Hoy 13 de octubre de 2.013, se ha producido en Tarragona la multitudinaria ceremonia de Beatificación de 522 personas, mártires de la fe, en palabras del Conjunto de los Obispos Españoles, quienes congregaron a cerca de 25.000 asistentes al acto.
España está viviendo un particular momento histórico. La televisión y demás medio de comunicación han registrado el momento cuando se escenificaba de forma definitiva el triunfo del nacional catolicismo, con la perpetuación histórica de los principios que alentaron una cruel guerra entre hermanos, en una reedición modificada por el tiempo de la alianza entre el “Trono y el Altar”. La Iglesia Española como uno de los poderes del Estado y conformante de la “identidad española”.
Aceptemos los hechos. No hagamos drama. No vaya a ser que nuestros argumentos sean utilizados por la clase y los poderes dominantes para vender e introducir en el ánimo de la ciudadanía, que nos motiva el resentimiento de no haber superado el trauma de la división, heridas que fueron cerradas por el tránsito de la dictadura a la democracia en lo que llamábamos la Transición Política.
Les favorece que durante cuarenta largos años fuimos convenientemente adoctrinados en los principios del Movimiento y que la Iglesia construyó pacientemente una versión triunfalista y glorificante de la sangre vertida por los vencedores, mientras los vencidos estaban siendo sistemáticamente sepultados en el olvido más absoluto.
Les ayuda que dos tercios largos de la población no conocieron la guerra y tienen una idea muy difuminada de la vida en dictadura .Nos creímos todos que había existido una auténtica reconciliación entre hermanos y hermanas y que había sinceridad en el olvido del odio, causa definitiva de nuestra contienda, que nada tiene que ver con los sentimientos religiosos, disfrazados de cristianismo.
Les sirve de mucho que los mismos poderes ideológicos y económicos son los actuales rectores y dueños absolutos de nuestra sociedad y quienes dictan al pueblo una “moral” de sometimiento, mientras las auténticas aspiraciones del pueblo de solidaridad y de progreso son aplastadas por la propaganda y la fuerza despiadada de unos medios a su servicio, en la administración del Estado, y en las instituciones pública y privadas.
En lugar de una acción de Iglesia, hoy se ha realizado un acto de poder. Hoy la Iglesia Española se vuelto a poner de espaldas a la historia.
Y en el Vaticano, sin enterarse.
Román Díaz Ayala.
El comentario a los dos tercios ha venido bien en colación.
Sin ningún ánimo de rigor estadístico quise dar a entender que la inmensa mayoría del pueblo español no conoció la guerra, y si acaso vivió en los últimos momentos del tardo franquismo por lo que tienen una experiencia parcial de la larga dictadura ( yo me encuentro en los segundos) Quizás debí haber escrito “o”, por “y”, para acotar más a quienes todavía tienen recuerdos de la guerra.
¡Claro que entiendo que estamos viviendo unos momentos muy dramáticos! Y quienes lo sufrimos como un drama, por diversos motivos, estamos muy legitimados para expresarnos.
Pero es mi intención, desde hace algún tiempo, desde que descubrí que nuestra voz llega más lejos que en el círculos de nuestros allegados, que tenemos la gran responsabilidad de
hacer pedagogía social.
¿A quien se le escapa que las cosas están transcurriendo en España conforme a un guión muy bien establecido?
¿Vamos a lamentarnos sin hacer nada más que mostrar nuestra indignación?
Tenemos demasiados argumentos sólidos y de base para luchar contra la propaganda y el regocijo de quienes se creen estar en toda la relevancia social y que son los rectores de la sociedad ( en nuestro casa, la española)
Y vuelvo a mi tesis del principio, cuando se empezó a hablar del actual obispo de Roma en un tono esperanzado. No debemos mirar tanto a Roma o el Vaticano y debemos ahondar un poco más en nuestra realidad, de Pueblo de Dios.
Ahora la batalla debemos librarla aquí, porque el gol lo han metido en nuestra propia portería.
roman
O de la importancia de hacer bien las cuentas.
Dice el autor del artículo que “dos tercios de la población no conoció la guerra”. Es decir, un tercio, sí la conoció. Eso es imposible. Para conocer la guerra, por lo menos tenían que haber nacido. Teniendo en cuenta que estamos en 2013 y la guerra acabó en 1939, esa afirmación significaría que un tercio de la población española tiene más de 74 años, lo cual es, obviamente, falso. Pero si por “conocer la guerra” entendemos que al menos tenían uso de razón, es decir, pongamos unos 5 o 6 añitos como mínimo, el dato es aún más obviamente imposible, pues exigiría que un tercio de la pobñación actual tiene más de 80 años.
En realidad, según los datos oficiales del Instituto Nacional de Estadística, el porcentaje de población que en 2011 tenía 80 años o más era de un 5,1% del total, aproximadamente (y con más de 74 había el 9,5% de la población). Y hoy, dos años más tarde, menos aún. Nada que ver con el 1/3 del que habla Román.
Amigo Ayala, el Vaticano sí se entera, no podemos justificar su actuación por ignorancia o falta de información, el Papa Bergoglio no tenía más que recordar las gestiones que está haciendo esa jueza argentina estos mismos días citando a su tribunal a torturadores a sueldo de la dictadura franquista. Y a Religión Digital, y a tantos y tantos…
YO SI HAGO DRAMA de lo que es un DRAMA:
Otros hacen DRAMONES de un muerto inocente hace dos mil años. Yo prefiero la actualidad y la JUSTICIA en vida, no una parcelita en el cielo.
Bueno pues.
25.000 asistentes al acto? Eso quiere decir una media de menos de 50 asistentes por beato. Pues, sinceramente, vaya mierda de beatificaciones. Justito justito la familia de cada uno y apenas una docena de allegados.
Por respeto a nuestros muertos, a nuestras muertas, no aceptaremos los hechos de la continuidad del nacionalcatolicismo y resurgimiento descarado del franquismo, ni permitiremos que se nos diga que no hagamos drama!!!!