El tema de la “otra teología posible” que ha propuesto Tamayo y nos ha presentado Ana, junto al de las formas de ser vasco, de izquierdas y cristiano, que ha propuesto Honorio, están captando primordialmente la atención de los comentaristas de ATRIO. Por eso nos parece oportuno proponer la recensión que hace Tamayo de un libro de un poeta vasco, que recorrió en su poesía y en su vida un largo y doloroso camino para pasar de la espiritualidad tradicional de la posguerra al humanismo laico y marxista sin dejar la hondura espiritual de un místico.
Recensión del libro Ética y fenomenología religiosa en la poética de Blas de Otero.
De Antonio Gil de Zúñiga y Muñoz. Ed. ADGN SL., Valencia, 2011, 304 p., 19.50 €
En su Fenomenología del Espíritu Hegel contempla la religión como el penúltimo paso en el movimiento fenomenológico de la conciencia en el camino hacia la autoconciencia o conocimiento absoluto. Establece, a su vez, la relación de la filosofía con la religión, al tiempo que fija sus diferencias. Coloca a Dios “en la cima de la filosofía”. ¿Dónde radica entonces la diferencia entre ambos territorios académicos? En el tratamiento del tema. Lo propio de la religión es el pensamiento figurativo. Lo propio de la filosofía es el pensamiento puro. Así pone las bases para la Filosofía de la Religión como disciplina académica autónoma.
Filosofía, poesía y religión convergen en la vida, el pensamiento y la militancia política de Blas de Otero (Bilbao, 1916-Majadahonda, 1979) en una unidad armónica y diferenciada. Dios constituye el centro, el ancla de la existencia humana, el eje vertebrador de su primera poética. Numerosos han sido los estudios, preferentemente en el campo literario, sobre la poesía de Blas de Otero. Pero ninguno se había ocupado hasta ahora de la experiencia religiosa con el rigor metodológico, la profundidad y la sistematicidad con que lo hace Antonio Gil de Zúñiga en esta incomparable obra, donde se cruzan creativamente y en diálogo disciplinas que con poca frecuencia se encuentran juntas. El resultado es un excelente un estudio interdisciplinar –filosófico, fenomenológico, literario y teológico- de la poética de Blas de Otero centrado en su doble vertiente ética y religiosa.
La obra comienza con un denso capítulo, que constituye el marco de todos los demás, donde el autor subraya la estrecha sintonía de los tres lenguajes del pensamiento de Blas de Otero: filosofía, religión y poética. Tres lenguajes que comparten el mismo territorio: el ser humano y la existencia. El ser humano como ser-ahí y ser-con, en la terminología de M. Heidegger, resaltando la esperanza como inquietud óntica por excelencia y antídoto certero contra el mal y sus secuelas. La existencia como lo más noble del ser, donde coinciden Tomás de Aquino y Blas de Otero. El teólogo medieval considera la existencia como lo más profundo del ser. Para el poeta bilbaíno, “la poesía atañe a lo esencial/del ser/…/lo esencial/ es la existencia”. El capítulo se cierra con unas palabras de Aranguren, que confirman el encuentro de la filosofía con la poesía, vinculada a la religión: “La filosofía, fatigada de ese su largo paseo solitario que ha sido la época moderna, busca la compañía de la poesía, que es, de una manera u otra, religión” (p. 73)
El núcleo de la obra es el análisis de la fenomenología religiosa del poeta, siguiendo su itinerario existencial en tres etapas:
- a) La primera corresponde a una religiosidad tradicional basada en una aceptación de las estructuras religiosas históricas. Primeros poemas y Cántico espiritual, imitación del homónimo de san Juan de la Cruz. Una religiosidad mística, no monacal como la sanjuanista, sino laica. El poeta anhela, desde la zozobra existencial, el encuentro con Dios en los andenes del atardecer, reflejando así el relato mítico del Génesis, no para llegar al encuentro esponsal con Dios, donde la amada se funde con el amado, sino para que la cercanía de lo Absoluto dé consistencia a su ser (“una vana potestad de ausencias”, p.132) tan amenazado por la muerte y la nada, y, sobre todo, afiance su identidad y autonomía como ser creado: “Nada soy si no soy el que yo soy,/ el que ha salido de Tus manos”. (p. 132)
- b) La etapa se caracteriza por una religiosidad en provocativo conflicto con lo Trascendente, anhelando una respuesta ante tanto escombros y ruinas históricas. Ángel fieramente humano, Redoble de conciencia y Ancia son los poemarios de este momento. El poeta bilbaíno se rebela contra Dios desde su realidad ontológica de un ser-ahí y, sobre todo, de un ser-para-la-muerte. No hay respuesta de Dios a su demanda ni a su desasosiego existencial: “Mira, Señor, si puedes comprendernos,/ esta angustia de ser y de sabernos/ a un tiempo sombra, soledad y fuego/” (p. 174), sintiendo con pavor el cerco de la muerte y de la nada. De ahí su oración: “Salva, ¡oh Yavé!, mi muerte de la muerte” (p. 192). Pero también esta rebeldía se fundamenta en la teodicea; hay mucho escombro y sufrimiento sin sentido en la historia: “Mira, Señor, que tanto llanto, arriba,/ en pleamar, oleando a la deriva,/ amenaza cubrirnos con la Nada” (p.191).
- c) La tercera etapa responde al espeso silencio de Dios. Dios, escribe el poeta bíblico, responde escondido en la oscuridad de la tormenta; y su respuesta es el otro; la ética, que es la filosofía primera, recuerda Lévinas y que en Blas de otero se convierte, de alguna forma, en teología primera. Los poemarios de esta etapa comprenden desde Pido la paz y la palabra hasta Hojas de Madrid con la Galerna. Blas de Otero, desde su militancia comunista, sale de su solipsismo y se establece en el territorio del otro; de ahí su máxima lapidaria: “El yo, por su misma configuración, deviene en hoyo, en vacío, al extrañarse del tú y quedar desterrado del nosotros” (p. 7). Para el poeta bilbaíno la respuesta airosa a su conflictiva relación con lo Trascendente es una ética laica, que pivota en torno a los valores programados por Jesús de Nazaret, un judío laico, en las bienaventuranzas (Mt. 5, 3-12) y en el test del “juicio final” (Mat. 25, 31-46), que el poeta y catedrático JM. Valverde lo califica de “juicio ateo”. Blas de Otero se convierte, pues, en paladín de valores éticos liberadores tanto en su poesía como en su modo de estar en la vida y en su compromiso político: la justicia, la paz, la libertad, y en defensor a ultranza de una ética de la compasión o, lo que es lo mismo, de una religiosidad laica.
Blas de Otero, poeta y místico laico, como buen lector de Ortega y Gasset, en sus años mozos, reivindica con su coherencia de vida lo que el filósofo escribió, también con carácter reivindicativo, en noviembre de 1926: que Dios no es sólo un asunto de la “religión”, sino que también es “un asunto profano”; o lo que es lo mismo,”hay un Dios laico, y este Dios…es lo que ahora está a la vista”. Es la tesis central de esta obra interdisciplinar, que abre nuevos horizontes a la religión, a la teología y, sobre todo, a la espiritualidad vivida no sólo en el terreno religioso, sino en el horizonte de la laicidad. Ahí radica la originalidad de la experiencia humana de Blas de Otero y la principal aporta de la obra de Antonio Gil de Zúñiga.
[Artículo publicado en Iglesia Viva, nº 247]
La lectura del libro sobre la poética de Blas de Otero me ha permitido conocer el pensamiento de este poeta del cual no había leído nada porque el libro es un estudio en profundidad de sus poemas que reflejan con autenticidad su personalidad. Con la lectura del libro he conocido el pensamiento religioso, filosófico y antropológico del poeta, a pesar de que el libro está escrito en clave filosófica, en cuya materia soy lego. Esto ha sido posible porque la metodología y el estilo con que se ha elaborado el libro facilita su comprensión a los desconocedores de Blas de Otero e inexpertos en temas filosóficos.
El libro informa con profusión de sus poemas, reproduciendo extractos de sus versos minuciosamente elegidos, desde sus primeros poemas y “Cántico espiritual” que constituye la primavera creyente de su existencia, carente de dudas, hasta otros en los que se va percibiendo la transformación de su pensamiento hasta adoptar ” un nuevo modo de entender la religación y la trascendencia, totalmente diferente a la pedagogía cristiana practicada durante siglos y que, pienso yo, sigue vigente en círculos religiosos oficiales.
La primavera religiosa del poeta acaba cuando su reflexión personal, basada en los acontecimientos reales de su existencia humana y liberado de las imposiciones hasta entonces aceptadas, le lleva por otros caminos, que surgieron de su inquietud existencial y que le condujeron al encuentro con el otro, pero sin romper esencialmente con el “Absolutamente Otro”
Lo que no comprendo es la necesidad de unirse a la ideología comunista para practicar esa otredad que con tanta fuerza había penetrado en su interior. Sí era necesario salir de su pietismo inicial porque sumergido en él no hubiera encontrado al otro. Pero no es posible que el Blas de Otero retratado en el libro pensara que el comunismo le ofrecía caminos de libertad y entrega desinteresada al otro. No veo valores humanos en la praxis comunista de aquella época, sino todo lo contrario. Cualesquiera que fueran las razones de su decisión, está claro que él siguió pensando en el otro como objetivo fundamental de su existencia y, aunque con menos formalidades religiosas, creo que permaneció siempre anclado en lo Trascendente.
Fue fiel a esa necesidad de religación con lo trascendente que tiene el ser humano y que el libro fundamenta muy bien con abundantes citas.
La lectura de este libro Ética y fenomenología religiosa… me ha cautivado por varias razones:
1 Que Dios puede ser también un asunto profano, como ya advirtiera Ortega y Gasset, es decir, que Dios no puede reducirse al templo o a la sola fe, que es desde donde actúa la institución religiosa. De ahí el rebelarse de Blas de Otero. Jesús dio pautas para sacar la fe del templo en el diálogo con la samaritana: adorar a Dios en espíritu y en verdad.
2 Que la religación implica dudas y a veces esta duda se puede manifestar de modo bronco como lo hizo Blas de Otero. La fe es la capacidad de soportar dudas, decía el cardenal Newman.
3. Que la mejor salida a la a teodicea es la antropodicea, es decir, la ética, el otro, la defensa de valores como la paz (doy todos mis versos por un hombre en paz, dice el poeta), la justicia, la solidaridad… No otra cosa proclama Jesús de Nazaret con sus bienaventuranzas, la parábola del samaritano, el test del juicio final… Una tía mía, cuando le preguntaban por qué no iba a misa, ella respondía: Yo creo en Dios, pero no voy a misa, porque no quiero ser como fulanita (mujer piadosa que todos los días iba a misa y muy rica) que cuando un pobre se acerca a su casa para pedir una limosna, ella les despide con un perdone vd por Dios, pero no tengo nada que darle. Yo, decía mi tía, procuro darle de lo que tengo, menos dinero que apenas puedo comprar el pan.
JAQUE MATE A LA DOCTRINA JUDAIZANTE DE LA IGLESIA QUE HA CONVERTIDO AL CRISTIANISMO EN RELIGIÓN BASURA. El análisis racional de los elementos que integran la triada pre-teológica judeo cristiana (la descripción neutra del fenómeno espiritual, su explicación y su aplicación), nos permite criticar objetivamente el profetismo judío y la cristología de San Pablo que fundamentan la doctrina judaizante de la Iglesia; y visualizar: 1) que las directrices de los ancestros de Israel (patriarcas, profetas, reyes y jueces) contenidas en el Antiguo Testamento, son opuestas a las enseñanzas de Cristo, porque promueven el racismo, el despojo, el sometimiento y/o exterminio de los pueblos no judíos; 2) la omisión capital que cometió Pablo en sus epístolas al mutilar al cristianismo de la doctrina de la trascendencia humana (instruida e ilustrada por Cristo) que se alcanza practicando las virtudes opuestas a nuestros defectos hasta adquirir el perfil de humanidad perfecta (cero defectos), dándonos acceso a las potencialidades del espíritu a medida que nos vamos desarrollando espiritualmente; 3) la urgente necesidad de formular un cristianismo laico enmarcado en la doctrina y la teoría de la trascendencia humana (sustentada por filósofos y místicos, y su veracidad comprobada por la trascendencia humana de Cristo); a fin de afrontar con éxito: “el ateismo, el islamismo, el judaísmo, el nihilismo, la nueva Era y la modernidad”, que amenazan con sofocar al cristianismo. http://es.scribd.com/doc/73946749/Jaque-Mate-a-La-Doctrina-Judaizante-de-La-Iglesia
Honorio, no minusvaloro a nadie por ser comunista, es más creo que Marx hizo grandes aportes a la humanidad para entender la realidad. Estaba diciendo que yo no me identifico con el PC, ya que en mi país siempre ha sido stalinista a morir, y que quieres que te diga, no es mi onda. Y la Pasionaria fue una mujer valiente y digna de admiración. Y me imagino, digo imagino porque yo no vivo allá ni viví la post guerra, que en la construcción de un Euzkadi moderno, todas esas voces, la de José Antonio, la de Prieto, la de la Pasionaria, tienen algo que decir porque representan a algún estamento de la población. En cuanto a Otero, tu lo has dado a conocer y he reconocido que me interpreta en el sentido de la ética de la compasión. Saludos, Olga
Blas de Otero encarna el Bilbao y la Euskadi de la posguerra camino hacia la que algunos han dado en llamar transición democrática, la eclosión de la poesía social, aquella escuela poética que en clave de clandestinidad llamaba a combatir el franquismo y poner ene marcha la revolución proletaria…
Arranca de una poesía pietista y beatorra, y paso a paso va encontrándose a sí mismo y a Dios, el Innombrable. Y ese es justamente su don especial, que se adentra en los ideales de la democracia y la revolución sin perder esa tensión religiosa, sino al revés, profundizando en la búsqueda de Dios y en su identificación con el espíritu del Evangelio.
He seguido la huella que ha dejado en la cultura bilbaína y la vasca desde una asociación poética de Bilbao de la que fue animador en su juventud el mismo Otero. Y puedo asegurarles que hay mucha poesía y mucha teología de la buena en él y en este dichoso Bilbao donde conviven la aristocracia del dinero y los mercados con grandes pensadores de la filosofía y la teología, con grandes poetas.
Olga Larrazabal, no menosvalores a Otero por sus profesiones de fe de militante comunista. Antes que militante de esto o de aquello era un hombre honesto, apasionado de lo justo y lo verdadero. Vamos, como Pablo Neruda, al que también adoro, pero quizá más metido en una mentalidad industrial y mercantilista…Es una pieza más, esencial, en ese mosaico de grandes personajes del siglo XX representativos del alma y ser de Euskalerria: como el lehendakari Aguirre, Indalecio Prieto, el canónigo Olaso, la Pasionaria, Unamuno…y todos los que tú quieras.
La siguiente frase que aparece en el artículo, creo que me interpreta en esta etapa de mi vida, y también me ha traído paz al espíritu. “Para el poeta bilbaíno la respuesta airosa a su conflictiva relación con lo Trascendente es una ética laica, que pivota en torno a los valores programados por Jesús de Nazaret, un judío laico, en las bienaventuranzas (Mt. 5, 3-12) y en el test del “juicio final” (Mat. 25, 31-46), que el poeta y catedrático JM. Valverde lo califica de “juicio ateo”. Blas de Otero se convierte, pues, en paladín de valores éticos liberadores tanto en su poesía como en su modo de estar en la vida y en su compromiso político: la justicia, la paz, la libertad, y en defensor a ultranza de una ética de la compasión o, lo que es lo mismo, de una religiosidad laica. ” No comparto exactamente su compromiso político con el PC, qué que es solo una forma de concreción del tema, pero si sus ideales. Y la cosa no tiene que ser necesariamente atea, porque la realidad no es maniquea y da para mucho.
Sin ánimo de presumir ( referente a lo vasco o de otros lares, que a mí me da exactramenbte igual) debo aclarar que yo me lavo la cara ( al menos una vez al mes, aunque no lo necesitase) el La Fuente Otero.
Aquí hay una pequeña referencia a la fuente que “da el agua fría en veranu y caliente en inviernu”…
http://www.liebanaypicosdeeuropa.com/visita/lb1_5_5.htm
La casa de los Otero se matiene firme desde hace siglos en Potes. Y me temo que seguirá segura si alguien no me la cambia.
http://www.bisabuelos.com/ape/otero.html
Bien es verdad que los lebaniegos mejoran cuando pasan por Bilbo; pero también mejoran los bilbáinos cuando pasan por Liébana. Me consta, sin lugar a dudas…
Hace rato que el problema no es como ser católico de izquierdas o de derechas, es como ser cristiano, humanista y pensante, y no morir en el intento.
El sol abrasa, libre, el mediodía
de este sertão sin horas ni respuestas.
Y el Araguaia estira la piel cruda
de jacaré, tostándose,
salpicado de niños y de pájaros.
Yo, recuerdo y espero.
Prendidos por la brizna
del Pirineo aquel de una igual fecha,
de siempre igual memoria,
-junto a las aguas frías del Esera naciente,
la Maladeta y sus cuchillas blancas,
la Renclusa y, abajo, los pastores-,
rezo los salmos, tibios, ya sin verlos,
mientras me siento lleno de sentido,
lleno de mil razones para estarme,
lleno de esta vigilia, tan amada,
tan poblada de amigos ya gloriosos;
seguro del Amor que me conduce,
transido de la muerte que reclamo…
São Félix, 14 de agosto
Con agilidad literaria y un toque de crítica poética se puede decir cualquier cosa de Dios y de la religión.