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Heroínas indígenas

Mujer LeonardoCon esta sugestiva imagen, que actualiza a renacentista Leonardo, queremos en ATRIO homenajear y felicitar a todas las mujeres que colaboran o pasan por aquí. Deseamos que pronto esta celebración del Día Internacional que patrocina  la ONU, que empezó con el pleonasmo de “mujer trabajadora”, no sea necesaria pues en todos los días del año se reconozca la dignidad e igualdad de la mujer en la sociedad, en la cultura y en las iglesias.

Con este motivo,  Survival International hace un recorrido por las vidas e historias de mujeres indígenas y tribales del planeta. Lo publicamos íntegro, tomado de eldiario.es.

Durante generaciones, las sociedades industrializadas han sometido a las mujeres indígenas y tribales, y a sus comunidades, a una violencia genocida, a la esclavitud y al racismo con el objetivo de robar sus tierras, recursos y mano de obra.  Con motivo del Día Internacional de la Mujer, Survival International presenta esta galería que retrata, no solo muchas de las tragedias que han sufrido las mujeres indígenas, sino también los perfiles de algunas de ellas, inspiradoras y valientes mujeres del pasado y del presente que han luchado y siguen luchando por sus tierras, sus modos de vida y sus derechos humanos fundamentales./ ©Steve Morgan

Durante generaciones, las sociedades industrializadas han sometido a las mujeres indígenas y tribales, y a sus comunidades, a una violencia genocida, a la esclavitud y al racismo con el objetivo de robar sus tierras, recursos y mano de obra. Con motivo del Día Internacional de la Mujer, Survival International presenta esta galería que retrata, no solo muchas de las tragedias que han sufrido las mujeres indígenas, sino también los perfiles de algunas de ellas, inspiradoras y valientes mujeres del pasado y del presente que han luchado y siguen luchando por sus tierras, sus modos de vida y sus derechos humanos fundamentales./ ©Steve Morgan

Pocahontas era la hija de Wahunsonacock, el jefe de la tribu nativa norteamericana powhatan. Los indios powhatanes pertenecían a una confederación de unas treinta tribus; su hogar era la región que los colonos europeos llamaron Virginia. El verdadero nombre de Pocahontas era Matoaka; Pocahontas era un apodo que significaba "Pequeña silenciosa". Se piensa que a los doce años salvó al capitán inglés John Smith de ser ejecutado, después de que este hubiera sido capturado por un grupo de hombres powhatanes. Pocahontas fue aprisionada por los ingleses en 1613. Durante su cautiverio cambió su nombre por el de Rebecca, se convirtió al cristianismo y contrajo matrimonio con el inglés John Rolfe, con quien tuvo un hijo, Thomas Rolfe. John Rolfe y Pocahontas se embarcaron hacia Inglaterra en 1616, donde fue presentada al rey Jaime I y ante los miembros de la alta sociedad inglesa como una "salvaje civilizada". En 1617, al inicio de su viaje de regreso a los Estados Unidos, Pocahontas enfermó gravemente y murió en Gravesend, Reino Unido, a la edad de 22 años. En un mensaje del registro parroquial de la iglesia de Gravesend donde fue enterrada se puede leer: Rebecca Wroth, mujer del caballero Thomas Wroth, una mujer de Virginia, fue enterrada en el presbiterio.  Su hijo Thomas regresó más tarde a su casa. Muchas son las personas que se proclaman descendientes de Pocahontas.

Pocahontas era la hija de Wahunsonacock, el jefe de la tribu nativa norteamericana powhatan. Los indios powhatanes pertenecían a una confederación de unas treinta tribus; su hogar era la región que los colonos europeos llamaron Virginia. El verdadero nombre de Pocahontas era Matoaka; Pocahontas era un apodo que significaba “Pequeña silenciosa”. Se piensa que a los doce años salvó al capitán inglés John Smith de ser ejecutado, después de que este hubiera sido capturado por un grupo de hombres powhatanes. Pocahontas fue aprisionada por los ingleses en 1613. Durante su cautiverio cambió su nombre por el de Rebecca, se convirtió al cristianismo y contrajo matrimonio con el inglés John Rolfe, con quien tuvo un hijo, Thomas Rolfe. John Rolfe y Pocahontas se embarcaron hacia Inglaterra en 1616, donde fue presentada al rey Jaime I y ante los miembros de la alta sociedad inglesa como una “salvaje civilizada”. En 1617, al inicio de su viaje de regreso a los Estados Unidos, Pocahontas enfermó gravemente y murió en Gravesend, Reino Unido, a la edad de 22 años. En un mensaje del registro parroquial de la iglesia de Gravesend donde fue enterrada se puede leer: Rebecca Wroth, mujer del caballero Thomas Wroth, una mujer de Virginia, fue enterrada en el presbiterio. Su hijo Thomas regresó más tarde a su casa. Muchas son las personas que se proclaman descendientes de Pocahontas.

Entre Tahití y América del Sur se encuentra Rapa Nui, la isla habitada más remota de la Tierra. También conocida como la isla de Pascua, es famosa por sus moáis, enormes estatuas de piedra que se erigen como centinelas sobre los flancos cubiertos de hierba de un volcán ya extinguido. Los moáis fueron tallados por los indígenas rapanúis, que ya llevaban siglos viviendo en la isla cuando se registró el primer contacto con europeos en el siglo XVIII. A finales del siglo XIX su población resultó diezmada por los traficantes de esclavos peruanos, tras lo cual Chile se anexó la isla y la convirtió en un gran rancho para ovejas.  Los rapanúis fueron desposeídos de sus tierras, sustento y derechos humanos y obligados a vivir en condiciones denigrantes. El historiador Stephen Fischer escribió que Rapa Nui se hizo tristemente célebre como la colonia peor administrada de las islas del Pacífico. En 1914, sin embargo, los rapanúis se rebelaron contra los colonizadores. La revuelta fue inspirada por su líder y visionaria Angata, quien soñó que la isla pertenecía una vez más a su pueblo.  Angata fue descrita por la antropóloga británica Katherine Routledge, quien vivía en la isla en aquel momento, como una frágil anciana de pelo canoso y mirada expresiva, poseedora de una personalidad inequívocamente atractiva y magnética.  Pero cuando Angata falleció las protestas murieron con ella. No fue hasta 1964 que Chile puso fin al régimen militar arbitrario en Rapa Nui.

Entre Tahití y América del Sur se encuentra Rapa Nui, la isla habitada más remota de la Tierra. También conocida como la isla de Pascua, es famosa por sus moáis, enormes estatuas de piedra que se erigen como centinelas sobre los flancos cubiertos de hierba de un volcán ya extinguido. Los moáis fueron tallados por los indígenas rapanúis, que ya llevaban siglos viviendo en la isla cuando se registró el primer contacto con europeos en el siglo XVIII. A finales del siglo XIX su población resultó diezmada por los traficantes de esclavos peruanos, tras lo cual Chile se anexó la isla y la convirtió en un gran rancho para ovejas. Los rapanúis fueron desposeídos de sus tierras, sustento y derechos humanos y obligados a vivir en condiciones denigrantes. El historiador Stephen Fischer escribió que Rapa Nui se hizo tristemente célebre como la colonia peor administrada de las islas del Pacífico. En 1914, sin embargo, los rapanúis se rebelaron contra los colonizadores. La revuelta fue inspirada por su líder y visionaria Angata, quien soñó que la isla pertenecía una vez más a su pueblo. Angata fue descrita por la antropóloga británica Katherine Routledge, quien vivía en la isla en aquel momento, como una frágil anciana de pelo canoso y mirada expresiva, poseedora de una personalidad inequívocamente atractiva y magnética. Pero cuando Angata falleció las protestas murieron con ella. No fue hasta 1964 que Chile puso fin al régimen militar arbitrario en Rapa Nui.

Las mujeres de las sociedades industrializadas todavía luchan por conseguir la igualdad con los hombres. Muchas de sus homólogas en las sociedades cazadoras-recolectoras, sin embargo, conocen desde hace tiempo la igualdad de género. La dependencia mutua de los alimentos que consigue cada uno de ellos (los hombres cazan y las mujeres recolectan) ha propiciado el desarrollo de sociedades igualitarias durante generaciones. Para las mujeres de la tribu de cazadores-recolectores awás, en la Amazonia brasileña, la sociedad igualitaria es lo normal. Los cazadores-recolectores hadzas, una tribu del norte de Tanzania, también tienen en alta estima la igualdad. Las mujeres hadzas disponen de una gran autonomía y participan de forma igualitaria a los hombres en los procesos de toma de decisiones. Y cuando los misioneros católicos llegaron a las orillas de la península de labrador-Quebec, en el noreste de Canadá, muchos quedaron horrorizados por el nivel de independencia y poder de las mujeres innus. En una Europa donde las mujeres eran vistas, por lo general, como inferiores a los hombres, las mujeres innus eran mucho más libres dentro y fuera del matrimonio y con frecuencia decidían dónde y cuándo acampar en sus largos viajes por las extensiones subárticas de su tierra natal, Nitassinan./

Las mujeres de las sociedades industrializadas todavía luchan por conseguir la igualdad con los hombres. Muchas de sus homólogas en las sociedades cazadoras-recolectoras, sin embargo, conocen desde hace tiempo la igualdad de género. La dependencia mutua de los alimentos que consigue cada uno de ellos (los hombres cazan y las mujeres recolectan) ha propiciado el desarrollo de sociedades igualitarias durante generaciones. Para las mujeres de la tribu de cazadores-recolectores awás, en la Amazonia brasileña, la sociedad igualitaria es lo normal. Los cazadores-recolectores hadzas, una tribu del norte de Tanzania, también tienen en alta estima la igualdad. Las mujeres hadzas disponen de una gran autonomía y participan de forma igualitaria a los hombres en los procesos de toma de decisiones. Y cuando los misioneros católicos llegaron a las orillas de la península de labrador-Quebec, en el noreste de Canadá, muchos quedaron horrorizados por el nivel de independencia y poder de las mujeres innus. En una Europa donde las mujeres eran vistas, por lo general, como inferiores a los hombres, las mujeres innus eran mucho más libres dentro y fuera del matrimonio y con frecuencia decidían dónde y cuándo acampar en sus largos viajes por las extensiones subárticas de su tierra natal, Nitassinan./

Los bosquimanos son el pueblo originario del sur de África.  Entre 1997 y 2002 casi todos los bosquimanos fueron expulsados de sus hogares en la Reserva de Caza del Kalahari Central (CKGR, según sus siglas en inglés) y conducidos a campos de reasentamiento fuera de la reserva, donde no solo se les niegan sus medios de vida, sino que son humillados por actitudes racistas endémicas. Que nos llamen primitivos. Que nos llamen gente de la Edad de Piedra. Nuestro modo de vida nos viene bien. Hemos visto el desarrollo, y no nos gusta, dijo una mujer bosquimana. Xlarema Phuti, una curadora bosquimana, fue expulsada a la fuerza de Molapo, su hogar ancestral en la reserva, por el Gobierno y trasladada a Nuevo Xade, un campo de reasentamiento gubernamental conocido como el "lugar de la muerte". Xlarema habló con Survival International sobre los poderes curativos de la tradicional danza del trance de los bosquimanos y sobre la tristeza que ha experimentado desde que los bosquimanos fueron expulsados de sus tierras. Cuando estoy bailando en la danza del trance, hablo con los ancestros para que me ayuden a curar al enfermo, dijo./ ©Dominick Tyler

Los bosquimanos son el pueblo originario del sur de África. Entre 1997 y 2002 casi todos los bosquimanos fueron expulsados de sus hogares en la Reserva de Caza del Kalahari Central (CKGR, según sus siglas en inglés) y conducidos a campos de reasentamiento fuera de la reserva, donde no solo se les niegan sus medios de vida, sino que son humillados por actitudes racistas endémicas. Que nos llamen primitivos. Que nos llamen gente de la Edad de Piedra. Nuestro modo de vida nos viene bien. Hemos visto el desarrollo, y no nos gusta, dijo una mujer bosquimana. Xlarema Phuti, una curadora bosquimana, fue expulsada a la fuerza de Molapo, su hogar ancestral en la reserva, por el Gobierno y trasladada a Nuevo Xade, un campo de reasentamiento gubernamental conocido como el “lugar de la muerte”. Xlarema habló con Survival International sobre los poderes curativos de la tradicional danza del trance de los bosquimanos y sobre la tristeza que ha experimentado desde que los bosquimanos fueron expulsados de sus tierras. Cuando estoy bailando en la danza del trance, hablo con los ancestros para que me ayuden a curar al enfermo, dijo./ ©Dominick Tyler

Elizabeth “Tshaukuesh” Penashue es una mujer innu de 84 años de Sheshatshiu, en Labrador. Durante muchos años, cada primavera, ha liderado un recorrido a pie por las montañas Mealy con el objetivo de que los jóvenes innus reconecten con las tierras en las que han vivido durante casi 8.000 años. No quiero ver que mis hijos lo pierden todo. No quiero que pierdan su identidad innu, su cultura y su vida. Antes de marcharme tengo que enseñar a los niños. Si nadie enseña a nuestros hijos, ¿qué pensarán cuando crezcan? ¿Pensarán ‘no soy innu, soy un blanco’? Es importante saber quién eres. Yo soy innu. Esta tierra es mi vida. Estoy orgullosa de haber nacido en una tienda de campaña. Sin enfermera, sin médico. Mi padre ayudó a mi madre a dar a luz. Cuando camino por estas tierras, siento que voy a casa, a un lugar que me pertenece. El lugar innu. Elisabeth comenzó su décimo tercer y último recorrido el pasado mes de febrero de 2014. Antes de empezarlo, sin embargo, descubrió que el acceso a la tierra ancestral innu alrededor de Muskrat Falls le ha sido denegado por parte de la corporación energética Nalcor, que construye un faraónico proyecto hidroeléctrico en el área. /FOTO 6 ©Elizabeth Penashue

Elizabeth “Tshaukuesh” Penashue es una mujer innu de 84 años de Sheshatshiu, en Labrador. Durante muchos años, cada primavera, ha liderado un recorrido a pie por las montañas Mealy con el objetivo de que los jóvenes innus (=esquimales) reconecten con las tierras en las que han vivido durante casi 8.000 años. No quiero ver que mis hijos lo pierden todo. No quiero que pierdan su identidad innu, su cultura y su vida. Antes de marcharme tengo que enseñar a los niños. Si nadie enseña a nuestros hijos, ¿qué pensarán cuando crezcan? ¿Pensarán ‘no soy innu, soy un blanco’? Es importante saber quién eres. Yo soy innu. Esta tierra es mi vida. Estoy orgullosa de haber nacido en una tienda de campaña. Sin enfermera, sin médico. Mi padre ayudó a mi madre a dar a luz. Cuando camino por estas tierras, siento que voy a casa, a un lugar que me pertenece. El lugar innu. Elisabeth comenzó su décimo tercer y último recorrido el pasado mes de febrero de 2014. Antes de empezarlo, sin embargo, descubrió que el acceso a la tierra ancestral innu alrededor de Muskrat Falls le ha sido denegado por parte de la corporación energética Nalcor, que construye un faraónico proyecto hidroeléctrico en el área. /FOTO 6 ©Elizabeth Penashue

Damiana pertenece a la tribu guaraní-kaiowá. Se piensa que este pueblo indígena fue uno de los primeros en ser contactados cuando los europeos llegaron a Sudamérica. Hubo una vez en que ocuparon una tierra de bosque y llanuras en Brasil que se expandía por 350.000 km cuadrados. Los guaraníes cazaban libremente en su hogar, y plantaban yuca y maíz en sus huertos. Sin embargo, durante el último siglo casi todo su bosque les ha sido robado y transformado en inmensas y secas parcelas de haciendas ganaderas, campos de soja y plantaciones de la prominente caña de azúcar. Hace una década, los terratenientes ganaderos intimidaron a Damiana y a su familia y la expulsaron de sus tierras ancestrales. Desde entonces, ha vivido en condiciones degradantes junto a una carretera. Su marido y tres de sus hijos han muerto atropellados. En septiembre de 2013, sin embargo, lideró una valiente y peligrosa “retomada” (reocupación) de la plantación de caña de azúcar que ha invadido su tierra ancestral. Una retomada ha sido desde hace tiempo la esperanza y el consuelo de Damiana: la aspiración que la ha mantenido durante los brutales años de la expulsión, en medio del miedo, la humillación, la malnutrición, la pérdida, la enfermedad y la depresión. Hemos decidido luchar y morir por nuestra tierra, dijo Damiana./©Fiona Watson/Survival

Damiana pertenece a la tribu guaraní-kaiowá. Se piensa que este pueblo indígena fue uno de los primeros en ser contactados cuando los europeos llegaron a Sudamérica. Hubo una vez en que ocuparon una tierra de bosque y llanuras en Brasil que se expandía por 350.000 km cuadrados. Los guaraníes cazaban libremente en su hogar, y plantaban yuca y maíz en sus huertos. Sin embargo, durante el último siglo casi todo su bosque les ha sido robado y transformado en inmensas y secas parcelas de haciendas ganaderas, campos de soja y plantaciones de la prominente caña de azúcar. Hace una década, los terratenientes ganaderos intimidaron a Damiana y a su familia y la expulsaron de sus tierras ancestrales. Desde entonces, ha vivido en condiciones degradantes junto a una carretera. Su marido y tres de sus hijos han muerto atropellados. En septiembre de 2013, sin embargo, lideró una valiente y peligrosa “retomada” (reocupación) de la plantación de caña de azúcar que ha invadido su tierra ancestral. Una retomada ha sido desde hace tiempo la esperanza y el consuelo de Damiana: la aspiración que la ha mantenido durante los brutales años de la expulsión, en medio del miedo, la humillación, la malnutrición, la pérdida, la enfermedad y la depresión. Hemos decidido luchar y morir por nuestra tierra, dijo Damiana./©Fiona Watson/Survival

Las montañas de la Sierra Nevada de Santa Marta, en el norte de Colombia, forman la cordillera costera más alta del mundo. Los picos nevados que se elevan por encima de las boscosas laderas, siempre cubiertas de nubes, y los ríos que nacen del deshielo de las cumbres son sagrados para el pueblo indígena arhuaco y para sus vecinos, los kogis, los arsarios y los kankuamas. Los arhuacos han vivido aquí desde hace miles de años. Para ellos, la Sierra Nevada es el corazón del mundo; se denominan a sí mismos los “Hermanos Mayores” y creen que tienen una sabiduría y comprensión místicos superiores a los de otros pueblos. Leonor Zalabata, una líder arhuaco que ha trabajado sin descanso en la defensa de los arhuacos y de los derechos de los 102 pueblos indígenas de Colombia, se reunió por primera vez con Survival International durante los años 90, cuando los insurgentes de la guerrilla de izquierdas establecieron su campamento en la tierra de los arhuacos y los sometieron a un periodo de brutal violencia. Muchos líderes arhuacos fueron asesinados. A pesar del peligro constante, Leonor ha dedicado su vida a denunciar los abusos contra los indígenas de Colombia. Ha trabajado con el Grupo de Trabajo para los Pueblos Indígenas de Naciones Unidas y con el Foro Permanente para Cuestiones Indígenas de la ONU. La Sierra Nevada de Santa Marta (…) es el corazón del mundo, dice. Aquí es donde nuestros espíritus descansan y permanecen. Cuando una niña nace, en nuestra cultura decimos que la montaña ríe y los pájaros lloran./©Survival International

Las montañas de la Sierra Nevada de Santa Marta, en el norte de Colombia, forman la cordillera costera más alta del mundo. Los picos nevados que se elevan por encima de las boscosas laderas, siempre cubiertas de nubes, y los ríos que nacen del deshielo de las cumbres son sagrados para el pueblo indígena arhuaco y para sus vecinos, los kogis, los arsarios y los kankuamas. Los arhuacos han vivido aquí desde hace miles de años. Para ellos, la Sierra Nevada es el corazón del mundo; se denominan a sí mismos los “Hermanos Mayores” y creen que tienen una sabiduría y comprensión místicos superiores a los de otros pueblos. Leonor Zalabata, una líder arhuaco que ha trabajado sin descanso en la defensa de los arhuacos y de los derechos de los 102 pueblos indígenas de Colombia, se reunió por primera vez con Survival International durante los años 90, cuando los insurgentes de la guerrilla de izquierdas establecieron su campamento en la tierra de los arhuacos y los sometieron a un periodo de brutal violencia. Muchos líderes arhuacos fueron asesinados. A pesar del peligro constante, Leonor ha dedicado su vida a denunciar los abusos contra los indígenas de Colombia. Ha trabajado con el Grupo de Trabajo para los Pueblos Indígenas de Naciones Unidas y con el Foro Permanente para Cuestiones Indígenas de la ONU. La Sierra Nevada de Santa Marta (…) es el corazón del mundo, dice. Aquí es donde nuestros espíritus descansan y permanecen. Cuando una niña nace, en nuestra cultura decimos que la montaña ríe y los pájaros lloran./©Survival International

Desde que Bangladesh se independizó de Pakistán en 1971, los indígenas jummas de las Chittagong Hill Tracts, en la montañosa región sureste del país, han soportado algunas de las peores violaciones de derechos humanos en Asia. Amables, compasivos y tolerantes con otras religiones, los jummas son étnica y lingüísticamente distintos de la mayoría bengalí. En la actualidad, también son uno de los pueblos tribales más perseguidos. Los colonos casi los superan en número y sufren brutalmente a manos del ejército.  En un solo acto genocida, cientos de hombres, mujeres y niños fueron quemados vivos en sus casas de bambú. La brutalidad sexual contra las mujeres y niñas jummas también es alarmantemente alta: desde agosto de 2012, al menos 12 mujeres y niñas jummas han sido víctimas de violencia sexual, aunque el número podría ser mayor, ya que con frecuencia no se denuncian las violaciones debido al estigma social que acarrean. Se ha hecho poco para perseguir a los culpables de estos crímenes, explica Sophie Grig de Survival International. Esto deja a las mujeres y niñas jummas cada vez más vulnerables, ya que sus agresores actúan con impunidad./ ©Mark McEvoy/Survival

Desde que Bangladesh se independizó de Pakistán en 1971, los indígenas jummas de las Chittagong Hill Tracts, en la montañosa región sureste del país, han soportado algunas de las peores violaciones de derechos humanos en Asia. Amables, compasivos y tolerantes con otras religiones, los jummas son étnica y lingüísticamente distintos de la mayoría bengalí. En la actualidad, también son uno de los pueblos tribales más perseguidos. Los colonos casi los superan en número y sufren brutalmente a manos del ejército. En un solo acto genocida, cientos de hombres, mujeres y niños fueron quemados vivos en sus casas de bambú. La brutalidad sexual contra las mujeres y niñas jummas también es alarmantemente alta: desde agosto de 2012, al menos 12 mujeres y niñas jummas han sido víctimas de violencia sexual, aunque el número podría ser mayor, ya que con frecuencia no se denuncian las violaciones debido al estigma social que acarrean. Se ha hecho poco para perseguir a los culpables de estos crímenes, explica Sophie Grig de Survival International. Esto deja a las mujeres y niñas jummas cada vez más vulnerables, ya que sus agresores actúan con impunidad./ ©Mark McEvoy/Survival

Ser una mujer dongria kondh de las colinas de Niyamgiri en el estado de Odisha, en la India, es estar íntimamente conectada con tu tierra. Llevan milenios viviendo prósperamente en las frondosas colinas boscosas, con sus arroyos perennes y los gigantescos árboles de yaca. Se llaman a sí mismas jharnia, que significa protectoras de los arroyos. Durante los últimos diez años las mujeres dongria kondhs han trabajado codo con codo con los hombres drongrias para proteger a Niyamgiri de los devastadores planes de Vedanta Resources para construir una mina de bauxita a cielo abierto en su montaña más sagrada, Niyam Dongar, la “montaña de la ley”. Una de sus acciones fue formar una cadena humana alrededor de la base de la montaña para evitar que las excavadoras de Vedanta la destruyeran. En agosto de 2013, los dongria kondhs rechazaron por mayoría absoluta la apertura de una mina a cielo abierto de bauxita, del gigante minero británico Vedanta Resources, en su montaña sagrada. Esto supone un triunfo sin precedentes para los derechos indígenas.  Muchos de los dongrias más representativos, aquellos que han protestado públicamente y han viajado 1.600 km hasta Delhi, exigen que la policía libere a los líderes que permanecen detenidos, entre los que también hay mujeres. No entregaremos a nadie nuestros bosques, dijo una mujer dongria. Todas las mujeres están dispuestas a ir a la cárcel por esto. En enero de 2014, su persistencia dio resultados: el Gobierno de la India anunció que la mina no sería aprobada./©Jason Taylor

Ser una mujer dongria kondh de las colinas de Niyamgiri en el estado de Odisha, en la India, es estar íntimamente conectada con tu tierra. Llevan milenios viviendo prósperamente en las frondosas colinas boscosas, con sus arroyos perennes y los gigantescos árboles de yaca. Se llaman a sí mismas jharnia, que significa protectoras de los arroyos. Durante los últimos diez años las mujeres dongria kondhs han trabajado codo con codo con los hombres drongrias para proteger a Niyamgiri de los devastadores planes de Vedanta Resources para construir una mina de bauxita a cielo abierto en su montaña más sagrada, Niyam Dongar, la “montaña de la ley”. Una de sus acciones fue formar una cadena humana alrededor de la base de la montaña para evitar que las excavadoras de Vedanta la destruyeran. En agosto de 2013, los dongria kondhs rechazaron por mayoría absoluta la apertura de una mina a cielo abierto de bauxita, del gigante minero británico Vedanta Resources, en su montaña sagrada. Esto supone un triunfo sin precedentes para los derechos indígenas. Muchos de los dongrias más representativos, aquellos que han protestado públicamente y han viajado 1.600 km hasta Delhi, exigen que la policía libere a los líderes que permanecen detenidos, entre los que también hay mujeres. No entregaremos a nadie nuestros bosques, dijo una mujer dongria. Todas las mujeres están dispuestas a ir a la cárcel por esto. En enero de 2014, su persistencia dio resultados: el Gobierno de la India anunció que la mina no sería aprobada./©Jason Taylor

Se cree que los antepasados de la tribu jarawa de las islas Andamán formaron parte de las primeras migraciones humanas exitosas provenientes de África. Los cazadores-recolectores de este pueblo indígena solo empezaron a salir de la selva sin sus arcos y flechas y a mantener un contacto amistoso con sus vecinos a partir de 1998. Ahora, sin embargo, los jarawas se enfrentan a la aniquilación a menos que la carretera ilegal que atraviesa su selva se cierre de forma permanente a los colonos, cazadores furtivos, madereros y turistas.  A principios de 2014, Survival International publicó pruebas que revelaban el escandaloso alcance de la explotación sexual entre las jóvenes mujeres jarawas. Un hombre jarawa denunció que los furtivos acceden con regularidad a la reserva protegida de su tribu y engatusan a las jóvenes con alcohol o drogas con el objetivo de abusar sexualmente de ellas.  Las enfermedades de transmisión sexual, como el VIH/SIDA, suponen una grave amenaza para los pueblos indígenas recientemente contactados como los jarawas. Los vecinos de esta tribu, los granandamaneses, prácticamente se han extinguido por las enfermedades que propagaron los colonizadores británicos en el siglo XIX, como la sífilis./©Survival International

Se cree que los antepasados de la tribu jarawa de las islas Andamán formaron parte de las primeras migraciones humanas exitosas provenientes de África. Los cazadores-recolectores de este pueblo indígena solo empezaron a salir de la selva sin sus arcos y flechas y a mantener un contacto amistoso con sus vecinos a partir de 1998. Ahora, sin embargo, los jarawas se enfrentan a la aniquilación a menos que la carretera ilegal que atraviesa su selva se cierre de forma permanente a los colonos, cazadores furtivos, madereros y turistas. A principios de 2014, Survival International publicó pruebas que revelaban el escandaloso alcance de la explotación sexual entre las jóvenes mujeres jarawas. Un hombre jarawa denunció que los furtivos acceden con regularidad a la reserva protegida de su tribu y engatusan a las jóvenes con alcohol o drogas con el objetivo de abusar sexualmente de ellas. Las enfermedades de transmisión sexual, como el VIH/SIDA, suponen una grave amenaza para los pueblos indígenas recientemente contactados como los jarawas. Los vecinos de esta tribu, los granandamaneses, prácticamente se han extinguido por las enfermedades que propagaron los colonizadores británicos en el siglo XIX, como la sífilis./©Survival International

Se cree que los antepasados de la tribu jarawa de las islas Andamán formaron parte de las primeras migraciones humanas exitosas provenientes de África. Los cazadores-recolectores de este pueblo indígena solo empezaron a salir de la selva sin sus arcos y flechas y a mantener un contacto amistoso con sus vecinos a partir de 1998. Ahora, sin embargo, los jarawas se enfrentan a la aniquilación a menos que la carretera ilegal que atraviesa su selva se cierre de forma permanente a los colonos, cazadores furtivos, madereros y turistas.  A principios de 2014, Survival International publicó pruebas que revelaban el escandaloso alcance de la explotación sexual entre las jóvenes mujeres jarawas. Un hombre jarawa denunció que los furtivos acceden con regularidad a la reserva protegida de su tribu y engatusan a las jóvenes con alcohol o drogas con el objetivo de abusar sexualmente de ellas.  Las enfermedades de transmisión sexual, como el VIH/SIDA, suponen una grave amenaza para los pueblos indígenas recientemente contactados como los jarawas. Los vecinos de esta tribu, los granandamaneses, prácticamente se han extinguido por las enfermedades que propagaron los colonizadores británicos en el siglo XIX, como la sífilis./©Survival International

La chocante ironía que rodea a la muerte de Nicolasa Quintreman, de 73 años, es inexorable.Esta mujer indígena pehuenche mapuche, había protestado pacíficamente contra la construcción de la presa de Ralco, en el río sagrado Bío Bío de Chile, que fluye a través de su territorio ancestral desde la laguna de Galletué hasta el Pacífico. Durante una década, la pequeña Nicolasa y su hermana Berta se negaron a marcharse de sus hogares, y con el apoyo de un grupo de compañeros mapuches bloquearon las carreteras y puentes de acceso a la montaña con el objetivo de evitar que la empresa hidroeléctrica Endesa pudiera acceder al lugar donde se estaba construyendo la presa. Muchos mapuches fueron detenidos y muchos otros calificados de “terroristas” por su protesta pacífica en defensa de sus tierras. Finalmente, Nicolasa y su hermana, así como las comunidades mapuches, fueron obligadas a trasladarse de sus hogares a zonas más elevadas. Se les prometió compensación económica y otros incentivos por el desplazamiento, buena parte de los cuales, según parece, no fueron entregados. En diciembre de 2013 el cuerpo sin vida de Nicolasa Quintreman apareció flotando trágicamente en el embalse de Ralco, el mismo lago artificial que ella había intentado evitar que Endesa construyera. Nosotros que estamos aquí al lado (…), tenemos que ser nosotros; tenemos que defender hasta que nosotros podamos. Ustedes no me van a venir a decir a mi casa. Yo seré como seré. Seré pobre, seré como sea, pero están en mi casa, están donde me crié.

La chocante ironía que rodea a la muerte de Nicolasa Quintreman, de 73 años, es inexorable.  Esta mujer indígena pehuenche mapuche, había protestado pacíficamente contra la construcción de la presa de Ralco, en el río sagrado Bío Bío de Chile, que fluye a través de su territorio ancestral desde la laguna de Galletué hasta el Pacífico.  Durante una década, la pequeña Nicolasa y su hermana Berta se negaron a marcharse de sus hogares, y con el apoyo de un grupo de compañeros mapuches bloquearon las carreteras y puentes de acceso a la montaña con el objetivo de evitar que la empresa hidroeléctrica Endesa pudiera acceder al lugar donde se estaba construyendo la presa. Muchos mapuches fueron detenidos y muchos otros calificados de "terroristas" por su protesta pacífica en defensa de sus tierras. Finalmente, Nicolasa y su hermana, así como las comunidades mapuches, fueron obligadas a trasladarse de sus hogares a zonas más elevadas. Se les prometió compensación económica y otros incentivos por el desplazamiento, buena parte de los cuales, según parece, no fueron entregados. En diciembre de 2013 el cuerpo sin vida de Nicolasa Quintreman apareció flotando trágicamente en el embalse de Ralco, el mismo lago artificial que ella había intentado evitar que Endesa construyera.  Nosotros que estamos aquí al lado (...), tenemos que ser nosotros; tenemos que defender hasta que nosotros podamos. Ustedes no me van a venir a decir a mi casa. Yo seré como seré. Seré pobre, seré como sea, pero están en mi casa, están donde me crié./©Joël Philippon/Survival

Cinco días les llevó a las mujeres y niños cabalgar desde una comunidad mapuche de Primer Corral, en Chile, a través de los ríos Puelo y Manso, hasta Puerto Varas, en el sur del país. Conocidas como Mujeres Sin Fronteras, el grupo lo conformaban cuarenta mujeres indígenas chilenas, argentinas y mapuches. El suyo fue un viaje de protesta; cabalgaban para denunciar la construcción de represas en la cuenca de Puelo-Manso, que comparten Chile y Argentina. Somos mujeres de este valle que estamos preocupadas por la destrucción de nuestras comunidades y del medio ambiente, dijo María Isabel Navarrete, presidenta de Mujeres Sin Fronteras. Queremos defender nuestras tradiciones, nuestra tierra y el futuro de nuestros hijos./© Loreto Panitao

Cinco días les llevó a las mujeres y niños cabalgar desde una comunidad mapuche de Primer Corral, en Chile, a través de los ríos Puelo y Manso, hasta Puerto Varas, en el sur del país. Conocidas como Mujeres Sin Fronteras, el grupo lo conformaban cuarenta mujeres indígenas chilenas, argentinas y mapuches. El suyo fue un viaje de protesta; cabalgaban para denunciar la construcción de represas en la cuenca de Puelo-Manso, que comparten Chile y Argentina.  Somos mujeres de este valle que estamos preocupadas por la destrucción de nuestras comunidades y del medio ambiente, dijo María Isabel Navarrete, presidenta de Mujeres Sin Fronteras. Queremos defender nuestras tradiciones, nuestra tierra y el futuro de nuestros hijos./ ©Loreto Panitao

En las profundidades de la Amazonia brasileña, “Pequeña Mariposa”, como la conocen en su tribu, se columpia sobre el río colgada de una liana.Pequeña Mariposa nació en el pueblo indígena awá, la tribu más amenazada de la Tierra. Durante siglos, el modo de vida de los awás se ha caracterizado por una completa simbiosis con la selva. El primer contacto con FUNAI, el departamento de asuntos indígenas del Gobierno de Brasil, tuvo lugar en 1973.

Actualmente, los 450 integrantes de la tribu awá se encuentran rodeados por todas partes de ganaderos, madereros y colonos que los han invadido y asesinado con total impunidad. Familias enteras de awás han sido masacradas; los árboles más antiguos han sido talados y quemados. Un juez federal de Brasil definió la situación de los awás como un auténtico genocidio.

Pequeña Mariposa vive en una comunidad a treinta minutos andando de la frontera, donde los colonos queman la selva de los awás día y noche.

A principios de 2014 el Gobierno brasileño puso finalmente en marcha un “enorme dispositivo sobre terreno” para expulsar a los invasores ilegales de la tierra de los awás, como resultado de la campaña desarrollada por Survival International. Esta acción fue descrita por el director de Survival, Stephen Corry, como una ocasión potencial y crucial para salvar las vidas de los awás. La vida de Pequeña Mariposa depende del éxito de este dispositivo y de una solución a largo plazo que impida regresar a los invasores./©Survival International

Las mujeres indígenas conocen desde hace décadas el desplazamiento brutal, el terror, el asesinato y la violación a manos de invasores. Han sufrido la humillación de gobiernos que perpetúan la idea de que, de alguna manera, son “atrasadas” o “de la Edad de Piedra”. Han visto cómo les arrebataban sus tierras, cómo aniquilaban su autoestima y cómo sus futuros se volvían inciertos. Incluso en el siglo XXI existe el mito de que las mujeres indígenas y sus comunidades son pueblos arcaicos condenados a extinguirse de forma natural.  Pero es únicamente este concepto el que está anticuado, no ellos. Las mujeres indígenas no están “atrasadas” ni son “primitivas”; tienen sociedades complejas y en evolución que florecen cuando se las deja perseguir las formas de vida diversas y autosuficientes que han desarrollado a lo largo de los siglos. A pesar de su sufrimiento, la resistencia de muchas mujeres indígenas sigue aumentando en la actualidad. Survival International lleva cuarenta y cinco años ayudando a los pueblos indígenas a defender sus vidas, proteger sus tierras y decidir su propio futuro; y seguirá haciéndolo hasta que las mujeres indígenas y sus familias puedan permanecer en sus tierras y vivir como elijan./©Matilda Temperley

Las mujeres indígenas conocen desde hace décadas el desplazamiento brutal, el terror, el asesinato y la violación a manos de invasores. Han sufrido la humillación de gobiernos que perpetúan la idea de que, de alguna manera, son “atrasadas” o “de la Edad de Piedra”. Han visto cómo les arrebataban sus tierras, cómo aniquilaban su autoestima y cómo sus futuros se volvían inciertos. Incluso en el siglo XXI existe el mito de que las mujeres indígenas y sus comunidades son pueblos arcaicos condenados a extinguirse de forma natural. Pero es únicamente este concepto el que está anticuado, no ellos. Las mujeres indígenas no están “atrasadas” ni son “primitivas”; tienen sociedades complejas y en evolución que florecen cuando se las deja perseguir las formas de vida diversas y autosuficientes que han desarrollado a lo largo de los siglos. A pesar de su sufrimiento, la resistencia de muchas mujeres indígenas sigue aumentando en la actualidad. Survival International lleva cuarenta y cinco años ayudando a los pueblos indígenas a defender sus vidas, proteger sus tierras y decidir su propio futuro; y seguirá haciéndolo hasta que las mujeres indígenas y sus familias puedan permanecer en sus tierras y vivir como elijan./©Matilda Temperley

9 comentarios

  • ana rodrigo

    Muy buen comentario, Vicedo. Gracias a tí y a cuantos hombres estáis colaborando en cambiar esa mirada de la que hablaba Rodrigo respecto a la mujer.

  • Antonio Vicedo

    -El reduccionismo sexual ha conllevado en la Humanidad  a que la personalidad de la nujer, haya quedado profundamente condicionada por la primaria circunstancialidad personal del género.
     
    Concretada la fusión  poder y sexo y exultada la sexualidad masculina al sobrepoder dominador de las personas (Seréis como Dios en la falaz tentación paradisíaca) , el control de la maternidad y su sumisión,desde la sexualidad inicial o estimulante, hasta  la de la propia prole en tanto fuera vehiculo de permanencia del poder patriarcal (Otra consideración se daba a la prole no continuista de ese poder) era una consecuencia lógica de las aspiraciones dominantes de los varones sobre toda la sexualidad femenina y su propia personalidad instrumentalizada, según para que finalidades.
     
    A la instrumentalidad femenina, y por la finalidad de servicio a la perpetuación del poder patriarcal, se la dotó de una cierta valoración mediática exultándola a la categoría de AMA DE CASA en lo ordinario de la vida y a REINA de las Fiestas  en los acontecimientos del caso.
     
    Pero en el fondo, tanto de la vida normalizada, como de la anormal, como explotación sexual o laboral extradomiciliaria. la condición instrumental de la personalidad femenina han ido parejas hasta convertirse en costumbre, tradición e incluso cultura.
     
    Sería muy a tener en cuenta el liberar el reduccionismo personal femenino por la sexualidad, extendiéndolo a cualesquiera actitudes y comportamientos personales, propios de la mujer. o ajenos a ella, como son la vida familiar,la profesional y cualquier gama de la laboral. porque,  al instrumentarlas o mediatizarlas a cualesquiera de ellas, lo que se está haciendo es atentar contrael valor y la dignidad personal de cualquier mujer; es decir prostituirla por AMA, REINA,ESPOSA,MADRE, HERMANA, COMPAÑERA, SIRVIENTA, SECRETARIA, CRIADA u OBRERA que se la intente considerar.
     
    Colocando la sexualidad humana en el marco que le es propio, como cualquier otra capacidad de las que todo ser humano está dotado, y considerándola normalizada dentro del campo racional de la libertad y responsabilidad personales individuales, se llegaría más fácil y efectivamente a encontrar el origen y causas de la minusvaloración de la personalidad femenina: el poder y su abuso,   y su posible y necesario remedio.
     
    En esto, por la parte importantísima condicionante con que las religiones han contribuido con sus moralinas sexuales escoradas siempre al favor del  lado varonil,tendrán que plantearse urgente y seriamente, si es palabra de Dios ese escoramiento abusivo, o una burda exultación cultural del sistema de poderes, tan añeja como el cambio que constatamos entre los capítulos primero y segundo del Génesis, sobre el modo de la creación, o lo que sea, de la especie humana.
     
    Porque ya es sorprendente una historia humana tan incoherente a lo que en el C. Iº. se expresa con tanta sencillez y claridad:”-Hagamos al Hombre (No identificado con lo que hoy así  llamamos hombre) a nuestra imagen y semejanza para ….Y creó Dios al hombre a imagen y semejanza suya, a imagen de Dios los creó y los creó macho y hembra: y los bendijo Dios.—“

  • ana rodrigo

    De acuerdo, Rodrigo. A mí no me agrada que, por ser mujer, sólo por serlo, me admiren o me feliciten, el tema es bastante más profundo. De lo que se trata es de que se nos deje ser personas con los mismos derechos y las mismas oportunidades.Que no seamos esa masa amorfa con la que se puede jugar, manosear, abusar, explotar, maltratar, violar y hasta asesinar. Somos personas, nada más, y nada menos! La admiración se la debemos a mujeres  que, como las de este reportaje pasan a heroínas, hacen y se la juegan en condiciones especialmente adversas. Heroínas son las mujeres-mártires que no pueden salir de cautiverios extremadamente crueles, las mujeres-muñecas rotas en manos de sus dueños y señores y tienen que sobrevivir a pesar de todo. Queda mucho por hacer, tendremos que seguir dedicando,  màs que celebrando, el día de la mujer, el día de las mujeres,  no en abstracto, sino cada mujer en concreto, con cuerpo, alma, sentimientos y todo tipo de capacidades,  además de todos los derechos.

  • Asun Poudereux

    Muchas gracias por el artículo y los comentarios.

    Estoy convencida que hay heroínas en todas partes. He conocido a una  que no paró de luchar y de apoyar a su marido y a sus tres hijos en ánimo, trabajo y mucho, mucho  esfuerzo.  Se le fueron yendo todos ellos, algunos de repente, y sola continuó  apoyando a sus únicos dos nietos, dando vida, fuerza  e ilusión.

    Se llama Carmen y nos ha dejado recientemente con 87 años. Discreta, alegre y callada en su dolor.

    Un abrazo entrañable lleno de admiración y cariño para ti, Carmen, y para toda mujer que no tira nunca la toalla.    

  • Rodrigo Olvera

    Excelente reportaje!!!
     
    Aprovecho para compartir aquí el mensaje que he mandado a mis amistades muejeres:
     
    En mi infancia escuchaba canciones en que la aspiración era ser contado entre el número de santos. Lo que hoy quiero es pertenecer al número de feministas. El feminismo no es sólo “valorar” a las mujeres. Es una perspectiva de estar en el mundo, es una filosofía, una mirada… y es una opción de ACCIÓN POLÍTICA. Esto último es lo que más espanta y lo que más se pretende hacer invisible. Por que una cosa es decir lo maravillosa que es la mujer (abstracta), y otra cosa es luchar por modificar las relaciones, prácticas y estructuras de poder político, económico, social, cultural, y religioso en beneficio de las mujeres reales y concretas. Así que a todas mis amistades mujeres, lo que tengo por ofrecerles este día no es ni una flor, ni una felicitación, sino mi sincero compromiso de luchar contra el patriarcalismo, empezando en mi mismo. Oh when the feminists go marching in I want to be in that number!!!! (Oh, cuando las personas feministas vayan marchando, quiero ser contado con ellas)

  • George R Porta

    No sé que comentar a este respecto. Afortunadamente soy uno más en apoyar cualquier cosa que defienda a la mujer aunque estoy seguro de que por ser hombre también he hecho lo contrario onsciente o inconscientemente. Este si es un texto para orar, para meditar en la segunda semana de los Ejercicios de Ignacio en el coloquio con la cruz y reconocer en el rostro del crucificado los trazos del rostro femenino confundidos con los del rostro varonil de Jesús si no en otra cosa (tienen los mismos atributos físicos de cualquier rostro humano excepto la barba y el bigote) en el sufrimiento indescriptible y prolongado y sobre todo cambiante de la historia humana, revelador.
    Un abrazo desde el corazón, agradecido, a las mujeres fuertes que rodearon mi infancia y a las que he conocido a lo largo de la vida, y una inmensa gratitud por no cejar en su deseo de propagar y sostener la vida.
     

  • m. pilar

    Gracias a estas fuertes, espléndidas mujeres, con unas miradas especiales sobre la Vida; poco a poco…

    Muy poco a poco, algunas mujeres en todos los lugares del mundo trabajan y luchan por una real equiparación de derechos con los hombres.

    Leído este espléndido reportaje… no quiero gritar lo que mi ser entero siente respecto a ellos… (no todos… gracias a su mirada presente)

    No solo es importante tener los mismos derechos, para mí, es mucho más importante:

    ¡¡¡Cambiar sus miradas!!!

    Mientras seamos “carne de cañón” para sus desórdenes; estaremos quizá con algunos derechos ganados, pero seguiremos estando “miradas-contempladas” como materia de sus incontrolados “insanos deseos”.

    Pensar en la mujer, como materia de usar y tirar, maltratar, devaluar, humillar…etc.

    No habremos adelantado nada de nada; quizá se nos pague mejor nuestro trabajo, consigamos ocupaciones más… “¿masculinas… hasta ahora?” que hacer todo aquello que ellos piensan es exclusivo de la mujer.

    Este mundo nuestro, creo que no sabe hacia dónde va, y si no nos ponemos todos/as a pensar en ello, las cosas irán en caída imparable:

    ¡¡¡Para todos los habitantes de la tierra!!!

    Me siento entristecida por tanto dolor… que no cesa.

    mª pilar

  • oscar varela

    Sábado 8/3: Homenaje a Ana María Martínez (última desaparecida de la dictadura) en Punta Querandí – Dique Luján – Partido de Tigre – Argentina

    Ana María Martínez, militante del Partido Socialista de los Trabajadores (PST), fue secuestrada por la dictadura y hallada muerta en febrero de 1982 por vecinos del paraje Punta Canal en la calle Brasil y el Canal Villanueva en la localidad de Dique Lujan, Partido de Tigre, en el mismo lugar donde desde hace cuatro años se encuentra el campamento en defensa de Punta Querandí. El homenaje se realizará el sábado 8 de marzo, día internacional de la mujer.
    ……………….

    El secuestro y asesinato de Ana María Martínez, junto a los 30.000 desaparecidos, formó parte del plan sistemático del terrorismo de estado llevado adelante por la última dictadura cívico- militar.

    Su caso es representativo de la impunidad de la que aún gozan muchos de los asesinos, torturadores y cómplices civiles.

    Esta militante formó parte de una generación de argentinos que luchaba incansablemente por una sociedad más justa e igualitaria, apoyando las luchas obreras y por la defensa de los derechos humanos, como así también, por la igualdad de género.
    ……………….
    El día que conocimos a Carmen Metrovich
    (Extracto del artículo: Del Paseo Victorica al Astillero Astarsa: por memoria e identidad)
    ……………………
     
    Dossiers completísimos del Archivo Leon Trotsky
    Muestran el gran impacto nacional e internacional que tuvo el asesinato de Ana María Martínez.
    http://phl.bibliotecaleontrotsky.org/arquivo/2503.pdf (150 páginas!)
    http://phl.bibliotecaleontrotsky.org/arquivo/2504.pdf

    Territorio público y sagrado Punta Querandí
    Paraje Punta Canal, Dique Luján, Tigre
    Movimiento en Defensa de la Pacha
    Contactos: (011) 4455 2172 – 1559422784 – 1539493742 – 1562913932
    movimientoendefensadelapacha@gmail.com
     

  • ana rodrigo

    Necesario e interesante reportaje. Espero encontrar tiempo y tranquilidad para leerlo en profundidad. ¿Quién dijo que las mujeres estamos en esta situación por apatía, pereza o conformismo?¡tanto sufrimiento ante ante la fuerza bruta necesita tiempo, paciencia y urgencia! SÍ se puede!