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La Iglesia en el País de las Maravillas

“Sabéis que los que son tenidos como jefes de las naciones, las dominan como señores absolutos, y sus grandes los oprimen con su poder. Pero no ha de ser así entre vosotros, sino el que quiera llegar a ser grande entre vosotros, será vuestro servidor, y el que quiera ser el primero entre vosotros, será esclavo de todos” (Marcos, 10,42-44).


Ante estas palabras del Maestro me pregunto: ¿no es tiempo ya de que este jerarquizado sistema eclesial en pirámide que se ha mantenido invariable desde el medievo, baje del pedestal y sin parafernalia ni conductas autoritarias o dictatoriales, se adecue a esta época, a esta sociedad donde las personas dejaron de ser súbditos para ser ciudadanos? La Iglesia de hoy debería asumir la realidad en la que vivimos, no puede continuar con los ojos cerrados dando más prioridad a sus cánones que al Evangelio y a los seres humanos, como tampoco ser diálogo de mitrados que sólo se representan a sí mismo.

La Iglesia católica tendría que ser un espacio de libertad en el que tengan cabida todos los fieles laicos y religiosos sin discriminación de sexo; un espacio en el que se respeten los límites que marca la libertad de todos los hijos de Dios y en el que todos los fieles podamos orar pero también objetar con libertad religiosa y sensatez como derecho humano fundamental. Dice Hans Küng (profesor, teólogo y sacerdote) en su libro “Ser cristiano” pág. 613:

«La libertad es para la Iglesia a un tiempo don y tarea. La Iglesia puede y debe ser a todos los niveles una comunidad de hombres libres. Si quiere servir a la causa de Jesús, nunca puede ser una institución de poder o una Santa Inquisición. Sus miembros han de estar liberados para la libertad: liberados de la esclavitud a la letra de la Ley, del peso de la culpa, del miedo a la muerte; liberados para la vida, para el sentido de la vida, el servicio y el amor. Hombres que no tienen que estar sometidos más que a Dios, y no a poderes anónimos ni a otros hombres…”

Los papas del siglo XIX no sólo rechazaron con fuerza repetidas veces la libertad religiosa, sino que la llamaron expresamente “peste”, “delirio” (Gregorio XVI) y producto pernicioso del espíritu moderno. El caso es que pasa el tiempo y la Iglesia católico-romana sigue en la misma línea de organización absolutista cerrada a cualquier tipo de diálogo con una sociedad con la que prácticamente no se identifica y a la que apenas tiene en cuenta. El laicismo, la democracia y la libertad —y no digamos ya la ciencia— representan un peligro para sus intereses. Por ello exige activismo a los prelados, a los sacerdotes a los fieles; pero sobre todo a los políticos que se denominan católicos. Hay que recuperar el protagonismo perdido. Benedicto XVI ya lo expuso en el primer sínodo de su pontificado, retando a los allí reunidos a llegar al meollo de la crisis del cristianismo. Dios no podía seguir siendo “un proscrito en Europa” —dijo—, tenía que volver a figurar en la agenda de una sociedad de bautizados que no hace caso de la religión. Pero en su llamamiento a la intolerancia con el relativismo y la laicidad no figura para nada el diálogo ni la tolerancia. Figura, eso sí, la vuelta a los orígenes, al catolicismo clásico: “El infierno, del que se habla poco en este tiempo, existe y es eterno”, dijo el Pontífice el 13 de marzo de 2007.

La cúpula vaticana sigue marcando el bien y el mal, lo que se puede hacer y lo que no; quiere ser la rectora no sólo de la conciencia de la gente sino de todos los ámbitos: económico, político y social. Es lógico, no quieren perder el poder. Pretenden ser la única voz autorizada para marcar el camino, actuando siempre de la misma manera: coaccionando, silenciando, doblegando voluntades. Teólogos y religiosos como Juan Masiá, Karl Rahner, José Arregui, Hans Küng, Juan José Tamayo, José Antonio Pagola, y un largo etc. han sido acallados bajo la excusa del alejamiento doctrinal en los escritos. Los mitrados siguen haciendo todo lo posible por desplazar tanto como sea posible la disputa de las reformas a los dogmas. Saben que apelando a la tradición tienen la sartén por el mango y pueden mantener de antemano a distancia las reformas incómodas como el sacerdocio femenino o el celibato.

El hecho de no abordar el tema del sacerdocio de las mujeres e incluso zanjarlo (cuando ya surgieron estudios bíblicos, teológicos e históricos favorables al mismo), alegando que la exclusión de las mujeres del sacerdocio era voluntad de Jesús y por tanto de Dios mismo, no es que sea una tesis incoherente propia de la Edad Media, es que resulta altisonante y casi blasfema. Hace unos días el español San Juan de Ávila y la alemana Hildegarda de Bingen recibían uno de los máximos honores de la Iglesia: entrar en el selecto Club de los Doctores de la Iglesia. De los 34 doctores de la Iglesia, 30 son hombres y sólo cuatro son mujeres. Vale que estas tremendas desigualdades se hayan dado en tiempo atrás, pero que aún hoy la mujer no tenga acceso, no ya al sacerdocio sino a puestos de responsabilidad en la Iglesia católica, es algo que me cuesta entender.

Y lo que más llama mi atención es el hecho de que cuando una religiosa sobresale en cualquier ámbito ya sea científico, literario o humano, los católicos fundamentalistas arremetan contra ellas de manera increíblemente vejatoria. Son los casos, por ejemplo, de:
  • Teresa Forcades, licenciada en medicina y teología, doctora en salud pública y monja benedictina en el monasterio de Sant Benet. Autora del libro “La teología feminista en la historia” en el que sitúa la teología feminista en el marco de las teologías críticas o de la teología de la liberación;
  • Dolores Aleixandre, mujer de carácter extraordinario y gran sabiduría que opina que “Cada vez que se intenta someter todo al pensamiento único, se empobrece la Iglesia”. Escritora, religiosa del Sagrado Corazón y profesora en la Universidad de Comilla durante dos décadas;
  • Lucía Caram, monja de clausura dominica que destaca por su alegría a flor de piel y su libertad a la hora de expresar que “Jesús pasó por este mundo quitando cruces, no poniéndolas”. Autora de “Mi claustro es el mundo”, libro recientemente publicado y en el que, como ella misma dice: “es para ser leído con la libertad con la que ha sido escrito…” (leer esta crítica de un sacerdote);
  • Margaret Farley la monja estadounidense  de la congregación de las Hermanas de la Misericordia de las Américas. Escritora y profesora emérita de ética cristiana en la Divinity School de la universidad de Yale, que ha sido reprendida duramente por La Congregación para la Doctrina de la Fe, por insistir en una conducta sexual tolerante con los matrimonios homosexuales y con el divorcio en su libro: “Simplemente Amor” en el que propone un marco para la ética sexual que “utilice un criterio de justicia” al evaluar las relaciones sexuales.

Y así se podría enumerar infinidad de mujeres religiosas que dicen: ¡Ya basta! Religiosas que día tras día persisten convencidas de que hay que construir una Iglesia mucho más fraternal, más humana y más libre. Estamos en el siglo XXI. La monja de hoy no puede seguir siendo para la Iglesia una especie de servidora cuya función es obedecer.

A todas las mujeres religiosas que han hecho del mundo su claustro; que ante las presiones y descalificaciones nunca pierden la sonrisa; que entendieron que el voto de obediencia no equivale a sumisión; que crecen en humanidad cuando el clericalismo asfixia; por su coraje, su ¡ya basta! Por las que fueron silenciadas, sometidas, olvidadas; a todas y cada una de ellas que difunden con su ejemplo un mensaje de amor, mi afecto y todo mi apoyo.


Maite García Romero

13 comentarios

  • Mi querida Maite… Extrañaba ya tus pensamientos y sentires plasmados en escritos. Ya sabes que firmo y confirmo tus letras una por una y aunque hayas metido no una crítica sino un desvarío u empanada mental de este colega medieval (ha sido como una garbanza negra dentro de un cocido riquísimo) te lo voy a perdonar porque la libertad de expresión es lo que tiene. Un fuerte abrazo.

  • Joan

    Más allá de la crítica, para qué  hace falta incidir en todo ese montaje religioso, por qué los discrepantes católicos no crean una comunidad de fieles acorde con lo que ellos creen e interpretan que debe de ser su fe, qué interés hay entre estos para que se quiera seguir manteniendo esas estructuras y esas prácticas a las que critican pero a las que les gustaría cambiar en su beneficio, no es simplemente una lucha de poder entre tendencias que aspiran a lo  mismo.

  • Joan

    Se incide con mucha frecuencia en los mismos temas, tanta reincidencia no va más allá de lo estrictamente reivindicativo o testimonial. El error es considerar lo religioso, que debe de permanecer en el ámbito privado, como algo público, el error es tratar a las religiones dentro del organigrama y de la estructura de la sociedad civil, el error es querer que una institución cambie sus estatutos milenarios, sus intereses, tradiciones, símbolos  enraizados en la esencia de la misma que son los que la dan sentido y contenido, el error es querer vincular religión con política haciéndoles el juego a los jerarcas que tanto añoran esa posibilidad de otros tiempos. La religión es un droga muy perjudicial, tanto que incluso los que discrepan no pueden desligarse de ella.

  • luis . henríquez

    Corrección:
     
    No sé si también se apellida Martínez, pero el obispo de la foto es Juan Antonio Reig Pla.

  • luis . henríquez

    A mí también me llama la atención la foto que encabeza este post, en la que aparece el actual obispo de Alcalá de Henares, Madrid, monseñor Martínez Reig, permitiendo que dos monjas mayores besen su mano, y su anillo de consagración episcopal. Me parece un gesto de sumisión “servicial” que no termino de entender, no ya porque plantee yo justo lo contrario, es decir, la reivindicación de ciertas corrientes del feminismo, sino porque me sigue pareciendo que se podría mantener, por parte de los laicos con los pastores de la Iglesia católica, una actitud de colaboración, respeto y diálogo sin llegar a estos signos que aparentan, en efecto, sumisión reverencial, etcétera.
     
    Con todo, me figuro que no será “obligatorio” para los laicos hacer esas reverencias a sus obispos, cardenales y demás jerarcas. (Ante el Papa -es un suponer, pues la posibilidad de estar ante su presencia es excepcional-, me figuro que será un gesto feo interpretado como muy desafecto e irrespetuoso hacia su figura, el no hacer al menos una mínima reverencia de respeto y fidelidad.)
     
    Por lo demás, me parece que lo deseable es que los obispos de la Iglesia católica sean sobre todo buenas personas y buenos discípulos de Jesucristo: atentos, misericordiosos, sencillos, transparentes, cercanos, amistosos, dialogantes, fraternos, y preparados intelectualmente. Puede que Martínez Reig tenga todos esos valores y más, o al menos algunos de ellos; lo cierto es que lo ignoro.
     
    Y en cuanto a religiosas como Teresa Forcades y Lucía Caram, lo que no veo justo es juzgar -más sin conocerlas en persona, sin haberlas tratado, como es mi caso- que por lo que expresan, que suele ser muy heterodoxo y polémico, son malas creyentes, malas discípulas de Cristo, monjas dañinas con aviesa intención de sembrar cizaña dentro de la Iglesia universal. Pero respetando lo anterior, creo que es de justicia señalar o advertir que lo que dicen una y otra, la dominica argentina-catalana y la benedictina catalana, a menudo no va a misa, quiero decir, contradice aspectos fundamentales de la doctrina de la Iglesia católica.
     
    Ellas sabrán por qué lo hacen, o deberían saberlo, pero el caso es que es así. Me parece.
     
     

  • Javier

    Os ruego que me perdonéis por hacer este comentario, que, supongo, no tiene mucho que ver con el asunto del que se nos invite a dialogar, aunque éste trate sobre Iglesia y Maravillas.

    Decía “Maravillas”. Pues sí. Empujón de ilusión el que he recibido hoy cuando he leído las declaraciones del padre de Belén Langdon, la joven madrileña que ha tenido el infortunio de convertirse en la cuarta víctima de la desgracia del Madrid Arena. Unas declaraciones de un profundo creyente, de un hombre de fe, que encara el terrible acontecimiento de la muerte de una hija para reafirmar su fe.

    El mismo ambiente de reafirmación de que existe una luz también en el sufrimiento es el que parece que ha presidido su funeral, celebrado hoy.

    E, íntimamente, tengo que deciros que no puedo evitar haber experimentado un cierto sentimiento de tristeza por ver que en esta web, de la que soy lector con frecuencia, nadie, absolutamente nadie, ha hecho todavía una simple referencia a este testimonio de esperanza que, en el dolor, todos los cristianos hemos recibido.

    No sé quién decía aquello de que hay que tener los ojos prestos para ver y los oídos prestos para escuchar. Porque entre tanto ruido es difícil escuchar y entre tanto espectáculo visual como nos “regala” nuestra sociedad, es difícil ambas cosas. Entre tanto, nosotros seguimos en esta web con la (casi) eterna cantinela de los pecados de la Iglesia, de su desviación de las enseñanzas del Maestro… y desde nuestro pedestal, quizá somos demasiado pretenciosos para ver y escuchar el regalo que nos ha entregado Belén Langdon y su familia.

    Un saludo fraterno.

  • oscar varela

    Hola!
     
    Recibo de un amigo y lo comparto a los amigos
    …………….
     
    Margarita Porete
     
    Se sabe poco acerca de Margarita Porete.
    Nació alrededor de los años 1250, en el norte de Francia o en el sur de Bélgica..
     
    Parece que Margarita Porete se hizo “beguina”.
     
    Para entender de lo que se trata, es necesario entender cuál era
     la situación de la mujer durante la edad media.
     
    Durante siglos, las condiciones de vida fueron de gran dureza y de pobreza generalizada, a un grado que ya nos cuesta imaginar: alta mortalidad, cuerpos cansados, vidas muy cortas, casamiento a las 14 años, tareas hogareñas sin confort, analfabetismo, sometimiento a las costumbres, al marido y al clero,…   
     
    Bibliografía:
    —Internet : “La condition des femmes au moyen age”, 1 y 2.
    —Pernoud, Régine : “La mujer en el tiempo de las catedrales”, Barcelona, Granica, 1982, 303 p.
    —Pernoud, Régine : “Mi historia de las mujeres”, Buenos Aires, FCE, 2008, 248 p.
     
    Entre los años 1200-1400 surgió en Bélgica un movimiento de mujeres que buscaban una manera distinta y más independiente de vivir.
     
    En aquellos tiempos, no se concebía para las mujeres la posibilidad de una vida independiente o de desarrollo personal; el destino casi único y obligatorio de las mujeres era el casamiento.
    ………………..
     
    Para algunas, la vida religiosa fue una alternativa: con tal de liberarse de las presiones sociales y familiares, aceptaban las ataduras de una congregación religiosa con cierta dosis de encierro y con reglamentos minuciosos, pero que les permitía afirmarse libremente.

    Un caso famoso es el de Sor Juana Inés de la Cruz (1651-1695); entró al convento para liberarse y dedicarse con independencia al estudio de las ciencias y a la literatura: Es famosa su poesía
     
       “Hombres necios que acusáis
        a la mujer sin razón
        sin ver que sois la ocasión
        de lo mismo que culpáis”.
     
    Otro caso famoso fue el de Sor Teresa de Ávila (1515-1582): se hizo monja de clausura; tenía una personalidad fuerte; desde su encierro, peleaba para reformar los conventos decadentes y devolverles seriedad; lo logró; a pesar de vivir una vida encerrada y austera, sus monjas se sentían libres, realizadas, espontáneas, alegres; vivían una vida mucho más rica y positiva que las mujeres casadas.
     
    Con todo, en la mayoría de los casos, la vida religiosa no ofrecía mucho más libertad que la vida matrimonial: mediocridad de la vida intelectual, exceso de reglamentaciones, y sobre todo intromisión excesiva del clero, que pretendía imponerse a las monjas con un paternalismo autoritario, cosa que a menudo conseguía..
    ………………….
     
    Las Beguinas
     
    Otra alternativa a la vida matrimonial fue la que se inventó en Bélgica hacia los años 1200:
    Vivir como “beguina” significaba no casarse, pero tampoco hacerse monja.
     
    Aparentemente, la sociedad de la época tenía más mujeres que varones.

    La beguinas se agrupaban y organizaban entre ellas en forma semi-comunitaria: cada una conservaba su independencia; pero se agrupaban en un barrio semi-privado, cada una en su propia casa, casas pequeñas pero bien construidas, en duplex: sala de estar en planta baja, y dormitorio en planta alta; dentro de lo que eran las enredadas ciudades medievales, los barrios de las beguinas, bien dibujados, constituían una novedad urbanística moderna; hoy, estos barrios son visitados y envidiados por los turistas; los barrios tenían algunos servicios en común : por ejemplo una sala de reunión y una enfermería. En la sola ciudad de Gante, habrían sido varios miles. Ser beguina no implicaba un compromiso irrevocable: había libertad de asociarse y también de retirarse.
     
    Algunos historiadores suponen que esta modalidad de vida femenina independiente ha surgido por influencia de los movimientos cátaros del siglo XIII (beguina – albigense).
     
    En aquella época, todo el sur de Francia se caracterizaba por ser una región próspera y con un nivel de vida cultural relativamente alto. En aquella región surgió el movimiento literario de los trovadores, poetas ambulantes que rendían culto a las damas e invitaban a practicar el amor con modales menos brutales, menos toscos, más corteses; fomentaban la “cortesía”; en la misma región se expandió una secta religiosa oriunda de Irán: los cátaros (palabra que significaba los “puros”).
     
    Esta secta desaconsejaba el casamiento; no imponía la soltería, pero la recomendaba; también se oponía al autoritarismo excesivo del clero. El movimiento de los cátaros se difundió con éxito por todo el sur de Francia. La Iglesia se sintió amenazada y decretó cruzadas contra los cátaros. El rey de Francia, deseoso de expandir su poder hacia el sur, se enroló del lado de la Iglesia. La represión de la herejía degeneró en guerras feroces. Entre guerras, masacres, tribunales de la inquisición, epidemias… la represión de la herejía causó centenares de miles de víctimas.
     
    Bien puede ser que el nacimiento del movimiento de las beguinas, con la aceptación de la vida independiente de las mujeres, haya heredado algunos de los ideales de los cátaros.
    ………………..
     
    Margarita Porete
     
    Se sabe muy poco de la vida de Margarita Porete; probablemente se ganaba la vida copiando textos; probablemente fue beguina, y probablemente dejó de serlo; su personalidad independiente quizás no sintió la necesidad de permanecer encuadrada.
     
    Hacia 1280, hacia sus treinta años, Margarita escribió un libro de mística.
    Saber leer y escribir era excepcional entre los varones, y mucho más todavía entre las mujeres; es indicio de cultura y de pertenencia a las clases altas.
     
    Y escribir un libro era menos habitual todavía; era una tarea reservada casi exclusivamente a los cleros (=a los clérigos). Los clérigos, por lo general, escribían libros de teología en latín; en las cortes reales, algunos altos funcionarios escribían crónicas en lenguas vivas; algunos poetas también se expresaban en lenguas vivientes.
     
    Margarita Porete, siendo laica, siendo mujer, escribió un libro de mística.
     
    El misticismo es una modalidad de la vida religiosa:  el sujeto místico supone entrar en contacto directo y profundo con Dios.
     
    El no creyente puede pensar en ilusión, en auto-engaño; con todo, la historia de las religiones muestra que los auténticos místicos fueron personalidades positivas notables, con vida activa, producción literaria, y fuerte irradiación en la sociedad de su época.
     
    Simone Weil, hacia principio de 1943, pocos meses antes de su muerte, citó una frase de Margarita que le llamó la atención: “la verdad de creer es de ser lo que se cree”, lo que viene a decir que una verdad se compruebe por el testimonio de una vida vivida con autenticidad.
     
    Margarita escribió su libro de la única manera posible en su época: a mano; la imprenta se inventó solamente 150 años más tarde; el libro manuscrito se pasaba de mano en mano, y se volvía a copiar, y se difundía lentamente a través de contactos personales; el libro de Margarita llegó a ser traducido, entre otros idiomas al italiano y al inglés., y se difundió a través de Europa.
     
    La obra era revolucionaria bajo varios aspectos: escrito por una mujer, no escrito en latín, sino en el idioma de la gente, escrita sin supervisión de los clérigos, que tenían la exclusividad en cuestiones de cultura y de teología, y ofreciendo para el común de la gente una experiencia de vida religiosa independiente de los servicios del clero.
     
    El libro se titulaba “El espejo de las simples almas anonadas
     
    Espejo”: se trataba de un género difundido en aquella época: un libro de auto-ayuda, con consejos o ejemplos para mejorar la vida; entre las damas de la burguesía y de la nobleza, había preocupación para progresar y para dar mejor educación a los hijas; los curas también utilizaban “espejos” que eran colecciones de anécdotas y de buenos ejemplos, que utilizaban en sus sermones.
     
    de las simples almas”: hay algo ligeramente subversivo en este enunciado: su contenido no proviene de los especialistas que siempre dominan (los clérigos), sino del común, de la masa.
     
    anonadadas”: aniquiladas, reducidas a la nada, disminuidas, humilladas…  todas ideas que refuerzan la idea anterior.
     
    Hoy, un libro de auto-ayuda contendría consideraciones de sociología, psicología, pedagogía… Estas ciencias humanas, en su época, todavía no habían nacido. Margarita dio a su libro un enfoque conforme con su época profundamente religiosa: fue un libro de mística. Pero fue escrito desde algunas convicciones revolucionarias:
     
    * Por una parte, Margarita muestra que es posible liberarse de ataduras ficticias y de vanidades, y que es posible llegar a un estado personal de amor en plenitud.
     
    * Por otra parte, Margarita rechaza la conducción y el verticalismo: no escribe desde la autoridad de los clérigos, sino con independencia,  desde las bases, y desde su lugar de mujer, y de mujer “simple” y “anonadada”.
     
    En este sentido, hay una coincidencia con las ideas que María expresa en su canto del “Magnificat”, tal como lo relata el evangelio según Lucas (Lucas, 1,46-55): según el texto, María recibió la noticia que sería madre del salvador; y se puso a cantar:
     
    – “Dios quiso mirar la condición humilde de su esclava…”
    – “Su brazo… arruinó a los soberbios… sacó a los poderosos de sus tronos, puso en su lugar a los humildes, repletó a los hambrientos… y despidió vacíos a los ricos.”-
     
    Son ideas que muchos predicadores explican en términos “espirituales” (como que la vida religiosa exige un gran humildad interior), pero que los teólogos de la liberación de América Latina también explican en sentido real y concreto (como que la liberación espiritual no es auténtica si no se concreta en transformaciones sociales y políticas).
     
    Y así: se puede entender la canción del Magníficat de María de manera meramente “espiritualizada” o en cambio de una manera que implica una inserción en la realidad social, así también se debe poder entender las ideas de Margarita como mera especulaciones místicas, o como un esfuerzo de liberación con implicancias concretas en la vida de las mujeres.
     
    ¿Cuál fue la reacción de la Iglesia frente al libro de Margarita?
     
    La reacción fue doble, en aquellos tiempos, como lo es hoy la reacción de la iglesia frente a la teología de la liberación:
     
    * Hubo miembros del clero que aprobaron sus ideas y le dieron apoyo.
     
    * Pero hubo otros que la denunciaron a los tribunales.
     
    En 1296, su libro fue condenado y públicamente quemado. 
     
    En 1308, Margarita fue arrestada y sometida a juicio por el tribunal de la inquisición.
    El juicio duró varios meses.
     
    El 1/6/1310, en Paris, Margarita fue condenada a muerte y quemada.         
     
    Bibliografía :
    * Murazo, Luisa : “Un livre et ses présents : corps et paroles de femmes dans la thélogie occidentale”, traducción francesa de un artículo escrito en italiano, en CLIO : “Histoire, femmes et sociétés”, nº 12, 2000. (en Internet).
    * García Acosta, Pablo : “Poética de la visibilidad del ‘Mirouer des Simples Ames de Marguer’, tesis, 2009, (en Internet).
    * Verdecen, Paul : “Le procès d’inquisition contre Marguerite Porete et Guiard de Cressonessart (1309-1310)” en PHE (Revue d’Histoire Eclesíastique”, tomo 81, 1986, p. 47-94.     
     

  • Héctor

    Hola Maite, yo creo que el texto de Marcos,  10,42-44, dice mucho más de lo que parece: la expresión “son tenidos como jefes de las naciones”, habla de dos cosas: de naciones (o sea instituciones) y de sus jefes.

    Si se tiene en cuenta que Marcos al recoger estas palabras del Galileo, (año 75, 30+/- después de su muerte)  va escogiendo los textos que más responden a las experiencias de la comunidad cristiana de aquel tiempo. Las palabras del Galileo tienen ahora un valor definitivo al referirlas a las tendencias destructivas que aparecían entre los fieles.

    Lo peor es que la comunidad se institucionalizaba  y se transformaba en algo parecido a una nación con sus jefes al frente.  Eso era traicionar el proyecto inicial de Jesús.  Para Jesús la masa debería transformarse desde dentro por su propia fuerza  y nunca bajo el poder y manipulación de la institución, que, más bien temprano que tarde, la convertiría en lo que quisieran sus jefes y sus jerarquías.

    Se trataba de algo más radical: el evitar que la comunidad se institucionalizara  pareciéndose a un estado. Si hay institución hay jefes y si hay jefes hay opresión y manipulación,  contra la voluntad del Galileo.  Él se oponía a cualquier institución que se apoderare de la fuerza liberadora del mensaje. Atribuirle a él la fundación de la iglesia supone la mayor contradicción con la esencia de ese mensaje.

    Las palabra de Hans Küng sobre el respeto a la libertad nos suenan como un ideal imposible: es como si al jinete que va a caballo le das unas riendas y le pides que nos las utilice. La institución no existe sino para controlar la libertad y la fuerza interior que existe en cada persona.

  • Antonio Vicedo

    -Creo, Francisca, desde mis vivencias y larga experiencia, que por donde tu dices van los vientos de Quien parece que no sólo tolera libertades de incoherencias, sino que actúa para que el testimonio y mensaje de Jesús se actualice en la Humanidad de forma real posible.
     
    ¿Conforme a la estructuración: laicos, consagrados y jerarquía-clero, se hace posible la plena vivencia cristiana, actualizada en todo tiempo y lugar, como se vive la vida humana?
    ¿Y, si no es posible ese modo, se puede mantener  que sea eso lo que vivió Jesús y quiso que toda la Humanidad lo viviesemos?
     
    Atisbos muy claros hay para orientarnos hacia esa solución básica y universal cuando afirma:“-Donde DOS o MAS  se reúnen en mi nombre, allí estoy Yo en medio de ellos”; y :”-En esto conocerán que sois discípulos míos, en que OS AMAIS UNOS A OTROS”
    ¿Que le falta a esto para considerarlo verdadera COMUNIDAD, ASAMBLEA=IGLESIA;DISCIPULADO de Jesús?
     
    ¿Acaso la dificultad estaría en SU PEQUEÑEZ, asegurando Él,  SU PRESENCIA relacional, sobre todo considerando que el AMOR es siempre abierto a la universal HERMANDAD?

  • Francisca, hija se me ha ido el mensaje mientras escribía y no lo había terminado. Te decia que tengo dos hijas enfermeras y un yerno cirujano y te aseguro que atienden a los enfermos con o sin papeles, igual que antes.
    Muchas gracias por  tu comentario que me ha encantado.
    Un abrazo

  • Querida Francisca, no imaginas como me gustaría poder estar tomando un café contigo mientras charlamos y  charlamos de tantas cosas, de tantos puntos de vista que veo que compartimos.  Cuanta razòn tienes, y fíjate, yo quizás no lo veré, pero estoy segura que esa Iglesia que tú expones tan divinamente bien, algún dia se conseguirá. Hay una gran necesidad, un gran interés por parte de la Iglesia de base por conseguir una Iglesia mucho más de acorde con el mensaje de Cristo.
    Con respecto a lo que dices sobre los médicos, es así. Tengo dos hijas enfermeras y u

  • oscar varela

    Hola Francisca B.!

    Tu aporte consiste en “haber caído en la cuenta”
    ¡Tan simple como eso!

    Pienso, entonces, que “ese es el camino”,
    el que El Galileo corrobora.
    ¡Tan simple como eso!

    ¡Vamos todavía! – Oscar.

  • francisca Balaguer

    Maite, para mi ha llegado un momento en que pienso en una Iglesia de laicos, donde no hubiera hombres sacerdotes, ni mujeres sacerdotisas. Si pensamos bien  la vida que llevó Jesús, no haria falta nada de todo este montaje. Esta tarde he recibido una invitación de una amiga diciéndome que se ha formado un grupo de amigos médicos que se ofrecen para atender a los enfermos que no tienen derecho a la Seguridad Socia. Esto no és Evangelio puro ? La Medicina es una vocación como tambien podria y es  una vocación ser sacerdote o monja. Unos curan el cuerpo de los hombres y los otros curan los enfermos del alma. Porquè no podria una  ama de casa celebrar una Eucaristia? Muchas veces cuando preparo la comida para mi esposo y mis hijos y preparo la mesa me digo ¿ que hago yo ahora que no haga un cura? Creo que mucho mas, porquè en esta mesa además de comer compartimos nuestra vida y aprendemos los unos de los otros, y si es fiesta cantamos y reimos. Unos amigos nuestros, ella teóloga viuda y el fraile, son en estos momentos marido y mujer y cada año celebramos con un grupo de amigos la el dia de Navidad, El Jueves Santo y Pascua. Nos consideramos Iglesia Viva, seguidores de Jesús. No lo hacemos el mismo dia de Navidad ya que todos tenemos familia y es uestro deber estar con ellos. Yo soy cristiana de siempre, y me enamoré de Jesús a los 18 años, pero ahora sigo querièndolo mucho mas serenamente y he ido conociéndole a través de mi vida, ahora mi fe es otra, como el amor de mi marido es otro diferente a cuando me casé. Me siento una mujer del siglo XXI. Hace 50 años que soñaba con el concilio VaticanoII, como todavia no se ha estrenado me he cansado de esperar y hago mi propio camino. Soy admiradora de mujeres como las que tu nos pones de ejemplo, de hombres como Xose Arregui, Torres Queiruga y todos los que pasan por este blog. del que no me pierdo nada nunca  . No se si te contesto a ti con  estas simples pero sinceras lìneas, solamente digo lo que me ha sugerido tu escrito. Grácias