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‘No se imponga al pueblo un obispo no deseado’

Es un problema del nombramiento de obispos es de toda la Iglesia Católica.

Pero que se agrava cuando una diócesis sabe que pronto va a cambiar.

¿Seguirán dominando el carrierismo y las presiones conservadoras?

Comunicado de la Comisión Permanente del Foro Curas de Madrid ante

la inminente sustitución del Arzobispo de Madrid

En diferentes diócesis españolas los cristianos y cristianas estamos asistiendo a la expectativa del relevo del obispo titular. Y las noticias que oficiosamente nos van llegando no son precisamente esperanzadoras. El perfil que arroja  el episcopado actual en España  es marcadamente conservador, lo que hace prever más un continuismo que esa transformación que muchos soñamos y que está necesitando urgentemente la Iglesia en nuestro país. En concreto en Madrid, el enrocamiento doctrinal y pastoral de las últimas décadas ha ido angostando todo noble intento de renovación tanto hacia el interior de la diócesis  como hacia el necesario y sincero diálogo que debe mantener con la sociedad en la que vive.

Ante esta situación que oficialmente amenaza con perpetuarse,  el Foro de Curas, desde la responsabilidad que nos asiste, quiere manifestar abiertamente su postura ante  este asunto que le afecta y  que atañe directamente a su propia diócesis. Apoyamos nuestra posición en dos acontecimientos que consideramos de gran relevancia para nuestro propósito: el “nuevo aire” que empieza a soplar desde Roma y la Carta Colectiva que firman millones de católicas y católicos   desde todas las esquinas del mundo.

1. En reiteradas ocasiones el papa Francisco se ha referido a la “vía sinodal” como el camino que debe llevar a la Iglesia “a crecer en armonía con el servicio del Primado” o sucesor de Pedro. “Debemos caminar juntos: la gente, los obispos y el papa”, ha dicho en la famosa entrevista a la Civiltá Catolica. Y continúa: “Hay que vivir la sinodalidad a varios niveles. Quizá es tiempo de cambiar la metodología del sínodo, porque la actual me parece estática. Eso podrá llegar a tener valor ecuménico, especialmente con nuestros hermanos ortodoxos. De ellos podemos aprender mucho sobre el sentido de la colegialidad episcopal y sobre la tradición de sinodalidad. El esfuerzo de reflexión común, observando cómo se gobernaba la Iglesia en los primeros siglos, antes de la ruptura entre Oriente y Occidente, acabará dando frutos”.

Más cerca de nosotros, el Concilio Vaticano II aportó suficientes pistas para volver a esa “eclesiología de Comunión” que estuvo vigente durante el primer milenio de la Iglesia. En la intención del papa Francisco existe una expresa voluntad de entroncar con el espíritu de aquellos primeros siglos en los que los Padres de la Iglesia naciente, ante el relevo en la dirección de las iglesias, aconsejaban abiertamente “que se ordene como obispo a aquel que siendo irreprochable sea elegido por todo el pueblo” (San Hipólito de Roma, s III); o, en expresión de San Cipriano de Cartago (s. III),  “no se imponga al pueblo un obispo no deseado”. Parece ser que el futuro de la Iglesia está en recuperar un pasado más democrático.

2- Por otra parte, en la Carta Colectiva apoyada por millones de católicos y católicas  de todo el mundo y por nosotros mismos  –en línea con el espíritu de la escrita por varios cientos de profesionales de la teología  de todo el mundo sobre la “Autoridad en la Iglesia” a raíz del último cónclave– le pedimos al papa Francisco que “considere como algo primordial el reconocimiento de los derechos y responsabilidades de los bautizados para que tengan una voz influyente en la toma de decisiones en nuestra Iglesia.” La participación plena en la organización y dirección de la propia iglesia local, decimos, “está en consonancia con el Evangelio, la tradición de la iglesia primitiva  y el planteamiento del Vaticano II”. Y entre las cinco áreas de participación directa que señalamos en la carta (la justicia radical de Jesús, el diálogo abierto, la igualdad fundamental entre los miembros y en contra de abuso sexual) destacamos expresamente  “la participación de los fieles en la elección y permanencia de los obispos”.

Apoyados en estos fundamentos, los miembros del Foro de Curas de Madrid, aunque sabemos que es lo que la actual normativa canónica impone, no nos resignamos a seguir pasivamente esperando que subsidiariamente nos resuelvan desde fuera lo que los católicos y católicas de esta diócesis podemos y debemos hacer desde dentro. En estrecha colaboración con las comunidades, parroquias y movimientos en los que intentamos vivir y practicar  el Evangelio de Jesús,  queremos participar activamente en la elección de la persona que ha de ejercer la coordinación y la animación en la fe, la esperanza y la caridad en nuestra Iglesia local. Necesitamos urgentemente un obispo del que se pueda decir que es “cristiano” por su cercanía real de palabra y de obra a las enseñanzas de Jesús de Nazaret, y estamos seguros de que es posible encontrar en ella a una persona de esas características. Confiamos en que el buen sentido del papa Francisco oiga nuestra voz y respete la madurez y el derecho de esta iglesia de Madrid que, en unión a la Iglesia universal, quiere asumir responsablemente sus deberes y responsabilidades.

Comisión Permanente del Foro “Curas de Madrid”

Madrid 20 de octubre de 2013

3 comentarios

  • Javier Renobales Scheifler

    Si no se puede imponer al pueblo un obispo no deseado, entonces el obispo impuesto no deseado (por ejemplo Munilla en San Sebastián) no es legítimo.
     
    Por ejemplo cualquiera de los papas de los últimos siglos, son obispos impuestos por el poder dictatorial papal, no deseados (no se ha preguntado nunca en siglos al pueblo si desea o no a tal o cual obispo o papa).
     
    Pero da lo mismo, se los imponen y sin más ya es como si fueran deseados por el pueblo, ya que nadie dice que son ilegítimos, no verdaderos obispos, sino agentes del papa que los nombre obispos. Es más, nadie dice que son ilegítimos, ni dice nada, sino que les da la bienvenida, sea quien sea el obispo, de Roma o de dónde sea el obispo impuesto por el dedo papal.
     
    Si los católicos no tuvieran la ICR que tienen, tendrían que inventarla, pues ella les da la religión que necesitan consumir. Bueno, ahora algunos necesitan un cambio de imagen, y están en ello, muy esperanzados en ese cambio.
     
    Lo mismo pasa con Jesús: necesitaban un Jesús dios, y divinizaron al que tenían, que era un hombre. Y así el cristianismo tiene la garantía de dios.
     
    Puestos así ¿acaso dios no les impuso a Jesús, cuándo a dios y como a dios le dio la realísima gana?
     
    Y les impuso la Biblia, NT incluido.
     
    ¿Cuándo le ha interesado a ese imaginario dios la voluntad del pueblo ‘de dios’?
     
    Parece claro que es un dios impuesto/inventado por unas personas, para colmo todas hombres
     
     

  • mª pilar

    Es muy claro José Luis:
     

    Porque forman parte interesad de esa misma estructura y no saben cómo salir de ella.
     
    Al menos desprenderse de tanta parafernalia, injusticia en sus mandos, de un  lujo descarado, normas, órdenes, enseñanzas que los van alejando cada vez más del pueblo sencillo.

    mª pilar

  • JOSE LUIS RAZO OCHOa

    Aunque no pertenezco a la diócesis de Madrid (estoy muy lejos, en México) me pregungo por qué este comunicado no está apoyado por laicos y laicas y sólo lo firman los curas. Se supone que la iglesia, comunidasd de creyentes, la formamos todos. Como laico sugiero que nos desprendamos de una mentalidad y estructura clerical.
    Saludos.