No sé sabía si el Papa Francisco, en su homilía de inauguración, iba a improvisar la homilía o atenerse al texto que le prepararan. La ha leído sin salirse de un texto maravilloso, escrito sin duda por él y pronunciado con extraña sencillez y vigor. Para mí perfecto. Lo que hace años estábamos esperando en boca de un obispo de Roma que debe presider a las otras Iglesias en el amor. Y vistiendo sencillo, con ornamentos más sencillos que todos los demás celebrantes. ¡Gracias Francisco y muchos años de pontificado transformador!
Podemos ya publicar, graciaas a la rapidez de José manuel Vidal, el texto completo de la homilía
Texto de la homilía de Francisco completo
Queridos hermanos y hermanas
Doy gracias al Señor por poder celebrar esta Santa Misa de comienzo del ministerio petrino en la solemnidad de san José, esposo de la Virgen María y patrono de la Iglesia universal: es una coincidencia muy rica de significado, y es también el onomástico de mi venerado Predecesor: le estamos cercanos con la oración, llena de afecto y gratitud.
Saludo con afecto a los hermanos Cardenales y Obispos, a los presbíteros, diáconos, religiosos y religiosas y a todos los fieles laicos. Agradezco por su presencia a los representantes de las otras Iglesias y Comunidades eclesiales, así como a los representantes de la comunidad judía y otras comunidades religiosas. Dirijo un cordial saludo a los Jefes de Estado y de Gobierno, a las delegaciones oficiales de tantos países del mundo y al Cuerpo Diplomático.
Hemos escuchado en el Evangelio que «José hizo lo que el ángel del Señor le había mandado, y recibió a su mujer» (Mt 1,24). En estas palabras se encierra ya la la misión que Dios confía a José, la de ser custos, custodio. Custodio ¿de quién? De María y Jesús; pero es una custodia que se alarga luego a la Iglesia, como ha señalado el beato Juan Pablo II: «Al igual que cuidó amorosamente a María y se dedicó con gozoso empeño a la educación de Jesucristo, también custodia y protege su cuerpo místico, la Iglesia, de la que la Virgen Santa es figura y modelo» (Exhort. ap. Redemptoris Custos, 1).
¿Cómo ejerce José esta custodia? Con discreción, con humildad, en silencio, pero con una presencia constante y una fidelidad y total, aun cuando no comprende. Desde su matrimonio con María hasta el episodio de Jesús en el Templo de Jerusalén a los doce años, acompaña en todo momento con esmero y amor. Está junto a María, su esposa, tanto en los momentos serenos de la vida como los difíciles, en el viaje a Belén para el censo y en las horas temblorosas y gozosas del parto; en el momento dramático de la huida a Egipto y en la afanosa búsqueda de su hijo en el Templo; y después en la vida cotidiana en la casa de Nazaret, en el taller donde enseñó el oficio a Jesús
¿Cómo vive José su vocación como custodio de María, de Jesús, de la Iglesia? Con la atención constante a Dios, abierto a sus signos, disponible a su proyecto, y no tanto al propio; y eso es lo que Dios le pidió a David, como hemos escuchado en la primera Lectura: Dios no quiere una casa construida por el hombre, sino la fidelidad a su palabra, a su designio; y es Dios mismo quien construye la casa, pero de piedras vivas marcadas por su Espíritu. Y José es «custodio» porque sabe escuchar a Dios, se deja guiar por su voluntad, y precisamente por eso es más sensible aún a las personas que se le han confiado, sabe cómo leer con realismo los acontecimientos, está atento a lo que le rodea, y sabe tomar las decisiones más sensatas. En él, queridos amigos, vemos cómo se responde a la llamada de Dios, con disponibilidad, con prontitud; pero vemos también cuál es el centro de la vocación cristiana: Cristo. Guardemos a Cristo en nuestra vida, para guardar a los demás, salvaguardar la creación.
Pero la vocación de custodiar no sólo nos atañe a nosotros, los cristianos, sino que tiene una dimensión que antecede y que es simplemente humana, corresponde a todos. Es custodiar toda la creación, la belleza de la creación, como se nos dice en el libro del Génesis y como nos muestra san Francisco de Asís: es tener respeto por todas las criaturas de Dios y por el entorno en el que vivimos. Es custodiar a la gente, el preocuparse por todos, por cada uno, con amor, especialmente por los niños, los ancianos, quienes son más frágiles y que a menudo se quedan en la periferia de nuestro corazón. Es preocuparse uno del otro en la familia: los cónyuges se guardan recíprocamente y luego, como padres, cuidan de los hijos, y con el tiempo, también los hijos se convertirán en cuidadores de sus padres. Es vivir con sinceridad las amistades, que son un recíproco protegerse en la confianza, en el respeto y en el bien. En el fondo, todo está confiado a la custodia del hombre, y es una responsabilidad que nos afecta a todos. Sed custodios de los dones de Dios.
Y cuando el hombre falla en esta responsabilidad, cuando no nos preocupamos por la creación y por los hermanos, entonces gana terreno la destrucción y el corazón se queda árido. Por desgracia, en todas las épocas de la historia existen «Herodes» que traman planes de muerte, destruyen y desfiguran el rostro del hombre y de la mujer.
Quisiera pedir, por favor, a todos los que ocupan puestos de responsabilidad en el ámbito económico, político o social, a todos los hombres y mujeres de buena voluntad: seamos «custodios» de la creación, del designio de Dios inscrito en la naturaleza, guardianes del otro, del medio ambiente; no dejemos que los signos de destrucción y de muerte acompañen el camino de este mundo nuestro. Pero, para «custodiar», también tenemos que cuidar de nosotros mismos. Recordemos que el odio, la envidia, la soberbia ensucian la vida. Custodiar quiere decir entonces vigilar sobre nuestros sentimientos, nuestro corazón, porque ahí es de donde salen las intenciones buenas y malas: las que construyen y las que destruyen. No debemos tener miedo de la bondad, más aún, ni siquiera de la ternura.
Y aquí añado entonces una ulterior anotación: el preocuparse, el custodiar, requiere bondad, pide ser vivido con ternura. En los Evangelios, san José aparece como un hombre fuerte y valiente, trabajador, pero en su alma se percibe una gran ternura, que no es la virtud de los débiles, sino más bien todo lo contrario: denota fortaleza de ánimo y capacidad de atención, de compasión, de verdadera apertura al otro, de amor. No debemos tener miedo de la bondad, de la ternura.Hoy, junto a la fiesta de San José, celebramos el inicio del ministerio del nuevo Obispo de Roma, Sucesor de Pedro, que comporta también un poder. Ciertamente, Jesucristo ha dado un poder a Pedro, pero ¿de qué poder se trata? A las tres preguntas de Jesús a Pedro sobre el amor, sigue la triple invitación: Apacienta mis corderos, apacienta mis ovejas. Nunca olvidemos que el verdadero poder es el servicio, y que también el Papa, para ejercer el poder, debe entrar cada vez más en ese servicio que tiene su culmen luminoso en la cruz; debe poner sus ojos en el servicio humilde, concreto, rico de fe, de san José y, como él, abrir los brazos para custodiar a todo el Pueblo de Dios y acoger con afecto y ternura a toda la humanidad, especialmente los más pobres, los más débiles, los más pequeños; eso que Mateo describe en el juicio final sobre la caridad: al hambriento, al sediento, al forastero, al desnudo, al enfermo, al encarcelado (cf. Mt 25,31-46). Sólo el que sirve con amor sabe custodiar.
En la segunda Lectura, san Pablo habla de Abraham, que «apoyado en la esperanza, creyó, contra toda esperanza» (Rm 4,18). Apoyado en la esperanza, contra toda esperanza. También hoy, ante tantos cúmulos de cielo gris, hemos de ver la luz de la esperanza y dar nosotros mismos esperanza. Custodiar la creación, cada hombre y cada mujer, con una mirada de ternura y de amor; es abrir un resquicio de luz en medio de tantas nubes; es llevar el calor de la esperanza. Y, para el creyente, para nosotros los cristianos, como Abraham, como san José, la esperanza que llevamos tiene el horizonte de Dios, que se nos ha abierto en Cristo, está fundada sobre la roca que es Dios.
Custodiar a Jesús con María, custodiar toda la creación, custodiar a todos, especialmente a los más pobres, custodiarnos a nosotros mismos; he aquí un servicio que el Obispo de Roma está llamado a desempeñar, pero al que todos estamos llamados, para hacer brillar la estrella de la esperanza: protejamos con amor lo que Dios nos ha dado.
Imploro la intercesión de la Virgen María, de san José, de los Apóstoles san Pedro y san Pablo, de san Francisco, para que el Espíritu Santo acompañe mi ministerio, y a todos vosotros os digo: Orad por mí. Amen.
Ahora sí que no me queda más remedio que volver a entrar aunque sea sin esperar respuesta alguna, simplemente quiero aclarar algo sumamente importante si es que de verdad buscamos en nuestros intercambios enriquecimiento mutuo. y con ello progresar.
Leo: Religio no viene, como suele decirse, de religare, de estar atado el hombre a Dios.
Ya se me perdonará, pero esto es totalmente falso, el concepto zubiriano de religare ni por asomo se refiere que el hombre está atado a Dios. Zubiri en su teoría sobre el conocimiento humano que abarca más de mil páginas no hace para nada referencia a Dios, en ellas nada más hay pura filosofía. Donde está atado el hombre es a las cosas reales en tanto reales. Por eso la realidad como poder, es el horizonte del ser humano.
A ver, querido Oscar, mi intención era dejar ya este mini diálogo o pequeño intercambio de ideas pues siempre noto cuando algo anuncia su fin, no fuese que se perdieran los nervios. Sin embargo con los míos bien templados no puedo dejar, después de leerte ayer a las 13:11 de decir alguna cosita.
Primero; dudo que aquí en Atrio alguien dedique tanto tiempo a leerte como el que te dedico yo.¡Ni te lo imaginas!
Segundo, si miras bien no me tragué el inicio de tu frase, la puse entera, lo que sí hice fue empezar siguiendo el análisis sobre a lo que mi modo de ver consiste el fenómeno ya iniciado en mi anterior comentario. Con ello pretendía , con más elementos en la mano, ver dónde radicaría nuestra diferencia con respecto al mismo.
Fue casi al final que entonces sí incluí enterita tu frase para que se viera en que condiciones podría estar en parte de acuerdo con ella.
En cualquier caso al hablar de realidad y de Realidad radical, me viene a la memoria el dualismo no superado que algunos autores le atribuyen a Ortega y que yo misma también percibo.…bueno lo dejo aquí…
Ah! veo, pero sin importarme que tu si te has comido parte de mi nombre! Es broma…Nuestra amistad atriera viene de lejos por eso nos podemos permitir esas cosas
un abrazo!
Óscar estamos todos enfermos y tu eres el gran sanador universal .Eres el tío más cursi que he leído en mi vida.Con la verdad por delante…
Hola!
“Recen por mí” – ¿Qué tiene de malo?
Puede ser que tenga algo de malo; pero no necesariamente; y menos en la vida sana y espontánea.
Pienso que hay que estar muy enfermo para pensar tan malamente. No pienso siquiera en malicia sino en enfermedad.
……………..
Desde una mamá que no sabe qué hacer con la tos-convulsa de su hijito;
hasta los más altos Emperadores y Jefes de Estado de hoy, piden ayuda a las azarosas fuerzas de la energía universal.
“REZAR” (precor, verbo deponente latino) quiere significar eso: “pedir ayuda para no mear fuera del tarro”.
¿Qué tiene eso de malo?
……………..
LOS AUSPICIOS O RELIGIÓN Y NEGLIGENCIA
Cicerón hace un último esfuerzo para apelar a la conciencia profunda de sus conciudadanos, y escribe el volumen Sobre el Estado, donde muestra las peripecias que han ido modelando la Constitución romana, pero haciendo notar, al propio tiempo, que todos estos perfeccionamientos sobrevenidos son cosa secundaria: lo decisivo fue el acierto inicial de Rómulo.
En la figura legendaria del lobezno latino define Cicerón la última sustancia de Roma: la creación de «los dos fundamentos supremos de nuestro Estado: los auspicios y el Senado». Nada más que eso y en ese orden.
El Senado fue la institución central de la historia romana, sobre cuyo último derecho a mandar no se había dudado jamás en Roma, hasta la gran guerra civil en medio de la cual Cicerón escribía.
Pero sorprende que los auspicios sean designados como algo aún más importante que el Senado y que vengan de este modo a representar algo así como la víscera de las vísceras históricas romanas.
Parece ridículo que los magistrados de Roma, antes de ejecutar ningún acto civil o bélico, tuviesen que consultar los auspicios y, muy en serio, se ocupasen en observar los vuelos de las aves, su apetito o desgana y el temple vario de su canto.
Pero nuestro desdén no es, en este caso, más que una forma de nuestra estupidez. Porque la ingenuidad superlativa de la operación en que el rito consiste deja tanto mejor de manifiesto cuál es su inspiración.
Al auspiciar, el hombre reconoce que no está solo, sino que en torno suyo, no se sabe dónde, hay realidades absolutas que pueden más que él y con las cuales es preciso contar.
En vez de dejarse ir, sin más, a la acción que su mente le propone, debe el ser humano detenerse y someter ese proyecto al juicio de los dioses. Que este se declare en el vuelo del pájaro o en la reflexión del prudente, es cuestión secundaria; lo esencial es que el humano cuente con lo que está más allá de él.
Esta conducta, que nos lleva a no vivir ligeramente, sino comportarnos con cuidado —con cuidado ante la realidad trascendente—, es el sentido estricto que para los romanos tenía la palabra religio, y es, en verdad, el sentido esencial de toda religión.
Cuando el hombre cree en algo, cuando algo le es incuestionable realidad, se hace religioso de ello.
Religio no viene, como suele decirse, de religare, de estar atado el hombre a Dios.
Religiosus quería decir «escrupuloso»; por tanto, el que no se comporta a la ligera, sino cuidadosamente.
Lo contrario de religión es negligencia, descuido, desentenderse, abandonarse. Frente a relego está nec-lego; religente (religiosus) se opone a ne-gligente.
Los auspicios representan para Cicerón la creencia firme y común sobre el Universo que hizo posible las centurias de gran concordia romana. Por eso eran el fundamento primero de aquel Estado.
Existía tanta trabazón entre este y aquellos, que auspicio vino a significar «mando», imperium.
Estar bajo el auspicio de alguien equivalía a estar a sus órdenes. Y, viceversa, la palabra «augurio» (de que viene nuestro agüero, «Bon-heur», «mal-heur») había significado solo aumento, crecimiento, empresa. De ella proceden auctoritas y augustus.
Pues bien, augurio, llegó a confundirse con auspicio y a significar presagio.
Los conceptos de creencia y de Estado se compenetran.
En la política hay:
* épocas de religión y épocas de negligencia,
* de cuidado y descuido,
* de escrupulosidad y frivolidad.
…………….
¿Qué tiene de malo pedir que le ayuden a uno a ser serio y fiel al destino?
¡Vamos, entonces, todavía! – Oscar.
Recen por mí, repite y repite Bergoglio, para que sus fielesovejas crean que rezar a dios tiene alguna eficacia
En un examen, en cualquier clase de juego, en unas elecciones, en cualquier concurso, lo que se prohíbe es cualquier medio, o trampa capaz de alterar el resultado. Nunca se prohíbe rezar, se permite rezar todo cuanto se quiera, porque todos saben que dios no alterará ningún resultado, por mucho que le recen y recen y recen sin parar.
Sigue Bergoglio manteniendo el dañino pensamiento mágico con el que simula que dios interviene en nuestro mundo, para mantener así la fila según la cual dios gobierna la ICR y elige e ilumina al papa, la superstición en la que se basan el Estado Vaticano y el poder del papa, para engar así a sus fielesovejas, haciéndoles creer que se puede ser Jefe del Estado Vaticano y a la vez servir a los pobres.
Más de lo mismo de siglos y siglos de dañina ICR
Hola M.L.!
Te decía:
“Realidad: He hablado hasta el cansancio de los lectores de “La Realidad”.
No solo de la realidad sino de la Realidad “radical” (en la que se en-raíza todo otra).
…………….
Tú me dices:
– “Pero entonces la Realidad radical remite (se en-raiza)…”-
¿Te animás a leer-ME (a mí)?
Te oriento:
1- La realidad radical es la vida de cada cual.
Lo que decimos cuando decimos: “mi vida”-, ciertamente que es “ambigua”: No nos está dada más que para hacer-la (ortopráxis);
hay que “elegirla” con acierto /o no/ para que sea de verdad “elegante” /y no un zafarrancho “mentiroso” (distinto de “erróneo”)
2- La realidad radical NO remite a nada (te tragaste el inicio de la frase mia: “en la que…” donde está clara la “in-cardinación”.
Al contrario: es toda otra realidad la que SÍ remite a ella, a “mi vida”, que es dónde encuentro toda otra realidad;
y como la “encentro” ya ahí (en mi viviendo) esa “realidad-encontrada” ya está infartada de mi interpretación vito-argumental, lo que le quita posibilidad a la vida de ser un “objeto” especulativo.
¿Vamos todavía? –Oscar.
……………..
PS.: otra cosita que te cuesta entender-ME es que lo oculto lo llamé “intimidad” o “latencia”, por eso hablo de “patencia” o “manifestación”.
Toda la ciencia de la Interpretación las Emociones (de Paul Eckman) se basa en eso; y la neurobiología de Rolando Toro (chilenito fallecido).
Hola Oscar!
Ante todo gracias por tu interés, y también pido disculpas en general por apartarme un poco del tema principal que os viene ocupando estos días. Pero verás, al insistir ahora en esto al igual como en otras veces he aprovechado salir al paso con cualquier otro asunto, no es por entrar en contradicción contigo y menos que pienses que es porque eso me satisfaga ¡Todo lo contrario, si insisto es porque me disgusta ir dejando en el olvido cabos sueltos que bien podrían en su concurrencia esconder algo que pudiera ser muy esclarecedor para entender de dónde viene esa bipolaridad de criterios que en el terreno de las opiniones crea verdaderos desencuentros.
Aún recuerdo cuando por pretender remontarnos a indagar sobre los orígenes del conocimiento humano, hace ya varios años de eso, algunos atrieros divagábamos sobre la arena de una antropología enraizada en lo animal. A veces he pensado que si ya entonces hubiéramos estirado más del hilo ahora, tal vez, compartiríamos muchos puntos ya en común. Pero en fin evitemos llorar sobre la leche derramada!
Dices: los “fenómenos” son eso: apariencias, apariciones, si pero, apariencias, apariciones de qué?, dices de “algo” oculto’. No lo creo, porque si fuera así en lo que concierne no a oculto pero sí a “algo” no se produciría, o mejor no podríamos hablar ni de la capacidad ni de la plena conciencia que el hombre adquiere al enfrentarse con lo real de lo que le circunda. Por eso el hecho de que esto sea posible implica sobre todo contar con la realidad la cual es ella, aunque se esconda y no un algo, el término formal de la intelección.
Lo que llamamos “epi-FANIA” es en superficie la manifestación de la realidad que en su profundización y con respecto a lo que de todo ello se pueda afirmar con posterioridad, es decir, la formación de juicios, es en donde ahí estribará toda la grandeza y toda la miseria en la utilización del “logos” Formarnos un juicio es lo que ha constituido históricamente un problema al abandonar tradicionalmente el aspecto físico y vital de la realidad el cual según acabo de leer en el Post de Juan Luis Herrero también él resalta esta cuestión al decir (…) merecería la pena descubrir cómo existe mayor densidad de afirmación vital (en oposición a la afirmación conceptual) y, por ende, de fe auténtica en la acción que en el concepto. Es la razón última de la primacía de la ortopráxis sobre la ortodoxia.(ampliar en Religión sin magia pgs.226-231)
Vuelvo ahora a la frase en cuestión:
“El hombre rinde el máximum de su capacidad cuando adquiere la plena conciencia de sus circunstancias. Por ellas comunica con el universo”.
Y si adquiere la plena conciencia de sus circunstancias es precisamente porque el término formal de la inteligencia es la realidad sentida en las cosas que lo circundan y no la mera objetividad de ellas en la insustantividad de un algo. Es por eso por lo que no se trata de apariencias ni de apariciones sino de “parecer” de un parecer que lo es como momento estructural de la intelección misma. Es la cosa real la que se nos actualiza como parecer. No es parecer realidad sino realidad en parecer. En el primer caso la realidad queda subjetivada (ha sido la idea tradicional) este obstáculo es lo que hay que “salvar” la objetivación de la realidad. En cambio en el segundo caso, realidad en parecer, es lo real sentido lo que fundamenta ese parecer. Son dos direcciones distintas a optar por el movimiento intelectivo de la afirmación: una la meramente conciencial cuyo término es el concepto y conduce al error, puesto que la realidad quedaría constreñida en lo que “nos” parece. Y la otra vía, la vía de la verdad es la vía abierta del (sería) según la cual es lo real sentido lo que fundamenta el parecer. Por tanto, lo que hay que salvar no son las apariencias sino el modo cómo las percibimos en su parecer.
Sí que entonces desde esta perspectiva puedo estar de acuerdo contigo cuando dices: .-
“Realidad: He hablado hasta el cansancio de los lectores de “La Realidad”.
No solo de la realidad sino de la Realidad “radical” (en la que se en-raiza todo otra).
Pero entonces la Realidad radical remite (se en-raiza) no a la ambigüedad de la vida humana sino en la excelencia de la vida humana como modo de ser realidad. Poseerse como realidad es lo que, a mi modo de ver, en la vida posibilita comunicar con el Universo.
Bien, Oscar, perdona el rollazo, ya ves, yo también sigo yendo!! Un abrazo
Hola M. Luisa!
Gracias!
1.- Los “fenómenos” son eso: apariencias, apariciones (verbo griego “faino”) Recordá lo que llamamso “epi-FANÍA”.
2.- Si son “apariciones”, lo son de algo “oculto” (latente, no-patente), que llamamos “intimidad”.
3.- Realidad: He hablado hasta el cansancio de los lectores de “La Realidad”.
No solo de la realidad sino de la Realidad “radical” (en la que se en-raiza todo otra) .
4.- esa Realidad radical es “lo que hacemos y nos pasa”. Se compone de mi yo y mi circnstancia.
5.- La palavreja “salvar” tiene mucha más prosapia que la mera utilización que le dio y da la “teología”.
El “étymon” de Salvar es “SP”.
Ya lo trate in extenso en Atrio.
Abrazo y ¡Vamos todavía! – Oscar.
Ahora, con todo este acontecer papal que en pocos días nos ha desbordado a todos ha sido ocasión para mí, además de la de abrírseme con todo ello una incierta esperanza, (ya se verá) una ocasión también de cantar albricias, porque estos días a raíz del comentario del amigo Oscar del pasado 10, h12,30 en el que añade textos de Ortega he podido darme cuenta, al menos eso espero de en dónde se ha asentado durante largo tiempo el punto discrepante de nuestros enfoques que a su vez marcaría también la distancia existente entre Ratzinger y Francisco
Las citas vienen a propósito de la frase subrayada de la Homilía papal.
“El hombre rinde el máximum de su capacidad cuando adquiere la plena conciencia de sus circunstancias. Por ellas comunica con el universo”.
Qué coincidencia porque cuando leí yo la homilía también la inscribí en mi línea de pensamiento, sin embargo por lo que en los planteamientos nos separa y esto a pesar de mi tremenda voluntad para comprenderlo, era una coincidencia que no podía darse, por lo que me hizo pensar que tal vez ahí tenía la oportunidad de encontrarme ante el nudo de obstrucción que sutilmente tanto distancia nuestro modo de pensar.
Veamos, él a continuación de la frase extraída de la Homilía, la cual acabo de citar, destaca de Ortega las “circunstancias”. Remarco sólo esto.
“Yo soy yo y mi circunstancia, y si no la salvo a ella no me salvo yo. Benefac loco illi quo natus es, leemos en la Biblia. Y en la escuela platónica se nos da como empresa de toda cultura, ésta: «salvar las apariencias», los fenómenos. Es decir, buscar el sentido de lo que nos rodea”.
En efecto “salvar las apariencias” pero es que los fenómenos no son las apariencias. Los fenómenos aparecen sí pero es porque esconden una realidad. El problema está en que Oscar rehuye siempre hablar de la realidad porque piensa que poner como fundamento la realidad es como todavía no haberse salido de la metafísica clásica. Y esto es un error, porque a mi modo de ver sucede todo lo contrario. Al no considerar la realidad como fundamento es por lo que existe tanta resistencia todavía a abandonar la intermediación cuando de salvar las circunstancias se trata. Obsérvese que Ortega utiliza ahí un vocablo (salvar) eminentemente teológico.
Desde esta perspectiva en la que la concepción racionalista no tiene nada que hacer ahí ya que la inteligencia no actúa despegada de la sensibilidad, las apariencias no son apariencias nuestras subjetivas sino que el parecer mismo es un momento intelectivo en donde la realidad se nos actualiza como parecer. Por tanto el horizonte, a mi modo de ver si queremos comprender el sentido liberador que nos proporciona esta nueva visión en torno a la cual viene de modo entusiasta reflejada en tantos artículos, hay que fijarlo en la realidad no meramente en lo circundante, es decir, en la realidad de lo real que nos circunda.
Y es por ese estar mismo en la realidad yo y mis circunstancias lo que posibilita salvarlas porque, si no, de dónde nos ha de venir esa posibilidad ¿de un acto nuestro de voluntad? Este sí sería subjetivo porque al admitir que estamos sumergidos ya en la realidad el sentido de lo que nos rodea no hay que buscarlo arbitrariamente porque ya éste se nos da en lo real mismo. La búsqueda le compete a la razón a posteriori en un nuevo movimiento intelectivo pero ahí la razón no actúa en solitario como en el racionalismo sino en unidad con el carácter sensible de la realidad que en el dinamismo de la intelección no se ha abandonado lo cual si se quiere puede comprenderse también a través del concepto de TERNURA, que tal como dice Jaume Patuel sentir ternura es mejor que hablar de amor.
Desde esta unidad, por tanto, es como a mi modo de ver, puede el hombre rendir el máximum de su capacidad y adquirir plena conciencia de la realidad de sus circunstancias.
¡Feliz viaje, Oscar y Olga !
Hola Antonio Duato!
Estamos viajando con Olga y acabamos de llegar a Córdoba y mañana salimos para Merlo-San Luis.
Tu introducción reciente de “Qerido Oscar” creo que se te trabucó, deiendo decir “Querido Sergio” ¿no?
Yo no sé cómo viene la mano con don Pancho, pero lo de Sergio me parece que no anda errado.
Yo no he seguido ni por las tapas los intríngulis de la Iglesia en su pastorear; tan solo en su teologizar.
Yo creo que signos importantes a nivel de Autoridad en Bs. As. y Argentina (Bergoglio no solo era cardenal arzobispo de Bs. As. sino Presidente de la Conferencia Episcopal Argentina) yo no los he visto.
De una Autoridad no me importa si me palmea la espalda, sino si Gobierna idóneamente.
Lo de Bergoglio no lo he seguido, pero Sergio lo sabrá mejor que yo.
Lo que “no me gusta” de Sergio es su “dar por válida” la duda sobre una supuesta “entrega” de los jesuitas, habiendo testimonios por varios lados.
Estimo que si Bergoglio no toma cartas en el asunto de la Gobernanza en su Iglesia romana en los asuntos humanos importantes, toda la sacramentería de la Pascua que se avecina se le vaciará de sentido humano, quedándole el firuleteado de cultos litúrgicos vaciados para los humanos de hoy.
Un tipo que asume la responsabilidad de Mandar tiene que Mandar.
Quiero decir que Bergoglio-Pancho tiene ¡ya y antes! saber qué hay que hacer con esa maquinaqria que se llama Estado (vaticano en este caso). Si no da Órdenes que Ordenen en esta Semana Santa… le cantaremos el “Adiós Pampa mía”.
No pido que transforme nada ni que siga haciendo -o no- Gestos o gestitos. Pido a la Autoridad que sepa Mandar.
Y no pienso que las cosas en el mundo están para seguir jugando al Truco con guiñadas.
El Hambre y la Justicia no tiene por qué andar esperando a que se le acomeden los labios o las cejas para mostrar los Ases y los 7 bravos.. ¡Ahí nomás, al Truco …¡quiero retruco … y hasta el Vale cuatro!
Abrazos y ¡Vamos todavía! – Oscar.
Querido Oscar:
Gracias por tus palabras y por tu testimonio. El de alguien que está viviendo el principio de este papa argentino tras muchos años de conocer desde dentro de la diócesis de Buenos Aires su estilo sencillo y su falta de crítica hacia los que detentan el poder económico. Me interesa más esta segunda parte parte de tu comentario, la del “ayer nomás”, que la primera.
Yo no he disimlado la alegría que me llevé con su nombramiento y con sus primeros gestos y homilía de ayer. Pero también había dicho y lo mantengo: ya matizaba que no quería ilusionarme hasta el fanatismo y que habría que seguir siendo críticos y destapando cualquier engaño de continuismo que se quisiera encubrir con esa capa de un mito de sencillez.
Creo que también tú deseas equivocarte en tu apreciación y que él cambie y dé pruebas fundamentales de que quiere el cambio de la Iglesia, pruebas de esas que enfadarían mucho a los poderosos. Y por lo menos te tomas la cosa en serio, no a chirigota como otros.
Aprovecho para referirme a otra discusión en el post de Castillo sobre si Bergoglio es conservador o progresista. Contestas que tremendamente conservador y te corea Oscar que como una lata de conservas. Estoy de acuerdo. Pero insisto. ¿Acaso no era conservador Angelo Roncalli? Pero se atrevió a abrir la lata del “depositum fidei” porque sabía que se habían introducido costumbres y formulas ajenas al mensaje de Jesús. Y como él no se sentía capacitado para separar lo bueno de lo malo entre lo conservado, invitó a todo el pueblo de Dios discernir.
Tú que lo conoces: ¿Podría Francisco, para vencer la resistencia del aparato a depurar y aggiornar la Iglesia, invitar a otros episcopados, teólogos y teólogas a hacer fuerza contra la presión del aparato, aunque sea sin Concilio? Hay otros medios. Eso lo veo posible aunque difícil. Y me natengo con esperanza aunque sin bajar la guardia del des-velamiento de la realidad de los hechos.
Tú pones muy bien lo que será la prueba del algodón, a la que ya me he referido. Que las derechas neoliberales empiecen a verle como enemigo peligroso. Si no, es que no habrá hecho nada.
El pasado más remoto de Bergoglio es importante. Se lo acusa de cuestiones muy serias. Y aunque los tribunales no se hayan pronunciado en su contra, no son pocas las personas -sumamente respetables y que verdaderamente han entregado su vida en la causa por la justicia, los derechos humanos y los más empobrecidos- que no dudan un segundo en afirmar que entregó despiadadamente a sus hermanos jesuitas. Otros, afirman que si no los entregó explícitamente, sí los habría abandonado a su suerte. Quienes afirman estas cosas, son personas que en algún momento han tenido una enorme cercanía a Bergoglio.
De todos modos, tanto o más que aquel pasado, me interesa su hasta “ayer nomás”, de este hombre ambiguo si los hay. A mi manera de observarlo (y aseguro que lo vengo observando detenidamente desde hace años) es un típico lobo con piel de oveja. Homilías como las de ayer, le he escuchado montones pero no se le conocen enemigos capitalistas, ni del establishment. Sólo algún que otro enemigo intra episcipal por asuntos de poder. Lo que para muchos puede ser ser novedad (salidas de protocolo, contacto con la gente, besos, abrazos…) para nosotros ha sido lo habitual. Sin embargo, nada ha cambiado sustancialmente ni en la iglesia argentina ni en la iglesia de Buenos Aires. Es que nada pueden cambiar sustancialmente los conservadores como Bergoglio. Por populistas que se presenten, siguen siendo conservadores. Los mecanismos internos del arzobispado de Buenos Aires funcionan con tanta carga de mendacidad y tan alejados de toda compasión que su llamamiento a la “ternura” me suena burlezco. Y de esto puedo dar absoluta fe.
Se pueden contar cientos o miles de anécdotas sobre su sencillez, su austeridad y su bondad. Conozco muchas desde hace largo tiempo… Algunas de ellas, vividas de modo directo por amigos y allegados. Pero no hay que confundir “forma” con “fondo”. Si hoy ha cambiado, no lo sé. Todos tenemos derecho a cambiar, también Bergoglio. Deberá demostrarlo. Por el momento, se sigue manifestando exáctamente igual a sí mismo. Su latiguillo “recen por mí”, lo repite cansinamente desde hace años. En mis oidos, ya suena poco serio.
Gracias ATRIO por brindarnos el texto. Gracias Papa Francisco, creí que nunca volvería a escuchar esto de un papa. Síííííííi´, se pueden hacer muchas críticas pero develemos la esperanza de nuestos corazones!
Buena observación la que hace Rosa acerca de las banderas españolas (no he visto la ceremonia). ¿Será que la ausencia de las agitadas banderas de otras épocas están indicando que quienes las blandían con tanto entusiasmo ven que este Papa no es de los suyos?. Otra cosa a favor de Francisco, y otro rayo de esperanza para muchísima gente que tenía ganas de que no fueran los neocons quienes dirigieran la iglesia.
Con un especial deseo, cargado de esperanza, aguardaba escuchar la homilía del Hermano Francisco esta mañana en la celebración del Recuerdo Vivo de Jesús, cumpliendo el deseo SUYO dirigido a sus DISCÍPUL*S: “Haced esto en conmemoración mía-”
¿Satisfacción? Si, haciéndome cargo de lo que hay de humano en la iglesia y de las limitaciones con las que vivenciamos nuestra maravillosa vida los tan pequeños todavía humanos, por muchos estrados que escalemos y doseles bajo los que nos sintamos cubiertos.
Bien, como mal menor, pero muy lejos de aquellas otras circunstancias de la Última Cena de aquel Jueves, antesala de lo del Monte de los Olivos y “de lo que pasó en esos días en Jerusalén.”
Noto que en los comentarios se aportan valoraciones y reflexiones muy jugosas sobre ese CIRCUM-STARE= estar RODEADOS, que es cómo el ser humano empieza a vivir su vida concreta.
Pero sigo internamente cuestionado para que, de mi parte, no deje suelto el primer punto de mi (de nuestra) calceta: de que es el ser, lo que somos en tanto personas, de lo que va a depender que las circunstancias nos moldeen, o seamos sujetos de ellas desde el principio y progresivamente, o desde cualquier otro momento en que nos percatemos de que nuestro cometido y valor, no puede quedar condicionado por ningún molde circunstancial, sino ser vivencia de nuestra racionalidad libre y responsable ante Dios, que se nos pone cerca en TOD*S L*S DEMÁS SERES HUMANOS.
Por eso, teniendo ya en la Iglesia (y también en la Humanidad) como recuerdo escrito y tradicional el legado de los Testigos de Jesús y entre ellos el del Evangelio de Juan XIII>XVII, y dada la realidad presente de la Iglesia y la Sociedad global, no era un despropósito esperar que el acontecimiento de la Proclamación solemne del inicio del ministerio petrino en la persona del Hermano Francisco, se hubiera parecido más que a una Eucaristía a una actualización del LAVATORIO DE LOS PIES y consiguientes recomendaciones, narradas por el Evangelio de Juan, en consonancia a lo que ya era atender a cúlticas desviacioness de la frescura del culto que busca el Padre (Jesús a la Samaritana), parece que reales a finales del S. Iº.
Sigamos confiando en que pronto quede sin justificación alguna aquello de: “Dicen, pero no hacen.”, pues: “Si camino del altar con las ofrendas, conoces que TU HERMAN* TIENE ALGO CONTRA TI; deja allí la ofrenda, ve a reconciliarte con tu Herman* (la Humanidad tiene mucho contra la institución imperial cristiana) y, después, con las ofrendas acércate al altar.”
¿Porque por dónde quedaban ayer l*s MÁS pequeñ*s herman*s, en los que Jesús dice y quiere ser reconocido, considerado y atendido?
¿Alguien pudo verlos dentro de la plaza del Vaticano, en la Basílica de S. Pedro, o por la Vía de la Conciliación?
¿No debía encajar perfectamente ese acto, espectáculo sagrado, dentro del marco del cacareado Año de la Fe?
¿De que Fe se trata?
¿De que clase de oración?
¿De que situaciones reales de relaciones humanas con tan ignorado sentido de la fundamental igualdad de tod*s l*s hij*s del Único PADRE CELESTIAL?
Un detalle, tal vez insignificante para muchos, pero para mí clamorosa denuncia de que se seguía faltando en el análisis la causa fundamental que da origen a la pandemia que impide que la Humanidad sea el Reino del Padre, es que los únicos caballeros cubiertos a lo largo y ancho del espectáculo, fueron los miembros de la Guardia Suiza.
No se quitaron los yelmos, ni ante Dios.
El VIRUS DEL PODER sigue , no solo boyante, sino camuflado. ( Y no va esto contra los pobres muchachos suizos)
He insistido muchas veces, porque estoy convencido de ello y además no encuentro forma de librarme de esta convicción, en que del falseamiento de la igualdad personal humana como materia prima de la especie, ni se pueden generalmente, troquelar piezas auténticas (individualidades), ni ensamblajes (iglesias o sociedades) humanos.
Pero…. hay que seguir esperando, porque en palabra de Jesús: “Los publicanos, pecadores, prostitutas y pobre gente considerada como de mal vivir, nos van precediendo en el Reino de Los Cielos y cuentan con la compañía representativa permanente de Jesús, el Galileo y Señor Salvador.
Interpretando al papa Francisco.
Esta mañana he escuchado al obispo Reig interpretar eso de la Iglesia de los pobres y para los pobres.
Pensaba que, desde el primer momento, estaba clarísimo. ¡Pues no! La Iglesia de los pobres hay que entenderla desde la perspectiva de que todos somos pobres pecadores. Con exégesis “espiritualista” como esa, poco habremos adelantado. Menos mal que en su homilia de hoy, el papa ha vuelto a insistir. No hay más sordo que el que no quiere oír. ¿Se limitarán los obispos españoles solo a cambiar sus cruces pectorales puesto que éso parace ser lo que ahora se lleva en Roma…?
gracias Hermano Francisco, gracias por lo que he visto y oido en la ceremonia de esta mañana en San Pedro. este lenguaje es el de Jesús de Nazaret. es al corazón de nosotr@s que se dirije la Palabra y tú, querido Hermano, nos la has trasmitido como te es a tí cercana. gracias por hacernos participar de esta sintonía con el Espíritu del Señor, que cuida a este pueblo de Dios que es la Iglesia.
(He echado de menos las entusiastas banderas españolas de otras ocasiones preteritas, de significado “petrino”, ¿será que este Hermano Francisco es “muy (sólo) obispo de Roma” para algunas familias de creyentes?)
Hoy es un día para la exultación. la gratitud y la Esperanza. ” el señor es mi luz y mi salvación”
Me ha parecido un homilía importante: basada en aue las relaciones entre humanos y con la naturaleza se basen en la ternura y la bondad. No està mal como mensaje universsl en boca de un Papa. Me ha gustado.
Es cuestión de poner en función nuestros tres cerebros: reptialiano, ímbico y neocórtex. Eros, ágape y filia. Y la palabra “ternura” o “sensibilidad” nos irà mejor que amor (muy desgastada, novelada y mjuy reduccionsita). Me quedo con esas palabras para la humildad de los cristianos: “la vocación de custodiar no sólo nos atañe a nosotros, los cristianos, sino que tiene una dimensión que antecede y que es simplemente humana, corresponde a todos. Es custodiar toda la creación, la belleza de la creación”.
Hola!
El otro concepto-término que es recomendable destacar
es el que viene siendo prioritario en los filósofos que más se han acercado a pensar la vida huma: Ortega y Gasset y Martín Heideger.
Ortega nos entrega esa concepción utilizando el vocablo “PRE-OCUPACIÓN“.
Heidegger (unos 10 años después de Ortega) bajo el término “das SORGE“.
Pienso que las grandes ideas-humanas son fuerza y dan frutos si estamos atentos y no las banalizamos.
Cuidar también, entonces, de nuestras ideas para que nos sean propias.
¡Vamos todavía! – Oscar.
Hola!
¿Para qué seguir hablando del AMOR
cuando la adecuada palabra para nuestro tiempo es TERNURA?
¡Vamos todavía! – Oscar.
Hola!
Textos en línea con la Homlía:
– “El hombre rinde el máximum de su capacidad cuando adquiere la plena conciencia de sus circunstancias. Por ellas comunica con el universo.
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¡La circunstancia! ¡Circum-stantia! ¡Las cosas mudas que están en nuestro próximo derredor! Muy cerca, muy cerca de nosotros levantan sus tácitas fisonomías con un gesto de humildad y de anhelo, como menesterosas de que aceptemos su ofrenda y a la par avergonzadas por la simplicidad aparente de su donativo. Y marchamos entre ellas ciegos para ellas, fija la mirada en remotas empresas, proyectados hacia la conquista de lejanas ciudades esquemáticas. Pocas lecturas me han movido tanto como esas historias donde el héroe avanza raudo y, recto, como un dardo, hacia una meta gloriosa, sin parar mientes que va a su vera, con rostro humilde y suplicante, la doncella anónima que le ama en secreto, llevando en su blanco cuerpo un corazón que arde por él, ascua amarilla y roja donde en su honor se queman aromas. Quisiéramos hacer al héroe una señal para que inclinara un momento su mirada hacia aquella flor encendida de pasión que se alza a sus pies. Todos, en varia medida, somos héroes, y todos suscitamos en torno humildes amores.
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Todas nuestras potencias de seriedad las hemos gastado en la administración de la sociedad, en el robustecimiento del Estado, en la cultura social, en las luchas sociales, en la ciencia en cuanto técnica que enriquece la vida colectiva. Nos hubiera parecido frívolo dedicar una parte de nuestras mejores energías —y no solamente los residuos— a organizar en torno nuestro la amistad, a construir un amor perfecto, a ver en el goce de las cosas una dimensión de la vida que merece ser cultivada con los procedimientos superiores. Y como ésta, multitud de necesidades privadas que ocultan avergonzadas sus rostros en los rincones del ánimo porque no se las quiera otorgar ciudadanía; quiero decir, sentido cultural.
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En mi opinión, toda necesidad, si se la potencia, llega a convertirse en un nuevo ámbito de cultura. Bueno fuera que el hombre se hallara siempre reducido a los valores superiores descubiertos hasta aquí: ciencia y justicia, arte y religión. A su tiempo nacerá un Newton del placer y un Kant de las ambiciones.
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Vida individual, lo inmediato, la circunstancia, son diversos nombres para una misma cosa: aquellas porciones de la vida de que no se ha extraído todavía el espíritu que encierran, su logos. Y como espíritu, logos no son más que un «sentido», conexión, unidad, todo lo individual, inmediato y circunstante, parece casual y falto de significación.
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El acto específicamente cultural es el creador, aquel en que extraemos el logos de algo que todavía era insignificante (i-lógico). La cultura adquirida sólo tiene valor como instrumento y arma de nuevas conquistas. Por esto, en comparación con lo inmediato, con nuestra vida espontánea, todo lo que hemos aprendido parece abstracto, genérico, esquemático. No sólo lo parece: lo es. El martillo es la abstracción de cada uno de sus martillazos.
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Todo lo general, todo lo aprendido, todo lo logrado en la cultura es sólo la vuelta táctica que hemos de tomar para convertirnos a lo inmediato.
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¿Cuándo nos abriremos a la convicción de que el ser definitivo del mundo no es materia ni es alma, no es cosa alguna determinada sino una perspectiva? Dios es la perspectiva y la jerarquía: el pecado de Satán fue un error de perspectiva.
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La intuición de los valores superiores fecunda nuestro contacto con los mínimos, y el amor hacia lo próximo y menudo da en nuestros pechos realidad y eficacia a lo sublime. Para quien lo pequeño no es nada, no es grande lo grande.
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Hemos de buscar para nuestra circunstancia, tal y como ella es, precisamente en lo que tiene de limitación, de peculiaridad, el lugar acertado en la inmensa perspectiva del mundo. No detenernos perpetuamente en éxtasis ante los valores hieráticos, sino conquistar a nuestra vida individual el puesto oportuno entre ellos. En suma: la reabsorción de la circunstancia es el destino concreto del hombre.
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El proceso vital no consiste sólo en una adaptación del cuerpo a su medio, sino también en la adaptación del medio a su cuerpo. La mano procura amoldarse al objeto material a fin de apresarlo bien; pero, a la vez, cada objeto material oculta una previa afinidad con una mano determinada.
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Yo soy yo y mi circunstancia, y si no la salvo a ella no me salvo yo. Benefac loco illi quo natus es, leemos en la Biblia. Y en la escuela platónica se nos da como empresa de toda cultura, ésta: «salvar las apariencias», los fenómenos. Es decir, buscar el sentido de lo que nos rodea.
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Nada impide el heroísmo—que es la actividad del espíritu—, tanto como considerarlo adscrito a ciertos contenidos específicos de la vida. Es menester que, dondequiera, subsista subterránea la posibilidad del heroísmo, y que todo hombre, si golpea con vigor la tierra donde pisan sus plantas, espere que salte una fuente. Para Moisés el Héroe, toda roca es hontanar.
Francisco nos pide “por favor” cuidar la creación, cuidar “con ternura” a todos, pero especialmente a los más necesitados. Y reconoce que esa es la misión del obispo de Roma. Por su parte comienza felicitanto, por su santo, a su predecesor.