Este es el título de un libro extraordinario que sólo podía escribir un fino psicoanalista con muchos años de experiencia terapéutica y un cristiano que lleva también muchos investigando desde dentro en lo más profundo de la vivencia cristiana. Y el libro está al alcance de todos, en cuatro idiomas, en la página atrio.org/libros . El autor, Luigi de Paoli es quien nos lo presenta, haciendo para ATRIO este resumen de cada uno de los seis capítulos y acabando con unas Perspectivas que nos lanzan a seguir buscando en lo profundo cada uno de nosotros para vivir, con o sin Jesús, una espiritualidad madura y liberadora… Gracias, Luigi.
Resumiendo….
Capítulo I El Cristianismo nace siguiendo la huellas de un hombre, Jesús de Nazaret, que ha adquirido un puesto de relieve en la conciencia universal por haber sacado a Dios del Templo y de la casta sacerdotal y haberlo trasplantado en el corazón de la humanidad (Emanuel=Dios está con nosotros, en medio de los hombres). Lleno de amor y confianza en Yahvé y de pasión profética por los indefensos, critica la cultura de una sociedad que idolatra al emperador y anuncia junto con su grupo de compañeros y compañeras “sin domicilio fijo” que es posible construir un “mundo no-idolátrico” (Reino de Dios), identificándose con la levadura que hace crecer la pasta de la comunidad humana a través de la acción imperceptible de los puros de corazón, de los niños, de los humildes, de los que sufren persecución y trabajan por la paz.
Avanza hacia las fronteras extremas del dolor y de la bienaventuranza, reconociendo sus pulsiones (“tentaciones”) hacia el dominio omnipotente y el provecho individual, las mismas que afligen la condición humana. Enseña que la plena humanización no está exenta de contrastes y obstáculos y que la “religión verdadera” consiste en hacerse cargo de los que viven en la indigencia para que en ellos nazca la fe que “otro mundo es posible”, y que hasta el hambre puede ser vencida si los más generosos comparten sus “cinco panes y dos peces”. Dirige su oración al Padre “nuestro”, no “mío”. Consciente de sus límites, le pide que “perdone los pecados y libere de las tentaciones” a todas las criaturas, incluyéndose él mismo. Por haber osado revelar que en la religión se mimetizan respetables hipócritas y ambiguas compromisos con el imperio, es crucificado como subversivo.
Capítulo II Las raíces hebraicas del Nazareno son progresivamente abandonadas, así como su modo de hablar, popular y rico en metáforas. Algunos Apóstoles y Evangelistas pasan por alto las curaciones, los exorcismos y las bienaventuranzas. El martirio es objeto de diferentes interpretaciones: en un primer momento el Nazareno es un “chivo expiatorio” de la violencia de las autoridades judías y romanas, luego es una “víctima” requerida por el Padre con el fin de erradicar el pecado del mundo. Si al principio es “un hombre acreditado por Dios”, después es considerado un “privilegiado por encima de todos los seres, es el Alfa y el Omega”.
Las comunidades de los dos primeros siglos se mantienen fieles a la estructura fraternal y alternativa de los orígenes, aun a costa del martirio, al mismo tiempo que comienza una doble mutación del Nazareno: la de la idealización, que tiene lugar paralelamente a la de la castración. Jesús es elevado a la categoría de Hijo de Dios, Señor del Cielo, Redentor, Mesías, pero también se le rebaja a la de Cordero de Dios, Hijo obediente, enviado del Padre. Es eternizado y divinizado hasta el punto de que queda casi oscurecido el objetivo histórico por el cual ha entregado su vida: “llevar a los pobres la buena noticia de la salvación, anunciar la libertad a los presos, dar la vista a los ciegos, liberar los oprimidos” y perdonar a sus verdugos.
Capítulo III La persecución que sufren los cristianos durante tres siglos cambia radicalmente con Constantino, quien les concede completa libertad de culto (313 d.C.) a cambio de usar la Cruz como símbolo de autoafirmación política y triunfo sobre sus rivales. Los obispos, una vez integrados en el sistema imperial con considerables ventajas sociales y patrimoniales, delegan en Constantino (pagano) la convocación del primer Concilio ecuménico para la resolución de conflictos teológicos (Nicea, 325). Uno de sus sucesores, Teodosio, proclama el Cristianismo religión del Imperio y delito contra el Estado la desobediencia al dogma. La confusión de roles y de identidad desvirtúa tanto al Estado, que llega a ser una fuente oficial de la doctrina y de la disciplina cristianas, como a la Iglesia, que acepta privilegios y responsabilidades desconocidas en el pasado. La degeneración eclesiástica es tan evidente que importantes Padres de la Iglesia la denuncian. El “desorden narcisista” que representa Constantino con su grandiosidad, deseo de triunfo, y agresividad criminal, contagia a la Iglesia que de “perseguida” pasa a ser “perseguidora”.
Capítulo IV La conversión forzosa, la defensa de la guerra “justa” y las vejaciones contra los judíos y paganos penetran en el tejido eclesiástico, sobre todo con la legitimación teólogica de Agustín (siglos IV y V). Influenciado por la cultura maniquea y experiencias familiares de dominio y sumisión, éste enseña que la condición humana está marcada por vínculos asimétricos de superioridad e inferioridad entre alma y cuerpo, hombre y mujer, vírgenes y casados, bautizados y no bautizados, los pocos predestinados al paraíso y los muchos al infierno, entre la ciudad terrena orientada al mal y la ciudad de Dios (la Iglesia) encaminada al bien. Cargando con el peso de un “pecado original” que se transmite mediante el acto sexual de los progenitores, todo cristiano aprende que Dios le culpa de un pecado que no ha cometido, y que puede librarse sólo parcialmente de este pecado a través del bautismo, o bien de una ascesis auto-denigratoria (masoquista), o bien persiguiendo a paganos y herejes, con el fin de experimentar el placer (sádico) de ser un “cruzado” del bien contra el mal.
Capítulo V A medida que el interés por la historia y la vivencia del Nazareno se enfría, las Iglesias, especialmente la Católica, tienden – sin saberlo – a modelarse según las dos naturalezas que le han sido asignadas. La “divina” está representada por la “Jerarquía sagrada, que habla y actúa como si fuera Dios. La “humana” está constituida por la masa de los “feligreses profanos” que tienen el papel de “siervos obedientes”, cuya tarea es secundar la voluntad de los “pastores”. Si el Nazareno decía “levántate y camina”, éstos ordenan: “¡siéntate y cállate!”.
Avalando la doble imagen de Dios – por un lado liberador, salvador y redentor y por otro lado dominador y vengador injusto – los cristianos quedan atrapados en una “encarnación contradictoria”. Personifican la caridad frente a los miserables, la compasión frente a los débiles, el amor al extranjero, pero al mismo tiempo exhiben una superioridad ética y apoyan sistemas que idolatran el dinero, defienden la ley del más fuerte e incrementan las desigualdades.
El “Yo eclesiástico” (de todas las Iglesias cristianas) no tiene recursos suficientes para poner freno al desorden narcisista, al no haber interiorizado plenamente al “Yo fuerte” del Jesús histórico, madurado en una comunidad cálidamente afectuosa, a partir de la familia. La consecuencia es que en lugar de un Cuerpo místico hay un “cuerpo fragmentado” en miles de Iglesias, incapaces de orar juntas y de liberar a los pobres y a los marginados.
Capítulo VI Una representación de la mutación del Cristianismo se encuentra en la celebración de la liturgia fundamental, la Eucaristía, que deja de ser una Cena entre amigos y amigas para revivir la Liberación a través del recuerdo del Éxodo y de Jesús Resuscitado. Retrocede al antiguo rito del sacrificio en un templo sagrado, donde en lugar del animal está Jesús, el Cordero que quita los pecados del mundo y su auto-inmolación.
La estructura sacrificial está bien representada por la escisión de la asamblea: por un lado está el “celebrante-sacrificante”, ubicado detrás de un altar o sentado en un trono, dotado de poder y de palabra; por otro lado están los “fieles sacrificados”, entrenados para obedecer a señales convencionales del ministro consagrado, que les exige el sacrificio de evitar toda forma de diálogo, saludo, abrazo y confesión recíproca. Ello es la confirmación de que el Cristianismo no es una comunidad-cuerpo, cuyas partes se ayudan mutuamente y cariñosamente, sino una “masa” sin relaciones verbales o afectivas, dividida artificialmente entre “pastores” y “ovejas”.
Perspectivas
Dando por sentado que el Cristianismo ha representado en el curso de la historia una fuerza amorosa y creadora de instituciones y obras que han enriquecido a la humanidad, parece igualmente incuestionable que está marcado no tanto por inevitables faltas personales, como por una “malformación genética”, que comienza desde las primeras comunidades que atribuyen a Jesús la misma estructura bipolar del Imperio Romano. Con el fin de elevar al Nazareno por encima de todo ser humano, los discípulos injertan – por decirlo de una manera biológica – en su ADN la “doble hélice”del Imperio. En la estructura del ADN imperial, una hélice es la del Emperador, venerado como “Hijo de Dios y Salvador”, que exige sacrificios; la otra es la del pueblo, “siervo y víctima”, que debe sacrificarse.
Una vez que la doble hélice imperial se le transfiere a Jesús, es lógico que éste se convierta en “Hijo de Dios y Salvador” (como Augusto) y, al mismo tiempo, en “siervo y víctima” (como el pueblo). Esta misma “doble hélice cromosómica” se transmite a las Iglesias cristianas, que desarrollan dos núcleos psicodinámicos desequilibrados: uno es auto-divinizante y potencialmente sádico, dominante y colonialista, mientras que el otro es servil y masoquista, dispuesto a inmolarse.
A causa de esta “malformación genética”, no sorprende que se vaya estructurando la separación entre el Jesús histórico y el Cristo Resucitado, entre el único verdadero Redentor y los no genuinos, entre una Iglesia perfecta (Católica romana) y las demás que son imperfectas, entre sacerdotes y feligreses, entre ley y compasión.
Si mi análisis es razonable, parece poco probable que el Cristianismo consiga deshacerse del desorden narcisista entonando un mea culpa, celebrando concilios, reuniones ecuménicas, campañas de reforma, ascesis personales o proliferaciones de Iglesias Independientes, cosas ciertamente útiles, pero no suficientes para curar una patología que no afecta algunos elementos del cuerpo eclesial, sino la transmisión de una “malformación”.
Observando los “procesos primarios” de las Iglesias cristianas, mi hipótesis es que el desorden narcisista que las caracteriza depende de la presencia de dos núcleos, uno auto-divinizante, agresivo e intolerante, y otro servil, frustrado y tolerante, que hacen oscilar las instituciones religiosas entre sentimientos opuestos de inferioridad y grandiosidad, entre pulsiones amorosas y destructivas. Si los cristianos no van por el mundo anunciando y poniendo en práctica la liberación emprendida por Moisés, ello no es debido a su mala voluntad, sino a la debilidad de un “Yo” que se ha acostumbrado a vivir sin libertad.
El proceso de liberación que Moisés inicia más de tres mil años antes no es sólo político sino “mental”, pues él descarta las soluciones más sencillas y extremas como el sometimiento al Faraón o bien su eliminación. El líder maduro no se deja encerrar en la lógica dualista “aut-aut”: mandar o obedecer; sublevación o capitulación; riqueza o miseria. Lo que Moisés inventa, y Jesús repite, es el alejamiento irreversible de toda contraposición sectaria, comenzando un Éxodo laborioso que excluye tanto la violencia como la resignación, teniendo bien en cuenta que en ese viaje hacia la plena humanización pueden reaparecer la nostalgia infantil de la esclavitud o de una tierra toda leche y miel.
La influencia de Moisés y de los profetas es tan honda en el Nazareno que él consagra su vida a comprobar que es posible establecer relaciones afectuosas, paritarias, comunitarias, empáticas, es decir “no-dualistas” (o trinitarias). Él rechaza todos los sistemas “dualistas”, que favorecen el apartheid entre Dios (o un Hijo suyo), que es omnipotente y digno de adoración, y todos los demás seres vivientes, que son pasivos y desprovistos de valor.
No sólo Jesús sino también sus amigos y amigas ponen su vida en juego para indicar que hay otra manera de vivir en este mundo, y no en el más allá, donde no existan ni triunfadores ni derrotados, ni verdugos ni chivos expiatorios.
Cada persona, según el Nazareno, contiene una fuerza liberadora que le permite “hacer prodigios más grandes de los que él hizo”, de una forma misteriosa y discreta, como la levadura que hace fermentar una masa inerte, o como la sal que da sabor a las relaciones humanas.
Cuando los “discípulos ignoran o mudan sus genes originales, se vuelven una sal inútil.
Jesús lo dice de forma incontrovertible (Lc 14,34-35):
“La sal es buena; pero si se vuelve insípida, ¿cómo recuperará su sabor? Ya no vale ni para la tierra ni para el abono, de modo que se tira. Quien pueda entender esto, que lo entienda”.
El texto completo puede ser leído y descargado libremente en Internet: atrio.org/libros
Quise decir un saludo, no un saldo; por poco lo estropeo todo.
Luis GM, perdón por mi dureza hacia ti en mi último comentario y felicitarte por el último tuyo.
Estoy de acuerdo contigo en casi todo, menos en el último apartado. La Iglesia está demasiado en la intemperie como para que no se la critique desde quienes la obsevan, al mismo tiempo que por sus injerencias en la vida pública es inevitable que se la someta a juicio público.
Quienes queremos a la Iglesia somos los responsables de su transformación y de su vuelta a los orígenes más próximos a Jesús y que llegue un día en que la sociedad pueda decir “mirad cómo se aman”.
Un saldo cordial, y sé bueno, ¡anda!, que puedes aportar mucho a atrio cuando quieres.
Ana Rodrigo:
Pues lo siento de verdad: con lo bien que tú me caes a mi…
Seguiré luchando por tu comprensión y perdón.
Un abrazo
Pepe:
Cuando dices:
Bueno Jacob, pues como también lo dijo Pablo de Tarso ( que hacía tiendas de campaña para NO SER GRAVOSO A LA COMUNIDAD), mira a ver si convences a tus jefes y empiezan a dar algún palo al agua en todo su jodida vida de vagancia. ( viviendo como emperadores a cuenta de los demás).
¿Tu conoces a algun cura? Porque a los que yo conozco, llamarles vagos me parece una pasada.
Vago es mi fontanero, que he tenido un atasco, ha echado un desatascador liquido, no me lo ha solucionado y ha intentado cobrarme 103 lereles sin factura.
Jacob, creo que la traducción de la Biblia que nos citas, que no dices cuál es, traduce mal, está mal traducida; creo que el sentido común lleva a una traducción como la que copié el otro día, de la Biblia de Jerusalén: el que no quiera trabajar, que no coma.
Hoy la copia de una Biblia que me bajé de Internet hace unos años, sin saber quien la colgó en internet.
“6 Hermanos, os mandamos en nombre del Señor Jesucristo que os apartéis de todo hermano que viva desordenadamente y no según la tradición que de nosotros recibisteis.
7 Ya sabéis vosotros cómo debéis imitarnos, pues estando entre vosotros no vivimos desordenadamente,
8 ni comimos de balde el pan de nadie, sino que día y noche con fatiga y cansancio trabajamos para no ser una carga a ninguno de vosotros.
9 No porque no tengamos derecho, sino por daros en nosotros un modelo que imitar.
10 Además, cuando estábamos entre vosotros os mandábamos esto: Si alguno no quiere trabajar, que tampoco coma.
11 Porque nos hemos enterado que hay entre vosotros algunos que viven desordenadamente, sin trabajar nada, pero metiéndose en todo.
12 A ésos les mandamos y les exhortamos en el Señor Jesucristo a que trabajen con sosiego para comer su propio pan.”
Según la epístola, anónima creo, los predicadores trabajaban día y noche con fatiga y cansancio, además de su predicación: para no ser una carga para aquellos a los que predicaba. Trabajaban además de la predicación, que no la consideraban trabajo a estos efectos.
Los curas y jerarcas ¿trabajan para no ser una carga?, ¿o lo cargan a los impuestos del Estado, que los recauda para ellos, a su servicio, y paga la predicación de los profesores de religión católica asignatura obligatoria …etc.?
La cita correcta es la que dijo Lali: el que no quiera trabajar, que no coma.
Es decir, el que pudiendo trabajar no quiera trabajar, que no coma.
El que predica (el cura yo jerarca profesionales), si puede, además de su tarea de predicar, trabajar para no ser una carga, pero no quiere, que no coma ‘de balde’ el pan de nadie –por usar los términos de la epístola-. Es lo que parece decir la epístola, a mi modesto entender.
Saludos cordiales
Fico:
Gracias por tu bienvenida, aunque me temo que es un poco tardía, ya que me da la impresión que estoy participando en Atrio desde hace bastante más tiempo que tu. De todas formas, te la agradezco.
Yo también he leído: ATRIO es un sitio de Internet que se presenta como “Lugar de Encuentro entre lo sagrado y lo profano”, un portal donde se tratan cuestiones relacionadas con la religión desde una perspectiva de libertad y pluralismo religioso.
Y me parece bien, perooooo, siempre que aparece alguien que está en comunión con la Iglesia Católica, determinados foreros les pegan unos viajes que resultan molestos. Como si las cuestiones relacionadas en la religión, y sobre todo con la Iglesia Católica se trataran sólo en una dirección.
Hombre Fico, yo precisamente si que puedo decir que estoy en la Iglesia porque quiero. Me bautizaron de pequeñajo como a todos, hice la Confirmación y la Primera Comunión por ese orden, y después me fui de la Iglesia.
Estoy de acuerdo contigo cuando dices:
Todo es cuestión de tiempo y de etapas de evolución, y cada cual debe recorrer las suyas a su ritmo.
Yo he evolucionado a mi tiempo y a mi ritmo, y estoy aquí, en la Iglesia. Ya sabes, a lo mejor es como lo del Hijo Pródigo.
Pero es que eso, en determinados círculos, parece que no es evolución, sino involución. Si la cosa fuera al reves, de católico a ateo, o me hubiera hecho musulman, estaría mejor visto. No sólo aqúi, también en mi curro, en mi barrio, etc.
Pero como me he reencontrado con el católicismo…
¡¡Pues que se le va a hacer!!
Antonio Duato.
Efectivamente, este hilo, una vez superados ciertos nihilistas desatinos, está resultando muy iluminador y reconfortante.
Leo tus palabras (que con frecuencia son magisterio) con ánimo amical, fraterno y confortado. Dices: “Creo que no debemos generalizar al enjuiciar a curas y obispos. Pero que no consideren ellos nuestra manera de manifestar libertad cristiana y nuestra manera de expresarnos como una ofensa. Ni una contradicción con el seguimiento de Jesús a quien buscamos cada vez con más libertad”.
Totalmente, de acuerdo contigo, amigo, aunque tus sensatas palabras me suscitan unas reflexiones nimias:
Primera.- No me parece plenamente acertado en tu planteamiento hablar de “ellos” y “nosotros”, como si fuéramos militantes de facciones hostiles y nuestro único lugar de encuentro fuera el campo de batalla. Creo, sinceramente, que todos buscamos a Jesús y buscamos avanzar en su seguimiento y asimilación práctica de su estilo de vida y de servicio.
Segunda. Entiendo que puede haber diversas “percepciones” y diversas prioridades metodológicas, es decir, en el camino elegido, pero en el fondo, supuesta la buena voluntad de cimiento, se trata de alcanzar los mismos objetivos: vivir la plenitud del amor diaconal a los demás. Unas personas han decidido abandonar la Iglesia-institución porque se sentían “oprimidas” en ella y, como decía Fico Sánchez Peral en el dialógo que hemos mantenido, esta actitud de búsqueda les ha permitido alcanzar unas mayores cotas de libertad.
Tercera.- Tomo prestado un concepto de Fico Sánchez Peral: se trata de una cuestión de “llamada” y de “busqueda “. Y estas dos actitudes son perfectamente asumibles tanto por los que han abandonado “el templo”, como por los que usando un término (ahora amistoso) de mi interlocutor, seguimos “atrapados en él”. Puede que quien ha roto lo que denominan las barreras y las frontera eclesiales se sientan más liberados, pero a quienes seguimos en la Iglesia tampoco se nos ahorra la obligación y la vocación de buscadores.
Cuarta.- Los que seguimos “intra muros” de la iglesia institución y comunidad sabemos muy bien, porque lo sufrimos en nuestras propias carnes, del dolor interno y del desgarramiento del alma ante situaciones de pecado y de injusticia en la Iglesia y de traición al mensaje de Jesús. Te quedan dos posibilidades: o marcharte y luchar desde fuera de la Institución, por mejorarla y sanarla, como habéis hecho muchos de los participantes en el Atrio (y es una opción plenamente válida y respetable) o quedarte dentro y luchar por su purificación interior desde dentro. Yo, en concreto, he adoptado esta segunda posición por muchas razones, entre otras, porque hay muchos hermanos buenos, limpios y generosos, (muchos de ellos pobres, sencillos y pequeños) que creen y siguen a Jesús a su manera y que no entienden su vida de otra forma que la que han vivido siempre y hay que estar a su lado en acompañamiento de amor y solidaridad.
Quinta.- Lo que no entiendo y me duele mucho (y en Atrio se encuentra algún vestigio, aunque pequeño, de ella) es la actitud de quienes abnadonaron la Iglesia o nunca entraron en ella y cuyas palabras destilan amargura, hostilidad y, en algún caso, hasta odio. Si no quieren nada con la iglesia, perfecto: pero déjenla en paz, no hostigen inmisericordiosamente por el simple capricho de hacer daño. Ya nos causamos nosotros solos demasiado dolor, para que vengan a jalearnos desde fuera.
Un abrazo, amigo.
Jacob, respeto tus gustos sobre lo que escribe Luis GM, quien rara vez entra a comentar como un atriero más, y sí casi siempre como juez (en esta última vez, juez injusto por defender algo injusto como lo dicho por otra persona), y desde un peldaño más arriba que el resto de los mortales a dar lecciones. Cuestión de gustos, ¡qué le vamos a hacer!. Luis durante un tiempo me producía simpatía y esperaba de él que “se convirtiera”, ja,ja, en uno más de la plebe atriera, pero veo que no es así, por tanto lo que Luis piensa está bastante alejado de lo que pienso yo. Ahí se queda la cosa, con todos mis respetos hacia ti, Luis, en lo que tú hayas decido sobre tu vida, ¡faltaría más!. (pido perdón por esta alusión directa a Luis GM a quien quise contestarle en su momento y no me fue posible).
Voy al tema. Jacob, el que tu califiques de sensatez la defensa de pertenecer a la Iglesia Institución tal cual está y se manifiesta mayoritariamente, es una apreciación personal y subjetiva que yo respeto, porque sois muchas las personas que estáis ahí desde vuestra libertad, con buena fe y que lo vivís con sinceridad desde vuestra manera de ver las cosas. Nada que decir al respecto, sino es que casi todo el mundo que está en algún colectivo religioso o no, lo hace desde su libertad, lo que no quiere decir que sea garantía estar en lo cierto. Ahí tenemos a los islamistas fanáticos que también lo están desde su libertad, es un ejemplo, no una equiparación.
Cuando tú hablas de sensatez, da la impresión que quienes no estamos ahí no seamos sensatos o sensatas. Por tanto yo también pido respeto para quienes no nos gustan las derivas que la Iglesia-institución ha llevado al evangelio a lo largo de la historia y que para mí como dije ayer, han supuesto de todo menos salvíficas, es decir, me impedían vivir mi vida desde mi razón y desde mi racionalidad, me impedía evolucionar como persona desde lo que se me enseñó y lo que yo anhelaba. Juan Mateos traducía la expresión “el reino de Dios” por “una sociedad alternativa”, Lali nos ha dado algunos ejemplos de actualización a nuestra mentalidad muy interesante. Me gusta “traducir” el evangelio a la sociedad actual, y pienso en cómo transmitiría su mensaje Jesús en nuestro tiempo.
El debate que se ha organizado en torno a la hostia, sin que este sea el tema único a analizar en toda la evolución y el psicoanálisis del cristianismo desde sus orígenes, nos está indicando que el origen de un compartir fraternal hasta llegar un rito más entre tantos al que cada cual pondrá la interpretación que quiera, hay un abismo. Si la Eucaristía como encuentro fraterno en torno al recuerdo de Jesús y su mensaje para llevarlo a nuestras vidas, se ha convertido en la misa dominical, en un majestuoso templo, con unos sacerdotes-hombres disfrazados de no se sabe qué, que realizan una magia que no inquieta para nada a los asistentes, de obligado cumplimiento y del que se sale igual que se ha entrado, nos está indicando que algo falla.
Yo creo que este hilo o el libro de Luigi podría ser objeto de un curso entero de estudio y análisis de nuestras creencias actuales enfrente de lo que dio origen a las mismas desde Jesús el galileo. Es una idea que lanzo por si a Antonio le parece bien.
Bueno Jacob, pues como también lo dijo Pablo de Tarso ( que hacía tiendas de campaña para NO SER GRAVOSO A LA COMUNIDAD), mira a ver si convences a tus jefes y empiezan a dar algún palo al agua en todo su jodida vida de vagancia. ( viviendo como emperadores a cuenta de los demás)
Tomen ejemplo de sus maestros y no tengan tanto morro metiédole el trabajo a Dios mientras ellos se pasan la vida en palacios inmensos, con miles de esclavos-as a sus servicios y gastanto millones de dinero en viajes a países donde el personal se muere de hambre. ( los que trabajan y los que no trabajan, excepto los papas, curas, monjas, obispos y demás vendedores de humo.)
El Papa Benedicto XVI sobre san Josemaría Escrivá
“Dejar a Dios el trabajo”: Un artículo por el entonces cardenal Joseph Ratzinger-, publicado en ocasión de la canonización de Josemaría Escrivá de Balaguer.””
http://translate.google.es/translate?hl=es&langpair=en|es&u=http://www.opusdei.org/art.php%3Fw%3D32%26p%3D4761
Ale, majo, dales la vara ( o la azada) a ver si consigues que se ganen la vida con el sudor de su frente, en vez de seguir tragando a cuenta del sudor de el de enfrente.
No te digo…
Apreciado Jacob.
¿Y quién te ha dicho que te avergüences? Todos hemos pasado –y algunos por mucho tiempo- por donde estás tú ahora. Todo es cuestión de tiempo y de etapas de evolución, y cada cual debe recorrer las suyas a su ritmo.
Atrio es lugar de encuentro de lo sagrado y lo profano, en el que algunas personas, creyentes o no, pero con inquietud espiritual (en general, no sólo cristiana) nos encontramos libremente para compartir inquietudes, experiencias y reflexiones. Y subrayo libremente, para destacar que esa libertad es elegida sin influencia de nadie, ni, menos aún, al amparo -o al abuso- de la confianza en representatividad de autoridad religiosa ni divina alguna; cosa que, por legítimo que pudiera ser, no es precisamente igual en la Iglesia Católica, en donde, en mi modesta opinión, haces muy bien en estar si –como dices- te encuentras a gusto.
Los miembros de Atrio -que yo sepa- no pescan en pecera, es decir: no acuden los domingos a misa a recuperar creyentes atrapados para captarlos para “la causa laica de Atrio”, es más, no nos dedicamos a la pesca proselitista ni catequética de ningún tipo. Tú, sin embargo, sí apareces por aquí (y eres bienvenido) quejándote de nuestro presunto proselitismo hacia ti. ¿Por qué has venido? ¿Qué te ha atraído? ¿Te ha obligado alguien, o simplemente te has tropezado con este portal y te ha apetecido participar? Pues, repito, sé bienvenido, participa si quieres y reflexionemos juntos. Pero ya sabes de qué va Atrio, luego no te quejes.
Aquí, y espero que no te suene a proselitismo pues no quiere serlo, hemos ido viniendo a parar ( y nada nos retiene, más que el interés propio), personas de distinta procedencia y experiencia, pero en la actualidad (y pido disculpas si no soy muy preciso, ten en cuenta que no soy muy representativo pues sólo participo en Atrio desde el pasado mes de Enero) muchos procedemos (aunque hay otras procedencias y destinos) de una experiencia de Iglesia que ha ido evolucionando, cambiando y abriéndose a nuevas maneras de entender la religión, la espiritualidad, la concepción de la propia Iglesia y hasta la concepción del mismo Dios, de formas más evolucionadas y que a nosotros nos parecen más enriquecedoras que las reconocidas por la jerarquía religiosa católica. A todos, por su inmovilismo y tantas otras cosas que ahora sería largo de explicar, se nos quedó corto el magisterio de la iglesia, pues llegaba a obstaculizar el acercamiento a la meta (encuentro con Dios) que propone y, simplemente, cada uno desde su experiencia personal, un día decidimos trascender sus fronteras y buscar fuera lo que no encontrábamos dentro. Y funcionó, y encontramos mucho más. La única condición (no impuesta, pero la experiencia nos ha mostrado que casi todos pasamos por ella) fue ponerse en camino –iniciar la búsqueda– de recuperar lo mejor de la propia humanidad, y confiar en uno mismo y en Dios. Lo demás -cada uno a su manera- forma parte del proceso de evolución hacia la madurez humana, adulta y espiritual de cada cual, y si uno se mete por ahí jugando limpio con Dios y consigo mismo, antes o después se conocerá mejor a sí mismo y Dios le acabará saliendo al encuentro desde dentro de sí mismo. Tenlo por seguro.
Reflexionar sobre cosas como esa es lo que hacemos en Atrio y los comentarios de crítica no son hacia las personas sino hacia los defectos del magisterio de la jerarquía religiosa. En ese sentido comentamos lo de los creyentes atrapados en la iglesia institucional, como consecuencia negativa de ese magisterio, no como crítica a esas personas, ni tan siquiera por deseo de influir en ellas, pues no las convocamos a que nos escuchen. Ellas, a quienes respetamos, hallarán su momento de evolucionar en uno u otro sentido y cada uno irá por los caminos que su progresiva madurez, alentada en presencia de sí mismos y de Dios, les vaya alumbrando. Pretender subirte o bajarte, o que te suban o te bajen, a la experiencia de otros, es una imprudencia que nadie puede ni quiere imponer (y menos en Atrio). Nosotros hablamos entre nosotros de lo que vivimos (no hemos ido a buscarte para decírtelo) y si tú pasas por aquí y te apetece participar y te sientes motivado a reflexionar en algo que te sea útil, hazlo si ese es tu deseo, pero no nos pidas que dejemos de hablarlo entre nosotros.
Disculpa que te responda yo, pero es que creo ser el que, últimamente, más ha utilizado el termino atrapados y he creído que debía explicar en qué sentido lo uso.
Afectuosos saludos. Fico.
Javier, lo dice aquí:
Lectura de la segunda carta del apóstol san Pablo a los Tesalonicenses 3, 7-12
Hermanos:
Ya sabéis cómo tenéis que imitar nuestro ejemplo: no vivimos entre vosotros sin trabajar, nadie nos dio de balde el pan que comimos, sino que trabajamos y nos cansamos día y noche, a fin de no ser carga para nadie.
No es que no tuviésemos derecho para hacerlo, pero quisimos daros un ejemplo que imitar.
Cuando vivimos con vosotros os lo mandamos: El que no trabaja, que no coma.
JÍ Porque nos hemos enterado de que algunos viven sin trabajar, muy ocupados en no hacer nada.
Pues a esos les mandamos y recomendamos, por el Señor Jesucristo, que trabajen con tranquilidad para ganarse el pan.
Aunque yo no comparta cosas con Miguel, la verdad es que no había dicho ninguna barbaridad, simplemente habia citado una frase del Evangelio.
Y me ha parecido que la explicaba lo suficiente.
Saludos.
Antonio:
El domingo retransmitieron en una televisión religiosa la procesión del Corpus de Madrid. El que asesoraba al comentarista, creo que era Manuel Bru, explicaba con claridad meridiana que el que era el protagonista de la procesión, era el Cuerpo de Cristo, no la custodia que es simplemente un recipiente, por muy bonito que sea.
Dices que has oído por ahí que los cadetes de Toledo rinden honores a la custodia. ¿No te has parado a pensar que seguramente lo has escuchado gracias a la ignorancia que tienen los comentaristas, tertulianos o lo que sean, de determinadas cosas?
Porque todos los católicos del mundo mundial, tienen perfectamente claro que una cosa es la custodia en la que va la Hostia consagrada, y otra cosa es la Hostia consagrada propiamente dicha.
Y no da en absoluto que pensar a mi modesto entender.
Saludos.
Inmolamos a Jesús decenas de miles de veces cada día, esa es la realidad para los que creemos que Jesús resucitado vive en cada víctima que muere asesinada de hambre, sed y miseria cada día en el planeta Tierra, insignificante en el universo . Sacrificio cruento.
Esto no es noticia, ni forma parte de la celebración de la Misa (de los millones de Misas -hay curas de ‘dicen’ varias Misas al día y dan positivo en la alcoholemia ), ni de la liturgia, como si los magníficos edificios iglesias se llenaran de gozo divino con la consagración, la elevación de la hostia de tamaño grande, con el público arrodillado, tan en silencio, como si el temor de Dios llenara los inmensos volúmenes edificados para tan espectacular menester, mientras Jesús vivo sigue sin tener dónde reposar la cabeza, vivo en cada menesteroso que no tiene vivienda, mientras el patrimonio inmobiliario de la ICAR es de los mayores del mundo, si no el mayor …
Este sacrificio cruento de Jesús, millones de veces repetido se tapa con el llamado sacrificio incruento de la hostia consagrada que se comen millones de veces los comulgantes, creyendo que se comen o reciben así montones de la llamada Gracia Santificante (pura magia, a mi modesto modo de ver), y así ya pueden ir en paz (y dicen dar gracias a Dios por ello al acabar la Misa), a pesar de que las decenas de miles de asesinados por hambre siguen al mismo ritmo de un Jesús asesinado cada cinco segundos.
Sin crispación, podéis ir en paz, dice el cura, dándoles la bendición (más magia) nada menos que Dios Padre Todopoderoso …
Es la hostia …
Está resultando apasionante este debate, que entre todos habéis reconducido al tema del análisis profundo del cristianismo. Me detengo en dos aspectos.
1. La etimología y uso de la palabra hostia. Efectivamente, nada que ver con Ostia, de os (boca) y ostium (puerta y por tanto puerto). Hostia era sinónimo de víctima para el sacrificio, quedando la primera reservada para víctimas pequeñas (paloma, cordero…) y la segunda, víctima, para toros o personas humanas…
Ambos términos parece que provienen del lenguaje militar –hostis y victus- y tienen que ver con el derramar sangre. Fueron asumidos por el lenguaje religioso de los romanos y de ahí pasó al cristianismo como sacerdote, pontífice, ara… Y es un ejemplo de que Luigi dice: en ese ADN del cristianismo hay mucha herencia pagana…
Es curioso que el término víctima haya derivado al lenguaje filosófico y ético, como los que sufren injusticias, mientras que el de Hostia, con significación eucarística, haya pasado al lenguaje popular como “sopapo” o “grandioso”…
Por otra parte me llamó la atención estos días, cuando se comentaba la discutible decisión de la ministra de defensa de hacer excepción en una reciente norma para que los cadetes de Toledo pudieran “rendir armas” en la procesión de Toledo, oí decir que éste era un gesto tradicional y folklórico que se tributaba a la salida de la custodia de Arce de la Catedral. El objeto sagrado ya no era la Hostia consagrada sino la Custodia que lo guardaba… Da que pensar…
Si en el Vaticano II se había insistido en la Eucaristía como reunión para compartir el Pan (en forma de pan, no de obleas), ahora la nueva cúspide quiere que se vuelva al aspecto sacrifical de la misa y a la “presencia real” (en la hostia o en la custodia de Arce, que es lo “sagrado”, no en el estar reunidos en el nombre de Jesús, que demasiado “humano”). Bueno, pues se quedarán con ese signo de soldados “presentando armas”, una enorme contradicción…
2. Sobre la libre y gustosa pertenenencia a la Iglesia Católica Apostólica y Romana -ICAR. Claro que es posible. Pero en la medida que uno es lúcido y crítico, capaz de leer y asimilar interiormente un libro como este de Luigi, no dejará de enfrentarse a contradicciones interiores, crecientes en la medida que uno está más alto en el escalafón jerárquico. Y será posible, si es capaz de aceptar la crítica porque hace él mismo hace autocrítica, de encontrar motivos para mantenerse libremente en esa situación. A veces, con la libertad limitada de quien no tiene otra salida viable. Puede que en algún caso con total libertad y sin acogerse al fundamentalismo. Es posible.
Es verdad que hay que respetar la conciencia personal de cada uno, sea obispo, cura, religioso o laico, más o menos practicante. Personalmente he ido recorriendo muchos de esos escalones y viviendo cada momento con mis dosis de contradicciones, crítica y autocrítica. También es verdad que, en la medida que he ido bajando escalones de status, la vida y la vivencia religiosa se ha ido simplificando, profundizando, depurando. Al tener menos responsabilidades en el “aparato” la búsqueda se hace más personal. Respeto a quien está en otro escalón. Creo que no debemos generalizar al enjuiciar a curas y obispos. Pero que no consideren ellos nuestra manera de manifestar libertad cristiana y nuestra manera de expresarnos como una ofensa. Ni una contradicción con el seguimiento de Jesús, a quien buscamos cada vez con más libertad.
Convertir las explicacioens míticas, y así lo es el sistema teológico como la bíblia, en desripción objtiva de la realidad, es quedarnos en un mundo cerrado y dual. Hay que cosificarlo todo.
En cambio si el discurso mítico lo leemos como indicación, orientación, símbolo de algo que está más a fondo en nosotros y no fuera de nosotros, a mi entender, podemos conscienciarnos de otro nivel u otra dimensión del ser humano, por lo tanto, de nosotros mismo.
El lenguaje mítico tomado al pie de la letra nos atrapa; anula nuestra razón y entonces hay que “creer en la absurdidad”, que repele la razón.
Todo cuanto se afirma sobre Dios, hay que negarlo a continuación para poder adentrarnos en El, que somos cada unos de nosotros.
Quizá es porque, segun ellos, te mantienen a salvo, Pepe Sala, pues el catecismo de Wojtyla (1992), titulado ‘Catecismo de la Iglesia Católica’, sigue diciendo que ‘fuera de la ICAR no hay salvación’ (nº 846).
Ninguna crispación pues para el católico tradicional, su ICAR es camino seguro de su salvación, sobre todo si comulga muchas hostias (¿vendrá de ahí lo de ‘comehostias’?). ¡Qué bonito, qué divino, qué ‘en comunión’. El cura tiene a Dios en sus manos. Qué plenitud!
No parece ser lo que se desprende de la lectura del libro de Luigi de Paoli, del tema del hilo. Me da la sensación de que para Luigi Dios está en las personas, creyentes o no, y no en la hostia consagrada.
No es tan fácil, Jaume, según creo.
El término ( Hostia-Ostia) es lo de menos, en su significado semántico. Lo importante, según creo, es lo que conlleva en su significado mitológico, simbólico y mágico.
Es muy difícil tragarse que un ser humano sea capaz de convertir el vino en sangre ( encima para bebérsela) y, peor aún, creerse que una simple oblea de pan sin levadura se convierta en un cuerpo HUMANO que también se zampa el comulgante… ( de ruedas de molino)
Las explicaciones que recuerdo, cuando tuve inquietudes al respecto, jamás me convencieron. El hecho de que Jesucristo dijese las palabras de la última cena, de ningún modo pueden ser tomadas en sentido literal y pensar que cada vez que se comulga se comen el cuerpo de Cristo y se beben su sangre. Yo siempre lo había entendido en sentido simbólico ( aunque me guardé muy mucho de manifestarlo a mi ” padre espiritual”)
Puesto que, si hay que tomarse las palabras de Cristo en sentido literal, resulta que Jesucristo es UNA PUERTA ( yo soy la puerta”) o es una simple zepa de uvas. ( Yo soy la vid, vosotros los pámpanos)
Con el agravante de que si se tomase el asunto en sentido literal, vaya crueldad la de los católicos, por hacer repetirse la crucifixión de Cristo en cada una de los millones de misas diarias que hay por el mundo mundial.
Desde mi descreencia total sobre el asunto de la hostia, veo mucho más razonable y asumible la propuesta de Javier y otros. Bien estaría que, simbólicamente, cada cristianito-a se ” inmolase” en favor de los más necesitados del mundo, lo mismo que hizo su Maestro en sentido literal.
Pero éso no lo verán mis ojos…salvo en las excepciones de personas creyentes que, curiosamente, casi todas están enfrentadas a ls Jerarquías eclesiásticas. ( he puesto el ” casi”, y casi debería quitarlo.)
En definitiva, que le cristianismo de Cristo ( quien jamás fue cristiano) cada vez se parace menos al ejemplo de sus raices y cada vez se parece más al sistema eclesiático fariseo que condenó a Cristo. Si Jesucristo viviese en la actualidad, iba a durar menos que un caramelo en la puerta de un colegio. Y le crucificarían los mismos y por los mismos motivos.
( Yo sería el ” ladrón malo”… jejeje)
Saludos.
Gracias por vuestras intervenciones.
Es cierto que Ostia, puerto y Hostia, oblea, por las grafias nada tienen que ver, pero fonèticamente, sí.
La relación de ambos sonidos remueven inconscientes. El pueblo lo haya creéido o no, poco importa. Pero se lo ha hecho suyo(tapices del Corpus Christi aún hoy día).
Pienso, a mi entender, que es el mecanismo mental de racioanalización de aspectos reprimidos contra la divinidad (minúscula) que todos llevamos en nuestro interior, de nuestra infancia “omnipotente y todopoderosa” y que la frustración, si no está bien gestionada, no la puede evitar en nuestros momentos adultos y nos cargamos dicha divinidad-en sentido muy amplio- con la palabra, cargada emocionalmente, como tantas otras de nuestro vocabulario popular que las sostienen fantasias inconscientes.
¡¡ Esto es la hostia !!:
Escribe Jacob:
“”Yo pertenezco a la Iglesia Católica por una elección personal y libre, nadie me obliga a estar en ella””
Pues mira, Jacob, yo también pertenezco a la Iglesia Católica sin haberlo elegido, sin posibilidad de dejar de pertenecer, porque las autoridades eclesiásticas y civiles no me lo permiten y para mayor gloria de dios y la estadística religiosa ( cara a las subvenciones estatales, claro, que es para lo único que nos utilizan a millones de ” católicos-as”.)
Nadie, que yo haya leído por aquí, opina en contra de tu libertad ( y la de cualquiera) de pertenecer al gremio religioso que elijas. Sea el católico, el protestante, el islamista?¿?¿?… Sin embargo, la ICAR sí utiliza su inmenso poder económico-social para OBLIGAR a millones de personas a engrosar sus filas estadísticas. Y quienes peinamos canas, conocemos perfectamente las consecuencias de no seguir los parámetros OBLIGADOS que impuso la ICAR hace bien pocos años. Yo soy un ” chaval” todavía y conozco por propia experiencia lo que aseguro.
Si a ello le sumamos las manifas en Madrid a las que nos tienen tan acostumbrados los santos varones ( y varonas),las carísimas ( de caras, no de queridas) visitas de vuestro Papa sin que nadie le haya invitado a nuestro País, la obligación de dejarse aborregar en los centros de educación y encima tener que pagar a los aborregadores ( también llamados profesores de religión CATOLICA, o catequistas.), etc…me parece, cuando menos, un atrevimiento quejarse de que en ATRIO se acosa a los católicos practicantes de alguna manera.
Bien está que te encante leer a un sacedorte, es obvio, y todos disfrutamos de la buena redacción de quienes saben redactar bien las cosas. Lo que pasa es que algunos ya estamos un tanto excamados de las exortaciones de los sacerdotes católicos. De los que escriben en ATRIO y de los otros también.
Permítenos, al menos, el recurso del pataleo ” atriero”, ya que en otros lugares nos es absolutamente IMPOSIBLE manifestar nuestra hartazgo de curas, monjas y demás familias.
Es una solicitud razonable ( y casi razonada) que le formulo a quienes de ningún modo nos permiten disentir en sus propios foros, portales, casas, iglesias, televisiones, radios, periódicos, megáfonos de manifas y un interminable etc de púlpitos dominados por la prepotencia eclesiástica, donde NO SE PERMITE UNA MINIMA DISENSION.
Las cositas claras y nos entenderemos todos-as mucho mejor.
Buenos días, pues.
Jaume, la gramática tiene su importancia. Y la etimología. Nada tiene que ver OSTIA con HOSTIA.
Efectivamente Ostia es el puerto de Roma. Y se le llamó así porque procede del sustantivo OS que significa boca, entrada, incluso cara.
Saludos
A mí me gusta leer a Luis González Morán porque siempre pone un punto de sensatez en debates podríamos decir crispados.
Me gusta leerle, cuando dice que no está atrapado en la Iglesia, que está en ella porque quiere libremente. Somos muchos los que estamos así en ella.
Y yo me pregunto: ¿porqué me tengo que avergonzar? Porque parece que esa es la catequesis que nos quieren dar a los católicos practicantes determinada gente.
Yo pertenezco a la Iglesia Católica por una elección personal y libre, nadie me obliga a estar en ella, y me resulta cansino que continuamente me llamen o nos llamen retrógrados, fundamentalistas y otras lindezas los queridos proselitistas del laicismo.
Saludos.
Por el contrario cuando, como se oye tan a menudo, alguien dice ‘me cago en la hostia’ se está refiriendo a la de los curas y jerarcas católicos, o si es muy irreflexivo, a algo odiado, aunque sin concretar
TE doy dos hostias, dice uno encolerizado, amenazando con golpear al amenazado, con hacerle mucho daño. ‘Hostiar a alguien’ es golpearle fuertemente. No tener ni media hostia es ser muy débil, tan enclenque que no aguantaría ni medio golpe.
Mi explicación es que la persona de a pie sabe que la hostia, en el sentido católico tradicional, es un engaño que hace mucho daño a la gente, un engaño de curas y jerarcas católicos.
Es que eres la hostia, Jaume! diría si me quejara de ti, porque haces lo que no debes; lo diría también si te viera como algo extraordinario, bueno o malo. Indicando, no que seas algo en modo alguno divino, sino que te pasas, de malo o de bueno, pero que te pasas, algo exgerado.
El tan extendido uso de esta palabra en castellano corriente creo que indica que la gente, en general, no se cree para nada, por muy bautizado que le hicieran de recién nacido, lo de la conversión del pan y el vino en cuerpo y sangre de Dios.
Por lo tanto se defiende de lo que considera un engaño que le han intentado meter desde recién nacido cuando no podía defenderse, y por ello utiliza la misma palabra hostia para algo malo, o para algo exagerado, en cualquier caso para algo que nada tiene que ver con lo divino.
Ana, no sabría responderte, pero sería interesante indagar esa inserción.
Así y todo, me viene a la mente que la palabra hostia tiene una carga muy emocional. ¿Sería expresión contra el “poder divino”?
Y ostia es “el sacrifico de una víctima ofrecida”.
Ana, he encontrado esa información: Ostia es una ciudad de Italia, durante el imperio Romano, Ostia era la ciudad Puerto de Roma, allí llegaban las tinajas de aceite, grano, etc, cuando vaciaban esas tinajas, estás eran lanzadas al suelo y se rompían, de hay que los españoles llamen ostia a un tortazo o golpe.
Y creo que podemos relacionar este hecho con la palabra hostia(oblea) de la “misa sacrificio…” y suena entonces fuerte emocionalmente y es una buena descàrga. de aspectos primarios de la mente.
En la sabiduría popular, usar la expresión ‘la hostia’ tal y como la usamos en la calle, muestra cómo la gente de a pie nos defendemos ante la inutilidad de la patraña que nos han impuesto por la fuerza (el pan y vino convertidos –transustanciados- en cuerpo y sangre de Dios), consciente el pueblo de lo que Luigi expresa en estos términos en la pág. 97 “…, aún celebrándose millones de Misas semanalmente en los cinco continentes, no se produce novedad alguna …”,
“… mientras que la Cena Pascual de Jesús ha marcado una tendencia en la historia de las religiones.”
Yo diría que lo que importa al catolicismo tradicional es precisamente evitar la transustanciación de los católicos en mejores personas, poniendo la atención en lo que no tiene ningún sentido (salvo para alimentar el poder material y el monopolio de curas y jerarcas): transustanciar el pan y el vino en cuerpo y sangre de Dios.
“La cosa sorprende si se piensa que el deseo principal de Jesús era que los adeptos cambiaran “sustancialmente” – no formalmente – su manera de pensar y actuar.”, dice Luigi de Paoli
“Por la vida que llevó Jesús, no se puede pensar que le pareciera de gran importancia que la “hostia” estuviera consagrada por un representante erudito. Su deseo era que sus discípulos/as hablasen con sinceridad y estuvieran unidos por vínculos de amistad.”
“De aquí la sensación compartida de que la Eucaristía sea no una cena entre amigos, sino una reunión de sujetos des-corporeizados, puros espíritus, proyectados en el espacio-tiempo de la eternidad, en una previsión beatífica, gracias a la que se considera vano todo esfuerzo de transformación en la tierra, siendo la meta compartida la de “encontrarse juntos para gozar para siempre de la gloria en Cristo”.
“Por la vida que llevó Jesús, no se puede pensar que le pareciera de gran importancia que la “hostia” estuviera consagrada por un representante erudito. Su deseo era que sus discípulos/as hablasen con sinceridad y estuvieran unidos por vínculos de amistad.”
… “Los primeros cristianos continúan reuniéndose en casas particulares en torno a una mesa, donde comparten los alimentos que ponen a disposición de los comensales y de los pobres”
“Por haber desenmascarado la alianza entre imperio y sacerdocio, (Jesús) padece un veredicto de muerte con la acusación de ser blasfemo y reo de sedición.” Yo esoy de acuerdo pues con Luigi de Paoli.
De ahí que el Papa ponga en el centro del catolicismo la transustanciación del pan y el vino en cuerpo y sangre de Dios, la Eucaristía, a la que llaman medio salvífico por excelencia, por supuesto en manos exclusivas de curas y jerarcas, para apoderarse de la manipulación de al ICAR.
Yo no puedo estar en comunión con semejantemaniobra-engaño, y creo que Jesús tampoco lo estaría, si se diera una vuelta por aquí hoy.
Saludos cordiales
Bueno, hoy por hoy no hace falta ser religioso para valorar la palabra. Estas cambiaron de lugar y se encuentran de muchas formas al alcance de la mano en internet : Mass-Media.
Saludos.
Pepe, lamento no poder decir nada respecto a la hostia. Reconozco mi ignorancia en temas religiosos.
Un saludo a todos
Lali
Jaume, yo me pregunto ¿Y por qué la “sabiduría” popular le ha dado esa acepción a la palabra hostia?
El diccionario de la academia española contempla en su quinto aspecto la palabra hostia como tortazo y bofetada.
Saludos
Como ya escribí, os he ido siguiendo estos días sin muchas posibilidades de intervenir. He lamentado que un post tan interesante se hubiese desviado hacia cuestiones impresentables y hacia cuestiones ajenas al tema.
Retomo, pues, mi participación en este post yendo directamente a lo planteado por el autor del artículo que tan amablemente nos ha introducido en su libro que pienso leer tan pronto como me sea posible.
Lo anticipado en este post me parece soberbio y medular en nuestra manera de entender y/o vivir el cristianismo. El término psicoanálisis, creo, es el más apropiado para analizar de dónde venimos, porqué hemos recorrido el camino histórico tal como se ha hecho y hasta qué desvarío se ha llegado en la interpretación de Jesús, su vida, su mensaje y sus “deseos” para el futuro.
La anécdota que habéis sacado sobre la hostia es muy elocuente, y algunos ya habéis evidenciado el absurdo al que se ha llegado desde un compartir el pan-fraterno, hasta un rito mágico sin sentido ni contenido racional y mucho menos transformador de la celebración de la fraternidad. Y como esto, podríamos hacer un listado inmenso de absurdos de este calibre que han desvirtuado completamente lo que fue en su origen.
Cada día estoy más convencida de que apenas sé nada del Jesús histórico y sus “intenciones”. Como dice Fico (amigo, da gusto leerte), hace bastantes años que me di cuenta que mi cristianismo, tal como me lo habían transmitido) era opresor y no liberador, era frustrante y no salvífico, me aniquilaba como ser autónomo y pensante, en vez de potenciarme en mi realización personal. Poco a poco, tras un paréntesis de abandono total del único cristianismo que conocía, fui viendo otros aspectos más positivos y convincentes, y me inicié nuevamente partiendo de cero en aquello que a mi me convencía y me beneficiaba. En ello estoy, caminando al ritmo que me es posible y haciendo lo que está en mis manos sin valoraciones cuantitativas ni comparaciones de más o menos con relación a otras personas, sino siguiendo sencillamente mi camino.
Y con ello no estoy diciendo que otras personas que vivan el cristianismo tradicional sean peores, no se trata de personalizar, cada persona tiene el derecho a vivir y creer lo que le parezca oportuno. Yo lo que hago es hacer lo que para mí es válido, y así lo manifiesto.
Otra cuestión es desenmascarar aquello que la Institución eclesiástica presenta como mensaje de Jesús sin serlo y como palabra de Dios sin serlo. Por eso opino que nadie debe sentirse ofendido porque algunas personas expongamos nuestra experiencia personal y luchemos por limpiar en la comunidad cristiana aquello que no tiene nada que ver con Jesús el nazareno.
Yo creo que Dios no interviene, no actúa en nuestras vidas de personas humanas; no está en la hostia consagrada por las palabras (me suena a abracadabra) de los hombres (machos, excluidores de las mujeres para esos menesteres) de sedicente vida consagrada. No está en el sagrario (el llamado Santísimo Sacramento, bajo palio como el Caudillo franco), por mucha lucecita o velas que le pongan, y colores de oro y plata.
Por el contrario Dios está (es) en las mujeres, y en los hombres, independientemente de sus creencias, y goza en el amor humano en el que vive (es) , Dios. A mi modesto modo de ver. Sufre con los que sufren, con la persona que muere de hambre a ritmo de una cada cinco segundos, y goza con los que gozamos.
El tema de la HOSTIA (pretendidos cuerpo y sangre de Dios en cálices de oro y plata) que dice Pepe Sala, es lectura al pie de la letra de lo que quisieron escribir los evangelistas, con la finalidad e intención con la que lo escribieron. Creo que no es más que una metáfora; pues el cuerpo y sangre de Jesús es el de las personas que tienen hambre y no les dimos de comer, el de las ‘conmigo lo hicisteis’, de Mt 25 a 46.
El invento de poder, de los de vida llamada consagrada, transustanciar el pan y el vino en cuerpo y sangre de Dios (¡qué atrocidad!) es puro invento para apuntalar el poder y la exclusiva monopolista de los eclesiásticos católicos. Lo digo con todo respeto a los católicos de creencias llamadas tradicionales, pero no sé decirlo con mejores palabras.
La llamada ‘Providencia’ (o sea Dios) provee a favor de los necesitados sólo y exclusivamente en la medida en que personas amorosas proveen por los necesitados. Si los que podemos ayudar y repartir-compartir no lo hacemos, Dios tampoco puede hacerlo, eso se queda sin hacer, y los hambrientos siguen muriendo de hambre: así participamos en la creación de Dios, el cual ya hizo lo que tenía que hacer, y ahora nuestros hermanos necesitados dependen de nosotros, no de Dios.
Me parece blasfemo tratar de trasladar la responsabilidad a Dios, y decir ¡hágase la voluntad de Dios!, el cual evidentemente no quiere que se mueran de hambre.
Si nosotros no trabajamos en prever los tsunamis o los terremotos, o el hambre, la sed o las enfermedades de los necesitados, y nos dedicamos en cambio a ir a Marte, o a hacer la guerra de Afganistan o de Irak, o la basílica de la llamada Sagrada Familia en Barcelona, o a acondicionar la Capilla Sixtina o el becerro de San Pedro de Roma, o a veranear, o a viajar bien jubilados por el mundo, los tsunamis, terremotos y demás problemas que conocemos volverán a matar a cientos de miles de personas; es sólo un ejemplo.
Dios no hizo nada, no movió un dedo para revelarse en Jesús: todo fue cosa de Jesús, la persona humana de Jesús. Los cristianos creemos en Jesús, exclusivamente en Jesús; por Él, y por el amor humano, conocemos lo que conocemos de Dios. (como siempre, obviamente no es más que mi modesta opinión, lo que digo no pretende tener más valor que mi creencia, mi opinión)
Saludos cordiales
Tengo que reconocer que estos días de atrás he estado un tanto aturdido por la polémica que se ha desatado en Atrio y que, después de pensarmelo dos veces, decidí permanecer en silencio para no echar más leña al fuego. Soy un hombre pacífico (natural y biológicamente pacífico) pero puedo perder todos mis controles si alguien ataca a alguno/a de mis hijos/as. Ninguna otra causa vale la pena. Quizás porque los únicos valores que son míos y que dan sentido a mi vida son mis hijas y mi hijo. Lo demás, todo lo demás, son puros esquemas sociales, contextos temporales en los que se desenvuelve la actividad humana… pero no son míos. Por eso no quería irrumpir. Porque entendiendo la rabia de Pepe mi solidaridad con él, se iba a expresar en palabras muy duras y en avivar un fuego que ya estaba suficientementeew atizado.
Por eso y porque precisamente he aprovechado este puente en Madrid para ir a estar unos días con mi hijo y alegrarme al comprobar cómo se sigue recuperando.
Así, que vueltas las aguas a su cauce, intervengo sólo para decir tanto a Fico (con el que me identifico casi al 100×100) como a Luis González Morán que me encanta el tono del diálogo , casi socrático, que vienen manteniendo. Entiendo que un Atrio es un lugar de encuentros, de cambios de opiniones, de búsqueda a trravés del diálogo y no un arengario y menos aun un speak corner.
Y un breve comentario (sin la más mínima intención de protagonismo) sobre la palabara HOSTIA.
Tal como apunta Pepe hostia, en la literatura clásica latina significa sacrificio humano; el ritual de sacrificar y ofrendar una persona a los dioses. De ahí que la Iglesia utilizara la denominación para aplicarla a Jesús que se ofrece en sacrificio a Dios.
Pero, también yo estoy a la espera, como dice Oscar, de lo que al respecto pueda ampliarnos Lali. Reconozco que mi explicación es muy elemental.
Saludos de nuevo
Fatástico, Oscar:
“”La Providencia vendría a ser un “Azar domesticado”.””
Y siguiendo tu propio razonamiento: “”Dios es un clavo ardiendo para quienes necesiten domesticar el azar.””
Quienes no creemos ni en Dios ni en el azar lo tenemos más jodido. Tenemos claro que es con nuestro propio esfuerzo y salvando multitud de dificultades que nos ponen en el camino los “domesticadores de dioses y de azares” como tenemos que conseguir éso tan perseguido por los humanos: la famosa felicidad.
( Será ” con el sudor de nuestra frente”… no ” con el sudor del de enfrente” )
Pero, a fin de cuentas, comprobamos que quienes aseguran tener a Dios domesticado a su favor y al azar favorable a su futuro, no son más felices ( ni menos) que quienes andamos a “palo seco” en ésas artes de doma de tan dudosas eminencias.
Saludos, pues.
Hola!
Mientras esperamos alguna interesante incursión de Lali,
podríamos entre-tenernos, en vez de con la palabra HOSTIA,
con los calificativos: MALA hostia y BUENA hostia.
············
¿Qué o Quién será ese DIOS al que se rinde el ser humano,
para tenerlo PRO-verso y no AD-verso?
············
Vivir es un Problema. ¿Qué podrá pasarnos? El porvenir es lo inseguro, lo que no está en nuestra mano.
Esta indocilidad del porvenir nos la representamos bajo la fisonomía de un poder misterioso despectivo y des-carado que llamamos Azar o Suerte, que puede ser MALA o BUENA.
El Azar es el primer Dios ante el que la humanidad se encontró.
El Azar, no tiene inteligencia, voluntad, compasión ni sensibilidad alguna; no es un Dios personal.
··············
Depender pura y simplemente de un poder sobre el cual no cabe ejercer ningún influjo, que es sordo, que es ciego, que, en rigor, es …Nadie, resulta demasiado horrible y por eso los hombres tuvieron que imaginar figuras de dioses más asequibles, a quienes se pudiese llegar con la plegaria, el culto y el sacrificio.
Y esas figuras de dioses asequibles fueron puestas como máscaras tranquilizadoras, sobre el Azar,
para ocultar el Dios primigenio que no tiene cara.
···············
Si la vida es un sistema de ocupaciones, nuestra primera ocupación es ocuparnos de nuestro porvenir.
-“¿Qué será de mí?“-
La ocupación con el porvenir es, entonces, pre-ocupación. El porvenir nos ocupa porque nos preocupa.
Al chocar, pues, con el porvenir que no tenemos en nuestra mano,
rebotamos en él y somos lanzados hacia lo que tenemos: presente y pasado.
De esta manera nacen la técnica y la historia.
No podríamos hacer esto si ante la terrible inseguridad que es el Azar,
no hubiese en el hombre una última confianza tan irracional como el Azar: la Esperanza.
············
La Providencia vendría a ser un “Azar domesticado”.
Por eso ¡Vamos todavía! – Oscar.
Perfecto Jaume, éso me había parecido descrubrir en algunos de tus mensajes. ( por éso no entendía muy bien el que enviaste a Javier referido a mis ” formas barriobajeras” ?¿?¿)
Pero volviendo la asunto principal del hilo, se me ocurre que el tema de la HOSTIA sería una buena forma de entrar de lleno en el psicoanálisis del cristianismo
Tengo entendido ( no tengo tiempo a constatarlo) que el término HOSTIA no aparace en los Evangelios. Ni para referirse a la buena, ni a la mala hostia.
Me suena que era un término PAGANO que se refería a los sacrificios que se inmolaban a los dioses para mitigar su ira. ( joder, todos los ” dioses” tienen mala hostia.) Y también me suena que fue el tristemente famoso Concilio de Trento el que resolvió ” sui géneris” el asuntillo de la Hostia en su versión católica que conocemos hasta hoy en día.
Sería muy interesante entrar de lleno en los asuntos de la transhumación…se podría descrubrir ciertos matices que aclararían muy bien el endiosamiento de ciertos VARONES ( que no mujeres, claro) que son capaces de transformar las cosas con un simple ” abra kadabra”… y ¡¡ zás!! Ya tenemos cena caníbal, bebida vampiresa gratis y perdón por cualquier burrada que se haya hecho el día anterior.
Todo un chollo que para sí quisieran los chamanes orientales, que sólo saben hacer bailar a las serpientes y dormir encima de clavos. ( algunos de traspasan la nariz con pinchos, pero ¿ qué es éso comparado con la mágia de los católicos?…
Ya me gustaría leer lo que Lali nos contase sobre el asuntillo de la HOSTIA. Ibamos a alucinar en colores…
Venga, saludos pues
Querido Pepe,
Evidentemente y no es preciso que sea en nombre del Evangelio, sino sencillametne por ser Humano pararía los pies de cualqueir persona que quitara de mis hijos el pan. El hecho que me digas que eres ateo no representa nada para mi de negativo. El camino de la búsqueda de la Verdad es Humano y Universal. Con ello me es suficiente. Ah! Y la mala hostia tambièn està en el evangelio.
Saludos
Luis González Moran.
Querido amigo:
Ya sabía yo que al contestarte, así, sin conocerte, tendría que acabar matizando algunas cosas y agradezco que el buen tono de tu respuesta me facilite el hacerlo. Gracias. Ultimamente corren por Atrio, como por el país, militantes aires que todo lo dificultan (es que no me gustan nada las militancias, por bienintencionadas que nazcan, todo lo acaban desvirtuando, si no fanatizando…).
No me referiré a todo lo que me dices para no eternizarme, pero permíteme que –globalmente- reconozca que en el fragor dialéctico, por falta de las debidas precisiones y matizaciones, y porque tu comentario me escoció, puedo haberme excedido y lamento haberte hecho daño. Acepto, además, las precisiones (y lamento haberte hecho necesario hacerlas) que me haces respecto a tu persona; aunque me temo que a una importante parte de la jerarquía religiosa sí le serían de aplicación mis críticas, pero ya ves, las generalizaciones, aunque acierten en lo general, suelen errar en lo particular.
Pero déjame volver ahora sobre algo que considero importante en cuanto a la reflexión propuesta: “Psicología de la religión”.
Cuando en el punto Cuarto de tu comentario dices que te duele que se hable de la Iglesia como de algo estático, apergaminado, fosilizado…, porque en realidad es pluriforme, peregrina, contradictoria, sufriente… Te diré que creo que a todos los que hacemos esas críticas también nos duele lo mismo, ¡por eso las hacemos!, para intentar provocar que cambie a mejor. Pero como la jerarquía lleva siglos (especialmente incomprensibles los tres últimos) empeñada en impedirlo, de ahí la insistencia en la crítica monotemática, pero no porque no veamos las otras realidades de la Iglesia. El problema es que es la propia jerarquía de la Iglesia la que da esa imagen tan negativa de sí misma y no quienes la criticamos desde dentro; la lástima es que la militancia católica, debidamente ideologizada y adiestrada en la obediencia, se empeña en defender y mantener inamovible lo indefendible. Ese es parte del sentido (no el único) que doy al término atrapados.
Afortunado tú, que has podido permanecer fiel más de cincuenta años a una vocación, en la que -seguro- no habrán faltado dificultades que te hacen experimentado conocedor –seguramente en propia piel- de estos temas. Por eso creo que puedes imaginar lo terriblemente duro que es para un creyente (desprovisto de la formación y conocimiento profesional que tú tienes) abandonar la iglesia institución, cuando aún afectado por la reducida visión que desde dentro de ella se tiene, uno se cree que esa es la única iglesia (porque eso es lo que ella nos dice y a eso se refiere también atrapados). Yo tuve que dar ese paso creyendo estar en vísperas de muerte por un cáncer de pulmón, y la soledad que sentí al avanzar hacia el exilio espiritual en semejante momento fue terrible, pero me agarré a Dios y a mí mismo y lo dí, y luego, una vez fuera de ella, descubrí que La Iglesia Comunidad de Creyentes (ahora sí, con mayúsculas) es mucho más que la mera institución; pero no sabes lo mal que lo pasé.
Fue un proceso largo y duro, pero lo bueno fue que al liberarme, en el sentido de recuperar lo más humano de mi mismo y, a partir de ahí, empezar a reconstruirme, acabé descubriendo al Dios que me salía al paso desde lo más hondo de mí mismo. Seguro que por torpeza mía no me luce como para que mi vida lo evidencie (eso quisiera yo y en el intento andamos…), pero te aseguro que la riqueza de lo que he hallado ¡es de tal magnitud!, que no te extrañes de que mi primer anhelo sea el de descubrir a las personas que amo, que en ellas está esa misma posibilidad, basta que con que recuperen su humanidad y profundicen en ella y se acabarán encontrando con Dios que les sale al paso desde sí mismos….
Por eso te aseguro que, sin resentimiento ni veleidad de autoridad alguna, cuando me refiero a los que considero atrapados en la institución (y me refiero con respeto, con dolor y sin deseo de herir, pero conscientemente, a la acepción que citas del término atrapados, que no matizaré ahora por no extenderme mucho más), lo único a que aspiro es a ponerlos en la pista de sí mismos y de Dios. Nada más, ¡y nada menos!
Afectuosos saludos, Fico.
Querido Jaume,
Reconozco que aplicar el descalificativo ‘machos de vida consagrada’ a los curas es pasarme en cuanto a los curas que no están en comunión con los jerarcas que mantienen tan discriminadas a las mujeres; los curas (como Enrique de Castro, v.gr.) que exigen a voz en grito la inmediata abolición de semejante injusticia anacrónica y bestial luchan por la abolición de esa discriminación y nunca se habrían dado por aludidos con el término ‘machos de vida consagrada’.
Pepe Sala, el evangelio (mensaje o buena nueva de Jesús) no es sólo para los creyentes; la idea equivocada de que es sólo para los creyentes (o para convertirse los ateos u otros al cristianismo) quizá te la ha metido la manipulación que los dirigentes de la ICAR han hecho de Jesús y del evangelio.
El mensaje de Jesús es de amor, para que amemos todos, como tú Mentxu hacéis con Marco; tener hijos es cosa de amor, y a los pobres curas sus jefes no les dejan tenerlos, por culpa de la inhumanidad pagana de los dirigentes de la ICAR, que mantienen el celibato obligatorio para mantener los privilegios mundanos de su ICAR.
Con frecuencia tras maneras aparentemente afables y caritativas, incluso de santurrón cristiano muy en comunión con el ultraconservador Papa de turno, se ejercita una violencia asquerosa.
El libro de Luigi en la pág. 84 aprox. tiene un apartado denominado ‘violencia sobre la mujer’ (dentro de ‘la amalgama violencia-amor’ a partir de la pág. 77 aprox.) que expone lo inhumano que ha sido el cristianismo de esos dirigentes respecto de las mujeres. Tras tratar de ‘Violencia en el rito’ ‘Violencia en el orden sacerdotal’ ‘Violencia en la vida ascética’ ‘Violencia en la iniciación cristiana’
Expone Luigi que “En el siglo III, vuelven a pesar sobre la mujer viejos prejuicios machistas. En el siglo IV la Iglesia vira hacia la ‘misoginía’: las mujeres pierden paridad, cargos y respeto. …” “durante siglos han sido clavadas en el cerebro de los seminaristas, la mujer es considerada incapaz de desempeñar un papel directivo, profético, docente y cultural en la Iglesia católica, …” …
“Además se utiliza el sello de Dios para avalar la desigualdad: sólo el hombre puede ser “Icono de Dios” y sacerdote, mientras que la mujer no es la imagen de Cristo y, como consecuencia, no puede ser candidata para funciones iguales a las de los hombres”.
Bueno, esto que denuncia Luigi es antievangélico, pero durante siglos nos lo han colado, y siguen, como ‘la voluntad de DiosJesús’ Y lo que te rondaré, moreno: de chicas sacerdotisas no habrá nada de nada en el catolicismo, y menos embarazadas. No es previsible cambio alguno al respecto, por los siglos el ultraconservadurismo manda en el Vaticano.
Bueno, ya me he vuelto a pasar … en cuanto a la extensión, quiero decir. Saludos cordiales
Seré breve y claro Jaume:
Espero que si alguien decide matar de hambre a cualquiera de tus hijos ( trabajen o estén en el paro) tengas suficiente mala hostia para pararle pos pies. ( perdón por el “pecado”…seguro que no es demasiado evangélico, pero tampoco la hostia es evengélica y vaya se se le nombra montones de veces en vuestro argot. Recuerda que yo soy ateo, no creyente, y no me veo en la necesidad de hablar evengélicamente.)
Eso es todo…
Qeurido Javier,
Con la palabra temática, me remito a 02.junio. 22:10 pm, donde está mi primer comentario y la respuesta de Pepe en 02.Junio. 22:33pm.
Ahora bien, cuando digo nos pasamos un pellín, es el dolor de ver los descalificativos que han salido y no hubiesen tenido que expresarse.
En todo debate por profundo, claro, intenso y discrepante que sea (todos tenemos derecho a expresar nuestra opinión e incluso a ser escuchada), las palabras deben responder al Evangelio(La Buena Nueva, que siempre es actual si se enculturaliza adecuadamente) con el sí, sí; no, no. Pero con respeto, aprecio y sobre todo por parte del que escribe delicadeza en los términos.
Por cierto, Javier, el perfeccionismo es una alteración mental. Y líbrenos Dios de caer en este trastorno.
Jaume
Jaime Patuel,
Dices que las intervenciones debieran ser breves y claras. Sería el ideal.
Estoy más de acuerdo con Fico: es muy difícil ser breve y claro; por ejemplo cuando dices, Jaume, que te referías ‘a la temática, no del libro (el de Luigi) sino del contenido que ha probado una persona en concreto’, no entiendo a qué contenido ni a quien te refieres.
Habría sido más breve y claro decir: del contenido que ha probado fulano de tal, aclarando a qué contenido probado te refieres.
Si hubieras sido menos breve, creo que te habría entendido, y ahora estaríamos quizá hablando de ello, en lugar de decirte que no te he entendido y pedirte que lo expliques, si lo consideras de interés.
Creo muy posible que esa frase tuya que he copiado en cursiva no la haya entendido nadie que la haya leído, o que cada persona que crea haberla entendido, haya entendido algo diferente.
Estoy de acuerdo en que a veces nos pasamos un pelín, pues no somos perfectos.
Saludos cordiales.
FICO SANCHEZ PERAL.
Querido amigo:
Contesto encantado a tus últimas intervenciones, una dirigida a mí y otra a Jaume Patuel. Son unas simples reflexiones:
Primera.- Me ha encantado el tono de tu respuesta: has dicho lo que te parecía que tenías que decir, pero lo has hecho con sencillez, limpieza y sin ningún tipo de aire “trabucaire”. Gracias. Y si en algo te ofendí, te ruego me perdones, que no quiero que “se ponga el sol sobre tu enojo” (Ef. 4,26)
Segunda.- Me alegro infinitamente de que tu búsqueda te haya ido llevando a caminos de mayor libertad y autenticidad humana y religiosa. De verdad que te felicito de corazón y, si en la vorágine dialéctica parecía desprenderse otra cosa, ahora afirmo enfáticamente que te felicito de corazón.
Tercera.- Cuando se habla de “los que han abandonado la iglesia”, así sin precisar más, yo, por lo menos intento decir los que “han abandonado la Iglesia Institución”, no la Iglesia comunión y comunidad, que es una cosa completamente distinta. Por supuesto que jamás, a pesar de lo que puedan dar a entender palabras dichas en contextos atravesados por la dialéctica, cuando hablo de los que han abandonado la Iglesia, no me refiero a la Iglesia comunión, sino a la institucional: tampoco está en mi intención decir a nadie que abandone la Iglesia en ninguna de sus acepciones, sino que entiendo que cada uno debe ser fiel a su conciencia.
Cuarta: una cosa que sí me duele mucho es que cuando se habla de la Iglesia Católica, la referencia que se hace es como si tratase de un cuerpo social estático, apergaminado, fosilizado, sin ningún tipo de matiz ni distinción ni movimientos internos. Y es como si se pudiera hablar de la Iglesia como de una realidad homogénea, un magma viscoso y putrefacto. Y esto no es así: la Iglesia es plural, pluriforme, peregrina, itinerante, doliente, contradictoria y sufriente. Con cincuenta y dos años de vida sacerdotal he conocido personas magníficas, curas, frailes, monjas, amas de casa, profesionales liberales, artesanos, niños, ancianos, jóvenes, adultos, que han vivido su fe con sencillez, y que no andan todos los días discutiendo en la sobremesa ni en las tertulias el misterio de la Santísima Trinidad ni la cuestión de auxiliis, ni las cinco vías de santo Tomás y que son gente buena, honesta, sencilla, que cumple sus obligaciones con esmero y diligencia y creen en Jesús como Salvador e intentan traducir Su vida (de É), en su vida (de ellos).
Quinta. Alguna cosa sí quiero reprocharte cariñosamente: ciertas frases que se usan habitualmente, y que tú usas, son muy ásperas y “raspan” al caer sobre la piel del alma. Te voy a poner algunos ejemplos de tus propios escritos, aunque te los pongo simplemente como desahogo:
.- (En el escrito dirigido a Patuel): “Pero ya ves, precisamente un sacerdote, lo utiliza para descalificarme gratuitamente desde la atalaya de su presunta autoridad de jerarca”. 1º.- Yo no intentaba descalificarte en absoluto. 2º.-Yo no tengo ninguna atalaya, soy un simple creyente a quien se le ha confiado el ministerio sacerdotal. 3º.- Yo no tengo ninguna autoridad, ni presunta, ni explícita. 4º.- Yo no soy ningún jerarca de nada.
.- Cuando te diriges a los que seguimos en la Iglesia usas con frecuencia el término “atrapados”: “atrapados en el templo”, “siguen atrapados en una religiosidad que no les lleva más que al callejón sin salida de más religiosidad”. Debo decirte que el término “atrapados” no está en el DRAE, aunque sí está “atrapar”, que viene del francés “trappe”, que significa “trampa”. Una acepción de atrapar es “engañar, atraer con maña a alguien”.
Otra frase tuya es la siguiente: “Mira, que yo me sitúe o busque en el límite lo que no encuentro en ella, es mi derecho, pero de ahí a que tú me consideres excluido de ella es algo a lo que tú no tienes derecho; ese es otro de los problemas de la jerarquía, que reparte juego y excluye o incluye a capricho, como si el Reino de los cielos fuera suyo y acabáis tan endiosados, que luego os sorprendéis de que un vulgar peatón tenga acceso a Dios sin vuestro permiso”. Es sencillamente injusto afirmar “…acabáis tan endiosados…”
También dices: “…mira que no sea más por miedo tuyo a perder la exclusiva y a que se te escapen del corralito algunos corderos”. Hombre, amigo, yo no tengo corralito ni tengo corderos: simplemente tengo hermanos en la fe y otros que no son hermanos en la fe pero sí son hermanos por humanidad, a los que intento ayudar de la mejor manera que sé y puedo.
Y, por último reproduzco una de tus frases que, obviamente, me ha dolido, simplemente porque es falsa: “Quizá los que tan seguros estáis de todo, porque lo manda la “santa madre iglesia” (deliberadamente todo con minúsculas) ya no tenéis necesidad de buscarla, os basta con cumplir normas y exigírselas a los demás corderitos…” Me parece que no es justo sentenciar que toda nuestra vida se reduce a cumplir normas y exigírselas a los demás: yo no exijo nada a nadie, simplemente porque nadie me ha nombrado “exigidor” de nadie ni tengo corderitos… Soy una persona que ha creído en Dios y en Jesús desde su más tierna infancia y ahora en la ancianidad no encuentra motivo alguno para cambiar de senda ni de metodología… Recito con frecuencia el salmo 71,18: “Y ahora que llega la vejez y las canas, oh Dios, no me abandones”. (Y ahora una broma: por favor, si hay algún error en las citas bíblicas, pido perdón de antemano, no sea que se me organice la que se le organizó al pobre Miguel por no citar bien la segunda carta a los fieles de Tesalónica…).
Ha sido un placer charlar contigo, amigo.
Querido Fico Sánchez,
Gracias por tu delicadeza en la respuesta. Pero, me doy cuenta que hay, en mi texto, una frase ambivalente. Cuando digo “nos pasamos un poquitín”, no me refiero a lo extenso de las respuestas. Y bien lo dices, hay la libertad de leerlo. Y tienes toda la razón. No significa que a veces no lo lea. Y ciertamente en ningún momento me ha resultado aburrido. Es cuestión de factor tiempo.
Ahora bien, me refería a la temática, no del libro sino del contenido que ha provado una persona en concreto. A eso me refiero que nos pasamos un poquitín. No que no tengas razón y derecho a la buena réplica.
No he querido caer en la tentación de hacer psicoanalisis salvaje. Ya que habria puesto más leña al fuego.
Es bueno y acertado que ante una falta de respeto, haya respuestas contundentes.
Buena semana.
Jaume Patuel.
Seguro que tienes razón, pero no todos tenemos el privilegio de tu capacidad de síntesis y claridad de expresión, y sin embargo nos gustaría poder participar desde nuestras limitaciones. Máxime cuando, inesperadamente (y aún no he logrado entender con qué aviesa intención), nos vemos utilizados en una refriega que no hemos buscado. Precisamente la intervención que Luis González me critica la hice con la expresa intención de devolver el hilo al tema de reflexión propuesto: “Psicoanálisis de la religión” y alejarlo del enfrentamiento en que se hallaba. Pero ya ves, precisamente un sacerdote, lo utiliza para descalificarme gratuitamente desde la atalaya de su presunta autoridad de jerarca. Lamento que mi excesiva extensión te aburra, pero no sé hacerlo de otra manera, es más, en eso que llamas extenso, y aunque no te lo parezca, ya me he comprimido tanto, que seguro que tendré que hacer posteriores matizaciones. Yo, sin embargo, sí disfruto –y mucho- de tus comentarios, y lo digo sinceramente y con la mejor intención; para mi quisiera yo la décima parte de tu capacidad, pero como no la tengo me siento en la necesidad de ser extenso aprovechando que lo único que me sobra es tiempo. Pero, como dices, siempre queda la libertad de no leerme.
Saludos; Fico.
Mis buenas personas que escriben tan largo, que nunca acabo de leerlo. Las intervenciones debieran ser breves y claras. El tiempo tiene su valor.
Ahora bien, no creen tod@s Vds. que tal vez nos pasamos un poquitín.
Por lo tanto, cerraría el tema como buenos “ciudadanos útiles” (esto significa tambien “cristos”-cristiano) en favor de la sociedad. En este caso, útiles sanamente en pro de los lectores de Atrio.
Buen día del Señor….
mª pilar:
?quien es quien no response?
Cordialmente.
Luis González Moran.
¡Vaya, hombre, qué suerte hemos tenido! Aprovechando que el Pisuerga pasa por Sebastopol, me pones de ejemplo de no sé que cosa que tú consideras innoble, pero que, en alguno de sus términos, igual hasta me halaga (los otros te los podías haber ahorrado).
Participo en Atrio solo desde enero y no te conozco, así que responderé, desde esa limitada perspectiva, al párrafo que con “tanto cariño” me dedicas.
Mezclas tantas cosas en ese párrafo que no sé por cual empezar, aunque lo esencial parece ser lo que llamas “la perla de mi liberación no liberada”. Y sí, mal que te pese (pues parece que te pese), para mi ha sido una gran liberación (nunca total, siempre en camino) desprenderme del muerto inútil de una religión que, no sólo no alcanza la meta que dice perseguir, sino que se acaba convirtiendo en fin en sí misma y, por tanto, en obstáculo para alcanzarla. La liberación a que me refiero es la de quien, trascendiendo la religión (quizá con otro modo de religión más personal), avanza, tanteando, por un proceso de maduración espiritual mediante la profundización en el conocimiento de sí mismo, la depuración de sí mismo siempre inacabada, y en el fondo de sí, acaba encontrando la presencia de Dios a través del seguimiento del testimonio de Jesús de Nazaret. ¿Te molesta eso? Pues chico, no lo entiendo, cualquiera hubiera dicho que un cura debiera alegrarse de que alguien se fuera acercando a tal meta, aunque fuera por métodos no convencionales. ¿Te molesta que desee compartir tal hallazgo con mis próximos, que siguen atrapados en una religiosidad que no les lleva más que al callejón sin salida de más religiosidad?
Y luego afirmas: “Estas manifestaciones son expresivas de una cierta auto-sensación de autoridad, superioridad y magisterio moral que embarga a muchos de los que han abandonado la iglesia católica”. ¿Ya me has excluido de ella? Mira, que yo me sitúe o busque en el límite lo que no encuentro en ella, es mi derecho, pero de ahí a que tú me consideres excluido de ella es algo a lo que tú no tienes derecho; ese es otro de los problemas de la jerarquía, que reparte juego y excluye o incluye a capricho, como si el Reino de los cielos fuera suyo y acabáis tan endiosados, que luego os sorprendéis de que un vulgar peatón tenga acceso a Dios sin vuestro permiso. Pues lo siento, pero te tendrás que ir acostumbrando, Dios lo quiso así (y yo también).
Y ahora vamos por partes. No tengo, ni pretendo dar auto-sensación (como dices) de autoridad, ni pretendo ser superior a nadie ni tener magisterio moral alguno, simplemente doy testimonio de lo que vivo y si esa sensación te da lo que expreso, mira que no sea más por miedo tuyo a perder la exclusiva y a que se te escapen del corralito algunos corderos, que por deseo mío de darla; pero no temas, yo no pretendo que me siga ni me copie nadie, solo es el anhelo de despertar en otros el hambre de Dios, en la confianza de que, en la búsqueda desde sí mismos y en sí mismos, lo pueden hallar; es decir, la llamada es hacia Dios y no hacia mi. Yo me limito a dar testimonio de que hasta alguien tan tosco como yo, cuando confía más en Dios y en sí mismo que en la religión, consigue avanzar (porque Dios suscita tal avance) mucho más y mejor por ese camino, que por el de la obediencia y la fidelidad al torpe magisterio de la iglesia.¿Qué pasa, que te importa más la innoble sumisión y la servil fidelidad al ineficaz método –callejón sin salida- religioso que la jerarquía ha inventado, que el encuentro con Dios de las personas que se desesperan en él hasta la atrofia? Y por favor, ahora no recurras a las consabidas sacralizaciones de siempre, que ese cuento ya nos lo sabemos y no cuela. Como tampoco cuela que intentes pre-descalificar las respuestas de los que tú has aludido, creando hacia ellos el prejuicio de que para contradecirte van a descalificar a la iglesia. A la iglesia no la descalificamos los que hacemos la autocrítica desde dentro de ella (eso sólo es deconstruir lo humano mal construido para reconstruirla), sino el inmovilismo y el silencio pasivo e innoble de la mayoría –afortunadamente no todos- de los miembros de su jerarquía que se niegan a corregir sus errores; esos son los que la desprestigian, desacreditan, desautorizan y hacen ineficaz. Y me parece que, como sacerdote, de esto no te voy a descubrir nada, tú –que estás en el ajo- lo sabes mucho mejor que yo… En lo personal, allá tú, si obras o no en consecuencia, pero mide bien el testimonio que nos das, porque de ello depende tu credibilidad y la de la iglesia.
Y por supuesto que no he alcanzado la liberación total. Los que entendemos la religión como llamada y no como mandato de la jerarquía, tenemos -y tendremos- que seguir dando pasitos y buscándola cada día hasta el final. Quizá los que tan seguros estáis de todo, porque lo manda la “santa madre iglesia” (deliberadamente todo con minúsculas) ya no tenéis necesidad de buscarla, os basta con cumplir normas y exigírselas a los demás corderitos…
Y el final del párrafo no sé si lo interpreto bien, ¿te refieres a mí cuando dices lo de los insultos, provocaciones, exabruptos, groserías, faltas gravísimas de caridad…? Mira, yo tengo muchos defectos, y no soy ni virgen ni mártir ni perfecto, y además a veces soy impulsivo y me paso y luego tengo que pedir disculpas, pero las pido y retiro la pata lo mejor –o lo menos mal- que puedo. Y procuro no dogmatizar, es más, creo haber repetido bastantes veces que me siento seguro de muy poquitas cosas, por eso teorizo poco y hablo más de lo que vivo y experimento, que de lo que pienso; salvo en caso de que haya –y en Atrio eso a veces se da a pesar de la apertura- un clima de confianza en el que uno sabe que si se equivoca o excede, los contertulios le matizarán y así, entre unos y otros, hasta los más atrasados vamos creciendo. Pero no soy consciente de haber insultado a nadie y te ruego que me lo aclares por si debo disculparme con alguien más.
Y respecto a Miguel, te diré lo que pienso. Estaba cantado que acabaría pasando lo que ha pasado, era sólo cuestión de tiempo. Cuando alguno se dedica a jugar con fuego desde la ironía más corrosiva, el sarcasmo, la descalificación, la continua agresividad y beligerancia, aunque puntualmente uno pudiera estar de acuerdo con él en algo, las formas son tan nefastas, que se le pasan las ganas de manifestar proximidad alguna; mientras que, desde el otro lado, los ánimos se han ido calentando y recalentando tanto en contra de sus formas, hasta que se llega a un momento en que (y no pretendo justificar los insultos y la agresividad -como a él tampoco lo justifico-, pero sí entender -como a él también intento entenderlo- por qué se producen esas situaciones) coincide con alguien tan recalentado ya por él y a quién le afecta en algo personal especialmente sensible para él, y aunque los demás –menos recalentados- veamos que se trata sólo de un lapsus y no de una deliberada intención de herir precisamente en eso, coinciden la gasolina recalentada y el mechero encendido y se produce el incendio. No estoy en absoluto de acuerdo con los insultos y la agresividad, pero cuando se corren tantos riesgos no queda más remedio que asumir que tarde o temprano se producirán errores con desagradables consecuencias. Yo (y supongo que otros muchos también) me he sentido muy mal con la agresividad e insultos que hemos presenciado, pero no te extrañes de que no salga nadie en defensa de Miguel, porque no se ha ganado las simpatías de nadie, sino todo lo contrario y a todos tiene hartos de su ironía y continuos sarcasmos.
Lo dejo aquí que ya me he extendido demasiado y si hay algo que matizar, ya volveré. Saludos. Fico.
Manuel: no merece la pena seguir.
mª pilar
mª pilar:
Como cuestión previa, algo que he repetido en otras ocasiones, si quiere referirse a mi, hágalo individualmente. Miguel es Miguel y yo soy yo, mal inicio eso de las agrupaciones, nunca son correctas y llevan a errores de muchos tipos.
Le contesto porque me cita, no me apetece nada entrar en esta burda cuestión. Me ha sorprendido su “ataque” justo al hilo de este tema, en el que he escrito yn par de mensajes que no sé si ha leído bien. Tampoco comprendo cuál su verdadera intención con este mensaje, ni su sentido más profundo. Le solicito que, al menos, me aplique el mismo rasero que solicita porque yo también “he defendido mi experiencia, ¡no para insultar! sino para pedir respeto hacia mi manera de “mirar”.
1.- “Jamás responden a las preguntas que se les hacen, solo repiten una y otra vez sus ideas”. No es cierto, repase y lea.
2.– “Y sí alteran lo escrito por otras personas;(hablo por mi) se puede comprobar, lo hacen con la ideas, que no les agradan”. En este párrafo equivoca totalmente al destinatario, siga repasando lo escrito en este foro. Y si habla por usted, mire a ver a quién y por qué lo hace.
3.- Explíqueme dónde encuentra esa sana ironía sibilina “con amor y humor” que tan buenos resultados le produce. ¿Solo cuando es por parte de ciertas personas? ¿Es siempre insana y sin amor cuando lo es por parte de otras? Difícil tarea de discernimiento, especialmente cuando tratamos con textos escritos y nos faltan los “complementos” comunicativos, en estas condiciones le felicito si es capaz de llegar tan profundamente, por ese don. Repase un poco de nuevo y dígame si descubre o no en los últimos mensajes de este tema ironía positiva o negativa, llamémosla así, y en qué textos de qué participantes.
Saludos cordiales
Luis González Morán,
A mí no me molestan ni tu tonillo, ni tu tono, te acepto como eres, Luis. Es lo que hago conmigo.
Si tú puedes hablar del amor y puedes a la vez discriminar injustamente a las mujeres, en comunión con los jerarcas que las mantienen excluidas del sacramento del orden y del poder sobre lo material y lo espiritual en la ICAR, yo puedo hablar del amor y decir lo que he dicho. Discriminar a las mujeres por el mero hecho de serlo es machista: de ahí lo de ‘machos’; lo de ‘vida consagrada’ (¿a qué? ¿a Jesús o a la ICAR?) es como lo llamáis.
La exigencia de la justicia (que forma parte esencial del amor) comprende no discriminar a las mujeres, a la mitad de la Humanidad; es básico. Por eso el Vaticano, o sea el Papa, no firma la declaración de Derechos Humanos: pues tendría que dejar de discriminar a las mujeres, y por ahí no van a pasar estos jerarcas.
A Miguel le han insultado y él ha insultado (y creo que sigue insultando) Por ese camino un cristiano creo que no va lejos. Bueno, a algunos cristianos hablar del amor y del perdón les suena a merengue. La Biblia de Jerusalén que tengo (me la recomendó uno de mis tíos jesuitas, José Ramón Scheifler), en II Tesalonicenses capt 3, 10 dice: “Además, cuando estábamos entre vosotros os mandábamos esto: si alguno no quiere trabajar, que tampoco coma”. Porque nos hemos enterado que hay entre vosotros algunos que viven desordenadamente, sin trabajar nada, pero metiéndose en todo”.
Supongo que no se refería a los jubilados con buena pensión y cantidad de bienes acumulados, que viven así ‘bien’ jubilados durante decenas de años, y aún todavía dejan herencias cuantiosas (a veces incluso para engrosar el inmenso patrimonio de la ICAR, para mejor ‘ganarse’ el cielo, como si lo compraran. Y la ICAR coge el dinero y demás bienes de la herencia).
Miguel pudo haber corregido la cita y no lo hizo, Lali se lo pidió, y al de varias horas fue Lali la que hubo de poner la cita correcta y explicarla. Pepe Sala, que no se había metido con nadie, ya se había sentido herido en su hijo inválido que obviamente no trabaja (tú tampoco tienes la suerte de conocer a Marco, es un encanto, una maravilla de persona, gracias al amor de sus padres) y en justicia para mí eso era lo primordial.
El más débil es el que no puede trabajar aunque quiera, el inválido, no Miguel; a mi modesto modo de ver.
Miguel sigue insistiendo citando que “quien no trabaje, que no coma.” ¿En qué traducción lo lee?
En cuanto a poner merengue y dar vuelta a lo que sea, en mi experiencia no hay como los jerarcas católicos y sus curas, que cuando hablan desde el púlpito no tienen confrontación, pues cuando predican en sus templos o en sus colegios o en sus medios de comunicación, nadie tiene turno de palabra para replicar ni poder contradecirles: el pastor dice ‘desde su autoridad’ lo que le viene en gana y las ovejas no pueden intervenir, aunque digan que son tan Iglesia o más que los curas y los jerarcas. Y si hay sentencia, la dictan los jerarcas a su antojo: la casta sacerdotal se lo guisa y se lo hace comer, (con merengue o bajo sanción de pecado mortal), a todos los que son Iglesia católica, o al menos trata de hacérselo comer, aunque muchos disidentes ya no se tragan lo que dice y hace esa ICAR oficial.
Si ya se trata de unos ejercicios espirituales, llegan al paroxismo. Todo lo cual les encanta a los del ‘amén, amén’ en comunión (qué bonito) con sus jerarcas y por ahí con su bendición al cielo. Fuera de la ICAR no hay salvación, dice el catecismo de Wojtyla. Dicen cualquier cosa, a su conveniencia.
Saludos cordiales