EL PAPA FRANCISCO Y LA TEOLOGÍA DE LA LIBERACIÓN
por Francisco Olveira
Hasta hace nada más una semana la Opción por los Pobres era una mala palabra en la Iglesia y los curas que nos sentíamos identificados con esta opción como algo esencial al seguimiento del Dios de Jesús éramos vistos como zurditos, descarriados, ideologizados, con poco amor a la Iglesia y sentíamos un gran vacío de parte de muchos de los miembros de la Iglesia tanto jerarquía como laicos. Éramos algo así como ovejas descarriadas.
Resulta que una semana después y tras los gestos de sencillez del nuevo Papa, sumados al nombre que eligió y al hecho de haber expresado que la Iglesia ha de ser pobre y para los pobres parece que todo ha cambiado, hasta Canal 13 y Chiche Gelblung –por nombrar un ejemplo que todos entenderán– alaban y se estremecen con esta “Buena Noticia”.
Pero no nos engañemos, si bien no es poco ni pequeño el avance, si ciertamente genera esperanza, si a algunos o muchos (no todos) curas en la opción por los pobres se nos cambió el ánimo, y si sobre todo los pobres se empiezan a sentir incluidos en una Iglesia que hace tiempo le dio la espalda, igual no basta ni es suficiente.
El gran aporte que la Teología de la Liberación ha hecho en América Latina, el continente más desigual e injusto del mundo, y a todo el mundo en general no es sólo poner en el centro al pobre, nuevos Cristos Crucificados de la historia, sino poner al descubierto que hoy sigue habiendo Poncios Pilatos y Sumos Sacerdotes, que sigue habiendo crucificadores y cuándo a estos crucificadores se les pone nombre y apellido se termina el “alabar la Iglesia pobre y para los pobres” para pasar a ser una Iglesia perseguida, mártir, una Iglesia que como decíamos antes se la acusa de ideologizada. Cómo decía muy gráficamente el gran Obispo de los pobres, el brasileño Helder Cámara: “Si doy pan a un pobre me llaman Santo, pero si pregunto por qué un pobre no tiene pan me llaman Comunista”.
El gran aporte de la Teología de la Liberación es decir que no es casualidad que haya pobres sino que hay causas y que hay que atacar las causas que los generan con nombre y apellido porque como Iglesia debemos estar no sólo con los pobres sino con los pobres pero contra la pobreza injusta.
No es sólo repartir pan al que no tiene, sino cambiar las estructuras para que a nadie le falte el pan (y a otros les sobre). Medellín, que fue la traducción del Vaticano II en América Latina, hablaba de pecado estructural o estructuras de pecado. Estructuras de pecado bien visibles en nuestra América Latina y que quien no quiera ser ciego las ve con gran claridad, y ya que hablamos de ceguera pongamos un ejemplo visual tan común en nuestra América: esa villa de emergencia que apoya el rancho en la medianera del country privado. Esa “mucama” que vive en ese rancho y trabaja en negro en la casa de la señora del country.
Nuestra América Latina vive un tiempo de gracia muy especial, distintos procesos que con sus diversos matices en Bolivia, Venezuela, Argentina, Ecuador y otros tantos países ponen su mirada en el pobre. Procesos que son vistos con grandes recelos por gran parte de los privilegiados de siempre. Recelo compartido por buena parte de la actual Iglesia Latinoamericana.
Por tanto y para terminar: en la homilía de inicio de su pontificado nuestro Papa Francisco dijo entre otras cosas: “Quisiera pedir, por favor, a todos los que ocupan puestos de responsabilidad en el ámbito económico, político o social, a todos los hombres y mujeres de buena voluntad: seamos «custodios» de la creación, del designio de Dios inscrito en la naturaleza, guardianes del otro, del medio ambiente; no dejemos que los signos de destrucción y de muerte acompañen el camino de este mundo nuestro”.
No es poco digo yo, pero es muy distinto a decir, como dice el lúcido cura opp –cura en la opción por los pobres- Eduardo de la Serna: “¡Dejen de depredar!, “paren de vender armas!, ¡paren de torturar!, Dejen de explotar a sus hermanos!”... en síntesis nada de ”les ordeno, ¡paren la represión!”, frase que San Romero de América, el Arzobispo de San Salvador, dijo en su última homilía a los militares que en esa época masacraban a su pueblo. Fue la última porque en la siguiente Misa le metieron una ráfaga de metralleta mientras consagraba –se convertía, así creemos los católicos– el vino en la sangre de un Cristo desangrado en una cruz por oponerse a un sistema opresor.
Pbro. Francisco Olveira
Cura en la Isla maciel
Avellaneda – Buenos Aires
20 de marzo de 2013
Pbro. Francisco Olveira
Cura en la Isla maciel
Avellaneda – Buenos Aires
20 de marzo de 2013
gracias Antonio V., por tu oportuna observacion y pregunta….Admiro lo que escribes….En este caso que planteas, lo importante es definir lo que es robo…Porque robo será cuando uno se apropia de algo contra la voluntad “razonable” de su dueño…No es robo cuando existe la “irrazonabilidad”…ya sea por justicia, por piedad o por cualquier otra casa justa…No es robo cuando en extrema necesidad tomo algo para salvar la propia vida o la de mi familia, ni cuando por compasión me apropio de “las sobras” para el que tiene hambre, ni la “oculta compensación” por alquien que debe algo…
Estrictamente el robo se refiere a la “ilegalidad”…Pero yo no tengo tampoco un derecho absoluto sobre lo que poseo…Mi propiedad es individual pero tambien tiene una función social…Es dual…dado que nosotros, los humanos, vivimos en una sociedad hecha para el bien comun..de todos..
Reconocer el derecho de propiedad no quiere decir eximirnos de nuestros deberes de justicia y caridad para con el prójimo…Ahora bien los límites de ambos derechos…los míos y los de mi prójimo son dificiles de demarcar…es el amor cristiano los que lo va a aclarar….Siempre debemos ir a favor de los “mas” desvalidos, de los “mas” vulnerables, de los “mas” rechazados…Es el mismo pensamiento de Cristo…que se acercaba y curaba a los leprosos, que comía con los pecadores, que perdonaba a la adúltera…etc.
La justicia cristiana va imbuida de la caridad..No puede existir una sin la otra…La diferencia nuestra, a semejanza de la de Cristo, con los “otros sistemas” sociales, reside en que nuestros medios -nuestras armas- para conseguir la liberación del mal del ser humano, han de ser buenos…no pueden ser malos….ya que violaríamos la voluntad salvífica bondadosa de Dios y ademas que esta lucha es del amor…donde no hay “imposición”..ni coacción…sino que pertenece a al libre albedría capaz de escoger el bien…y rechazar el mal…ya que Dios quiso crearnos libres…y que escogiéramos tambien libremente el bien
un abrazo de Santiago Hernández
Santiago, una sencilla, pero clara respuesta a esta pregunta: ¿Lo robado, poseído por quien lo roba, le pertenece en derecho de propiedad hasta el punto de que, si quien lo necesita se lo arrebata, estaría cometiendo un delito, o pecado, de robo?
Perdon porque en la primera línea me “comí” algunas letras,… y asi debe decir: “El poder de Cristo…..se refiere a una fuerza espiritual”. …..Y yo añado que en esta batalla que es también del espíritu, desde el punto de vista puramente humano, estamos en desventaja. Los cristianos no podemos usar medios malos para lograr fines buenos..Es decir, no podemos usar la mentira y la calumnia, el odio, el homicidio, el robo etc. como “armas de trabajo” y asi no podemos calumniar cuando se nos calumnia, no podemos odiar cuando nos odian, no podemos robar al que nos roba, no podemos matar premeditamente al que intenta hacernos daño etc. etc. A imitacion de Jesús debemos amar incondicionalmente…ya que el Padre tambien nos ama incondicionalmente…Esta es la ley del Evangelio…que es inmutable…Todo lo que provoque e incite al odio no proviene de la persona de Jesus…porque en esto “conoceréis que sois discípulos” de Jesus…en que “os amáis unos a otros”…Y el amor es primariamente un acto de la voluntad..que no siempre depende de lo que “yo siento”…sino de lo que “yo debo hacer”…Por eso el amor cristiano se distingue de todos los altruísmos y filantropismos existenciales que existen por ahí…porque proviene de la esencia misma de Dios…que es amor..Esto rompe con la cultura del mundo…que entiende el amor “de otra manera”..Sin embargo, el amor por Dios, en Dios y con Dios es el unico capaz de salvarnos…Es el unico trascendente…Es el único verdadero…”Lo otro” no es mas que una forma de egoísmo centrado en “mi mismo”..que se busca “a si mismo”..que no sale de “si mismo” basado exclusivamente en lo que “yo siento”..sin tener en cuenta lo que sienten “los demás”..En este sentido, entonces, el amor cristiano se remonta a “las alturas”…pues es un amor “agapé”…que se vuelca en “el otro”..y que sale fuera de “mi”…Es la verdad y es la verdadera liberación.
un saludo cordial de Santiago Hernández
El poder de Cristo y el del Papa se refiere a una fuerza espirit..Stalin no podía imaginar que este “invisible” poder pudiera provocar “legiones” de seguidores de un Crucificado que venció al mundo por amor y en el amor…Por lo tanto la lucha del amor no puede equipararse a la “lucha de clases” que propone el marxismo…Este método no es válido puesto que la lucha es para liberar el espíritu de lo que esta mal…El método del evangelio es muy distinto…Cristo hablaba del perdón, de la mansedumbre, de la pobreza de espíritu, de todo lo que es “contra-cultural”..Su mensaje NO es temporal…sino trascendente y eterno…No se queda en el existencialismo de Sartre…ni en la dialéctica marxista… ni en los movimientos de masas populistas, ya sean fascistas o comunistas..La lucha de Jesus por la justicia está basada en el mismo amor del Padre…que ama tanto a malos que a buenos..pues todos son “hechuras” del mismo Señor…Por lo tanto, las armas de Jesus no usan el odio…sino el amor….Si la liberación se refiere a esta supremacía del amor del evangelio de Jesus, entonces esta es la verdad y esta es auténtica…Nadie duda que esta lucha espiritual es difícil….ya los mártires de la Iglesia, desde el siglo I hasta el siglo XXI lo sabían…pero al final triunfa el amor trascendente…Lo demas son meras palabras…que se esfumarán con el paso del tiempo…Pero Jesus vino a dar testimonio de una verdad permanente…Esta verdad solamente la de Cristo, es la que permanecerá para siempre…La liberación esta en la verdad proclamada por EL..completamente distinta de la que nosotros podemos imaginar…pues ni “ojo vio, ni oído oyó” lo que Dios tiene preparado para los que le aman…y Francisco -como dice Boff- va a gobernar desde el amor
un saludo cordial de Santiago Hernández
Gracias F. Oliveira porque, a distancia de continentes con océano en medio, y unos cincuenta años después, proclamas y reivindicas con claridad lo mismo que hacíamos otros por esta España, en condiciones sociales tan semejantes a las de por ahí.
La caridad de beneficencia, como placebo para la gran y profunda pandemia de míseria extrema en la que sufre y muere gran parte de la Humanidad, ha sido siempre bien vista y orquestada por quienes son su causa necesaria y sus cómplices en esa tarea, sin poder exceptuar a la estructura de poder teórico-práctico de la Iglesia.
La acusación a Jesús de endemoniado, blasfemo y traidor del imperio(en nuestros tiempos y ahora de díscolos, herejes, izquierdistas revolucionarios peligrosos a sus seguidores) echada sobre Jesús, no arrancaba de que viviera haciendo el bien a los necesitados, sino de que se denuncie y se haga oposición eficaz a los causantes de esas forzadas miserias.
Lo que escuece a “los poderes fácticos” de siempre y de todas partes, hasta lanzarse a la violencia mortal, es la proclama clara y el compromiso práctico sobre: “-Buscad primero el Reino de Dios (igualdad filial de tod*s sus hij*s) y SU JUSTICIA …”
Yo, como tantos, esperábamos del hermano Francisco en su homilía de presentación como sucesor de Pedro una referencia como exigencia de esa primordial, principal e ineludible Justicia Distributiva, testimonial clara y responsable para sí mismo y para los poderes del mundo: religiosos, políticos, económicos, culturales etc. .
Por desgracia, y como sospechábamos, no fue así, y el testimonio práctico continúo siendo un espectáculo más, propio de los distintos poderes, sazonado, eso sí, de algunos gestos menos comprometedores y palabras con referencias de esperanza.
Los altares del Dios verdadero, del becerro áureo y de otros idolos con sus diferentes Sábados, siguen condicionando la vida y la muerte de los humanos.
¿Por dónde estaría Jesús hambriento, sediento, sin papeles ni techo, desnudo, enfermo, encarcelado, malherido y expoliado, pues no se le vió por entre las columnatas de Bernini?
¿Pero, acaso se llegó a ofrecerle, responsable y claramente testimonio de Justicia, exigiéndolo a quienes representaban poderes fácticos en el mundo?
Eso, sigue quedando como recuerdo del sepulcro vacío de Jerusalén, de algunos llenos en el Vaticano y otras partes, y como orientación que impulsa esperanzas.
¡Sigamos caminando orientados por las huellas de Jesús puesta en Él nuestra ESPERANZA!
Dice Francisco Olveira en su primer párrafo: “Hasta hace nada más una semana la Opción por los Pobres era una mala palabra en la Iglesia y los curas que nos sentíamos identificados con esta opción como algo esencial al seguimiento del Dios de Jesús éramos vistos como zurditos…”
¿Pero cómo…? ¿No era que el mismo Bergoglio transitaba por la villas, se juntaba los pobres..? ¿No se repitió y repitió en estos días que había sido el mismo Bergoglio quien impulsó y estimuló el movimiento de los curas villeros?
Bien. La nota de este Francisco es oportuna para aclarar los tantos. Una cosa son los llamados “curas villeros” de la ciudad de Buenos Aires. Éstos, en su mayoría bastante jóvenes, son los promovidos o impulsados por Bergoglio y que realizan acciones pastorales/sociales muy interesantes que van desde la atención de la religiosidad popular hasta las cuestiones sociales más apremiantes entre los pobres: alimentos, salud, adicciones… Son muy valiosos y se han decantado por una suerte de asepcia política que no los pone en entre dicho con nadie ni hacia el interior ni hacia el exterior de la estructura eclesiástica. A estos muchachos y a la tarea que realizan, se las puede valorar -y de hecho se los valora- desde todos los ángulos ideológicos. No hacen sólo caridad, también debo decir. En muchos casos, realizan una gran tarea promocional, pero no constituyen, salvo en muy particulares situaciones, un polo de referencia política, no entran en la disputa pública.
Por otro lado están los curas que -más cercanos a la continuidad de los sacerdotes para el tercer mundo- se han reunido en torno a una estructura más o menos formal-informal que llaman Curas en la Opción por los Pobres. Si no me equivoco, ningún cura de la arquidiócesis de Buenos Aires participa de ese colectivo.
Este grupo, coordinado por Eduardo de la Serna, está formado por curas que realizan sus tareas pastorales/sociales en los más distantes y distintos puntos de país pero que se reúnen periódicamente para la reflexión y sí se manifiesta ordinariamente de manera pública en relación a cuestiones de orden político intra y extra eclesial (derechos humanos, políticas sociales, opciones episcopales, etc.) En la portada de su página http://www.curasopp.com.ar/ aparece una reciente carta dirigida al obispo de Santiago del Estero que es un buen ejemplo de lo que estoy explicando.
Es esta “Opción por los Pobres” (que implica una crítica y denuncia a los generadores de pobreza) la que, como dice Francisco Olveira, hasta hace una semana era mala palabra. Me temo que aún lo siga siendo.
Hola Francisco Olveira!
En la Isla Maciel vivín el cura polaco Zubauskas. Por tu edad habrás tenido solo referencias. Antes había estado en Piñeiro, de donde soy yo.
También en la Isla Maciel (cuando era Isla existía Escuelas técnicas que Perón hizo, y el supuesto progresismo destruyo “Escuelas de Artes y Oficios”, donde mi hermano se recibió de Técnico en Automotores)
Con estas cositas se fue haciendo el Progreso de Argentina.
También en la Isla Maciel vivían los “curas obreros”. Todavía uno de ellos “petit frere vive en Bs. As.
Avellaneda es industrial-obrera desde mucho antes de que yo era chiquito, y desde allí salieron las Revoluciones o Golpes de Estado. Eso es Avellaneda.
Cuando el segundo Obispo empezó a lanzarse a la cuestión social, el episcopado, el Nuncio y el Gobierno (Onganía) asociados, lo echaron de la diósesis y a mí también. ¡Gracias doy, porque volvía a mi Barrio, a mi gente! Nada de cura. Todo cura “religioso” (no puede haber otro tipo ni especimen) juega a ser humano pleno.
Dicho estas cositas, te agrego que esto de “los pobres” es una gran cosa, pero “aislada” de la vida humana.
¿Sabés que al Obispo “echado” lo habían borrado de la Lista de Obispos de Avellaneda?
Luego lo pusieron “a pedido-reclamo”.
El curerío del “Tercer Mundo” es una gran cosa. Pero “parcial”. Y esa parcialidad lo condena a no-entender-lo-humano.
La “salida” es la vida de la gente, no “opciones”. La Gente no “opta-ser-pobre” Los que lo son no se quieren quedar ah+i, sino rajar cuanto antes y todo lo que puedan.
El Reino de El Galileo es de Vida abundante, no de “opciones de pobreza”.
¿Tal vez, no?
¡Vámos todavía? – Oscar.
Me parece muy bien lo que dice este cura. Los últimos Papas, junto a obispos y cardenales, han ido revestido de un halo aristocrático que les imposibilitaba el hablar de los pobres y mucho menos de las causas de la pobreza, por el dicho que el autor cita de Helder Cámara, les podría acusar de comunistas. De Hecho los Papas que condenaron la teología de la liberación argumentaron que eran teorías marxistas, tema tabú para el Vaticano. El hablar de los pobres desde su estatus aristocrático y rodeados de riqueza por todas partes, o viviendo en palacios, hubieran hecho el ridículo y, por vergüenza torera, se han abstenido. Por lo menos, es esto han sido coherentes aunque contrarios al Evangelio.
Pero claro, de algo tenían que hablar, y por eso se ha desfogado salvajemente con la moral sexual de los demás. Mirando para otro lado respecto a la suya propia y encubriendo los tantísimos casos de pederastia y pedofilia, incluso poniendo como ejemplo para la juventud al depravado Maciel. No se puede estar más alejado de la realidad y predicar desde su único mundo con las orejeras bien puestas para no ver otra cosa que no fuese aquello que ellos querían ver.
El hecho de que este Papa, desde el primer momento, hable abiertamente de los pobres, es importante y, especialmente, significativo, aunque todos y todas esperamos algo más. Pienso que en una semana, no podemos exigirle la realización de todo lo que esperamos, habrá que seguirle la pista y que él mismo se entere de todas estas expectativas y esperanzas del Pueblo de Dios.
Me gustaría que se hubiera escogido como Papa a Pedro Casaldáliga, pero me contentaría con que Francisco abra un resquicio para la renovación de la Iglesia, que vuelva la mirada hacia los excluidos para que seamos conscientes de nuestras contradicciones. Parece difícil aclarar su comportamiento anterior, será más fácil valorar su comportamiento actual. Quiero mantener la esperanza de que, en vez de retroceder, avanzamos en la línea del evangelio.