Otros temas

Autores

Archivo de entradas

Temas

Fechas

Calendario

7410 Artículos. - 112726 Comentarios.

CURSO DE INTRODUCCIÓN A MARCEL LÉGAUT 2

Aproximación a la figura de Légaut (2)

I. Introducción (para situarnos)

1. En la entrega anterior hicimos dos cosas: (1) propusimos unos textos con información suficiente sobre la biografía de Légaut y (2) indicamos unos fragmentos en los que Légaut relativizaba su biografía. La paradoja ayuda a dar el salto a lo personal. Légaut exponía la diferencia entre vida y existencia y subrayaba que la reflexión del lector sobre su propia vida era lo esencial. Leerle a él era sólo un paso para leerse uno mismo a sí mismo –de una forma peculiar y distinta, eso sí.

La razón de pasar a lo personal es de peso: en el orden espiritual (no en el intelectual o en el del aprendizaje de unas técnicas), la ayuda de otro (un autor y sus textos) no puede ser sino indirecta. «Lo esencial no es objeto de enseñanza». Esto último, lo puede pensar un profesor, un dirigente, pero no un espiritual que, tal como insistía Légaut en algún momento, sabe que, en el orden de lo propiamente humano no hay rangos pues un “maestro” (en este orden de cosas) no tiene “discípulos” sino que despierta “maestros”. Igual que los padres, que, en el fondo, no tienen hijos (y menos discípulos!) sino futuros padres…

2. En esta segunda entrega nos centraremos en el período decisivo de la vida de Légaut (los años 50-60) y en tres textos suyos sobre dicho período; período crucial para el tránsito de las creencias a la fe, tal como él lo entendió. Fueron años de cambios por dentro y por fuera y también de reflexión. Ahora veremos sus reflexiones sobre dos de estos cambios: el cambio geográfico y laboral, que fue como un cambio de “mundo”, y el cambio en lo religioso.

3. Con estos tres textos terminamos la aproximación a la figura de Légaut porque enmarcan suficientemente su trabajo de escritura.

En las dos entregas siguientes, seguiremos el orden cronológico y propondremos la lectura de Trabajo de la fe (1962), de algunos fragmentos. Serán textos en los que veremos gestarse el “núcleo duro” de los tomos I y II, El hombre en busca de su humanidad e Introducción a la inteligencia del pasado y del porvenir del cristianismo.

 

II. Tres textos de Légaut sobre el significado de su etapa de Les Granges (más un vídeo)

 1. «Confesión de un intelectual» (1951) sigue siendo un texto ilustrativo del cambio geográfico y laboral que supuso la ida a Les Granges, así como del impacto que esto tuvo en él como “intelectual”. Es una primera reflexión sobre su cambio de París a los pre-Alpes; de la “crême” académica y del catolicismo de profesionales urbanos, a trabajar como campesino y pastor de ovejas.

La fecha de «Confesión de un intelectual» (1951), recuerda además que aquellos años eran aún el tiempo de la experiencia de los “curas obreros” (prohibida por Roma en el año 52).

Y sirve, además, para datar el comienzo de la escritura de Légaut: la actividad que ocupará luego la mayor parte de su tiempo, una vez se jubile a los 65. En efecto, de las mismas fechas de los primeros 50 es «El testimonio del adulto» (así como su primer testimonio sobre Monsieur Portal). «El testimonio del adulto» y la «Confesión…» fueron los primeros ensayos de los siete que luego formaron el librito de Trabajo de la fe (1962). De ellos, como ya hemos dicho hace un momento, propondremos algunos fragmentos. Baste ahora señalar que “testimonio” y “confesión” son términos que indican que el género literario de estos textos es peculiar.

Por último, he aquí un fragmento complementario de esta “confesión”. Es un fragmento de una carta de 1949 que refleja el clima cotidiano que había detrás del cambio laboral de Légaut, y la importancia que Légaut daba al mismo de cara a una «búsqueda religiosa» que no fuese la mera «investigación intelectual» de un profesional liberado para ella:

«Pero no tengo tiempo de escribir […]. Cuando termino cada jornada de trabajo, estoy cansado, me caigo de sueño. Cuando, después de pasar todo el día fuera, al aire libre, a la intemperie, con frío, en medio de la bruma o bajo la umbría penetrante de las estrechas cañadas de nuestras montañas, regreso junto al calor del hogar, el cuerpo se distiende y permanece quieto allí donde se ha sentado, y son la vista de la llama o dar calor a mis manos las únicas ocupaciones a las que aún me puedo abandonar. ¿Dónde están los tiempos de mis ocios de antaño? ¿Acaso no necesito de ellos, de tiempo libre, de fuerzas intactas, para escribir y pensar? No; para escribir y pensar, para pensar bien y para escribir palabras de vida que se graben en el alma como con un buril ni el tiempo libre ni los ocios son necesarios, y ni tan siquiera son útiles. ¡Cuántas veces, por el contrario, favorecieron el parloteo y la delectación morbosa! Una de las más profundas y pertinaces causas de la degradación humana actual es que los clérigos no son obreros; unos hacen y otros dicen; unos trabajan con sus manos y otros se especializan en la especulación; unos llevan pesadamente el duro fardo de la fatiga humana y otros, sin ignorar las malsanas extenuaciones del espíritu, desconocen que el sudor en el rostro, el sufrimiento en las manos, los riesgos de accidente y las amenazas de la miseria son las altivas compañeras de un pensamiento auténtico y de una búsqueda verdadera que no sea el eterno machaqueo y la sempiterna cantinela de las proposiciones de moda, ni que sea en tonos diferentes» (Ver Cuaderno de la Diáspora 16, «A propósito de “La llamada apostólica”», p. 226-227).

 2. Dificultades del cristiano de origen para alcanzar el plano de la «obra espiritual».

El segundo texto que proponemos trata de un cambio distinto del geográfico y laboral. Trata del cambio del hombre que pasa de ser «creyente» a ser «hombre de fe»; cambio que Légaut expone como el camino de un cristiano hacia la auténtica «obra espiritual».

Es una reflexión sobre el cambio en el plano de la religión que supuso su cambio de “mundo”. Légaut, al ir a Les Granges, se había encontrado como en tierra extranjera, como en tierra de misión, en un medio que ya no era cristiano habiendo sido de cristiandad. Y de ahí surgen estas reflexiones sobre el futuro del cristianismo y sobre «la obra espiritual».

Ser capaz de hablar y de comunicar de hombre a hombre de un modo espiritual (cosa que no implica nada explícita ni temáticamente tal) supone abandonar una forma de adscripción ideológica y un «cristianismo de creencias». No se trata de pasar de una doctrina a otra (por más idónea que ésta sea) ni de un cambio de espiritualidad, sino de un cambio espiritual.

Y un dato importante. Median veinte años entre el primer texto y este segundo. Si «Confesión…» era de 1951, este segundo texto es de casi veinte años después pues es, en concreto, la tercera sección de «La obra espiritual», capítulo 12 y último del Tomo II, Introducción a la inteligencia del pasado y porvernir del cristianismo (1970).

 . La «calidad espiritual» y el «desierto cristiano».

El tercer texto que proponemos tiene que ver con el lado crítico o profético de Légaut cuando éste veía, por ejemplo, en aquellos años, la insuficiencia de los materiales que circulaban y de los temas que se trataban en la «Parroquia universitaria», así como la de los escritos de los teólogos e intelectuales cristianos de Francia entonces. ¿No diría Légaut que el Vaticano II, en el fondo, se quedó corto a la hora de afrontar los grandes retos?

Es una muestra de la crítica que le nacía, en su nueva situación, frente a lo que seguía haciéndose en el cristianismo y que le parecía ser radicalmente insuficiente ante la envergadura de la crisis de civilización en la que se estaba; envergadura que apelaba a retomar todo desde la base y a una renovación espiritual profunda.

La metáfora del camino interior, en este tercer texto, no es la deportación o el exilio (como vimos en la entrega anterior) sino el desierto. Y tiene que ver también con su ideal: contribuir a un «imposible necesario»: la renovación espiritual del cristianismo que no puede consistir en menos que en «retomar todo desde la base»; renovación sin la que los cambios de estructuras resultan siempre insuficientes.

Este tercer fragmento es también de 1970, del capítulo 9 del Tomo II, «La autoridad y la obediencia al servicio del cristianismo de llamada».

 4. Por último, es útil ver y escuchar a Légaut en el primer vídeo de 1969. En él cuenta su tiempo en la Guerra y los comienzos en Les Granges. También le será útil, al que tenga tiempo, ver el segundo y el tercero vídeo, en los que Légaut expone el núcleo de El hombre en busca de su humanidad.

=============================================== 

APÉNDICE: GUÍA DE LECTURA Y PREGUNTAS DE AUTOEVALUCIÓN PARA ESTA SEGUNDA ENTREGA

Por Antonio Duato

En esta entrega, Domingo vuelve a dar materiales para llegar a conocer mejor la figura de Marcel Légaut en el entrecruzado de su trama biográfica exterior y de su itinerario interior.

En el tema anterior estaban ya señalados los momentos precisos en que se produjo una ruptura conjunta en las circunstancias de la vida y en la profundidad interior que el hombre está llamado a alcanzar. Veíamos lo que le condujo a Légaut a hacer esa ruptura y nos preguntábamos si en nosotros se habían manifestado también este tipo de acontecimientos.

Los tres textos de Légaut que hoy nos presenta el curso añaden detalles y matices. Los tres se presentan a partir de la página WEB de la Asociación Marcel Légaut. No habrá pues el azul oscuro para identificarlos, salvo en un pequeño fragmento. Habrá que abrir primero la página donde se presenta una breve introducción al texto y después bajar el PDF de las páginas seleccionadas. A partir de ahí cada uno puede leer lo que quiera, con  mayor o menos detención, esperando que –como frecuentemente pasa– alguna formulación de Légaut le resulte iluminadora para su vida.

Aprovecho para decir que es un lujo poder disponer de unos materiales así, bien seleccionados, traducidos y presentados, gracias a esta Asociación y al trabajo de muchos años de Domingo Melero y sus colaboradores. Allí se puede explorar con facilidad para ir sabiendo más sobre las obras de Légaut, los Cuadernos de la Diápora que publica la Asociación y cómo adquirirlos, si se desea.

Estos son los tres textos y un colofón que estamos invitados a leer hoy:

  1. El primero es parte de una charla que tuvo Légaut en la Universidad de Rennes, diez años después de abandonarla, en la que reflexiona con más detalle sobre cómo se produjo esa decisión, que comportó cambios en toda su persona, y cómo estas cambios han ido sorprendentemente más allá de lo previsto. El seguir la confesión de este profesor, ante quienes le vieron con extrañeza irse diez años antes, tiene el interés de evocarnos muchas confesiones parecidas que nosotros hemos hecho, al menos interiormente, para explicar un proceso ante los antiguos compañeros. El leit-motiv del texto sería: ¿Cómo conseguir, por un cambio profesional, madurez humana existencial.
  2. La segunda lectura están tomada de un libro, Creer en la Iglesia del futuro, en donde sin citar ya su propia vida habla de los procesos de alejamiento de una Iglesia tradicional hacia el corazón de la laicidad secular. Allí se encuentra, el que se empeña en seguir siendo discípulo de Jesús, impulsado a hacer una nueva valoración de lo humano, revestirse de humildad para aprender antes que enseñar, purificar su fe, separándola de las creencias, en la espesura del mundo. Con palabras más nuestras, se trata de la valoración cristiana de lo simplemente humano.
  3. La tercera lectura, tomada del mismo libro, habla expresamente de cómo los verdaderos creyentes se encuentran en este mundo secular, en esta diáspora, como en un desierto de signos y referencias cristianas. Las antiguas estructuras religiosas son como ruinas que acentúan más esa situación de soledad en que se encuentran los pequeños grupos que siguen reconociéndose cristianos. Ahí puede mantenerse aún la fe y la esperanza en una nueva comunidad de verdaderos seguidores de Jesús. Hoy llamamos nosotros a esto situación de invierno eclesial.
  4. Y cómo una especie de colofón, Domingo nos invita a ver y oír a Légaut en unas declaraciones a la televisión en 1969, cuando Légaut acababa de publicar sus libros principales y estaba a punto de concluir el trabajo duro del campo, dejándolo a sus hijos que ya aparecen en el vídeo. La entrevista televisiva está subdivida en varios vídeos de diez minutos aproximadamente, subtitulados en castellano. Es otra de las excelentes labores de la Asociación. Por el momento estaría bien con ver los que se refieren a su vida: Sobre su vida (1/2) y Sobre su vida (2/2).

*  *  *

Lo más importante en estas lecturas no es la atención excesiva a los detalles biográficos o al lenguaje empleado. La mayoría de lectores de estos textos partieron en su vida de ambientes cristianos tradicionalmente cristianos como Légaut. Se trata ahora de hacernos dentro de nosotros mismos y en grupo, preguntas cómo estas dos que propongo para autoevaluación:

  • ¿En qué y cómo hemos experimentado nosotros en nuestras vidas la inmadurez cultivada en la etapa anterior y el proceso de maduración que se ha producido en la nueva etapa?
  • ¿En qué ocasiones, en esta diáspora de la secularidad pura y dura, hemos encontrado llamadas provenientes de gente no expresamente cristiana a profundizar en una nueva vida espiritual y en una nueva relación entre verdaderos creyentes en Jesús?

33 comentarios

  • oscar varela

    Hola ana rodrigo!

    Lo que he querido decir es exactamente lo que refieres que te ha pasado con mi comentario:

    “que yo no te encontré en el “lugar sentimental” donde habitan tus atenciones e intereses”

    Como tú bien dices ¿qué le vamos a hacer?
    ···········
    Si eso me sucediera “muy frecuentemente” habría razón para alarmarme.
    Y eso también podría ser. Lo tendré en cuenta.
    Un “termómetro” con el que me controlo es el nivel de humor.

    ¡Voy todavía! – Oscar.

  • ana rodrigo

    Mi querido Oscar, ¡otra vez! no me enterado de nada de lo que dices en tu último comentario. ¿qué le voy a hacer!

    ¿No podría hacer un esfuerzo por escribir “normal” y asequible a quienes tenemos un grado de topreza equis.?

  • oscar varela

    Hola!
     
    Primero y rápido: (antes de que Greenwich me gane y no pueda colgar lo prometido)
     
    Lo de Eduardo Soto Bordoy: para el moñito, enmarcarlo y el cuadro de una “pinturita”, como nos tiene acostumbrados.
     
    Tal vez –según mi gusto, pero debo estar equivocado- un poco demasiado de “pobreza” y “humildad”.
     
    No porque yo esté en contra,
    sino por los de la “vereda de enfrente” que ciertamente “están a favor”,
    pues les veo relamerse del banquete que se van a dar con estas “palomitas”.
    ············
    2ª Metodología instrumental: “NIVELES DE TRATO según los PESOS ESPECÍFICOS de c/u”.
     
    También es muy sencillo (empieza al revés y se complementa con el anterior): Marcel Légaut es Marcel Légaut. Pero para encontrarlo, tengo que buscarlo en donde está.
     
    Todos tenemos una “densidad” (lo que “valemos” en el conjunto donde con-vivimos).
     
    En Física: “peso específico” (la cantidad “gravitatoria” –peso, en relación a la cantidad de “espacio ocupado” -volumen)
     
    Todos hemos recibido algunos “dones” y carecemos de un montón, que –muy posiblemente otros hayan recibido para mantener la sustentabilidad futura del Conjunto- jamás por nada ni nadie “garantizado”.
    ··········
    Si yo esperara de Marcel Légaut un método espiritual para lograr que las parejas tengan mellizos; o que me “visualice” el número que va a salir en la Quiniela (Loto, o como se lo llame); etc.; y resultara un fiasco, la culpa no es de Légaut sino mía por haberlo buscado donde no está.
    ··········
    Nos suele pasar que, creyendo “dia-logar” atropellamos al otro. Y concluimos que “no nos entiende …¡con este tipo mejor ni hablar!
     
    Pero ¿qué es lo que ha pasado?: que lo hemos querido arrastrar a nuestros intereses (densidad – peso específico, que determinan el “nivel de flotación estabilizado”) -¡con toda la buena voluntad que se diga!- pero no hemos atendido ni entendido que el tipo “anda en otra”, “ve otro canal”.
    ···········
    En el “trato” humano (la única relación que merece ese nombre porque sólo ahí se da la “reciprocidad”) hay una inmediata percepción del “nivel” del otro; captamos su “temple” vital.
     
    Es interesante notar cómo -según en qué “medio” se encuentra- uno tiene comportamientos por el “lugar” que el Conjunto le otorga en la “escena vital”; diferente al otorgado a esa misma persona en otro “ambiente”.
     
    Hay que notar también que la “densidad” humana no es puntual, sino que tiene un “rango” de movilidad, que nos permite un amplio “campo dinámico” relacional. La elasticidad y amplitud de onda no es rígida; pero eso no nos habilita a andar “a la buena de dios” o –según dicen los muchachos del barrio-: “andar como los chanchos”.
    ·········
    ¿A que vendrá toda esta Teoría refrita? – Tal vez a nada en especial, pero tiene su miga:
     
    Trato “cuidadoso” con:
    * Marcel Légaut
    * los “Maestros” Domingo y Antonio
    * los compañeros que participan activamente
    * los compañeros en la escucha
    Etc.
    ···········
    Y ya que estamos:
    * cuidado también con alguien o algunos “de la vereda de enfrente” al mostrar un flanco de “pobrecitos”.
    ···········
    ¡Vamos todavía! – Oscar.
    ¡Sí vamos, que ya viene Greenwich!

  • Kaláa

    La verdad es que me está resultando especialmente difícil  el tratar con este M. légaut.  Cuando lo conocía menos,  quiero decir con anterioridad al inicio del curso,  parece que me imaginaba otra …clase de persona .
    En concreto cuando valora  su vida de pastor como mediocre,  tengo que recordar que ya también valoró su entorno durante la guerra, y más tarde el ambiente de trabajo .
    Hay como una repulsión hacia la mediocridad ambiental,  de tal forma que ni huyendo,  parece que no se puede  zafar  de ella y acaba conviviendo con ella.
    Y en estas estoy entorno a la mediocridad o el hombre mediocre.
    Saludos.
     
     

  • Nos hemos llevamos muy buena impresión
    de la trayectoria de madurez de Marcel Légaut.
     
    Que hace una referencia a la experiencia de los “curas obreros”,
    que por nuestra parte, vivimos muy intensamente
    en nuestra diócesis de Cádiz y Ceuta,
    siendo su obispo D. Antonio Añoveros Ataún, de 1.964 a 1.971
    y que tuvo una prolongación esta experiencia hasta los años 80,
    como nos cuenta muy bien nuestro común amigo
    (del que nos alegramos de su recuperación)
    Juan Cejudo en el libro “Curas Obreros”,
    http://juancejudo.blogspot.com/2009/07/mi-experiencia-con-un-obispo.html.
     
    Tuvimos la suerte de formarnos con
    el último grupo de estos seminaristas obreros, en Puerto Real (Cádiz),
    con los que creamos una pequeña comunidad cristiana,
    en aquellos tiempos de la crisis de la A.C.
    y de la que solo se salvaron JOC y HOAC.
     
    Son muchas las cuestiones que plantea Marcel Légaut,
    con las que nos identificamos totalmente:
     
    La pobreza evangélica que practicaba,
    la humildad y el espíritu de sacrificio
    con el que vivió.
     
    Su opción por estar con lo últimos, con los empobrecidos,
    deja planteada la encarnación del cristiano laico.
     
    Una encarnación que significa
    compartir la situación de los pobres,
    dedicar la vida a defender su causa,
    vivir la pobreza evangélica,
    asumiendo la situación histórica
    de cada época y lugar
    pero sin acomodarse a ella;
    sino recreándola según el Plan de Dios.
     
    Una encarnación que puede ser:

     Natural, se pertenece por nacimiento
    a los empobrecidos.

     Por opción, personas que renuncian a su posición,
    para situarse en el corazón de los empobrecidos.

     Por misión, personas que se asocian para ello,
    en una Ong, como misionero o profesional
    que van a ayudar y estar con los empobrecidos
    sintiéndose uno más de ellos.

     
    Marcel Légaut, plantea cuestiones
    que pueden parecen contradictorias,
    y que necesitan de reflexión
    para caer en la cuenta.
     
    Una de ellas cuando se refiere a que:
     
    «El cristiano ha de negarse a abandonar el último lugar,
    aún en el caso de que se le llame a un puesto más elevado»

     
    Esto lo interpretamos como una llamada a
    ser y estar con los últimos y a no
    desclasarse de los empobrecidos

    para, juntos con ellos, ir saliendo
    de esa situación de miseria.
     
    Por nuestra parte, entendemos que tan egoísta es
    quien acepta un puesto más elevado
    porque le va a proporcionar más riquezas y poder;
    como quien se niega a poner en comunión sus dones
    al servicio de los empobrecidos y de los últimos,
    en una responsabilidad a la que es o somos “llamados”,
    y quizás lo sea más el último que el primero (Mt 25,14-30)
     
    Buen testimonio, aceptar responsabilidades
    para llevarlas a cabo junto con los empobrecidos,
    renunciar a las “prebendas” que correspondan
    y vivir como ellos viven.
     
    Hay una diferencia radical entre plantear la política
    desde una concepción individualista del ser humano o
    desde una concepción comunitaria del ser humano.
     
    ————————————————————————
     
    Como cristiano y también como
    todo ser humano solidario,
    somos llamados a:
     
    Vivir la pobreza evangélica
    desde la opción por los pobres;
    vivir desde la pobreza,
    renunciando libremente
    a todo cuanto nos impida hacerlo,
    y poniendo en comunión
    lo que somos y tenemos.
     
    ● Conocer, desde la perspectiva de los pobres,
    los problemas, la historia, las utopías, las luchas…
    haciendo un discernimiento de todo ello y,
    desde él, dedicar todo el tiempo, esfuerzo y
    capacidad a defender y difundir su causa

    como un aspecto indispensable de la tarea apostólica
    y de la fidelidad a los pobres en Jesucristo
    o simplemente como una tarea de humanización
    una tarea de solidaridad.

     
    ● Oponerse, desde la defensa de los pobres
    y desde nuestra fe compartida,
    a todo cuanto dificulte o manipule
    su promoción y liberación,
    proceda de donde proceda.
     
    En este mundo, a lo más que podemos aspirar,
    es a conseguir que una persona recupere su dignidad.

     
    Recibid junto a vuestras familias toda nuestra cercanía.


     
    Pregunta:
    ¿Si alguien tiene escrito,
    los textos de los videos
    que nos lo pase?
    Es una bonita síntesis
    para que podamos reflexionar.
     
    Muchas gracias a “Atrio” por
    ofrecernos esta posibilidad
    y por las mejoras introducidas
    en el “portal” y en el “html”
    para los participantes.
    Pdta./
    Gracias Oscar Varela,
    por tu referencia
    en tu comentario.
    ¡Vamos todavía…!
     
    Con cariño
     
    Eduardo Soto
     

  • oscar varela

    Hola!
     
    Extrañamente, empezaré con un brevísimo “excursus” para “sacármelo de la cabeza”.
    ············
    En un asunto como el de una Biografía, uno pensaría que allí acudirían más los “entendidos” y “profesionales” de esas “cosas de la vida que le pasan a los seres humanos”; Psicólogos, Psiquiatras, Espiritualistas, Confesores, Gurúes, Guías, etc.

    Yo no soy nada de eso y me veo acá como si usurpara las tales condiciones.
    Tal vez mis compañeros –después de lo ahora dicho- piensen parecido.
     
    Ciertamente algo no anda bien.
    ¿O es que el tan declamado “interés” fue un poco “pour la galerie”; o se encontraron sorprendidos por trauma de la “página en blanco”?
     
    ¿O será que ninguna de esas “prácticas y profesiones” están “a la altura” del Asunto “vida humana”?
    Me quedo con esta última apreciación.
     
    Esperaría más riqueza perceptiva y descriptiva de un “novelista”, o de un “productor de obras cine-teatrales”.
    Pero parece que en Atrio.org no hay o no aparecen.
     
    Seguiremos remando.
    ··········
    Sacado el “entripaó”, quisiera exponer dos “teorías” (refritas por mí)
     
    Nota: ya mi esposa me amenazó que si insisto en llamarlas “teorías” se va a presentar en el Post y denunciar que mi “teoría” apenas llega “metodología instrumental”.
    – Le di la razón (porque la tiene y la usa), así que no tendremos ese problema.
    ·········
    1ª Metodología instrumental: “CURAR ENFERMOS”
     
    Es muy sencillo. Marcel Légaut no es Marcel Légaut, sino “con su circunstancia”.
     
    Marcel Légaut –para mí- es Antonio Duato que ya una vez habló de él; es Domingo Melero, que lo va comentando; es Margarita Aguirre, que dice conocerlo y vale la pena (aunque ahora no le serviría –el Curso-); son los textos y audio-videos de Légaut; son las resonancias en las consideraciones (coincidencias – dudas – negaciones) de mis compañeros, etc., etc., etc.
     
    Ver algo ese verlo en su paisaje. La figura es in-inteligible correctamente sin su fondo; de donde la traemos y sale a nuestro encuentro recortada por nuestro “enfoque” o interés”.
     
    Es con esa “IMAGEN SENTIMENTAL” con quien realmente “tratamos”.
    ···········
    Por lo tanto, es conveniente e int-elegante (además de todo lo “caritativo” que se le quiera agregar), procurar cuidar esa “imagen en construccion/de-construcción permanente”.
     
    Si no estamos frente a un “monstruo” (y ¡aun así!) hay una tarea “amorosa” por hacer.
    No se trata de “re-vestir” a la mona, pues siempre quedará mona.
    Sino de potenciar las “gracias” del re-presentado en la Imagen.
     
    El amor no miente ni en-cubre; todo lo contrario “ilumina y hace ver” aquello que otros que “pasan de largo” (no se “fijan”) no ven.
     
    – “¡Pero decime, ¡ché! ¿qué le viste a ese pelandrún, que te ha deja’o embobada?-
    ··········
    Más aun. Si usted se pone a ejercitar esta … ¿cómo era que la llamaba mi señora? ¡Ah, sí!,“metodología”, hasta le va a ocurrir que el primer sorprendido sea la persona real de ahí afuera, cuya IMAGEN “pro-CURADA” tiene usted trabajada por la consideración amorosa: Usted le ha estado iluminando zonas “imperceptibles” para él mismo.
     
    ¡Hasta puede des-cubrir defectos (faltas) que en el conjunto bien iluminado no le quedan tan mal al susodicho!
     
    Y ¡hasta puede descubrir –y esto es lo más interesante- que el “nuevo” paisaje le haga notar que uno mismo tiene zonas que necesitan iluminación com-pasiva!
    ·········
    ¿Se habrá entendido algo?
    ·········
    La vida humana tiene ese defecto: ser un “chisme de nunca acabar”; así que habré de dejar mi 2ª) “teoría refrita” para la próxima entrada ¿puede ser?.
     
    ¡Vamos todavía! – Oscar.

  • ana rodrigo

    Oscar, tomo nota de tu interesante aportación y destaco el siguiente párrafo:Esa tarea “interpretativa”, bien que la inician, fomentan y controlan los “discípulos” responsables de la Asociación M.L., no nos ha de suplir el único y verdadero -en última instancia- esfuerzo de comprensión que ha de poner la propia vida de c/u de los talleristas cursantes.”

  • oscar varela

    Hola!
     
    En pocas horas más Greenwich le dirá al Sr. Melero que cuelgue el Post anunciado para estos dos martes siguientes:
    Trabajo de la fe (1962) – Gestación del “núcleo duro” (¿cuál será el significado de tal denominación?)
    ··········
    En los dos martes anteriores se nos anunciaba el Curso como una “Aproximación a la figura de Légaut”, y los talleristas fuimos notando cierta dificultad de “decir” o de “decir-nos”, y hasta de silencio. Entonces nos preguntábamos  “por qué”.
    ···········
    Sospechamos, entonces que el tratamiento conceptual y lingüístico de la cosa más cercana a nosotros –nuestra propia vida humana-, resulta sernos extraña y por ello: difícil … hasta creerla imposible, puesto que nos defiende el escudo de vagos (lo digo en el doble sentido) de vagos: como individuos disfrutando de im-pensadas frases (toda “frase” es im-pensada: no entra ni sale, sólo rueda) con vocablos tales como “in-trans-feribles”; “in-efables”.
     
    Aun los más esforzados no encuentran la herramienta adecuada para el tratamiento del “nuevo” objeto que surge en el horizonte de n/tiempo: la “Teoría de la Vida humana”.
     
    Estoy convencido que la necesitamos. Más aun, que esa es la “NUEVA REVELACIÓN”.
    ·········
    No es la primera vez que lo digo en Atrio.org, y lo hube explicado con el simil de la placa fotográfica, a la que aplicando ciertos ácidos (los sentimientos generacionales) nos iban “de-velando” añorados paisajes dónde “habitar y “jugar-nos” la vida, para que ésta valga la pena.
    ·········
    En esta entrada sólo quiero llamarnos la atención de que:
     
    “ESTA MISMA DIFICULTAD (de expresión y significación) CONCEPTUAL Y LINGÜÍSTICA”
    la hubo de tener el mismo Marcel Légaut.
     
    Por lo tanto habremos de “leer entre líneas” los textos ofrecidos y que se nos ofrecerán.
     
    Esa tarea “interpretativa”, bien que la inician, fomentan y controlan los “discípulos” responsables de la Asociación M.L., no nos ha de suplir el único y verdadero -en última instancia- esfuerzo de comprensión que ha de poner la propia vida de c/u de los talleristas cursantes.
     
    Más aun, puede ocurrir (con más frecuencia de lo que se cree) que algún “forastero” des-cubra cosas en Légaut (asunto a interpretar-nos) que ni sus “seguidores” ni el mismo Légaut haya “caído en la cuenta” (aunque lo haya “vivido experiencialmente”).
    ············
    La tarea “interpretativa” nunca es meramente “escolar-repetitiva”.
    La vida humana crece sobre la tierra nutriendo su fotosíntesis en ocultas raíces selectoras; pero siempre en vistas a la flor y fruto en que se ha de realizar plenamente.
    ···········
    Espero tener un tiempito para hacer una o dos entregas más, antes que Greenwich nos doblegue.
    Pero dejo un espacio de tiempo para dar lugar a mis compañeros de ruta.
     
    Hasta pronto ¡Vamos todavía! – Oscar.

  • Asun

    Hola Oscar,
     
    Acabo de leer tu intervención y me parece que cada uno a su modo hemos insistido en lo mismo.
     
     Se nos ha dado todo pensado y durante un tiempo lo hemos tenido domesticado, hasta que se ha salido, o mejor, nos hemos salido de la jaula. Puede que lo que no nos guste es sincerarnos y reconocer que ahora, aunque  nos sentimos  más libres y ligeros, de vez en cuando echamos en falta las muletas que nos sirvieron para llegar a donde ahora estamos y que nos hacen falta otros asideros para avanzar, por ejemplo, las que otros fueron marcando para saltar y no quedarse atrás.
     
     La vida nos sigue atrayendo en su misterio y tira de nosotros sin descanso. Nos quiere creativos como ella. Sabe esperar…
     
    Ya sí buenas noches y vamos todavía!!!

  • Asun

    Este curso o taller de Légaut me resulta beneficioso para interiorizar, ver en sus escritos lo que  sucede en todo buscador que no para de mirarse en el espejo nuestro que es  Jesús, aún sin quizá saberlo.  También soy de la opinión que puede resultar difícil para una persona, que aún no ha alcanzado la mediana edad, verse identificada en lo que él exterioriza y mucho menos, entonces, verbalizarlo. Pero animo a que sí se haga sea como sea. 
     
    Se tomó su tiempo, sin ninguna prisa,  a los cuarenta años  decide una nueva vida, pero no es hasta los sesenta  años que siente la necesidad interior de compartirlo verbalizándolo en escritos hasta el final de su vida. Por lo que me cuesta estar de acuerdo con Margarita en cuanto dice que “pero a mi no me sirve”. Seguramente, Margarita no te has parado a ver que, sin embargo, tú sí nos sirves, porque tu experiencia  ha ido acumulando los ingredientes de tu vida espiritual actual. El cómo lo has hecho y no te ha ido paralizando y estancando a pesar de los inconvenientes y obstáculos nos puede ayudar a los demás. Deseo que me entiendas bien, pues confío en ti.
     
    Apunto algunas cosas. Légaut habla de dificultades  para ser cristiano en el mundo a nivel de todos los hombres en su cambio espiritual: Olvidar mucho…Aprender a recibir…tener la paciencia de grandes demoras…negarse a abandonar el último lugar…etc…Podría decirse lo mismo, es decir, darse este recorrido de obstáculos en cada persona en el camino hacia la adultez y madurez humanas.
     
    También habla del desierto “en medio de los hombres es completamente real por sus dimensiones,  su aridez y su silencio”, que hace  finalmente posible la mutación.
     
     
    Entiendo que Légaut hace un esfuerzo de coherencia y sentido. Una cosa son los conocimientos y otra cosa es  el mundo real.  Esta experiencia generalmente nos llega, al incorporarnos a la vida real y salimos de lo puramente académico o intelectual, de la teoría.  Creo que él hace un intento de aproximación de los dos mundos, el intelectual y el manual o físico para rellenar los huecos que al contacto con la vida real ha vislumbrado casi de forma traumática,  sintiéndose de fondo, durante mucho tiempo, en ninguno de ellos pleno. Lo que en principio percibe a modo de escisión, será la bisagra que le va ir abriendo paso en profundidad  a la dimensión de lo auténtico de lo real, que creo él llama existencia, donde ya sólo es fundamento lo que se es desde el mundo y mirada interior, mientras lo que se sea externamente en la vida es secundario, aunque necesario para la subsistencia.
     
    No creo que se trate de resaltar los avatares de su vida, sino lo que sólo él vive y cómo lo vive es lo que  convierte su profunda experiencia  interior en universal, común a todos los seres humanos que llegan a descubrir la Realidad primera y  última en su desnudez del silencio interior, en el desierto que únicamente uno/a consigo mismo/a  puede y debe recorrer para su liberación espiritual.

    Gracias a todos por los comentarios. Fico sigue animándonos. Buenas noches. 

  • oscar varela

    Hola!

    Mientras hay saludables bochinches por estas horas en los hilos de al lado (¡ponen música moderna y le dan al esqueleto y a la “sinhueso”!) voy a pensar con lo escrito por dos “curso-talleristas”.
    Sus apreciaciones (recortadas por mí) me parecen centrales y de ninguna manera co-laterales.
    ··········
    1) Fico Sánchez Peral
    29-Enero-2010 – 11:05 am
    Hola foreros. Os veo un poco apagados. Cuesta ¿eh? ¡Jo!
    Agradezco los comentarios de todos, pero a veces pienso también en los otros que participan, pero aún calladamente y me pregunto por qué no hablan.
    ¡Eeeeooooeeeeeoooooo!!!!!! ¿Hay alguien ahí?
    A ver si, de entre los que leen y aún no han encontrado su momento de intervenir, se anima alguno. ¡Va mujer, va hombre!, anímate y dinos qué te parece qué le falta o qué le sobra a esto. Se os echa de menos. Fico.
    ···············
    ana rodrigo
    29-Enero-2010 – 11:23 am
    Fico, coincido contigo en que falta participación en el curso-taller.
    creo que la causa está en que es más fácil analizar lo que está fuera de nosotros que nuestro propio interior.
    somos nuestros grandes desconocidos.
    Quizá la dificultad sea el que nos vemos reflejados en un proceso en el que quizá nunca nos hayamos parado a analizar.
    animo a que participen, nos haremos mucho bien en nuestros intercambios de experiencias.
    ···········
    Resalta y resulta que de aquello que es lo más importante –la vida de cada uno- “cuesta” decirla.
     
    Fico nos ve “apagados”, y Ana nos insinúa las razones:
     
    1ª)  -“creo que la causa está en que es más fácil analizar lo que está fuera de nosotros que nuestro propio interior.”-
    2ª) – “somos nuestros grandes desconocidos”-
    ············
    Las razones que se suelen escuchar son:
    que la experiencia es “in-trans-ferible”.
    que la vida personal es “in-e-fable”.
     
    ¿Estaremos condenados al “silencio”? ¿a rodar superficialmente unos en otros?
    No lo creo.
    ··········
    También a la manzana que cae y el humo que sube
    Les parecen sus experiencias, a una y a otro, “in-tras-feribles”;
    Y no sólo “in-e-fables”, sino más aún “contra-dictorias”.
     
    Sin embargo hubo un momento y un tipo que condensó en una sola “fórmula” (o “decir general = Ley”) todas las “experiencias” particulares:
     
    Isaac Newton (4/1/1643 – 31/3/1727)

    ··········
    ¿No será que aun no se ha constituido una Ciencia o “Teoría de la Vida humana”?
     
    Yo no la he visto “dictada” en ninguna Universidad.
     
    Ni siquiera en la Religión “cristiana”, cuyo objeto formal es una Vida humana, la de Jesús.
    ¿A qué tanta “reforma teológica” si no se presta atención a eso que está al alcance de nuestras narices?
     
    ¡Ah, sí, claro! Como nos dice Ana ¡poco nos hemos parado a mirar lo que hay delante de n/propia nariz! ¿cómo vamos a poder “fablar” de ella?
     
    ¡Bueno no es para tanto! De la vida se suele hablar y mucho; sobre todo de la vida de los demás, donde ahí sí mete uno las narices. Pero como las mete donde no le importa, quedan los chismes en sólo chismes.
     
    Esta tendencia al chisme, que se llama “curiosidad” es tan fuerte que es una pena no haberle encontrado aun su lado explotable .. más que para farandulear en los “mass media”.
     
    La “vida humana” sigue siendo una de las cosas que más hacemos “a la buena de dios”
    ¡qué macana, ¿no?!
     
    Pero yo ¡todavía voy! – Oscar.

  • Fico Sánchez Peral

    Querido Oscar, nos dices: “…¿Alguno podrá evaluar a qué altura del cambio estamos o, al menos, si subimos o bajamos?” Pues… ¡y yo qué sé!
    Realmente, ¿es importante saberlo con precisión? Creo que tú mismo lo aclaras un poco antes: son (¡somos!) tipos fronterizos y, por tanto, conscientes de que a veces se tiene un pié de cada lado de la línea divisoria (situación incómoda), o los dos del de acá (situación insoportable), o casi los dos del de allá (situación arriesgada e insegura, sí, ¡jodidamente insegura!), ¡pero contentos! ¡Que eso es ser fronterizos: afán de trascendencia por insegura que sea!
    Cuanto me tocó tutearme con la muerte (o mejor dicho: cuando a la muerte le dio por venir a tutearme) y se me vino todo abajo (y ya sé que las experiencias personales son -por definición- intransferibles; vale, ¡pero son!, y por eso me permito comentarlo, porque es real), no todo fue negativo. Primero se la teme, sí, pero una vez desnudo y solo, se descubre (otros lo hacen antes, pero no los tardíos como yo) la maravillosa sensación de vivir en la frontera. Con un pié (bisagra) del lado de acá de la vida y el otro (bisagra) de allá, estamos entre dos aguas, pero se alcanza un punto en el que uno ya no le permite más al pié (bisagra) de acá (que necesita seguridades), que sus miedos nos priven de intuir –disfrutar- las expectativas que presiente el pié (bisagra) de allá. Estamos a punto -tras la muerte- ¡de ver a Dios! Y, aunque no se le llegue a ver del todo (porque –afortunadamente- uno no llega a morir del todo), ¡se le intuye y se le presiente con mucha más intensidad que nunca! Hasta tal extremo que, después… cuando uno se recupera y la muerte se aleja, es imposible renunciar a lo intuido, a lo casi visto ¡y uno decide quedarse a vivir en la frontera! Esa zona entre dos aguas (o entre los dos lados de la bisagra -llámesele como se quiera-) en la que uno vive del lado de acá, pero atraído y como imantado por lo que intuye del lado de allá, a lo que se niega a renunciar. ¿Y qué más da si a veces sube o baja la bisagra y en qué punto preciso esta posicionada? Sé lo que intuí entonces y sé que se corresponde con lo que –a veces- sale de lo más hondo de mí sin que yo pueda controlarlo ni convocarlo. Si se calienta un ala de la bisagra, el calor se transmite al eje articulado y de éste a la otra ala, porque son un todo unido por una articulación. ¿Cómo renunciar a lo que un ala siente y transmite por el eje a la otra, solo porque se encuentran en lados distintos de la puerta? Pues traspasemos la puerta ¿no? Es una llamada… indescriptible… a la que no pienso renunciar.
    Y se queda uno a vivir en la frontera.
    Entonces ya da igual si a veces hay algún retroceso transitorio, es el riesgo de la vida de explorador, es lo normal para los fronterizos. Todo avance requiere pruebas, y las pruebas conllevan fallos… Pero la intuición de Dios es tan fuerte, que a pesar de la inseguridad constante en que se vive, de la soledad del desierto, de los fallos y los eventuales retrocesos, hay que seguir adelante, con fidelidad, tras la luz de esa intuición. ¿Tenue luz?, puede ser, pero más intensa que ninguna otra conocida hasta la fecha.
    Cuando se habla de las diferencias entre fe y creencias, mi experiencia (otra vez personal…) es que hay un estado intermedio (en el que creo hallarme) entre el de creyente y el de persona de fe (me gusta más que “hombre” de fe), que es el que yo llamo “confiante” (no confiado) y que tampoco es la fe, pero que nos acerca más al lugar interior en que poder recibirla cuando se nos dé, que el de creyente.
    El confiante parte -como el creyente- de las creencias, pero en lugar de tomarlas como evidencias y establcerse en ellas para acabar en la idolatría de la religión al confundirlas con la fe, trata de servirse de ellas y -tras criticarlas- trascenderlas, dando el salto en el vacío que lleva a desprenderse de parte del bagaje religioso que se le ha vuelto obstáculo, para profundizar en el conocimiento propio y en él, acabar descubriendo al Dios que se nos revela desde dentro de uno mismo…
    ¿Y por qué le llamo confiante? Pues porque cuando estás al borde del abismo y llegas a la conclusión de que ni la religión que uno conoce ni la ciencia pueden demostrar la existencia ni la inexistencia de Dios, a uno no le queda otra opción más que la de desprenderse de todo lo ajeno al encuentro que –si te mueres- está a punto de producirse, para, una vez desnudo inseguro y solo, poder mirar a Dios cara a cara y tomar la decisión de confiar en él y nada más que en él.
    Tiene que ver con aquel pasaje del evangelio: (Mt. 10/7-10).
    “…Id proclamando que el Reino de los Cielos está cerca. Curad enfermos, resucitad muertos, purificad leprosos, expulsad demonios… No os procuréis oro ni plata, ni calderilla en vuestras fajas; ni alforja para el camino, ni dos túnicas, ni sandalias, ni bastón; porque el obrero merece sus sustento…”
    ¿Acaso es otra cosa –misión aparte- que proclamar la excelencia de vivir en la inseguridad de la confianza en Dios? ¿Alguien ha recibido alguna vez misión más ambiciosa con medios más descabellados? Pues, entonces, ¿de qué nos quejamos y para qué necesitamos tantas garantías, ya sean eclesiásticas o de cualquier otro tipo? Tenga lógica o no y se sienta como se sienta, para los que hemos pecado de crédulos, el estado de inseguridad se va desvelando y descubriendo, poco a poco, como síntoma de ir en la buena dirección y uno se va asentando en la convicción de que más vale ser confiante que creyente… Inseguro sí, sin alforja, sin dos túnicas y sin bastón ni sandalias, pero confiando en Dios.
     
    ¡Vamos todavía! Fico.

  • jftamames

    No encuentro nada de diferente a la pretensión fallida, fracasada, de Tolstoy y Wittgenstein. El campesino ruso como el verdadero cristiano. La simplificación de la misión sacerdotal y el lugar del seglar es del mismo calibre. La experiencia personal de esta persona es tan reducida como infertil para la reflexión, de la que huye, como para la vida, sin nada más que relatos de escapismo ante una realidad que sólo puede justificar reduciendo la experiencia cristiana a sus frustraciones personales.

  • ana rodrigo

     
    Mi querido Oscar, me parece muy aguda tu apreciación de lego, o de lugar fronterizo o de quedarse a medio camino

     ¿Dirías lo mismo si se tratase de una mujer? lo digo por esa asociación de ideas de hombre-clérigo.

    Yo creo que la inmensa mayoría de cristianos y de cristianas andamos por ahí, precisamente por la fuerte influencia clerical en la que hemos mamado nuestras creencias, nuestra formación cristiana y, yo diría, incluso nuestra fe.
     
    Yo creo que Lègaut tuvo el mérito en su época de querer liberarse de esta atadura e incluso encontró un cura (dios los cría y ellos se juntan) que aconsejaba apartarse del clero a la hora de forjarse en la fe.
     
    Quizá esto nos parezca obsoleto hoy pero ¿lo es? ¿No seguimos muchas generaciones aún con ese lastre de haber tenido como maestros sola y exclusivamente a clérigos y, como es lógico, varones patriarcales, androcénricos y con una doctrina machista? ¿Nos hemos liberado de  esa herencia o se nos ha metido hasta el tuétano y ahí sigue agazapada?
    Me temo que andamos en el filo de la navaja. Y ojalá que la fe deje de tener su fuente de alimentación en la ICAR y que vuelva a su fuente original, el Evangelio, y que seamos la Iglesia, los y las componentes de la iglesia, los guardianes y portadores del mensaje evangélico.
    Un abrazo

    PD. Debo ser muy torpe, querido Oscar y, aunque este comentario tuyo lo he entendido perfectamente, no siempre me courre con tus comentarios. Espero acostumbrarme a tu estilo de escribir o ¿quizá tú puedas modificar este estilo con un discurso menos críptico? Otro abrazo, hala, para que no e quejes.
     

  • Margarita Aguirre

    Me resulta interesante la biografía de este hombre, conocida por fuentes ajenas a Atrio, y los fines y medios de la “asociación”.
    Mis circunstancias son tan distintas, que sin dejar de reconocer el valor de este curso, a mi no me aporta nada que no conozca.
    Yo he tenido experiencias y años, –nací en 1934-, para revolucionar, mis concepciones del nacional catolicismo,crearme continuamente mi nueva espiritualidad (camino que se termina al morir) e intentar no siempre con éxito, ser fiel a mis convicciones,que se renuevan a partir de las experiencias personales y sociales, constantemente.
    Estoy segura de que este curso es muy beneficioso, y me alegro de que exista en Atrio;pero a mi no me sirve.

  • oscar varela

    Hola!

    Antes de irme a dormir quisiera comentar alguna humorada seria.

    1ª) Los “escritos” de Légaut no me están resultando para nada molestos, sino claros. ¿Habrá que agradecer a los “traductores?

    2ª) El “impacto social” de un “laico-lego” incursionando en “religión” me resulta comprensible:

    * a mi parecer se trata de un “camuflage”: Légaut piensa, escribe y actúa como un “cura” de su tiempo.
    Más precisamente: como un “jesuita” (“entran con la tuya para salirse con la de ellos” ¡no es mala táctica, ¿no?!)

    * un “lego” de esta índole no es ni “laico” ni “monje”; queda a medio camino: es “cura” con los habituales “tics sagrados”.

    * algo parecido -en tiempo de Légaut- fue lo de los “curas obreros”. Dignos como para sacarse el sombrero. Pero ni una cosa ni la otra.

    * se trata de “tipos fronterizos” que se dan y se necesitan en toda transición significativa.

    ¿Alguno podrá evaluar a qué altura del cambio estamos?
    o, al menos, si subimos o bajamos?
    ·······
    No se enojen ¡Eh!

    ¡Vamos todavía! – Oscar.

  • M. Luisa

    Claro que se complementan ambos conceptos, querida Ana, pero una vez delimitados ayuda a establecer el orden de prioridad que anteriormente he señalado. Tú misma y con razón ves que partimos de un precedente que no nos es propio y al cual nos han instalado. En estas condiciones no se plante uno/a la pregunta por el sentido de la propia vida. Pese a ello nuestra realidad sigue ahí y gracias a ella puede producirse la ruptura de esta monotonía y emprender la búsqueda personal de manera que a medida que se va ahondando en lo que ya se es (con fidelidad Légauriana) como dije antes, se llega a una profundidad donde los sentimientos la inteligencia y la voluntad forman una unidad. Es entonces, pienso, cuando así estructurado el conocimiento humano será posible realmente la transformación de las cosas en él, en vistas a la realidad de todas ellas.

    Muchas gracias y un cordial saludo

  • ana rodrigo

    Respecto a lo que hasta ahora nos dice Lègaut sobre su fe y su evolución, yo me atrevería a decir que quienes hemos vivido el catolicismo pre y post conciliarnos hemos vivido la misma trayectoria (yo desde luego no con tanta profundidad y calidad) que el autor de estas confesiones. No obstante creo que sus inquietudes cristianas fueron anteriores al Concilio. Desconozco si él conoció el ambiente y las inquietudes de tantos teólogos que hacían bullir esas inquietudes dentro de la institución-Iglesia (alguno sancionado por el Vaticano) pues no olvidemos que, aunque fue una sorpresa su convocatoria, creo que el genial Juan XXIII había escuchado u olfateado que toda esa teología tenía “más razón que un santo”.

    Yo personalmente viví la fe del carbonero como la que más (no había muchas alternativas en el nacional-catolicismo), en su momento al iniciar la universidad, como cualquier joven universitaria, quieres racionalizarlo todo y, aunque sigas amarrada al cordón umbilical de la Iglesia, me di cuenta que la Iglesia muy pronto pierde el referente conciliar, se aparta de la sociedad, vuelve otra vez a las normas sin alma, a la meticulosidad de la norma (al sábado más que al ser humano), a las creencias, se aleja de eso que decía el Concilio “los signos de los tiempos, a culpar-culpabilizar a cualquiera, obsesionada por los pecados relacionados con la sexualidad /y ahí sigue), etc. etc. En esta situación, yo mandé todo el tema religioso a paseo pues mis inquietudes no veían acogida en ese tipo de religión.

    A raíz de situaciones dolorosas personales, y por aquello de la casualidad-causalidad, conocí a comunidades de base, vi que esa gente había “pasado” de la institución, había vuelto al Evangelio, a la praxis de Jesús, entré en estas comunidades, y, hoy veo que el camino recorrido me ha ayudado mucho, no sólo a conocerme y avanzar en mi meta, sino que me ha llevado a no quedarme en mi mundo íntimo, a que toda mi vida debería estar en función de los demás, quiero decir del amor a los demás en todas sus manifestaciones.

    Y aquí ya desaparece el problema de las creencias y pasamos al mundo de las experiencias y eso es irrebatible.

  • ana rodrigo

    Querida Mª Luisa, buena la apreciación que haces sobre profundización y transformación, que, a pesar de ser términos y conceptos diferentes las dos son necesarias. Aunque yo creo que la profundización lleva inexorablemente a la transformación o al cambio en la medida en la que veamos y observemos nuestra propia condición, situación o momento de nuestra vida puesto que nunca estamos acabados.

    Lo que ocurre es que en la vida nos entrenan para tener los ojos muy abiertos hacia lo accesorio y accidental, hacia lo exterior a nosotros con enjuiciamiento incluido, incluso estamos acostumbrados a enjuiciarnos o sentenciarnos a nosotros mismos, mientras que la mirada sosegada hacia nuestro interior nos resulta muy difícil.

    A mi me gusta mucho la ventana de Yohari para el conocimiento propio, porque nosotros solos, lo mismo que nos ocurre en tantísimas cosas, no nos valemos por nosotros mismos, de ahí la importancia de escuchar no sólo a los otros sino a las circunstancias. Todo son herramientas necesarias.

    No es menos importante la meta que perseguimos sin la cual todo lo anterior carece de sentido. Si nos conformamos solamente con sobrevivir, o llegar a tener una situación social o económica determinada, o dejarnos llevar por las circunstancias, nuestra existencia estará en parálisis crónica. En cuyo caso ni profundización ni transformación.

    Yo creo que Lègaut tenía su meta muy clara y supo hacer uso de determinadas herramientas, buscadas algunas y otras sobrevenidas.

  • oscar varela

    Hola!

    autoevaluación:
    2º) ¿En qué ocasiones, en esta diáspora de la secularidad pura y dura, hemos encontrado llamadas provenientes de gente no expresamente cristiana a profundizar en una nueva vida espiritual y en una nueva relación entre verdaderos creyentes en Jesús?
    •••••••••
    También en esta pregunta hay un interesante “supuesto”.
    Se trata de algo que se venía verificando en la época de Légaut: la “Misión”.

    El hombre de la cristiandad europea (términos redundantes) no se estimaba “por sí mismo” (¡orgullo pecaminoso!).

    La “e-valuación” se hacía con el termómetro del “estar comprometido” = ser “misionero” en este mundo: (beatificación de Sta. Teresita), los “curas obreros”; Pastorales como “Francia, pays de Missión?”.

    El “cristiano” tiene “algo dado” a él que no es “del mundo” sino para (salvar) al mundo. Algo “sobre-natural”: el Hombre total = Jesús/Dios.
    •••••••••
    Acá puede parecer lo mismo, pero tampoco mi experiencia coincide hondamente con Légaut

    * Légaut se va de “su” mundo lo más lejos posible (arriesga … sin quemar las naves. Siente ser tentado)
    * A mí me echan de un “mundo”. Yo me lo cargo en la mochila, sin dejar que me lo quemen. (cargadito y feliz voy llegando a Atrio.org)

    * Légaut se pre-fabrica un mundo vital dónde ensayar una pre-sentida nueva “vida espiritual” de Jesús-pobre. Elaborado el “modelo” habrá que hacerlo rodar (sin el folklore de su anecdotario, sino “ecuménicamente” “misionero”. Lo que bebió de su “mentor”)
    * Yo me fabrico un mundo con los despojos que, cual resaca, hallo en el naufragio mientras nado “alegremente”. De vez en cuando algún otro náufrago pasa a mi lado y remamos juntos. (este último aspecto, sí, lo va a tener muy fuerte Légaut, en lo que llamó “Grupos de búsqueda”).

    * Légaut “hace” Retiros y Desiertos de control de las “creencias” para que no le dificulten, sino le faciliten su “fe”.
    * A mi “me hacen” continuos controles y evaluaciones “mis” circunstancias, dónde y con quien “hacemos” mi vida. No he pretendido jamás fabricar ningún modelito, pero sí (a rabiar) ofrecer los paisajes que he ido considerando y siendo en mi vida natatoria.
    ••••••••••
    El tesón y valentía de Légaut lograron sobre-vivir en ese “mundo suyo pre-fabricado”. Si hubiera fracasado (salud, esposa no aguantadora, hijos rebeldes, etc.) le quedaba siempre activado, bien que en el horizonte, algún “palenque donde rascarse”.

    A sus vecinos campesinos se les hubiera “venido el mundo abajo”, sin tener dónde meterse. Bien es cierto también que el mundo más primitivo es más profundo y ancho, más estable por no ser tan “alto”.
    ••••••••••
    Mejor dejar algunas cosas en el teclado, para no ponernos tan pesados ¿no?

    ¡Vamos todavía! – Oscar.
    •••••••
    P.S.: ¿me atreveré a preguntar algo en voz alta?
    ¿Por qué en esta “biografía” –que se nos termina- Légaut no parece haber mentado (creo que ni una sola vez) a su compañera y a sus hijos, de seis que tuvieron (más ella que él, ciertamente)?

  • oscar varela

    Hola!

    autoevaluación:
    1º) ¿En qué y cómo hemos experimentado nosotros en nuestras vidas la inmadurez cultivada en la etapa anterior y el proceso de maduración que se ha producido en la nueva etapa?
    •••••••••
    * En la pregunta hay el supuesto de una “bisagra”, que articula dos etapas (anterior y nueva)
    * En la pregunta esas dos “etapas” están, además, “calificadas” (inmadurez y madura)

    ¿Qué comentar, entonces?
    Elijo la “bisagra”.
    ••••••••
    La “articulación” -en el organismo biológico como en el biográfico de la vida humana- nos aparece como un genial invento ante el problema evolutivo de la antinomia: rigidez sustentable Vs. flexibilidad creadora.

    Nota: La “bisagra” produce un “bisel” en el organismo considerado, que lo “articula” armoniosamente sin correr el innecesario riesgo de la “rotura”.
    Esta imagen me parece importante para –si alguna vez se diera- comprender el tener “más vida” o “vida abundante”.
    Un “vertebrado” es más vida que un “in-vertebrado”. En el orden técnico, una “cadena” es más “rica” que una “pobre” barra de fierro: y en el orden social se mejora la vida de convivencia con una mayor “articulación” en los “Contratos de Negocios” (¡claro que estarán los pillos de la “letra chica”! Siempre me pregunto: tanto se critica a la casta sacerdotal, pero ¿y la “leguleya casta de los abogados”?)
    ••••••••
    En la “bisagra biográfica” el tipo se dobla sin quebrarse.

    Hay tipos y épocas bisagras. Légaut lo fue. Posiblemente porque “su tiempo” lo venía preparando: Revoluciones “romántico-sentimentales y políticas” de-terminan exasperaciones y el con-secuente cansancio de “¡me tienen podrido!, ¡esto no va más!” (en todo cambio desde la in-madurez, siempre acecha la alternativa de la putrefacción)

    Légaut vive las dos guerras europeas (mal llamadas “mundiales”), como niño y como combatiente luego.
    Esto no da para más y el pasado no es modelo de nada ¡hay que cambiar, pegar un giro a la historia del hombre!

    Los pioneros del nuevo tiempo empiezan tomando “re-soluciones heroicas”. Pegan portazos (putean) y ¡se van a …!
    •••••••••
    Légaut se fue. Yo me fui. Los dos “bisagreamos”. Pero de maneras muy distintas:

    * Légaut se va a los 40 años con mujer y con dinero.
    * Yo me voy a los 30 años sin mujer y sin dinero.

    * Légaut cambia; se proyecta en un riesgo con el que se compromete (s’engage à …)
    * A mí me cambian; me encuentro pro-yectado en una vida comprometida.
    ••••••••••
    Esto lo percibe muy bien –pero de pasada, y no sé si Légaut mismo y sus intérpretes habrán percibido la profunda y decisiva significación que para la vida humana (por ende, también la “espiritual”) tiene este hecho- y lo dice cuando en el video compara la diferente “situación vital” (“sitz im Leben”, para los heideggerianos) en que se encuentran estar-estando él y sus vecinos campesinos “en serio” (si Légaut se define como un campesino “mediocre”, yo se lo tomo muy en serio):

    * Légaut estaba ahí –de campesino- porque pudo y quiso que ese sea “su lugar” (por elección)
    * Los vecinos campesino estaban ahí “clavados” en “su lugar” (por destino)

    El condicionante “destino” marca la diferencia del básico sentimiento vital.
    •••••••
    Légaut se propone cambiar buscando las “bases de la vida humana”

    Tal vez avanzando en el Curso se nos muestre que “se dio cuenta” de esta “básica” experiencia y haya sacado las consecuencias para una “vida espiritual” valable también para los “campesinos en serio”, en la que coincidimos la mayoría de los que habitamos el Planeta: tener un “destino concreto”, como un instrumento “dado” sobre el cual habremos –sin ser trans-fugas-, ejecutar nuestra melodía personal.
    •••••••••
    Sólo unos párrafos antes de su famosa y recortada frase llevada y traída “Yo soy yo y mi circunstancia y si no la salvo a ella no me salvo yo”, Ortega declaraba que “El destino concreto del hombre es la re-absorción de sus circunstancias”.
    ••••••••
    Como dijo un ahora paisano común: “Hay tela para rato!!!”

    ¡Vamos todavía! – Oscar.

  • M. Luisa

    Ahora, con Légaut y con la metáfora tan oportuna que Asun introduce del pozo es cuando mejor se puede ver la diferencia a la que tantas veces he aludido entre el concepto de transformación y el de profundización. Légaut, para mí en su itinerario no hace sino profundizar en lo que es de suyo para con ello llegar a descubrirse como realidad. Es decir retrotraerse a aquello que le ha sido dado.

    Comprender esto es entrar por la vía de la profundización. Y para que se comprenda bien lo que quiero decir voy a contraponerla al concepto de transformación. El concepto de transformación implica una acción dirigida hacia algo objetivo por la cual cosa la acción presenta ambigüedad. De hecho ha sido la visión que se ha tenido desde siempre cuando se ha hablado de la necesidad de cambiar pero ese cambio puede ser real o no serlo.

    Contrariamente hablar de profundidad significa ahondar en la realidad que se es. En absoluto implica tender la mirada hacia ningún objeto que nos transformase. Y por tanto desde este otro punto de vista de la profundización lo que hay es una búsqueda de conocimiento de nuestra propia estructura humana. No hay ahí acción alguna sino en cuanto estructura algo actual y será en ella en donde lo que sí se transformará será el objeto de la de la creencia que de específica se vuelve inespecífica y por tanto meramente en nuda fe.

  • ana rodrigo

    Fico, primero decirte que me gusta mucho leerte,

    segundo, se nota tu paso por el desierto y lo bien que lo has aprovechado,

    tercero, coincido contigo en que falta participación en el curso-taller.

    Respecto a este último aspecto creo que la causa está en que es más fácil analizar lo que está fuera de nosotros que nuestro propio interior. En realidad somos nuestros grandes desconocidos.

    Quizá la dificultad de entrar en los textos de Légaut sea precisamente el que nos vemos reflejados en un proceso en el que quizá nunca nos hayamos parado a analizar.

    Yo también animo a los lectores y a las lectoras a que participen, nos haremos mucho bien en nuestros intercambio de experiencias.

    Gracias, Fico y gracias al resto de paricipantes.

  • Fico Sánchez Peral

    Hola foreros. Os veo un poco apagados. Cuesta ¿eh? ¡Jo!, es que este Légaut al principio es duro de pelar. Además, es que, como no pone una sola metáfora ni un solo ejemplo y encadena frases y frases con diecisiete comas seguidas, comillas, guiones, paréntesis…, es difícil de seguir y comprender. Yo lo tengo que leer y releer todo dos, tres y hasta cuatro veces. Dejo los libros hechos un asco, subrayados de colores, y con notas y acertijos por todas partes. (Ya me estoy yendo –otra vez- por las ramas…). Pero al final lo que acabo sacando es lo más sustancioso que he leído en mi vida. A mi me ha transformado. Quiero decir en el sentido de acercarme, primero al conocimiento de mi mismo, y luego a Dios, a quien encuentro dentro de mi mismo.

    Para mi el meollo, el tapón, el nudo gordiano, que desata la cosa está en la diferencia entre fe y creencias. Apartado el obstáculo en que se han convertido la religión y tantas otras cosas, es más directo el acceso a Dios. Asun el (22 enero 2010 -21,54 pm) en la primera entrega del curso, lo decía genial con su metáfora del pozo. Y no dejo de darle vueltas desde entonces. Ahora os la cuento yo, vista con mis ojos (un tanto rústicos).

    Supongamos que el agua limpia del pozo (la presencia de Dios) brota a 100 metros de profundidad y que, de ahí hacia arriba, por capas, los dos primeros metros los ocupa el yo futuro, el que debo llegar a ser, con toda su potencialidad pero tambien complejidad. Y luego, de ahí hasta arriba, los 98 metros restantes hasta la superficie, están atiborrados, densa y compactadamente llenos de todo lo demás: el mogollón de la religión, las creencias, la doctrina, los dogmas, el pecado en general y el original jod…dolo todo en particular, la infalibilidad, los ritos, los mandamientos, los miedos, la búsqueda de seguridades, el materialismo, el capitalismo, el marxismo, la madre que los parió y todos los ismos que queráis, juntos y revueltos… Y que el yo presente, está, cual ingenuo pipiolo, a ras de tierra perdido, empachado y arto de probarlo todo para buscarse a sí mismo y a Dios. (¡Manda güevos!).

    ¡Es imposible que, con esos medios y por ese orden (el de las capas del pozo), el pipiolo de arriba encuentre ninguna de las dos cosas! Definitivamente: ¡imposible!
    Tiene razón Asun, hay que sacar todo lo que atasca el pozo y, una vez hecho, hay que echarle valor y sin paracaídas, solos, desnudos y sin nada, meterse en el cubo del pozo, soltar la cuerda y tirarse en caída libre a ver lo que hay en el fondo del pozo… Uuuufffff!!!!!!!! Y cuando estemos abajo: “…La respuesta no tardará en llegar, tras “intermitente locura”, cuando empecemos a escuchar en el silencio…” y acabaremos por descubrirnos a nosotros mismos y a Dios y fluirá el agua por nosotros… “Cambiar el modo de conocer y percibir nos está pacientemente, calladamente atrayendo en nuestro interior a dar el paso o el salto con la mirada y con los pies para finalmente ser y actuar en coherencia”. (¡Ole Asun, es luminoso; ole, ole y ole!!!).

    ¿Sabéis lo que echo de menos?, (y no es crítica, sino ruego), que hablemos más de Dios y menos del sexo de los ángeles; que también hay que hablarlo, claro está, hasta que desatasquemos el pozo, pero no solo de eso; de Dios –que es lo que importa- también. ¿No sería la ausencia de esa experiencia, la evidencia de que la religión lleva, en el extremo, a la renuncia de la búsqueda de Dios; a dar por hecho que no se le puede encontrar sin ella, convirtiéndose en un fin en si misma? (Idolatría de la religión). Yo me niego a eso ¡eh! Es que siempre pasa lo mismo, se habla más de religión que de Dios y claro, se echa de menos compartir la experiencia personal de Dios con las personas con las que te relacionas.
    Agradezco los comentarios de todos y en todos hallo algo positivo, pero a veces pienso también en los otros que participan de este foro, pero aún calladamente y me pregunto por qué no hablan.

    ¡Eeeeooooeeeeeoooooo!!!!!! ¿Hay alguien ahí?

    A ver si, de entre los que leen y aún no han encontrado su momento de intervenir, se anima alguno. ¡Va mujer, va hombre!, anímate y dinos qué te parece que le falta, o qué le sobra, a esto. Se os echa de menos. Gracias por vuestra paciencia, la de los silenciosos y la de los que hablan.

    Fico.

  • Gonzalo Haya

    “Es necesaria una deportación religiosa e intelectual, un exilio que antaño se buscaba en el desierto, un cambio de situación que antes uno buscaba marchándose. Estamos terriblemente instalados en la vida”.En términos marxistas diríamos que la infraestructura socioeconómica condiciona la supraestructura del pensamiento.
    Para mí el contacto con los jóvenes del Movimiento de Izquierda Revolucionaria en Chile de finales de los 60 ejerció una gran influencia. Ellos arriesgaron su vida -y muchos la perdieron torturados- por unos ideales que yo sostenía sólo teóricamente. Yo estaba instalado con toda seguridad en una Orden Religiosa.
    Motivado por un cristiano de a pié, participe en una huelga de hambre. No fue mucho, pero quizás me sirvió para tirarme al agua. Luego sentí la inseguridad de dejar el cobijo de la Orden Religiosa estando en una tierra extraña y con la amenaza del golpe de Estado.Tuve que volver a Espña y buscar trabajo en la enseñanza. Al jubilarme he vuelto a interesarme por la Teología y creo que una comprensión totalmente distinta.

  • Gabriel Sánchez

    La herramientas y la metodologia de Antonio, enriquecio no sólo la lectura, sino la relectura de Légaut…No obstante si bien es un poco densa la extención de la lectura forma una Unidad Basica…El Trabajo Manual como partida de una trasnformaciòn, un tema muy Paulino…, en el segundo tema dificultades de cristiano de origen, nos describe algo que en Latinoamerica llamamos praxis de la Fe…y el desierto, es sin lugar a dudas un lugar obligado en la praxis de la oraciòn y del rumiar, madurando la experiencia…Es decir ambito-praxis-oración…¿Podiramos decir…VER-JUZGAR-ACTUAR, sin forzarlo?… Es un tema para profundizar…Hay una dificultad incial, que posiblemente podamos superar rapidamente…algunas palabras expresan conceptos que por el medio donde me muevo tienen un sentido diverso al que Légaut les da…Por ejemplo la necesidad de escuchar e interactuar silenciosamente a/con los otros…a/con las gentes…justamente le llamamos encarnarnos…Pero bueno, es una cuestiòn menor.- Gabriel

  • Las decisiones personales, nos marcan el camino. Me esta costando un poco el asimiliar la esencia del escritor, pero hay voy….tenganme paciencia…

  • oscar varela

    Hola Federico Sánchez Peral!

    Gustosamente reitero,
    compañero!

    mi acertijo
    del 20-Enero-2010 – 12:47 pm:

    item 6º) Federico Sánchez Peral (Fico): No he leído lo de Marcel Légaut, pero no sé cómo podrá superarte. ¡Gracias!

    ¡Vamos todavía! – Oscar.

  • oscar varela

    Hola!

    Hago un poco de Alegoría.

    Este CURSO que se dictaba en la “Universidad” de Domingo Melero

    se hubo descuajaringado al mudarse TALLER en el “Campo” de Antonio Duato.
    ••••••••
    Con esta entrega simultánea del 26/1/10
    * Curso de Introducción (refrito que incluye “Índice”)
    * Curso de Introducción 2 (que incluye la -antes “aparte”-, “Guía de Lectura”)

    el Maestro de Taller (Duato) ha puesto las herramientas en los lugares de trabajo.
    ••••••••
    ¿Qué duda cabe que esta gente crea dentro del “habitat espiritual” trazado por M. Légaut?

    Ese “habitat espiritual” que señeramente nos descubre un septuagenario Légaut “trabajador manual” en los “videos”.

    Esta gente –como dije-, quiere que “trabajemos”:

    – “¡Adelante, acá está el TALLER ordenado … Manos a la obra!”-
    •••••••••
    Habrá que estar atento, porque esta gente es bastante pícara y Melero no nos ha dado más que vagamente el itinerario del “Contenido” del CURSO.

    ¿es que querrán hacernos “laburar” de por vida?

    ¡Compañeros! Formemos un Sindicato para defender nuestros derechos conculcados!

    …¡pará Oscar! ¿A dónde vás?

  • Fico Sánchez Peral

    No he acabado de leerlo todo, pero si me espero al final, me alargaría –como siempre- demasiado. Ahí voy.

    Toda experiencia de vida la he pasado con la impresión de haber llegado tarde a todo. Toda reflexión de lo vivido, todo balance, daba como resultado –entre otros- una sensación de déficit y hasta de un cierto acomplejamiento. Y sin embargo –y siempre con sensación de inseguridad- todo ha ido dejando un poso valioso. ¿Valioso para qué? En aquel momento yo no lo sabía todavía, ¡eso era lo que lo hacía incómodamente inseguro! Es como si la buena intención con que se hacían las cosas y aunque no alcanzaran el éxito, nos preservara como con un velo, como por una inconsciente adhesión a algo implícito desconocido que se suponía superior ¿…? Apenas ahora, pasados los años, empiezo a ver que la suma total (incluidos los numerosos y dolorosos fallos) fue útil, fue positiva. Pero tampoco sabría justificarlo punto por punto. Es como si, sin saberlo, uno hubiera presentido la esperanza de que, a pesar de los pesares e incluso de los fracasos, algo desconocido fuera madurando en lo más hondo de uno mismo.

    Descubro algún remoto paralelismo, lejanas coincidencias, con alguna de las circunstancias de Légaut, pero ni tan consciente y libremente elegidas, ni por tan nobles motivos, ni tan fielmente perseveradas, ni tan práctica, constante y sabiamente concluidas. Todo es como un rodar intuitivo, pero jugando limpio. Todo a mi alrededor apuntaba alternativas mejores, más razonables y más difíciles de alcanzar…, pero a la vez y aunque de forma totalmente intuitiva e insegura, algo me decía que también algo valioso estaba sucediendo en mi. Aunque sin saber el qué, por qué, ni para qué.

    No me gusta lo que voy a decir –porque parece primitivo e ilusorio, casi supersticioso-, pero, pasados los años, es como si algo superior, algo ajeno a mi, siempre hubiera estado velando por mi ¿…?

    Y lo mismo me ha pasado en las cuestiones religiosas. Como buen crédulo, me he empleado a fondo y me he llevado bofetadas por todas partes. La vida ha estado llena de altibajos, casi siempre (tanto en el éxito como en el fracaso) maravillosamente –y tambien dolorosamente- incomprensibles. Uno nunca estaba seguro de nada, pero se sentía impelido a seguir inseguramente adelante. Aunque no supiera justificarlo con las mejores razones posibles (siempre había otros que razonaban mejor y, sobre todo, más rápido; ¡cuántas veces las respuestas más rápidas resultaban ser más escuchadas que las más razonadas!) sentía que lo importante era jugar limpio conmigo mismo, con Dios y con las personas. De modo que aun en los fracasos y aunque dolorido, quedaba más o menos en paz. Sí, sólo “más o menos”, siempre inseguro.

    Todas esas etapas que describe Légaut en “Dificultades del cristiano de origen”, todas me suenan a conocidas, por todas he merodeado, de manera muy imperfecta, claro, por eso ahora al leerle cobran un nuevo significado, se enriquecen, me confirman y me lanzan hacia adelante. Y la esperanza renace, ¡y la alegría también! Es que todo ese ahondar en uno mismo, ese irme puliendo, me sigue dando Presencia de Dios.

    “¡Misterio del propio destino que se despliega más allá de las zonas que pueden ser juzgadas y valoradas! Misterio que no impide poder pensar que la vía que lleva a una vida oculta y enterrada, que es y será ignorada de todos, aunque lo sea de un modo definitivo, es, secretamente, la más fecunda para el futuro, el cual, a través de todas las potencialidades escondidas del presente, acaba por desbordarlo…”

    Cuanto más profundizo en mi humanidad, más descubro la divinidad que me crea, que me mueve y me da vida. ¿Os imagináis, si con la lectura de ML uno descubre todas estas cosas en sí, qué habría llegado a descubrir el propio Légaut en él mismo? ¿Y sabéis a donde me lleva esto una y otra vez, pues a preguntarme y tratar de profundizar en cómo debió producirse esto mismo en Jesús de Nazaret? ¿Cómo descubrió él en sí mismo, su humanidad primero y, progresivamente su plena divinidad…? Imaginarme a Jesús, “enredado como yo”, haciendo esto, me hace sentir el deseo de Dios de encarnarse en él para hacérseme humanamente cercano. UUUUUUfffffffffffffffffffffffffffff!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!

    Sólo Dios sabe adonde lleva esto…, habrá que seguir buscando… y disfrutando.

    Fico.

  • ana rodrigo

    La verdad es que los documentos de este post así como la biografía de Legaut son muy ricos en lecciones para cualquier ser humano. Como cada uno de ellos tiene su particularidad, si me permitís, voy a comentarlos por separado.

    Documento 1.-
    Marcel Legaut se decidió por una opción lo mismo que pudo haberlo hecho por otras muy diversas. Eso mismo nos ocurre a cualquiera, optamos, quizá no siempre con la conciencia de Legaut, por aquello que en cada momento nos parece mejor para nosotros. Y esto no debemos entenderlo exclusivamente como mejora espiritual, sino de cualquier otra índole.

    Una vez puestos en camino, ya sea por el que la vida nos da o por el que hemos elegido, estoy convencida de que no son las circunstancias exteriores, buscadas o no, las causantes exclusivas de nuestra realización personal.

    El motor del crecimiento lo llevamos dentro de nosotros, es lo que, diríamos, nuestra “manera de ser”, nuestra identidad: la inquietud, el inconformismo, la rebeldía con el entorno, la intuición y, en ocasiones, “el no sé qué”, nos mueve, nos impele, nos empuja en nuestras búsquedas.

    El por qué ese interior, el de cada cual, hace que unas personas vegeten, otras encaucen su felicidad por la investigación, o por el trabajo manual, o por la vida religiosa, etc. etc. yo creo que es tan complejo como lo es la condición humana. Y aunque teóricamente cada persona deba de tener un objetivo claro y común con el resto de los seres humanos, vemos que no es así, y cada cual llega hasta unos objetivos y deja atrás otros.

    Eso sí, quien coincida con alguien en la búsqueda espiritual se verá reflejado/a en esas personas o bien porque van por delante de uno mismo,o bien porque ve en el otro lo que busca o porque ve en el otro lo que ya ha descubierto o conocido. Tanto en un caso como en el otro, se da el intercambio fecundo de aprender del otro y caminar en acompañados. Es el mejor encuentro humano que podamos tener.

    Esta actitud de búsqueda estará siempre con nosotros, debe estar con nosotros mientras vivamos, quien diga “ya está”, en ese momento será un muerto andante.

    Creo que Marcel Legaut tomó su propia opción, por las razones que fueran, y en ese camino de bucolismo, dificultades y renuncias encontró su realización personal. Eso no quiere decir que esa opción fuese la única o la mejor, aunque para él sí lo fue, pero con sus inquietudes posiblemente también lo hubiese conseguido en otras circunstancias. Como he dicho, no son las circunstancias externas las que te moldean, eres tú quien te vas haciendo a costa y a pesar de las circunstancias.

  • Gabriel Sanchez

    El primer texto sobre el trabajo manual…sobre la inserción en una vida rural…contraponiéndola a la realidad de los clérigos…de los sapientes, del mundo académico….es una reflexión que muchos hemos vivenciado…En Latinoamérica es muy frecuente la experiencia de trabajar en fabricas que todos hemos tenido, incluso algunos de ya más creciditos, hemos intentado la experiencia de las huertas, como fuente de apoyo, para economías alternativas, que se situaban en el trueque, o formas de elaboración artesanal de diversos productos, con inclusión de diversas comidas, dulces, conservas…Esta experiencia que ha cautivado a comunidades rurales, u obreras…es una experiencia que más allá de calificarla, o intelectualizarla, es determinantemente liberadora y desata…potencialidades que en el ser humana están presentes y que sin lugar a dudas, lo hacen más humano…Esto tiene una influencia decisiva en la praxis de la Fe…Es difícil avanzar en el sentir profundo que implica el seguimiento…sin contacto con este mundo y su gente…fuente inagotable de crecimiento, sabiduría y profundización del ser humanos…

    En la segunda lectura, me voy a permitir resumir mi comprensión, creyendo ver en la misma, la definición de lo que en América Latina llamamos praxis…Es el difícil trabajo de hacer que la distancia entre lo que se dice y lo que se hace sea la menor posible (definición de educador que daba Pablo Freire), de allí que un trabajador no creyente, una madre que lucha por dar de comer a sus hijos, un campesino que trabaja duramente para dar sustento a su familia y a otros…son educadores modelitos, de los que debemos aprender, el antiguo arte de vivir lo que decimos y decir lo que hacemos…

    Quien no ha vivido la experiencia del desierto, así exactamente como se describe y en el ha encontrado caminos, se han abierto mundos, se ensanchado visiones…Sin lugar a dudas es en el desierto en donde Dios nos habla…La Iglesia de las comunidades, ha vivido mucho tiempo en el desierto, por eso esta màs cercana a la gente, por eso, junto a todo el pueblo hace esta larga camiñhada de la liberación y desde allí, el desierto, hemos descubierto que lo personal, al crecer nos lleva inexorablemente a lo comunitario, no como contradicción, sino como complementación necesaria…

    Y descubrir en la vida, desde donde duele…junto a todos los hombres que la justicia es la medida minima del Amor…Gabriel

  • Sarrionandia

    Impresiona cómo un burgués instalado y practicante cristiano, en plena refriega antimodernista, termina por abandonar su puesto y rol ciudadano para probar la vida y el trabajo campesinos. Llama también la atención el ritmo lento pero contínuo de las readaptaciones y las reflexiones metódicas que le acompañan.
    Lo importante de tanto cambio tan profundo es cómo relativiza las creencias para afirmar la fe. Tal vez esto sea más el resultado que los objetivos de los cambios. La meta siempre es distinta del camino y nunca deja de sorprender cuando uno mira la trayectoria vivida.
    Ser cristiano es algo indefinible, aun despues de meditar Mt. XXV.
    Hay tela para rato!!!