Iñaki escribió hace un tiempo un librito titulado “Aprendiendo a ser viejo”. Le hemos pedido que nos envíe algún capítulo, más o menos actualizado. Hoy publicamos el Epílogo, que contiene más preguntas que respùestas. Muchos de los lectores de ATRIO -¡NO TODOS, por favor!- compartimos con él esa cumbre dorada de la vida.
Inmersos ya en un ambiente invernal, tras un periodo navideño lleno de compromisos, quizá se puede sacar un poco mas de tiempo para seguir aprendiendo a ser viejo. El sosiego, cuando tienes la suerte de tener una covacha digna, adquiere un mayor protagonismo y nos permite replegarnos en determinadas experiencias vividas. Por ejemplo, encuentros familiares de hasta cuatro generaciones, conviviendo bajo un mismo techo durante unos cuantos días. En mi casa siempre han sido mayoría las féminas y a veces han llegado a coincidir… una muñequita de meses, su bisabuela de noventa y tantos años y el equipo de cuidadoras de edades intermedias. Imaginaros a vosotros mismos disfrutando de tan variopinta compañía, mientras estais viendo llover, en una de esas tardes de oscuridad temprana. Tiene su miga contemplar el despertar de la vida, junto a la llamada de la muerte. O los sentimientos de alegría, por cada incipiente sonrisa de la menor, junto a la pena por las lágrimas tristes de la mayor. Y como es natural, entre ambos extremos las tensiones propias de la exigente vida cotidiana.
Un cuadro así tiene tal fuerza expresiva que puede hacerte olvidar, con perdón de las respectivas hinchadas, tanto el fútbol como la política. El meollo de la cuestión está en que, al no prestar toda la atención a tan mediáticos temas, te sumerges en otro tipo de elucubraciones. ¿Quienes somos realmente?. ¿Por qué nadie nos pide permiso ni para nacer, ni para morir?. ¿Por qué la vida es tan larga para unos y tan corta para otros?. ¿Que sería de la universal creencia en la resurrección de los muertos si todos llegáramos matemáticamente a los 100 años?. ¿Por qué, entre los cristianos, hay tanta persona mayor que no quiere ni oír hablar de la muerte?. ¿Que pasa con nuestra identidad personal, con nuestro yo, tras instalarnos en el descanso eterno?. ¿Qué……?. Aquí, amigo lector, te animo a que encadenes tus propias preguntas.
Alegría, tristeza, vida, muerte… ¿Hay alguna respuesta a tanta incertidumbre desde el corazón de la familia?. En este punto y desde una experiencia puramente humana me encuentro con la palabra amor y sus múltiples versiones. Quien mas, quien menos, todos hemos disfrutado de amores que dan vida y de amores que matan. Personalmente intento clasificarlos de algún modo, para poder huir de estos últimos. No me gustan ni el amor de dependencia, ni el amor posesivo, ni el amor narcisista. El primero hace que te sientas atrapado por la señora necesidad. Con el segundo te crees dueño hasta de las personas a las que dices querer y eso suele se una fuente de desdichas. El tercero es la quintaesencia del egoísmo y no te deja ver nada fuera de tu ombligo. Todos ellos son amores de muy poco recorrido, incapaces de resolver nuestros problemas. Nunca acaban de dejarnos plenamente satisfechos.
Afortunadamente la lista es mucho mas larga. Hay un cuarto amor enigmático y misterioso, para los tiempos que corren. Podríamos llamarle el amor gratuito. El que no pasa factura, ni pide nada a cambio, ni espera ningún tipo de compensación. Un amor que, según vas entregándolo, te va dejando un poso de felicidad íntima inexplicable. Un amor que te convierte en un pequeño “dios” y te hace ver tanto la vida como la muerte en otra dimensión. ¡Esto también existe, de un modo u otro, dentro de las familias ¡. Es importantísimo descubrir la clave de este amor tan peculiar que, si no me equivoco, solo se da entre los seres humanos. Con él si que se puede dar respuesta a muchas preguntas y resolver muchas de nuestras angustias vitales.
Amigo Iñaki S:S. siempre me gustaron mas los tonos sencillos y desenfadados, que los tonos de fastidio, enfado, cabreo, o los excesivamente solemnes o ceremoniosos,(cosas que intimidan y apocan aún mas), creo que la Vida debiera ser mucho mas sencilla y alegre.
En el mismo tono de simpatía y desenfadado que me parece apreciar al dirigirte a mi, te contesto, vale?, y te cuento.
No Iñaki, yo no soy quien para apuntarte a esa asociación, además tu no lo necesitas pillín, sí tengo alguna persona cercana que ya, ya me gustaria, pero no. Como dice J.L.Herrero del Poz en su “Religión sin magia”, cada un* irá “cayendo en la cuenta”
Todavía tengo pendiente leer el libro de Enrique de Castro, (es que no me llega el tiempo, los días me vienen cortos y eso que ya estoy “casi” jubilá) pero lo que sí creo es que estamos en la Frontera-paso de apuntarnos al Club de “Ateos por la gracia de Dios” junto a Pepe Sala al que también tengo mucho que agradecer, aquí en Atrio, él mas que nadie, hasta ahora, ha sido valiente, claro y sincero, llamando al pan pan, y al vino, vino desde su clarividencia y experiencias de vida, si hay envidia buena yo te la tengo Pepe Sala, con los matices necesarios, claro.
En mi incesante búsqueda, entrando en Servicios Koinonia de vez en cuando, fue que descubrí a J.S.Spong, y cuando este pasado otoño Atrio nos informó de su visita y conferencia que daría en el Ateneo, no dudé en ir a escucharle y ciertamente fue muy interesante y en algún punto clarificador, por el apoyo y defensa que lleva cabo en favor de las personas pertenecientes a los movimientos de liberación gays y lesbianas, que desdichadamente hoy todavia hay quien considera diferentes.
Con simpatía amistosa querido Iñaki
Querida Josefina, sabía yo que tenías muchas cosas que decirnos. Cuánto me alegro de tu participación y de la valoración que hacemos todos de tus reflexiones.
Te cuento mi experiencia que creo vas a compartir. El sacar fuera pensamientos, reflexiones, experiencias o emociones, nos ayuda a hacer más conciencia de todo nuestro mundo interior, además de poner un poco en orden cuestiones que andan por ahí adentro en forma de nebulosa y que, al explicitarlas, como que las atrapas y las conoces mejor. Esto, entre otras muchas cosas, le agradezco yo a atrio
Un beso grande.
Amiga Josefina G.C. Siendo uno de esos a los que cuesta encontrar algo vivo en el templo e inevitablemente se va deslizando poquito a poco hacia una apostasía silenciosa, estoy leyendo todos los comentarios en general, pero los tuyos en particular, con muchísima simpatía. Apúntame en esa “asociación de antiguos alumnos del cristianismo”. De un cristianismo católico-romano puramente formal, encerrado en ritos y dogmas ininteligibles para la inmensa mayoría de personas que poblamos el planeta Tierra. Gracias por haberme acercado un poco a A. Carrascosa y J.S.Spong. De Enrique de Castro sé un poquito mas porque de vez en cuando leo y releo su librito “Dios es ateo”, para ver si se me contagia algo.
Querida Mª Pilar, eso es lo que yo querría, pero no, nada está preparado, porque llegado el momento, (ojalá que sea “una horita corta” como deseamos a la parturientas, y si son unos minutos, mejor, y si una mañana mi sueño se prolonga para siempre, pues que mejor), cuando llegue llegará y los mios harán lo que tengan que hacer, hoy por hoy no me quita el dormir placida y confiadamente.
Querida Ana, en varias ocasiones me animaste a entrar en Atrio y a contar lo vivido y sentido y así lo hago, por lo que una vez mas te doy las gracias.
Creo que lo de la aceptación de nuestra finitud lo digo claro,no?, que no para amargarnos la vida, sino para vivirla lo mas plenamente que podamos, ya que es tan breve, y valorarla en lo valorable, y hasta en lo que no también, siendo optimistas y sabiendo encontrar el lado positivo, pero ciertamente no siempre hay razones ni motivos para estar optimista, ni llena de alegría, ojalá siempre puediéramos estarlo verdad?
Un abrazo para las dos.
Muchas gracias, Josefina , por dejar que fluyan a través tuyo tantos anhelos y buscadores de la Fuente Viva.
Y añado una reflexión de Javier Melloni sobre la importancia del diálogo interreligioso, que hago también mía:
“Lo que permite el diálogo interreligioso es dos cosas: descubrir que la propia tradición religiosa es sólo un acceso posible al Misterio y a la vez permite abrirse a la riqueza espiritual de la humanidad, que hoy percibimos como un patrimonio común y necesario para dar respuesta a los grandes retos que tenemos como personas y como especie”. Dela publicación dominical CONTACTO (Parroquia Jesús Maestro).
Para llegar ahí ha hecho falta mucha humildad hasta integrar bien lo heredado y pueda ser trascendido en apertura y profundidad.
Un abrazo
Gracias a tí A.Duato por dar el enlace y apuntar el dato de la importantísima introducción de A.Carrascosa, (disculpame ), tenía en mente hacerlo pero se me pasó.
En esa introducción, ví y veo tanta luz, tanta sinceridad salida desde la propia razón, como desde un auténtico y verdadero sentimiento de querer ayudar a “creyentes” de mil preguntas e inquietudes, por parte de ambos, A.Carrascosa con su introducción y profundo conocimiento de y J.S.Spong con su relato, cuando leí el Relat la vez primera, me dije que esa “Resurrección”, desde mis reflexiones y vivencias, se acercaba mucho mas a lo que pudo ser.
Creo que merece la pena destacar este párrafo con el que yo, hoy, me identifico:
“Soy una persona de esas que tienen un sentimiento de búsqueda permanente, que continuamente me asedia.
No puedo dar mi sí a unas leyendas que claramente se han creado de forma que hoy no podemos sino considerar fantasiosas.
Caso de no poder impulsar mi búsqueda más allá de los mensajeros angélicos, de las tumbas vacías y de las apariciones, no podría decir sí a la Resurrección. No quiero permitir que mi mente del siglo XX esté comprometida con el literalismo de otra época que hoy no puede ser creído en un sentido literal. Si la Resurrección de Jesús no puede ser creída más que asintiendo dócilmente a las descripciones fantásticas que se incluyen en los Evangelios, el cristianismo está condenado. Porque, dado que esta visión de la Resurrección no es creíble y dado que todo consiste en ella, entonces, el cristianismo, que depende de la verdad y autenticidad de la Resurrección de Jesús, tampoco resulta creíble. De manera que, si éste es el requisito para la fe cristiana, entonces tendría que abandonar con tristeza la casa de mi fe. Ahora bien, en este eventual abandono de la Iglesia cristiana me acompañarían todos los estudiosos destacados del Nuevo Testamento del mundo entero, católicos y protestantes, como E. C. Hoskyns, C. H. Dodd, Rudolf Blutmann, Reginald Fuller, Joseph Fitzmayer, W. E. Albright, Raymond Brown, Paul Minear, R. H. Lightfoot, Herman Hendrickx, Edward Schillebeeckx, Hans Küng, Karl Rahner, Phyllis Trible, Jane Schaberg, D. H. Nineham, Maurice Goguel e incontables más. Todos ellos son especialistas de gran honradez personal. Ninguno de ellos considera literales los relatos de la Resurrección….
También me aportaron mucha luz los otros dos Relats de J.S. Spong:
http://www.servicioskoinonia.org/relat/380.htm
http://www.servicioskoinonia.org/relat/413.htm
Después, cuando vino Salvador Santos con “Un paso un mundo”, El hombre del cántaro, Las semillas de la igualdad, Cortar por lo sano, y mas recientemente Desmontando el Belén, yo lo relacioné y creo tiene mucho que ver. Sin ánimo de comparaciones.
Buena tarde.
Gracias a todos por sus comentarios, especialmente a Josefina G.C, que se dirige directamente a mí.
Considero que acaso -tampoco estoy del todo seguro de que sea así- una de las razones de que diga lo que digo en un espacio como en Atrio es porque me duele, desconcierta, descoloca e incluso indigna el hecho de que, como por sistema, la Iglesia católica, por boca de sus pastores, diga A y luego haga B.
Desde luego, para mí ese “decir A y hacer B” no es exactamente el reconocer que fallamos a menudo los fieles cristianos, como pecadoras que somos todas las personas, sino más bien el tomar conciencia de los altísimos niveles de hipocresía, aburguesamiento y autoritarismo clerical que se respiran en la Iglesia católica hoy día.
Reconozco que es la mía una opinión que puede compartirse o no, hasta ahí podríamos llegar, pero con la mano en el corazón: cada día que pasa creo estar más convencido de que es así: basta con echar un vistazo a lo que pasa en la Iglesia católica.
¿Por qué aprendiendo a ser viejo si nos hemos pasado la vida aprendiendo a vivir lo que nos toca en cada momento?
Me ha costado comentar este tema porque yo no vivo de manera diferente esta etapa final de la vida, como algo distinto a las otras, sencillamente la vivo.
En la niñez, en la juventud, en la madurez, viví como pude y supe, exactamente igual que lo hago ahora. Tengo ilusiones, tengo proyectos, cultivo mi mente y psique, cuido mi salud, acepto mis limitaciones, comparto amistades, amor, inquietudes, etc. etc., miro hacia atrás, pero también hacia adelante, y, en el día a día, vivo el presente, reflexionando, siempre reflexionando, pero no en el final de la vida, que llegará cuando toque, igual que le ha llegado a tanta gente mucho antes que a mí y a otras edades más jóvenes.
He vivido mi vida, la que me ha tocado, vivo la vida en este momento como me toca, me ocupo de la vida, no de la muerte, me preocupa la vida, no la muerte. En cambio sí me preocupa el dolor de algún ser querido o el mío propio. Pero son pensamientos que desecho porque cuando llegue, si llega y el que llegue, ya veré cómo le hago frente.
Las energías, del tipo que sean, procuro dosificarlas para lo que realmente valga la pena. Suelo ser positiva, no me gusta el miedo, soy optimista y, como se dice, “que me quiten lo bailao”
Gracias Josefina por tubuen saber.
Me llama la atención, que dejáis “casi” preparado a:
¡¡¡Vuestro gusto!!!
El adiós a vuestra vida…
Así pensaba antes…
Después de la marcha de mi compañero de vida y padre de nuestros hijos/as, he cambiado por completo mi mirada.
Quiero que hagan lo que ellas/os quieran; sé que conocen mis gustos, mi camino, mis ideas… las he compartido muchas veces en familia.
Así, que ¡total libertad! tuvieron la experiencia con el adiós a su padre.
Nos les pondré carga alguna o deseo mío… ya no tendrá sentido; pero sí lo tendrá lo que ellas/os sientan en esos momentos en que ya estarán solos con sus propias vidas.
¡¡¡Total libertad!!! A mí, ya nada me importará, ya no necesitaré nada de nada.
Un abrazo entrañable.
mª pilar
Amigo Iñaki:
Ya conoces mi carácter y sabes que me gusta ir directo al grano. Si me lio en berengenales de demasiados tipos de ” amores”, acabaré sin saber lo que es AMOR.
Yo no reconozco a ningún tipo de amor que sea diferente al que tu enumeras como ” el cuarto tipo”. No le concedo el calificativo a ningún otro tipo.
Porque si el amor es pagado o solicita algún tipo de pago, ya deja de ser AMOR.
Sí estoy totalmente de acuerdo contigo en lo relativo a la gran satisfacción y beneficio propio que resulta de amar desinteresadamente. Pocas cosas conozco tan satisfactorias como amar desinteresadamente . Y al contario, difícilmente se puede llamar amor a lo se pague de cualquier forma de pago. ( las prostitutas no aman cuando ejercen su profesión, y quienes pagan por ” hacer el amor” tampoco . Y no sólo de sexo vive el AMOR, por lo cual se puede extender el argumento a cualquier otro tipo.)
Respecto a las preocupaciones para cuando nos toque entregar la cuchara, yo me apunto a aquella anécdota ( supongo que ficticia) del señor que estaba jugando al billar y le comunicaron que al día siguiente moriría sin remisión.
Cuentan que el señor siguió su partida de billar con absoluta tranquilidad.
Saludos ( pasados por agua…)
Gracias, Josefina, por tu comentario en que aportas algo de tu camino, que yo definiría como “de las creencias a la fe”.
Y creo que valdría la pena que muchos conocieran el texto de J. S. Spong, un obispo anglicano jubilado, que no es mal guía en ese camino. Facilito el enlace para otros: http://www.servicioskoinonia.org/relat/376.htm
Pero es justo decir que el texto de Spong va precedido de una amplia introducción muy útil, escrita por Antonio Carrascosa, un sacerdote de Albacete amigo de ATRIO. El texto se publicó originalmente en la revista de la Asociación Amigos de Légaut CUADERNOS DE LA DIÁSPORA, número 18, año 2006.
Perdonadme que recuerde una y otra vez a Marcel Légaut, un laico auténtico empeñado en buscarse a sí mismo y en buscar a Jesús, desde lo profundoi de sus experiencias y sin renunciar a usar su razón. Muchos sabéis que sin su ayuda yo no sería seguramente lo que ahora soy ni hubiera concebido un Atrio como éste. Este es mi testimonio.
Luis . Henriquez, espero que este día campestre plantando papas estés disfrutandolo felizmente “reconciliado con la finitud”, seguro que esa reconciliación te hará vivir mas plenamente cada día, cada hora, cada minuto de tu vida.
Preguntas, ¿que pueden decirnos los viejo…? de espíritu joven, añado.
¿Has visto el enlace que nos ofrece Javier Renobales -(bienregresado Javier)-, del testimonio de Enrique de Castro en el post “Ciegos guiando a otros ciegos” ?, tal vez eso te de una pista. Vivir como si Dios no existiera, porque a Dios nadie le ha visto, y es el concepto de nuestras necesitadas, a veces torturada mentes, y sí confiar en esos grandes obras que como la de Enrique pululan por el mundo, que a muchos se nos escapan por nuestros límites, así como en las pequeños que merodean a nuestro alrededor y que a veces también se nos escapan por nuestra ceguera.
Aunque discrepo contigo en varias cosas, con frecuencia dices verdades como catedrales, por eso un día te escribí que te contradices con tanta fidelidad al Magisterio.
Para no dar lugar a confusiones o tergiversaciones, Luis . Henriquez, y a pesar de cuantas cosas mi pequeña p.c. ignora, desconoce, o es incapaz de procesar correctamente, cuando con todas mis inquietudes y preguntas latentes entré en Atrio, Luis, mi fe buscaba entendimiento; pronto me quedé con la esencia de mi Fe y solté los lastres de la “credulidad”, empero, seguiré buscando, ahora pertenezco a la “asociación de antiguos alumnos del cristianismo” frase de J.S.Spong que hago mia, de su Relat 376 “Pero ¿que ocurrió realmente? de Servicios Koinonia.
Que finalices bien tu jornada.
un abrazo
Hola!
Juan L Ortiz mira otro aspecto
para quienes puedan soslayar esos “días grises”:
AQUI ESTOY A TU LADO
Aquí estoy a tu lado mujer mía que duermes,
solo.
La noche es una curiosidad timida
a través
de la madreselva.
(Será en los campos una solemnidad
de giro armonioso,
mágico,
acompasado de grillos y suspirado de aguas).
Estoy solo a tu lado, mujer mía.
¿Qué sueño
agitará tu pecho?
Aquí estoy a tu lado, solo, mujer mía.
Qué será de nosotros
de aquí a doscientos años?
Qué seremos ¡Dios mío! qué seremos?
Dentro de cien,
dónde estaré yo?
¿Tendrá la noche estival,
entonces, la forma que ahora tiene?
¿Y habrá una soledad
que gemirá
en esta misma pieza,
al lado
de la mujer dormida?
Hola!
Juan L. Ortiz, poeta, dice, tal vez,
una faz del prolongado día de la vejez:
DIA GRIS
¿Qué nos pregunta el vago
horizonte que se viene
a nuestra melancolía
lleno de gestos mojados
—tendido fantasma que
absorbe las arboledas
y nos invierte el lirio
húmedo y solo del alma?
Oscar, cuando yo muera quiero que hagan una fiesta,
que pongan música de la que los míos saben me gusta,
que por supuesto no es un requiem,
que si lloran sea de alegria,
que me vistan y se vistan de colores,
negro nooo,
y se adornen con flores silvestres, sin coronas
sin funeral triste y taciturno, no
que sea una fiesta,
que coman lo necesario y beban,
pero beber lo justo, que luego las resacas son muy desagradables y se pasa muy mal.
Pero como decía Unamuno, “Vida mientras Vida, muerte cuando muera”
Vamos todavia?
“Rejuvenecer como un águila significa tener coraje para volver a empezar y estar siempre abiert* a escuchar, a aprender y a revisar.
Rejuvenecer como un águila significa también desprenderse de cosas que fueron buenas y de ideas que en su dia fueron luminosas pero que lentamente, con el paso de los años, han sido superadas y son ya incapaces de inspirar un camino hacia el futuro. La crisis actual perdura y se profuniza (y como) porque los que controlan el poder tienen conceptos envejecidos, son incapaces de dar respuestas nuevas”
Bueno lo de águila, yo, lo dejaría en avecilla, (no de corral claro) al menos “ave del paraiso”, ¿por qué conformarse con menos, jajaja, (punto de humor que no falte)
Estos dos párrafos del “Coraje para renovarse” de L.Boff , gracias Leonardo, apoyan mi sentir de que aunque ya entradas en la “6ª edad”, somos much*s l*s congéneres con mucha juventud interior acumulada, no gastada, aunque ya serena y armónica.
Tu artículo Iñaqui, daría para mucho debate, reflexión y diálogo sereno y sin crispaciones, si con sinceridad y despojo de egos, fuéramos capaces punto por punto, de ir abriendo las puertas y ventanas interiores de cada cual, cada cual, e ir dando salida a aires viciados y dejando entrar nuevos y renovados.
El cuadro familiar que presentas es muy acogedor, pero hoy creo que todos aquí en Atrio y muchísimos mas, estamos abiertos y apoyamos que hay otros modelos de familia de igual dignidad y acogimiento.
Aceptar nuestra finitud, la muerte con la mayor naturalidad, -puesto que nacemos hemos de morir- nos haría perder miedos y pensar mas en el aquí-ahora, pensarla mas no para amargarnos la vida sino todo lo contrario, para aprovechar la corta vida que se nos dió, siempre digo que seríamos mejores.
Ciertamente hay muchas formas de amar- amores, y si nos revisamos, auto-analizamos, todos participamos un poco de las distintas formas, justamente porque somos los animales mas necesitados, indefensos y vulnerables al nacer, despues, dependiendo de las enseñanzas-apoyo en generosidad, libertad que se nos ofrezca, así podemos llegar a Ser personas mas o menos auto-suficientes o mas necesitadas de la ayuda de otr*s, eso no impide la voluntad de superación de cada un*.
Respecto a la última forma de amar, la gratuita, también, de una u otra manera todos unos mas que otros, participamos, al menos tod*s aquell*s a los que “nada de lo humano nos sea ajeno”.
El ideal sería el amarse como a uno mismo, pero uuff que dificil nos lo ponemos, cierto?, o el de la Sumak Kawsay, filosofia andina de la RECIPROCIDAD?
Buen dia.
Hola!
Con un poquito menos de alcohol
esta chacarera no anda lejos de
cómo voy aprendiendo a ser viejo
Chacarera Del Finao
Los Chalchaleros
El dia que yo me muera
que nadie me haga velorio;
que toditos mis amigos
chupen y canten a coro.
Que repique fuerte el bombo,
pa’ que se escuche en el cielo:
así sabe Tata Dios
que el que llega es santiagueño.
Que amanezcan junto a mí,
rezando y contando cuentos;
que nadie se ponga luto,
ni llore en ningún momento.
Eso es todo lo que pido
y a mis queridos amigos:
cuando muera prendan cuetes
y han de rociarme con vino.
A San Pedro en cuanto llegue,
le voy a’cer que abra una peña:
le enseño a tocar el bombo
y jugar al truco por señas.
Voy a abrir varios boliches;
para el Carnaval, trincheras
reñidero, cancha ‘e taba;
también carreras cuadreras.
Pienso hacer eso en la Gloria
el dia que sea finao:
acomodar santiagueños,
botar a los tucumanos.
Eso es todo lo que pido
y a mis queridos amigos:
cuando muera prendan cuetes
y han de rociarme con vino.
Y ahora en que he terminado de escribir la reflexión, ha subido a los 18.9 c. El sol brilla más. Y la reflexión sobre la vejez y el hecho de ser sábado y el deporte que hoy practicaré y veré en la tele y la música que escucho y escucharé a lo largo del día y el cine que veré al final del día, ya llegada la noche, y las papas que plantaré mañana domingo en jornada campestre con un grupo de amigos, más los cítricos y jaramagos que recogeremos al final de la jornada, me hacen sentir aún más feliz, reconciliado con la finitud, en expresión cara, creo, a alguien como Javier Renobales, o como Pepe Sala.
Leo esta serena reflexión sobre la vejez humana desde el inverno canario: esta mañana sabatina la brisa del alisio llega algo más fría, es lo que toca por el mes en que estamos, mas empero el cielo está inmaculadamente soleado y brilla el sol con ganas. La temperatura a esta hora, 17.8 c.
La vez, ah la vez… Como sugiera en forma de pregunta el autor, ¿por qué unas personas llegan a viejas y otras mueren en la flor de sus vidas? ¿Por qué unos hijos ven envejecer a sus padres, testigos dichosos de ese hecho pese a los malos tragos de la vida, frente a otros tantos que quedan huérfanos a temprana edad? Y fuera de la consideración sobre la vejez humana, ¿por qué parecen triunfar en esta sociedad los tramposos, los superegoístas, los vanidosos, los materialistas solo centrados en sus cosas, en sus negocios, carentes de ideales que merezcan llamarse tales, y empero fracasan para el mundo los idealistas, los generosos, los que tratan de pasar por la vida haciendo el bien…?
En un mundo como este actual en que vivimos tan saturado de altas dosis -valga la redundancia- de individualismo, egoísmo o desamor, materialismo, nihilismo, consumismo, vacío de valores humanos y espirituales solidarios, pragmatismo, indiferencia social, pasotismo y vacío de Dios, desde la castidad y serenidad que dan los años ¿qué pueden decirnos los viejos, a los que no somos tan viejos e incluso jóvenes deseosos de seguir construyendo, pese al nihilismo blandengue y superficial y de amplias tragaderas-adormideras que lo invade todo, una ciudad secular más justa, fraterna, libre, solidaria, humana y reconciliada?
A menudo en Atrio -a cuyos responsables vuelvo a agradecer que al menos mis reflexiones aparezcan- me parece aprehender la impresión de que abundan más las personas (en calidad de foristas) deseosas de ser felices, que las personas deseosas de fidelidad a eso que se llama construir el reino en fidelidad a la Iglesia católica. Lo cual me alegra -de ser así como supongo o conjeturo-, pues dado que para mí es una gran farsa o estafa, en muchas ocasiones (ciertamente, no en todas), eso de construir el Reino de Dios desde la fidelidad a la Iglesia universal -quiero decir que es una farsa o estafa programada desde instancias de la Iglesia católica-, creo preferir la sinceridad de los que, ni cortos ni perezosos confiesan: “Aquí en la vida, en nuestro paso por este mundo, estamos para tratar de ser felices, lo más felices que podamos; y de paso, que sean máximamente felices los que amamos”.
Hace tiempo que le doy vueltas a esa promesa de felicidad, frente a tanto hipócrita clerical que me ha tratado de joder la vida. Tales tipos no tienen ninguna autoridad moral para mí, aunque sean obispos; por ende, no consigo creerles cuando los escucho exhortar a la gente a que “busquen el Reino de Dios y todo lo demás se dará por añadidura”, toda vez que resulta muy palmariamente evidente que para esos tales importan mucho más las “añadiduras” (hipocresías, poder, buena vida, clericalismos varios…) que el Reino. Palabra que es así.
Buen sábado a todos.