutió con la Cananea y le dijo: No es bueno echar el pan a los perros?).
Mis respetos a las místicas, mis aleluyas a tantas personas que dan gratis, que se dan a cambio de nada…Ellas también alcanzan las grandes alturas de la mística, creo yo…
Gracias Ana, es que si no creyera en esa esencia, no estaría compartiendo con vosotros el tiempo ni el pensar. Un abrazo.
Querida Olga, creo que con el comentario que has hecho se te podría aplicar aquello de que “la discípula supera al maestro”. No sabría decir si me gusta más tu comentario que el propio post.
Esta es la grandeza del ser humano, y lo ha plasmado magistralmente con pocas palabras.
Así es pues Joxe. No somos reductibles solamente a la cultura, a circuitos neuronales, a la biología de nuestro cuerpo y a nuestra historia. Hay siempre algo que se escapa , que es capaz de tomar el comando del buque, y que de repente surge y nos muestra que existe y nos conecta a caminos insospechados. Se expresa a través de la resiliencia y a través de ciertas vocaciones, que van a contrapelo con todo, y le quita a la vida humana ese determinismo de reflejo condicionado de tipo pavloviano, dándole fuerzas e inspiración para cambiar de giro y dejar de bailar como el oso del circo.