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Juan María Uriarte se despide

Ayer se despidió de la diócesis de San Sebastián. El próximo sábado tomará posesión del cargo José Ignacio Munilla. Parece que las fuerzas del nuevo régimen eclesiástico de la restauración católica han vencido. Pero ¿convencerán? Ya veremos. Pero quien realmente nos ha convencido hoy ha sido Juan María Uriarte quien ha abierto su pensamiento y su corazón en esta magnífica Entrevista que le hace un buen periodista de Radio Euskadi.  (Son 22 minutos. Vale la pena esperar un momento hasta que se produzca la conexión y empiee a hablar el obispo, relajado, el sábado por la tarde).

Quienes conocimos por dentro, desde hace casi cuarenta años, a Juan Mari, seguidor de Jesús, hombre humilde y bueno, que ama la causa de Jesús más que a sí mismo, sabemos que son sinceras sus palabras cuando dice: “Ojalá dentro de diez años podamos decir que la comunidad cristiana de Guipúzcoa está mejor que cuando la dejó Uriarte. Lo peor que le puede pasar a un obispo es que el siguiente le haga bueno. Eso no lo quiero yo para esta diócesis”. Así es él, que sin embargo no disimula el dolor que le ha producido la forma con que se ha gestionado este nombramiento.

Hoy El Correo presenta así la ceremonia oficial de despedida que ayer se celebró en la Catedral del Buen Pastor:

Uriarte lamenta los «prejuicios» sobre la Iglesia guipuzcoana en su despedida

El prelado desea a su sucesor, José Ignacio Munilla, que «potencie la riqueza» de la diócesis que ha liderado durante diez años

03.01.10 – 02:41 –

ÁLVARO VICENTE | SAN SEBASTIÁN.

El obispo de San Sebastián, Juan María Uriarte, recibió ayer una masiva y emocionada despedida de sus feligreses en la catedral del Buen Pastor de San Sebastián. Uriarte celebró su última homilía como obispo en un templo abarrotado de guipuzcoanos que dieron un cariñoso adiós al que ha sido su prelado durante los últimos diez años.

En la misa de despedida, concelebrada por los obispos eméritos de San Sebastián y Bayona, los vicarios generales de Bilbao y Vitoria y dos centenares de sacerdotes de la diócesis guipuzcoana, Uriarte cerró su etapa poniéndola en valor. «No. Ésta diócesis no se merece la visión peyorativa que bastantes parecen complacerse en airear». Rechazó en su homilía los «prejuicios tenaces» que, en su opinión, pesan sobre la diócesis en «ámbitos cívicos y en algunos círculos eclesiales», al tiempo que expresó su deseo para que su sucesor redescubra y potencie «la riqueza que el Espíritu ha ido dejando en la viña de Guipúzcoa».

Uriarte aseguró que ruega para que así sea y «muy especialmente» por José Ignacio Munilla, al que cederá su cargo el próximo sábado en el mismo escenario. Este nombramiento ha sido expresamente rechazado por la mayoría de los párrocos guipuzcoanos, al entender que modifica el rumbo pastoral de la diócesis y que obedece a una imposición de Roma que no les ha tenido en cuenta.

El oficio religioso, al que asistió la presidenta del Parlamento vasco, Arantza Quiroga, se inició a las once de la mañana en un templo lleno de fieles desde una hora antes. Uriarte se dirigió por un pasillo lateral hacia el altar a los sones del Kanta Jaunari Lur Guztia entonado por los feligreses junto a los coros de la catedral y de la parroquia de Hernani, acompañados por el órgano y el txistu.

Uriarte defendió que las valoraciones negativas que se hayan podido hacer de la diócesis de San Sebastián son interesadas. «No la conocen en su realidad viva, no os conocen», dijo. Lamentó que en dichos ámbitos se haya descrito a este territorio como «una tierra espiritualmente empobrecida, escasa en vigor apostólico, no muy cuidadosa en la formulación de la su fe y en la disciplina eclesial, debilitada en su relación con otras iglesias locales y escorada en sus afinidades políticas». A quienes juzgan les animó a que comprueben con sus propios ojos si «no están demasiado cargados por el prejuicio mental o por sentimientos negativos». Y, en ese contexto, incidió en lo difícil que es desprenderse de ellos. «Einstein decía que es más difícil desintegrar un prejuicio que desintegrar el átomo».

«No soy un santo»

Tras admitir que la diócesis padece como otras muchas el impacto cultural que sufre Europa y erosiona la fe, consideró que son tiempos de una Iglesia debilitada. Obsequiado por los sacerdotes con una imagen de Cristo Resucitado, improvisó algunas palabras de agradecimiento para las autoridades, obispos y fieles que le acompañaron. «Me habéis canonizado pero no soy un santo, soy un pecador como vosotros», dijo. Tras dar la bendición, fue saludado por centenares de asistentes que esperaron pacientemente hasta acercarse a él, algunos con lágrimas en los ojos.

 

¡ATENCIÓN!

 Esta entrada fue publicada también en ei sistema anterior de ATRIO, donde hay ya muchos comentarios. La discusión puede y debe seguir allí: http://2006.atrio.org

Un comentario

  • Estos puntos de vista político religiosos discutidos no son más que los ecos que el CVII ha levantado contra el CVI. Los conservadores no quieren cambiar y los renovadores no quieren conservar. El diálogo cuestiona tanto el conservatismo a ultranza como el renovacionismo arrasador de todo lo antiguo.
    Para que en la sociedad, tanto religiosa como política, haya entendimiento y paz hay que adoptar la norma evangélica de que para mandar hay que servir y subordinar la obediencia al amor.