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Reflexiones sobre el poder a partir de algunos temas eclesiásticos

La renuncia del Papa “movió el avispero”. Para bien y para mal. Cientos de notas y artículos, en la mayor parte innecesarios, inservibles o insufribles; muchos que parecen más “lobby” que información, muchos que venden “pescado podrido”, muchos que revelan más la ignorancia del autor, o una mirada que de tan parcial es superflua.

Otros son mera información sin análisis (a veces es preferible eso); otros, información buena, con análisis pobres; otros parecen sensatos y serios, pero no tenemos forma de estar seguros. La gran capacidad que tenemos los seres humanos de creer en conspiraciones invita a aceptar (o querer hacerlo) mucha nota que “se non è vero è ben trovato”. Salen a la luz supuestas mafias, estafas económicas, juegos (sucios) de poder, chantajes homosexuales y decenas de cosas por el estilo. Y que mucho –o todo– de esto habría sido desencadenante en la renuncia del Papa. Lamentablemente a muchos no nos extraña en lo más mínimo que estas cosas existan en la última monarquía absoluta que queda en el mundo.

En lo personal, me resulta más increíble que el Papa haya renunciado porque se siente sin fuerzas para conducir la nave de Pedro que navega tranquila en un mar tempestuoso, y que en la Iglesia, “casa de todos” con alegría y paz, el Papa haya querido dejar lugar a otros para seguir armónicamente –ahora desde una clausura– la vida mansa vida eclesial. Ese cuento de hadas me resulta más increíble que el policial anterior.

Sin dudas que la democracia no es la panacea, y ya vivimos el fracaso de aquel que dijo que “con la democracia se come, se educa y se trabaja”. En lo personal, creo que la democracia es mala, pero es por lejos, ¡por muy lejos!, el menos malo de todos los sistemas conocidos. Sí creo que hay diferentes modos de ejercer la democracia, y hay democracias participativas, populares, liberales, etc… Pero aun la peor de ellas es mejor que la mejor de las otras. Por eso no creo que la democracia sane todas las heridas en el cuerpo eclesial, pero sin duda ayudaría mucho.

La transparencia suele ser un gran enemigo de los que eligen las sombras para manejarse en algunos (o todos) los manejos turbios que se han señalado. Si la elección de los obispos quedara en manos de las conferencias episcopales y no de los nuncios y luego de secretas oficinas vaticanas, y a cambio de favores de algún tipo, económico, sexual o político, los nombramientos serían bien distintos. Es cierto que con conferencias como las de Argentina, Colombia y México no habrá demasiadas esperanzas, pero no es menos cierto que más de un arzobispo u obispo argentino hoy no estaría si la transparencia fuera el criterio de base.

La monarquía absolutista no sólo permite nombramientos turbios (que además terminan atribuyéndose al Espíritu Santo, lo que, además de ser inconstatable, es una buena fuente de impunidad y arbitrariedad), permite también autoritarismos que no pueden defenderse. Si alguien tiene la suma del poder público, ¿cómo podríamos defendernos de sus excesos, por ejemplo? Los casos de los cientos de teólogos censurados por la moderna inquisición son un buen ejemplo de esto. Si es el Papa (o sus “ministros”) quien censura a alguien, y es sólo ante el Papa (o sus ministros) que se puede apelar, ¿qué futuro tiene tal recurso? Por no hablar de la pederastia, escándalo que clama al cielo (ver http:// internacional.elpais.com/internacional /2013/02/21/actualidad/ 136147 5495_345880.html).

¿Hay libertad de prensa en L’Osservatore Romano? ¿Hay pluralidad de voces? ¡Ley de Medios en el Estado Vaticano, ya! Para peor, en el seno de la Iglesia se la ha rodeado de argumentos supuestamente teológicos que ayudan a blindar más el sistema que la sostiene: “el que obedece no se equivoca”; “prefiero equivocarme con mis superiores que acertar sin ellos”, “fuera de la Iglesia no hay salvación”, “infalibilidad…”. Así, cualquier atisbo de rebeldía queda apagado, o –por lo menos– no es acompañado por otros más temerosos que “temen ser infieles a Dios”. Podríamos señalar que la infalibilidad de la Iglesia no se refiere a negocios turbios ni a nombramientos episcopales (o del entorno papal), o que decir “Iglesia” es otra cosa muy diferente, pero no es éste el espacio para hacerlo. Lo cierto es que dichos como ésos (que hemos escuchado) se parecen más a “cuidar la retaguardia” que a un sano y fraterno pueblo de Dios que camina conducido por el Espíritu Santo. La realidad se ocupa de desmentirlo a cada momento.

¿Qué pasará con el futuro papa? Pues, ¡ni idea! Podría decir qué sueño que pase, pero no es importante. Y –de todos modos– creo que mucho más urgente es pensar qué pasará con el papado, que es otra cosa. Que en la Iglesia Católica romana haya “Pedro” es razonable, lo que no parece sensato es que Pedro se parezca más a Constantino que al pescador de Galilea, temeroso, impulsivo, entregado, simple, capaz de retractarse después de sus múltiples “metidas de pata”… Pero esto que es la Iglesia universal se replica también en las iglesias locales. Nuevamente el poder absoluto y la falta de transparencia hacen que la Iglesia se parezca más a un feudo, a un castillo blindado, que a una comunidad fraterna y sororal. También aquí hay mucha información periodística que “vende fruta”, pero hay cientos de casos de ayer y de hoy que son graves, y escandalizadores, pero “la suma del poder público” los consagra en impunidad.

Para no hablar de escándalos ya viejos, se podría hablar del escándalo que significa que el obispo de Chiapas (México) no pueda ordenar diáconos indígenas (la “mamá” Roma no lo autoriza), que el obispo de Lima (Perú) –del Opus Dei– quiera apoderarse de la Universidad Católica (con el apoyo de la curia romana, claro), que el pederasta Karadima (Santiago, Chile) consiga nombramientos episcopales de miembros de su séquito, que un obispo colombiano manifieste públicamente su cercanía (y apoyo económico, claro) de los paramilitares, pero me detendré en un caso puntual: a diferencia de ciertas diócesis –como La Plata, por ejemplo–, que parecen eternamente castigadas y condenadas por Roma en sus nombramientos, Santiago del Estero era privilegiada: Girao, Sueldo, Maccarone. Eso era intolerable para la involución eclesial empezada por Juan Pablo II, y entonces, ante la digna renuncia de Maccarone, se eligió como sucesor a Francisco Polti (Opus Dei). Como es coherente con el grupo al que pertenece, Polti (Opus Dei) se relacionó con la gente del poder, lo cual, obviamente, supone un abandono de los débiles, los pobres, los campesinos… Pero enfrentarse con los poderosos es peligroso (que lo digan Maccarone, Piña o Bargalló, si no). Y ser amigo de ellos es beneficioso, sin dudas. Lo cierto es que Polti (Opus Dei) –y luego su auxiliar, Torrado– abandonaron a su suerte a las comunidades campesinas, indígenas, los pobres de Santiago del Estero. Y –claro– hacer una “opción preferencial por los ricos” supone ser su voz. No por quedar bien, por cierto, sino por estar en comunión y de acuerdo con ellos. Al fin y al cabo, para eso lo nombraron (¿o no pasó eso también en Iguazú?). Es la cosa más lógica dentro de esta perversión, entonces, que Polti (Opus Dei) salga a defender a la dictadura militar (¿no es lo mismo lo que pasó con Delgado, también del Opus Dei, y su hermano y cuñada desaparecidos, y la posibilidad de tener un sobrino apropiado?). Pero claro, si algún cura de la diócesis cuestiona la dictadura, uno se lo saca de encima y listo. ¿Para qué sirve tener el poder absoluto sino para ejercerlo? Y si es un cura a préstamo, tanto mejor, porque el Código de Derecho Canónico me autoriza a echarlo sin problemas… Al fin y al cabo, ¿quién hizo el Código sino el mismo poder? (además de la gran cantidad de gente del Opus Dei que allí anduvo, claro).

Uno puede decir que el Evangelio dice otra cosa, que Jesús obraba de otra manera, que el anuncio de Jesús de “otro mundo posible” invita a que “entre ustedes no sea así”, pero al fin y al cabo a uno lo van a juzgar y hasta a condenar por no obrar conforme al derecho canónico, nunca por obrar de modo contrario al Evangelio, ¿no? De nuevo “la suma del poder público” al servicio del poder.

Uno puede hablar de cobardía (¡y mucha en este caso!), de actitudes contrarias a todo lo que cree, se pueden mandar mil cartas, pueden pedir reuniones los curas de la diócesis, las monjas de la diócesis, los campesinos de la diócesis, pero a un timorato que tiene poder nada de eso le importa. “¡Se hace lo que digo yo!” Un miedoso con poder es peligrosísimo (y peor todavía si además es tonto). Y mucho peor aún, si no existe ninguna instancia de revisión de esas decisiones. Y lo peor en grado supino es cuando se afirma que esas decisiones se originan en Dios mismo. Ahí, el callejón parece sin salida.

¿Será que llegó la hora de repensar todo el manejo de poder en el seno de la Iglesia? Sin duda que sí. Sin duda que no se hará. Aunque, también, sin duda que los Polti, Torrado y tantos de Roma quedarán condenados a la insignificancia histórica. O –cuando mucho– pasarán a los libros como aquellos que supieron renunciar por no saber, no poder o no querer enfrentar lo que ellos mismos y sus “amados predecesores” engendraron.

* Eduardo de la Serna es coordinador del Movimiento de Sacerdotes en Opciones por los Pobres.

10 comentarios

  • mercedes acuña

    Gracias Eduardo, por la claridad en tu exposición, lo digo desde el lugar de la trascendencia del tema tratado, la verdad que si nos vamos a detener en lo literario o las formas, no contribuimos a tratar de entender como cristianos, este momento de la iglesia, como siempre imprescindible leerte o escucharte, un abrazo

  • oscar varela

    Hola Eduardo!

    Sé que te va bien.

    Ya es algo.

    Abrazo – Oscar.

  • Disculpen todos… No voy a hacer una “presentación personal”. Creo que a nivelliterario no he de escribir mal, o al menos las editoriales donde me han publicado librops no me han hecho correcciones de ese tipo…
    Sobre la falta de rigor “doctrinal y expositivo”, mepermito dudarlo. En estos momentos estoy como profesor de Biblia, invitado (por segunda vez) en la muy prestigiosa Facultad de Teología de la Universidad Javeriana de Bogotá. Y las evaluaciones han sido en todo momento más elogiosas de lo que yo esperaría. Soy coordinador nacional del Grupo de Curas Argentinos en la Opción por los Pobres, desde hace muchos, muchos años elegido por los compañeros (a pesar que varias veces pedí que me reemplazara otro).
    No me interesa hacer un panegírico, simplemente señalar que muchas veces la crítica a una persona esconde -en realidad- una crítica a sus planteos, cosa que queda disimulada y tiene mejor prensda (de eso sabe bastante San Pablo, por ejemplo).
    A lo sumo, alque le interese un poco más, remito a mi blog (blogeduopp.blogspot.com).
    Un abrazo

  • oscar varela

    Hola Eduardo!
     
    1.- Me alegro que alguien te haya soplado y te estés dando una vuelta por este Portal.
    Tu entrada-comentario es de agradecer, y te muestra como lo que me parece que sos: un difusor nato en el trato de diálogo verbal. Pienso en tus Programas radiales.
     
    Otro estilo de la palabra lo ejercía el sentimental Farinello, de quien fui compañero desde el año 1956 y a quien visité en su paraplejia de hace un año, pero no supe más nada de él desde que lo mandaron a su pobre casita de Quilmes y casi desvalido de la gente a quien tanto ayudó.
     
    2.- Por mi parte, debería tener más Info sobre tu actuación. Aunque la solicitaba, no la tuve cuando vivía en Argentina; menos la tengo ahora que ando chileneando. Si alguna vez cruzás la cordillera y no hay terremotos, avisá para ir poniendo la pava.
     
    3.- Toda Info que recibí de tus actuaciones las difundí por América Latina, por lo menos al curerío casado y sus familias. Porque siempre me parecieron tonificantes. De hecho, en este caso, yo publiqué tu Carta como Comentarista; y fue luego que apareció como Post en este Portal Atrio.org
    No sé si el Moderador Sr. Antonio Duato la recibió por otro lado o quiso resaltarla al Postearla en aparte por considerarla interesante en este “Lugar de Encuentro” que es Atrio.org
     
    4.- Mi comentario se refirió a lo planteado por otro comentarista: PEDRO.
    Disculpá que haya hecho una crítica literaria de tu estilo de escritor. Seguramente tendrás tus razones de escribir como escribís. Pero mi apreciación está en pie y no veo razones para cambiarla. Si las tenés y me las charlás podés hacerlo a mi Dir. de Correo (olgoscar05@yahoo.com.ar) o acá mismo.
    A pesar de ello, tu tocayo Aliverti siempre te recuerda y aprecia tus conceptos. Sos uno de los pocos que ha ido alguito adelante en la crítica al Episcopado argentino. Respeto tu estrategia. Y ya vemos lo que le está pasando al compañero en Stgo. del Estero, que fue echado por su opusdista Obispo.
     
    5.- Decís que si hubiera descalificaciones teológicas a tu escrito, preferirías escucharlas. No me parecía oportuno señalarlas, porque tu intención –creo- iba en otro sentido y no tenía elegancia el señalarlas.
    A mi modo de ver, las hay y muy profundas.
    Si te sirviera de consuelo te diré que las tengo con casi todos  -por no decir todos- los teólogos que están en la máxima palestra del progresismo. Y la razón es más que simple: Porque son “teólogos”.
     
    Yo pienso y hablo desde la vida humana, no desde alguna teología ni cargo religioso.
    Tú, en cambio, sigues siendo “teólogo” y cura”. Me es comprensible tu modo de pensar y de actuar y de decir. Pienso que es posible que estratégicamente tengas razón política y de fe para ello. Pero yo de político: nada de nada, aunque milito en el Partido Solidario (dentro del Nuevo Encuentro). Pero siempre fui un boludo, como cuando fui Delegado Sindical del Gremio de Prensa y me despidieron por hacer una Asamblea ilegal cuando nos estaban rematando la editorial Codex (por los años de 1972 o 73)
     
    Bueno Eduardo, acá estoy, y el lunes 11 voy a Bs. As.,  regresando el otro lunes 18 a Stgo. De Chile donde tendrás un cimarrón siempre listo.
     
    ¡Vamos todavía! – Oscar.

  • Acabo de ver estosd comentarios que me atañen. Hubiera preferido en lugar de las descalificaciones personales, literarias y/o teológicas una apreciación sobre el contenido. Puedo mostrar elementos que -al menos presentan “otra opinión” en esos items, pero creo que habitualmente la descalificación descalifica al que la emite. Puedo mostrar lo que la gente de mi comunidad periférica opina, o lo que evalúan los alumnos de la Facultad donde enseño. Prefiero seguior opinando y aportando otra mirada. Debatible, cuestionable, pero desde los contenidos. El resto es anecdótico (si Página 12 es oficialista -creo que sí lo es, ¿y?- Clarín es anti-oficialista y publicó un texto de Hans Küng ¿y?).

  • Antonio Vicedo

    -Si la Iglesia se considerara estructura comunitaria de HERMANDAD HUMANA UNIVERSAL con todo lo que eso conlleva de  actuales limitaciones riesgos, debilidades y fallos, pero disponibilidad de ayuda de QUIEN sabe, puede y quiere ayudarnos a caminar hacia la perfección humana, sin duda que, muchas de estas complicaciones y la superación de las mismas, entrarían dentro de la normalidad de: “La prioritaria búsqueda del Reino de Dios y su Justicia”, que incluye el modo de superar deficiencias, traiciones y abusos.
     
    Para ese acompañamiento parece ser el COMO Jesús fué enviado a la Humanidad.
     
    Pero la estructuración sacralizada, sobre todo en lo exterior y de fachada, sin la normalización aceptada humildemente de las deficiencias y limitaciones humanas, se convierte en fuente de frustración de la que proceden comportamientos muy ajenos a los que adoptó Jesús con su discipulado y con las gentes con las que trataba.
     
    No falto de razón, increpaba a los fariseos (religiosos perfeccionistas) de su tiempo asegurándoles que los publicanos, pecadores y prostitutas, los precederían en el Reino del Padre.
     
    Creerse sagrados y partícipes de esa sacralidad, sobre todo singularizada por humanas disposiciones, es la condición óptima para ocuparse de las pajas en ojos ajenos, olvidando y tratando de ocultar las vigas en los propios.
     
    Qué bien, si en la Iglesia se entendiera aquello de Jesús: “.Si camino del altar para presentar tus ofrendas, te acuerdas de que tu herman* TIENE ALGO CONTRA TI, deja allí las ofrendas y ve a tratar con tu herman*; después vuelve para ofrecer tus ofrendas.
     
    ¿Quedaría tanto caldo de cultivo para hipocresías, superioridades morales, fáciles condenas y faltas tan escandalosas de auténtica hermandad?

  • oscar varela

    Hola PEDRO!
     
    Coincido en varias de tus apreciaciones:
     
    1.- Fue publicado en Página 12. Yo estoy viviendo en Chile y recibo Info desde Bs. As.
    Acá en Atrio lo puse como Comentario en otro Hilo, antes de ver que lo habían puesto como Hilo.
     
    2.- Pág. 12, también creo que es “oficialista”. No le veo que sea algo malo.
    La “Ley de Servicios Audiovisuales” no restringe a nadie. Posibilita toda expresión. Tú sabrás que en Argentina (muchísimo peor en otras naciones latinoamericanas) Los Medios permitían y permiten aún sólo la “libertad de Empresa”, no la “libertad de Prensa”. Entramos en un tiempo en que la Info tiende a dejar de estar “acorralada” en mente-manos in-humanas.
     
    3.- Sobre la vida personal de De la Serna no me interesa perder tiempos en juzgar la de nadie. Hace tiempo que es un “referente mediático” para muchos argentinos. Gusta y no gusta.
     
    4.- Este y otros escritos no me parecen bien escritos; no tienen “estilo”; son tumultuosos y confusos. Su don humano yo lo sitúo en la charla, radial por ejemplo, ¿no es cierto?
     
    5.- Su exposición filo-teológica no me parece brillar por rigor doctrinal ni expositivo.
     
    6.- En cuanto al calificativo de “secta”, aunque es exagerado, comprendo que es en lo que ha entrado la modernidad des-ilusionada. Si tú puedes hacer algo “mesurado” me adhiero a tu esfuerzo.
     
    7.- ATRIO.org: Entiendo que este Portal no es un Supermercado-Shoping donde vamos a solicitar calidad de mercadería, sino que hay que intentar aportarla de buen corazón pensando la vida que nos toca vivir en nuestro tiempo. ¡Ya te sumaste! ¿Seguimos?
     
    8.- Donde más coincido contigo es en eso de “nada de esperanza”. Matizaría calificándola de “poca”, porque sus intentos la buscan. A veces decimos cosas en las cuales no creemos totalmente pero algo íntimo nos em-puja a decir, y no acertamos del todo; es cuando trastabillamos confusamente (como es este escrito) y en nuestro fuero íntimo nos decimos –“¡Bueno, yo me entiendo!”- ¿no te parece?
     
    ¡Vamos todavía! – Oscar.

  • Los lectores de este artículo o post, si acaso han leído mi comentario inicial se habrán percatado de mi dato erróneo, no contrastado: en efecto, el cardenal escocés Keith O’ Brien no entrará al cónclave del que saldrá el nuevo sucesor de Pedro para la Iglesia católica, por causa de las acusaciones contra unos supuestos abusos que él mismo cometió hace décadas, “comportamiento impropio” de un pastor de la Iglesia católica.
     
    Nada más.

  • PEDRO

    La verdad que el mensaje del P. de la Serna, que además ya fue publicado en el diario argentino oficiliasta página12 (en otrora tiempo un gran diario) y sus comentarios y escritos, conociendo su testimonio de vida personal, no me dicen absolutamente nada. Me hablan de separación, nada de esperanza y presta a confusiones de democracias, con definiciones paupérrimas sobre la misma, mezclando situaciones del país con la iglesia. Un triste escrito de sacerdote argentino que trabaja para la división entre los argentinos y entre los miembros de la Iglesia. En una época escribía y hablaba con coherencia, era un referente; hoy coordina una “secta” de unas curas que dicen “hacer opción por los pobres”. Espero que tanto el Presbítero de la Serna, como ATRIO puedan levantar el nivel de los escritos para el debate.

  • Hay que ver la distancia tan grande que media entre un sector y otro sector de la Iglesia católica: el sector de la derecha católica y el sector de la izquierda católica…
     
    Con solo señalar que desde ciertos portavoces de la derecha más derecha católica, se acusó en su momento al obispo argentino Bargalló de “Vergalló”: clara alusión sexual, es decir, verga, órgano sexual masculino, por el “affair” amoroso que mantuvo el dimisionario obispo argentino con una señora divorciada (¿o era viuda?) también argentina, con playas exóticas mexicanas incluidas. O con recordar que el cardenal Maccarone por su parte pasó a ser “Maricone”, también por algún prócer de esa derecha católica así rebautizado.
     
    Qué pasada. En Atrio se ha levantado recientemente una controversia, tampoco muy larga o prolija, a propósito de una carta abierta de algunos curas vascos en que estos apoyan las reivindicaciones en pro de la ordenación ministerial de la mujer en la Iglesia católica, y uno no puede sino esbozar una sonrisa de incredulidad, pues resulta que, en el espectro internético de la derecha católica, han saltado a la yugular del cardenal Keith O’Brien, papable en el próximo cónclave ya inminente, por atreverse a decir el purpurado escocés que él es partidario de ordenar a hombres casados (viri probati), e incluso partidario de que el celibato de los presbíteros diocesanos sea opcional. El revuelo que han armado esas declaraciones del cardenal en sectores de la blogoesfera mediática de la derecha católica.
     
    En el cuadernillo de Cristianismo y Justicia Símbolos de fraternidad (sacramentología para empezar), publicado en enero de 2006, el jesuita y teólogo valenciano José Ignacio González Faus nos recuerda que no es una falta de respeto el recibir la comunión en la mano, puesto que además es una forma que recuerda más a cómo debió ser la Última Cena de Jesús, al partir el pan con sus discípulos y pasarles la copa con el vino de celebrar la Pascua. Pues siendo así y a pesar de que en efecto los santos y santas parece que han preferido desde siempre la forma más “piadosa” de comulgar de rodillas y en la boca y solo bajo la especie del pan y a pesar de que el propio papa Benedicto XVI prefiere que el fiel comulgante se arrodille al recibir de sus manos la comunión eucarística, no vean ustedes, queridos amigos y amigas de Atrio, la que arman los más conservadores por el hecho de que muchos fieles católicos sigan prefiriendo recibir la comunión en la mano (yo entre estos)…
     
    En fin. Salud y paz.